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Entrevista concedida por el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, al programa Postscriptum, 14 de junio de 2014

1421-14-06-2014

Pregunta: Para el profano que sigue atentamente las noticias de Ucrania, da la impresión de que Occidente simplemente no nos oye. En su opinión, como participante en el proceso de negociaciones, ¿está cambiando algo?

Serguéi Lavrov: Sí que está cambiando algo. Usted ha señalado de forma muy certera: no es que no nos escuchen, sino que pretenden que las cosas en realidad suceden de forma distinta a como las explicamos. Ahora intentan hacer ver que lo que hace falta es solucionar la situación entre Rusia y Ucrania, cerrando los ojos a la esencia de la crisis: los problemas relacionados con la incapacidad de las autoridades de Kiev para establecer un diálogo respetuoso con los ciudadanos que viven en el sureste, que rechazaron el golpe de Estado producido por considerarlo inaceptable y se rebelaron firmemente contra los intentos de adoptar leyes contra el uso de la lengua rusa, violando los derechos de la población rusa y rusohablante. Ahora, no hay ninguna escapatoria para la realidad que se ha desarrollado en Ucrania.

En lugar de tender una mano a estas personas, de invitarlas a una mesa de negociaciones y ponerse de acuerdo en la forma de seguir conviviendo todos los habitantes actuales del país, prosigue la operación militar. El presidente elegido Petró Poroshenko ha declarado que la va a interrumpir, que va a abogar por el diálogo y la disminución de la tensión. Han comenzado los contactos en Kiev con participación de los representantes de la OSCE. Pero esto no es suficiente. Lo importante es que se establezcan contactos directos con las personas que quieren defender sus derechos en el sureste de Ucrania. Naturalmente, bajo el estruendo de los cañones, los bombardeos y los ataques es imposible dialogar.

La principal tarea es interrumpir la operación de castigo. Después de ser elegido, el presidente Poroshenko declaró que estaba interesado en entablar un diálogo. Ya veremos. La base del diálogo es la Declaración de Ginebra del 17 de abril y la "hoja de ruta" elaborada a partir de ella por la presidencia suiza de la OSCE, que fue presentada por el presidente de la organización, Didier Burkhalter, después de su visita a Moscú en la primera decena del mes de mayo. Hay que concentrarse en el cumplimiento de estos documentos. El principal punto establecido en ellos es el cese de toda violencia. Evidentemente, en primer lugar hay que dejar de utilizar el ejército contra la población civil. Después, hay que entablar un diálogo entre las regiones de Ucrania para llegar a un acuerdo sobre las vías de descentralización del poder y sobre lo que hay que hacer para que los ciudadanos de cada región puedan elegir a sus gobernadores, trabajar, vivir y educar a sus hijos en la lengua que deseen, manteniendo un cierto porcentaje de sus impuestos. Estos son los detalles. Pueden adoptar diferentes nombres: federalización, descentralización. Lo principal, en suma, no es la denominación. Pero el primer paso, indudablemente y sin ningún tipo de concesiones, es el cese de la operación militar.

Pregunta: ¿Hay alguna evidencia de que las autoridades de Kiev, aunque no den un paso, intenten realizar algún movimiento en esa dirección?

Serguéi Lavrov: Como ya he dicho, el presidente electo Petró Poroshenko ya ha realizado una declaración en ese sentido, aunque también ha habido manifestaciones que contradicen su disposición al diálogo, como que la operación militar debe concluir con la victoria sobre los terroristas y los separatistas, que no va a haber un diálogo con ellos. Esto es algo engañoso. ¿Cómo se puede calificar de terroristas a personas que defienden sus casas y sus poblaciones de gente armada, del ejército, de la Guardia Nacional, que en gran parte está formada por miembros del "Sector de Derechas" y simples criminales? Poca gente ha prestado atención a la ley de amnistía que aprobó la Rada Suprema el 6 de mayo, ya que apenas se le ha dado publicidad. Esta amnistía afecta a un gran número de causas penales graves, e incluso a causas pendientes. Según algunas cifras, de esta amnistía han podido beneficiarse unas 15.000 personas, a las que se ha liberado con la condición encubierta de que ingresasen en la Guardia Nacional. Tildan de terroristas y separatistas a las personas que defienden sus casas de personas armadas abiertamente radicales y agresivas que violan todas las normas del derecho humanitario. Esto es injusto, y este no es el camino para llegar a un acuerdo en Ucrania.

En un principio hablan de llegar a un acuerdo con los terroristas, pero las actuales autoridades de Kiev tienen muy buenas relaciones con Estados Unidos. Estados Unidos, sin dudarlo, llega a acuerdos con los talibanes, que no solo son acusados de terrorismo, sino que han sido calificados unánimemente de tales por el Consejo de Seguridad de la ONU. Cuando a los estadounidenses les ha convenido han intercambiado a cinco personas de la lista de los talibanes por un soldado estadounidense. Afirmar que las personas que defienden sus derechos en Ucrania puedan compararse a los terroristas está en el límite del bien y del mal.

Pregunta: Rusia y Finlandia siempre han mantenido buenas relaciones. Últimamente, la prensa ha estado publicando que este país está más cerca que nunca de la OTAN. ¿Acaso nosotros hemos tensado tanto las relaciones a causa de Ucrania?

Serguéi Lavrov: No he oído nada de esto en mi reciente visita al presidente de Finlandia Sauli Niinistö. Él me comentó que en la región de Turku, por iniciativa suya, se había celebrado una conferencia en la que habían participado figuras públicas de Finlandia, politólogos y público. Este año la conferencia estaba dedicada a las cuestiones de la seguridad. El presidente me dijo que había participado en la conferencia. Los medios de comunicación también hablaron de esto. Sauli Niinistö manifestó con total claridad que Finlandia se siente segura y no quiere crear complicaciones adicionales en esta región de Europa. El presidente de Finlandia expuso que su país pronto se convertirá en miembro de la OTAN, y que la frontera de la Alianza con Rusia no tardará en duplicarse. Añadió que si Suecia también sigue este camino, el mar Báltico se convertirá en gran medida en un mar interior de la OTAN. ¿Es necesario esto para los europeos? ¿Cómo reaccionará Rusia? El presidente Niinistö se planteaba estas preguntas con un subtexto bastante evidente. La respuesta ya se conoce, y es una respuesta negativa, ya que esto no conviene a nadie.

En la conversación hablé con él de este asunto. Reconoció que algunos políticos, particularmente interesados en incrementar su popularidad, recurren a este tema, establecen paralelismos con Ucrania, afirmando que nadie puede estar seguro cuando Rusia se comporta de forma tan agresiva. Estos argumentos son banales, las personas cabales comprenden lo que ha confirmado nuestra conversación con el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, que es muy consciente de que lo que sucede en Ucrania (que ha sido la causa de todas nuestras conversaciones de hoy) es completamente imposible que ocurra en Finlandia.

Allí es impensable que de forma ilegítima se produzca un golpe anticonstitucional, derrocar a un presidente elegido legítimamente solo por haber decidido tomarse un tiempo para firmar un documento. Esto no tiene cabida en la mentalidad finesa. Por no hablar de que allí excluyen la violación de cualquier derecho de las minorías. Como es sabido, solo el 6,5% de la población de la actual Finlandia es de etnia sueca, pero el sueco posee el estatus oficial. En Ucrania, entre la tercera parte y la mitad de la población es de etnia rusa, y más de la mitad de la población habla y piensa en ruso, pero no hay manera de adoptar una resolución para que el ruso sea un idioma cooficial.

Y a los finlandeses no les entra en la cabeza que la situación se pueda complicar cuando la gente que se esfuerza en defender sus derechos recibe la respuesta de un ejército armado, que va a aplicar la fuerza contra ellos. Los dirigentes de la República de Finlandia son completamente conscientes de que la situación de Ucrania es completamente imposible que ocurra en su país. De los fineses hay que seguir el ejemplo de cómo vivir en un Estado, resolver los problemas de las minorías y establecer relaciones entre los ciudadanos.

Pregunta: Seguro que está al tanto de las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radosław Sikorski, en las que afirmaba que "es mejor que Rusia sea aliado de Occidente a que sea vasallo de China" y otras cosas en una infortunada declaración. ¿Qué esperan de nosotros?

Serguéi Lavrov: Es difícil saberlo. Sikorski ha citado la frase de Zbigniew Brzezinski de que "es mejor que Rusia sea aliado de Occidente a que sea vasallo de China". Pero una cosa es un politólogo, de avanzada edad, que no ocupa ningún puesto oficial y puede permitirse unas declaraciones irresponsables. Y otra cosa es que un ministro de Asuntos Exteriores actual de un país europeo importante, cite a este politólogo, recalcando que está completamente de acuerdo con él. Este tipo de manifestaciones están fuera de lugar para cualquier político. Sikorski también ha declarado que Rusia perdería en un enfrentamiento con la OTAN, ya que el equilibrio de fuerzas es de 1 a 16. Lo que no sé es quién está dispuesto a combatir en la OTAN, y qué miembros de la OTAN están dispuestos a combatir contra Rusia.

Conozco bien a Sikorski. En el transcurso de nuestra conversación le preguntaré a qué vienen esas declaraciones provocadoras, aunque él, normalmente, es conocido por sus manifestaciones extravagantes. Tal vez esto se explique por su deseo de participar en la carrera por algún puesto europeo. Su nombre ha sonado en relación con una posible remodelación inminente en la UE y la OTAN. No descarto que haya decidido recurrir a este tipo de declaración para llamar la atención sobre su persona. Se lo preguntaré, y veremos que responde.

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