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Excerpta de la rueda informativa ofrecida por la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, Moscú, 23 de octubre de 2024

1985-23-10-2024

Respuestas a algunas preguntas:

Pregunta: La agencia Nikkei Asia, refiriéndose a varias fuentes en el G7, informó que los Estados miembros del G7 planean mantener congelados los activos rusos incluso tras el final del conflicto en Ucrania, y garantizan que concederán a Kiev un préstamo de 50.000 millones de dólares que será pagado con los ingresos de dichos activos. ¿Cómo podría usted comentar este mensaje?

Respuesta: No hay nada nuevo en esto. Hemos comentado repetidamente la idea de dar un préstamo al régimen kievita que se planea pagar incautando los ingresos que provienen de la gestión de los activos rusos congelados. Es un robo obvio, explícito. No se puede calificarlo de otra manera. Los occidentales no únicamente retienen las reservas soberanas de nuestro país, sino las reinviertan sin nuestro consentimiento y obtienen ganancias “no planeadas”. Es una ilustración vívida de otra línea neocolonialista que los anglosajones y sus satélites se empecinan en aplicar a los Estados de la Mayoría mundial.

Todos entienden perfectamente que al régimen kievita no le ayudarán ningunos préstamos ni suministros militares. En realidad, agravan la situación para los ciudadanos de Ucrania y facilitarán el genocidio de los ucranianos que es continuado por Zelenski. Además, nadie se apresura en apoyar gratuitamente a Ucrania.

En cuanto a los planes que elabora hoy la UE (es precisamente Bruselas la que planea proporcionar la mayor parte del préstamo totalizando 50.000 millones a cuenta de los futuros ingresos de los activos rusos). Si los activos congelados no son suficientes para amortizar la deuda, las autoridades kievitas deberán reembolsar la deuda por cuenta propia. Llevar el país al “suicidio” y, después, forzar a los que se quedaron a enterrar a sí mismos. Y, asimismo, pagar por esto. Una historia horrible. ¿Acaso es la única en la colección de Occidente? No, claro que no. Ellos mismos narran sobre su experiencia en Vietnam.

Es imposible imaginar que alguien realmente crea en que tal escenario es real. Se puede calificar de quiebra el estado del régimen kievita. Vive solo con dinero occidental y se sustenta únicamente en el apoyo político y militarista de Occidente.

Sea como sea, no evitarán nuestra reacción ningunos subterfugios, manipulaciones, tentativas de comprender estas cosas de alguna manera, reconsiderar o legalizar, encaminadas a sustraer fondos rusos. No podrán obligar a nuestro país a pagar por esta cochinada sangrienta en Ucrania orquestada por Occidente, sin importar todas las declaraciones belicosas que hace Washington ni Bruselas ni Londres que gruñen en su apoyo. 

Cualesquiera atentados contra la propiedad rusa entrañarán respuesta que será bastante dolorosa. Lo saben. Además, las acciones ilícitas de los occidentales tendrán un efecto sistémico devastador, sobre todo, para ellos mismos.

Pregunta: El pasado 21 de octubre, Político hizo una publicación sobre las discusiones en la UE dedicadas al posible envió del contingente de paz a Ucrania una vez terminado el conflicto. Además, el ex Embajador de Estados Unidos en Japón, Kenneth Weinstein, comentando la publicación, dijo que es indispensable desplegar el contingente bajo los auspicios de la UE, y no la OTAN o EEUU. ¿Qué opina el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso sobre tales palabras?

Respuesta: Hoy lo calificamos de una intentona de involucrar a los europeos occidentales en el conflicto con nuestro país. Ofrecimos nuestra evaluación de esto. Esto sería insensatez para ellos.

Vemos que los miembros de la UE no comparten unánimemente la opinión sobre dichos bulos. En la cúpula de los países comunitarios sí hay personas sensatas también. Nadie pregunta a los pueblos de estos países. La gente ve qué pasa. Sin embargo, sus capacidades son limitadas por la propaganda que es difundida en los países comunitarios y por el hecho de sean arruinadas las instituciones democráticas allí. Bajo distintos pretextos, en Ucrania (hoy he aducido ejemplos concretos) está presente el personal occidental de especialidades más diversas. Aquí todos se hacen pasar por instructores (antes solían denominarse así): agentes de servicios secretos, apuntadores, miembros de grupos terroristas. Ellos mantienen los equipos militares y armamentos, guerrean con armas en las manos, ejecutan ataques terroristas, facilitan información para cometer ataques terroristas. Lo evidencian tanto las noticias regulares del frente como los interrogatorios de los prisioneros de guerra, incluso sus palabras directas de las que se apoderan los medios o nuestros servicios correspondientes. Entre otras cosas, de vez en cuando observamos arrebatos de histeria que sufren los occidentales cuando sus “soldados de fortuna” son devueltos a ellos, pero con menor capacidad de combatir.

En cuanto a lo pronunciado por el ex Embajador de EEUU en Japón, sus palabras reflejan el esfuerzo de Washington por endosar a Europa occidental toda la carga relativa a la manutención del régimen kievita para que continúe las hostilidades. ¿Para qué hacerlo? Inicialmente, dijimos que la fealdad engendrada por EEUU en el mundo tiene como receptor y objetivo principal no solo Rusia y China, sino la Unión Europea, sus propios compañeros, socios, aliados. ¿Por qué? Porque Estados Unidos no puede soportar la competencia. Para el primer cuarto del siglo XXI, la UE alcanzó unos resultados magníficos. Tuvo una economía real, no “inflada” mediante acciones y bonos de empresas no existentes, tal como sucede en gran medida en EEUU, no había deudas de billones de dólares. Se puede tratarlo de varios modos, pero esto solía funcionar y dar fruto. Había recursos verdaderos, incluso los recibidos de nuestro país, suministros a largo plazo a precios fijos. Ellos reflejaron nuestros intereses también, y siempre fueron beneficiosos para Europa occidental. Lo crucial es que, al poseer tales recursos, hubiera la posibilidad de planear ajustes correspondientes a causa de emergencias. Todo ello fue una confiable “red de seguridad” que permitió a la UE comenzar a liderar.  EEUU no pudo soportarlo.

Este golpe estaba previsto precisamente para la Unión Europea. Ahora, para “acabar con” la UE (me refiero a su economía), para ponerla para siempre (para las próximas décadas) en servidumbre a los estadounidenses, hay que trasladar la carga del financiamiento del régimen kievita y todo el conflicto a la UE y convertirla en el satélite de EEUU para toda la vida. No como una unión independiente, sino en tal forma que los europeos sean constantemente uncidos a la OTAN directamente o a través del nexo Washington-Bruselas. Cabe subrayar que tal nexo no va a suponer igualdad, sino que la UE va a andar “con correa”.

Creo que huelga analizar todos los razonamientos de Occidente acerca de qué escenarios seguirá la situación una vez finalizado el conflicto. Occidente es explícita y completamente responsable por la transformación de Ucrania en una herramienta para guerrear contra nuestro país, en un “campo de combate” contra Rusia. Fracasó en crear una “antiRusia” que percibiera nuestra historia común en forma tergiversada, que hablara prácticamente en nuestro nombre como la parte que tuvo o usurpó el derecho de hablar por todo el mundo en nombre de Rusia. No se pudo hacerlo. Respectivamente, los occidentales decidieron convertir Ucrania en un campo de combate, una “herramienta” a usar contra nuestro país.   

Bruselas está equivocada si piensa que ya fue relegado al olvido su manifiesta injerencia en los acontecimientos que sucedieron en Ucrania entre 2013 y 2014, incluido el explícito papel que los países comunitarios desempeñaron en el golpe de Estado anticonstitucional. Cómo manipularon las elecciones entre las candidaturas de “sus propios” funcionarios en ejercicio, empezando por el Presidente de Ucrania, miembros del Gobierno, pasando por jefes de municipios y diputados. La historia de los 8 años posteriores rebosa de casos, cuando la UE secundó y cubrió los crímenes sangrientos del régimen kievita contra los habitantes rusoparlantes de Ucrania y la pacífica Donbás, el genocidio de la población de habla rusa. Los contribuyentes de los países comunitarios recordarán por mucho tiempo las decenas de miles de millones de euros que Bruselas gastó en la última década en nutrir al régimen kievita de armamentos, ante todo, para empeñarse en infligir una “derrota estratégica” a Rusia con las manos de los ucranianos y exterminar el mayor número posible de rusos y personas rusoparlantes en Rusia y Ucrania. En realidad, los ciudadanos de la UE guardarán en la memoria cómo su dinero fue usado para arruinar su propio bienestar.

Vemos que la Unión Europea hace todo y mucho más para dilatar las hostilidades, expandirlas en términos geográficos apoyando política y militarmente el terrorismo antirruso que emplea el régimen kievita. Por supuesto, en Ucrania ya no se puede tratar de presencia alguna, ni “banderas” de la UE que acaba de convertirse en un instrumento militar y financiero que es totalmente controlado por EEUU y la OTAN.


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