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Comentario de la portavoz del MAE de Rusia María Zajárova sobre la crisis ucraniana

1604-18-08-2023

 

El criminal régimen kievita no deja de lanzar ataques contra ciudades y pueblos rusos, usando para ello proyectiles de artillería de gran calibre, los DRONes de ataque y las municiones de racimo. Esta actuación temeraria provoca a diario víctimas entre los civiles, niños incluidos, así como destruye la infraestructura civil, incluidas las casas, los colegios, los hospitales, las guarderías.

Tan solo el 9 de agosto, como resultado de estos ataques, en Donetsk y Svetlodarsk perdieron la vida 4 personas, incluida una niña nacida en 2019. Quedaron heridas 12 personas, entre ellas, un adolescente nacido en 2006. Los civiles siguen sufriendo a causa de las minas antipersonal del tipo Lepestok esparcidas por doquier. A día 15 de agosto se habían registrado 126 casos de explosiones sufridas por civiles, incluidos 11  menores, 3 de las víctimas perdieron la vida a consecuencia de las heridas. Los días 15 y 16 de agosto organismos de mantenimiento del orden público rusos abortaron un intento de penetración de grupos de actividades subversivas ucranianos en el territorio de la provincia de Briansk.

Para llevar a cabo atentados terroristas, el régimen de Vladímir Zelenski recurre de manera activa a los DRONes. El pasado 12 de agosto, los neonazis ucranianos, con la ayuda de los DRONes intentaron atacar el puente de Crimea y la noche del mismo día, lanzar un ataque terrorista con DRONes en Crimea. El pasado 13 de agosto, un DRON lanzado por las FF.AA. ucranianas colisionó contra un bloque de pisos en Bélgorod, a consecuencia de lo cual sufrió lesiones una niña de 12 años que en aquel momento se encontraba en el patio. El pasado 17 de agosto, unidades armadas ucranianas intentaron en vano atacar con una lancha no tripulada los barcos de la Flota del mar Negro que estaban cumpliendo la misión de control de navegación en la parte sudoeste del mar Negro, a unos 237 km de Sebastópol.

Una confirmación de turno del criminal carácter del régimen de Zelenski es su intento de atacar el centro de Moscú emprendido anoche. Gracias a la coordinada labor de los sistemas de defensa antiaérea, se logró evitar víctimas y considerables daños.

El Comité de Investigaciones de Rusia está instruyendo todos los datos relativos a los ataques lanzados por los terroristas ucranianos contra las provincias rusas, así como otras acciones delictivas cometidas por los mismos. En base a las pruebas reunidas, tribunales rusos condenan a los neonazis ucranianos que usaron durante el conflicto armado métodos prohibidos, asesinaron a prisioneros heridos, así como cometieron crímenes contra la población civil, por ejemplo, asesinatos por motivos de odio político o ideológico. Tan sólo en las últimas 2 semanas se dictaron sentencias condenatorias de 15 años de prisión, como mínimo, a 15 militares, entre ellos, 5 combatientes del batallón nazi Azov (reconocido terrorista y prohibido en Rusia), Anatoli Kiliúshik, Nikolái Kush, Andréi Bogdán, Pável Artiómenko y Antón Romaniúk. Es imposible devolverle la vida la gente que fue torturada, acribillada a tiros y quemada por ellos, pero la Federación de Rusia hará todo lo necesario, para que ninguno de los verdugos nazis escape de la justicia merecida por los crímenes que cometieron. A aquellos militares ucranianos que, y estamos convencidos de ello, se dan cuenta del carácter criminal de la junta que se apoderó de su país, les recomendamos con insistencia que se vuelvan contra ella o capitulen ante nuestras tropas. En este caso a todos les será garantizado un trato humano.

No hemos dejado pasar desapercibido que el 13 de agosto de 2023 la Rada Suprema incluyó en el pertinente registro las enmiendas a la Ley “Sobre minorías nacionales (comunidades) de Ucrania” que habíamos comentado en numerosas ocasiones. Esta Ley aprobada por el Parlamento ucraniano en diciembre de 2022, no había sido puesta en común de la debida manera con los representantes de las minorías nacionales, por lo cual no corresponde con los compromisos internacionales asumidos por Kiev. El carácter discriminatoria de la Ley es tan evidente que fue criticada no sólo por Hungría y Rumanía que cuentan con grandes comunidades de compatriotas en el territorio ucraniano, sino también por las estructuras de la UE que suelen pasar por alto cualquier ultraje cometido por el régimen kievita. Los superficiales comentarios de la Comisión de Venecia del Consejo de Europa formulados en su Informe sobre la mencionada Ley redactado en pasado junio ocasionaron unas enmiendas igual de hipócritas e imperceptibles introducidas por los legisladores ucranianos con el único objetivo de quedar bien con sus patronos occidentales.

Las enmiendas formuladas no amplían de ninguna manera los derechos ni las libertades de los representantes de las minorías nacionales. Todo lo contrario, ya en la primera página se indica de manera inequívoca que pueden ser limitados, tal y como ocurre en la realidad. Sigue siendo fijada de manera legislativa la discriminación de los rusos étnicos, es decir, de millones de habitantes autóctonos del territorio de la antigua República Soviética Socialista de Ucrania, a los que les es denegada por completo la defensa de sus derechos. Incluso un nuevo punto introduce limitaciones adicionales para la lengua rusa.

De esta manera, el régimen kievita vuelve a demostrar su esencia nazi, no sólo llevando a cabo de facto la política de segregación, sino fijándola de manera oficial en los actos normativos y legales del Estado ucraniano.

Los medios acaban de difundir la noticia de que la Rada Suprema ha formulado la iniciativa de renunciar al uso del tipo de letra Izhitsa, debido a que fue creado en la Unión Soviética en 1982 por Svetlana Yermoláeva en base a la escritura de los antiguos eslavos recogida por los dibujos de la imprenta de la Academia de Ciencias de Rusia de finales del siglo XIX. Se propone introducir a cambio el tipo de letra Volia, el principal beneficio del cual es que fue creado por los nacionalistas ucranianos. Todo parece indicar que en su empeño rusófobo, las autoridades kievitas opinan que, tras renunciar a sus raíces eslavas, podrán complacer en mayor medida a sus patronos occidentales.

Las autoridades ucranianas siguen librando una guerra contra la Iglesia canónica: el pasado 9 de agosto el Tribunal para asuntos económicos de Kiev satisfizo la demanda de la reserva nacional arquitectónica Laura de las Cuevas de Kiev contra la Iglesia Ortodoxa Ucraniana sobre la eliminación de los obstáculos en el uso de las propiedades de la Laura. Ello le permitió al régimen kievita legalizar la ocupación violenta del monasterio, ocupando la policía el pasado 15 de agosto 3 de sus edificios. Tras ello, el Viceministro de Defensa de Ucrania, Anna Maliar, manifestó de manera sacrílega que este lugar sagrado para los cristianos sería convertido en un centro de rehabilitación de los combatientes de las FF.AA. ucranianas.

Expulsando a la Iglesia canónica de su monasterio, el régimen kievita cumple el encargo de los anglosajones de erradicar la cultura ortodoxa. No en vano los representantes de los países occidentales con cinismo siguen evitando condenar la actuación de sus protegidos. La comunidad internacional y los organismos de referencia también están guardando al respecto un vergonzoso silencio.

Los altos cargos en Kiev llevan una vida de parásitos no sólo a costa de sus compatriotas, sino a costa de los contribuyentes estadounidenses. Hace poco el candidato a Presidente de EEUU, Robert Kennedy Jr, señaló en su entrevista que, mientras que los gastos de Washington en la ayuda a Ucrania alcanzaron los 130.000 millones de dólares, unos 15 millones de estadounidenses carecen de seguro médico y unos 30 millones de personas en el país no pueden contar con tikets de comida. Sin embargo, el pasado 14 de agosto, el Pentágono anunció un nuevo paquete de ayuda militar a Kiev, por el monto total de unos 200 millones de dólares. Formarán parte del mismo, entre otras partidas, municiones para los sistemas de defensa antiaérea Patriot, los sistemas de misiles múltiples HIMERS, proyectiles de artillería y tanques, así como misiles antitanque. Desde el inicio de la presidencia de Joe Biden el volumen total de la asistencia estadounidense a Ucrania ha superado ya los 43.700 millones de dólares. Además de ello, el pasado 10 de agosto la Casa Blanca le pidió al Congreso que asignara unos 24.000 millones adicionales a la ayuda a Ucrania, unos 13.100 millones de dólares serían destinados a la asistencia militar.

Propietarios de empresas occidentales privadas están haciendo su agosto, aprovechando la crisis ucraniana. De acuerdo con los medios, el consorcio militar británico ВАЕ SYSTEMS en el segundo semestre de 2023 recibió encargos por el monto total de 21.000 millones de libras esterlinas. Nuevos vehículos sustituirán los modelos obsoletos que son enviados a Ucrania, en vez de ser reciclados. Hace poco se supo que el consorcio militar alemán Rheinmetall había adquirido a la empresa belga OIP Land Systems 50 tanques Leopard-1 que estaban pendientes de ser reciclados. Ahora se tiene previsto que serán reparados y enviados a Ucrania.

Todo ello indica que ni al régimen títere de Ucrania ni a sus patronos occidentales les importan lo más mínimo las vidas y el futuro de millones de ciudadanos ucranianos. Ello fue confirmado de una manera muy convincente por el Presidente polaco, Andrzej Duda, quien manifestó al periodista de The Washington Post lo siguiente: “ahora mismo el imperialismo ruso puede ser parado a un precio bajo, porque no mueren soldados estadounidenses”. Esperemos que tal sinceridad le ayude al pueblo ucraniano a acabar por darse cuenta de que está siendo usado sin escrúpulos a modo de una “herramienta barata” que permite hacer realidad los planes globalistas de Occidente.


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