Discurso y respuestas a preguntas del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, durante los debates en el marco del Foro Educativo Juvenil, Seliguer, 27 de agosto de 2014
Estimados participantes en el foro,
Ante todo, quisiera agradecerles a los organizadores por invitarme. Para mí se trata de un encuentro realmente importante, puesto que la diplomacia ha de cohonestarse necesariamente con la sensibilización de aquellos que eligieron una rama de ciencias sociales como una profesión, y les preocupa el destino del país; las vías de su desarrollo futuro por medio de un consenso nacional y utilización de todos los recursos espirituales, intelectuales y materiales con los que cuenta la sociedad. Hoy, cuando la globalización está presente en todos los ámbitos de la vida humana, la separación entre la política exterior y la interior pasa a ser más bien relativa; éstas se entremezclan y se influyen mutuamente.
Nos sirven de ejemplo las «revoluciones de colores». Da la impresión de que se inspiran desde dentro, si bien, se alientan activamente desde el exterior. Posiblemente, de no haber tales alentaciones, no habría, en la mayoría de los casos, «revoluciones de colores». Pero cuando se materializan, dando lugar a determinados cambios en el seno de un país (lo más habitual es el cambio del régimen), estos acontecimientos ejercen una influencia desestabilizadora en la política internacional. Fue el caso de Georgia; lo mismo está pasando en Ucrania. En vista de la desaparición del rígido «corsé» bipolar que existió en la época de la guerra fría, hoy las relaciones internacionales han cobrado un carácter bastante imprevisible, a la vez que están expuestas a un riesgo enorme. Lo cual desmiente previsiones hechas a finales de los años 1980 y a principios de los 1990, según las cuales el «fin de la historia» ha llegado, y que se está arraigando a escala global el modo de vida occidental con la uniformidad que le caracteriza. Fue una ilusión; una ficción, cuando no un error, si me permiten.
La esencia de la etapa moderna de las relaciones internacionales radica en una transición hacia un modelo fundamentalmente nuevo del orden mundial; un modelo policéntrico, basado en la aceptación del hecho de que han surgido nuevas potencias económicas y financieras. Y con el poderío económico y financiero llega el político. La transición hacia un sistema policéntrico refleja una tendencia objetiva de que el orden mundial se basa en una diversidad de culturas y civilizaciones del mundo moderno. Es una realidad objetiva y no podemos eludirla.
El número de problemas que hemos de resolver no baja. Da la impresión de que el terrorismo internacional, el tráfico de drogas, la inmigración ilegal, la amenaza de divulgación de armas de destrucción masiva, la escasez de alimentos, epidemias y los conflictos religiosos han de alentar a la comunidad internacional para que actúe de manera solidaria, en tanto que las amenazas son comunes. Sin embargo, nuestros actos colectivos en el ámbito internacional, orientados hacia la erradicación de tales desafíos y amenazas, se topan con los obstáculos relativos al anhelo de los EE.UU. y de Occidente entero por mantener su posición dominante en la vida mundial, a la que ya están acostumbrados desde varios siglos atrás, por lo que retrasan artificialmente la formación de un mundo multipolar y policéntrico que, reitero, refleja una tendencia objetiva del desarrollo mundial.
Nos acusan de que las últimas actuaciones de Rusia, al parecer, han puesto en peligro los fundamentos del orden mundial de la época de postguerra. Nada podría estar más lejos de la realidad; si alguien ha dado un mal ejemplo de claramente desdeñar los principios y normas que se consagran en la carta de la ONU, en el Acta final de Helsinki, así como en otros documentos de la OSCE, han sido nuestros socios occidentales. Les recuerdo que a finales de los años 1990 ocurrió lo impensable; unos Estados miembros de la OSCE bombardearon otro Estado miembro de la OSCE, Yugoslavia. Poco antes había desaparecido la República Federal Socialista de Yugoslavia (RFSY), lo cual tampoco estuvo libre de violaciones de diversas normas y principios de la OSCE. A título de ejemplo: la primera «fuga» de la RFSY fue la separación de Croacia. La Unión Europea estuvo dándole vueltas al asunto durante mucho tiempo en aras de elaborar una postura común, pero Alemania optó por no esperar a sus socios de la UE y reconoció unilateralmente la independencia de Croacia; a partir de ahí ya se puso en marcha una «reacción en cadena». Como ya señalé, a esto siguieron los bombardeos de Yugoslavia en violación de todas las normas y obligaciones concebibles, adoptadas en el marco de la OSCE. Luego llegó la agresión a Iraq; y no hace mucho, los bombardeos de Libia en violación de la resolución del CS de la ONU, entre otros.
Rusia está interesada, más que nadie, en el fortalecimiento del Derecho internacional, en que no haya doble rasero y en que se acaten los acuerdos fijados en el marco de la ONU, la OSCE, los adoptados en el ámbito de cooperación entre Rusia y la OTAN, Rusia y la UE y aquellos que celebran los sujetos internacionales. En esto consiste nuestra postura principal.
Todo lo que acabo de decir guarda una relación directa con la postura actual de Rusia en lo relativo a la profunda crisis de Ucrania. Hemos hecho esfuerzos importantes para enlazar ciertas acciones a nivel de la comunidad internacional que permitiesen a Ucrania calmar la situación, alejarse del umbral de una guerra civil e iniciar un diálogo entre las partes implicadas. Incluso, el 21 de febrero de este año se firmó un acuerdo entre el ex presidente de Ucrania, V.F. Yanukóvich, y los entonces líderes de la oposición, Arseny Yatsenyuk, Vitaly Klitschko y Oleg Tyahnybok, el cual suscribieron los ministros de asuntos exteriores de Alemania, Francia y Polonia. El primer punto del referido acuerdo versaba sobre la obligación de la creación de un gobierno de unidad nacional para que dicho órgano se ocupara de los preparativos de una reforma constitucional que acomodara los intereses de todas las partes en Ucrania. La nueva constitución serviría de base para la celebración de nuevas elecciones generales. Quisiera recalcar que fueron los líderes de la oposición, no Yanukóvich, quienes insistieron en que el gobierno de unidad nacional sirviese de base a los esfuerzos para una salida de la crisis. Yanukóvich «desapareció»; fue destituido bajo la excusa de que había huido del país, cuando en realidad no había huido a ninguna parte, pues, se encontraba en el territorio ucraniano. El acuerdo de 21 de febrero fue ignorado literalmente al día siguiente. La entonces oposición, en lugar de cumplir con el compromiso de crear el gobierno de unidad nacional, anunció la creación de un «gobierno de vencedores». Esto es, los que no estaban de acuerdo con el golpe Estado, recibieron un mensaje de que se les consideraba vencidos. A lo que siguieron una serie de actos de confrontación, incluido el malogrado y pregonado a los cuatro vientos, intento de suprimir la ley de idiomas, en lo que los habitantes del sureste de Ucrania vieron, con razón, un atentado contra el estatus de la lengua rusa. Luego ya se desarrollaron los sucesos cuyas consecuencias contemplamos actualmente.
Rusia no ha renunciado a sus esfuerzos y participó activamente en el empeño internacional para alejarse de este callejón sin salida. El 17 de abril tuvo lugar una reunión entre los ministros de asuntos exteriores de Rusia, los EE.UU., Ucrania y la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores. Se ha adoptado una declaración en la que se acordó la necesidad de renunciar al uso de la fuerza e iniciar una reforma constitucional transparente que abarcara todas las regiones y fuerzas políticas del país y que estuviese subordinada al interés general. Nada de eso se cumplió; no se ha puesto en marcha ningún proceso constitucional. A escondidas, en privado, se ha ido desarrollando un proyecto de modificación de la constitución de Ucrania. Ni siquiera la totalidad de los diputados de la Rada Suprema lo han visto. A día de hoy, sigue sin publicarse y no ha sido objeto de un diálogo popular, en detrimento de las obligaciones asumidas por los líderes de Ucrania en la declaración de Ginebra. A partir de entonces estamos recordando constantemente a la parte ucraniana, y a los que suscribieron aquellos acuerdos, la importancia de cumplir honestamente lo convenido sin procurar «embolsar» lo que hasta la fecha ya han podido «embolsar» y aplazar o, incluso, olvidar completamente sus propios compromisos.
A medida que se iba intensificando la feroz resistencia armada en el sureste de Ucrania, cobraba protagonismo la cuestión de alcanzar un alto el fuego inmediato. Se ha hecho otro intento después de que el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, junto con el presidente de Ucrania, el de Francia y la Canciller de Alemania, acordaran trabajar en este formato durante la solemne celebración en Normandía en conmemoración del 70º aniversario de la apertura del segundo frente. Los ministros de asuntos exteriores de Rusia, Ucrania, Francia y Alemania se reunieron el 2 de julio en Alemania, donde adoptaron una declaración según la cual la prioridad máxima era lograr un alto el fuego inmediato e incondicional. Han pasado ya casi dos meses, pero nada ha cambiado; el alto el fuego no se ha logrado.
La parte ucraniana, en lugar de cumplir con sus obligaciones relativas a aplicar el alto el fuego incondicional, esgrime unas condiciones previas que no han sido objeto de ningún acuerdo. Estas condiciones tienen que ver con la liberación de todos los rehenes antes de que se declare la tregua; así como con la intensificación del control fronterizo. No tenemos nada en contra de negociar sobre estos asuntos, si bien, la propia tregua no puede ser «rehén» de tales negociaciones. Ahora lo primordial es que todos se detengan; que dejen de disparar. Lo que ahora importa es que la parte ucraniana, de conformidad con sus obligaciones adquiridas en virtud de la ya mencionada declaración de Ginebra de 17 de abril, invite a todas las regiones del país, incluida, por supuesto, la sudoriental, para poner en marcha, de una manera inmediata, un diálogo constitucional a escala nacional, en cuyo marco las partes podrían elaborar aquellas modificaciones de la ley fundamental del país que garantizarán una coexistencia cómoda, segura y equitativa en el Estado ucraniano de todas las nacionalidades, minorías y regiones, teniendo en cuenta sus respectivos intereses económicos. Se precisa un consenso nacional, pero éste sólo se puede lograr basándose en un equilibrio de los intereses de todas las regiones y fuerzas políticas del país.
Les contaré brevemente cómo ha ido la reunión de ayer en Minsk. La reunión empezó en un formato multilateral, con la participación de los presidentes de los países que forman parte de la Unión Aduanera; Vladimir Putin por parte de Rusia, Nursultan Nazarbayev por Kazajistán, y Alexander Lukashenko por Bielorrusia; así como el Presidente de Ucrania, el Petro Poroshenko, Presidente de la Comisión Económica de Eurasia, Viktor Khristenko y tres eurocomisarios; la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Catherine Ashton, el Comisario de Comercio de la UE, De Gucht, y el Comisario de la UE de Energía, Günther Oettinger. Las negociaciones versaban sobre las cuestiones a los que se refirió en su rueda de prensa Vladimir Putin. Ante todo, se trata de asuntos económicos en relación con la actual intención de Ucrania de unirse al acuerdo de asociación y zona de libre comercio con la UE, y que tal paso supondría una serie de riesgos para aquellos países que, junto con Ucrania, forman parte de otros acuerdos de comercio en el marco de la CEI. Dados los resultados de un análisis que se presentó ayer, estamos totalmente convencidos de que las obligaciones de Ucrania en virtud del acuerdo de libre comercio con los países de la CEI, entran en conflicto con las obligaciones que Ucrania asumió al entrar en la zona de libre comercio con la Unión Europea y al firmar el acuerdo de asociación con la UE.
La discusión fue franca y objetiva. Se acordó que las consultas al respecto, iniciadas hace ya cierto tiempo, han de intensificarse. Los ministros de economía y otros representantes del bloque económico de los gobiernos correspondientes tienen encomendada la labor de concordar las posturas con respecto a los problemas que se pueden resolver a nivel de expertos y donde se puede intentar llegar a compromisos. Y los problemas que los expertos no puedan resolver, se podrían elevar al nivel de jefes de Estado en plazos razonables, pero, en todo caso, antes del día 12 de septiembre de este año. Lástima, pero opino que no deberíamos establecer unos plazos artificiales.
En Normandía, durante la reunión entre los líderes de Rusia, Ucrania, Alemania y Francia, se trató sobre la necesidad de priorizar la tarea de armonizar, de una manera u otra, los procesos en el marco de las relaciones de Ucrania con los países de la CIE y la Unión Aduanera por un lado, y con la Unión Europea por el otro. Plazos artificiales aquí no serían de ayuda. No obstante, mostramos buena disposición y nos comprometimos a finalizar todo antes del día 12 de septiembre, pues, nos consta que los líderes de Ucrania ya han prometido públicamente que en el mes de septiembre ratificarían los acuerdos con la UE. El Presidente de Rusia, Vladimir Putin, en varias ocasiones advirtió francamente que si la ratificación tenía lugar sin previas negociaciones con Rusia y con los miembros de la UA, dejaremos de darles un trato preferente a nuestros socios en Ucrania en virtud de lo previsto en el Acuerdo sobre la CEI en relación con la zona de libre comercio y pasaremos a aplicar aquellas formas de cooperación en el ámbito económico-comercial que rigen actualmente nuestra cooperación con la UE, esto es, un régimen favorable que supone un estándar para todos los miembros de la OMC; no habrá discriminaciones, ni sanciones algunas, si bien, tampoco habrá un trato privilegiado o preferencial.
Es curioso que semejante determinación para ratificar el acuerdo con la UE, necesariamente en septiembre, se exhiba y se haga pública en el momento en el que se anuncia la disolución de la Rada Suprema y la convocatoria de unas elecciones anticipadas el 26 de octubre. La idea es que el acuerdo se ratifique por los diputados del antiguo parlamento, mientras que la disolución de la Rada Suprema se justifica con afirmaciones de que ésta no representa la voluntad del pueblo. ¿Acaso no sería mejor esperar a que se celebraran las elecciones y el pueblo votara a sus representantes, siendo plenamente consciente de lo ocurrido y de los planes para el futuro? La Unión Europea públicamente expresó la esperanza de que, pese al anuncio de unas elecciones anticipadas, Ucrania no aplazaría el proceso de ratificación y firmaría el acuerdo en septiembre.
Ayer durante las negociaciones todos calificaron la situación en el sureste como un desastre humanitario y reconocieron la importancia de prestar ayuda humanitaria. El Presidente de Kazajistán Nursultan Nazarbayev, y el Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, destacaron especialmente el papel que juega Rusia a este respecto. Como es bien sabido, nosotros ya hemos enviado el primer convoy humanitario a Ucrania, y nos hemos puesto en contacto, por canales oficiales, con la parte ucraniana para poner en su conocimiento nuestra intención de enviar, en los próximos días, otro convoy similar. Ayer, durante un encuentro en privado, los presidentes de Rusia y Ucrania abordaron este asunto. Paralelamente, yo mantuve conversaciones con el Ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Pavlo Klimkin. Nos avalan razones para afirmar que encontraremos unas soluciones técnicas y logísticas constructivas para que el segundo convoy humanitario se pueda dirigir hacia el sureste en el futuro más inmediato. Estoy convencido de que no va a ser el último convoy, pues, cualquier ayuda a esta región es poca. Kazajistán y Bielorrusia expresaron su disposición para sumarse a nuestro esfuerzo y enviar, de manera paralela, carga humanitaria hacia el sudeste. Los representantes de la UE también trataron este asunto. Estaremos concienciando a toda la comunidad mundial para fomentar una actitud responsable con respecto a aquellas calamidades que viven cerca de 4 millones de ciudadanos en el sureste. Más de 1 millón de personas ya huyeron de allí; la mayoría, a la Federación Rusa. Si hubiera interés, podría comentar sobre este asunto más detalladamente.
En el contexto de relaciones económicas se mencionó la necesidad de reanudar negociaciones sobre el asunto de gas entre Rusia y Ucrania. En esto, por razones que hablan por sí mismas, está interesada la Unión Europea. Nadie se alegra al escuchar las amenazas o advertencias provenientes de Kiev de que serán ellos mismos los que corten el suministro. El Comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, se mostró ayer convencido, cuando no esperanzado, de que las autoridades ucranianas no interrumpirían el flujo de recursos energéticos provenientes de la Federación Rusa y destinadas a los estados miembros de la Unión Europea.
Aparte de los asuntos económicos y humanitarios, un tercer apartado primordial en esta fase consiste en lograr el cese de derramamiento de sangre y la identificación de vías para el inicio de un auténtico diálogo a escala nacional. Se acordó reanudar el trabajo del grupo de contacto que ya se había convocado en varias ocasiones con la participación de los representantes de Rusia, los líderes de Ucrania, OSCE y delegaciones de Lugansk y Donetsk. Prevalece la opinión de que (como un primer paso) el referido mecanismo ha de utilizarse de una manera más activa. Declaraciones en este sentido se han hecho ayer en Minsk. Nuestros amigos de Bielorrusia han ofrecido la capital de su país como un recinto permanente para tales contactos. Es evidente que Minsk es un lugar óptimo para tales encuentros, teniendo en cuenta el hecho de que en las localidades de Lugansk y Donetsk sigue habiendo combates sangrientos y a los milicianos no se les espera en Kiev con brazos abiertos, pues, a muchos allí les gustaría detenerlos. Nosotros apoyamos activamente la idea.
No estamos nada interesados en alentar la confrontación, ni en exacerbar la espiral de sanciones. Los ataques a Rusia ya habían adoptado un carácter, a todas luces, inadecuado incluso mucho antes de que se dieran los acontecimientos en Ucrania. Todo empezó mucho antes de la primavera pasada. Bastaría recordar con qué calificativos se referían a nosotros en relación con una supuesta obstaculización por nuestra parte del paso hacia una «revolución democrática» en Siria, y nuestro apoyo al «dictador», a Bashar al-Asad. Es curioso escuchar ahora a quienes afirmaban en aquel entonces que no tratarían con al-Asad. Hoy quedó claro que voluntaria o involuntariamente habrá que colaborar con él, si queremos vencer a los terroristas del «Estado Islámico».
También nos reprochaban por asuntos menos importantes, como por ejemplo, el «caso S. Magnitsky». Dije menos importante, pero estamos hablando de la vida de una persona y esta tragedia humana la utilizaron para especulaciones y provocaciones políticas. Recuerden que a causa de E. Snowden se canceló la visita a Moscú del Presidente de los EE.UU., Barack Obama, justo antes de la cumbre del «Grupo de los 20» en San Petersburgo. Recuerden los comentarios despectivos hacia Rusia, en todas las formas posibles, por el hecho de que estábamos celebrando los Juegos Olímpicos en Sochi, etc.
Esta dinámica seguiría igual con o sin los acontecimientos en Ucrania. A nuestro gran pesar, esta actitud se ha arraigado entre los líderes de una serie de países, sobre todo, los EE.UU. Tras una larga dominación histórica de estos países en la vida económica y política, ahora intentan prolongar artificialmente su posición dominante, a la vez que son conscientes de que en el ámbito económico ya no son como eran tras la Segunda Guerra Mundial, cuando los EE.UU generaban más de la mitad del PIB mundial; no obstante, se valen de los recursos a su alcance (militares, políticos, relativos a redes sociales o a tecnología de cambio de regímenes) en aras de detener, de una manera artificial, un proceso objetivo de formación de un sistema internacional democrático y equitativo. Todavía no todos son conscientes de que es fútil oponerse a los procesos históricos objetivos. Esperamos, y mucho, que esto ocurra; de otra forma se irán adoptando contra nosotros, de una manera unilateral, unas sanciones ilegales, mientras que nosotros reaccionaremos adecuadamente, cosa que estamos dispuestos a hacer. Si bien, he de reiterar que ésa no ha sido nuestra elección; nosotros no somos partidarios de confrontaciones. Los medios de comunicación occidentales envueltos en una retórica deberían reflexionar, en tanto que, en lugar de representar la opinión pública, se dejan llevar por los deseos de los líderes políticos de los países occidentales que manipulan a su manera a la sociedad y luego se quejan de que es la propia sociedad la que les obliga a actuar en una tónica antirrusa. Se preguntan, asimismo, los politólogos rusos sobre quiénes son los aliados de Rusia, y traen a colación a la OTAN a título de ejemplo, organización que, siempre y en todas partes, suele votar de una manera unánime. Nuestros aliados abundan; se trata de los miembros de la OTSC, socios de proyectos de integración de Eurasia, participantes de la OCS, BRICS y la gran mayoría de los Estados de Asia, África y la América Latina.
Si hablamos de uniones, pero no en el sentido antiguo de la palabra; no en términos de una rígida disciplina de bloques, cuando la OTAN se oponía al Pacto de Varsovia, cuando se sabía de antemano que si una parte de la mesa de negociaciones levantaba la mano a favor de una propuesta, la otra necesariamente votaría en contra; hoy una «disciplina total» sería humillante para los Estados que se han empapado de la democracia, pluralismo de opiniones, etc. Hoy se requieren, más bien, unas uniones más flexibles, orientadas a redes. Cuando nos dicen que nuestros aliados de la OTSC no siempre votan al unísono con Rusia; digamos que nosotros votamos en contra, mientras que ellos, por ejemplo, se abstienen, o no participan en la votación por completo, no hacemos una tragedia de esto, a diferencia de la OTAN donde cualquier paso hacia otro lado o mostrar disentimiento alguno conlleva un castigo. Si ya lo sabemos todo; cómo se envían emisarios hacia las capitales de los países que se han atrevido a mostrar cierta independencia y cómo se sacan «conclusiones organizacionales» (como nos referíamos a ellas antaño). Nosotros respetamos a nuestros socios y su derecho a esos detalles. Sabemos que en lo principal están con nosotros y no hay nada alarmante en lo que no coincidamos al cien por cien en ciertas cuestiones. Todo lo contrario; opino que esto enriquece, más que empobrece, nuestras relaciones. Atacan a Rusia, sobre todo, porque nosotros, más que nadie, hablamos abiertamente de nuestros intereses, nuestro punto de vista, sin considerarlo como la verdad absoluta, sino, más bien, guardando una actitud totalmente abierta para escuchar y oír a los demás, contando con reciprocidad y con que nuestra independencia no será objeto de ningún castigo, que en el mundo civilizado hay algo más allá del bien y el mal. Tal y como subrayó, en varias ocasiones, el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, vemos nuestra independencia en el ámbito de la política exterior y la soberanía como los valores fundamentales más importantes. Y esto seguirá así.
Si en lugar de hablar del E. Snowden o de aquellos que protagonizaron el golpe de Estado en Ucrania, nos referimos a cómo vemos el orden mundial, pues, creemos que éste ha de ser justo, democrático y basado en el respeto del Derecho internacional y de todos los principios consagrados en la Carta de la ONU en su integridad, sin doble rasero y sin derecho a exclusividad por parte de nadie. Y en este sentido, nuestros aliados representan la gran mayoría de los Estados del mundo.
Pregunta: Su presencia en Seliguer es un gran honor para nosotros.
La Federación de Rusa adoptó contramedidas en respuesta a las sanciones de Occidente. ¿Cómo influirá esto en la futura cooperación internacional de Rusia, incluida la declaración de Roma del sistema de la ONU, en lo referente a la cooperación en el ámbito de seguridad alimentaria y la resolución de los retos globales en este ámbito? ¿De qué manera tendremos que revisar el complejo programa en el ámbito de agricultura, pesca y otros sectores de producción, a la luz de la cooperación internacional? ¿De qué modo nosotros, la generación de jóvenes, incluidos los juristas especializados en agricultura y expertos en relaciones internacionales, podemos contribuir a este proceso?
Lavrov: La seguridad alimentaria constituye una parte inseparable de la seguridad global de cualquier Estado serio. Si ustedes cursan esta asignatura, saben que la cuestión de garantizar el máximo nivel de aprovisionamiento con alimentos surgió mucho antes de que ocurrieran los acontecimientos que ustedes mencionaron. Un país como Rusia ha de ser autosuficiente, máxime cuando contamos con todos los medios necesarios para garantizar el aprovisionamiento de la población con alimentos de calidad a precios razonables. Es un postulado en sí mismo.
En cuanto a las sanciones impuestas, se trataba de una acción necesaria que ya comentamos. Se ha optado por este sector como respuesta a unas actuaciones de la Unión Europea, los EE.UU. y algunos otros países, consistentes en violaciones unilaterales inaceptables de las normas de la OMC, basándonos en una serie de consideraciones a las que se refirió, en varias ocasiones, el Presidente de Rusia, Vladimir. Putin, y teniendo en cuenta nuestros intereses relativos a ayudar a los productores rusos. Entre las sanciones que introdujeron nuestros socios occidentales, figuraban las medidas que limitaban el acceso a recursos situados en el extranjero por parte de Rosseljosbank. Esto quiere decir que un banco que proporciona subsidios y financiación al sector agrícola, se ha visto privado de una parte de su potencial, mientras que los agricultores que exportan sus productos de Europa a la Federación de Rusa y cuyos bancos no han sufrido limitaciones algunas, cuentan con unas ventajas competitivas injustas. Ésta es la primera razón.
La segunda razón radica en las consideraciones relativas a la seguridad nacional, cuyos criterios informan las normas de la OMS y pueden aplicarse para permitir a los miembros de la Organización adoptar medidas protectoras. Los líderes de un país tienen la obligación de sopesar si conviene seguir dependiendo, en cuanto al aprovisionamiento de la población con una gran parte de los productos alimenticios, de aquellos países que adoptaron contra nosotros unas sanciones unilaterales e ilegítimas, y los que en lugar de referirse a nosotros como a socios, nos llaman públicamente rivales, cuando no enemigos.
En lo relativo a los motivos de este paso, opino que las dos razones arriba referidas son bastante relevantes. Todo ello no afecta a nuestra postura en lo relativo a la cooperación con el Programa Mundial de Alimentos, Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU (FAO) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, cuyos miembros somos desde no mucho tiempo atrás. Somos partidarios de continuar con esta cooperación. Reitero que las referidas medidas no guardan relación alguna con nuestra participación en dichas organizaciones y no limitan nuestra labor intensa desempeñada en el marco de los proyectos desarrollados en el ámbito de las mismas.
En lo que respecta a las oportunidades de que nuestros juristas, que desempeñan su labor en el ámbito de producción agrícola, puedan contribuir a garantizar la seguridad alimentaria, yo cuento con ustedes; veo que hay interés por su parte, veo que han recibido una formación adecuada y veo que ya están profundizando en este terreno. Les deseo mucho éxito.
Pregunta: Quisiera recalcar que me lleno de orgullo por el hecho de que al pueblo ruso le caracterizan tres cualidades admirables; la paciencia, el saber ayudar y el saber perdonar. En concreto, no hace mucho tiempo que le condonamos una gran parte de la deuda a Cuba. ¿Qué recibe Rusia a cambio de la condonación de una parte de la deuda a determinados Estados? ¿Existe un equilibrio entre lo que damos y lo que recibimos?
Lavrov: No todo se puede medir con billetes. Pero, usted mencionó tres cualidades de nuestro pueblo: la paciencia, el saber ayudar y el saber perdonar. En cuanto a la condonación de una gran parte de la deuda a Cuba, llevábamos mucho tiempo esperando con paciencia, pero al final quisimos ayudar y perdonamos. Sin embargo, les aseguro que de aquella parte de la deuda que no ha sido condonada (si no me equivoco, unos 3,5 mil millones de dólares estadounidenses), en virtud de lo acordado entre las partes, se destinará a inversiones en la economía cubana, con una participación de empresas rusas.
Somos conscientes de que las relaciones de la URSS con Cuba fueron peculiares y que la tasa de cambio del rublo con respecto al dólar fue muy relativa. Esto también forma parte del problema. 60 copecas por un dólar; ésta era la tasa de cambio entre las divisas. Que Cuba no haya podido cubrir la deuda, es obvio para todos. Pero el hecho de que hayamos podido encontrar una fórmula que permitiera mejorar la situación presupuestaria de este país, cancelar la deuda y arreglar la situación relativa a la deuda con la Federación de Rusa, amplió las posibilidades de Cuba para acceder a los mecanismos de financiación en los mercados internacionales, puesto que la situación anterior con respecto a la deuda suponía un freno a este respecto. La cantidad restante no se destinará a cosas abstractas, sino, más bien, a inversiones efectivas en la economía cubana, de las que se beneficiarán las empresas rusas y, desde luego, los propios cubanos. Las ventajas son mutuas. Habríamos podido esperar con paciencia eternamente, pero nadie se hubiera beneficiado de tal paciencia. Entonces surgió el deseo de ayudar y perdonar, y también el de comprender y perdonar; es como ocurrió todo.
Pregunta: A la luz de la contradicción de los últimos eventos geopolíticos en los medios de información y en los encuentros internacionales, como normal general, quienes aclaran la posición de Rusia son el Presidente de Rusia, usted y el Representante Permanente de Rusia ante la ONU, V. I. Churkin. ¿Por qué la élite rusa está poco activa y poco incluida en el proceso de creación de una imagen positiva de nuestro país, así como a la hora de explicar nuestra posición a la comunidad internacional?
Lavrov: Siempre que veo los documentos que emite el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia con propuestas para la dirección del país y veo la fase «contribuir a la formación de una imagen positiva de Rusia en la comunidad internacional», sustituyo la palabra «positiva» por «objetiva». No necesitamos un positivismo artificial. Queremos que se nos conozca por cómo somos en realidad; no tenemos nada de lo que avergonzarnos. Incluso en aquellos casos en que somos una clara minoría, estamos preparados para dar sinceras explicaciones sobre por qué hemos adoptado una u otra posición. Los casos en que somos minoría, algo que —nadie lo niega— ocurre mayormente debido a que la mayoría se une artificialmente mediante viajes por todo el mundo, presiones y promesas de diferentes beneficios. Esto es conocido por todos. Y luego en voz baja nos dirán: «Perdonen, pero teníamos que hacerlo así. Es que nos chantajean». Este tema lo tratamos como algo que todavía, por desgracia, existe en esta vida, pero no montamos un escándalo ni hacemos de ello una tragedia.
Nosotros no hemos hecho poco por la causa. Y eso no solo es una tarea de la élite sino también de los medios de información. ¿Qué entendemos por élite? Considero que aquí también se ha reunido una élite que está interesada en participar directamente tan pronto como sea posible en la dirección del país, y en las decisiones sobre temas socioeconómicos y problemas humanitarios y nacionales. Hacer todo esto es imposible sin tener en cuenta los factores externos de los que ya he hablado.
Hoy día todo en el mundo está interconectado. Pondré un ejemplo. El canal de televisión «Russia Today» es sin duda un proyecto de mucho éxito y un medio de información efectivo que ofrece un punto de vista alternativo. En cuanto a popularidad, dicho canal se puede comparar con CNN y BBC, así como muchos otros grandes canales de EE. UU. y Europa. Actualmente la diplomacia humanitaria se está aumentando de forma activa y se está recuperando la actividad de Rossotrudnichestvo. Los centros rusos de ciencia y cultura en el extranjero deben recibir financiación adicional. En este sentido hay una indicación del Presidente, apoyada por la decisión del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, para llevar a cabo tantas actividades como sea posible para aquellos interesados en Rusia, la lengua rusa y nuestra cultura.
En general la cultura, la información y la educación son componentes de «poder blando» de enorme influencia. Lo repito: estamos ocupándonos de este tema de forma activa y estamos recibiendo apoyo de los líderes de otros países. El trabajo con los compatriotas está dando como resultado un nuevo nivel de calidad. Hay programas que proporcionan apoyo y se ha creado el Fondo de defensa para los compatriotas en el extranjero. Nosotros fomentamos las organizaciones no gubernamentales que se interesan por los asuntos internacionales y que quieren contar al mundo lo que ocurre en Rusia. Para apoyar tales organizaciones se ha creado el Fondo de diplomacia pública. A. M. Gorchakov: las ONG entregan becas para participar en eventos internacionales a través de la OSCE, la ONU o el Consejo de Europa, por poner algunos ejemplos.
Se está incrementando el número de becas para aquellos que se están preparando para acceder a un centro de enseñanza superior y que están en el extranjero para que puedan estudiar en la Federación de Rusia. En este sentido estamos intentando distribuir las becas destinándolas a jóvenes prometedores que no simplemente quieran estudiar donde sea, sino que realmente quieran hacerlo en Rusia y luego fomentar las relaciones entre su país y el nuestro. Está aumentando significativamente la cantidad de jóvenes extranjeros que invitamos a Rusia cada año a hacer excursiones junto con otros rusos de su edad. Este método es muy prometedor.
Creo que la élite, claro está, tiene que contar lo que hacemos y debe explicar por qué consideramos que en un determinado caso actuamos de una forma u otra. Aunque es imprescindible hacer participar a la sociedad civil. Opino que la élite rusa en todo el sentido de la palabra es una sociedad civil representada por este tipo de personas interesadas.
Pregunta: ¿Se ha discutido la situación sobre la planta de energía nuclear de Ucrania de equipamiento soviético y su cambio urgente a combustible americano sin la debida comprobación, el cual, además, no es geométricamente apropiado para nosotros? ¿Hay una amenaza ecológica real para Ucrania?
Lavrov: Buena pregunta. Ayer no se trató, pero a este respecto se está discutiendo entre los ministerios de energía de Rusia y de Ucrania, así como entre Rosatom y el departamento ucraniano correspondiente. Por supuesto, también estamos tratando esta cuestión con el Organismo internacional de energía atómica (OIEA). No es ningún secreto que la compañía americana Westinghouse está intentando hacerse con un lugar en el mercado europeo. Están llevando a cabo tales tentativas no solo en Ucrania sino también en otros países.
Tiene toda la razón en que, debido a las diferencias en el combustible, los intentos de usar barras americanas en los reactores de producción soviética y rusa son muy poco seguros. Hace unos años, bajo presiones de Norteamérica, la compañía Westinghouse empezó a introducirse en uno de los reactores de Chequia construido ya en la Unión Soviética, y empezaron a surgir serios problemas. Surgió todo un movimiento social a favor de la prohibición de aquellos experimentos debido a que eran demasiado peligrosos.
En Ucrania, ya con el gobierno anterior, también se empezaron a realizar estos pasos experimentales, como ellos los llamaban, y que consistían en insertar unas cuantas docenas de barras en nuestros reactores. Todo ocurrió de manera bastante inquietante. Por lo que sé, se está poniendo fin a las tentativas de esta índole. Exigimos que se den a conocer a Rusia, como país productor del reactor, los pasos que se planea dar para así poder ofrecer consejo. Nosotros garantizamos la seguridad del reactor cuando este se puso en marcha, y seguimos manteniendo esta responsabilidad. Estamos convencidos de que este tipo de experimentos pueden terminar mal, sobre todo en Ucrania, donde el suceso de Chernóbil todavía sigue en la memoria de todos.
Pregunta: Al principio de su intervención usted afirmó que se planean negociaciones entre las autoridades de Ucrania y los representantes de Donetsk y Lugansk con el objetivo de resolver el conflicto, sirviéndose de ciertas reformas constitucionales y de una nueva constitución. Sin embargo, los milicianos han declarado en repetidas ocasiones que no consideran a Ucrania su país, que se han separado hace tiempo y que ahora su país se llama Novorossia. También han afirmado que no van a discutir sobre ningún proyecto constitucional de Ucrania. ¿Qué haría Rusia en caso de que los milicianos realmente rechacen discutir la constitución de Ucrania? ¿Es posible que los acontecimientos se desarrollen de esta manera?
Lavrov: Las autoridades de Kiev afirman que no reconocen ninguna república de Donetsk ni de Lugansk, ni tampoco a Novorrosia, y que son todos unos «terroristas y separatistas». Los dirigentes ucranianos no podrán mantener esta posición extremista. Nosotros partimos de que en las regiones de Lugansk y Donetsk ha habido un referéndum cuyos resultados respetamos. Ya lo hemos dicho antes. Hemos hecho hincapié en que Rusia está a favor de la puesta en práctica de los resultados de los referéndum en las regiones de Lugansk y Donetsk, la cual podría alcanzarse mediante un proceso de negociaciones con Kiev. Estamos convencidos de que la posibilidad de que todas las regiones ucranianas se pongan de acuerdo no está ni mucho menos agotada. Lo importante es que se esté dispuesto a hacer cumplir todas las obligaciones correspondientes. En esta etapa en que nos encontramos no esperamos que se pase directamente a discutir la constitución con derechos y obligaciones de las regiones, la descentralización, federalización y demás. En la actual etapa, el mecanismo en cuestión (autoridades kievitas, los representantes de Lugansk y Donetsk, Rusia y la OSCE) es importante para alcanzar lo esencial, que es una tregua y un acuerdo de alto el fuego definitivo. Sin la puesta en marcha del diálogo político con la participación de todas las regiones, nunca podremos averiguar si realmente es posible que los ucranianos lleguen a un acuerdo. Las autoridades ucranianas actuales dicen que «iniciaremos el diálogo únicamente cuando Donetsk y Lugansk depongan las armas, y si no lo hacen, alcanzaremos nuestros objetivos por la vía militar». Esta forma de tratar la situación es totalmente irresponsable. Cuando a los representantes de Donetsk y Lugansk les dicen: «vosotros rendíos, y luego ya veremos qué hacer con vosotros», eso crea la siguiente reacción en cadena: «vosotros queréis ganarnos por la vía militar y no queréis dialogar con nosotros, por lo tanto nosotros también haremos uso de los medios militares para que nos escuchéis y, quizás, comprendáis que es inútil continuar matándonos unos a otros».
Cada uno lo entiende a su manera. Estoy convencido de que las conquistas que ya han conseguido en las regiones de Donetsk y Lugansk consolidan la lucha de estas por lo principal: vivir en estas tierras como vivieron sus padres y abuelos; vivir como quieren; comunicarse en ruso; que los niños estudien en ruso; elegir a sus gobernadores y asambleas legislativas; y tener la posibilidad de recibir beneficio de la actividad económica en su territorio y de comunicarse económica y humanitariamente y, simplemente como personas humanas, con sus familiares y amigos en la Federación de Rusia y otros países. Eso es lo esencial. El resto se consigue con la presencia de voluntad política. Estamos convencidos de que ahora hay que hacer todo lo posible para que se inicie el diálogo y para que, partiendo del alto el fuego inmediato, se llegue al entendimiento mutuo. Hasta que no comiencen estas negociaciones, no sabremos si pueden o no vivir juntos.
Pregunta: Por todos es sabido que en el último medio año en Rusia se ha estado dando un endurecimiento de la política migratoria y se ha prohibido la entrada a los ciudadanos extranjeros. Muchos estudiantes extranjeros no pueden terminar sus estudios. ¿Qué recomienda en este caso? ¿No merece la pena introducir en la legislación migratoria una categoría aparte para estudiantes? Pues se están cerrando las puertas a los estudiantes extranjeros y, por desgracia, no pueden estudiar.
Lavrov: Es indispensable restaurar el orden en este ámbito. En Rusia el 80 % de los trabajadores inmigrantes trabajaban ilegal o semiilegalmente. La gente no tenía derechos. Los empleadores confiscaron pasaportes y los documentos no estaban ni firmados ni se habían realizado las obligaciones legales oportunas. Cuando les pagaban, bien; cuando no, el migrante es una persona que no puede ir a quejarse a ninguna parte, pues no tiene ni pasaporte. En ese estado de semiesclavitud se encontraban. Con esto había que acabar, entre otras cosas, para poner orden y sacar este asunto de la «zona gris». No menos importante es que estas personas se sientan protegidas, que se sientan simplemente humanas. Como siempre ocurre con las grandes reformas, en la etapa en que se aprueban nuevas normas y se ponen en práctica, surgen muchas situaciones en que la gente se siente incómoda, y muchos simplemente se sentían presionados por empleadores poco meticulosos que simplemente no querían rechazar una oportunidad como esa. A este efecto hemos tenido algunas reuniones en el Ministerio de Asuntos Exteriores junto con el Servicio federal de migración, y hemos invitado a Moscú a los representantes de todos los países de la CEI. La inmensa mayoría de nuestros interlocutores saben perfectamente que si un inmigrante, en lugar de vivir sin derechos, sin documentos y a veces en condiciones infrahumanas, se legaliza no como alguien que llega para uno o tres meses y luego clandestinamente prolonga su visa treinta o noventa días (como pasa con Ucrania), sino que él mismo (o su empleador) se hace con una patente (1000 rublos al mes para alguien que contrata empleados no es mucho dinero), entonces esa persona está completamente protegida y puede optar a prestaciones sociales, pensión y ahorros. Estamos seguros de que este es el camino correcto.
Cuando nos alejemos del antiguo sistema con millones de inmigrantes trabajando ilegalmente, esto no ocurrirá tan fácilmente. La nueva norma ha empezado a aplicarse a rajatabla y, consecuentemente, cientos de miles de personas tendrán que ser deportadas e incluso prohibírseles la entrada a la Federación de Rusia durante un período largo de tiempo por haber violado las antiguas leyes. En cada caso concreto, por ejemplo, con nuestros vecinos de Kirguistán, Tayikistán y otros países, cuyos ciudadanos en gran porcentaje trabajan en territorio ruso, abordamos la situación con flexibilidad y el Servicio de migración federal de Rusia está ayudando a encontrar soluciones convenientes para los ciudadanos.
Ha habido casos concretos con estudiantes de algunas repúblicas de Asia Central (y también se ha quejado algún vecino de Georgia) en que los estudiantes, después de haber estado de vacaciones, intentaban volver por motivos meramente formales y no han podido entrar a Rusia legalmente. Todo eso ya está resuelto. Si a este respecto hay cuestiones que dificulten la llegada de estudiantes, les ruego me las escriban en papel e intentaré resolverlas en los dos próximos días.
Pregunta: Es sabido que en septiembre del presente año tendrá lugar la siguiente sesión del foro de Alianza rusoamericana del Pacífico. ¿Cuál es la posición de Rusia con respecto a las perspectivas de la exploración del Ártico dadas las actuales condiciones de tensión entre Rusia y EE. UU.?
Lavrov: El Ártico no se debe incluir en la retórica militar. Hace unos días un colega canadiense afirmó que a Canadá —o, mejor dicho, a él personalmente— la preocupa la actividad de Rusia en el Ártico, y que Canadá estará preparada para un conflicto militar con la Federación de Rusia en las latitudes septentrionales. Al día siguiente su servicio de prensa declaró que no se le había entendido correctamente y que se tergiversó su comunicado. Yo creo que, por desgracia, no se tergiversó. A veces él tiene esas salidas. Su predecesor también dijo que Rusia no tiene ese derecho.
¿Recuerdan cuando nuestro gran explorador del polo, Artur Chilingárov, y un grupo de compañeros pusieron una bandera rusa en el fondo del océano Ártico bajo el Polo Norte? En ese momento también se hicieron graves acusaciones dirigidas a Rusia, diciendo que estábamos intentando ocupar territorios como en los tiempos de la «fiebre del oro». No son más que tonterías. Nosotros no queremos que el Ártico se convierta en una zona de disputas. Está el consejo Ártico, que incluye al «quinteto ártico», compuesto por los países que tienen acceso directo al océano Ártico. Es un formato legítimo que garantiza los derechos legales de los países que se encuentran allí para que estos dispongan normas conjuntamente en esta región, y aseguren el uso seguro y responsable de la naturaleza del lugar a la hora de explotar su riqueza.
Ya se han firmado los primeros acuerdos internacionales sobre la prevención de derrames de petróleo en el Ártico y el control de los mismos. Por eso Greenpeace puede dejar de preocuparse, pues nosotros no solo tomamos en cuenta todas estas inquietudes sino que también las compartimos. A diferencia de las ruidosas protestas, nosotros en el consejo Ártico tomamos medidas reales para que la ecología de esta región única se respete. En dicho órgano hay programas especiales que ayudan a los indígenas que habitan en el Norte preservando su forma de vida, tradiciones y cultura. Hace poco el consejo Ártico ha tomado la decisión de acoger a países observadores, lo cual ha sido un largo proceso. Se unieron algunos países de la UE, China, India y algunas otras naciones como, por ejemplo, Japón o Corea.
En esta decisión queda claramente especificado que las reglas de cooperación en el Ártico las definirán los países árticos, es decir, los miembros del consejo Ártico. Cuando nos reunimos en este fórum, nadie hace mención a ningún conflicto ni se dan conversaciones sobre confrontaciones. Todos están interesados en que esta región sea ejemplo de cooperación y respeto al derecho internacional, incluidas las decisiones que se están tomando respecto a la delimitación de la plataforma continental. Rusia participa activamente en esa tarea. Ya hemos demostrado nuestros derechos a todo el mar de Ojotsk. Ahora se está terminando el proceso de formalización de derechos a la plataforma continental, que requerirá un largo procedimiento. Estamos seguros de que tenemos todo lo necesario para formalizar los derechos de Rusia a toda la plataforma continental del océano Ártico.
Pregunta: Últimamente en la política exterior rusa se viene observando una tendencia positiva de acercamiento con los países de Latinoamérica. ¿Le importaría comentar con qué países concretamente planeamos tener una estrecha colaboración y en qué ámbitos? ¿Qué encuentros y acontecimientos se planea que Rusia haga conjuntamente con los países de Sudamérica?
Lavrov: No solo planeamos sino que estamos cooperando con todos los países de Latinoamérica, sin excepciones. Aunque claro, mayormente con los principales de la región: Brasil, Argentina, México, Chile, Perú, Venezuela, Cuba y Nicaragua. Tomamos en consideración que los países de la región están desarrollando activamente procesos integracionistas. Allí hay alianzas económicas y políticas de nacionales sudamericanas, y también está la comunidad del Sistema de la Integración Centroamericana. No hay ni un país que no haya tomado parte de una forma u otra en una o más coaliciones integracionistas. Nosotros hemos establecido relaciones con cada una de estas coaliciones y con todos los países latinoamericanos sin exclusión. A diferencia de la situación de hace veinticinco años, hemos establecido relaciones diplomáticas con todos, hemos abierto una serie de nuevas embajadas y estamos desarrollando una cooperación estratégica. Diré que Brasil es miembro del BRICS, que es una coalición muy poderosa, de reciente creación y con cada vez más partidarios. Cada cumbre del BRICS tiene lugar simultáneamente con la organización del fórum «outreach», en la que se invitan a países de las correspondientes regiones. En 2013 a la cumbre del BRICS en Sudamérica la acompañó el encuentro del «quinteto» del BRICS con los líderes de veinte países africanos. Este año a la cumbre de dicha coalición en la ciudad de Fortaleza la acompañó, además de Brasil, el encuentro con diez presidentes de países latinoamericanos.
Ufa es la capital de la cumbre del BRICS en 2015. Rusia ya ha obtenido el derecho de ejercer como país presidencial y estamos preparando este fórum, que tendrá lugar inmediatamente después de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shangái (OCS). En Rusia también tendrá lugar «outreach». Estamos determinando la lista de países invitados. Claro que haremos hincapié en los participantes de los procesos integradores en el espacio euroasiático.
También diré que, a pesar de la presencia de muchas coaliciones integracionistas subregionales, hace tres años se dio un paso muy importante: todos los países de Latinoamérica (Sudamérica y México) formaron la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Antes no existía esa estructura, sino que actuaba la Organización de los Estados Americanos, a la que se unieron todos los países latinoamericanos y los caribeños, además de EE. UU. y Canadá. Los países del hemisferio occidental formaron su propio fórum sin EE. UU. y Canadá, lo cual remarca la tendencia a formar un mundo policéntrico, sobre el que ya he hablado al principio de mi intervención. Latinoamérica es una región poderosa y en desarrollo, con un futuro de lo más prometedor, que se está convirtiendo en uno de los pilares del nuevo orden mundial.
Uno de los objetivos más prometedores para el futuro próximo es establecer un intercambio regular de visitas. Con la mayoría de esos países se han creado comisiones intergubernamentales para la cooperación comercial y económica. Este año el Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, ha visitado Cuba, Nicaragua, Argentina y Brasil. Yo también he tenido la oportunidad este año de ir a Cuba, Nicaragua, Chile y Perú. A Rusia han venido los ministros de asuntos exteriores de Argentina, Colombia y algunos países caribeños.
Una de las características más llamativas de nuestra cooperación son los acuerdos sobre un régimen sin visados. Creo que quedan dos o tres países con los que todavía no se han firmado los acuerdos, pero el proceso está casi terminado. Después, toda la región de Latinoamérica estará abierta para que los ciudadanos rusos vayan en cualquier momento.
Pregunta: ¿Qué impedimentos hay para expedir un visado de entrada a Rusia al laureado con el premio Nobel, al líder espiritual de los budistas Dalái Lama?
Lavrov: Creo que no viene a cuento ahora el premio Nobel. Hay laureados con el premio Nobel que no son muy famosos. Esta es una cuestión aparte que nada tiene que ver con nuestra manera de expedir visados. Hemos tratado el tema en repetidas ocasiones con los dirigentes de Kalmukia y otras repúblicas nuestras donde se practica el budismo. Lo importante es que, si hablamos de una visita pastoral, el pastor debe apartarse claramente de cualquier actividad política. De momento, por desgracia, según hemos podido observar esto no se ha cumplido del todo. Comprendemos totalmente las aspiraciones de los budistas de la Federación de Rusia, cuyo interés reside en cooperar estrechamente con todas las confesiones mayoritarias tradicionales en nuestra vida interior y en política exterior. En este caso hay aspectos que tienen que ver con los problemas del Tíbet y la participación del Dalái Lama en estos procesos. Estos no pueden no tomarse en consideración.
Pregunta: En marzo de 2011 el Dalái Lama negó rotundamente tener pretensiones al poder político en el Tíbet.
Lavrov: Yo no estoy diciendo que tengamos que oír las declaraciones que hace. Yo estoy diciendo que no debe realizar actividades políticas.
Pregunta: En su intervención de hoy ha señalado que la crisis ucraniana podría resolverse consiguiendo un equilibrio entre las fuerzas hostiles de cada región. En mi opinión, existe otra opción para salir de la crisis ucraniana. En 2008 Rusia podía haber esperado un equilibrio de fuerzas entre Osetia del Sur, Abjasia y Georgia, pero no lo hizo y tomó unas eficaces medidas que permitieron resolver el conflicto en semanas contadas. ¿Cuánto tiempo se prolongará la crisis en el sureste de Ucrania? ¿Por qué Rusia no intenta defender la independencia de las repúblicas populares de Lugansk y Donetsk?
Lavrov: Permítame que le corrija, la guerra en Osetia del Sur no duró varias semanas, sino cinco días. En Osetia del Sur se produjo un ataque directo contra los ciudadanos rusos que servían en una misión de paz acordada con la comunidad internacional. En aquel momento no hubo ninguna duda, fue una agresión contra la Federación de Rusia.
Hoy ya he hablado sobre nuestra opinión respecto a los referéndums celebrados en el sureste de Ucrania. Hemos expresado nuestro profundo respeto por los resultados y nos hemos pronunciado a favor de que se cumpla lo que decidieron los ciudadanos del sureste de Ucrania a través de procesos de negociaciones. No estamos interesados en el colapso de este país ni en que se nieguen los derechos humanos a nadie. Tal y como ha testificado el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en Ucrania se está produciendo un conflicto armado interno. Esto nos obliga a basarnos en los principios del derecho internacional: el alto el fuego y el inicio de las negociaciones. No podemos pasar por alto la voluntad del pueblo ucraniano. Pero el pueblo debe tener realmente la posibilidad de ver hasta qué punto es posible alcanzar un acuerdo sin tener que suplicarlo y en condiciones de paz, no bajo bombardeos continuos. Queremos que en este país los rusos, junto a los ucranianos, húngaros, rumanos y otras etnias, sigan viviendo como vivían hasta ahora, que se les respete y se garanticen sus derechos. En nuestros intereses comunes se encuentra el de conservar una gran población rusa en Ucrania para que esta se encuentre más cómoda, no para poder extender el mundo ruso poco a poco allí donde podamos. Así no conseguiremos nada. Se trata de una situación completamente distinta a lo que sucedió en el caso de Crimea. Allí se manifestó la iniciativa y la autodeterminación de más de un 90% de los crimeos, y de esto nadie tuvo ninguna duda. No podemos partir del hecho de que para que los rusos vivan bien debemos desvincularlos de Ucrania. Nosotros queremos que los rusos vivan bien en Ucrania, en Moldavia y en todos los países en los que viven rusos en la actualidad. Debemos proteger sus derechos relacionados con sus tradiciones e intereses. Eso es lo que estamos intentando hacer ahora. Pero primero debemos detener esta guerra, y entonces quedará claro si es posible o no.
Pregunta: ¿Cuántos refugiados ucranianos se encuentran hoy en día en territorio de la Federación de Rusia? ¿Cuánto dinero se ha destinado a satisfacer sus necesidades? ¿Cómo puede influir todo ello en la economía rusa en el presente y en el futuro? ¿Qué se planea hacer con ellos?
Lavrov: Respecto a esta cuestión dispongo de información objetiva contenida en los informes publicados hace unos días por la Dirección de la ONU de Coordinación de Asuntos Humanitarios y por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. Estos datos describen la situación humanitaria en el sureste de Ucrania. En la región de Lugansk prácticamente no queda agua, hay escasez de alimentos y de medicamentos; en Donbass hay 75 ciudades sin electricidad y en la zona del conflicto quedan 4 millones de personas. 290 escuelas han sido destruidas total o parcialmente. Únicamente durante la semana pasada, en Rusia han entrado más de 22.000 personas procedentes de Donetsk y de Lugansk, (repito, son datos de la ONU). Sin embargo, los refugiados temen usar los "corredores" que les ofrece Kiev, porque son peligrosos. Según señalan los observadores de la ONU, el 18 de agosto se abrió fuego contra un grupo de personas que intentaban abandonar la zona de los combates. Esto es algo inadmisible.
Además del temor a una operación militar, existe el miedo a una movilización obligatoria en las regiones de Ucrania a las que se dirige la gente del sureste del país. A los que siguen en territorio de Ucrania no les llaman refugiados, sino desplazados internos. Existen 190.000 personas desplazadas, un 92% de las cuales son ciudadanos del sureste de Ucrania. Según la ONU, únicamente un 8% de la población se ha desplazado desde Crimea, es decir, desde territorio de la Federación de Rusia, a Ucrania, y este proceso ya ha finalizado. Cerca de 17.000 personas de las regiones del sureste del país han llegado a Crimea y desean quedarse allí. Aquellos que han huido desde el sureste a otras regiones de Ucrania quieren volver: esto también confirma la necesidad de conseguir que los refugiados puedan vivir donde quieran. Según la ONU, la situación de los desplazados en otras regiones de Ucrania es muy grave. En el país no existe una legislación sobre personas desplazadas, debido a lo cual no se les expiden documentos que certifiquen su situación. Y sin documentos ni un sistema de registro central, esta gente no puede buscar trabajo, pedir préstamos ni recibir ningún tipo de medio para subsistir. Esto es lo que se pone de relieve en los informes de las estructuras de la ONU.
En algunas de las ciudades a las que huyen los desplazados, y se menciona en particular a Odesa, Járkov y Jersón, se ha observado un aumento del trato negativo, incluso agresivo, a los desplazados. En una de mis intervenciones ya he aportado hechos que ponen de relieve que el presidente de la Administración Regional de Odesa, Ígor Petróvich Pálitsa, ha declarado que no acogerá a los refugiados del sureste de Ucrania, que Odesa no contribuirá al presupuesto para la recuperación de esta región, etc. Esta es una muy mala señal debida, probablemente, a cuestiones de limpieza étnica.
En lo que respecta no a las personas desplazadas en el interior del país, sino a los refugiados, 25.000 personas han huido a Bielorrusia, 1.250.000 a Polonia y a Rusia, según información de la ONU, 207.000 personas, de las cuales 88.000 han pedido protección temporal y 119.000 han solicitado la residencia temporal o la ciudadanía rusa. Los informes subrayan que el número de refugiados ucranianos en Rusia podría ser significativamente mayor. Según nuestros propios datos, su número ronda la cifra de 1 millón de personas. Pero estas cifras incluyen únicamente a los que acaban de llegar al país. Si tomamos a los inmigrantes ilegales, evidentemente, estamos hablando de varios millones de personas.
En los informes del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados se señala positivamente las medidas que están tomando el Gobierno de Rusia y las regiones para instalar a los refugiados. Naturalmente, la mayor carga recae sobre la región de Rostov, aunque ahora se están llevando a cabo programas de redistribución de los refugiados a otras regiones de acuerdo con sus preferencias. Teniendo en cuenta sus profesiones, suelen elegir regiones industrializadas o agrarias de toda la Federación de Rusia hasta Kamchatka. En sus conversaciones con los expertos internacionales que visitan los campamentos de refugiados, estos por lo general se muestran satisfechos por haber podido escapar de la guerra y cuentan con establecerse en Rusia.
No sé cuánto cuesta todo esto. Por supuesto, esto ocasiona altos costes: hay que habilitar los puntos de acogida, organizar el sistema de alimentación y proporcionar todos los medios necesarios para la reubicación de las familias en otras regiones. Pero vale la pena, porque estamos hablando de eslavos, gente como nosotros y en su mayoría ortodoxos.
Pregunta: En algunos mapas con los que se enseña geografía en China, Siberia aparece como "tierra temporalmente perdida". ¿Significa eso que hay que temer algún tipo de ofensiva?
Lavrov: No hay que temer nada por el estilo. En su momento también tuvimos en cuenta esos mapas e informamos de ello a nuestros amigos en China. Estos aseguran que estos atlas no tienen nada que ver con su política y que la situación se corregirá, lo cual llevará algún tiempo. En nuestra actividad, nosotros no nos guiamos por los mapas de los colegios, sino por el conjunto de acuerdos fronterizos firmados con China, ratificados y respetados en la práctica. Tanto nosotros como China partimos de la situación jurídica internacional creada entre los dos países que define la cooperación estratégica de nuestros estados y nuestros pueblos.
Pregunta: Ha mencionado un trato negativo hacia los refugiados en Ucrania. ¿Se han dado ejemplos de este trato también en Rusia? ¿Cuál es la política rusa sobre los refugiados a largo plazo? ¿Qué pasará con estas personas cuando termine el conflicto?
Lavrov: La política de Rusia está definida por sus leyes y responsabilidades internacionales, entre ellas la participación en convenciones internacionales sobre los derechos humanos y de los refugiados. Si una persona solicita un estatus determinado en territorio de la Federación de Rusia y cumple los criterios necesarios para obtenerlo, este estatus le será concedido. En este caso, estos criterios se han flexibilizado, ya que antes de que comenzara la fase más aguda de la crisis ucraniana y las olas de refugiados, se aprobaron unos cambios en la legislación sobre ciudadanía. Según estos cambios, a los ciudadanos que dominen la lengua y la cultura rusa de forma nativa se les aplicarán las mayores facilidades para obtener la nacionalidad. La mayoría de los refugiados ucranianos cumplen estos criterios. Si ellos solicitan el estatus de refugiados, contemplaremos sus casos de forma constructiva y positiva.
Honestamente, no he oído hablar de ninguna situación de tensión respecto a los refugiados en ninguna de las regiones a las que llegan. Creo que nuestros medios de comunicación, que cubren esta situación, lo habrían mostrado. Me gustaría saber en qué poblaciones se ha observado este trato negativo. Entiendo que cada persona es distinta y que entre los refugiados puede haber alguna persona que provoque antipatía a algunos habitantes locales. Todo ello de manera individual. Esto forma parte de las relaciones humanas.
Pregunta: Durante la "operación antiterrorista" en el sureste de Ucrania se están cometiendo crímenes de guerra masivos contra civiles. ¿Planea la Federación de Rusia realizar algún esfuerzo diplomático para convocar un tribunal internacional de crímenes de guerra en Ucrania?
Lavrov: Creo que no debemos crear un tribunal para cada conflicto concreto. Esto fue lo que sucedió cuando, durante la guerra en Yugoslavia, se creó un tribunal especial y otro tribunal especial en Ruanda tras el genocidio que tuvo lugar en el país. Esto es algo contraproducente. Existen otras instancias judiciales internacionales, como la Corte Penal Internacional, a cuyo Estatuto prometió adherirse el gobierno ucraniano. Además de las instancias internacionales, cada país cuenta con sus propias instituciones nacionales. En Rusia, el Comité de Investigación está estudiando la posibilidad de abrir nuevos casos penales contra una serie de figuras ucranianas que, como mínimo, son sospechosas de haber cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Ya existen varios casos abiertos y se están contemplando otros nuevos, como el caso del ataque contra el Consulado General de la Federación de Rusia en Odesa.
No faltan mecanismos que podrían y deberían utilizarse. Como en el caso de otros conflictos, creo que debe prevalecer la justicia y que los culpables deben ponerse en manos de la ley. Impediremos que nadie intente esconder bajo la alfombra el llamado "caso de los francotiradores", que tuvo lugar en febrero de este año en el Maidán, ni la terrible tragedia en Odesa del 2 de mayo o los acontecimientos similares en Mariúpol, ni los ataques aéreos contra el Consejo Regional de Lugansk, varias poblaciones y grandes ciudades, del mismo modo que la tragedia del Boeing malasio. Cada uno de estos episodios al principio levantó un gran revuelo, generó una multitud de acusaciones: recuerde que en Odesa unos protestantes llegaron al parecer a quemarse a sí mismos. Además, en Lugansk, según la versión de Kiev, no hubo ningún ataque aéreo, sino que se disparó un sistema de defensa aérea portátil y, debido a las ondas de calor generadas por un aire acondicionado que había en una ventana, el proyectil cambió su trayectoria. Esto es algo sencillamente inmaduro.
Nosotros no permitiremos que se entierren esas investigaciones. Repito que como en cualquier otro conflicto, esto no debe ser lo más importante. Aunque no debemos perderlo de vista, ahora todos nuestros esfuerzos deberían estar dirigidos a conseguir el alto el fuego. La justicia debería recaer sobre todos los responsables de estos crímenes, pero primero debemos resolver la situación que hace posible la proliferación de nuevos crímenes de guerra.
Pregunta: Usted ha declarado que Occidente a menudo recurre a dobles raseros. Rusia se anexionó Crimea y la reconoció como un sujeto de derecho. Más tarde, en el caso del referéndum en Nueva Rusia, se mostró respetuosa con sus resultados pero se negó a reconocer a la región como un nuevo sujeto de derecho. ¿No es esto un doble rasero?
Lavrov: En Crimea se dio una situación única, ante todo porque el referéndum no podía provocar ninguna duda, ya que en la votación había participado prácticamente toda la población (alrededor de un 90%). Se abrió el acceso a la prensa y a los observadores, y todos pudieron ver que el proceso de autodeterminación se había llevado a cabo libremente y sin ningún tipo de influencia. No hubo absolutamente ninguna duda de que el resultado reflejaba la voluntad de una aplastante mayoría de la población.
Cualquier referéndum relacionado con este tema debe contemplarse desde el punto de vista de las condiciones en las que se ha llevado a cabo. En el caso del sureste de Ucrania, los referéndums, del mismo modo que las elecciones a presidente, se llevaron a cabo únicamente en ciertas partes.
Estrictamente hablando, nosotros no podemos solucionar todos los problemas. Nos preguntan por qué reconocimos la independencia de Crimea: "ustedes escucharon su solicitud de anexión a Rusia, ¿por qué no toman las mismas medidas en el caso de otros territorios en los que viven rusos y personas rusohablantes?" No tuvimos otro modo de garantizar la seguridad de Osetia del Sur y Abjasia que reconociendo su independencia; no teníamos ningún derecho a dejar de reconocer la autodeterminación legítima de los crimeos y no escuchar su demanda a la Federación de Rusia, una demanda que no tenía alternativa ni dejaba lugar a duda alguna. Todo proceso político que sucede en plena operación militar debe considerarse teniendo en cuenta la necesidad de detener la masacre, debemos conversar entre nosotros con la cabeza fría. Esto es algo inevitable. El enfoque formal no encaja en esta situación.
En lo que respecta a los dobles raseros, nosotros únicamente tenemos un deseo: que no haya guerra y que la gente tenga derecho a vivir como desee en el territorio en el que vivieron sus padres y abuelos. Que no se prohíba, como está sucediendo en este caso, el envío de ayuda humanitaria a esta gente. Pasamos mucho tiempo para poder enviar el primer convoy, durante unos diez días nos marearon, nos ningunearon, pero al final se acabó la paciencia y la ayuda humanitaria pudo ser entregada. Cuántas acusaciones y agravios fueron lanzados contra nosotros desde Washington y desde las capitales europeas. Nos reprochaban que entregáramos ayuda humanitaria sin el consentimiento del gobierno ucraniano. Pero sí teníamos su consentimiento: nos enviaron una nota diciendo que aceptaban la ayuda, pero luego se pusieron a jugar a la logística, a la organización y a otros juegos jesuíticos.
Al mismo tiempo, en Irak, sin consultar al gobierno central, estos mismos países entregan ayuda humanitaria desde sus aviones para la capital del Kurdistán iraquí, donde esta ayuda también es necesaria pero se envía sin que nadie haya pedido permiso al gobierno de Irak. En el parlamento iraquí incluso se ha llegado a preguntar por qué en la ciudad de Erbil y en el Kurdistán iraquí aterrizan aviones de dos grandes países europeos con ayuda humanitaria sin que el gobierno sepa nada de ello. En Siria también se envía ayuda humanitaria a la oposición sin ningún tipo de consentimiento del gobierno. Ahora Estados Unidos ha declarado que bombardeará las posiciones terroristas en territorio de Siria y para ello no ha necesitado ningún tipo de permiso. Nosotros hemos puesto de relieve que estas medidas suponen una flagrante violación de las normas del derecho internacional. Hay que luchar contra el terrorismo, y gracias a Dios que Estados Unidos ha recordado por fin que quienes luchan contra el presidente Bashar al Asad son ante todo terroristas. Pero para neutralizarlos es necesario actuar de forma conjunta con el gobierno sirio, y no llevar a cabo ataques sin ninguna información de Damasco.
Hace un año y medio, en el marco del G8, tomamos la decisión de instar al gobierno y a la oposición de Siria a que unieran sus fuerzas en la lucha contra el terrorismo. Esto fue suscrito por Estados Unidos, Francia y la canciller de Alemania. Pero más tarde comenzaron a declarar que hay que luchar contra el terrorismo, sí, pero que en este caso los terroristas ayudarían a derrocar al dictador. Aquí tiene su doble rasero, para que todo el mundo lo vea. Superaremos esto. No es una tarea fácil, ya que reside sobre una situación en la que nuestros socios occidentales, en especial Washington, tratan de "remar en contra de la corriente histórica" y dar un giro a la tendencia objetiva de la formación de un mundo justo y policéntrico. Estos países desean mantener el curso actual del orden mundial, en el que ellos son las principales potencias y tienen derecho a la exclusividad, como ha repetido el presidente estadounidense, Barack Obama, una y otra vez. Por esta razón, harán todo lo que se corresponda con sus intereses, sin detenerse ante nada.
En la estrategia estadounidense de seguridad nacional aprobada en 2010 se indica directamente que cuando se trate de los intereses de Estados Unidos, se actuará, sin prestar atención al derecho internacional, de manera unilateral, incluyendo medidas como el uso de la fuerza. En su intervención ante la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2013, Barack Obama confirmó esta afirmación, declarando que los intereses de Estados Unidos en Oriente Próximo y el Norte de África permitían el uso de la fuerza y cualquier otra medida de forma unilateral. ¿Dónde se encuentra Estados Unidos y dónde Oriente Próximo? A una distancia de muchos miles de kilómetros. No obstante, cuando el gobierno sirio bombardea a los terroristas que ocupan las ciudades sirias, se muestran indignados y hablan de crímenes contra la humanidad. En cambio, cuando el gobierno de Kiev utiliza su aviación, artillería pesada, misiles balísticos y sistemas lanzacohetes contra las ciudades ucranianas, hablan del derecho de cualquier estado a proteger su integridad territorial. Estas declaraciones se hacen con dos días de diferencia y se repiten constantemente.
Nosotros queremos detener cualquier derramamiento de sangre. En condiciones de paz, con la cabeza fría, todas las partes deberán sentarse y entender cómo ha podido suceder esto y qué hacer para evitar que se repita.