En el contexto de la indignante situación surgida a finales de septiembre pasado cuando EEUU denegó los visados a varios miembros de la delegación rusa que debía asistirá al periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, llama la atención el continuo sabotaje que practica Washington con respecto a los empleados rusos de la Secretaría de la ONU en Nueva York.

Esta vez afrontan problemas representantes del Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia. Los oficiales que superaron el concurso de oposición y designados por el Secretario General de la ONU a los departamentos de la Secretaría especializadas en la problemática militar, durante meses se ven obligados a esperar visados estadounidenses. El plazo de tramitación de algunas solicitudes de visado en ocasiones supera un año.

Se dan casos escandalosos cuando a los empleados rusos que ya trabajan en Nueva York, no les prorrogan los visados, de hecho colocándolos en una situación en que se ven obligados a concluir el contrato y regresar a Rusia. Recurriendo a estas singulares “herramientas de coerción administrativa”, los estadounidenses practican la “competencia desleal”, desplazando a los rusos y promoviendo a los puestos de su interés a los militares estadounidenses.

Es sugestivo que todo esto ocurra con una evidente connivencia por parte del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, quien de hecho desatiende la violación por EEUU de la Carta y el Acuerdo sobre la ubicación de los servicios centrales de las Naciones Unidas. Estas actas legales reglamentan los términos del trabajo y los derechos del personal de la ONU. El garante de su observancia es el propio Secretario General.