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Comentario ofrecido por la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, en relación con la escalada de la violencia antiserbia en Kosovo

1044-30-05-2023

En la Provincia Autónoma de Kosovo y Metojia la tensión sigue creciendo rápidamente. Los disturbios que habían estallado uno de estos días en el norte de la provincia habitada por los serbios, alcanzaron un nivel sumamente peligroso el día anterior.

La crisis en los municipios Zvecan, Zubin Potok y Leposavić, que bien habría podido llegar tranquilamente a una solución de avenencia, la no pudieron manejar los contingentes de paz de la Fuerza de Kosovo de la OTAN (KFOR). No justamente mostraron que carecen de profesionalismo, sino se hicieron ellos mismos la fuente de violencia innecesaria, un factor de la escalada. En consecuencia, las personas que deben defender a la mayoría serbia local de la arbitrariedad kosovar respaldaron los esfuerzos xenófobos de Pristina y se convirtieron en naturales cómplices del terrorismo: desempeñaron el papel de las guardias personales de los impostores albanokosovares que se denominaron a sí mismos las “autoridades” y se arraigaron en los edificios administrativos. En resultado, unas decenas de personas más fueron hospitalizadas y algunas se encuentran en estado grave.

La actitud selectiva de Occidente hacia las disposiciones previstas por la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU, de las cuales se toma en serio solo la presencia militar en el territorio, se tradujo en que la OTAN malinterpretó por completo las funciones de la KFOR. Su comprensión errónea contrasta con el enfoque declarado del estatus neutral que se convirtió en una ficción hace mucho tiempo. En efecto, el contingente de la OTAN nunca ha defendido realmente a los serbios del territorio, en vez de eso, sirve al deficiente statu quo con su extremismo albanokosovar desenfrenado y limpiezas étnicas antiserbias. En tales condiciones, es imposible hablar sobre alguna confianza y aún más la lealtad de los serbios.

El “quinteto” occidental, que ahora se indigna teatralmente por la arbitrariedad de sus pupilos en Pristina y trata frenéticamente de llamarlos al orden, debería haber pronosticado previamente en qué resultaría la distribución de los “alcaldes” albaneses que no representan a nadie por cuatro comunidades norteñas. Sin embargo, todavía no es tarde para dar marcha atrás en la historia sobre las elecciones municipales falsas del 23 de abril, si los occidentales se preocupan verdaderamente por la paz y la estabilidad. Y no es difícil influir en el primer ministro Kurti y su entorno: solo hay que aplicar la palanca sancionadora tan amada por EEUU y la UE, pero esta vez hacerlo con toda razón. Y no provocar a Belgrado que tuvo que anunciar la plena disposición combativa del Ejército y dirigirlo hacia la línea administrativa con Kosovo, corriendo el riesgo de ser acusada otra vez de exacerbación.

Exhortamos a Occidente a apagar finalmente su propaganda mentirosa, dejar de relegar responsabilidad por los incidentes en Kosovo a los serbios ya desesperados que tratan de defender sus derechos y libertades legítimas de manera pacífica y sin armas. Es el caso cuando, en plena búsqueda de los culpables, sería mejor si los mediadores de EEUU y la UE reúnan el coraje y miren al espejo.

Se requiere hacer pasos decisivos en materia de desescalada y no medias tintas parecidas a la idea estadounidense de “reasentar” temporalmente a los nuevos “alcaldes” de los ayuntamientos en otros lugares. El objetivo principal sigue siendo crear en el territorio la Comunidad de los Municipios Serbios en su forma original estipulada hace diez años en los acuerdos escritos entre Belgrado y Pristina bajo las garantías de Bruselas. Es la condición clave del diálogo, lo único que da la oportunidad de proporcionar estabilidad y seguridad en la región.