COMUNICADO DE PRENSA

 

El pasado 2 de abril, en la sede de la ONU en Nueva York se celebró, por iniciativa de Rusia, una reunión informal de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU bajo la Fórmula Arria con motivo del tercer aniversario de la escenificación en Bucha. El evento contó con la participación de delegaciones de muchos países, expertos y testigos de los crímenes cometidos por el régimen de Kiev.

Durante la reunión, los representantes de Rusia presentaron pruebas convincentes y detalladas de que fueron infundadas las acusaciones de crímenes en Bucha formuladas por los países occidentales contra Rusia, mostrando ejemplos concretos, fotos y vídeos numerosos. Se hizo hincapié en el carácter escenificado de los acontecimientos y la incoincidencia evidente de las versiones ucraniana y occidental al respecto, basadas en la manipulación de la información y la conciencia pública, así como en el ocultamiento de datos importantes que contradicen la narrativa promovida.

Se llamó una atención especial sobre las insinuaciones infundadas difundidas por organismos internacionales, incluyendo la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y la Corte Penal Internacional, que de hecho encubren al régimen de Kiev. Se expresó perplejidad ante el hecho de que el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, se niegue persistentemente a responder a las solicitudes de los servicios del orden público de Rusia relacionadas a la investigación de las circunstancias de la provocación en Bucha.

El periodista francés, Adrien Bocquet, quien pronunció un discurso, criticó partiendo de los hechos a los organismos internacionales y medios occidentales por dar una cobertura parcial del conflicto ucraniano. Señaló las numerosas violaciones del Derecho Internacional cometidas por el régimen de Kiev en Bucha, de las cuales había sido testigo.

Occidente ni siquiera se molestó en cuestionar las pruebas presentadas por Rusia sobre el carácter escenificado de los acontecimientos en Bucha. En vez de esto, repitió una serie de insostenibles clichés antirrusos, intentando responsabilizar a Rusia por un guión orquestado en Occidente.

La discusión puso de relieve que los diplomáticos occidentales y los funcionarios de la ONU continúan promoviendo obstinadamente la versión ucraniana de los acontecimientos en Bucha, negándose a cooperar en la investigación de la tragedia y en la identificación de los responsables de los crímenes cometidos allí.