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Discurso y respuestas a las preguntas de los medios ofrecidos por el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia al término de la mesa redonda de los Embajadores sobre el arreglo de la situación en torno a Ucrania, Moscú, 4 de abril de 2024

Hemos celebrado nuestra tercera reunión con los Embajadores que representan a Estados de la Mayoría Mundial sobre el tema de Ucrania y los asuntos derivados de la guerra híbrida contra Rusia que Occidente preparó durante muchos años y está librando ahora con manos del régimen ucraniano. En estos momentos podemos presenciar cómo afecta dicha circunstancia a diferentes aspectos de la vida internacional y a la seguridad global. Se ha convertido en una de las crisis centrales que les preocupa a todos.

Hemos abordado la situación en la Franja de Gaza y en torno a la misma. Muchos Embajadores han llamado nuestra atención a ciertos paralelos que pueden ser trazados. Hemos confirmado nuestra postura que condena el atentado terrorista cometido el 7 de octubre de 2023, así como la inadmisibilidad de los métodos que están siendo utilizados en estos momentos por Israel. De hecho, Tel Aviv está recurriendo al castigo colectivo del pueblo palestino. Nuestra postura es bien conocida y la hemos expuesto en presencia del Embajador de Israel que entiende y ha confirmado la necesidad de que sean respetados las normas del Derecho Internacional Humanitario. Espero que esta postura sea escuchada también por los militares israelíes.

En cuanto a Ucrania, hemos abordado los planes concretos de Occidente que consisten en implicar” al mayor número posible de países del Sur Global y del Oriente Global (Mayoría Mundial) en la “idea” con la promoción “de la Fórmula de paz Vladímir Zelenski” compuesta por 10 puntos. Es bien conocida y representa un ultimátum formulado a Rusia con la exigencia de rendirse, capitular y retirarse hasta las fronteras existentes en 1991. Hace poco, el señor Zelenski “dijo con suma cortesía” que “se podría empezar” con las fronteras que existían en febrero de 2022, cada uno es libre de tener los sueños que le parezcan bien. Además, “la Fórmula” exige que los altos cargos rusos sean procesados, que sean pagadas las reparaciones y que Rusia sea limitada en sus capacidades de defender su territorio.

Además de este utlimátum, la Fórmula Zelenski contiene párrafos aparentemente inofensivos: están dedicados a la seguridad alimentaria, energética y nuclear, al canje de prisioneros y a los asuntos de carácter humanitario. Ya se han celebrado varias reuniones en el llamado formato Copenhague. Ahora Suiza, correspondiendo a la petición de Ucrania, está convocando una Conferencia de paz que habrá de tener 2 partes. Durante la primera que, en opinión de los suizos, ha de ser convocada antes del verano, se prevé acordar todas las propuestas que deben ser aprobadas, de acuerdo con lo señalado, para la instauración de la paz. Se recurre a métodos primitivos y poco honestos para atraer dicho evento a los participantes, siendo el objetivo lograr la presencia de hasta 140 delegaciones.

Hace poco, el Ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmitri Kuleba, en público, sin miramientos, explicó cómo se lograría la adhesión a la Fórmula de paz. Procedo a citar su declaración: “La Fórmula de paz es una especie de carta de restaurante, puesto que cada país puede elegir el asunto, en el que desee trabajar. Es decir, en el canje de prisioneros, pero no en el procesamiento de los altos cargos rusos. En este caso, el país necesita solo firmar el asunto del canje de prisioneros o algunos otros de su agrado, evitando participar en tema que son sensibles desde el punto de vista político”. Muy sencillito. Continuó: “Durante la primera Cumbre reuniremos a todos los países que hayan elegido por lo menos 1 punto de la carta. Irán formando grupos para cada aspecto y acordando el plan de acción que permita lograr los objetivos planteados en dicho aspecto. Y entre la primera y la segunda Cumbre pueden celebrarse las negociaciones con Rusia, en base a las normas que hayan acordado los participantes durante la primera Cumbre”.

Más claro, agua: en la primera Cumbre es acordado un ultimátum. El método “carta de restaurante” ayuda a atraer al mayor número posible de países. Se servirá del pretexto “solo van a venir, para hablar de la seguridad alimentaria”, pero el tema del tribunal que ha de procesar a los altos cargos rusos ellos lo colarán por su cuenta. Así de sencillo. De hecho, es el reconocimiento de que la Fórmula de paz es precisamente un ultimátum. Existe un curioso paralelo con la idea de “la carta de restaurante”. El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, en la Conferencia de Múnich celebrada en pasado enero manifestó: “No hemos de dividir el mundo en bloques aislados. Por supuesto, en primer lugar cooperaremos con las democracias. Y todos los países están en su derecho de elegir, si quieren estar sentado en la mesa del sistema internacional o si quieren formar parte de la carta de restaurante para esta mesa”. Es a ello, a lo que están invitando Dmitri Kuleba a los Estados de la Mayoría Mundial.

Tenemos la posibilidad de recibir información que no suele ser compartida. Sin embargo, al reunirse más de 2 personas, uno puede estar casi totalmente seguro de que se acabará filtrando. Se nos ha enseñado un papel inventado por la Unión Europea para los ucranianos. Aparece escrito en el mismo, qué táctica deben seguir, celebrando todas estas “conferencias de paz”. Lo expondré en breve: lo más importante es el número de participantes. El objetivo planteado es 140 países. Todo parece indicar que son casi todos los Estados del mundo, además de los países miembros de la OTAN, de la UE y de sus aliados más cercanos. Hace falta llamar al mayor número posible, utilizando los argumentos mencionados por Dmitri Kuleba, del tipo “qué elijan temas inofensivos e inocentes, como la seguridad alimentaria, el canje de prisioneros, los asuntos de carácter humanitario”. Y no los necesitamos para nadie más. Los ucranianos han de explicar a todos los invitados que si, no desean participar en algo, nadie se lo exigirá, pueden venir y hablar solo de la seguridad alimentaria.

Segundo: no hace falta prever la elaboración de un documento final. Es imposible imaginarse un documento que deseen firmar los 140 participantes en el evento. A modo de respuesta a la argumentación y las invitaciones formuladas por Occidente, muchos países, cuando no la mayoría, vienen más bien a escuchar y no a aprobar documentos. No tienen la menor intención de firmar ningunos documentos.

Tercero y lo más importante para la parte ucraniana: garantizar una foto común, una “foto en familia”. En las instrucciones que la UE hace llegar a sus protegidos ucranianos está escrito que, si aparecen en la foto 140 representantes de Estados, lo demás son asuntos de segundo orden.

Todas las alegorías y metáforas, la carta de restaurante, los que desean estar sentados en la mesa o ser asuntos incluidos en la carta recuerdan mucho a Josep Borrell, el Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Suena igual: “jungla”, “jardín”, “nosotros estamos floreciendo y vosotros estáis por allí”, “nosotros estamos comiendo y vosotros estáis en la carta”.

La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, manifiesta que en Europa no puede haber “zonas grises”. Es que todos deben decidir, si están con el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, o con los países democráticos, si están con los autócratas o con quienes respetan los valores occidentales. Al mismo tiempo, subraya que Kiev está defendiendo los valores europeos. Y eso que las autoridades ucranianas, empezando por Vladímir Zelenski, les aconsejan a los rusos “largarse del país”, los llaman “seres” en vez de “personas”. Algunos, como el jefe de la Dirección General de Inteligencia, Kirill Budánov, indican que “la justa responsabilidad” que han de asumir los rusos es, según ellos, la liquidación física.

El consejero de la Oficina del Presidente de Ucrania, Mijaíl Podoliák, declara que “Ucrania alcanzará a cada uno” de los rusos y da igual que sea jurídica o físicamente. Tales declaraciones abundan. Son valores europeos, al igual que lo son la prohibición de recibir enseñanza en la lengua rusa, de recibir información de los medios en la lengua rusa, de llevar vida cultural en la lengua rusa, incluso de realizar contactos de la vida cotidiana en la lengua rusa. Todo eso se lo hemos explicado a nuestros colegas.

Llama la atención lo que dicen los propios países occidentales sobre Ucrania, su determinación de ganar a Rusia. Josep Borrell, el Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad en una entrevista a la CNN dijo: “No podemos permitir que Rusia gane esta guerra, de lo contrario, los intereses de EEUU y Europa se verán gravemente afectados. No es cuestión de generosidad, no es porque queramos tanto al pueblo ucraniano. Se hace en intereses nuestros, en intereses de EEUU que es un actor global, alguien que debe percibirse como un aliado de fiar, capaz de garantizar la seguridad de sus aliados. En caso de lograr Rusia éxito en Ucrania, nadie más podrá fiarse de la ayuda de EEUU”.

Esta es la cuestión. Europa simplemente ha confirmado que ya no tiene aspiraciones propias, que solo está preocupada porque EEUU no pierda nunca su papel de dueño del planeta. Se señala que, en caso del éxito de Rusia, nadie más podrá fiarse de la ayuda de EEUU. No se recuerda mucho cuál fue la actuación de EEUU en Vietnam del Sur, en Afganistán, en Irak y en otros sitios. Ninguna de estas iniciativas ofreció resultados aparentes.

Hay un ejemplo algo ridículo: EEUU lleva más de 100 años encargándose de un minúsculo país, Haití. Lo empezó a hacer mucho antes de la creación de la ONU y la cosa parece no tener fin. Ahora se intenta utilizar la siguiente combinación: que, sin ser organizada una misión de la ONU, sea enviado allí un contingente de paz desde Kenia. Los resultados alcanzados por EEUU en todas sus aventuras no ofrecen motivos para asegurar que el mundo hasta hoy se ha fiado de su ayuda.

Las reflexiones de Josep Borrell sobre los ucranianos y su interés en el asunto son parecidas a la declaración hecha por el alto cargo de la Alemania nazi, Erich Koch, quien en 1942 dijo: “Ucrania representa para nosotros tan solo un objeto de explotación, ha de pagar la guerra y su población debe convertirse en un pueblo de segunda categoría utilizado en la solución de los problemas militares, incluso si debe ser atrapado para ello con una cuerda”. Y es precisamente es lo que está ocurriendo ahora.

Se lo hemos explicado todo a nuestros colegas, no estamos en contra de que se les invite a participar en los mencionados eventos. No haremos lo que hacen los países occidentales que intentan prohibir la participación en los eventos que organizamos nosotros. No tenemos estos hábitos coloniales, estos hábitos de dictador. Les estamos explicando a qué en concreto se les invita.

Y en cuanto a la percepción que se tiene de EEUU y del nivel de confianza que se puede depositar en Washington. Me gustaría citar la reciente edición de la revista Politico: “En todos los conflictos donde participó EEUU, Washington fue perdiendo interés en apoyar a los pertinentes países, en cuando los empresarios estadounidenses se hubieran beneficiado al máximo de la presencia militar”. Se sabe que en Ucrania empresarios estadounidenses tienen importantes activos. La mitad de “negocio de los cereales” que es el que más beneficios ofrece a sus dueños le pertenece a Washington. Las tierras más fértiles ya fueron vendidas o cedidas gratis a empresas estadounidenses.

Dada esta circunstancia, me gustaría aducir otra cita de alguien bastante avispado, la vi en Internet. “El startup Ucrania no despegó”. Hombres de negocios con experiencias en la esfera de los startups, sin pestañear, se deshacen de proyectos que no han funcionado y no merecen ser salvados. Continuar apoyando a Vladímir Zelenski le supondrá a Occidente un precio que evidentemente no quiere ni puede pagar.

No lo digo, para llamar la atención al cinismo de cuanto está ocurriendo, cinismo que sirve de base para todo lo hecho por Occidente. Teníamos la intención de hablar con sinceridad y de manera abierta con los países de la Mayoría Mundial. Sabemos que son “trabajados” de manera extraoficial e individual. Consideramos que tiene más mérito decir con honestidad lo que pensamos sobre todo eso y escuchar sus evaluaciones al respecto.

Sabemos que casi todos los países del Sur Global, en caso de ser invitados, señalan que simplemente querían escuchar y hacer llegar a los organizadores su punto de vista, indicando que no tiene sentido hacerlo en ausencia de Rusia. Creo que es un importante mensaje que es lanzado. Sin embargo, Occidente no dejará de hacerlo, desea lograr por todos medios la “derrota estratégica” de Rusia. Bien no se dan cuenta de los cambios radicales que se están viviendo en estos momentos lo que se dice “sobre el terreno”, bien lo que ocurre no les enseña nada. Políticos perspicaces, en cambio, sacan sus conclusiones.

Lo último que he dicho hoy a nuestros colegas, comentando sus llamamientos dirigidos a Occidente y a Ucrania de no debatir nada en ausencia de la Federación de Rusia, ha sido lo siguiente: se pueden debatir cosas, pero siempre de forma paritaria, cuando no son puestas sobre la mesa ningunas “fórmulas” carentes de sentido y de perspectiva.

Hubo una posibilidad en Estambul en 2022. De acuerdo con la confesión de uno los participantes ucranianos del proceso, quien había estampado su firma en el borrador del acuerdo, todo fue echado por tierra por el entonces Primer ministro británico, Boris Johnson, con el apoyo de EEUU. Desde entonces la situación en el campo de batalla es determinada por la nueva realidad que fue apoyada por los habitantes no solo de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, sino también de las provincias de Zaporiyia y Jersón.

En su reciente discurso el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, dijo que hacía falta una conversación honesta basada en la nueva realidad y, sobre todo, en los intereses de seguridad de Rusia. Subrayó estar dispuesto, al igual que nosotros, de garantizar los acuerdos que tengan en cuenta los intereses de seguridad de otros países, Ucrania incluida. Sin embargo, ello debe llevarse a cabo en condiciones de paridad, para que todos puedan venir y exponer sus intereses legítimos.

Cuando los países occidentales, sobre todo, EEUU allende el océano, digan que solo tienen la Fórmula de paz, será igual a desperdiciar el tiempo y el intelecto, si que siguen conservando alguno. Hemos confirmado que seguimos aplaudiendo diferentes iniciativas formuladas por los países del Sur Global.

En julio de 2023, vinieron a Rusia el Presidente de la República Sudafricana, Cyril Ramaphosa, y otros 6 líderes africanos. Abordaron con el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, diferentes asuntos. Más tarde los participantes de este formato se reunieron al margen de la Cumbre Rusia-África celebrada en San Petersburgo a finales de julio de 2023. Fue acordado un documento que abordaba los aspectos humanitarios de la situación. Lo lanzamos y se estuvo aplicando. En primer lugar, tuvo que ver con el canje de prisioneros y la solución de asuntos relacionados con los niños que habían quedado sin tutela de sus padres, así como una serie de aspectos humanitarios.

El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, formuló ciertas ideas que abordamos hace poco, durante mi visita a Brasil, donde acudí para participar en los eventos del G-20.

Está la iniciativa de la Liga de los Estados Árabes que creó un grupo de contacto especial. Otros países también formularon sus propuestas, pero posiblemente fueron menos concretas y manifiestas.

El plan más concreto fue formulado el año pasado por China, fue “una recopilación de principios y posturas recogido en 12 puntos”. De acuerdo con la parte china, les gustaría primero lograr el consenso de todas las partes en lo tocante a dichos principios. A diferencia de la “carta de restaurante” que es la Fórmula Zelenski, de la cual uno puede sacar el principio que le plazca, el plan chino, y es un aspecto que se subraya especialmente, insiste en que todos los 12 puntos están interrelacionados, no se puede elegir algo, sin “pedir lo demás”, como si de un restaurante se tratara. Todo debe ser abordado y cumplido en su totalidad. Es cuestión de principio para nosotros el hecho de partir el documento chino del análisis de las causas de la situación actual y de la necesidad de eliminar las mismas. El documento sigue la lógica “de lo general a lo particular”, hace constar, cuál es el origen del conflicto que es la falta de mecanismos activos de garantías de una seguridad común y paritaria que impidan que la seguridad de un país sea garantizada a costa de la seguridad de otros países.

Hace poco, el Representante Especial del Gobierno Chino sobre los Asuntos Euroasiáticos, Li Hui, realizó por segunda vez un viaje por los países que de una u otra forma participan en estas negociaciones, Rusia, Ucrania, capitales de países occidentales. Al término de esta gira, en una rueda informativa dijo que los chinos esperaban poder crear un formato de cooperación internacional que sea reconocido tanto por Rusia, como por Ucrania y en el cual todos los países participen de forma paritaria. Estos son los principios.

El plan fue sometido a críticas por “no ser concreto” y se refería con ello a las locuras rusófobas del tipo reparaciones, procesamiento de las autoridades rusas, capitulación, desarme que estipula la Fórmula Zelenski. Sin embargo, es un plan sensato que la gran civilización china propuso para una puesta en común, siguiendo sus tradiciones nacionales. Me parece que cada vez mayor número de países del Sur Global entienden la necesidad de dejar aparte en primer lugar estos llamamientos relacionados con la seguridad alimentaria y energética. Antes que nada, se debe reflexionar sobre las causas de cuanto está ocurriendo.

Es precisamente lo que estamos intentando conseguir en nuestros contactos permanentes, explicando la postura rusa. Explicamos los motivos, como mínimo desde 2014 o incluso desde 2007, cuando el Presidente Putin pronunció su discurso en la Conferencia de Múnich. Es lo que quería decir, para que no les dé la sensación de que estamos comentando algo en secreto. Y los medios de comunicación supuestamente no pueden hacer llegar esta verdad a la opinión pública.

Pregunta: ¿Y los países europeos se han mostrado interesados en participar en la reciente reunión?

Respuesta: No los llamamos.

Pregunta: ¿Y al término de esta reunión, a juzgar por la reacción de los países del Sur y Oriente Globales, habrá suficientes participantes para hacer una foto conjunta?

Respuesta: Si sacáramos ahora mismo una foto, quedaría muy bonita. Sin embargo, no buscamos impresionar.

Estoy convencido de que todo llegará. Los Embajadores informarán a sus capitales. Estoy convencido además de que, a diferencia de Occidente, estamos exponiendo nuestras ideas de manera honesta. Los países occidentales trabajarán de otra forma, pidiendo contactos individuales con algunos Ministros y Presidentes. A unos se les harán promesas, a otros serán formuladas amenazas. Se les invitará “solamente a venir”, se indicará que no se tratará de sanciones, sino de su mera participación. Y luego se pegarán los sambenitos, no lo dudo en absoluto.

De modo que la labor preventiva que estamos llevando a cabo aquí en forma del evento de hoy y también en el extranjero, a través de nuestras Embajadas continuará. Respetamos el derecho de cada parte de tomar decisiones propias, guiándose bien por los hechos, bien por la presión que es ejercida en ella. La vida no es lineal.

Pregunta: La situación actual no parece tener salida: enfrentamiento a nivel diplomático. por una parte, existe la Fórmula Zelenski, por la otra, la propuesta de China, el formato de Estambul. ¿Qué debería cambiar, para que se proceda a buscar una fórmula de compromiso?

Respuesta: En más de una ocasión hemos mostrado nuestra buena voluntad, siempre la tenemos lo que se dice “a mano”. No fuimos nosotros quienes interrumpimos y echamos por tierra el proceso de Estambul, es un hecho bien conocido. No fuimos quienes aprobamos leyes que prohíben negociar a Ucrania, ni tampoco formulamos un ultimátum llamado Fórmula Zelenski. El Presidente de Rusia, Vladímir Putin, lo dijo en numerosas ocasiones.

¿Qué es lo que quiere Occidente de nosotros? Han dicho lo siguiente: “Nada de Estambul, hace falta asestarle a Rusia una derrota estratégica en el campo de batalla”. Si quieren actuar de otra forma, han de dar por lo menos el primer paso, obligándole a Vladímir Zelenski a anular el Decreto que le prohíbe negociar. No es que pongamos esperanzas en las negociaciones con este señor, pero habría que ver por lo menos, si es capaz y tiene algo de voluntad, para alejarse de su borde retórica habitual.

Ahora sus colegas occidentales hacen hincapié en el hecho de que mencionó la necesidad de volver no a las fronteras de 1991, sino de febrero de 2022. Es ridículo. La situación parece no tener salida, pero no somos quienes lo provocamos.

Tenemos la conciencia completamente limpia. Estamos defendiendo nuestra verdad, los intereses de nuestra gente en la tierra que habían poblado sus antecesores durante siglos. Si quieren llegar a un acuerdo en base a la justicia, la realidad y el equilibrio de intereses en la esfera de la seguridad, estamos dispuestos a hacerlo en cualquier momento. Sin embargo, no se necesita para ello este papel mojado, la Fórmula Zelenski, para que procedamos a negociar.

El proceso está en marcha, estamos haciendo lo que dijo el Presidente Putin que es alcanzar nuestros objetivos y serán alcanzados en su totalidad. Sin ello, es imposible garantizar la seguridad de Rusia y de nuestra gente.

Y alguien es lo suficientemente avispado, como para dejar aparte esta línea de la Fórmula Zelenski que carece por completo de perspectiva, qué lo diga. No es nuestro turno dar el paso.

Pregunta: ¿A quién ve como parte en las negociaciones sobre Ucrania, cuando está expirando la legitimidad de las autoridades ucranianas? Este año habrá importantes elecciones, ¿con quiénes, cree, habrá que negociar?

Respuesta: Incluso cuando la legitimidad de este señor era reconocida por todos, todos tenían claro que no era con quien había que negociar.

La convicción de que es algo carente de sentido la tuvimos después del fracaso de las negociaciones de Estambul, en abril de 2022. Creemos a su propuesta de iniciar unas negociaciones directas ruso-ucranianas y en Bielorrusia se celebraron 3 rondas presenciales y luego, varias rondas en línea. Más tarde en Estambul se celebró una nueva reunión a la cual los ucranianos trajeron los principales postulados de un acuerdo que aceptamos. Dichos postulados fueron rubricados.

David Arajamia que encabezaba la delegación de Ucrania en aquellas negociaciones, en una entrevista reciente manifestó que el Primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, le había prohibido firmar el acuerdo. Fue cuando entendimos de que no era con Zelenski con quien había que hablar, sino con la gente que le prohíbe y permite hacer cosas.

Cuando esta situación se haya aclarado, seguramente se podrá hablar del formato de las posibles negociaciones. Ahora nadie en Occidente está preparado para hacerlo. Estos llamamientos semi provocadores de convencerle a Rusia de trabajar con la Fórmula Zelenski nadie los toma en serio ya. En el lugar de la gente que vela por su reputación dejaría de mencionar este tema.

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