Discurso pronunciado por el representante permanente de Rusia ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Andréi Kelin, en la reunión del Consejo Permanente de la OSCE sobre la situación en Ucrania y la necesidad de adoptar medidas urgentes que propicien la implementación de los acuerdos de Minsk. Viena, 12 de febrero de 2015
Estimado señor presidente:
Hoy, los líderes del Cuarteto de Normandía han aprobado una declaración importante que respalda el conjunto de medidas encaminadas a propiciar la implementación de los Acuerdos de Minsk, fruto del trabajo del Grupo de contacto. Contamos con que las partes enfrentadas en el conflicto empiecen de buena voluntad a aplicar sus cláusulas, de acuerdo con los plazos estipulados en el documento.
Una de las condiciones clave para que el proceso de arreglo se realice con eficiencia, y no dejamos de subrayarlo, es el inicio de un diálogo directo entre los participantes en el conflicto. Es necesario afrontar la realidad: si las partes desean alcanzar un acuerdo de larga duración, tienen que aceptar establecer contacto directo.
Consideramos que las partes han conseguido ponerse de acuerdo en muchos aspectos: sobre el alto el fuego que empezará a las 00.00 horas el próximo 15 de febrero y sobre la retirada de los armamentos pesados. Se han estipulado con mayor precisión los problemas que pueden derivar de un arreglo político a largo plazo, la solución a problemas fronterizos en cooperación con las milicias de Donbás y asuntos de carácter humanitario y económico, así como la puesta en libertad de las personas retenidas. Es importante también elaborar un complejo de medidas que ayuden a comprobar y controlar el cumplimiento de los compromisos asumidos.
Es necesario que el grupo de contacto siga trabajando intensamente y que estas labores desemboquen en resultados concretos y en su posterior puesta en práctica. Por nuestra parte, trabajaremos para ello. Ha de encargarse de la puesta en práctica de estos compromisos la misión especial de control de la OSCE, en primer lugar, en lo que se refiere al control del cumplimiento del alto el fuego y la retirada de los armamentos.
Contamos con que las partes muestren una actitud comedida en estos próximos días, hasta que empiece el alto el fuego. Es necesario evitar un nuevo aumento del número de víctimas y refugiados. Y crear condiciones que permitan evitar nuevos ataques.
Estimado señor presidente:
Desde el principio estuvimos contra la operación de castigo lanzada contra los habitantes del sureste de Ucrania por Alexandr Turchínov con el apoyo del llamado "Gobierno de los ganadores en el Maidán" y que contó con respaldo de fuera del país.
La renuncia al diálogo y la apuesta por el uso de la fuerza fue una catástrofe que acarreó numerosas infracciones de los derechos humanos y graves crímenes contra la población de aquellas regiones que no aceptaron el golpe de Estado perpetrado en Kiev.
Condenamos con decisión los ataques a los barrios residenciales de las ciudades en el sudeste de Ucrania, que provocan víctimas mortales entre sus habitantes. Y no importa desde qué parte sean lanzados. En los últimos días, se han hecho más frecuentes, diría que regulares, los ataques con el uso de armamento pesado, artillería e incluso misiles. Especialmente recios han sido el
ataque a Donetsk con misiles Tochka-U y el bombardeo de Kramatorsk. Ayer, en Donetsk, en horas punta, fue atacada una estación de autobuses. Se han confirmado seis muertes, y uno de los proyectiles impactó en el puesto de acceso a la fábrica metalúrgica de Donetsk. El pasado 9 de febrero, los militares ucranianos abrieron fuego con mortero, apuntando a un grupo de operarios de los ferrocarriles de Donetsk: tres personas resultaron muertas y dos quedaron heridas de gravedad. Esta noche, mientras se estaban celebrando las negociaciones de Minsk, Lugansk fue atacado con bombas de racimo. En Donetsk el ataque afectó a uno de los hospitales de la ciudad.
Nuestros interlocutores ucranianos aseguran que las Fuerzas Armadas de Ucrania no pueden atacar las ciudades del país, dado que existe una orden que lo impide. En este caso, ¿a qué se referirá la famosa frase del senador estadounidense John McCain? Dijo: "Creo que si les hubiéramos suministrado las armas que necesitan, no tendrían que usar bombas de racimo"? Con toda claridad, no se refirió a los milicianos.
Grupos de voluntarios y batallones cuya formación han patrocinado distintos oligarcas tienen estas armas mortíferas a su disposición. Es un grave problema que precisa que se obre con decisión. ¿Quién puede garantizar que estos grupos armados que no se someten al mando de Kiev cumplan con algún compromiso? De hecho, son precisamente aquellos grupos armados ilegales que se mencionan en los Acuerdos de Minsk. No podemos estar seguros de que apoyen, tal como hacemos todos nosotros, el arreglo pacífico y diplomático del conflicto. Han de ser desarmados y retirados de la zona de los combates. Sin embargo, tendría consecuencias catastróficas el suministro a estos grupos de más armamento, sobre todo desde el extranjero.
Por desgracia, muchos de nuestros interlocutores prefieren no enterarse de las actividades del grupo Pravy Sektor, del batallón Azov, que recurre a la simbología nazi; del batallón Aidar, famoso por sus saqueos y actos de violencia contra la población civil; y otros grupos más. Es peligroso suponer que estos llamados ‘patriotas' luchan por la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Estos grupos, junto con las agrupaciones ultranacionalistas, causaron el mayor de todos los daños a la integridad territorial y la soberanía de Ucrania, haciendo que se ahonde el abismo que separa la sociedad en este país. Y no es ningún secreto que dan la bienvenida a extremistas venidos de toda Europa.
Estimados compañeros:
Es de interés común dejar bien claro que el llamado partido de la guerra no goza de ningún apoyo internacional. Y ha sido esta una de las más potentes señales de la reunión de Minsk. Mientras tanto, el aumento artificial de la histeria militarista simboliza el "camino de uso de la fuerza".
Ucrania se está militarizando a toda marcha. Se ha declarado una nueva etapa de movilización forzada y se oyen llamamientos a "tomarse la revancha" por los "fracasos militares" del pasado verano y de "imponer la voluntad de los ucranianos en Donbás".
Se están implantando mecanismos de censura política. La creación de un ministerio para la política informativa no le pareció suficiente a Kiev, pues más tarde se aprobó una ley que estipula "criterios generales de detección de productos audiovisuales que afectan a la seguridad nacional de Ucrania". En base a esta ley, se prohíbe la proyección de películas rusas. Está también la cancelación total de las acreditaciones de periodistas rusos en Ucrania. El periodista ucraniano Ruslán Kotsaba fue detenido y acusado de traición a los intereses nacionales por sus comentarios acerca de la movilización. Resulta que ahora cualquier periodista o personalidad pública puede ser acusada de traición por una declaración que contradiga la postura del poder oficial. ¿Y los defensores de la libertad de los medios de comunicación qué estarán haciendo en estos momentos?
La última "maniobra" consiste en la redacción de un proyecto de ley que permite enviar a la cárcel por un período de hasta tres años a quien dude de la "agresión rusa en Donbás". Este gesto del "partido de la guerra" habla por sí solo.
Es evidente que Ucrania seguirá en crisis, hasta que los propios ucranianos lleguen a una fórmula de compromiso entre ellos. Hasta que se acabe con este brote de ideología radical y nacionalista y hasta que la sociedad se consolide en torno a los valores positivos y los intereses auténticos de Ucrania. Para ello, es necesario que las autoridades ucranianas hagan caso a su propio pueblo y encuentren puntos en común con todas las fuerzas políticas y regiones del país. Que elaboren un modelo constitucional del Estado que permita sentirse seguros y cómodos a todos los ciudadanos, con las pertinentes garantías de sus derechos.
Y en Minsk se ha dado un paso muy importante en esta dirección.
Gracias por su atención.