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Discurso y respuestas a las preguntas de los medios ofrecidos por el Ministro de Asuntos Exteriores en funciones de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, en la reunión plenaria de la Conferencia Internacional Diálogo Raisina, Nueva Delhi, 15 de enero de 2020

55-15-01-2020

Traducción no oficial del inglés

 

Muy buenos días a todos, permítanme desearles buen provecho a quienes participen en el desayuno.

Antes que nada me gustaría agradecerles a los organizadores de la Conferencia por su invitación. Si no me equivoco, es un Foro muy joven que logró convertirse en varios años en un importante escenario y un evento con muy buena reputación. Está realmente bien que nos podamos reunir con una mayor frecuencia, para abordar el estado de las relaciones internacionales y los vectores de nuestro desarrollo.

Estamos convencidos de que la tendencia principal del desarrollo global es el proceso objetivo de la formación de un mundo multipolar, así como de la creación de nuevos centros de poderío económico y de fuerza financiera, además de influencia política. Es evidente que la India representa uno de tales centros. Es importante garantizar que ningún problema relativo a la agenda global sea abordado, sin que participen en el proceso uno de los mencionados centros de influencia.

Como ha señalado  recientemente el Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, consideramos que el orden internacional paritario y democrático debe estar basado no sólo en el equilibrio de la fuerza bruta, sino en la interacción de intereses, modelos de desarrollo, culturas, tradiciones. Tales estructuras se están formando en las relaciones internacionales. En este sentido me gustaría mencionar BRICS y RIC, el primer escalón en la creación de BRICS. Aquella asociación reunió a Rusia, la India y China. Además, mencionaré la Organización de Cooperación de Shanghái, a la cual la India se ha unido recientemente, volviendo dicho organismo más representativo.

Me gustaría señalar también el G-20, cuya creación fue reconocimiento de que los G-7 ya no podían dar solución a los asuntos de cualquier nivel relevancia. Los G-20, al incluir a los G-7, BRICS y una serie de Estados de posturas afines con los países miembros de BRICS representan un formato aceptable y viable, sobre todo, en situaciones, cuando los países en vías de desarrollo están descontentos con la falta de progreso en la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU. Hablando sobre el tema, señalaría que el principal y, supongo, único defecto del mencionado organismo es la representación insuficiente de los países en vías del desarrollo. No dejamos de comentar que la India y Brasil merecen un asiento en el Consejo de Seguridad, al igual que un representante de África. Nuestra postura consiste en que el objetivo de la reforma del Consejo de Seguridad es garantizar un mejor trato a los países en vías del desarrollo por parte del mencionado organismo central de las Naciones Unidas.

La Carta de la ONU es un referente para cualquier debate que mantengamos y tales principios como la igualdad soberana de los Estados, la no intervención en los asuntos internos, el respeto de la integridad territorial, la solución pacífica de las discrepancias deben aplicarse por doquier en el mundo y regir en los debates de cualquier tipo con respecto a la promoción de nuevas ideas en la arena internacional.

Por desgracia, a algunas fuerzas les desagrada la formación de un mundo multipolar y más democrático e intentan obstaculizar este proceso. Se habrán dado cuenta de que nuestros amigos occidentales cada vez usan menos el lenguaje del derecho internacional. En vez de ello, inventaron la expresión del “orden basado en las normas” y no es difícil entender qué normas usan. Miren lo que ocurre en el marco de la OPAQ, donde una burda violación de la Convención sobre la Prohibición de Desarrollo, Producción, Almacenaje y Uso de las Armas Químicas y sobre su destrucción, de acuerdo con la cual es necesario consenso con respecto a las nuevas ideas. Sin embargo, mediante la votación de una minoría de países miembros lograron que aprobara la concesión de funciones de establecimiento de los culpables a la Secretaría Técnica del organismo en cuestión. Es un ejemplo brillante de cómo son vistas las normas elaboradas en un reducido círculo de países: son promovidas y tras ello presentadas como la solución definitiva de cualquier problema mundial. Considero que es un camino muy peligroso. Las medidas unilaterales y los intentos de imponer a otros países las ideas que son fruto de su propio egoísmo nos alejan cada vez más de la respuesta a los retos globales de la actualidad y tienen carácter transnacional, es decir, el terrorismo, el tráfico de drogas, la seguridad alimenticia y la seguridad del abastecimiento del agua, así como muchos otros problemas, incluido el despliegue de las armas en el espacio, el desarrollo de las armas en el espacio cibernético y muchos otros problemas. Los podemos superar únicamente juntos.

Vivimos en nuestro continente común, la enorme Eurasia. Muchos grandes pensadores intentaron promover diferentes opciones que permitieran hacer este continente realmente unido y competitivo desde el punto de vista global. Recordarán que Charles de Gaulle tenía una visión de Europa que empezara en el océano Atlántico y acabara en los Urales. Más tarde las ideas fueron ampliadas, quedando la envergadura con Lisboa en un extremo y Vladivostok en el otro. Creo que en estos momentos podemos hacer constar que, hablando de Eurasia, nos referimos al espacio entre Lisboa y Jakarta. Al celebrar nosotros en 2016 la Cumbre Rusia-ASEAN, el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, compartió su visión de la “Gran Eurasia”, un espacio que englobaba a todos los países miembros de la UEEA, la ASEAN y la OCS. Hemos de estar abiertos a todos los países que forman parte de este espacio geopolítico común, incluidos los países de la UE y muchos otros Estados que no forman parte de ninguna organización, pero están situados en dicho territorio.

Dadas estas circunstancias, estamos promoviendo, junto con nuestros amigos de la ASEAN y los países miembros del diálogo Rusia-ASEAN, la cooperación en el Asia Pacífico, desarrollando de esta manera la arquitectura y estructura de la cooperación en la región Asia Pacífico concentrados en torno a diferentes formatos creados por la ASEAN, el Foro regional de la ASEAN para la Seguridad, la Conferencia de los Ministros de Defensa de la ASEAN y de los socios del diálogo (SMOA plus). En general, son muchas las estructuras que promueven con éxito la cooperación entre la ASEAN y sus socios. Por supuesto, tuvo mucho éxito la Cumbre de Asia Oriental.

Hablando del “orden basado en las normas”, de repente ha surgido un concepto nuevo de las estrategias Indo-pacíficas y no del Asia Pacífico. Fue promovido, en primer lugar, por EEUU, Australia, Japón, la República de Corea. Al preguntar nosotros a los autores de dicha estrategia sobre la diferencia entre las estrategias indo-pacíficas y la cooperación en la región de Asia-Pacífico, se nos dijo que las primeras son más abiertas y democráticas. No entraré en detalles, pero, si lo miramos con más atención, veremos que no es así. Es un intento de rehacer la estructura de la región de Asia-Pacífico y de alejarse de los formatos de interacción que están concentrados en torno a la ASEAN y están orientadas a buscar fórmulas de compromiso y de acercarse a algo que propicia la división. Entienden, con toda seguridad, qué es lo que se entiende bajo las estrategias Indo-pacíficas. Apreciamos la postura de los países de la ASEAN y la postura de la India que sigue detenidamente  la idea de que las estrategias Indo-pacíficas no deben abordarse desde la perspectiva de disuasión de algunos países mediante estas formas de cooperación.

Al preguntar nosotros a quienes proponen usar esta terminología, si la región Indo-pacífica incluye a África Oriental y el Golfo Pérsico (como parte del océano Índico), se nos responde que no. De modo que está todo bastante enrevesado y hemos de tener mucho cuidado con la terminología que podría parecer sencilla y significar al mismo tiempo nociones diferentes.

He mencionado el Golfo Pérsico. Estamos muy preocupados por los acontecimientos que están teniendo lugar en esta zona. Las ideas abundan: Washington desea formar una coalición, los europeos también quieren una coalición, pero con un mandato algo distinto. Hace poco celebramos unas maniobras conjuntas con China e Irán, cuyo objetivo era analizar las formas de garantizar la seguridad de la navegación marítima en dicha región, de suma importancia para el comercio mundial.

Hace muchos años, en una situación mucho menos peligrosa que la actual, propusimos a los países del Golfo Pérsico pensar en un mecanismo de la seguridad colectiva, algo del estilo de la OSCE en Europa. Se podría comenzar con la puesta en práctica de las medidas de refuerzo de la confianza y las invitaciones de participar en las maniobras militares. Comentamos esta propuesta con todos los Estados miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo. Tres de ellos apoyaron enseguida aquella iniciativa, otros tres decidieron tomarse su tiempo para pensar. Recientemente hemos vuelto al tema y celebramos en pasado septiembre en Moscú una Conferencia dedicada a la seguridad colectiva y el refuerzo de la confianza en el Golfo Pérsico y en torno al mismo. Irán formuló la idea de firmar un Pacto de no agresión entre los países del Consejo. Sin embargo, nuestra iniciativa es algo más abarcadora. No se trata únicamente de no entrar en conflictos armados, sino de mostrarse más abiertos y cooperar de una manera más activa. Suponemos que, además de los países del Golfo Pérsico, es decir, miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo e Irán, habrían de estar presentes los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, representantes de la UE, la Liga Árabe y la Organización para la Cooperación Islámica. La idea sigue siendo sometida a consideración y esperamos que sea estudiada con detenimiento.

Lo último que me gustaría decir sobre Eurasia es que el proyecto económico euroasiático cuenta con unas extensas potencialidades que permiten armonizar diferentes grupos cuyo objetivo es la integración, incluida la Asociación Surasiática para la Cooperación Regional. Prueba de ello es el interés hacia las actividades de la UEEA creada por Rusia y por los países vecinos. Ya hemos firmado Acuerdos sobre zonas de libre comercio con Vietnam, Singapur y Serbia. Hemos firmado Acuerdos con Irán y China, estamos manteniendo las negociaciones con Israel y Egipto. La Comisión Económica Euroasiática cuenta con un Acuerdo con la ASEAN. Supongo que este proceso continuará.

El siglo XXI es tiempo para deshacernos no cualesquiera métodos en las relaciones internacionales que recuerden la época de colonialismo o neocolonialismo. Las sanciones unilaterales no funcionarán. No es diplomacia. No creo que debamos tener en cuenta sanciones y otros métodos no diplomáticos cuando pensamos en el futuro del mundo.

Para concluir, me gustaría recordar que hace veinte años Rusia y la India firmaron la Declaración de Asociación Estratégica. Hace unos años, al término «estratégico» se le añadió la palabra «privilegiada». Luego, nuestros amigos indios propusieron llamar nuestras relaciones la «asociación estratégica especialmente privilegiada. Desearíamos fomentar similares relaciones con todos los países de la región. Esperamos que nuestros amigos indios promuevan la misma ideología.

Muchas gracias.

Pregunta: A ambos lados del Atlántico se habla mucho de conseguir diferentes acuerdos. Pero da la impresión de que la mayoría de ellos se consigue precisamente por Rusia. Su intervención tuvo el significado decisivo para el desarrollo de la situación en Siria. En lo últimos años y, especialmente, en los últimos meses, su país intensificó esfuerzos en Libia al tomar la iniciativa en el proceso de Berlín. Casi se firma el alto el fuego pero algo falló. ¿Hasta qué punto usted está optimista en cuanto a la situación en Libia, dado que Jalifa Haftar, por lo visto, se negó a participar en el acuerdo?

Respuesta: El Comandante del Ejército Nacional Libio, mariscal Jalifa Haftar, y el presidente de la Cámara de Diputados en Tobruk, Akila Saleh, pidieron tiempo adicional para consultar con sus partidarios. Akila Saleh dijo que como presidente del Parlamento debería informar en detalle a todos sus miembros.

No dramatizamos en exceso esta situación. Cosas similares habían ocurrido en el pasado. Las reuniones internacionales sobre Libia se habían celebraron en París, Palermo, Abu Dabi. Al término del encuentro en Paría se llegó a anunciar la fecha de las elecciones que expiró hace dos años. Luego vinieron Palermo y Abu Dabi. Es una lástima que el acuerdo firmado en Abu Dabi no se hubiera realizado, ya que tocaba cuestiones políticas clave: distribución del poder y riquezas del país satisfactorios para todos.

De hecho, el alto el fuego, al que habían llamado el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, fue declarado por ambas partes: el Ejército Nacional Libio y los partidarios del Gobierno de Unidad Nacional (GUN) en Trípoli. Pero, lamentablemente, el propio acuerdo sobre el alto el fuego no se firmó por todos. Sin embargo, sí lo suscribieron el presidente del GUN, Fayez al Sarraj, y el Presidente del Consejo Estatal Supremo, Jaled al Mashri. Como he dicho antes, Jalifa Haftar y Akila Saleh declararon que necesitaban más tiempo para las consultas. Nunca habíamos pretendido que la reunión en cuestión pondría punto final en la solución de todas las cuestiones. La organizamos en Moscú en calidad de aporte a la conferencia internacional sobre Libia en Berlín, que está prevista para el domingo próximo. Habíamos recomendado a los organizadores invitar a todas las partes del conflicto libio. Creo que están de acuerdo. Es realmente muy importante asegurarse de que las decisiones que se tomen en Berlín sean aceptables para todas las partes del conflicto libio.

El proceso está en marcha, se está trabajando. Continuaremos contribuyendo al éxito de los esfuerzos que se están emprendiendo.

Pregunta: Permita pasar al Gran Proyecto Euroasiático del que usted acaba de hablar con detalle. Usted ha mencionado la región Asia-Pacífico. Dejemos de lado el juego de topónimos, como Indo-Pacífico. El hecho es que los océanos Índico y Pacífico siguen siendo los factores integracionistas clave de la idea de una Afro-Eurasia unida y económicamente integrada, que incluya la Gran Eurasia. ¿Qué papel podría desempeñar Rusia, dado que se muestra interesada en el proyecto? Aún si hablamos de la estrategia del Indo-Pacífico (llámese como se llame), Rusia acaba de llevar a cabo grandes ejercicios militares…

Respuesta: No tenemos nada en contra de los términos filosóficos pero la terminología debe estar clara. Antes decíamos: la región Asia-Pacífico. Además, existe la Comisión del Océano Indico integrada por todos los Estados ribereños. Y cuando se habla de la cooperación en la región Asia-Pacífico pero en formato de las estrategias Indo-Pacíficas, surge la pregunta si se incluyen los países africanos o Estados del golfo Pérsico. La respuesta es no. ¿Incluyen otros países que suelen clasificarse como parte de Asia-Pacífico? Sí. Entonces, ¿para qué hablar en este contexto de la región Indo-Pacífico?

Usted sabe cuál es la respuesta. Consiste en contener a China, y ni siquiera se oculta. Como ya he dicho, los amigos indios son lo suficientemente sabios como para detectar la trampa y evitarla. Por nuestra parte, apostamos por promover formatos orientados a unir, en lugar de separar. He mencionado el formato creado por la iniciativa del ex Presidente de Gobierno de la Federación de Rusia y su ministro de Asuntos Exteriores, Yevgueni Primakov, de Rusia – India - China (RIC). Entre marzo y abril del corriente celebraremos la decimoséptima reunión del formato. Posteriormente, de este formato nació BRICS, cuya misión también es unir, sin confrontarse.

Lo mismo se puede decirse de la Organización de Cooperación de Shanghái (OSC) que une a las antiguas repúblicas soviéticas, la India, China, Pakistán. Irán es miembro observador pero Rusia, junto con la mayoría de los países miembros de la Organización, respaldamos su petición de ingreso. Estoy seguro que será satisfecha.

Todas estas organizaciones y formatos proponen cooperación a nuevos países. Durante las reuniones de BRICS, siempre celebramos reuniones ampliadas (outreach) que suelen incluir los Estados vecinos del país que ostenta la presidencia del Grupo en el año dado. Para completar este formato, creamos, por iniciativa de China, el formato de BRICS+, que es una nueva propuesta de colaboración.

Por eso nos importa comprender lo que esconden los términos. Por cierto, ¿qué tiene de malo el del Derecho Internacional? ¿Por qué nuestros amigos occidentales en las declaraciones finales o comunicados de cualquier conferencia insisten en emplear el término «orden basado en reglas», en lugar del Derecho Internacional?

He aquí un simple ejemplo. Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Palestina forman parte del Derecho Internacional. Mientras el reconocimiento de la pertenencia de los Altos del Golán a Israel, la transferencia de su Embajada a Jerusalén, el reconocimiento de la legitimidad de poblaciones israelíes en la orilla occidental del río Jordán, etc. son ya «reglas» que los estadounidenses pretenden aplicar. No pongo en entredicho su soberano derecho a hacer lo que les dé la gana con respecto a ellos mismos. Pero si ignoran las reglas incorporadas en el Derecho Internacional, la Carta de la ONU, entonces hablemos, en general, de la actitud ante el Derecho Internacional.

Ya he mencionado la situación en la OPAQ. Dentro de la UNESCO se dan los intentos de impulsar la aprobación de la Convención Internacional contra el Dopaje sin consenso, al delegar a la secretaría de la organización las funciones atributivas, como en el caso de la OPAQ.

Por cierto, hablando de las armas de destrucción masiva. La Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Biológicas y Toxínicas y sobre su destrucción lleva funcionando varios decenios. Rusia, al igual que la mayoría de los países miembros de la Convención, ha abogado y abogará por la creación de mecanismo de verificación, similar al previsto para la Convención sobre las Armas Químicas. Pero EEUU es prácticamente el único país que bloques la creación del mecanismo. En lugar de ello, el año pasado, de repente, presentó la idea de crear cierto «potencial intermedio» para investigar eventuales casos de empleo de armas biológicas, alegando la resolución de la Asamblea General de 1987 y del Consejo de Seguridad de la ONU de 1988, que prevén la creación del Mecanismo del secretario general de la ONU para investigar casos del eventual empleo de armas químicas, biológicas y toxínicas. Le replicamos que ya existía la Convención. ¿Cómo se corresponde la iniciativa en cuestión con las disposiciones de la Convención?

Hay muchos ejemplos por el estilo.

Otro detalle interesante. Nuestro buen amigo Ban Ki-moon, antes de abandonar el puesto del secretario general de la ONU, en uno de los informes anuales divulgados empleó una nueva expresión: prevención del extremismo violento. Este término no tardó en arraigarse. Preguntamos por qué había que prevenir sólo el «extremismo violento» y no el extremismo en todas sus formas. Luego nos dimos cuenta de lo que se trataba. El significado de esta expresión nos lo aclararon no el secretario general de la ONU ni tampoco la Secretaría de la Organización, sino un grupo de nuestros socios occidentales. Su visión del concepto de la «prevención del terrorismo violento» consiste en lo siguiente: el extremismo nace en las sociedades autoritarias, donde los dictadores no conceden la suficiente democracia a los ciudadanos. Por lo tanto, conforme el concepto, la comunidad internacional debe dirigirse, por encima de los dictadores, a la sociedad civil y explicarle cómo convertir su país en democrático. Asía de simple, ignorando todos los principios del Derecho Internacional que responsabilizan de luchar contra el extremismo, terrorismo y otros crímenes penales, en primer lugar, a los propios Estados. No es cuestión sólo de terminología, es una tendencia sumamente importante que presenciamos. Nosotros queremos atenernos a los principios del Derecho Internacional, de la Carta de la ONU, haciendo el mundo más democrático a partir de los principios en ella establecidos. La Carta de la ONU, por ejemplo, establece la igualdad soberana de los Estados. Pero sabemos perfectamente que en la realidad no es así.


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