Comentario ofrecido por la portavoz del MAE de Rusia, María Zajárova, en relación con la expulsión de los sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa Rusa de Bulgaria
El pasado 21 de septiembre, el Servicio de Inmigración búlgaro citó a los clérigos de la iglesia hospedería rusa en Sofía y les ordenó a abandonar Bulgaria dentro de 24 horas por ser personas que presuntamente plantean una amenaza a su seguridad nacional. Se trata del abad de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Sofía, el archimandrita Vasian, el secretario de la Hospedería, arcipreste Yevgueni, y un empleado de la iglesia.
Es imposible encontrar una explicación lógica de este acto hostil y clamoroso perpetrado por los dirigentes búlgaros.
A los hombres que habían dedicado su vida al servicio de Dios por la unidad de los pueblos ruso y búlgaro basada en la religión y los valores cristianos comunes el Servicio de Inmigración búlgaro los devolvió a la Iglesia como a unos criminales, transportándolos en coches con rejas en las ventanas, para que recogieran sus cosas. Hoy mismo Bulgaria expulsará a los sacerdotes como infractores de la ley, los transportará a la frontera con Serbia y los abandonará allí a merced del destino.
Representa una blasfemia particular el hecho de que esta acción coincidiera con la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, el día sagrado y puro para los parroquianos de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Estamos indignados e impactados por lo sucedido. Esto vuelve a señalar que las autoridades actuales de Bulgaria han emprendido irrevocablemente el camino dirigido a destruir no solo los contactos políticos entre los Estados, sino también los vínculos culturales y humanitarios entre nuestros pueblos. Ahora el objetivo es romper las relaciones entre las Iglesias Ortodoxas hermanas, la Rusa y la Búlgara, y los lazos de hermandad entre las naciones rusa y búlgara.
A partir de ahora, quedará cerrada la antigua iglesia rusa que pasó largos años siendo el espacio de oración común de los rusos y los búlgaros.
Volvemos a poner de relieve que la parte búlgara está plenamente responsable por la drástica degradación de las relaciones bilaterales entre Rusia y Bulgaria.