Señor Presidente:

La delegación de la Federación de Rusia tiene el honor de presentar en su propio nombre, así como en nombre del grupo de coautores de todas las regiones del mundo, el proyecto de resolución que figura en el documento L.62. También quisiéramos expresar nuestra gratitud a aquellos Estados que han hecho propuestas constructivas en la etapa de acordar este documento.

Señor Presidente,

El año siguiente, se cumple 75 años desde el momento cuando los aliados, que se identificaron como las Naciones Unidas, derrotaron el nazismo y el fascismo. Entonces, en 1945, los creadores de las Naciones Unidas estaban convencidos de que la ideología nazi, basada en la teoría de la superioridad racial, quedará para siempre en el pasado. Lo facilitaron las decisiones del Tribunal de Núremberg, que condenó de manera definitiva e inequívoca los crímenes de quienes con sus acciones violaron los derechos, libertades y dignidad del individuo, negaron el principio de la igualdad de las personas, sin hacer distinción por motivos de raza, etnia, idioma o religión.

Sin embargo, todavía hay quienes, por el beneficio de sus propios intereses políticos y coyunturales, tratan de revisar las decisiones del Tribunal, falsificar la historia, demostrar que la ideología del nacionalsocialismo tenía derecho a existir, y las acciones de los nazis y quienes colaboraron con ellos fueron motivadas por algunas consideraciones supremas. Esta actitud es inaceptable y francamente ofensiva.

Señor Presidente:

En el proyecto de resolución ante la Tercera Comisión se trata de tendencias contemporáneas y muy peligrosas que tenemos que impedir tanto a nivel nacional como internacional. Hoy diariamente enfrentamos diversas formas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia. Además, la difusión de ideas racistas y extremistas se justifica, cada vez con mayor frecuencia, por las referencias a la naturaleza supuestamente absoluta de la libertad de expresión, que contradice las obligaciones de los Estados en virtud de los principales tratados internacionales en la esfera de los derechos humanos, incluido el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial.

El hecho de que la ideología y la práctica contra las cuales lucharon los aliados todavía inspire a grupos extremistas es un motivo de grave preocupación. A ello contribuye de manera significativa la glorificación de los involucrados en los crímenes del nazismo, incluidos los intentos de blanquear a los ex miembros de la organización SS y sus partes constitutivas, incluida la Waffen-SS, que fueron reconocidas como criminales por el Tribunal de Núremberg por sus actos durante la Segunda Guerra Mundial.

Nada menos que la burla de los veteranos del movimiento antifascista se puede llamar a la guerra recientemente declarada en Europa a los monumentos a los combatientes contra el nazismo y el fascismo, donde al mismo tiempo se inauguran de manera solemne los monumentos conmemorativos en honor de los nazis.

La glorificación de aquellos que lucharon al lado del fascismo o su igualación a los participantes en los movimientos de liberación nacional favorece a los que abogan por la pureza de la raza, por la discriminación por motivos raciales y étnicos, sin mencionar que malo ejemplo es este para la generación joven.

Señor Presidente:

Los fenómenos y prácticas de los que se trata en el proyecto de resolución, presentado a los Estados miembros de la ONU, es una amenaza para toda la comunidad internacional. Nuestra tarea común es buscar juntos una respuesta a este desafío, uniendo nuestros esfuerzos y consolidando la cooperación internacional. Depende de nosotros si la ideología nazi se convertirá en un tema de estudios para los historiadores o si los postulados del nacionalsocialismo obtendrán un segundo aliento en aras de la coyuntura política de hoy día.

¡Muchas gracias!