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Comentario ofrecido por la portavoz del MAE de Rusia, María Zajárova, en relación con la expulsión de los sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa Rusa de Bulgaria

1831-21-09-2023

El pasado 21 de septiembre, el Servicio de Inmigración búlgaro citó a los clérigos de la iglesia hospedería rusa en Sofía y les ordenó a abandonar Bulgaria dentro de 24 horas por ser personas que presuntamente plantean una amenaza a su seguridad nacional.  Se trata del abad de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Sofía, el archimandrita Vasian, el secretario de la Hospedería, arcipreste Yevgueni, y un empleado de la iglesia.

Es imposible encontrar una explicación lógica de este acto hostil y clamoroso perpetrado por los dirigentes búlgaros.

A los hombres que habían dedicado su vida al servicio de Dios por la unidad de los pueblos ruso y búlgaro basada en la religión y los valores cristianos comunes el Servicio de Inmigración búlgaro los devolvió a la Iglesia como a unos criminales, transportándolos en coches con rejas en las ventanas, para que recogieran sus cosas. Hoy mismo Bulgaria expulsará a los sacerdotes como infractores de la ley, los transportará a la frontera con Serbia y los abandonará allí a merced del destino.

Representa una blasfemia particular el hecho de que esta acción coincidiera con la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, el día sagrado y puro para los parroquianos de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Estamos indignados e impactados por lo sucedido. Esto vuelve a señalar que las autoridades actuales de Bulgaria han emprendido irrevocablemente el camino dirigido a destruir no solo los contactos políticos entre los Estados, sino también los vínculos culturales y humanitarios entre nuestros pueblos. Ahora el objetivo es romper las relaciones entre las Iglesias Ortodoxas hermanas, la Rusa y la Búlgara, y los lazos de hermandad entre las naciones rusa y búlgara.

A partir de ahora, quedará cerrada la antigua iglesia rusa que pasó largos años siendo el espacio de oración común de los rusos y los búlgaros.

Volvemos a poner de relieve que la parte búlgara está plenamente responsable por la drástica degradación de las relaciones bilaterales entre Rusia y Bulgaria.