Comentario del Departamento de Información y Prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia en relación con la negativa a adherir a Rusia al proyecto internacional de renovación del Museo – Lugar de la Memoria “Sobibor” en el territorio del antiguo campo de concentración nazi
Estamos decepcionados por la negativa a adherir a Rusia al proyecto internacional de renovación del Museo – Lugar de la Memoria “Sobibor” que llegó de Varsovia.
Quisieramos recordar que la parte rusa fue invitada a participar en el proyecto de renovación del Museo – Lugar de la Memoria en Sobibor en 2013. El proyecto incentivado por Polonia, Israel, Holanda y Eslovaquia prevé construir un nuevo monumento conmemorativo, equipar el museo, crear la respectiva infraestructura. Rusia reaccionó positivamente a esta invitación, manifestó su disposición a participar en el proyecto dirigido a inmortalizar la memoria de los prisioneros del campo de concentración, incluidos los participantes de la sublevación heróica organizada en 1943 por los prisioneros de guerra soviéticos encabezada por el oficial del Ejército Rojo, Alexandr Pecherski. Además, Moscú manifestó su disposición a realizar una considerable aportación financiera al desarrollo del monumento.
Mientras, las negociaciones con la parte polaca sobre la adhesión de Rusia al proyecto no dieron resultados. Varsovia dilataba bajo pretextos distintos la toma de la decisión definitiva, ponía cada vez nuevas condiciones de la participación de Rusia en el proyecto sin comunicarlas a la parte rusa. En julio del año en curso llegó al final un comunicado oficial de Varsovia de que en la reunión del Comité Internacional de Gestión del proyecto celebrada los días 12 y 13 de junio de 2017 se había decidido “continuar la cooperación en la misma composición que fue durante los últimos años”.
Consideramos que esta decisión es inmoral desde el punto de vista de la verdad histórica. Es difícil negar que la participación de Rusia en la renovación del Museo – Lugar de la Memoria “Sobibor” es absolutamente justificada. No se puede explicar de modo razonable porque se hace la vista gorda ante los hechos históricos y la comunidad internacional no debe pasarlo por alto. La intención de cerrar el acceso a Rusia a la participación en el proyecto forma parte de la rusofobia que últimamente se manifiesta abiertamente en Varsovia y del deseo de los polacos de imponer su visión de la historia restando importancia al papel de la URSS y del Ejército Rojo en la Segunda Guerra Mundial como libertadores.
