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Entrevista del Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, con la Agencia de Información Internacional Rossiya Segodnya, 29 de diciembre de 2022

2664-29-12-2022

Pregunta: Dada la situación de la OSCE, ¿considera Moscú necesario mantener su representación en la Organización? ¿Podría plantearse la cuestión de suspender nuestra afiliación?

Respuesta: Permítanme decirlo sin rodeos: las cosas en la OSCE no se están desarrollando de la mejor manera. La Organización fue instituida como plataforma para el diálogo y la cooperación en pie de igualdad, pero en los últimos años se ha visto sumida en una profunda crisis.

Occidente percibe la OSCE como una herramienta para promover sus intereses colectivos y la ha convertido en un escenario de batallas propagandísticas. En 2022, Polonia, con su actitud abiertamente antirrusa, ocupó la presidencia de turno de la OSCE. En nuestra opinión, la única cosa que los polacos han conseguido es haber echado a tierra la eficacia del trabajo de la OSCE.

Esto no nos sorprendió. Al fin y al cabo, los países occidentales en su conjunto -y la mayoría de ellos son tanto miembros de la OSCE como de la OTAN- llevan mucho tiempo violando deliberadamente los principios del concierto europeo, el espíritu y la letra de los documentos básicos aprobados por el sistema -incluidos los de más alto nivel- en el ámbito de la seguridad europea. Por ejemplo, la expansión de la OTAN, que acerca su infraestructura militar a las fronteras rusas, viola flagrantemente la obligación de no reforzar su propia seguridad a expensas de la de los demás. Ahora estamos cosechando los beneficios de las políticas egoístas y miopes de nuestros antiguos socios, cuya credibilidad se ha erosionado. Y una de las lecciones es que, si volvemos a cooperar, habrá que hacerlo sobre una nueva base, porque los viejos enfoques ya no sirven.

Pregunta: En su opinión, ¿existe ahora mismo en Ucrania alguna fuerza política o un político con la que Rusia estaría dispuesta a negociar, y podría surgir una figura así en un futuro próximo?

Respuesta: La actual retahíla de políticos ucranianos es bien conocida por su incapacidad de llegar a un acuerdo. La mayoría de ellos son rusófobos empedernidos.

Permítanme recordarles que inmediatamente después del inicio de la operación militar especial, Zelenski presentó una iniciativa para sentarse a la mesa de negociaciones. No la rechazamos y acordamos una reunión con sus representantes.

Varias rondas de negociaciones demostraron que acuerdos mutuamente aceptables entre nuestros países no son una quimera. Sin embargo, el proceso de negociación iniciado en febrero demostró la total falta de independencia de Vladímir Zelenski a la hora de tomar decisiones importantes. Ya en abril, a instancias de los anglosajones, interesados en la continuación de las hostilidades, puso fin rápidamente a las negociaciones y endureció drásticamente su postura con respecto a nuestros debates. 

Es obvio que Ucrania no está dispuesta al diálogo. Proponiendo todo tipo de ideas y "fórmulas para la paz", Zelenski abriga la vana esperanza de obtener, con la ayuda de Occidente, la retirada de nuestras tropas del territorio ruso en Donbás, Crimea, Zaporiyia y la región de Jersón, reparaciones por parte de Rusia, una "declaración de culpabilidad ante los tribunales internacionales", etc.

Por supuesto, no hablaremos con nadie en esos términos. Es difícil saber si quedan políticos adecuados en los territorios bajo control del régimen de Kiev, sobre todo teniendo en cuenta la práctica generalizada de represión de la disidencia y las ejecuciones sin juicio de disidentes. ¿Puede alguna figura política cuerda en Kiev aparecer más tarde? Ya veremos.

Pregunta: ¿Cómo valora la situación en torno al JCPOA? ¿Se ha superado el punto de no retorno en el proceso de restauración del documento? De ser así, ¿abre la posibilidad de una nueva escalada en la región y en el ámbito internacional?

Respuesta: La diplomacia rusa no es propensa al derrotismo. Son los occidentales los que siguen diciendo que todo está perdido. Vuelven a intentar que el mundo tema la amenaza iraní. Pero es cierto que no les vale recordar que el JCPOA funcionaba bien hasta que Estados Unidos decidió romper el acuerdo en un abrir y cerrar de ojos, violando sus propias obligaciones en virtud de la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU. Esto fue, cabe recordar, en mayo de 2018.

Desde un punto de vista técnico, las negociaciones para reiniciar estos acuerdos históricos han llegado a una fase en la que se han definido los enfoques básicos y es hora de tomar decisiones responsables. Estamos preparados para ello. El Presidente ruso, Vladímir Putin, ha subrayado en repetidas ocasiones que el camino más corto y eficaz es el estricto cumplimiento de las obligaciones por todas las partes implicadas. Es el fundamento.

Hemos propuesto un modelo sencillo y comprensible: Estados Unidos e Irán se acercan el uno al otro simultánea y gradualmente, poco a poco volviendo a cumplir todos los requisitos del JCPOA. Todo está pensado hasta el más mínimo detalle. Si hay voluntad política, este escenario es factible.

Otra cosa es que, en la línea de meta, los estadounidenses y europeos hayan frenado en seco, pasando a tambalear la situación política interna de Irán. En noviembre, anunciaron una resolución antiiraní en la Junta de Gobernadores del OIEA que reprobaron no solo China y Rusia, sino también otros países. Además, los occidentales armaron un escándalo en el Consejo de Seguridad de la ONU por las supuestas entregas de drones iraníes a Rusia. Como de costumbre, son las afirmaciones por el estilo de "highly likely" (altamente probable). Occidente no puede aportar hechos, ni lo intenta hacer.

Mientras tanto, la vida ha demostrado que el JCPOA no tiene ninguna alternativa razonable. Consideramos irresponsables las especulaciones sobre el famoso "Plan B" y otras opciones inaceptables. Pasarse a ellos llevará a una escalada, a una carrera armamentística y a un conflicto abierto de consecuencias irreversibles.

Para la normalización a largo plazo de la situación en torno a Irán, Rusia ha presentado la estrategia de seguridad colectiva en el Golfo Pérsico. El año pasado se sometió a la consideración de las capitales de los Estados del "Golfo". La palabra decisiva se reserva a los países de la región, que tendrán que superar contradicciones y comprometerse en la creación de una arquitectura sólida para mantener la confianza y reducir los riesgos para la seguridad.

Pregunta: ¿Espera Rusia que Armenia y Azerbaiyán firmen un tratado de paz en los próximos meses, y que en él se especifique la situación de Nagorno-Karabaj?

Respuesta: Esta pregunta debería dirigirse a las partes negociadoras, es decir, a Bakú y Ereván. Es más lógico. Son estos países los que ajustan la dinámica de las relaciones internacionales y determinan el contenido del futuro tratado de paz. Rusia, que mantiene relaciones de asociación y alianza estratégicas tanto con Azerbaiyán como con Armenia, y apoya plenamente este proceso en la forma y medida en que nuestros amigos azerbaiyanos y armenios estén interesados.


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