Entrevista ofrecida por el Viceministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Riabkov, a la agencia de noticias Interfax, 18 de diciembre de 2021
Pregunta: Nuestras propuestas sobre las garantías de seguridad por parte de EEUU y la OTAN pueden como considerarse como ultimátum a Occidente, como la última oportunidad de hacerles entrar en razón y la última advertencia para que se detengan?
Respuesta: No hablamos con nadie en el lenguaje de ultimatums. Mantenemos una actitud sumamente responsable hacia nuestra propia seguridad y hacia la seguridad de otros. El problema no estriba en si hemos presentado un ultimatum, no hay ningún ultimátum. La esencia de la cuestión radica en que la seriedad de nuestra advertencia no puede ser desestimada.
En efecto, últimamente, la situación con la seguridad en Europa, en el Euroatlántico y en Eurasia se ha deteriorado fuertemente. Esto se debe a todo una serie de acciones coherentes de EEUU y sus aliados que en forma generalizada podrían calificarse como intento de socavar la seguridad de Rusia y crear en torno a ella un ambiente hostil. No podemos tolerarlo.
Ucrania se vio en el epicentro, en el foco de esta política. Este país no adopta decisiones independientes y depende de la coyuntura en sumo grado. Al ver un incondicional, inequívoco apoyo por parte de Occidente, determinadas fuerzas en Kiev hacen el juego a las peores tareas y planteamientos de la cuestión por parte de Occidente. Rechazamos tajantemente la perspectiva de un próximo ingreso de Ucrania en la OTAN que se perfila nítidamente en las declaraciones de los dirigentes de este país. Vamos a luchar contra esto.
Nos oponemos a la propia posibilidad de plantear la cuestión de esta manera. Podemos discutir los “pro” y los “contra” pero exigimos inequívocamente cancelar la conocida resolución de la cumbre de Bucarest (2008) sobre la futura admisión de Georgia y Ucrania en la Alianza. Esto debe ser cancelado, anulado. Entonces, se podrá decir que se ha dado un paso pequeño, no abarcador, pero un paso en el sentido acertado. Occidente no se muestra dispuesto a hacerlo. Por esto en nuestras propuestas integrales, abarcadoras, hemos planteado, en primer lugar, ante EEUU pero también ante sus aliados varias cuestiones que requieren una solución muy urgente. Seguimos la reacción que de momento no infunde esperanzas. Estamos dispuestos a sostener las negociaciones sobre esta base, pero de momento vemos que solamente que nuestras propuestas son rechazadas bajo pretextos inventados.
La declaración hecha el pasado 16 de diciembre por el Consejo de la OTAN es un palmario testimonio de ello. Un 90% del texto es la repetición de sus ultimatums a Rusia. Nosotros no presentamos ultimatums a nadie y no permitiremos que alguien hable en este lenguaje con nosotros. Luego en la declaración se dice que lo que Rusia exige – y es realmente nuestra exigencia estricta, no pedimos favores a nadie – supuestamente no tiene nada que ver con la actividad de la OTAN. La OTAN decidirá ella misma qué países admitir qué no. Y que las relaciones entre Ucrania y la OTAN importan únicamente a este país y a otros 30 Estados miembros de la Alianza.
No, no es así, importan a Rusia en un grado aún mayor. Lo digo sin ambages. La época de la fraseología diplomática ha pasado a la historia. Nos vemos obligados a explicar con lucidez el ABC. A nosotros, a la Federación de Rusia, nos importa, ante todo, la perspectiva de ingreso de Ucrania en la OTAN.
Pregunta: ¿Establecemos algunas fechas límite para la respuesta? ¿Tenemos elaborado algún plan B en caso de una respuesta negativa?
Respuesta: No establecemos ningunas fechas límite. Les proponemos celebrar las negociaciones sin dilaciones ni demoras algunas. Yo, en vez de esta entrevista con Usted, estaba dispuesto a sostener hoy en Ginebra las negociaciones con la asistente del Secretario de Estado de EEUU, la señora Karen Donfried, o con el grupo que Washington designe para estos fines. A los estadounidenses se ha dicho que nuestra delegación interdepartamental en estas negociaciones será encabezada por el viceministro responsable de esta problemática, están al tanto. Estamos pendientes de la respuesta. Estamos dispuestos a viajar a cualquier sitio que elijan y en cualquier momento. Literalmente, a partir de mañana. El tiempo que necesitamos para salir, es mínimo. Lo tenemos preparado todo. La postura está definida, se ha venido diseñando durante determinado tiempo, por lo cual no hay ningunos impedimentos técnicos, ni políticos, ni organizativos para dar inicio a las negociaciones lo más pronto posible.
Por lo que se refiere al plan B, esperamos que la otra parte adopte una actitud seria. Nos damos cuenta de que se necesita tiempo para calcularlo todo, asumir a nivel de conciencia, discutir con sus allegados. Según entiendo, el pasado 16 de diciembre, se celebraron determinadas discusiones sobre este tema tanto en la OTAN como en la Unión Europea. Esto está claro. Pero, hablando en rigor, sería una buena respuesta la confirmación de la disposición a sostener con urgencia una reunión e iniciar un proceso negociador a base de nuestros correspondientes documentos en los marcos que hemos definido. Según la experiencia de muchas negociaciones, en unos días no necesariamente llegaremos a un acuerdo. Son cuestiones serias. Pero es preciso iniciar el proceso urgentemente, porque por su complejidad y el cúmulo de aspectos problemáticos la situación no admite demoras.
Pregunta: Usted ha dicho que, probablemente, no se podrá llegar a un acuerdo en breve. ¿Quiere decir esto que estamos dispuestos a buscar fórmulas de compromiso?
Respuesta: Este asunto se abordó en reiteradas ocasiones, inclusive en los últimos días, durante contactos con los representantes estadounidenses y a través de otros canales. No podemos entender los conceptos básicos de la postura de los estadounidenses cuando dicen que, por ejemplo, tenemos que hacer algo en relación con el Paquete de Medidas de Minsk. Les solicitamos, durante varios meses, que escribieron en papel qué quieren decir. No lo hacen. No sé: no lo pueden o no lo quieren. Publican las mismas declaraciones que son considerablemente francas y duras. En caso de guiarse por lo que está escrito en estas declaraciones, naturalmente, es imposible llegar a un acuerdo. Mientras, cualesquiera negociaciones siempre prevén la búsqueda de una fórmula de compromiso. El problema no consiste en que no tenemos nosotros la voluntad de llegar a un acuerdo, la tenemos, sino en que no vemos que la otra parte tenga esta voluntad.
Decimos franca y firmemente y con toda seguridad que en los borradores de acuerdo con EEUU y acuerdos sobre las garantías de la seguridad con la OTAN, en estos textos no hay ninguna presión. Se trata de la postura de la Federación de Rusia libre de alguna retórica y expresada en el lenguaje de los tratados en relación con los asuntos que afectan nuestros intereses fundamentales en el ámbito de seguridad, ni más, ni menos. Y es necesario interpretarla así.
Por eso, cuando decimos que necesitamos las garantías de seguridad, esperamos que la respuesta nos permita decir que hemos avanzado en la solución de estos problemas clave de tal manera que la situación con la seguridad para nosotros se ha mejorado drásticamente; no nos preocupa más qué puede suceder, en vista de la actividad constante dirigida a llevar a cabo cada vez más maniobras militares, crear la infraestructura, trasladar las fuerzas, realizar vuelos de reconocimiento, acondicionar territorios, etc. casi en toda la región occidental, ante todo, en la región del Báltico y del mar Negro últimamente.
Se puede estabilizar y mejorar la situación a través de tales documentos y su suscripción aquí. Sin esto la situación quedará muy complicada y tensa. Nadie debe desestimar la determinación de Moscú de defender los intereses de la seguridad nacional. Nadie debe percibir ligeramente cuando constatamos el carácter peligroso de lo que pasa.
Pregunta: ¿Se trata de las garantías mutuas? ¿Estamos dispuestos a dárselas también?
Respuesta: ¿Y usted nos propone esbozarlas por la OTAN? No estoy seguro de que las necesiten. La OTAN actúa en el ámbito de seguridad de tal manera que se declara desde hace mucho la indivisibilidad de la seguridad solo de la comunidad del Atlántico Norte. Y se dice desde hace mucho que ellos hacen lo que consideran necesario para defenderse de los desafíos y amenazas externas: falsas o reales. En todo caso, dicen que ellos mismos se ocupan de su seguridad.
Y nosotros nos ocupamos de nuestra seguridad. Pero el problema y la diferencia consisten en que proponemos llegar a un acuerdo. No vamos a confeccionar por la OTAN su postura, qué quisieran recibir a cambio de su decisión de alcanzar un compromiso con nosotros. Es ridículo. No lo haremos y sería erróneo metodológicamente. Actualmente la otra parte ni siquiera manifiesta un deseo de iniciar negociaciones. Veremos qué será en un futuro. Si llegan con una postura real, será un proceso negociador real que se iniciará próximamente, como espero, y se llevará a cabo a puertas cerradas.
Pregunta: ¿Y qué se puede decir de las garantías de no agresión contra Ucrania o algunas acciones contra este país?
Respuesta: Nos exigen realizar algunas acciones en nuestro territorio. Naturalmente rechazamos tales exigencias en su esencia y en su forma Tales exigencias son inadmisibles e inoportunas. En este contexto, no nos solicitan algunas garantías de seguridad adicionales. Dimos todas las garantías en 1994, cuando se firmó el Memorándum de Budapest.
Quisiera centrar su atención en que nuestros colegas ucranianos tergiversan lo estipulado en el Memorándum de Budapest con connivencia de sus patrocinadores occidentales. El Memorándum de Budapest garantiza la seguridad de Ucrania como Estado no nuclear, conforme al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Desde este punto de vista, todas las garantías están proporcionadas y se observan. Pero el Memorándum de Budapest no menciona los golpes de Estado en Ucrania, ni las acciones posteriores, ni la posibilidad de que una parte de la población que vivió en aquel momento en Ucrania decidiera si quería continuar viviendo allí o reunificarse con Rusia.
Esto no se dice en el Memorándum de Budapest. Este documento solo estipula las garantías de seguridad de Ucrania como Estado no nuclear. Y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia lo dijo en reiteradas ocasiones y ahora solo aprovecha la ocasión para recordarlo.
Pregunta: En caso del peor desarrollo de los acontecimientos que, al parecer, sigue estando sobre la mesa, si lo estadounidenses se niegan a dar las garantías de seguridad, ¿tendremos las manos libres en este caso, inclusive en relación con la propuesta del Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, para desplegar nuestras armas nucleares en el territorio de Bielorrusia?
Respuesta: Cumplimos de forma muy responsable nuestros compromisos a tenor de todos los Tratado de que forma parte Rusia. Existen los respectivos compromisos que provienen del Tratado de No Proliferación Nuclear. Quisiera centrar la atención en que, durante muchos años, planteamos ante la OTAN la cuestión de que desplegar armas nucleares estadounidenses en el territorio de los Estados no nucleares, en el contexto del TNP, así como llevar a cabo allí las maniobras con la participación de los tripulantes y equipos que pertenecen a estos países para mostrar cómo emplear estas armas contradice al TNP, según nuestra opinión. Nos responden que no contradice. Nos dicen que en su tiempo, cuando el TNP estuvo en proceso de elaboración, la delegación soviética aceptó la interpretación occidental. No la aceptó. Buscamos en los archivos, nuestra postura fue registrada: en aquel momento Moscú, la Unión Soviética manifestó su postura y esto se contiene en las grabaciones de las negociaciones. Pero en aras de firmar el Tratado este asunto se queda como tal: cada parte tiene su opinión. Así las cosas, nosotros tenemos nuestra opinión, como fue hace 50 años, y ellos también. Por eso no trazo paralelismos con Bielorrusia, solo recuerdo qué actitudes en relación con las reclamaciones similares de la otra parte existen.
Pregunta: Usted ha mencionado la Crisis de los Misiles en Cuba. ¿Se trataba de las armas nucleares también?
Respuesta: La Crisis de los Misiles fue el momento más tenso en toda la historia de la Guerra Fría, cuando el mundo estaba al borde de un conflicto nuclear realmente. A partir de aquel momento, se hizo tanto en el ámbito de control de armas y no solo en esta área, sino también si hicieron avances en la comprensión de las concepciones y doctrinas del empleo de armas nucleares, que es imposible pasar por alto esta experiencia y verse de nuevo en 1962.
Mientras, la ligereza con que nuestros oponentes de la OTAN tratan con tales asuntos como el despliegue de armas nucleares en diferentes situaciones en que se observan cada vez más incertidumbres, cosas vagas, el umbral se hace más bajo, en particular, a cuenta de la capacidad. Es decir, se hace lo que, según la lógica, permitirá hacer más simple el uso de armas nucleares, inclusive en el teatro de operaciones. Lo vemos y esto suscita no solo nuestras objeciones, sino también preocupa. Instamos a elegir otro camino. Por ejemplo, el que fue probado con la Administración de Joe Biden en forma de la declaración conjunta sobre la inadmisibilidad de una guerra nuclear.
Mientras, los riesgos de escalada de la tensión, de incidentes existen, no se puede desestimarlos, es necesario ocuparse de esto. Instamos a hacerlo también. En vez de esto, tenemos que leer moralejas en los textos que se publican por nuestros oponentes. Esto no cambia nuestra postura, sino la fortalece. Por otro lado, se observa la falta de deseo de la otra parte, ante todo, de EEUU, de ocuparse seriamente de las amenazas reales a la seguridad.
Pregunta: Se ha informado de que EEUU está persuadiendo a la Unión Europea para sincronizar la adopción de severas medidas financieras y económicas contra Rusia. ¿Contamos con herramientas necesarias para contrarrestar estas medidas? ¿Influirán las sanciones como tales en nuestra postura sobre las garantías de seguridad en las pertinentes negociaciones?
Respuesta: Nos topamos con ello todo el tiempo y evidentemente nos hemos acostumbrado y adaptado ya. No me gustaría bromear al respecto, porque no estamos viendo nada positivo. Es que esta tonalidad común programada de cuanto hagan los países europeos con respecto a Rusia en diferentes campos salta a la vista. Y da la sensación de que la gente que participa en los debates está unida por la idea de la responsabilidad colectiva por los acontecimientos, es decir, nadie ni siquiera se plantea una alternativa, todo sigue su rumbo. Hemos de tenerlo en cuenta y todo parece indicar que así seguiremos. Es que sería ingenuo suponer que Rusia acepte ver las exigencias formuladas por Occidente como condiciones para algunos pasos. Ni falta que hace comentar que no hay experiencias de levantamiento de sanciones contra nuestro país. Bueno, es otro tema muy extenso y uno que hace reflexionar bastante. Las protocolarias declaraciones de los países occidentales sobre su disposición de fomentar unas relaciones y un diálogo constructivos con Rusia, en caso de hacer Rusia cuanto se le exige, no valen nada. Es decir, las fórmulas son variadas y la idea sería algo como “la elección es de Rusia, nosotros, los países occidentales, estamos dispuestos, pero la elección es suya”.
Bueno, perfecto, lo hemos vuelto a leer y nos hemos estropeado la vista un poco más, ya está. Cero resultado.
Pregunta: ¿Pero, afectará el asunto de las sanciones a las negociaciones sobre las garantías de la seguridad?
Respuesta: Nosotros proponemos que se llegue a un acuerdo en los asuntos de la seguridad que mayor preocupación provocan en estos momentos. Y son fruto de la incesante e implacable ampliación de la OTAN hacia el este que es acompañada últimamente con que los territorios de los países cercanos que formalmente no son miembros de la Alianza son abastecidos desde el punto de vista técnico y técnico-militar. Ello va acompañado además con cada vez más frecuentes y abiertas provocaciones. Su objetivo es tantear nuestra reacción, el grado de severidad de la respuesta o, al revés, la disposición a corregir nuestra postura. Es decir, si no me dedicara a la diplomacia, diría que se está balanceando al borde de la guerra, pero no me gustaría evaluar la situación ni reflexionar desde esta perspectiva. No lo queremos, no necesitamos el conflicto. Lo que queremos es llegar, guiándonos por la sensatez, a una fórmula de compromiso, es decir, alejar de nosotros todas estas actividades desplegadas en diferentes campos, unas actividades en gran medidas antirrusas, con frecuencia, dañinas y bien planeadas, con los papeles distribuidos, deseamos alejarlas cuanto más, mejor, para recibir ciertas garantías de una coexistencia normal en este espacio y en esta esfera.
Es por ello, porque no cuadran en esta lógica los aspectos relativos a las sanciones y otros campos de nuestra interacción. Estamos hablando de un bloque aparte, de temas que acabamos de formular de una manera directa y comprensible para nuestros interlocutores, para darles a entender, entre otras cosas, que no se puede bromear con dichos temas, que se es debe dar una solución urgentemente, mañana mismo, a ser posible.
Pregunta: ¿Y las sanciones “infernales” con las que nos amenazan los países occidentales no presentan peligro para nuestra seguridad?
Respuesta: Me gustaría compartir una observación: hace relativamente poco, 1-1.5 años, algunos temas como el que acaba de plantear, eran abordados por los países occidentales diría que con cierta cautela, el entendimiento de que se estaba hablando de una cosas muy serias, incluso fundamentales. Ahora, generalmente debido al esfuerzo de las fuerzas antirrusas de la OTAN y de la UE, los llamados Los Nueve de Bucarest, con quienes la Casa Blanca mantuvo consultas especiales, la situación cambió. Me imagino que pudieron haber ofrecido sus propias interpretaciones de nuestras propuestas. Están imponiendo la visión de la OTAN, de la UE que podría resumirse, en palabras del clásico de la literatura rusa Fiódor Dostoyevski, como “todo está permitido”, literalmente todo. La gente simplemente mueve los límites de lo permitido y de lo admisible, a la hora de abordar diferente tipo de asuntos. Y no les importa demasiado que Rusia, siguiendo la misma lógica, quiera velar por su propia seguridad y un buen día también empiece a mover los límites de lo permitido. Ya hemos formulado nuestra postura, cambiando de tonalidad, y lo seguiremos haciendo. De modo que es un asunto serio.
Pregunta: Y, digamos, si nos dicen que no, ¿seremos libres de obrar como nos plazca?
Respuesta: Encontraremos las formas necesarias, las vías de solución requeridas para garantizar la seguridad. No queremos conflictos, queremos llegar, guiándonos por la sensatez, a una fórmula de compromiso. Cualquier movimiento diplomático, cualquier iniciativa, cualquier propuesta pone a prueba la capacidad de llegar a acuerdos que tiene el receptor. Antes de que saquemos nuestras conclusiones sobre qué hacer y qué pasos dar, necesitamos cerciorarnos de que la respuesta es un “no”. Puede ser un “no” directo, puede ser emocional o no tanto, puede ser neutro, puede ser el que sea. No quiero anticiparme a nada, cuento con que la respuesta sea por lo menos constructiva y que por lo menos podamos iniciar el diálogo y las negociaciones. De momento no hay nada claro, ya veremos. Habrán de surgir opciones, variantes que son muchas, las habrá en diferentes campos. Ahora sería contraproducente hablar de ello, porque intentamos centrarnos en nuestras propias propuestas.
Pregunta: ¿Quiere decir que las negociaciones sobre las garantías de la seguridad se celebrarán aparte, no en el marco del diálogo sobre la estabilidad estratégica?
Respuesta: En cuanto a las garantías de la seguridad, proponemos un proceso aparte, a dos bandas con EEUU, formado por delegaciones intergubernamentales.
En cuanto al diálogo sobre la estabilidad estratégica: se han celebrado ya dos rondas, estamos preparando la tercera y precisando nuestra postura. Contamos con que se avance y se proceda a concretar las posibles decisiones. Es verdad que habrá que abordar el tema de las garantías de la seguridad y uno de los dos grupos de trabajo tiene el nombre de “Potencialidades y pasos de efecto estratégico”. Los pasos de la OTAN tienen un efecto estratégico negativo para Rusia. Es necesario hacer algo al respecto, deben parar, debemos hacerles parar. Espero que nos ocupemos de ello a través de un canal especial, pero en formato del diálogo sobre la estabilidad estratégica también lo abordaremos. Me estoy refiriendo a abordarlo con Washington, no con la OTAN.
Pregunta: ¿Sigue insistiendo EEUU en que China se una a nuestro diálogo sobre la estabilidad estratégica o quiere que haya un canal aparte EEUU-China, para abordar este tipo de asuntos?
Respuesta: He visto noticias de que expertos influyentes, entre ellos, militares retirados y analistas, publicaron varios materiales sobre el factor chino. Ello, por supuesto, crea unas ciertas circunstancias y un cierto contexto. Sin embargo, durante las reuniones y puestas en común, durante los actos de comunicación que mantuvimos con Washington a lo largo de este año después de la reunión de los Presidentes de ambos países celebrada el pasado mes de junio, el tema no ha vuelto a abordarse. Entiendo que Washington dispone de ciertos canales para abordar con Pekín el tema del control de armamentos y que existe también el formato a cinco bandas, en el marco del cual son celebrados importantes eventos. Ahora, en vísperas de la Conferencia de Revista del Tratado de No Proliferación Nuclear, estas labores se llevan a cabo de una manera bastante intensa. Espero que haya resultados que podamos anunciar en la Conferencia y en los comentarios acerca de la misma. China participa de una manera muy activa en dicho proceso. Diría que no faltan espacios. En cuanto a nuestro diálogo estratégico en concreto, es decir, diálogo mantenido con EEUU sobre la estabilidad estratégica, el factor chino suele ser mencionado por la parte estadounidense. Nuestra postura sigue siendo la misma: respetamos la postura de la RPC y la consideramos elección soberana de cada país. Igual que la postura del Reino Unido y de Francia, en cuya participación en dicho proceso estamos muy interesados. La elección soberana se reduce a los intereses nacionales de tal o cual país. A veces pueden coincidir en diferentes formatos, como, por ejemplo, en el campo de control de armamentos. No forzaremos a nadie a hacer nada. Exhortamos al Reino Unido y a Francia a tomarse en serio esta situación. No podemos, al igual que en el caso de la OTAN, simplemente pasar por alto las posibilidades de los aliados de EEUU en diferentes campos. Prestaremos atención a este factor.
Pregunta: ¿Vale la pena esperar las consultas sobre cuestiones de visados en lo que resta de año?
Respuesta: No tenemos ninguna consulta en la agenda hasta fin de año. La discusión de estos temas continúa a través de las embajadas. Quiero confirmar lo que se ha escuchado ya varias veces, y nuestro embajador, Anatoli Antónov, habló de esto, y nosotros también lo mencionamos aquí, que, en algunos temas, posiblemente no de los más importantes, hay ciertos avances. Es decir, algunas categorías de viajeros, como, por ejemplo, los invitados de los empleados de embajadas, ahora obtienen visados con mayor facilidad. Hoy en día de manera temporal se han simplificado un poco los viajes de personas en comisiones de servicio, incluido para el mantenimiento de edificios, etc. Aunque también aquí queda un enorme campo de mejora y un margen de trabajo interminable. Y aunque logramos regular algo, no lo más importante, en los temas principales no se divisa la menor señal de acercamiento.
Y si los estadounidenses no se detienen y van a exigir la salida de nuestros empleados antes del 30 de enero, se enfrentarán a lo mismo, y luego, digamos, en respuesta, también saldrá de aquí un número correspondiente de empleados de sus misiónes diplomáticas. Y luego habrá escasez de personal más grave aún, tanto aquí, como allá. No sé para qué la parte estadounidense lo necesita. Desde tiempos inmemoriales las embajadas y consulados siempre se han ocupado de cuestiones relacionadas con el mantenimiento de las relaciones bilaterales en un estado normal y de la facilitación del diálogo. Ahora, lamentablemente, el tema de los visados se ha convertido en un problema de relaciones.
No nos cansamos de instar a los estadounidenses a que intenten “sacar el asunto del punto muerto”, pero hasta ahora sin éxito. No está muy claro, cómo interpretar este enfoque tan intransigente que no tiene en cuenta ninguna necesidad obvia, incluso para la propia parte estadounidense. ¿De verdad piensan que accederemos unilateralmente al consenso con ellos, cuando nuestra gente no podrá relevarse o simplemente viajar a Estados Unidos, y tendrá que solicitar visados en terceros países, mientras ellos reciban los que soliciten? Esto simplemente va en contra de la lógica, que está en la base de las relaciones diplomáticas, por no decir ya que, con el estado actual de las relaciones entre Moscú y Washington, sería irracional contar con algo así. Esto es por un lado.
Por otro lado, a veces me parece que nuestros colegas en su momento subestimaron nuestra determinación de responder, y responder asimétricamente a sus interminables pasos prácticos antirrusos. Y cuando en abril Rusia volvió a recibir toda una serie de sanciones ilegales completamente desmotivadas, nosotros adoptamos, en mi opinión, una resolución completamente equilibrada y razonable, la de responder prohibiendo contratar personal local. Y desde entonces, ellos siguen justificando todas sus acciones destructivas con esta decisión – no envío del número requerido de funcionarios consulares, lo que conduce a la no emisión de visados o enormes dificultades en obtenerlos, y muchas otras medidas. Y en consecuencia, además, aumentaron la presión sobre nuestra Embajada.
Pero ni siquiera nos proponemos averiguar quién fue el primero en arrancar y quién es el responsable, aunque aquí hay una situación absolutamente indiscutible, cuando todavía bajo Barack Obama esperábamos muchos meses sin responder ni siquiera a la primera expulsión de un gran número de nuestros empleados, que sucedió entonces. Pero ahora, ahora mismo, no hay que perder el tiempo averiguando quién actuó, por qué y en qué momento. Solo necesitamos dejar aparte los aspectos más problemáticos y decir: antes de que esto suceda, intentemos utilizar el tiempo obtenido para encontrar soluciones. Si esto sucediera, yo ni siquiera lo imagino, no quedaría aquí ningún funcionario de nuestra Cancillería encargado de las relaciones con Estados Unidos, porque yo estaría en Ginebra para negociar las garantías de seguridad, y mis compañeros al día siguiente en Helsinki o Viena para eliminar los irritantes de visados. Nuestras esposas nos perdonarían, incluso si no llegáramos a tiempo para celebrar el Año Nuevo.
Pregunta: Es decir, ¿no habrá consultas sobre visados antes del fin de año?
Respuesta: No.
Pregunta: Nosotros decimos que estamos exigiendo o exigiremos de Estados Unidos una compensación por la confiscación de nuestra propiedad diplomática y la privación de permiso de entrar allí. ¿Se está ya formalizando alguna forma de reclamo jurídico de compensación de parte de los estadounidenses? Y si es así, ¿cuál es el monto aproximado del daño?
Respuesta: La cuestión de la propiedad diplomática no se está resolviendo. Y no ha avanzado en absoluto a raíz de la postura de EEUU. Nosotros, en todos los niveles, enfatizo, literalmente en todos, incluido el más alto, hemos agudizado hasta el límite este tema ante los estadounidenses. Pero no ha tenido ningún efecto. En el momento actual nos gustaría destacar especialmente la necesidad de que nuestros equipos de trabajadores por lo menos visiten las instalaciones para realizar una revisión, hacer inventario y evaluación apropiados de lo que sucedió allí: qué daño se produjo, qué se conservó allí, qué no ha sobrevivido. No lo sabemos, no se nos permite entrar allí. Y luego ya vamos a ver lo que es posible hacer.
Pregunta: En el último período de la presidencia de Donald Trump hablamos sobre el hecho de que nuestras relaciones habían tocado fondo. Casi un año después de llegar a la Casa Blanca Joe Biden, ¿nos hemos apartado del fondo? Y algo más: usted nos dijo en su entrevista el año pasado que no esperaba nada bueno en las relaciones con EEUU, y que deberíamos adoptar un enfoque de dos vías en las relaciones con ellos: la contención total, incluida la militar, y el diálogo selectivo. ¿Estamos implementando esta política ahora?
Respuesta: Con respecto a si hemos llegado al fondo, creo que, por lo menos, no lo hemos perforado, y en ciertos aspectos todavía hay algún movimiento, y no todo es irremediable. Pero hay áreas donde la posibilidad de deterioro es evidente. Y esto hay que repararlo antes de que se produzca un mayor colapso. Nuestras propuestas sobre garantías de seguridad es una señal de que en la línea occidental, en cuanto a los aspectos político-militares de la seguridad, hay muchos motivos para alarmarse. Y hay que dedicarse a esto. Otro ámbito en el que no vemos bases para un optimismo real es todo lo relacionado con irritantes bilaterales, visados, etc. Aunque aquí está muy claro el camino a seguir. Ni siquiera hace falta negociar, solo tomar una decisión política, y luego que la gente se reúna y durante un par de días plasme en papel la secuencia de pasos necesarios de un lado o del otro. En principio, es muy simple. La ausencia de voluntad del lado estadounidense para hacerlo demuestra claramente la falta de voluntad política para mejorar las relaciones. Por lo tanto, en algún lugar hemos avanzado ligeramente y seguiremos avanzando en la medida de lo posible, pero en muchos aspectos se conservan riesgos.
Considero que el enfoque de dos vías, de hecho, es la única forma posible de relaciones con los estadounidenses en las condiciones actuales. Pero esta es mi opinión puramente subjetiva. Nuestra política no reproduce lo que durante muchas décadas no solo se practica, sino que se declara por Occidente en sus relaciones con Moscú, antes como la capital de la URSS, ahora la de la Federación de Rusia.
El enfoque de dos vías fue declarado por primera vez en el discurso de Pierre Armel, ex primer ministro y ex ministro de Asuntos Exteriores de Bélgica, en el informe de la OTAN de 1967. Y a partir de ese momento ellos se adhieren a esta posición. Pero se puede llamar las mismas cosas de diferentes maneras, el significado es el mismo. ¿Es el bosón de Higgs una partícula o un campo? Ambas cosas.
Yo no me agarro a mis propias palabras sobre el enfoque de dos vías. Solo conozco una cosa: tenemos que conseguir, como ahora está de moda decir entre los altos funcionarios de la administración de Joe Biden, las relaciones estables y predecibles con Moscú. Y nosotros necesitamos una relación estable y predecible con Washington. Esto se puede lograr demostrando la seriedad de nuestros enfoques e intenciones en diferentes áreas, pero sin abandonar el diálogo al mismo tiempo. Pero los problemas surgen, y a menudo, por la otra parte y parece que ahora volverá a surgir en el contexto de nuestras propuestas, porque nuestros socios se saben mostrar muy firmes, a veces rozando grosería, pero de dialogar no tienen mucha intención. Por lo tanto, como en los vasos comunicantes, habrá que mantener el balance. Podemos llamarlo un enfoque de dos vías o como quiera, nuestra política exterior es presidencial, cumplimos las decisiones que toma el líder de nuestro Estado.