Discurso pronunciado por el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en la tercera edición de consultas sobre Afganistán en el formato de Moscú, Moscú, 20 de octubre de 2021
Estimados colegas,
Estimados invitados,
Estoy encantado de verles en Moscú en una nueva edición de consultas sobre Afganistán en el formato de Moscú.
Damos una gran importancia a la labor de este mecanismo, consideramos que es uno de los más demandados para llegar a un consenso regional y un entendimiento común de las vías de desarrollo de la situación en Afganistán y en torno a este país.
La ventaja principal e irrefutable del formato de Moscú consiste en que une a Afganistán con todos los países vecinos sin excepción y otros Estados influyentes de la región. Lamentamos no haber participado en el evento organizado por nuestros colegas estadounidenses. Hemos tomado nota de que los estadounidenses por segunda vez consecutiva han evitado participar en una reunión de un grupo conocido como "troika ampliada" (Rusia-EEUU-China-Pakistán). Espero que esto no se debe a algunos problemas fundamentales. Una de las causas es la sustitución del representante especial de Estados Unidos para Afganistán realizada literalmente hace varios días. Espero que EEUU siga estando dispuesto a trabajar intensamente con la agenda relacionada con Afganistán y que el nuevo representante especial se adhiera a los esfuerzos siguientes, inclusive los que se emprenderán al término de esta reunión en el formato de Moscú, en el contexto de cumplimiento de los acuerdos que se alcanzarán hoy.
Quisiera recordar que el formato de Moscú se estableció en 2017. En el marco de este formato, en noviembre de 2018, las delegaciones del Movimiento Talibán y del campo republicano se reunieron por primera vez en la misma mesa de negociaciones en presencia de representantes de diez países.
Ahora, después de un cambio drástico de la situación, ya no tiene sentido buscar a los responsables de que no se ha logrado alcanzar un resultado tangible en la reconciliación nacional. Quisiera señalar que las esperanzas cifradas en el "campo" republicano, en el Gobierno anterior encabezado por el expresidente afgano, Ashraf Ghani, no se han justificado.
Ahora la nueva administración está en el poder. Este hecho consumado echa una gran responsabilidad al Movimiento talibán. Tomamos nota de los esfuerzos que emprenden por estabilizar la situación militar y política y restablecer el funcionamiento de los organismos públicos.
La tarea de alcanzar una paz sostenible en Afganistán sigue siendo actual. Nos parece que la clave de su éxito es la formación de un Gobierno inclusivo que debe reflejar plenamente los intereses de todas las fuerzas no solo étnicas sino también políticas del país. Una "clarividencia" manifestada de esta manera serviría de buena lección para aquellos que sacrificaron los intereses nacionales para satisfacer sus ambiciones personales, abandonando literalmente a su pueblo a su suerte. Esto también predeterminaría la trayectoria para un desarrollo progresivo de Afganistán con apoyo a los grupos de población máximamente amplios. El apoyo popular depende, naturalmente, de una política social competente y el respeto de los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos. Acabamos de abordarlo con la delegación del Movimiento talibán, antes de comenzar nuestra reunión.
Por un lado, el nuevo equilibrio de las fuerzas en Afganistán que se estableció desde el 15 de agosto no tiene alternativa para un futuro previsible. Por el otro lado, la falta de reconocimiento oficial en la arena internacional, los problemas sociales, económicos y financieros, los desafíos humanitarios a los que se enfrentan las nuevas autoridades de Kabul ponen de relieve que la situación en el país aún no es estable.
Los numerosos grupos terroristas, ante todo el Estado Islámico y Al Qaeda, que intentan "levantar la cabeza" de nuevo buscan aprovechar la situación actual realizando embestidas sangrientas en diferentes partes del país. Lamentablemente, el problema de producción de drogas en Afganistán no ha perdido su urgencia. Hoy en día, existe una amenaza real de que los terroristas y narcotraficantes, en particular bajo la cobertura de flujos migratorios, penetren en el territorio de los países vecinos. En este contexto, nos preocupa especialmente la situación en Asia Central por motivos comprensibles.
Para prevenir las amenazas mencionadas a la seguridad de Afganistán y los países vecinos, así como las amenazas que se proyectan a otras regiones del mundo, es necesario tomar medidas oportunas y adecuadas tanto en el país, como por parte de sus socios externos. Exhortamos al Movimiento talibán (y hemos hablado de eso con la delegación también) a que siga estrictamente la línea de impedir que alguien utilice el territorio afgano en contra de los intereses de terceros países, especialmente en contra de los países vecinos de Afganistán: los países de Asia Central, nuestros amigos y aliados. Planeamos aprovechar las capacidades que tenemos, inclusive en el marco de la ONU, la OCS, la OTSC y otras organizaciones multilaterales. Las cumbres de la OTSC y la OCS celebradas en Dusambé el mes pasado, así como una cumbre conjunta especial de estas alianzas dedicada a la situación en Afganistán, pusieron en evidencia que las posturas de miembros de las dos organizaciones en relación con la solución de los problemas existentes son afines. Es importante que tanto la OCS como la OTSC tengan un mecanismo especial que se formó hace muchos años, dedicado a la interacción con Afganistán y la búsqueda de las posibilidades de prestar apoyo y estabilizar la situación en este país.
Estamos satisfechos con el nivel de cooperación con las autoridades afganas que nos permite resolver eficazmente las tareas prioritarias de garantizar la seguridad de los ciudadanos rusos que viven en Afganistán, un funcionamiento sin obstáculos de nuestra Embajada en Kabul, así como las Embajadas de otros países. Estamos agradecidos a la parte afgana por prestar apoyo al trabajo de los periodistas rusos, lo que les permite informar objetivamente de los acontecimientos políticos internos y por facilitar la repatriación de los ciudadanos rusos que se vieron en Afganistán durante el período de cambio del poder.
Consideramos importante la decisión de que los estudiantes afganos matriculados en las Universidades rusas pueden continuar la educación en forma presencial. Planeamos organizar su transportación a Rusia próximamente. Seguiremos manteniendo relaciones comerciales con Kabul para abordar cuestiones acuciantes y urgentes de la agenda bilateral.
El desarrollo de la educación nacional, la salud y otras áreas de importancia social, especialmente en la coyuntura cuando las capacidades financieras están muy limitadas, requiere que las nuevas autoridades que están formándose ahora emprendan esfuerzos enérgicos y, a veces, tomen decisiones no convencionales. Los informes sobre el deterioro de las condiciones de vida de los afganos preocupan. Los expertos no descartan un posible empeoramiento de la situación humanitaria como resultado de la incapacidad de gran parte de la población afgana de alimentarse bien. Esperamos que la delegación afgana comparta hoy la llamada información "de primera mano" sobre la situación humanitaria actual.
Estamos convencidos de que ha llegado el momento de movilizar los recursos de la comunidad internacional para proporcionar a Kabul una eficaz asistencia humanitaria, financiera y económica, en particular, para prevenir una crisis humanitaria y poner fin a los flujos migratorios. La cumbre extraordinaria del G20 sobre Afganistán convocada el pasado 12 de octubre mostró la coincidencia o la afinidad de posturas de los principales actores regionales y extrarregionales al respecto. Esperamos una actitud responsable en relación con los ciudadanos afganos por parte de aquellos países occidentales cuya presencia de 20 años en el país conllevó la actual situación humanitaria grave y de ninguna manera contribuyó a fortalecer la industria y la economía de Afganistán. Al mismo tiempo, es importante que Occidente no solo preste la ayuda humanitaria en su forma tradicional, sino también contribuya al pago de salarios a tales grupos socialmente importantes de población de Afganistán, como profesores, médicos, etc.
Creemos que la ONU debe desempeñar un papel protagónico y coordinador en la consolidación de los esfuerzos internacionales en relación con Afganistán. Espero que el llamamiento colectivo de los Estados partes del formato de Moscú a los dirigentes y a todos los miembros de la ONU que se publicará al término de esta reunión se oiga y que en un futuro previsible observemos una reacción positiva.
Planeamos enviar un nuevo lote de ayuda humanitaria al pueblo amigo de Afganistán en los próximos días.
¡Gracias por su atención y les deseo un trabajo fructífero!