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Fragmento de la entrevista concedida a la cadena Pervy Kanal por el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, Moscú, 25 de marzo de 2025

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Pregunta: Las negociaciones en Riad son un tema importante. ¿Cuál era su objetivo y cómo terminaron? Quiere comentarlo.

Respuesta: Las negociaciones concluyeron con el hecho de que sus resultados preliminares están siendo comunicados al Presidente ruso Vladímir Putin y al Presidente estadounidense Donald Trump. Tal y como acordaron los Presidentes, se discutieron, en primer lugar, cuestiones relativas a la seguridad de la navegación en el Mar Negro. Este no es el primer intento de resolverlas.

El primer intento fue en julio de 2022, cuando el Secretario General de la ONU, António Guterres, el Presidente turco Recep Tayyip Erdoğan y representantes de las estructuras ucranianas y rusas pertinentes acordaron un paquete de medidas que constaba de dos partes. La primera consistía en garantizar métodos simplificados de entrega de grano ucraniano a través de los estrechos del Mar Negro. Se pretendía que los buques fueran inspeccionados para evitar cualquier manipulación y que, si se acordaba una entrega de grano hacia un punto concreto, los viajes en vacío no se utilizaran para entregar armas.

Se acordaron procedimientos de inspección que funcionaron durante todo un año. Pero después nos vimos obligados a detener este proceso, al menos a hacer una pausa, ya que la segunda parte integrante del paquete fue completamente saboteada. Se refería a la necesidad de eliminar los obstáculos a la exportación de cereales y fertilizantes rusos, porque todos los buques que transportan productos agrícolas rusos, incluidos los fertilizantes, estaban incluidos en las listas de prohibidos. La empresa que asegura estos buques, Lloyd's, ha subido las tarifas. También ha sido difícil transferir dinero para las entregas de nuestros productos. El Rosseljozbank quedó aislado de SWIFT. En general, hubo muchas medidas destinadas a hacer subir los precios. Los agricultores europeos crearon una situación de competencia desleal. Al mismo tiempo, la parcialidad de nuestros colegas occidentales se manifestó en el hecho de que el grano ucraniano era objeto de venta a pérdida y se suministraba en grandes cantidades a los mercados europeos, aunque su calidad distaba mucho de cumplir los criterios existentes en este ámbito.

Occidente estaba haciendo todo lo posible para favorecer a Ucrania y obstaculizar a Rusia.

Por eso, cuando el Secretario General de la ONU, António Guterres, un año después de la entrada en vigor de la Iniciativa del Mar Negro, se encogió de hombros y dijo que no estaba funcionando, nosotros dijimos que cuando funcione, entonces volvamos al acuerdo. Abandonamos su parte ucraniana, que se aprobó por un año. El año expiró, y no renovamos ese acuerdo. El Memorándum de entendimiento entre la Federación de Rusia y la Secretaría de la ONU sobre la promoción de los productos alimenticios y fertilizantes rusos en los mercados mundial es destinado a eliminar todos los obstáculos a la exportación de cereales y fertilizantes rusos (que representan una cuota mucho mayor de los mercados mundiales que los ucranianos), tiene una validez de tres años y sigue vigente hasta julio de este año.

António Guterres y sus representantes están constantemente en contacto con nosotros. Intentan ayudar de alguna manera. Sin embargo, no buscan vías a través de la cancelación de las sanciones y no exigen a Occidente (lo que sería correcto si realmente quisiera promover los intereses de los países en desarrollo y de la mayoría mundial, principalmente de África) que se eliminen las medidas discriminatorias en el ámbito de la seguridad alimentaria.

António Guterres tomó un camino diferente. Decidió buscar resquicios legales en las sanciones impuestas por Occidente sin exigir su anulación. Y al hacerlo, está de hecho respetando y aplicando esas sanciones, lo que es absolutamente inaceptable para cualquier funcionario de la ONU, y más aún para el Secretario General. La Carta de la ONU establece que ningún miembro de la Secretaría, incluidos el Secretario General y sus adjuntos, tiene derecho a recibir instrucciones de ningún gobierno. Si el Secretario General de la ONU está buscando resquicios legales en las sanciones, reconociendo que existen, entonces está aplicando decisiones que se toman en las capitales de los Estados miembros. Y él no tiene derecho a hacerlo.

Por lo tanto, nuestros negociadores en Riad, nombrados por el Presidente ruso Vladímir Putin, recordaron a sus colegas estadounidenses esta situación y dijeron que, dado el historial tanto de la propia Ucrania como las crónicas de la Iniciativa del Mar Negro, nos gustaría que esta vez no hubiera ambigüedades.

Además, les recordamos que cuando la parte ucraniana de la Iniciativa expiró en 2023, tras lo cual nos retiramos de ella, el Presidente turco Recep Tayyip Erdoğan intentó reanudarla dos o tres veces. Y hace un año, nos pidió apoyo para renovarla de forma simplificada, sin inspecciones físicas de los buques vacíos que regresan tras descargar cereales y fertilizantes. Estábamos dispuestos a aceptar incluso esto. Luego, en el último momento, Erdoğan dijo que Vladímir Zelenski quería negociar otro acuerdo para no atacar instalaciones de infraestructura nuclear. Aunque solo el propio Zelenski las atacaba, si recordamos la central nuclear de Zaporiyia. Pero como tal propuesta vino de Kiev, lo aceptamos. Y también sin algún mecanismo especial de verificación. En otras palabras, atendimos todas las peticiones del Presidente Erdoğan. Incluida la que Zelenski le metió en el último momento con algún propósito desconocido. Dijimos “sí”. Pero luego Erdoğan llamó a Vladímir Putin y le dijo que Zelenski cambió de opinión.

Teniendo en cuenta todos estos cambios de opinión, también vemos que cada vez que se declara de repente una tregua, Ucrania lo acepta solo porque en el momento histórico concreto se encuentra en una situación desesperada en el campo de batalla, y tan pronto como hay una pausa, en cuestión de semanas o un par de meses este alto el fuego se viola flagrantemente. Así ha ocurrido durante toda la vigencia de los acuerdos de Minsk.

Por esta razón, ahora necesitamos los mecanismos y garantías más claros, concretos, verificables y eficientes. Como dijo el Presidente Vladímir Putin en la rueda de prensa con el Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, celebrada hace unos días, él respalda la iniciativa del Presidente estadounidense, Donald Trump, de anunciar un armisticio para 30 días, y no simplemente declarar una suspensión de ataques contra la infraestructura energética o marítima en el Mar Negro, sino un armisticio general para 30 días. El Presidente dijo que nosotros estuvimos “a favor”. Pero, en vista de lo largo que es esta línea y la capacidad de los militares ucranianos de crear provocaciones…

Hace poco agredieron a la estación de medición de gas Sudzha y dijeron que lo había hecho Rusia. Sin embargo, es nuestra propiedad de la que depende mucho el futuro suministro de energía a una serie de países europeos. Ahora es imposible hacerlo, y tampoco es posible utilizar el Consorcio del Oleoducto del Caspio que refleja los intereses de los empresarios de Kazajstán y EEUU. Una de sus estaciones de bombeo, Kropótkinskaya, se sometió a un ataque. No se puede reparar este daño rápidamente. A causa del nuevo ataque terrorista de los ucranianos, disminuirán drásticamente los volúmenes de petróleo bombeado a los consumidores europeos.

El Presidente Vladímir Putin dijo que respaldamos el armisticio, pero hay ciertos detalles. ¿Quién asegurará su observancia por parte del régimen nazi en Kiev? Abogamos también por examinar las vías de no causar daño alguno a la infraestructura energética. Esto no redunda en nuestros intereses. Según dijo el Presidente, estamos también a favor de reanudar la iniciativa del Mar Negro en una forma más aceptable para todos. Fue el tema que se abordó como prioridad en Riad.

Nuestra postura es sencilla. Acabo de exponerla de manera aproximada. No podemos confiar en la palabra de este hombre. Queremos que el mercado de cereales y fertilizantes sea predecible, que nadie trate de alejarnos de él. No solamente porque queremos/quisimos obtener beneficios legítimos en la competencia justa, sino también porque nos perturba la seguridad alimenticia en los países africanos y otros Estados del Sur y el Este globales que sufren de estos “juegos” de Occidente basados en competencia sucia. En aquellos lugares los precios no son ruinosos en absoluto, pero podrían ser mucho más bajos, si Occidente dejara de entremeterse en el libre juego de las fuerzas de mercado, el que idolatró cuando nos invitó a todos a este “reinado de la globalización y libertad”.

Como ya he dicho, necesitaremos unas garantías claras. Teniendo en cuenta la triste experiencia en los acuerdos con Kiev, las garantías podrán resultar exclusivamente de que Washington ordene a Zelenski y su equipo actuar así y no de ninguna otra manera.

Me parece que nuestros socios estadounidenses recibieron esta señal. Entienden que solamente Washington puede conseguir resultados positivos en el término de ataques terroristas, bombardeos de la infraestructura energética no relacionada con la industria militar.

Europa acaba de optar por totalmente otro camino. Tal como en las épocas de Napoleón, Hitler, la Guerra de Crimea, vuelve a manifestar agilidad en infligir una “derrota estratégica” a nuestro país. Tal como en aquellos años, se militarizó a casi todos los países europeos con raras excepciones. Por ahora, no guerrean físicamente contra nosotros en el territorio ucraniano, no obstante, sin ellos, Ucrania habría perdido hace mucho tiempo, y las actividades vitales de este régimen nazi se habrían acabado.

Nutriendo de armamentos al régimen kievita, Londres y París (en particular, los dos líderes, es decir, el Primer Ministro británico, Keir Starmer, y el Presidente francés, Emmanuel Macron), apoyados por un coro no muy fuerte de los países bálticos y varios otros, no simplemente dicen que seguirán nutriendo a Ucrania de armas, sino también hablan sobre unas “coaliciones de los interesados”, un despliegue de una “misión de paz” o una “misión para garantizar la seguridad de Ucrania”, después de acabada la guerra. O incluso desplegar dos misiones en Ucrania: una, en la frontera con la Unión Europea y la OTAN, y otra, desde los países del Sur global (la India, Indonesia, Arabia Saudita, incluso China). Estos “soñadores”, empero, muestran diariamente su ineptitud política, y resulta que desean no únicamente “contener” Rusia, sino infligirle una “derrota” (alguien dijo que habría que humillar a Vladímir Putin). Los historiadores podrían corregirme, pero tengo la impresión de que ya lo hemos visto antes. Tanto Napoleón como Hitler tuvieron los mismos objetivos. Para hacer realidad estos objetivos, Napoleón y Hitler conquistaron toda Europa, y, en este caso, está movilizada.

Ahora, Europa encabezada por Alemania, empezando con Ursula von der Leyen, empieza a ponderar en serio la cuestión de remilitarizarse por exorbitantes cientos de miles de millones de euros, mientras que su economía y el sector social se encuentran mal después de que la Administración de Biden los dejó libre y los envió a guerrear contra la Federación de Rusia. Están en plena descentralización y tienen numerosos problemas. 

Esto explica en parte lo que exigen con tanta ardor y vehemencia no ceder Ucrania, armarla, exigen que nadie ni siquiera mencione que este país no debe entrar en la OTAN ni la UE. Hace un rato, el Presidente francés, Macron, comentó este tema. Contradicen enfáticamente a la Administración de Donald Trump. Por boca del mismo Presidente, el Secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el Asesor de Seguridad Nacional de EEUU, Mike Waltz, han dejado en claro que se están abordando de forma preliminar los parámetros del arreglo final. Donald Trump ha recalcado con claridad que hay que olvidar sobre la OTAN y que no se habría debido evocar este tema. Joe Biden cometió un error colosal y se negó a escuchar a Rusia, insistiendo en que Ucrania se adheriría a la OTAN, generando amenazas inaceptables. Mike Waltz y el enviado especial de Donald Trump, Steve Witkoff, dijeron que las cuestiones del territorio son clave. Porque los territorios que fueron escenarios de referendos siempre han sido rusos de cultura, idioma, religión, tradición. La gente quiere seguir estando afiliada a la cultura rusa que el régimen kievita elimina por vía legislativa.

El rearme mencionado por el Presidente ruso, Vladímir Putin, significa la necesidad de dejar de suministrar armamentos. Entretanto, Europa y Zelenski dicen que no tomarían una “pausa”.

 

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