Comentario del Departamento de Información y Prensa del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores con motivo de la violación por Turquía del Tratado de Cielos Abiertos
Entre el 1 y el 5 de febrero, teníamos previsto realizar un vuelo de observación a bordo de un avión An-30B sobre el territorio de la República Turca, en el marco del Tratado de Cielos Abiertos.
La parte turca dio el visto bueno para aceptar la misión de observadores rusos en los plazos anunciados. Sin embargo, después de que los observadores llegasen al puesto de entrada en el territorio de Turquía, se rechazazó el plan de observación presentado por la parte rusa, que incluía, en particular, el vuelo sobre las zonas cercanas a la frontera con Siria.
En las fuentes oficiales no se publicó prohibición o restricción alguna en relación con el uso del espacio aéreo.
Centramos la atención en que ese paso sin precedentes de Turquía contradice uno de los objetivos del Tratado: contribuir a una mayor apertura y transparencia a través de las medidas de confianza cuya importancia se destaca tanto por la OTAN. Además, la parte turca violó el principio clave del documento multilateral anunciado: la posibilidad de observar cualquier área en el territorio de un Estado participante en este Tratado.
Estamos convencidos de que Ankara no tenía derecho a negarnos que realizasemos un vuelo de observación sobre su territorio y que esta renuncia pone de relieve que la parte turca tiene intenciones de disimular alguna actividad que, por lo visto, se lleva a cabo en las zonas que tenía previsto sobrevolar el avión ruso.
El espacio aéreo fue cerrado por encargo del Ministerio turco de Exteriores, lo que hace pensar sobre motivos políticos de este paso.
A partir de 2013, Turquía cerró en reiteradas ocasiones para aviones de observación rusos partes de su territorio en el sur del país donde están desplegados sistemas de defensa antiaérea Patriot y aviones de los países miembros de la OTAN. Así las cosas, las infraciones regulares de las disposiciones del Tratado y las acciones poco constructivas por parte de Turquía crearon un precedente peligroso cuando a la parte observadora se le impide controlar la actividad militar de un Estado signatario del Tratado.
Algunos colegas de la OTAN no se desdeñan de acusar a Rusia del “cumplimiento selectivo” del Tratado. Recordemos que en 2014, cuando se agudizó el conflicto en el sureste de Ucrania, Rusia no ponía obstáculos a las misiones de Estados participantes del Tratado para que realizasen vuelos de observación con el fin de convencerse de que en las áreas adyacentes a la frontera con Ucrania no había una concentración excesiva de las Fuerzas Armadas y del material bélico de Rusia (la OTAN propagó la tesis sobre este “exceso”).
La parte rusa reaccionará a la violación por Turquía de las disposiciones del Tratado sobre Cielos Abiertos. Contamos con la respectiva reacción de otros países participantes en este Tratado.
4 de febrero de 2016