Declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia en relación con la operación armada en el sureste de Ucrania
Rusia está indignada por el inicio en Slaviansk de una operación militar de castigo por influjo de los terroristas del "Sector de Derechas" y de otras organizaciones ultranacionalistas. Las divisiones del ejército ucraniano utilizan tanques y otro tipo de armamento pesado, y helicópteros militares que lanzan misiles a los rebeldes. Según las noticias recibidas, ha habido muertos y heridos.
Como ya hemos advertido en repetidas ocasiones, la utilización del ejército contra el propio pueblo constituye un crimen y conduce a Ucrania a la catástrofe.
Por si existía alguna duda, ahora ha quedado completamente claro que las numerosas declaraciones del autoproclamado Gobierno de Ucrania sobre su disposición a iniciar un diálogo nacional para buscar soluciones para que el país salga de la profunda crisis en la que se encuentra son pura hipocresía.
El régimen de Kiev, que ya rompió el acuerdo del 21 de febrero, ha violado flagrantemente los compromisos de la Declaración Ginebra del 17 de abril, que exige como medida más urgente el cese de cualquier tipo de violencia.
Hace unos días, a petición de nuestros socios occidentales y en colaboración con la dirección del Consejo de Europa, fue enviado a la región de Donetsk Vladímir Lukin, en representación del presidente de Rusia, para intentar resolver la situación de los especialistas militares de países europeos retenidos en Slaviansk. Exigimos que se adopten las medidas imprescindibles para garantizar la seguridad del representante ruso, ya que no descartamos las provocaciones por parte del Gobierno de Kiev para reventar su misión, que ya se ve amenazada por las acciones agresivas del ejército ucraniano y de los milicianos radicales que rodean Slaviansk.
Resulta muy preocupante la información recibida de que, en el desarrollo de la operación de castigo del ejército ucraniano y de los grupos ultranacionalistas ilegales, se escucharon comunicaciones en inglés, y que entre los asaltantes de Slaviansk había extranjeros que hablaban inglés. Insistimos en que resulta inaceptable cualquier injerencia externa en lo que está sucediendo en Ucrania. A este respecto, queremos recordar que las noticias recibidas anteriormente de la presencia en Ucrania de mercenarios de una empresa militar privada estadounidense han sido refutadas de forma muy vaga por Washington. Es bien sabido que estas empresas militares privadas son sancionadas por el Departamento de Estado estadounidense cuando operan fuera de su territorio.
Apoyando a los organizadores del golpe de Estado en su línea de represión violenta de las protestas, Estados Unidos y la Unión Europea contraen una gran responsabilidad, y de hecho están obstruyendo la vía hacia una solución pacífica de la crisis. En este contexto, no es en absoluto casual el rechazo categórico de Washington, a pesar de las exigencias de la Declaración de Ginebra del 17 de abril, a apoyar la propuesta para organizar, bajo los auspicios de la OSCE, el diálogo entre los representantes de las autoridades de Kiev y las regiones del sureste de Ucrania.
Exigimos rotundamente a Occidente que renuncie a su política permisiva con respecto a Ucrania, y a aquellos que han alcanzado el poder en Kiev que suspendan inmediatamente la operación de castigo y cualquier violencia contra su propio pueblo, que liberen a los políticos detenidos y que garanticen la plena libertad de los periodistas en el ejercicio de su profesión. Solo así se podrá iniciar un verdadero proceso de disminución de la tensión. Es imprescindible organizar inmediatamente un auténtico diálogo político igualitario, con participación de todas las regiones con el fin de elaborar unos acuerdos mutuamente aceptables por todos sobre el futuro del país, y no intentar emular reformas en el círculo restringido de la autoproclamada "coalición de los vencedore".
2 de mayo de 2014