Discurso y respuestas a preguntas de los medios ofrecidas por el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, durante la rueda de prensa conjunta con el Presidente en ejercicio de la OSCE, Ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Zbigniew Rau, celebrada al término de las negociaciones, Moscú, 15 de febrero de 2022
Estimadas damas y caballeros,
Hemos sostenido unas negociaciones eficaces y sustanciales con el Ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Zbigniew Rau, quien llegó a Rusia en calidad de Presidente en ejercicio de la OSCE.
Coincidimos en que muchos problemas que exigen soluciones urgentes y obligatoriamente conjuntas se han acumulado en el espacio de la OSCE. La confianza entre los Estados partes está a un nivel bajo sin precedente. Las posturas de confrontación, una retórica agresiva han llenado ahora nuestro espacio común. Lamentablemente, dominan evidentemente el espíritu de cooperación, la cultura de diálogo mutuamente respetuoso que siempre fue propio a la OSCE, después de su creación. Todos queremos restablecerlo.
Por nuestro lado, subrayé que en la actual coyuntura complicada ejercer las funciones de Presidente es de importancia especial. Es una gran responsabilidad. El pasado 13 de enero, en una reunión del Consejo Permanente de la OSCE, el señor Ministro presentó las prioridades de Polonia y habló de lo importante de una actitud proactiva, positiva, la búsqueda de soluciones, la renuncia a las acusaciones comunes. Respaldo tales intentos. Lo hemos confirmado hoy, Estoy seguro de que la presidencia debe contribuir a la formación de una agenda unificadora, al alcance de los compromisos. Para realizarlo, es importante actuar de conformidad con el mandato de Presidente, mantener posturas neutrales, como se suele decir, evitar formulaciones no consensuadas, es decir, desempeñar el papel de “intermediario honesto”. El señor Presidente ha confirmado hoy tal disposición.
Partimos de que uno de los desafíos que está ante la OSCE es alcanzar un entendimiento común del principio de seguridad indivisible que es fundamental para toda la arquitectura de seguridad europea. Este principio prevé evitar cualesquiera acciones que van a reforzar la seguridad de un país en detrimento de la seguridad de cualquier otro Estado. Todo esto está estipulado en muchos documentos de la OSCE a partir de 1994, cuando se aprobó el Código de Conducta sobre los Aspectos Político-Militares. Posteriormente, se aprobó a nivel cumbre la Carta sobre la Seguridad Europea en Estambul en 1999. En diciembre de 2010, en la cumbre de la OSCE en Astaná este principio fue confirmado inequívocamente en forma ampliada. Ahora se trata de que es necesario cumplir con este principio. No se dice, como intentan presentar nuestros colegas occidentales, que cada país tiene derecho a elegir alianzas, sino que no se puede hacerlo en detrimento de la seguridad de otros países, de que no suelen recordar.
Para aclarar las posturas de nuestros colegas cuyos líderes pusieron su firma por debajo de estos documentos envié a los Ministros de Asuntos Exteriores de los respectivos países de Europa un mensaje con la solicitud de precisar cómo ellos mismos entienden estos compromisos que se denominan como principio de indivisibilidad de la seguridad. Espero que tales respuestas sobre el fondo de la cuestión lleguen. Al menos, pedí a Zbigniew Rau que no olvide de hacerlo.
En el contexto de la búsqueda de las vías para superar la creciente tensión en la región Euroatlántica, hemos abordado la iniciativa de la presidencia polaca que propuso iniciar en la OSCE un informal “diálogo renovado sobre la seguridad europea”. Consideramos interesante esta propuesta porque muestra el entendimiento de los problemas existentes y el deseo de hacer algo para resolver estos problemas. He recordado que en la etapa actual lo más importante es nuestro diálogo con EEUU y la Alianza Atlántica en el marco de que discutimos las garantías legales de la seguridad a largo plazo, tal como están formulados en los borradores de acuerdos conocidos que entregamos a Washington y Bruselas. En vista de que no hay avances en las relaciones con EEUU y la OTAN, el diálogo en Viena no tendrá resultados. Todos lo entienden. Tan solo será un nuevo formato de discusión, en adición con el Foro de Cooperación en materia de Seguridad de la OSCE y el “diálogo estructurado” lanzado hace cinco años (en diciembre de 2016). Existe un riesgo (he compartido estas dudas con el señor Ministro y su delegación) de que este diálogo se divida en “pequeños arroyos”, que solo imitemos la actividad, mientras que el problema quede sin resolver. Es necesario tener en cuenta también que, a diferencia de la OTAN y EEUU, la OSCE no tiene personalidad jurídica internacional, a pesar de las iniciativas que Rusia presentó durante muchos años junto con sus aliados, inclusive el proyecto de la Carta de la OSCE. Nuestros colegas occidentales no quieren que la OSCE se convierta en una Organización comprensible y estructurada. Les es importante que se quede en tal forma flexible, vaga e incoherente, porque es más fácil manipular tal organización.
Sin embargo, la OSCE mantiene una gran capacidad unificadora. Es necesario sostener un amplio diálogo de cómo incrementar la eficacia de la OSCE, en general: eliminar desequilibrios geográficos y temáticos, encontrar un equilibrio sostenible entre las tres “cestas” (político-militar, económico-ecológica, humanitaria). Esperamos que, durante la presidencia polaca, podamos hablar honestamente sobre estos temas con todos los Estados partes.
Estamos dispuestos a fomentar una estrecha cooperación con la Presidencia, en particular, en otras áreas también. Me refiero a la lucha contra las amenazas transfronterizas, la superación de las consecuencias sociales y económicas del coronavirus, la defensa de los valores tradicionales y los derechos de las minorías nacionales, la lucha contra los intentos de tergiversar la historia y glorificar el nazismo. Todos estos temas están sobre la mesa de las negociaciones. Consideramos sumamente importante no prestar menos atención a las discusiones de cómo prevenir las manifestaciones negativas en nuestra región común.
Hemos hablado del papel de la OSCE en el arreglo de diversos conflictos en el espacio europeo. Hemos prestado una atención especial a la crisis en Ucrania por motivos comprensibles. Hemos confirmado que el cumplimiento pleno y consecuente del Paquete de Medidas de Minsk no tiene alternativa. Esperamos que la Presidencia en ejercicio, en particular, a través de su representante especial en Ucrania y en el marco del Grupo de Contacto, contribuya a conseguir los avances más próximos y responsables en esta dirección, porque lo más importante es garantizar un diálogo directo entre Kiev, Donetsk y Lugansk. Es necesario garantizar también lo imparcial de la observación de la situación por la Misión Especial de Observación. Esperamos que sus dirigentes interaccionen de forma constructiva con las autoridades de Donetsk y Lugansk, de conformidad con lo estipulado en el mandato de esta Misión aprobado por el Consejo Permanente de la OSCE. A tenor de este mandato, la Misión no debe dejar sin atención los casos de violación de los derechos humanos y la libertad de prensa en todo el territorio de Ucrania, lo que, lamentablemente, no vemos con frecuencia en los informes de la Misión. Es necesario también prestar la atención a los hechos sonados que ponen de relieve un desenfreno del nacionalismo agresivo, el neo nazismo y los numerosos factores de discriminación de la población rusófona.
De modo que la OSCE y la actual presidencia han da afrontar unas tareas bastante grandiosas. Me gustaría desearles al señor Rau y a su “equipo” que logren éxitos en su trabajo.
Pregunta: EEUU está esperando que entre hoy y mañana Rusia “ataque” a Ucrania. Mientras tanto, hace una hora el Ministerio de Defensa de Rusia anunció el retorno a sus cuarteles de las tropas que habían participado en las maniobras. ¿Se ha cambiado de opinión con respecto al “ataque”? ¿O no se tenía tal intención?
Respuesta: Me gustaría subrayar que las maniobras que está llevando Rusia en su territorio y en plena correspondencia con la previsión, son iniciadas, continuadas y acabadas, de acuerdo con lo previsto. Lo señalamos en numerosas ocasiones con respecto a las maniobras celebradas en el oeste de Rusia, en el Lejano Oriente, a las maniobras celebradas por Rusia y Bielorrusia que también son llevadas a cabo en estricta correspondencia con la agenda previamente acordada. Esta actividad es llevada a cabo independientemente de lo que diga quien sea, de lo que piense quien sea, de los histerismos que se fomenten al respecto, de este verdadero terrorismo informático, por llamar las cosas por su nombre, que estamos presenciando.
Es decir, nosotros a lo nuestro.
Pregunta: EEUU y la OTAN ya están ofreciendo a Rusia por iniciativa propia abordar algunas de las medidas encaminadas a la distensión, al refuerzo de la confianza y al control de armamentos propuestas por Moscú en 2014, también en el marco del Consejo Rusia – OTAN. En aquel momento no quisieron hablar de ello. Ahora Rusia está exigiendo más cosas, como, por ejemplo, que OTAN retorne a las posiciones ocupadas en 1997. ¿Qué es lo que quiere decir eso, que lo de antes ya no presenta interés o que hay alguna posibilidad de que este asunto realmente sea abordado?
Respuesta: La velocidad con la que la OTAN cambió de parecer indica que no todo está perdido con este organismo. Son capaces de reconocer lo evidente, aunque sea bajo presión.
No es necesario retroceder hasta 2014. En 2019, tras destruir Washington el Tratado INF, el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, envió mensajes a todos los líderes europeos, subrayando que Rusia había introducido una moratoria unilateral para el despliegue del mencionado tipo de misiles. Indicó que la moratoria sería respetada en las regiones en cuestión hasta que EEUU desplegara en las mismas sistemas idénticos de fabricación estadounidense. El Presidente ruso formuló también la iniciativa de que Rusia y la OTAN declararan moratoria mutua para el despliegue de estos misiles en Europa. Para ello, propuso acordar el mecanismo de verificación del comportamiento de Rusia y de la Alianza del Atlántico del Norte. Ni siquiera se nos escuchó. No nos contestó nadie, a excepción del Presidente Macron, quien dijo que “no era mala idea” y que era una pena que los países miembros de la OTAN no tuvieran intención de discutirla.
Poco después, el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia volvió a enviar una serie de propuestas concretas para poder reducir los riesgos militares. Se proponía acordar las distancias a las que Rusia y la OTAN deberían alejarse de la línea de la separación, al celebrar sus maniobras. Para poner un ejemplo a nuestras propuestas y a modo de gesto de buena voluntad, pasamos la fase principal de las maniobras Zapad 2020 a la provincia de Nizhni Nóvgorod. Este gesto tampoco fue apreciado. Tampoco recibimos reacciones a nuestra propuesta de acordar la distancia permitida para el acercamiento de aviones militares y buques de guerra. ¿Podría acaso haber algo más práctico que este tipo de compromisos? Propusimos acordar el uso de los transponendedores para aviones militares, sobre todo, en el Báltico. Partimos de que la OTAN no deja de hacer declaraciones sobre las medidas de confianza y de reducción del peligro militar, exhortándonos a tomarlas. Si embargo, todo lo que acabo de comentar durante muchos años se pasó por alto.
Ahora, al recibir nosotros las respuestas de la OTAN y de EEUU, vemos que casi todas las ideas, incluida la necesidad de limitar y de no desplegar misiles terrestres de alcance medio y más corto, aparecen como iniciativa de nuestros interlocutores occidentales. Lo subrayo a propósito, puesto que hay quienes ofrecen comentarios sarcásticos al respecto. Es que han leído lo que proponen hacer Washington y la OTAN. Y eso, a su modo de ver, únicamente puede significar una cosa: que nosotros debamos negociar, aceptando las condiciones del Presidente de EEUU, Joe Biden. Dejando aparte los “objetivos” que presentan estos “analistas”, diré que los países occidentales acabaron dándonos una respuesta, al caer en la cuenta de que estamos hablando en serio sobre la necesidad de que haya cambios radicales en la esfera de la seguridad en Europa. y se nos ofreció una respuesta positiva a las iniciativas descartadas anteriormente durante mucho tiempo.
En cuanto a sí es ya el “fin de la historia”, diría que no. Ayer le informé al Presidente de Rusia, Vladímir Putin, de la situación y subrayé que nuestras propuestas por él aprobadas en breve se terminarían de formular y se harían llegar a nuestros interlocutores en Washington y en la OTAN. Se parte de las mismas del principio de la integridad de la postura rusa. Los aspectos que estoy enumerando son importantes en calidad de pasos prácticos que permitan la distensión, una expresión muy de moda en la actualidad. Los pasos en cuestión serán eficaces, de contar con una sólida base legislativa, sobre todo, en lo relativo a la interpretación del principio de la seguridad indivisible. Nuestros interlocutores occidentales lo están tergiversando sin el más mínimo remordimiento, interpretando exclusivamente como libertad de elección de alianzas militares. Y esta perspectiva no corresponde con la realidad, por decirlo de alguna manera. Basta con leer los documentos de las Cumbres de Estambul y Astaná, de 1999 y 2010, respectivamente, así como el Código de conducta sobre aspectos político-militares de la seguridad de la OSCE de 1994. Este último documento indica inequívocamente que la elección de las alianzas no pueden menoscabar los intereses de la seguridad de cualquier otro país. Continuaremos nuestro diálogo para aclarar la postura de los países occidentales en lo tocante a la capacidad de los países miembros de la OTAN de cumplir con sus compromisos derivados del contenido real del principio de la indivisibilidad de la seguridad. Mantendremos consultas con los expertos para acordar las posturas en campos específicos, sean misiles de alcance medio y más corto o las medidas de reducción de los riesgos militares. Creo que gracias a esfuerzos aplicados en dichas esferas, se podría lograr un resultado satisfactorio y abarcador.
Pregunta (dirigida a Zbigniew Rau): Rusia ha criticado la decisión de una serie de países de revocar a sus observadores que forman parte de la Misión Especial de Observación de la OSCE en Ucrania, también porque, debido a la importancia del omento, a todo el mundo le gustaría recibir información fidedigna de la región. ¿No califica esta decisión de extraña e ilógica?
Respuesta (responde después de Zbigniew Rau): Es un problema importante que hemos abordado hoy. Espero que los motivos que instaron a algunos países miembros de la OSCE a revocar a sus observadores de la Misión de Observación estén relacionados exclusivamente con tales factores como el coronavirus o la necesidad de tomar un descanso. Sabiendo, sin embargo, que los países en cuestión se encuentran en la vanguardia de la “campaña informativa terrorista”, uno piensa sin querer que podrían tener planteamientos ocultos.
No nos gustaría que se repitiera la dramática experiencia que la OSCE tuvo en 1999. El entonces Jefe de la Misión de Observación del organismo en el territorio serbio de Kosovo, William Walker, ciudadano de EEUU, creó una historia completamente falsa sobre el supuesto asesinato de civiles en el poblado de Racak. Más tarde se demostró que en realidad estos civiles habían sido terroristas armados que habían caído en combate. La Unión Europea lo estableció de manera inequívoca. El señor Walker manifestó en aquella ocasión que se trataba de un acto de genocidio y anunció su decisión unilateral de revocar la misión de Kosovo. De hecho, aquel acontecimiento dio luz verde a la agresión de la OTAN contra la antigua Yugoslavia. No preguntó por la opinión del Consejo Permanente, aunque tanto el despliegue de una misión de la OSCE, como su retirada es potestad del organismo en cuestión.
Espero que la postura que acaba de exponer el señor Ministro sea puesta en práctica.
Pregunta (traducida del polaco): ¿Por qué, a su modo de ver, los Estados que se formaron tras la desintegración de la URSS, por ejemplo, Ucrania y Georgia en vez de mantener buenas relaciones con Rusia, optaron por asociarse con los países occidentales, la UE y la OTAN, incluso a costa de una guerra con Rusia? Lo pregunto por la intervención militar de Rusia en Georgia, el despliegue de tropas rusas en Bielorrusia y la persecución de organizaciones como Memorial. ¿Acaso no sería más eficaz optar por el diálogo con Polonia que podría fomentarse durante la presencia polaca en la OSCE? Me gustaría preguntar, ¿estaría dispuesta Rusia a hacerlo, dadas las sanciones prometidas por los países occidentales que podrían asestar un golpe a la economía rusa?
Respuesta: El motivo principal consiste en que las autoridades de estos países se mostraron incompetentes y lo hicieron en una situación, cuando había deseosos de gestionar dichos países desde fuera, objetivo que finalmente se logró. El único objetivo era separarlo de Rusia y atraer a la zona de influencia de la OTAN. Ello entra en directa contradicción con el principio de la indivisibilidad de la seguridad, puesto que uno de los componentes del mismo es la renuncia a las zonas de influencia. En 2008, al “jurarse” en la Cumbre de la OTAN en Bucarest que Georgia y Ucrania acabarían siendo miembros de la OTAN, Mijaíl Saakashvili, literalmente “perdió la cabeza”. Un par de semanas antes de que diera la orden de atacar la ciudad de Tsjinval y las posiciones del contingente de paz ruso, había sido visitado por la Secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice.
En su momento, el entonces embajador de EEUU ante la OTAN, Ivo Daalder, dijo que la decisión de anunciar que Georgia y Ucrania podrían pasar a formar parte del organismo con el paso del tiempo, fue el error más grande de la OTAN. El contingente de paz ruso fue atacado en el momento, cuando ni el Presidente ni el Primer ministro se encontraban en Moscú. Georgia pensaba en serio ocupar toda Osetia del Norte y más tarde llevar a cabo los planes concebidos hacía mucho tiempo. En su momento Zviyad Gamsajurdia habló de que era necesario que los osetas y los abjasios se largaran. Para prevenir este acto de genocidio, en plena correspondencia con el Derecho Internacional, tras el ataque dirigido contra el contingente de paz ruso que se encontraba en el territorio georgiano en función del mandato aprobado por la OSCE y previo consentimiento de Tiflis, enviamos nuestras tropas allí. El Derecho Internacional no deja lugar a otra interpretación. Para proteger más tarde a estos pueblos en su anhelo de preservar su independencia, después de que se celebraran los correspondientes referéndums y nos solicitaron el reconocimiento, lo hicimos. Sí, instalamos por su petición bases militares en su territorio, para que a los georgianos ni se les volviera a ocurrir cometer otra vez crímenes de este tipo.
En cuanto a Ucrania, la “buena voluntad” nunca ha faltado. Los colegas occidentales, en primer lugar, los representantes de los países miembros de la UE, se comportaron con máxima altanería. Ello sentó bases para los procesos que provocaron la explosión en el Maidán en febrero de 2014. Recordemos que en 2013 Ucrania estaba negociando con la UE el Acuerdo de Asociación que había de ser firmado a principios de diciembre de 2013. Al enterarse de ello la parte rusa, les dijimos a nuestros interlocutores ucranianos que, si el documento en cuestión contemplaba la introducción de elementos de zona de libre comercio, ya contábamos con una en el marco de la CEI. Era necesario cerciorarse de que los regímenes de las zonas de libre comercio no entrarían en contradicción, porque con Ucrania no teníamos aranceles, mientras que con Europa, sí. Negociando la adhesión a la OMC, conseguimos proteger numerosos campos. En caso de levantar Ucrania las barreras con la UE, mientras que con Rusia no existían, los artículos entrarían desde Europa en contra los compromisos asumidos durante la adhesión a la OMC. Les avisamos honestamente. Avisamos además a sus dirigentes de la UE, me refiero a Polonia que es miembro de dicho organismo. El Presidente de Rusia, Vladímir Putin, estuvo en contacto con el Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, proponiendo crear un grupo tripartita compuesto por Rusia, Ucrania y la UE para evitar “fallos técnicos” de carácter meramente comercial. El señor Barroso con su característico tono altanero manifestó que la UE no abordaría con Rusia la manera en la que vertebraba sus relaciones con Ucrania, puesto que Rusia no discutía con la UE la manera de vertebrar sus relaciones con la RPC.
Fue precisamente la UE la que "incitó", de todas las formas posibles, el movimiento del Maidán, que había surgido como reacción de ciertos grupos contra la decisión del Presidente Víctor Yanukóvich de posponer la firma del acuerdo con la UE, hasta que se aclararan las posibles contradicciones entre sus regímenes comerciales. Nada más. Algunos europeos se aprovecharon de ello. Los ministros de Asuntos Exteriores europeos, en particular, el de Bélgica, ya habían declarado con anterioridad que los ucranianos debían decidir con quién estaban: con Rusia o con Europa. Así es su mentalidad que sigue sembrando las "semillas" que usted ha mencionado.
¿Por qué los portavoces de ciertos países quieren ser amigos no de Rusia, sino de la OTAN? Porque estos portavoces no eligen el camino de forma independiente, sino son guiados por sus titiriteros, interesados en dividir Europa en lugar de asegurar los principios de la OSCE. Cuando Maidán desembocó al derramamiento de sangre, Polonia, en la persona de Radoslaw Sikorski, Alemania, representada por Frank-Walter Steinmeier, y Francia, en la persona del ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, mantuvieron conversaciones en Kíev y convencieron a la oposición y al Presidente Yanukóvich de firmar un acuerdo de paz. Garantizaron este acuerdo de paz con sus firmas. Pero la junta de Kíev, que llegó al poder solo un día después, sin pensarlo dos veces, pisoteó estas firmas violando todos sus compromisos. Cuando el presidente de la RFA, Frank-Walter Steinmeier, en su discurso después de la reelección a la presidencia, declaró que llamaba a Rusia a “quitar la soga del cuello de Ucrania”, fue incorrecto, antes que nada, desde el punto de vista epistemológico del conflicto. Este pudo haberse extinguido inmediatamente, si Europa, en primer lugar, los tres países que habían garantizado el acuerdo entre Víctor Yanukóvich y la oposición, la hubieran llamado al orden y la hubieran obligado a cumplir lo pactado.
Cuando se produjo el golpe de Estado, los primeros pasos de los recién llegaron al poder fueron los rusófobos: cancelar el estatus establecido en las leyes ucranianas para el idioma ruso, expulsar a los rusos de Crimea. Semejantes llamamientos fueron acompañados por el envío de unidades armadas para asaltar el Consejo Supremo de Crimea. Todo esto está en los libros de historia. Entiendo que usted necesita “vender” la noticia de hoy: ¿si no nos entristece que todo el mundo huya de Rusia a los brazos de la OTAN y la UE? Este es un enfoque muy simplista que le permitirá atraer a los lectores ávidos de todo tipo de sensaciones y de la rusofobia, que florece, en particular, en Polonia, para mi gran pesar. Ya hemos dicho hoy que estamos interesados en tener relaciones normales con Polonia, tanto más que nuestros contactos a nivel de sociedad civil, mundo artístico y cultural nunca han cesado para la satisfacción de ambas partes.
Cuando todo esto sucedió, los habitantes de Crimea quisieron protegerse de los neonazis manifiestos, que siguen desfilando por Kíev con antorchas estandartes de Bandera, Petliura, Shujévich y siguen recibiendo apoyo del gobierno y el presidente de Ucrania. Cuando los crimeos se negaron a obedecer a estos bandidos, que habían tomado el poder de manera inconstitucional, y celebraron en Crimea su referéndum, solo entonces Europa se agitó y comenzó a preguntar: ¿por qué Rusia "había incorporado a Crimea"? ¿Por qué Europa se quedó en completo silencio y no se preocupó por el golpe de Estado? Posiblemente, porque en sus países, incluidos los tres cuyos ministros habían firmado el acuerdo violado por los golpistas, predominó el deseo de ponerse de lado de los que proclamaban que estaban con Occidente y no con Rusia, a pesar de que un golpe de Estado inconstitucional y derramamiento de sangre. Eso es todo. Es, como se dice, una calle de doble sentido. En todas partes hay personas que están listas para especular sobre los planes geopolíticos de Occidente, y estos planes, lamentablemente, están destinados a la desunión y no a la implementación de los principios fundamentales de la OSCE.
Pregunta: Recientemente, el embajador ucraniano en Londres dijo que su país podría renunciar al ingreso potencial en la OTAN, si esto prevenía una guerra. En seguida el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania calificó tales declaraciones de "poco serias". ¿Existe entre las élites políticas ucranianas la opinión de que valdría la pena renunciar? ¿Ayudaría a desescalar la situación actual?
Respuesta: Solo puedo decir que allí también hay personas razonables. Estoy convencido de que, si esto sucediera, muchos respirarían aliviados, también en Europa. Son los que toman en serio las firmas bajo los documentos de la OSCE y no tratan de taparse con ellos para seguir encubiertamente una política de división de Europa y trazar nuevas líneas divisorias. Hay muchos políticos y analíticos en Ucrania que comparten estas valoraciones. Y no se cohíben en expresarlas.
En cuanto al Reino Unido, una vez el embajador de Ucrania había dicho aquello, está claro cómo reaccionaron en Kíev, donde el poder ya no pertenece al pueblo. Y si hablamos de la paz, en primer lugar, la necesita el pueblo ucraniano, mientras sus políticos, que han perdido su independencia hace mucho tiempo, están tocando los "instrumentos musicales" que les entrega Occidente. En Londres, el viceministro de Defensa, James Heappey, dijo que, si Ucrania tomara esa decisión, el Reino Unido la apoyaría. Creo que esta idea poco a poco se abrirá camino. Estoy seguro de que es un camino que muchos desean, incluso en Europa.
Pregunta: Ha dicho usted que está listo el proyecto de respuesta de Rusia a los documentos de EEUU y de la OTAN sobre las garantías de seguridad. ¿Cuándo va a entregarse? ¿Se dará a conocer a los medios y al público?
Respuesta: Ahora tenemos que terminar de cumplir con el protocolo. Será publicado pronto. No tenemos nada de qué avergonzarnos.
Pregunta (traducida del polaco): ¿Cómo evalúa la posibilidad de que estalle una guerra? ¿Puede confirmar que no habrá invasión rusa en Ucrania?
Respuesta: Ya se ha dicho todo muchas veces. Ya he comentado las especulaciones de que los ejercicios ruso-bielorrusos se emprendieron para atacar a Ucrania desde el norte y ocupar Kíev. Todos estos "escenarios paranoicos" fueron publicados muchas veces y, lamentablemente, por medios respetables. Al parecer, la emociones que experimentaban los autores de semejantes escenarios, dominaban también a los medios.
¿Cuál es la postura de Occidente ahora? Exige que Rusia detenga sus ejercicios, retire sus tropas. Rusia, como tenía previsto, va cumpliendo sus planes. Ha llegado el momento de terminar parcialmente estos ejercicios, las tropas comienzan a regresar a sus lugares de despliegue permanente. Les aseguro que Occidente, si aún no lo ha dicho, dirá: ya ven, cómo los presionamos: nada más Joe Biden levantó la voz, se asustaron y obedecieron. Esto es como comerciar con el aire. Nuestros colegas occidentales han conseguido mucho éxito en esto. Todavía debemos aprender de ellos.
Quiero volver a subrayar: haremos en nuestro territorio lo que nos haga falta, lo que consideremos necesario para nuestra seguridad. Rechazamos el intento de nuestros colegas occidentales de interpretar los compromisos de la OSCE sobre la indivisibilidad de la seguridad intentando imponernos su propia visión de seguridad de Rusia. Es necesario acabar con esta arrogancia y rusofobia.
Cuando la OTAN se expandía una vez más admitiendo a las repúblicas bálticas, preguntamos a nuestros colegas occidentales para qué lo hacían, si ya no había amenazas. Ya habíamos proclamado públicamente que no éramos más adversarios, que estábamos construyendo un futuro común de manera transparente, que luchábamos juntos contra el terrorismo y mucho más. Nos respondieron que aún persistían fobias de los tiempos soviéticos, que esas fobias debían calmarse, que una vez admitidos a la OTAN, los países bálticos se calmarían y se convertirían en nuestros buenos vecinos. Lo mismo nos dijeron de Polonia cuando ingresaba a la OTAN. Pero sucedió exactamente lo contrario. Las habilidades de los titiriteros occidentales nosotros ya las conocemos bien. Desafortunadamente, contradicen directamente lo que está escrito en los documentos fundacionales de la OSCE.
Pregunta: ¿No le preocupa que Occidente y Rusia hablen idiomas completamente diferentes? ¿No somos capaces de ponernos de acuerdo, aun si hay una transacción ideal?
Respuesta: Entiendo que es usted un admirador de Rudyard Kipling: «Oriente es Oriente y Occidente es Occidente y los dos nunca se encontrarán». La OSCE profesa una filosofía diferente. Espero que esta filosofía se plasme en la práctica.