ONU
Discurso y respuestas a preguntas de los medios ofrecidos por el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en el transcurso de la rueda de prensa conjunta celebrada al término de las negociaciones con el Presidente de la República de Serbia, Aleksandar Vucic, Belgrado, 21 de febrero de 2018
Estimadas señoras y señores,
Ante todo, me gustaría agradecer al Presidente de la República de Serbia, Aleksandar Vucic, a mi colega, el Ministro de Asuntos Exteriores de Serbia, Ivica Dacic, a todos nuestros amigos serbios su habitual hospitalidad. Nos sentimos como en casa. Espero que nuestros socios serbios se sientan igual cuando visitan la Federación de Rusia. Recientemente, en diciembre, el Presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, estuvo con una visita en nuestro país.
Hoy, aprovechando el motivo del 180 aniversario del establecimiento de nuestras relaciones diplomáticas, hemos analizado las acciones que se están emprendiendo para implementar todos los acuerdos alcanzados en los múltiples contactos recientes del Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, y el Presidente de Serbia, Aleksandar Vucic.
Hemos destacado el buen ritmo de crecimiento de las relaciones económicas y comerciales. Las estadísticas pueden ser diferentes pero lo cierto es que el intercambio comercial va en aumento y ya supera los 2.000 millones de dólares, al igual que el volumen de las inversiones que ya suman más de 4.000 millones de dólares. Continuaremos estimulando este proceso, en primer lugar, a través de la Comisión Intergubernamental bilateral para el comercio y la cooperación económica y técnico-científica.
Tras el Presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, quiero destacar una estrecha y productiva interacción en los ámbitos de energía, infraestructura, en particular la ferroviaria, y muchos otros.
Que celebremos el 180º aniversario de las relaciones diplomáticas no significa que anteriormente no existieran vínculos entre nuestros países y pueblos. Estos vínculos, entre ellos los espirituales, religiosos, ortodoxos, se remontan a mucho más atrás. Como ha dicho el Presidente serbio, Aleksandar Vucic, mañana participaremos en la ceremonia de la entrega de los mosaicos para la decoración interior de la Catedral de San Sava. Este acto se realizará con la bendición de las iglesias ortodoxas de Serbia y de Rusia y con la participación de los representantes oficiales de las autoridades de nuestros país. Por supuesto, esto tiene un significado especial no sólo para las relaciones bilaterales sino también para el objetivo compartido de defender los valores espirituales, religiosos y tradicionales ante los intentos cada vez más violentos en las más diversas partes de Europa, particularmente en Ucrania, de profanar los templos y sembrar la cizaña religiosa. Estoy seguro de que en Oriente Próximo y África del Norte – y hemos hablado hoy de ello – es muy importante seguir defendiendo los derechos de los cristianos, al igual que de los representantes de las demás confesiones.
Nuestra interacción en la política exterior se basa en el derecho internacional, el respeto mutuo y la búsqueda del equilibrio de intereses. Ni Rusia, ni Serbia imponen nada una a otra. Nunca exigimos que la otra parte deje de relacionarse con nadie. Siempre estamos a favor de que cada país, sea Rusia, Serbia o cualquier otro, tenga plena libertad de elección y desarrolle sus lazos políticos y económicos con todos los que estén dispuestos a hacerlo a base de beneficio recíproco.
En este sentido, celebramos los esfuerzos de Belgrado de fomentar los vínculos no sólo con la Unión Europea sino también con la Unión Económica Euroasiática. En el ámbito político-militar Belgrado coopera con la OTAN y con la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva permaneciendo apegado, al mismo tiempo, al principio de neutralidad militar, lo que hoy ha vuelto a confirmar unívocamente el Presidente de Serbia, Aleksandar Vucic. Estamos seguros de que esta condición de Belgrado es uno de los factores más importantes para asegurar la estabilidad de los Balcanes y en el continente europeo en general.
Hemos dedicado mucho espacio a la discusión de la situación en los Balcanes, que no es simple. Compartimos la postura de que no se debe colocar a los países de la región ante la falsa elección: o con Occidente, o con Rusia. Esto es válido a las demás regiones del mundo.
Hoy hemos discutido en detalle la situación en Kosovo. Compartimos también la postura de que la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU es la única base legítima para todas las acciones que puedan emprenderse.
Aplaudimos y aprobamos la misión mediadora de la Unión Europea. Esta misión fue respaldada por la resolución de la Asamblea General de la ONU. Confiamos en que nuestros colegas europeos de Bruselas cumplan su misión de forma plenamente responsable. De momento, el diálogo establecido entre Belgrado y Pristina no es capaz de asegurar la implementación de los acuerdos alcanzados, sea sobre la creación de la comunidad de los municipios serbios en el norte de Kosovo, sea sobre el tribunal especial en Kosovo o la observación del principio aprobado por la ONU de que los órganos de seguridad de Kosovo no se conviertan en sus Fuerzas Armadas. Aunque recientemente el llamado presidente de Kosovo, Hashim Thaci, declaró que el Ejército de Kosovo se crearía en contra de todos los acuerdos y posturas que formulan, en particular, los encargados europeos de supervisar la situación en Pristina. Espero que los representantes de la UE y la OTAN en Bruselas estén conscientes del peligro de semejante connivencia para con tales sentimientos de los colegas de Pristina. Seguiremos luchando para adecuar el proceso del arreglo de Kosovo a las normas del derecho internacional.
Apreciamos mucho los esfuerzos que emprendió personalmente el Presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, a raíz de la tensión generada por el asesinato del conocido político serbio Oliver Ivanovic. Creemos que es necesario completar cuanto antes la investigación imparcial de este crimen, identificar a los culpables que deberán recibir el castigo merecido. Respaldamos plenamente los esfuerzos de Belgrado, incluido la solicitud de conectar a la investigación los organismos competentes de Serbia.
Hoy hemos hablado de una serie de otras acciones conjuntas en la política exterior, en particular en la ONU, la OSCE, el Consejo de Europa. Estoy convencido de que nuestra asociación estratégica tiene muy buenos horizontes para desarrollarse, no sólo en interés de los pueblos de Rusia y Serbia, sino también en aras de estabilidad y prosperidad en todo el continente europeo.
Pregunta: ¿Moscú no teme que Serbia se adhiera a las sanciones europeas contra Rusia?
Respuesta: ¿Usted está sonriendo? Sólo puedo tomar en consideración lo que acaba de decir el Presidente de Serbia. Si necesita más comentarios, podría añadir lo siguiente. Sabemos que la Unión Europea pone una serie de condiciones para que Serbia pueda ingresar en la UE, entre ellas, que se adhiera a las sanciones contra Rusia y reconozca Kosovo.
En cuanto a las sanciones. La Unión Europea es una organización muy inerte. En algún momento tomaron la decisión, partiendo, a mi juicio, del malinterpretado principio de solidaridad, que las sanciones contra Rusia impuestas de prisa y en función de la coyuntura del momento podrían levantarse cuando se implementaran los Acuerdos de Minsk. Ahora ya dicen que no hace falte que se implementen por completo basta que se vayan cumpliendo poco a poco para empezar a retirar las sanciones. Pero lo esencial está en que el régimen de Kíev no piensa cumplir estos acuerdos. Sirva de ejemplo la ley absolutamente odiosa, firmada uno de estos días por el Presidente de Ucrania, Piotr Poroshenko, «Sobre la reintegración», que no solo admite sino recomienda el uso de fuerza para solucionar el conflicto en el sudeste de Ucrania. Todos nuestros colegas europeos, que son perfectamente conscientes de qué se trata, no dicen esta boca es mía. Dadas las discusiones en la Unión Europea (sabemos que cada vez más países consideran contraproducente semejante política de confrontación), no creo que dure el requisito de ocupar la postura antirrusa para cualquiera que pretenda cooperar con la UE. Aunque, desde luego, no puedo responder por Bruselas.
El segundo requisito relacionado con la posibilidad de adhesión de Serbia a la Unión Europea es el reconocimiento de Kosovo. Ya he dicho que todos aplaudimos los esfuerzos de la Unión Europea de entablar el diálogo entre Belgrado y Pristina, Esta iniciativa de Bruselas fue respaldada por la Asamblea General de la ONU. Todos confiábamos en que la UE cumpliera responsablemente esta función. Hace varios años se acordó la creación de la comunidad de los municipios serbios del norte de Kosovo. Esta decisión de se está implementando hasta ahora. También la Unión Europea exigió a Pristina instituir un tribunal especial para investigar los crímenes cometidos en Kosovo durante los acontecimientos conocidos. El tribunal no se ha establecido hasta ahora. Las autoridades en Pristina intentan dan largas a este proceso y echarlo en el olvido.
Por supuesto, no deja de preocuparnos la pasividad de la Unión Europea en cuanto a la iniciativa presentada en Tirana sobre la denominada Plataforma de Tirana que representa un manifiesto llamamiento a la creación de la Gran Albania. Hay más ejemplos alarmantes. Recientemente, tras las elecciones parlamentarias en Macedonia, el presidente electo entró en su despacho y colocó sobre la mesa de trabajo la bandera albanesa. ¡En Macedonia! Hace poco el jefe de gobierno de Albania, Edi Rama, declaró con orgullo que fue él quien, desde Albania, impulsó en el parlamento macedonio un proyecto de ley que confiere a la lengua albanesa el estatus de estatal violando, de esta manera, los Acuerdos de Ohrid acogidos con alivio por todo el mundo y que habían echado cimientos para superar la crisis en Macedonia hace muchos años. Si ahora estos acuerdos se destruyen todo lo acordado con tantas dificultades en Macedonia, Bosnia y Herzegovina u otros países de los Balcanes occidentales se echará a perder. Me parece que tenemos todos los motivos para pedir a la Unión Europea rendir cuentas sobre la implementación de los propios acuerdos y hasta qué punto justifica la confianza depositada en ella por la comunidad internacional.
De ahí que no intente ahora simplificar la situación. Hemos oído lo dicho por el Presidente de Serbia. Estoy convencido de que cualquier Estado debe seleccionar a sus socios partiendo de los intereses nacionales, del deseo de obtener beneficios económicos, comerciales y de inversiones, partiendo de su voluntad de conservar raíces espirituales y culturales. Castigar a un Estado, sea Serbia o cualquier otro, por que desee vivir en armonía con todos sus vecinos es tan antieuropeo, tan ajeno a la cultura europea que, creo, no necesita más comentarios.
Pregunta: ¿No teme Rusia una repetición de la situación ucraniana en Serbia? Usted ha dicho varias veces que Occidente no debe poner ultimátum ante Siria: Rusia o la UE. ¿Rusia tomaría parte en el diálogo entre Belgrado y Pristina si lo hiciera EEUU por petición de los albaneses? ¿Han hablado ustedes sobre el estatus de los empleados del Centro Humanitario ruso-serbio?
Respuesta: No he entendido muy bien la primera pregunta de las tres. ¿Si tememos que a Serbia le ocurra algo malo? Estamos tranquilos por Serbia si tiene a los líderes electos como Aleksandar Vucic y su equipo, la coalición votada por el pueblo serbio. Aquí no tengo nada que añadir.
En cuanto al diálogo entre Belgrado y Pristina, como ya he dicho, depositamos nuestra confianza en la Unión Europea, también a través de la Asamblea General de la ONU. De momento, creo, la UE debería dar pasos adicionales para justificar esta confianza. Si la parte albanesa expresa su deseo de aumentar el número de mediadores nos fiaremos de la opinión de nuestros amigos serbios. Si consideran posible invitar a Rusia, en caso de que se invite, para garantizar un equilibrio en la mediación, no quepa la menor duda, no nos quedaremos al margen.
En cuanto al Centro Humanitario Ruso-Serbio en Nis, sigue funcionando. Durante los años de su existencia realizó muchas operaciones muy importantes de desminado de grandes territorios en la propia Serbia, brindando ayuda para liquidar las consecuencias de incendios e inundaciones en muchos países de la región, incluidos Macedonia, Bosnia y Herzegovina, Grecia. Unos pocos empleados (4-5) de la Federación de Rusia, que trabajan en el Centro junto con sus colegas serbios, cumplen de forma excelente sus funciones. Confiamos en que el Centro siga brindando ayuda necesaria durante los desastres naturales. Es un organismo internacional, regional y no esconde escollos ni segundas intenciones. Cuando se formularon sospechas con respecto a las actividades desarrolladas por los empleados, rusos y serbios, del Centro, invitamos a visitarlo al representante de la agregaduría militar del país que formuló estas sospechas (EEUU). Pudo ver cada rincón del mismo y convencerse de que los empleados del Centro se dedican exclusivamente a las cuestiones acordadas a la hora de instituirlo. Por cierto, cabe mencionar que en la misma zona, en el territorio de Serbia, en la provincia autónoma de Kosovo, funciona la base militar estadounidense Bondsteel. Está creada conforme la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, llegan numerosos comunicados de que nuestros colegas estadounidenses se dedican a actividades sospechosas. Pero en respuesta a estas sospechas los estadounidenses no invitan a nadie visitarla base. Y eso que está autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU, es decir, en cierto sentido pertenece a la comunidad internacional.