la República de Cuba
Respuesta ofrecida por la portavoz del MAE de Rusia, María Zajárova, a la pregunta de los medios sobre las noticias acerca de que se acaba la investigación de los denominados ataques acústicos contra diplomáticos de EEUU en Cuba
Pregunta: Comente la información que acaba de surgir en los medios estadounidenses relativa a que el Instituto Nacional de Salud dependiente del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU decidió terminar la investigación de los denominados ataques acústicos contra diplomáticos occidentales en Cuba que se había efectuado desde 2016.
Respuesta: De hecho, cuando los empleados de la Embajada de EEUU y las de varios países occidentales que se adhirieron a la estadounidense, ante todo, Canadá, empezaron a padecer al unísono molestares semejantes, se pensó que se debían a una especie de energía de radiofrecuencia dirigida. Maquinalmente, su procedencia fue atribuida a Cuba y varios otros Estados, entre los que había Rusia.
Se orquestó una nueva ronda resonante de la campaña anticubana. Más tarde, La Habana fue declarada país patrocinador del terrorismo por algún otro motivo discurrido. Aquel pretexto colapsó también, pero La Habana sigue figurando en esta notoria lista estadounidense
Se tardó mucho tiempo, o sea ocho años, en hallar las “confirmaciones” médicas del impacto causado por influencias acústicas. Resultó ser que todo fue en vano. Más aún, se hicieron del dominio público las evidencias concedidas por los estadounidenses, que habían trabajado en La Habana, de que sus servicios secretos los presionaban, les amenazaban de manera explícita o implícita si se negaban a cooperar, trajeron sus declaraciones por los pelos para cumplir los objetivos harto conocidos.
En general, resultó ser imposible implementar la idea de inculpar a Cuba, y al mismo tiempo a Rusia, de una “influencia inhumana” en la salud de los diplomáticos estadounidenses.
No obstante, todavía tenemos preguntas que hacer. Primero, si los estadounidenses y sus satélites canadienses no tuvieron éxito con sus calumnias, ya que los médicos no probaron la fantasía, entonces, ¿por qué no confesar que se equivocaron? Ser honesto con respecto a la autoestima, incluso si es desagradable, nunca ha sido indicio de debilidad.
Segundo, hubo un momento en que los medios publicaron muchos contenidos sobre el tristemente célebre “Síndrome de La Habana”. ¿Por qué su refutación no se hizo una sensación mediática? ¿O simplemente un buen motivo para los medios de prensa libres que se respetan a sí mismos? ¿Qué pega hay? ¿No se da el encargo “desde arriba”? ¿No es valorada la objetividad? ¿O es más fácil cuando las autoridades estadounidenses se empeñan en eliminar del espacio mediático a los medios alternativos, pero sumamente profesionales, como, por ejemplo, RT o Sputnik? ¿Es más sencillo modelar así una realidad distorsionada, en la que están presentes solo las noticias “convenientes”, y todo aquello que no encaja en el panorama creada simplemente no debe existir en el espacio de información?
Volvemos a corroborar nuestra postura de principio. Para nosotros son categóricamente inaceptables cualesquiera manifestaciones de sanciones contra Estados soberanos, incluso las que son impuestas bajo pretextos falsos y en contravención de la Carta de la ONU, las normas y los principios del Derecho Internacional universalmente reconocidos. Rechazamos rotundamente prohibiciones unilaterales. Son ilegales cualesquiera elementos de presión sobre los Gobiernos indeseables.
En resumen, quisiéramos subrayar que, obviamente, deseamos buena salud a los diplomáticos estadounidenses, canadienses y otros, dondequiera trabajen. Aunque podamos no coincidir en visiones políticas, pero no se bromea con la salud. Si alguna vez han sufrido de dolencias durante los últimos ocho años, esperamos que hayan recurrido a médicos profesionales que les realmente ayudaron. Sin política.