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Entrevista concedida por el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia a los medios de comunicación de Vietnam y Japón, Moscú, 16 de marzo de 2018

502-16-03-2018

Pregunta: ¿Cómo estima el papel y la importancia de su próxima visita a Vietnam? ¿Qué papel desempeña Rusia en la región de Asia Pacífico?

Respuesta: Tenemos vínculos estrechos con nuestros amigos vietnamitas. Los calificamos como relaciones de asociación estratégica. Los líderes de nuestros países se comunican regularmente. El Presidente ruso, Vladímir Putin, se reunió en reiteradas ocasiones con el Secretario General del Partido Comunista de Vietnam, los Ministros de Asuntos Exteriores mantienen contactos estrechos, así como los jefes de casi todos los demás departamentos: Ministerios de Industria y Comercio, de Fomento Económico, de Finanzas, de Transporte, de Comunicación. De hecho, no hay subdivisión de nuestro Gobierno que no mantenga contactos con sus socios de Vietnam.

Los vínculos en el ámbito de educación, intercambios culturales, las Humanidades son tradicionalmente muy importantes en nuestra asociación estratégica con la República Socialista de Vietnam. Uno de los eventos clave que abordaremos, en particular, durante mi visita a Vietnam son los preparativos a la celebración en 2019 del Año Dual de Vietnam en Rusia y de Rusia en Vietnam que coincide con el 25º aniversario del Tratado Interestatal sobre los Principios Básicos de las Relaciones Amistosas.

En lo que se refiere a la región de Asia Pacífico, intentamos junto con nuestros amigos de Vietnam y de la ASEAN vertebrar una arquitectura de seguridad y cooperación sostenible para que la situación en esta región más importante del mundo que se desempeña hoy como locomotora de la economía global no dependa de unos acuerdos cerrados, sino del diálogo en que pueden participar todos los países de la región sin exclusión. Apreciamos mucho el papel protagónico de la ASEAN en la organización de este diálogo: el foro anual de la ASEAN sobre la seguridad regional, las reuniones anuales de los Ministros de Defensa de la ASEAN con la participación de los Ministros de Defensa de los Estados socios de la Asociación y toda una gama de encuentros individuales entre la ASEAN y sus socios de diálogo, incluida Rusia.

Quisiera decir también que uno de los formatos prometedores incentivado por los países son las Cumbres de Asia Oriental. En el marco de estas cumbres, la ASEAN junto con sus socios principales, incluida Rusia, China, EEUU, la India, Japón y varios otros países (Australia, Corea del Sur) discute desde hace varios años la necesidad de formar en la región de Asia Pacífico un sistema abierto de seguridad y cooperación que se base en el principio de igualdad de todos los participantes y la indivisibilidad de la seguridad para que nadie intente garantizar su seguridad a cuenta de la seguridad de otros.

Es una breve descripción de los temas que abordaremos con más detalle en Vietnam.

Pregunta: ¿Hable de la cooperación económica y comercial entre Rusia y Vietnam y entre Vietnam y la Unión Económica Euroasiática (UEEA)? ¿Cuáles son las perspectivas de las relaciones bilaterales entre Rusia y Vietnam?

Respuesta: He mencionado ya el tema de relaciones bilaterales. En lo que se refiere a nuestra cooperación económica y comercial, el año pasado nuestro comercio bilateral creció más de un 35% alcanzando un máximo histórico tras 1991, cuando Rusia se convirtió en el Estado actual. El año pasado, el volumen de intercambio comercial fue de unos 5.350 millones de dólares. Repito que es la cifra récord a partir de 1991. Vinculamos este resultado (el crecimiento de más de un 35%) con el Tratado de libre comercio firmado por Vietnam con la UEEA en 2015 que entró en vigor en 2016. Estoy seguro de que si analizamos los datos estadísticos relacionados con la cooperación comercial de Vietnam con otros miembros de la UEEA, encontraremos la información similar que pone de relieve que este Tratado es beneficioso para todos los miembros de la UEEA y Vietnam.

En cuanto a las acciones adicionales, es la incentivación de los contactos directos regulares entre los círculos de negocios. En este ámbito, hay avances también, Cuantos más contactos directos se mantengan, tantos más proyectos conjuntos mutuamente ventajosos encontrarán nuestros empresarios. Es importante incentivar la celebración de las reuniones, foros de negocios, mesas redondas, exposiciones, ferias. No faltan las posibilidades de empeñar esfuerzos para acercar los sectores de negocios de nuestros países, especialmente, en vista de que, en adición al Foro Económico Internacional de San Petersburgo que se celebra tradicionalmente y cuenta con la participación de nuestros amigos vietnamitas, se celebra también otro foro más cerca a ustedes. Es el Foro Económico Oriental que este año tendrá lugar en Vladivostok, igual que en los tres años anteriores.

Hay otro formato prometedor que hemos creado con nuestros amigos vietnamitas: el Grupo de trabajo de alto nivel encabezado por los Ministros de Industria y Comercio que se ocupan de los proyectos concretos de inversión, ayudan a ampliar los vínculos entre los actores económicos en tales sectores como la extracción de hidrocarburos, la refinería de petróleo, otras áreas energéticas, la infraestructura, el transporte, la comunicación, telecomunicaciones. Alcanzamos buenos resultados. Además, está claro que no es el límite. Es importante que tengamos proyectos prometedores que deben dar resultados positivos próximamente.

Pregunta: Hemos oído decir: “Quien no quiere hablar con Serguéi Lavrov hablará con Serguéi Shoigú”. Afortunadamente, Usted y Serguéi Shoigú sostienen las negociaciones con los socios japoneses en el formato 2+2. ¿Cómo estima usted esta forma de las negociaciones como modo de fortalecer la confianza? ¿Qué perspectivas tiene tal cooperación?

Respuesta: Preferiríamos que todos nuestros socios estuviesen interesados de hablar simultáneamente con Serguéi Shoigú y Serguéi Lavrov, porque estoy convencido de que el formato 2+2 (que se aplica no sólo por Rusia y Japón) permite abordar en forma íntegra y eficaz los aspectos de seguridad política y militar, de arreglo de varios conflictos en unas u otras regiones y tomar operativamente las decisiones concretas. Cuando los Ministros de Asuntos Exteriores actúan por separado necesitan tiempo para comprobar si lo que planean acordar coinciden con los planes militares. Cuando los Ministros de Defensa sostienen las negociaciones por separado deben comprobar también como esto se reflejará en la actividad diplomática de los respectivos Estados. Y cuando los Ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores se sientan a la mesa en el formato 2+2, esto siempre ofrece la posibilidad de no sólo intercambiar opiniones sino también tomar decisiones sin demora sobre muchos problemas.

Apreciamos el que Japón haya incentivado la reanudación de este formato. Hace un año, yo y Serguéi Shoigú estuvimos en Tokio. Ahora acordamos los plazos de la visita a Rusia de nuestros colegas de Japón – los Ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa. Estamos contentos con que el período cuando este formato estuvo suspendido por motivos conocidos que no tienen nada que ver con las relaciones ruso-japonesas haya quedado en el pasado.

Espero que otros países con que hemos establecido este formato actúen del mismo modo, ante todo, los países europeos que vuelven a manifestar el interés hacia el trabajo en este formato. Entienden que congelar la cooperación es poco perspicaz, ineficaz y hasta puede causar daño a los que lo hagan.

Pregunta: El Primer Ministro de Japón, Shinzo Abe, propuso a Rusia un Plan de ocho cláusulas con vistas a promover la cooperación económica y los vínculos empresariales. De ese modo, Rusia y Japón establecen un ambiente de confianza, fortalecen sus relaciones. Esto podría contribuir a resolver los problemas más complicados: la disputa territorial y la cuestión del Tratado de paz. Por otro lado, existe un Tratado entre Japón y EEUU a tenor de que EEUU puede desplegar sus bases militares en el territorio de Japón. ¿Qué piensa usted sobre esta ambigüedad: por un lado, es necesario fomentar la confianza en las relaciones con Japón y, por otro, el Tratado entre Japón y EEUU impide a esto?

El pasado 1 de marzo, el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, presentó un nuevo armamento en su discurso anual ante la Asamblea Federal. Dijo que el nuevo armamento hace inútil la existencia del escudo antimisiles de EEUU. ¿Quita esto las preocupaciones de Rusia en relación con el despliegue del sistema de defensa antimisiles de EEUU, en particular, cerca de Japón?

Respuesta: En lo que se refiere a la primera parte de su pregunta, nuestra cooperación comercial e inversionista sí que está basada en los documentos encaminados a hacer realidad lo acordado por el Presidente de Rusia y el Primer Ministro de Japón sobre el inicio de la actividad económica conjunta en las islas Kuriles del Sur. Mientras, en un plano más amplio hay documentos que incluyen los proyectos prioritarios formulados por Rusia. Hay el conocido plan de “ocho cláusulas” formulado por Japón que constituye el fundamento de nuestra actividad en el ámbito de desarrollo de nuestra cooperación económica en varias áreas.

La mayoría de estas iniciativas tienen buenos resultados. Quisiéramos que fuesen más eficaces. Espero que esto corresponda a los intereses de nuestros colegas de Japón. Al menos, el intercambio comercial crece de manera estable, en el curso de los próximos contactos entre nuestros Ministerios, departamentos, mi visita, se prevé elaborar las propuestas para la nueva cumbre del Presidente de Rusia y el Primer Ministro de Japón. Ahora, en el marco de nuestro rumbo conjunto hacia la ampliación y la profundización de la cooperación económica, prestamos una atención especial a la actividad económica conjunta en las cuatro islas Kuriles del Sur.

En cuanto a la pregunta sobre el Tratado de seguridad entre Japón y EEUU que entró en vigor en 1960 si no me equivoco, seguramente, Japón es un Estado soberano que toma independientemente las decisiones en el ámbito de su política exterior y de defensa. Esto se refiere plenamente también a las condiciones en que funciona la alianza de Japón y EEUU. No podemos dictar nuestra voluntad en este caso ni en ningún otro. No solemos plantear las condiciones, ultimátums. Declaramos abiertamente a nuestros amigos japoneses que las relaciones entre Japón y EEUU en el ámbito militar, incluidos los planes de desplegar en las islas de Japón, junto con la República de Corea, el segmento asiático del escudo antimisiles de EEUU que ya han comenzado a realizarse afectan directamente la seguridad nacional de Rusia.

Usted tiene razón, el 1º de marzo, en su discurso ante la Asamblea Federal, el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, lo subrayó abiertamente de nuevo, al recordar que, durante muchos años (15 como mínimo), cuando los estadounidenses anunciaron su retirada del Tratado sobre la limitación de la defensa antimisiles intentamos convencerles que era un paso desastroso. Posteriormente, tratamos de crear un mecanismo para abordar conjuntamente los aspectos de defensa contra misiles balísticos. Todos nuestros esfuerzos fueron inútiles. Todo lo que hacían nuestros colegas estadounidenses nos convencía de que el sistema global de defensa antimisiles no se desplegaba para protegerles contra las amenazas hipotéticas provenientes de Irán y Corea del Norte sino para rodear todo el perímetro de Rusia con estos sistemas de defensa antimisiles que, según estimaciones de nuestros militares, buscan vulnerar nuestras capacidades estratégicas nucleares.

Lo explicamos sin rodeos a nuestros amigos japoneses para eliminar todos los irritantes en nuestras relaciones con Japón, de conformidad con lo acordado por el Presidente de Rusia y el Primer Ministro de Japón: eliminar los irritantes, profundizar la cooperación, fortalecer las relaciones estratégicas y amistosas. Para avanzar hacia este objetivo será necesario abordar los asuntos que discutimos ahora: como se puede resolver las tareas de eliminar la tensión en nuestras relaciones cuando el sistema de defensa antimisiles estadounidense que representa amenaza  para nosotros esté desplegado en el territorio de Japón.

Por eso decimos que no se podrá conseguir un arreglo sostenible de todos los problemas relacionados con la seguridad en la región de Asia Pacífico, incluido el Sudeste Asiático, el Este de Asia, el Noreste de Asia, formando bloques, alianzas militares que hay entre Japón y EEUU, la República de Corea y EEUU (Australia forma parte también de estos bloques cerrados), sino sólo a través del diálogo inclusivo cuando todas las partes concernidas se sientan alrededor de una mesa, cuentan sobre sus preocupaciones e inician las negociaciones para encontrar una fórmula de compromiso y arreglar de manera adecuada todas las preocupaciones  en base al equilibrio de intereses sin emprender intentos de fortalecer su seguridad a cuenta de la seguridad de otros. Podemos equivocarnos, pero es el derecho soberano de Japón tomar decisiones en relación con alianzas militares y nosotros tenemos el derecho soberano a sacar conclusiones sobre la influencia de estos acuerdos, en particular, del sistema de defensa antimisiles en nuestra seguridad. Creo que esto no debe ofender a nadie. Estamos dispuestos al diálogo sobre este tema, entre otras cosas. Mientras, creo que en esta situación concreta es poco probable que Japón pueda tomar la decisiones en vez de EEUU y EEUU ahora huye consecuentemente del diálogo sobre el escudo antimisiles, igual que huye el diálogo sobre otros asuntos también. Hace poco, EEUU volvió a confirmar su interés en reanudar las consultas con Rusia sobre la estabilidad estratégica. Estamos preparados a esto y estaremos en contacto con nuestros vecinos japoneses y les informaremos sobre nuestras valoraciones en relación con el desarrollo de estas consultas con los estadounidenses. No lo guardaremos en secreto.

Pregunta: ¿Es una contradicción complicada?

Respuesta: Espero que haya dado explicaciones claras. Respetamos el derecho de Japón a elegir las medidas para garantizar su seguridad, elegir a sus socios, las formas de cooperación con ellos en el ámbito militar. Naturalmente, estamos en el derecho a evaluar la influencia de estos acuerdos en nuestras fronteras en la seguridad de Rusia.

Pregunta: Tengo una pregunta sobre los planes de desarrollar la actividad económica conjunta en las islas disputadas. Al conceder una entrevista el pasado 11 de enero, Usted dijo que no era necesario crear un organismo supranacional. ¿Cómo se puede entender sus palabras? ¿Qué piensa sobre la postura de Japón? ¿Está de acuerdo en que es necesario vertebrar sistemas especiales en los que insiste la parte japonesa? ¿Busca Rusia evitar en los acuerdos el tema de nacionalidad de las islas? Por ejemplo, ¿se puede compararlo con el acuerdo ruso-japonés sobre la pesca de 1998 en que está estipulado directamente que no se puede causar daño a las posturas de ambas partes?

Respuesta: Ante todo, como ya he dicho, nuestros líderes, presidentes, primeros ministros, durante su reunión celebrada en Japón en diciembre de 2016, convinieron en desarrollar la actividad económica conjunta en las islas Kuriles del Sur. Hasta se aprobó una declaración que estipulaba el orden de acciones. Al inicio, hay que elegir los proyectos conjuntos importantes desde el punto de vista económico que reciban el visto bueno de Moscú y Tokio. Posteriormente, en vista de las dimensiones de estos proyectos, es necesario determinar el marco jurídico de su realización. En el primer plano no debe estar el marco jurídico sino la actividad económica conjunta. Es el quid del acuerdo. Si la lista definitiva de los proyectos acordados es grande (ahora se discuten cinco proyectos importantes, concretos en el ámbito de cultura, turismo pero no son a gran escala) y nuestros amigos japoneses deciden ejecutar estos proyectos se aplicarán los privilegios previstos en la respectiva región de Rusia a tenor de nuestra legislación (es, ante todo, el régimen de territorios de desarrollo social y económico avanzado y del Puerto Libre de Vladivostok). Si las dimensiones de los proyectos económicos necesitan privilegios adicionales estaremos dispuestos, como ya he dicho, firmar un respectivo acuerdo intergubernamental sobre las adicionales condiciones favorables en que podrían llevarse a vías de hecho los proyectos económicos en el marco de la actividad económica conjunta en las cuatro islas. No consideramos necesario crear un organismo supranacional. Repito que existe el régimen actual que incluye tales privilegios como el Puerto Franco de Vladivostok (unos 15 puertos en el Lejano Oriente ruso) y el régimen de territorios de desarrollo social y económico avanzado. Si los proyectos son a tan gran escala que los privilegios mencionados resulten insuficientes estaremos dispuestos a firmar un acuerdo intergubernamental con nuestros amigos japoneses.

Esperamos que la parte japonesa no concierte acuerdos jurídicamente inadmisibles. Mientras, es prematuro hablar de eso. Antes de que empecemos a formalizar algo es necesario disponer de esto. No se ha acordado todavía. Ahora cinco proyectos interesantes están en el proceso de discusión, pero no son a gran escala.

Pregunta: ¿Qué es lo que espera de la próxima reunión de los líderes de EEUU y de Corea del Norte? ¿Se verá dicho proceso afectado en alguna medida por la dimisión del Secretario de Estado, Rex Tillerson? ¿Ha habido algunos cambios en la postura de Rusia sobre Corea del Norte? Rusia y Japón son participantes en las negociaciones a seis bandas. ¿Cooperará Rusia con Japón para recuperar dicho formato?

Respuesta: Antes que nada, me gustaría decir que aplaudimos el movimiento que empezó la víspera de los Juegos Olímpicos en Pyeongchang y está continuando independientemente de los Juegos Paralímpicos. A nuestro modo de ver, el inicio del movimiento en cuestión fue posible precisamente gracias a que las partes se vieron con fuerzas y asumieron la responsabilidad de aprovechar la tregua olímpica e intercambiar señales muy positivas. Aplaudimos y deseamos éxito para los futuros contactos, sobre todo, la Cumbre coreana que, como nos comunicaron nuestros interlocutores, se celebrará en próximo abril. Nos sentimos esperanzados por la intención de los líderes de Corea del Norte, Kim Jong-un, y de EEUU, Donald Trump, de reunirse personalmente. De celebrarse tal reunión, la aplaudiremos.

Fue extraño presenciar ayer en el Consejo de Seguridad de la ONU la siguiente situación: Rusia y China formularon la iniciativa de aprobar una declaración del Presidente del Consejo de Seguridad de la ONU que en términos muy generales apoyara los acuerdos alcanzados, por muy preliminares que sean, sobre la Cumbre coreana. De esta manera el organismo respaldaría dicho movimiento que busca alejarse de las tensiones y la amenaza de uso de la fuerza para acercarse al arreglo político. Sin embargo, la iniciativa fue bloqueada por la delegación estadounidense. De modo que me cuesta determinar quién en concreto toma las decisiones sobre qué dirección tomar en la solución de los problemas de la Península de Corea. En un principio, no es asunto nuestro. Será el Presidente de EEUU, Donald Trump, quien elegirá al encargado de elaborar la política exterior, el antiguo Secretario de Estado, Rex Tillerson, el actual Secretario de Estado, Mike Pompeo, o la Directora de la CIA, Gina Haspel. Ya veremos qué política aplicará Washington. Posiblemente habrá varias posturas y en estos momentos sería difícil predecir cuál prevalecerá. Incluso en el momento de anunciar el Presidente Trump su disposición a reunirse con el líder norcoreano y dedicarse a solucionar los problemas existentes, hubo representantes de la Administración que no tardaron en asegurar que habría que continuar presionando con las sanciones a Pyongyang, dado que estaba cediendo. No es un método muy diplomático. Cuando se acuerda una reunión, lo normal es cuidar el acuerdo alcanzado y no llamar a tomar medidas que podrían calificarse como provocaciones encaminadas a echar por tierra la Cumbre. Sin embargo, insisto en que es asunto de la Administración estadounidense.  Estamos estudiando con detenimiento la situación, dado nuestro gran interés en alcanzar el arreglo y evitar la puesta en práctica en la Península de Corea del catastrófico guion militar. Somos vecinos de Corea del Norte y algunas ciudades e instalaciones industriales nuestras se encuentran muy cerca de la frontera. No corresponde con nuestros intereses que algo vaya mal y empiecen las acciones bélicas. Por este motivo, como sabe, junto con la RPCh, desde hace unos años, empezamos a promover consecuentemente la idea de proceso político y arreglo. Dicha postura es abordada con todos los países que participaron y espero que sigan participando en las negociaciones, Japón incluido. Celebramos con regularidad consultas diplomáticas entre los encargados de este sector, cuento con que el “partido de la paz” en el arreglo político se imponga en todas las capitales.

Pregunta: Ha dicho que Rusia no tiene ningún motivo para atentar contra la vida de Serguéi Scripal y calificó de tonterías las acusaciones formuladas por el Reino Unido. ¿Qué le parece, qué pasos podría dar Rusia en dicha situación? ¿Cómo debería actuar para establecer la verdad?

Respuesta: Rusia no es que no haga nada, hace más que cualquier otro país, incluido el Reino Unido. Londres manifestó que el señor Scripal y su hija fueron víctimas de un envenenamiento, que habían llevado a cabo una investigación, que se había decidido que la sustancia tóxica había sido producida en la URSS y que los rusos disponían de ella porque no todas los arsenales de armas químicas habían sido destruidos. De modo que no queda otra opción que llegar a la conclusión de que Rusia lo había hecho bien por encargo de las autoridades, bien por haber perdido el control de los arsenales de armas químicas. En todo caso Rusia tiene la culpa, por haber tenido que destruir todas las armas químicas y no haberlo hecho.

Casi cada palabra en esta retahíla de acusaciones precisa de una comprobación. Nadie le demuestra nada a nadie. Al abordarse este tema en el Parlamento británico, el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, solicitó que se presentaran a los parlamentarios los resultados de la investigación. A él también le fue denegada la información. Esa circunstancia debería provocar preguntas, como mínimo, en las democracias tradicionales y de larga historia.

En cuanto a lo demás, estamos esperando del Reino Unido un oficio y el recurso a los procedimientos estipulados en la Convención sobre la prohibición las armas químicas. Sin embargo, se nos dice que el discurso pronunciado por la señora May ante el Parlamento y el hecho de ser citado el Embajador de Rusia a la oficina del Ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, fueron de hecho el oficio. Eso no es así y dicha declaración testimonia una absoluta falta de profesionalidad. De acuerdo con la Convención, la parte que desea aclarar algo ocurrido en su territorio, ha de presentar un oficio por escrito. No me cabe la menor duda de que nuestros interlocutores británicos son personas inteligentes. El hecho de negarse categóricamente a remitir oficios escritos y optar de manera consciente y arrogante por avivar en el espacio público la retórica antirrusa rayana en histerismo, prueba que se dan perfecta cuenta de no tener motivos formales para seguir el camino jurídico. Lo intentan desviar todo a la esfera de la retórica política, de la rusofobia, esperando que el mundo occidental, como en tantas otras ocasiones, forme y cuadre, dado, sobre todo, que EEUU declaró su apoyo a Londres.

Hemos presentado un sinnúmero de datos que no pueden pasarse por alto, entre ellos, figuran materiales procedentes de revistas científicas occidentales de los últimos 15 años. Insisto en que son publicaciones hechas en el extranjero y están dedicadas al desarrollo de sustancias tóxicas que Londres decidió llamar novichok. Después de destruir la Federación de Rusia sus armas nucleares, la elaboración de dichas sustancias continuó, de acuerdo con las publicaciones extranjeras, en EEUU, el Reino Unido, la República Checa, Suecia. Todo empezó en los años 1991-1992, tras la desintegración de la Unión Soviética, momento en el cual los laboratorios encargados del desarrollo de las sustancias tóxicas de la categoría supuestamente relacionada con novichok quedaron, además de en la Federación de Rusia, en los territorios de las antiguas Repúblicas soviéticas, incluidos los Países Bálticos y Uzbekistán. En el desmantelamiento del laboratorio y los depósitos de Uzbekistán participaron precisamente expertos estadounidenses. De modo que sería muy difícil establecer ahora, quién y qué pudo haber visto o llevado. Mientras tanto, el científico que tuvo que ver con el asunto, Vil Mirzayánov, junto con algunos compañeros y la documentación técnica, abandonó la URSS. Reside actualmente en EEUU. Todos esta información fue presentada por la parte rusa y el hecho de que ni siquiera haya ganas de analizarlo nos hace pensar y mucho.

Y una cosa más, Serguéi Scripal y su hija están vivos. Espero que mejoren y que también puedan aclarar algo, pero nadie parece dispuesto a esperarlo. Todo ya está decidido, según nos han indicado los interlocutores británicos, nada nos será demostrado, lo saben todo y únicamente nos queda confesar, tras lo cual ellos procederán a castigar a Rusia. Ésta es la traducción literal de sus palabras.

Al mismo tiempo, el grado de seguridad es cuestionado y no sólo por nosotros, sino por expertos occidentales. La respuesta es “highly possible”, es decir, “altamente probable”. Sin embargo, dada la flexibilidad del inglés, para las acusaciones formuladas y para tales pasos provocadores como la expulsión de los diplomáticos y amenazas con una mayor agravación de las relaciones bilaterales, no parece muy serio hacerlo girar todo en torno a algo “altamente probable”.

Ayer se reunió en La Haya el Consejo Ejecutivo de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas. Una vez más propusimos recurrir a los procedimientos estipulados en la Convención sobre las armas químicas. El enviado británico manifestó con altanería que el Reino Unido no estaba obligado a hacerlo, no sé muy bien, por qué, y que no lo hará. En un principio, los países miembros de la Convención tiene derecho a no recurrir al organismo en cuestión. Pero Londres sí que lo ha hecho. Y, dado que lo han hecho, han de guiarse por los pertinentes puntos de la Convención que insiste en la remisión de una solicitud al país de supuesta procedencia de la sustancia tóxica. Las pruebas de la sustancia nos han de ser presentados, para que los podamos estudiar junto con los expertos de la OPAQ. Desde el momento de la solicitud oficial por parte de Londres, disponemos de un plazo de 10 días para ofrecerle a la parte británica una respuesta. De acuerdo con los procedimientos estipulados por la Convención, en caso de no sentirse Londres satisfecho con la respuesta obtenida, Londres tiene derecho a convocar una reunión extraordinaria del Consejo Ejecutivo de la OPAQ que ha de tomar la pertinente decisión. Londres no quiere hacer nada de eso y no los anunciaron en público. Si después de este tipo de comportamiento y de esta postura, algunos países se animan a expresar su solidaridad con Londres, no es otra cosa que una burla sobre el sentido común.

Existen otros caminos. Si Londres no se siente a gusto con la OPAQ ni con la Convención, en la que dicho organismo basa sus actividades, existe el Convenio del Consejo de Europa sobre la asistencia jurídica mutua en materia penal de 1959 que también podría aprovecharse para solucionar el problema en cuestión. Pero los discursos altisonantes de la parte británica se reducen a que no están obligados a demostrar nada a nadie, y menos a nosotros. Se han creído que están por encima de dudas y las sospechas y por ello exigen que sea castigada la Federación de Rusia. Es patético.

Ha mencionado la falta del motivo. Si hablamos con franqueza, realmente no lo tenemos. En un principio, sería imposible suponer que la Federación de Rusia hiciera algo así. Sin embargo, si aceptáramos hipotéticamente la perversa lógica de nuestros interlocutores occidentales, ¿acaso alguien en su sano juicio se buscaría algún tipo de problemas en vísperas de las elecciones presidenciales y del Mundial de fútbol? No tenemos ningún motivo. Pero sí lo tienen quienes siguen al acecho después del tema del dopaje y otras cosas, y quienes buscan formas de complicar la celebración del Mundial de fútbol de 2018. Es algo conocido. Sin embargo, si nos ponemos a pensar en los motivos del Gobierno británico, un Gobierno conservador, dato que se mencionó de manera indirecta en muchos comentarios de medios occidentales, veremos que Londres se vio en una situación nada fácil después de las negociaciones con la EU acerca del Brexit. El Gobierno de Theresa May está perdiendo popularidad, por no poder arrancarle a Bruselas aquello que les prometieron a su pueblo y sus electores. Dada esta circunstancia, la provocación en torno a Serguéi Scripal desvía la atención pública. Yo personalmente que conozco un poco a los ingleses, opino que existe una segunda razón. Son sus ansias de liderazgo, su deseo de que no se le olvide. En este caso apostaron por la rusofobia, porque seguramente son cada vez menos los espacios de liderazgo consciente de Londres. Insisto en que estamos abiertos al diálogo y lo hemos anunciado en La Haya, en el Consejo Ejecutivo de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, proponiendo usar todas las posibilidades (y no son pocas) de la Convención para investigar el caso en cuestión. Proponemos recurrir también al Convenio del Consejo de Europa sobre la asistencia jurídica mutua en materia penal. Ayer en el Consejo de Seguridad de la ONU propusimos que fuera aprobada una declaración del Presidente del Consejo de Seguridad que llamara a las partes a cooperar. Dicha iniciativa fue bloqueada por nuestros interlocutores británicos, lo que vuelve a demostrar su escaso interés en establecer la verdad y su deseo de hacer que todos acepten incondicionalmente la información que ellos difunden como veraz. No creo que les salga esta jugada.