Discurso introductorio pronunciado por el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, en la reunión conjunta de las cúpulas directivas de los Ministerios de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia y de la República de Bielorrusia, Minsk, 26 de noviembre de 2020
Estimado señor Makei,
Estimado señor Rapota,
Estimados colegas y amigos,
Me gustaría agradecerle a la parte bielorrusa su tradicional hospitalidad y el altísimo nivel al que está organizada nuestra reunión. Nuestras reuniones anuales permiten coordinar las posturas de ambos países sobre los problemas más actuales de la agenda internacional en el marco del Programa de Actuación Acordada en la esfera de la política exterior de los Estados miembros del Acuerdo del Estado de la Unión.
Siempre nos agrada visitar Minsk que hasta hace poco fue una de las ciudades más tranquilas del espacio postsoviético. Nos preocupa la situación actual en Bielorrusia. Esperamos que pronto todo se normalice, también gracias a la iniciativa formulada por el Presidente del país, Alexander Lukashenko, sobre la reforma constitucional y la modernización del sistema político. Condenamos los intentos de injerencia en los asuntos internos, encaminados a avivar la confrontación y a imponer mediación unilateral.
Está planeado que se aborden en la reunión de hoy cuatro asuntos. Primero, las relaciones entre nuestros dos países y la Unión Europea que pueden ser calificadas como difíciles. La razón radica en el comportamiento de una serie de países europeos. Dista de ser una relación de socios, tornándose a veces enemistosa. Sin embargo, dicha conducta es aprobada por toda la Unión Europea. Es de lamentar que sea protagonizada cada vez con mayor frecuencia por Alemania. Se está presionando a Rusia y Bielorrusia, para que cambien su conducta y vean limitado su desarrollo. Los medios y las autoridades de los países occidentales por poco formulan ultimátums. Abundan casos de injerencia en nuestros asuntos internos. Se aplican tecnologías diseñadas para provocar disturbios. La oposición recibe ayuda económica y de otro tipo. Siguiendo el modelo de un “juego sin reglas”, sin presentarse ningunas pruebas, son introducidas sanciones unilaterales. Se han congelado las actividades de los formatos de interacción que se fueron creando durante años.
Muchos países de la Unión Europea se ven incapaces de renunciar a su altanero hábito de hablar con otros haciendo gala de la fuerza. Ello limita las posibilidades del restablecimiento de un diálogo paritario y basado en el respeto. Incluso a los participantes de la Asociación Oriental se los reparte por categorías. Los países de “segundo orden”, con los cuales la asociación podría congelarse de hecho son Bielorrusia, junto con Azerbaiyán y Armenia. Ya no nos estamos planteando cómo mantener las relaciones con la UE, de “la manera habitual” o de “una manera no habitual”, sino que deseamos hacernos una idea sobre si en general merece la pena mantener el contacto con Bruselas, mientras la UE siga aplicando la actual línea política.
De acuerdo con el principio de la reciprocidad, hemos ampliado la lista de restricciones redactada a modo de respuesta, incluyendo en la misma a representantes de los países de la UE que participaron de manera activa en la introducción precipitada de las sanciones. Hemos de hacer constar que nuestros colegas bielorrusos tomaron de manera operativa las medidas de respuesta. A partir de 2015 contamos con listas de medidas comunes, de modo que la pertinente interacción en el marco del Estado de la Unión se desarrolla de la debida manera.
Otro asunto incluido en nuestra agenda es la participación en las actividades de la paz de la ONU. El contingente ruso lleva más de 45 años aportando al arreglo de las crisis y al restablecimiento de la estabilidad en diferentes sitios del planeta. Conocemos el interés de nuestros interlocutores bielorrusos en participar de una forma más activa en dichas actividades. Apoyaremos plenamente su deseo.
Además de los esfuerzos emprendidos a nivel nacional, habría que recurrir con mayor frecuencia a las potencialidades pacificadoras de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva. La creación de condiciones para que las fuerzas de paz de la OTSC participen en las operaciones de la ONU representa una de las prioridades de la actual presidencia rusa en la OTSC. Junto con la Secretaría de la Organización hemos intensificado la interacción con la ONU en el mencionado campo y hemos procedido a la adaptación de la base legal de la OTSC para registrar nuestro contingente de paz colectivo en el Sistema de garantías de las Fuerzas de Paz de la ONU. Les estamos muy agradecidos a nuestros amigos bielorrusos por acordar de forma operativa los documentos necesarios que, esperemos, serán aprobados en prevé por los órganos estatutarios de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva.
Cuento con que las labores efectuadas ayuden a proceder a crear una unidad conjunta de los países de la OTSC que aporte al esfuerzo de la paz común. Dicha cooperación nos permitirá avanzar en la dirección correcta. Nuestros países apoyan la necesidad de conceder a la OTSC un mayor peso en las garantías de la estabilidad y la seguridad en el mundo en otros formatos también.
Otro asunto relevante abordado en esta reunión está relacionado con la creación en base a la Estrategia de la “integración de integraciones” de la Gran Asociación Euroasiática abierta para todos los Estados y asociaciones interestatales de nuestro continente.
Uno de los “pilares” de tal Asociación sería la homologación del desarrollo de la CEEA y de la iniciativa china de la Franja y la Ruta. Hemos de señalar que en el marco de esta política se están coordinando los pasos que se dan con nuestros colegas bielorrusos que asumen en estos momentos la presidencia de la UEEA. Consideramos que es un factor muy relevante, dadas las posibilidades que ofrece la asociación estratégica con China que debe aprovecharse al máximo. Viene persiguiendo este objetivo el proyecto “Esferas de importancia estratégica del desarrollo de la integración económica euroasiática hasta 2025”, presentado para la aprobación del Consejo Económico Supremo de Eurasia.
El orden del día incluye de manera tradicional los asuntos relativos a la seguridad internacional de la información. Los últimos acontecimientos demuestran lo solicitado que es este tipo de interacción en el mundo. No debe llevarse a cabo en un círculo reducido, sino con la participación de todos los países, sin excepción alguna. Es evidente que sin acuerdos universales el mundo corre el peligro de acabar sumergido en un “caos cibernético”, las secuelas del cual serían desastrosas. Este estado de “guerra cibernética” fomentado desde fuera se convierte en el caldo de cultivo de las actividades de sabotaje y el uso del las tecnologías de la información y la comunicación con fines delictivos.
Es necesario seguir defendiendo de manera conjunta nuestras posturas en dicha esfera en los espacios de debate multilaterales, en los mecanismos regionales y también en formato bilateral. Hemos de hacer constar la exitosa interacción de las delegaciones rusa y bielorrusa a la hora de arrancar las actividades del Grupo de trabajo de la ONU de composición abierta para la seguridad de la información, del Comité de expertos especial de la ONU para la elaboración del Convenio sobre la lucha contra el Delito Cibernético. Estamos trabajando también en el texto de la Declaración conjunta de los Jefes de Estado de la CEI dedicada al tema en cuestión.
Estimados colegas,
Estoy convencido de que esta reunión ayudará a homologar nuestras posturas respecto a los asuntos que acabo de mencionar y a muchos otros, confirmar los acuerdos alcanzados y encontrar soluciones eficaces que refuercen las posturas de nuestros países en la arena internacional.
Me gustaría expresar mi agradecimiento a quienes elaboraron los proyectos de los documentos finales. Se ha hecho un excelente trabajo. Les propongo que pasemos a los asuntos del orden del día.