Entrevista concedida por el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, al holding mediático RBС, Moscú 19 de febrero de 2021
Pregunta: Parece que Occidente está muy irritado por la creación de la vacuna rusa Sputnik V. De hecho, al principio se mostró agresivo y no la dio luz verde. En la conversación con el Ministro de Industria y Comercio de la Federación de Rusia, Denís Mantúrov, él caracterizó la situación como “la guerra de las vacunas”. Ahora los países occidentales cambiaron de opinión. ¿Aquí se trata solo de la calidad de la vacuna o entran en juego razones políticas?
Respuesta: Creo que la situación se puede resumir en el proverbio “El favo es dulce, mas pica la abeja”. Por un lado, Occidente se da cuenta de que la vacuna Sputnik V si no es la mejor, sí que es una de las mejores. En otro caso no recibiríamos tantas solicitudes, cuyas cantidades se están multiplicando de manera exponencial.
Por otro lado, se da cuenta de que la misma distribución de Sputnik V y otras vacunas rusas que pronto estarán disponibles en el mercado internacional significa el aumento del prestigio y la reputación de Rusia en la palestra internacional. No lo quiere. Sin embargo, se ha fijado en que su primera reacción fue absolutamente escandalosa y no correspondió a la realidad y la ciencia médica. Después de que en agosto de 2020 el Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, anunció la creación de la vacuna, observamos unos ataques que fueron nada diplomáticos, solo revelaron molestía, usted tiene toda la razón.
Actualmente muchos países (la República Checa y varios otros) están esperando que la vacuna Sputnik V sea autorizada por la Agencia Europea de Medicamentos. Hungría ya está lista para vacunar a su población, el suministro de las dosis se está puesto en marcha. El número de solicitudes procedentes de Europa crece constantemente. El otro día, el Príncipe Alberto II de Mónaco solicitó el suministro de vacunas para toda la población del Principado.
Tras la publicación de las evaluaciones científicas de organismos independientes, Occidente se ve obligado a admitir que la vacuna es buena. Sin embargo, los intentos de socavar la credibilidad de la vacuna rusa continúan.
Ayer leí una declaración bastante ambigua del Presidente de Francia, Emmanuel Macron, en la que identificó Rusia y China como los países que intentan convertir sus logros científicos en ciertas ventajas en el escenario mundial. Anteayer, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, dio un discurso que implicó una actitud negativa hacia el suministro de vacunas rusas a otros países.
Tenemos que seguir manteniendo una postura de principios que el Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, expresó inicialmente y que es muy correcta: fuimos primeros en crear la vacuna contra el coronavirus y aumentaremos su producción. No es fácil, no tenemos suficiente capacidad, por lo que estamos negociando con la India, Corea del Sur y otros países. Al mismo tiempo, dijo que estábamos abiertos a una cooperación más amplia.
Hay otro punto muy importante. El otro día, cuando se debatió este problema en la ONU, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, pidió que los países que poseen las vacunas o que tienen el dinero para comprarlas no se olviden de los países pobres. Sin embargo, tratan de acusarnos de ganar puntos geopolíticos mediante nuestros suministros al extranjero. Aquí hay una contradicción obvia y, por supuesto, Occidente está mal preparado para esta discusión.
Pregunta: Resulta que es lo mismo que dijo el Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, en el Foro Económico de Davos – que no se podía vertebrar una economía que funcione solo para “mil millones de oro” – y en realidad estamos acusados en suministrar la vacuna para obtener ese “mil millones de oro”. De todos modos, ¿tienen la actitud negativa hacia la vacuna porque fue desarrollada en Rusia?
Respuesta: No puedo encontrar ninguna otra explicación, porque nadie ha intentado hacer algún tipo de análisis médico o científico. Inmediatamente dijeron que esto era imposible porque nunca había pasado: “Nadie puede hacerla tan rápido”. Solo en octubre de 2020 los países occidentales anunciaron que podrían informar de sus logros. Por el contrario, el Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, ya había anunciado en agosto que la vacuna rusa estaba desarrollada.
Desafortunadamente, muy a menudo veo que miran de reojo a todo lo que hacemos, decimos o proponemos – así es en el mejor de los casos. Suelen decir que “los rusos vuelven a jugar a sus juegos geopolíticos”.
Pregunta: El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borell, que hace poco se ha encontrado de visita aquí y con el que usted se ha reunido, ha dicho que Rusia es la que está alejándose de Occidente. Al mismo tiempo, el portavoz del Presidente de la Federación de Rusia, Dmitri Peskov, ha afirmado que estamos dispuestos a cooperar con Europa. Usted ha dicho que estamos preparados para romper las relaciones, pero no lo hacemos. ¿Qué es lo que realmente impide unas relaciones normales entre la Unión Europea y Rusia?
Respuesta: De hecho, la razón son los prejuicios. Trabajé con el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borell, mi buen colega cuando él fue Ministro de Asuntos Exteriores de España. Hoy muchos que intentan presentar la visita del Alto Representante a la Federación de Rusia en forma negativa olvidan cómo empezó todo. En mayo de 2019 Josep Borell anunció: “Nuestro viejo enemigo Rusia vuelve a retomar sus posiciones en el mundo y ser una amenaza para nosotros”. Entonces le preguntamos otra vez a través de su servicio de protocolo qué quería decir. Nos contestaron que era una forma de hablar y que se había malinterpretado. Sin embargo, la mentalidad se manifestó bien en sus palabras.
Nos ven como un extraño. En la entrevista a Vladímir Soloviev él me preguntó si estábamos listos para romper las relaciones con la Unión Europea. Respondí afirmativamente porque ya no había relaciones. Como dijo una vez el ex Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, (aunque sobre la economía rusa) las relaciones se rompieron “en pedazos”.
Sí, en el año 1997 entró en vigor el Acuerdo de colaboración y cooperación, que estableció la asociación entre la Federación de Rusia, por un lado, y las Comunidades Europeas y sus Estados miembros, por otra. Contenía una serie de objetivos declarativos para avanzar hacia espacios comunes: económicos y humanitarios. Durante muchos años tuvimos un mecanismo de cumbres, que celebramos cada seis meses alternativamente en la Federación Rusa y en el territorio de la UE. Casi todos los miembros del Gobierno ruso y la Comisión Europea nos reunimos cada año para abordar los retos que se enfrentaban las partes de la cooperación en más de 20 diálogos sectoriales. Estábamos construyendo cuatro espacios comunes, desarrollábamos las hojas de ruta y los proyectos temáticos concretos para cada de esos espacios. Todo se ha derrumbado, así como el Consejo de las Relaciones de Socios y la Cooperación, en cuyo marco el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia y el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad revisaron todo el conjunto de las relaciones. Dejaron de existir mucgo antes de la crisis ucraniana.
Mucha gente espera con impaciencia para criticar la política de autoridades rusas en la arena internacional. Nos preguntan cómo podemos decir que estamos dispuestos a romper relaciones con la Unión Europea, cuando es nuestro mayor socio comercial y económico. Si hablamos de la UE como del socio colectico, sí que es nuestro mayor socio en términos de volumen comercial bruto. Sin embargo, en 2013 (si tomamos el período anterior a los acontecimientos ucranianos) Rusia ingresó a la Organización Mundial del Comercio. Desde entonces todas nuestras relaciones comerciales se basaron en los principios de esta organización, y no en los principios que nos ofrecía la Unión Europea. La Unión Europea como un solo bloque comercial también participó en la OMC. Realizamos comercio con los Estados miembros según los principios de la OMC. Si la Unión Europea es un socio comercial y económico tan valioso como afirman, aquí presentamos unos datos estadísticos: en 2013 el país líder en el comercio con la UE fue los Estados Unidos (unos 480 mil millones de dólares), seguido de China (428 mil millones de dólares) y Rusia (417 mil millones de dólares). Es decir, estos volúmenes son absolutamente de la misma escala. ¿Qué está pasando ahora? En 2019 el volumen del comercio con los EEUU fue de 750 mil millones de dólares, con China 650 mil millones de dólares, con Rusia 280 mil millones de dólares. En 2020 nuestro comercio total con la UE constituyó 218 mil millones de dólares con el Reino Unido incluido y 191 mil millones de dólares sin el Reino Unido.
¿Por qué? Porque nuestro “valioso” mayor socio económico ha impuesto las sanciones por razones que nunca y nada puede justificar. Al menos, no nos han presentado los hechos que los justifiquen. Entendemos la reacción de la UE a las situaciones con Crimea y Donbás – la Unión Europea reconoció su incapacidad o, qiuzás, incluso su falta de voluntad, de impedir un golpe de Estado anticonstitucional de carácter abiertamente rusófobo y decidió poner todo de pies a cabeza. Bruselas cargó la culpa en cabeza ajena e impuso las sanciones no a los golpistas, a los que, en su mayoría, no les importaron las garantías de la Unión Europea que había firmado los acuerdos correspondientes, sino a Rusia, desestimando por completo, como ya he dicho, que las acciones de las autoridades a las que apoyaron eran explícitamente antirrusas.
Pregunta: Si no hubiéramos tenido conflictos en Ucrania, ¿nuestras relaciones con Occidente habrían llegado al estado actual?
Respuesta: Me resulta difícil hablar de esto. También tuvieron lugar los acontecimientos relacionados con las acusaciones de “envenenamiento en Salisbury”. No se presentaron hechos. No nos permitieron reunirnos con nuestro ciudadano. No se han aportado pruebas. Más o menos lo mismo está ocurriendo ahora con la “intoxicación” de Alexéi Navalny.
Pregunta: Parece que Occidente busca un pretexto para estropear nuestras relaciones.
Respuesta: Lo están buscando, pero, en todo caso, hay muchos pretextos: siempre se puede utilizar algo como excusa para cambiar el curso de las relaciones. Pero no es que quieran estropearlas. No creo que éste sea su principal objetivo. Quieren reforzar su autoestima. Ahora están empezando a actuar como Estados Unidos, revelando la mentalidad de un grupo exclusivo de Estados. Cité al Ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas. Cuando le preguntaron por qué seguían discutiendo sobre las sanciones contra Rusia y qué objetivos habían conseguido al imponerlas, respondió que no creía que las sanciones debieran utilizarse para ningún fin. Lo importante es que no dejen impune ninguna acción de la Federación Rusa.
La ocultación de hechos que podrían confirmar de algún modo las acusaciones contra nosotros comenzó mucho antes de la crisis de Ucrania. Volvemos al año 2007: la intoxicación de Alexander Litvinenko en hospital. Hubo una investigación forense. Más tarde este juicio fue declarado “público”. Según la lógica de George Orwell, en Gran Bretaña esto significa un “juicio secreto” durante el cual no se pueden presentar procedimientos inquisitoriales de la inteligencia. Estos son los problemas del sistema.
He enumerado lo que teníamos en nuestras relaciones con la Unión Europea. Ahora no queda nada, ni siquiera contactos esporádicos sobre algunas cuestiones internacionales. En lo que respecta al programa nuclear iraní, participamos en los trabajos del grupo colectivo de países, que intentan encarrilar de algún modo este programa. Esto no forma parte de nuestras relaciones con la UE como tal. En Oriente Medio, tenemos un cuarteto de mediadores integrado por Rusia, Estados Unidos, la UE y la ONU. Es decir, se trata de una cooperación multilateral y no de nuestras relaciones sólo con la UE.
En cuanto a quién está tomando medidas para evitar que nuestras relaciones sigan decayendo, pensábamos en ello cuando Josep Borrell, Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, se preparaba para visitar Moscú. Propuso cooperar en materia de sanidad y vacunas. Ya hemos hablado de ello aquí. Como institución de Bruselas, la UE tendrá problemas a la hora de ponerse en contacto con agencias o empresas rusas de forma independiente para tratar el tema de las vacunas. Preferiríamos cooperar directamente con los productores de AstraZeneca, como ya se está haciendo.
En vísperas de la visita del Sr. Borrell, invitamos a sus expertos a realizar una declaración conjunta sobre Oriente Medio del Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa y del Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Nuestras posturas en la materia son casi idénticas y pensamos que sería apropiado instar al Cuarteto a que reanudara sus actividades y pidiera conversaciones directas entre palestinos e israelíes, el respeto de las resoluciones pertinentes de la ONU, etc.
Les dimos un texto de página y media que fue fácil de aprobar tras la primera lectura. Varios días antes de su llegada, nos dijeron que “no era posible”. Voy a desvelar un secreto porque se trata de un ejemplo flagrante. Le pregunté al Sr. Borrell en la mesa de negociación, “¿Qué pasa con esta declaración? ¿Por qué no ha funcionado?”. Empezó a cabecear. De su reacción se desprende claramente, y lo confirmó después, que nadie le había hablado de ello. Estas son las personas que se ocupan de lo que algunos de nuestros liberales llaman “relaciones con la UE”.
Pregunta: Para terminar con este tema. Nací en la URSS. Para mí está claro que cuando había confrontación entre la URSS y Occidente, teníamos distintas ideologías, modelos de economía, etc. Luego, tenía la sensación de que todo se hizo igual: ellos querían democracia, nosotros también, ellos tenían la economía de mercado y nosotros aquí también. Entonces, ¿cuáles son las contradicciones? ¿Por qué ahora no podemos encontrar un terreno común que creía haber encontrado en los años 90? ¿Y por qué no lo encontramos entonces?
Respuesta: Lo encontramos en aquel momento porque nadie en la Federación de Rusia discutía la respuesta a la pregunta sobre quién gobernaba el espectáculo. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha hablado de ello muchas veces. Decidimos que eso fue el fin de la historia. Francis Fukuyama anunció que a partir de aquel momento el pensamiento liberal gobernaría el mundo. Ahora se intenta impulsar de nuevo este pensamiento liberal en un intento de ganar influencia internacional. Pero cuando quedó claro que Rusia no quería vivir en la casa de “un jefe autoproclamado”, empezaron a surgir todas estas complicaciones.
Al principio, tras llegar a la presidencia, Vladímir Putin y su equipo trataron de transmitir este mensaje a través de señales diplomáticas que la gente educada e inteligente debería haber entendido. Pero nadie lo escuchó. Luego tenía que dar las explicaciones de forma educada pero abierta en el discurso de Múnich. Todo esto empezó cuando esta señal no fue percibida (para ser más precisos, se volvió a ver a Rusia como un “matón” en el escenario mundial y se le iban a enseñar de nuevo “buenos modales”). En cualquier caso, ahí es cuando Occidente comenzó los preparativos ideológicos para sus acciones actuales.
Pregunta: En cuanto a las sanciones: Bloomberg ha publicado hoy una noticia según la cual se prevén nuevas sanciones contra Rusia en relación con el Nord Stream 2, sin embargo, no van a ser duras sino más bien “suaves”. Por otro lado, informan de que los estadounidenses quieren frustrar el proyecto Nord Stream 2 pero sin dañar la relación con Alemania. ¿Cómo nos vemos en esta situación?
Respuesta: Somos un país que cumple totalmente con las obligaciones contractuales asumidas por nuestras empresas que forman parte del proyecto, junto con las empresas de la UE que se adhirieron a él. La situación actual se debe en gran medida a una decisión tomada por lo que llamamos la Unión Europea, una decisión que demuestra sin lugar a dudas el tipo de alianza que es. Hace unos años, cuando los polacos, y otros países que compartían su actitud, intentaron obstaculizar el proyecto Nord Stream 2, se solicitó al Servicio Jurídico de la Comisión Europea un asesoramiento jurídico, una opinión oficial. El servicio presentó un documento en el que se afirmaba sin ambages que el proyecto de inversión se había puesto en marcha mucho antes de que se introdujeran modificaciones en la directiva del gas de la UE, el tercer paquete energético. Es así. Y punto. Este asunto debería estar cerrado para cualquier persona que tenga respeto por la ley. Pero no, la Comisión Europea tomó esta opinión e inició su propio procedimiento “cuasi legal” que dio como resultado la conclusión de que el proyecto sí se había puesto en marcha mucho antes, y sin embargo entraba en este tercer paquete energético y en la directiva del gas. Esa es la clase de socio que tenemos en esta “relación”.
Se trata de cómo podemos “abalanzarnos” sobre ellos y expresar nuestra disposición a romper las relaciones con ellos cuando son nuestro principal socio económico, esa es la clase de socio que son. Mientras tanto, ahora sólo Alemania lucha por el proyecto.
De hecho, la Administración de Joe Biden no cancelará nada de lo que hizo Donald Trump, excepto la retirada de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Acaba de terminar la reunión de ministros de Defensa de la OTAN. Pero no hubo ninguna tregua en las exigencias de Estados Unidos de pagar el 2 por ciento del PIB de un país para las necesidades de defensa, es decir, para la compra de armamento estadounidense. No hubo retroceso en las exigencias a Europa en relación con el Nord Stream 2: dejar de participar en algunos asuntos que socavan la seguridad europea. Lo ven mejor desde el otro lado del océano, ¿no? Se trata de quién es el jefe. Europa también quiere mandar en casa, pero le han bajado los humos. La situación en torno a Nord Stream 2 es muy clara.
Por ahora dicen públicamente que se está negociando y que se están discutiendo posibles acuerdos entre Washington y Berlín, que permitirán completar el gasoducto Nord Stream 2 y autorizarán su funcionamiento. Sin embargo, si al mismo tiempo el transito de gas por Ucrania disminuye, entonces Nord Stream 2 debe cerrarse. No puedo decidir por Alemania, pero me parece evidente que esta propuesta es humillante. Como dijo el presidente ruso, Vladímir Putin, en su reunión con los líderes de los partidos parlamentarios, esto es una prueba más de que quieren financiar su aventura geopolítica en Ucrania por cuenta de Rusia.
Pregunta: ¿Tenemos que pagar por su proyecto geopolítico? ¿Por qué creen que tenemos que pagarlo?
Respuesta: Porque no tienen ganas de tirar la casa por la ventana. Necesitan el régimen ucraniano con el único objetivo de irritar constantemente a Rusia y encontrar nuevas razones para apoyar su política rusófoba. Quieren debilitar todo lo que nos rodea: Bielorrusia, Asia Central y ahora también el Cáucaso Sur, ya que se pusieron nerviosos tras la exitosa misión de mediación del presidente ruso, Vladímir Putin, entre Armenia y Azerbaiyán: ¿cómo qué se hizo sin ellos? Ahora intentan infiltrarse en esta región e intensificar sus actividades allí. Todo esto no tiene nada que ver con la ideología de confrontación entre los dos sistemas de la época de la Guerra Fría de lo que se ha hablado hace unos minutos. Tiene que ver con el hecho de que nuestros socios occidentales no están dispuestos, no están preparados y no son capaces de hablar sobre la base de igualdad, ya sea con Rusia, China o quien sea. Necesitan crear un sistema en el que ellos manden a pesar de todo. Por eso cada vez les gusta menos la ONU, ya que no pueden tener el control total de la misma.
Pregunta: ¿Cuál es su opinión acerca de la UE: ¿es un monolito o algo más suelto, con ciertos procesos desarrollándose en su interior y algunos países que, pase lo que pase, empiezan a hablar de su voluntad de ser amigos de Rusia? Porque si hablamos de las sanciones, las figuras clave que están detrás de ellas son, por extraño que parezca, los Estados bálticos, que no tienen un papel destacado en la UE pero, por alguna razón, todo el mundo les escucha.
Respuesta: Suena inapropiado referirse a la UE como un monolito solo un par de meses después del Brexit. Este “monolito” no es el mismo que antes. Si se refiere a un monolito en sentido figurado, mi respuesta es no. Bastantes países mantienen relaciones con Rusia. La visita de Josep Borrell fue el primer viaje de un funcionario de la UE de este nivel a Rusia en tres años. En esos mismos tres años, unas dos docenas de ministros de países miembros de la Unión Europea han visitado Rusia. Estamos manteniendo un gran diálogo, sin perder demasiado tiempo en la confrontación y la moralización. De hecho, todos ellos tienen sus “deberes”: un par de hojas de papel de las que leen las líneas aprobadas por la burocracia de Bruselas.
Pregunta: ¿Entonces tienen un manual de instrucciones a mano?
Respuesta: Seguramente. Y las siguen a rajatabla. Se trate de lo que se trate: de Alexéi Navalny, por ejemplo, o de los Skripal, o de los Derechos Humanos. Ahora es el científico Yuri Dmítriev de Karelia. Rechazan rotundamente los hechos que prueban su participación en delitos, la pedofilia. Leen sus argumentos, les doy contraargumentos, explico lo que vemos en esta o aquella situación, y por qué no podemos obtener pruebas sobre Alexéi Navalni, o sobre los Skripal. En respuesta, vuelven a leer la misma página. Fuera de esta disciplina de "solidaridad de bloque" podemos entablar una conversación normal. Sí, la UE les dicta las bases de participación en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Mientras nosotros comerciamos con estos países en el marco de la OMC conforme las bases de adhesión de Rusia a esta organización internacional. Pero la UE no tiene nada que ver con este comercio y cooperación de inversiones, excepto los intentos de reprimir las relaciones comerciales y económicas mediante sanciones.
Ha mencionado usted los países bálticos. Sí, están marcando pauta. Lo he dicho en reiteradas ocasiones a sus colegas. Cuando en 2004 fueron arrastrados a la UE, Rusia y Bruselas mantenían diálogos muy francos (Romano Prodi era entonces el Presidente de la Comisión Europea). Y en 2005 se estableció el objetivo de suprimir los visados.
Pregunta: De lo que nadie se acuerda ahora.
Respuesta: Nosotros sí nos acordamos y lo recordamos a los que preguntan cómo nos atrevemos a decir que estamos dispuestos a romper las relaciones con la UE. Ha mencionado usted los países bálticos. Las conversaciones sobre la modernización del Acuerdo de Asociación y Cooperación entre Rusia y la UE se mantuvieron durante mucho tiempo, y fue la Unión Europea que dio por terminadas estas negociaciones en 2014. Se pretendía ir un poco más allá de las normas de la OMC y acordar preferencias comerciales adicionales. Entonces pensábamos establecer una zona de libre comercio, pero esto ya se ha olvidado hace mucho tiempo. Sin embargo, había intenciones de modernizar el Acuerdo para liberalizar aún más el comercio, ampliando las reglas de la OMC. Todo esto se suspendió en 2014, otro ejemplo de ruptura de relaciones.
El acuerdo sobre el régimen sin visado ya estaba listo en 2013. Cumplimos todas las condiciones de la UE: acordamos que un régimen sin visado se aplicaría únicamente para las personas con pasaportes biométricos, que los infractores de las reglas de entrada y estancia en la UE estarían sujetos a readmisión (se firmó el acuerdo correspondiente). Todo lo que nos pidieron y lo que nos convenía estaba hecho. Y luego, cuando llegó el momento de firmar el acuerdo y luego ratificarlo, la UE dijo: "Esperemos". La razón se descubrió muy pronto, no la ocultaron. Bruselas decidió que era políticamente incorrecto conceder un régimen sin visado a Rusia antes de que lo recibieran Georgia, Ucrania y Moldavia.
Pregunta: ¿Es decir, a Rusia la pusieron en dependencia de otros países?
Respuesta: Por supuesto. Por iniciativa de los países bálticos. Este es también un ejemplo de qué tipo de relaciones tenemos. Son las relaciones con las personas, que decidieron que ellas son Europa, lo cual no es así en absoluto. Rusia percibe a Europa en toda su diversidad. Y si a la burocracia de Bruselas no le gusta, en el corazón no se manda.
Pregunta: Europa se extiende hasta los Urales.
Respuesta: Hasta los Urales. En 2009, cuando José Manuel Barroso era presidente de la Comisión Europea, celebramos la cumbre Rusia-UE en Jabárovsk. Los colegas europeos llegaron por la noche. Salimos a caminar por el centro. Les enseñamos la ciudad. José Manuel Barroso dijo entonces: "Es increíble, volamos durante 13 horas desde Bruselas, y todavía estamos en Europa". Este es el significado principal del eslogan: "Europa, del Atlántico al Pacífico".
Pregunta: Le preguntaré sobre un país más, Bielorrusia. El 22 de febrero de 2021 se reunirán los dos presidentes. Alexander Lukashenko llegará a Rusia. Recientemente, el ministro de Asuntos Exteriores de Bielorrusia, Vladímir Makéi, concedió una entrevista al grupo mediático RBC, en la que habló sobre la política exterior multivectorial de Bielorrusia. Según usted, ¿se pudo llegar al acuerdo sobre la integración con Minsk? ¿Qué esperar de estas negociaciones?
Respuesta: La multivectorialidad no debe usarse como una palabra obscena. Cualquier Estado normal quiere practicar enfoques multivectoriales. También en Rusia, el principio multivector ha estado presente en su política exterior básica desde 2002. Pero, a nuestro entender, la multivectorialidad solo es posible sobre la base de la igualdad, el respeto y la búsqueda de un equilibrio de intereses y beneficio mutuo. Sólo así.
Primero, nos amenazan con sanciones, y luego la misma gente nos dice que “hemos jugado mal” e introducen restricciones unilaterales contra nosotros, declarando que somos “malos” porque estamos “mirando hacia el Este”. Es decir, todo se voltea al revés.
Rusia es una potencia euroasiática. Tenemos los vínculos muy estrechos con Europa. Se han cultivado durante siglos, cuando nadie ni pensaba en la Unión Europea, y cuando los europeos luchaban y competían entre sí. Y, a propósito, en más de una ocasión les reconciliábamos y ayudábamos a lograr un resultado justo en sus guerras.
Pregunta: ¿También salvando monarquías?
Respuesta: Sí, y lo saben. Igual como salvamos, hasta cierto punto, la República en los Estados Unidos.
Pero esta parte de nuestra vecindad prácticamente no le importa nada a la UE, deja sólo contactos esporádicos sobre determinadas crisis mundiales que son de interés para la Unión Europea, para no desaparecer del escenario internacional. En muchos casos ellos están impulsados por el deseo de ser visibles en Siria y otras regiones. Si no nos aprecian, continuaremos trabajando con otros vecinos que no son tan estrambóticos.
Objetivamente, nuestro comercio con la Unión Europea se ha reducido casi a la mitad desde 2013. Y se ha duplicado el comercio con China durante el mismo período.
Pregunta: Vuelvo a Minsk. ¿Qué esperar de las conversaciones entre el Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, y el Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, el próximo 22 de febrero?
Respuesta: Hay quienes desean ver en la declaración de Minsk sobre la multivectorialidad de su política exterior su "inseguridad" como socio y aliado. No creo que sea así.
En el Consejo de Europa, donde Bielorrusia aún no es Estado miembro, estamos a favor de establecer relaciones con Minsk. Apoyamos la adhesión de Minsk a algunas convenciones del Consejo de Europa. Siempre hemos estado a favor de que Bielorrusia mantenga relaciones normales con sus vecinos occidentales. Ahora ni siquiera sé, a qué se dedicará el CE. La rusofobia se ha extendido por la mayoría de los países de la Unión Europea, allí representados, y los más "violentos" dictan la agenda.
He leído las declaraciones del Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, (no todas las entrevistas, sino algunas citas) de que no ve obstáculos para profundizar la integración. Conforme lo acuerden con el Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, se moverán en esta dirección.
Quedan dos días hasta las negociaciones. Creo que no tiene sentido adelantarnos con sus resultados. Todo se sabrá muy pronto.
Pregunta: Recientemente el presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que los Estados Unidos ya no "se dejarán llevarse de la rienda" por los rusos (supuestamente Donald Trump andaba al hilo con nosotros). ¿Cómo se construirán nuestras relaciones ahora? ¿Hay algo de qué hablar con Washington? ¿Está listo para hablar con nosotros?
Respuesta: En estos comentarios sobre quién lleva a quién, quien está cabestreado o "se deja llevarse de la rienda", se puede observar una división muy profunda de la sociedad estadounidense. Llegó al punto de hostilidades personales y agresivas, contrarias a la cultura política estadounidense. Antes, durante las campañas presidenciales o las elecciones al Congreso, ellos no eran tan desenfrenados en las expresiones, por lo menos, no lo recuerdo así.
Nuestros medios liberales, que practican un rígido curso prooccidental, en busca de objetivos de crítica en Rusia violan los límites de la decencia, se arman con críticas personales, y se comportan de manera muy grosera, no como periodistas, sino como propagandistas empedernidos, de lo que ellos mismos culpar a los demás.
El hecho de que se haya conseguido prorrogar el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START-III), es un paso muy positivo. No hay que sobreestimarlo, pero tampoco debemos subestimarlo. Es verdad que en sus discursos preelectorales Joe Biden decía que estaba dispuesto a extender el Tratado, pero era nada más que promesa electoral. Y después podía renunciarla de diferentes maneras, pero el presidente estadounidense, tal y como sugerimos, extendió este importante documento por cinco años sin condiciones. Si esto no hubiera sucedido, no existiría el único instrumento jurídico internacional, no solo entre Rusia y Estados Unidos, sino en general en toda la paleta de relaciones multilaterales, que contendría cualquier restricción en materia de desarme, control de armamentos y no proliferación nuclear.
Es muy importante que prácticamente unos días antes de la fecha de expiración del Tratado el 5 de febrero de 2021, a partir de la cual se prorrogó por cinco años, el Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, y el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en su primera conversación telefónica después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, confirmaron su intención de seguir avanzando en las negociaciones sobre estabilidad estratégica en el nuevo entorno. Desde 2010 la situación ha cambiado significativamente: los estadounidenses y nosotros tenemos nuevas armas, algunas de las cuales se incluyen en el START-III. Lo anunciamos el año pasado y dijimos que debería tenerse en cuenta. Mientras que algunas armas no están incluidas en el Tratado, porque en términos de sus características físicas operan con principios completamente diferentes.
Pregunta: ¿Está hablando de armas hipersónicas?
Respuesta: Sí, y los estadounidenses tienen armas iguales. Este tipo de armas está parcialmente cubierto por START- III, si se trata de misiles balísticos.
Algo ya está cubierto por START- III, ahora es necesario "incorporar" este tipo de armas en el Tratado para los próximos cinco años y establecer reglas de su verificación. Porque algunas armas todavía no encajan en este documento.
Los estadounidenses tienen un nuevo sistema, basado en el concepto del Ataque Global Inmediato (a propósito, no nuclear). Propusimos poner sobre la mesa de negociaciones todos los temas, sin excepción, que de una u otra forma afecten la estabilidad estratégica y los intereses legítimos de las partes contratantes.
Pregunta: ¿Estuvieron de acuerdo con esto? ¿Están listos?
Respuesta: Todavía en octubre entregamos a la Administración de Donald Trump un borrador de "entendimientos" conjuntos: un bosquejo, una primera aproximación de cómo sentarse a la mesa y comenzar a acordar una agenda. No hubo respuesta. El enviado especial del presidente de Estados Unidos para el control de armas, Marshall Billingslea, en lugar de trabajar en ello, se limitó a hacer declaraciones de que "EEUU está dispuesto a todo, pero los rusos no quieren".
Cuando hablé con el Secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, le recordé que sobre esta cuestión y sobre una amplia gama de otros temas, incluidas la seguridad cibernética y nuestras preocupaciones sobre la interferencia en los asuntos internos de otros países, habíamos entregado propuestas concretas a la Administración anterior. Quisiéramos reiterarlos para que la nueva Administración de Joe Biden nos exprese su opinión. Tenemos entendido que ahora necesitan algún tiempo para sentirse cómodos en la Casa Blanca y el Departamento de Estado. Espero que esto no dure demasiado.
Quedan dudas sobre el bloque de desarme. Por ejemplo, la composición de sus participantes. La postura de los estadounidenses sobre China, aprobada por Donald Trump, no ha cambiado, al igual que sobre una serie de otras cuestiones.
Si hablamos de las negociaciones multilaterales, en primer lugar, esto no debería anular los acuerdos ruso-estadounidenses, ya que tenemos muchas más armas que otros países nucleares. En segundo lugar, para que este proceso sea multilateral, debe haber un acuerdo voluntario de todos aquellos a quienes se invita (ante todo, las "cinco potencias" nucleares). Nunca vamos a persuadir a China. Respetamos la posición de Pekín, que sugiere que primero reduzcamos nuestras armas hasta su nivel y luego hablamos. Pero en todas las circunstancias, si se trata de un proceso multilateral, sin Gran Bretaña y Francia ni pensar podemos. La Administración de Trump insistió en la participación de China, y en cuanto a sus aliados nos siguen inculcando que son “normales”, son “nuestros”, literalmente con estas palabras. Todo esto es ridículo.
Fuera del proceso de desarme, que es complejo y prolongado en sí mismo, no tenemos muchas perspectivas de colaboración, ni una visión clara en que podamos cooperar de manera constructiva.
Pregunta: ¿Porque tienen una visión completamente diferente o no quieren comunicarse?
Respuesta: La mentalidad del "amo de casa" no ha desaparecido, y de ahí la correspondiente definición de enemigos (a China aún no llamaron enemigo, pero a nosotros sí, nos han llamado así un par de veces). Además, los demócratas tienen motivos adicionales para llevar esta política: para diferenciarse de Donald Trump y no ser "un perro meneado por la cola rusa".
Pregunta: ¿No hay sensación de que los demócratas llegan con el objetivo de vengarse de Rusia: lo que Donald Trump no ha hecho en cuatro años, lo harán ellos ahora?
Respuesta: Incluso en la etapa de la carrera preelectoral, decían algo de eso. Joe Biden y su gente acusaban a Trump de debilidad de carácter, de coqueteo constante e incluso de trabajar por la inteligencia rusa. El presidente Trump, entretanto, decía que era "el presidente más duro en relación con Rusia". Aseguraba que le caía bien Vladímir Putin, pero introdujo más sanciones que todos sus predecesores juntos.
Esto, en parte, son enfrentamientos internos. Y, a decir verdad, es una manifestación normal de la política estadounidenses, especialmente ahora. Llegó al límite en sus contradicciones entre los propios liberales, que pensaban que ya era una tendencia imparable. De repente llegó Donald Trump, que no valoraba demasiado los principios y enfoques liberales y trataba de pensar más en los intereses fundamentales de quienes habían fundado Estados Unidos, habían llagado allí (siempre ha sido un país de emigrantes) y habían adoptado sus leyes. De eso se trata en la disputa: ¿eres leal al Estado que te aceptó, o quieres erosionar sus principios?
Pregunta: ¿Te encajas o no?
Respuesta: Sí. Y si tú mismo quieres ser el amo en este Estado. Otra vez todo se reduce a esto.
Pregunta: Ahora pasamos al tema de Karabaj. Afortunadamente, la guerra terminó y las partes firmaron un acuerdo de paz. Se habló mucho del papel que desempeñaron Rusia y Azerbaiyán. También me gustaría preguntarle sobre Turquía. Estuve en Azerbaiyán durante la guerra y oí hablar mucho de que todos los azerbaiyanos abogaban por el Gran Turán (un estado que atraviesa el territorio desde Turquía hasta nuestra Asia Central). ¿Moscú no tiene miedo de tal fortalecimiento de Turquía?
Respuesta: Así piensa una parte de la sociedad. No me atrevo a calcular en términos porcentuales quién reacciona de esta forma. No creo que todos los que se lo han dicho sepan que es el Gran Turán.
El tema de las relaciones entre los países de habla túrquica ha llegado a ser una parte integrante de la cooperación entre Turquía y los países correspondientes, incluidos Azerbaiyán y varios Estados de Asia Central.
Existe el Consejo de Cooperación de los Estados de Habla Túrquica en el que participamos como observadores. Varias de nuestras repúblicas están interesadas en la interacción. Allí promueven unos proyectos concretos.
Además, existe la TÜRKSOY, Organización Internacional de la Cultura Túrquica. Otra estructura relevante es la Asamblea Parlamentaria de los Países de Habla Túrquica. Todas estas organizaciones ya han estado funcionando durante mucho tiempo. Tienen sus planes, realizan diferentes actividades. En general, se trata de las tradiciones culturales, lingüísticas y educativas.
En cuanto al Gran Turán como una entidad supranacional desde el punto de vista histórico, no creo que Turquía tenga tal objetivo. No entiendo cómo los países que formaban parte de la URSS y después se independizaron puedan apoyar esta idea de alguna manera. Por el contrario, todo el patetismo de su política exterior y todas sus actividades se centran en el fortalecimiento de sus Estados nacionales.
Con respecto a Turquía, este país está interesado. Son sus coterráneos que hablan el mismo idioma. También queremos que el mundo ruso tenga la oportunidad de comunicarse. Hemos creado una extensa red de organizaciones para compatriotas que viven en el extranjero, abrimos los centros de Mundo Ruso en las universidades de diferentes países que se dedican exclusivamente a los fines lingüísticos, educativos y científicos.
Recientemente, se cerró el Centro de la lengua y la cultura rusas en Cracovia, creado por la Fundación Mundo Ruso. Es una medida esperada para Polonia, como también para los países bálticos, donde luchan con todo lo ruso. En Ucrania, también han comenzado a tomar medidas parecidas: bloquean los medios de comunicación, prohíben a utilizar la lengua rusa. Este es un hecho bien conocido. No dejaremos en paz a la OSCE, el Consejo de Europa o las estructuras competentes de la ONU. No se puede pretender que este sea el precio del “evolución” y la “gestación” de la “miserable” nación ucraniana. Los mismos ucranianos declaran que “su origen se remonta al Alejandro Magno”. Entonces, tienen que rendir cuentas con respecto a las reglas impuestas. La misma UE, Alemania y Francia que forman parte del Cuarteto de Normandía están eludiendo sus obligaciones en cuanto a la “educación” de Ucrania para que Kiev cumple los Acuerdos de Minsk. Pero su elusión ya se ha vuelto crónica y esto no honra ni a Alemania, ni a Francia.
Pregunta: Se declaró que Ucrania se denomina como un Estado inamistoso hacia Rusia. ¿Cómo afectará esto nuestras relaciones?
Respuesta: Esto es solo una característica del Estado. ¿Cómo podemos hablar de la amistad? Se cierran las escuelas rusas, en las tiendas a los compradores y vendedores se les prohíbe hablar su lengua materna, los nazis queman banderas rusas.
Pregunta: Esto parece mucho a los acontecimientos en los países bálticos hace unos 20 ó 30 años.
Respuesta: Cuando los Estados bálticos se adherían a la UE, les preguntamos a los burócratas de Bruselas, si estaban seguros de sus acciones. Todavía existen problemas que no corresponden a los criterios de membresía, como, por ejemplo, el hecho de que no se respeten los derechos de las minorías nacionales de habla rusa en Letonia y Estonia. Nos contestaron que los Estados bálticos tenían miedo de que Rusia pudiera declararles guerra, ocupar su territorio o hacer algo por el estilo. Por eso la UE les brindaría su protección para que se calmaran y entonces las minorías nacionales estarían felices y satisfechas. Pero ocurrió exactamente lo contrario. Los rusos no recibieron ningunos derechos y la apatridia sigue existiendo.
Pregunta: Volvamos a la cuestión de Turquía. Ankara se hace más fuerte, ha desempeñado un papel activo en la guerra de Alto Karabaj. El Presidente Recep Tayyip Erdoğan ha visitado el Norte de Chipre. Ha pasado mucho tiempo desde que el jefe de Estado turco lo hizo. ¿Cómo lo percibe Moscú?
Respuesta: Con respecto a la República de Turquía y el llamado Chipre del Norte, lo calificamos como las relaciones que Ankara tiene con sus coterráneos. Hasta ahora, no he oído que Turquía renuncie a cumplir los compromisos en la ONU asumidos por las partes del conflicto. El objetivo es encontrar una solución mutuamente aceptable y crear una federación constituida por dos comunidades y dos zonas. Ahora conversamos sobre lo fuerte o débil que será. Pero todos estamos de acuerdo que debe ser un solo Estado. Aunque no hace mucho tiempo había dudas de que nada funcionaría y habría que crear dos Estados. Entendemos que el interés de Ankara consiste en que los turcos en Chipre vivan en condiciones de igualdad y que sus derechos estén garantizados. Deseamos que el diálogo de Turquía con Grecia y Chipre se base en los mismos motivos con los que explica sus acciones en el Mediterráneo Oriental, incluidas las cuestiones relacionadas con hidrocarburos.
El pasado 17 de febrero, hablé con el Ministro de Asuntos Exteriores de Grecia, Nikos Dendias. Dijo que el pasado 25 de enero se realizó un contacto preliminar con el Ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu. No lograron resolver todos los problemas. Pero es bueno que se haya entablado el diálogo. Acordamos continuar desarrollándolo. El pasado 18 de febrero, hablé con Mevlut Cavusoglu. Seguimos intercambiando opiniones, basándonos en las conversaciones telefónicas de los Presidentes Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdoğan sobre Siria, Libia, Alto Karabaj y las relaciones bilaterales. Se está construyendo una central nuclear, sus nuevos bloques, el TurkStream, en general, tenemos muchos proyectos comunes en el ámbito de la energía.
En octubre de 2019, se celebró la primera cumbre Rusia-África en Sochi. Un número sin precedentes de jefes de Estado y de gobierno participaron en ella. Preparándola, consideramos cómo se desarrollan las relaciones con los países africanos, cómo están las cosas en, según los politólogos, el continente más prometedor a largo plazo, teniendo en cuenta la ampliación de nuestra presencia. Vimos cómo otros países consolidaban sus posiciones allí. Desde 2002, el número de embajadas turcas en África ha aumentado de 12 a 42. Los intercambios comerciales de Turquía con esta región ascienden aproximadamente a 20.000 millones de dólares al año, mientras que los intercambios con Rusia alcanzan unos 15.000 millones de dólares. Me refiero a la manera en la que Turquía ve las oportunidades.
Pregunta: ¿Tal vez, Turquía se ha decepcionado con la UE, porque nadie la aceptó?
Respuesta: Creo que esto también es importante. En los contactos con la UE, Ankara continúa insistiendo en que le prometieron que sería admitida a la Unión. A pesar de los problemas económicos internos, Turquía cobra pujanza. El país vive acumulando la deuda pública, pero este modelo ahora es muy popular en el mundo.
Pregunta: El 2020 es el año de la pandemia. En tales años, los países deben unirse y ayudar unos a otros. ¿En su opinión, consiguieron hacer esto? ¿O las diferencias impidieron que el mundo se uniera incluso ante la crisis producida por la COVID-19?
Respuesta: Volvemos a la cuestión con la que hemos comenzado nuestra conversación. Ya no quedan ningunas ideologías. Pero la percepción ideologizada y politizada de la vacuna rusa no fue una señal muy buena. La vacuna Sputnik V fue registrada en agosto de 2020, muchos meses después de la cumbre de G-20 que se celebró en marzo de 2020. Ya en aquel momento, Vladímir Putin abogó activamente por la cooperación en la producción de la vacuna. Incluso entonces estábamos dispuestos a crear equipos científicos conjuntos. Los países occidentales, sus compañías, que no querían ayudar a sus rivales, no respondieron a esta propuesta. Es lo que concierne exclusivamente el ámbito de la medicina.
Pero además, existe la esfera humanitaria. El secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, y Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, instaron a los Estados a suspender todas las sanciones unilaterales durante la pandemia en las esferas que afectan directamente al suministro de los alimentos, medicamentos y equipos médicos, para aliviar el sufrimiento de la población de los países sometidos a tales sanciones independientemente de sus causas. Pero los autores de estas sanciones, en primer lugar EEUU y la UE, dejaron esta propuesta sin reacción alguna. Tampoco recibimos respuesta a la propuesta del Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, en la Cumbre del G-20 sobre la creación de corredores verdes durante la pandemia, que garantizarían el suministro de las mercancías de la manera más fácil posible, sin impuestos, aranceles, gabelas, retrasos, inspecciones aduaneras especiales.
Tenemos un solo barco y no es tan grande. Ya se prevé que esto va a durar, será una infección estacional, y a diferencia de la gripe u otras enfermedades, requerirá el uso constante de precauciones y equipos de protección personal. Conscientes de esto, los países deberán esforzarse por una cooperación más abierta, especialmente aquellos que hasta hace poco tenían dudas.
Una de las noticias buenas es el regreso de EEUU a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Algunas cabezas calenturientas de Washington creen que a su regreso, lo van a controlar todo. En la Secretaría de la OMS hay menos de 50 chinos, 25 rusos, más de 200 estadounidenses y más de 2000 representantes de la OTAN. La administración anterior de EEUU decía que China estaba manipulando a la OMS. No es correcto. O estamos hablando de la impotencia total de 2000 miembros de la OTAN, que en la Secretaría de la OMS representan la mayoría.
También hay resultados positivos. Recientemente, se ha abordado este tema en la Asamblea General y en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ahora lo más importante es centrarse en la cooperación en pie de igualdad en el marco de la OMS. Además de los intentos de dar golpes palaciegos en la organización o imponer su orden, no necesariamente basado en el consenso, existe la idea de tomar las decisiones principales en el ámbito de la salud mundial fuera de las estructuras universales. Ya hemos hablado muchas veces sobre esta tendencia: sustituir el Derecho Internacional con un orden mundial basado en reglas. En realidad, resulta que todas las decisiones no se toman en un círculo que representa a todos, ya que en este caso hay que discutir, encontrar un equilibrio y compromisos, sino en un círculo de aquellos que están de acuerdo contigo. Después, estas decisiones se presentan como la verdad absoluta y se exige a todos que las respeten.
Esta es la base de la iniciativa franco-alemana sobre el nuevo multilateralismo — algunas asociaciones con un número de representantes limitado creadas en el Occidente. Por ejemplo, los franceses han creado la Asociación internacional para la lucha contra el empleo impune de las armas químicas. Para esta asociación de carácter no universal ajena a la ONU, la UE está creando el llamado régimen horizontal de sanciones, que se impondrán a aquellos a quienes señalará con el dedo la Asociación creada por Francia. El mismo régimen se crea en el ámbito de la ciberseguridad. En lugar de debatir el problema en un círculo abierto, los franceses están promoviendo una asociación para defender la libertad en el ciberespacio. Otra vez hablamos del orden basado en reglas.
Se intenta también crear una estructura parecida fuera de la OMS. De todos modos, la salud de las personas no es un ámbito apropiado para los juegos geopolíticos. A no ser que estas ideas se basen en un objetivo conspirativo para reducir la población de la Tierra. Muchos ahora empiezan a elaborar tales teorías y conceptos.