Suscita una seria preocupación la situación generada a raíz de la aprobación por el Parlamento de Montenegro de la Ley “De la libertad de religión o convicciones y de la situación legal de las comunidades religiosas”.

Del ambiente en que ocurrió todo esto se puede juzgar por los desórdenes estallados en la sala de sesiones. Como resultado, 17 diputados del opositor Frente Democrático fueron detenidos, varios ciudades del país fueron escenario de protestas masivas con participación de personalidades religiosas y públicas.

La nueva acta legislativa, entre otras cosas, otorga a las autoridades montenegrinas la posibilidad de confiscar a la Iglesia Ortodoxa Serbia (IOS) más de 650 objetivos religiosos con la perspectiva de su transferencia bajo la jurisdicción de la escisionista y no reconocida “iglesia ortodoxa montenegrina”. En esencia, se trata de reforzar las presiones administrativas sobre la IOS con el objetivo de desplazarla completamente de Montenegro.

Nos pronunciamos por respetar incondicionalmente los derechos legales de las iglesias ortodoxas canónicas. El menosprecio de su opinión, la transgresión de las realidades históricas, los intentos de usurpar los bienes de propiedad y de escindir artificialmente a los creyentes están preñados de grandes problemas.

La ley aprobada por el parlamento montenegrino y promulgada por el Presidente del país, Milo Đukanović, no solo afecta seriamente los intereses de la Metrópolis de Montenegro y Litoral de la IOS, sino que confiere a este problema carácter internacional. La unidad y la cohesión del mundo ortodoxo, el mantenimiento de sus tradiciones seculares son garantía de un desarrollo normal de la sociedad.