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Comentario de la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, sobre la situación en torno a la Iniciativa del mar Negro

741-19-04-2023

Debido a las numerosas declaraciones de representantes occidentales sobre la implementación de la Iniciativa del mar Negro para la exportación de alimentos ucranianos, tenemos que comentar la situación de nuevo.

Actualmente, el Centro de Coordinación Conjunto establecido en Estambul experimenta dificultades a la hora de registrar nuevos barcos y realizar inspecciones. Los problemas surgen únicamente como resultado de las acciones de representantes ucranianos y de la ONU que aparentemente no quieren o no pueden resistirse a ellos. Kiev trata de explotar la Iniciativa del mar Negro lo máximo posible desestimando no solo cualquier consideración humanitaria, sino incluso las reglas de decoro y no se priva de abusar de las reglas de procedimiento o de exigir sobornos a los dueños de los barcos. Todo por maximizar los beneficios comerciales.

Como resultado de tales acciones, la proporción de receptores de alimentos ucranianos en los países necesitados se redujo a un nivel mínimo (de 28,3 millones de toneladas de cereales se exportaron solo 742 mil (un 2,6%)). Los dueños de los barcos "entrantes" que se niegan a pagar esos sobornos son obligados a esperar hasta un mes para obtener el registro de sus barcos. Los graneleros que salen, de los que los ucranianos ya han recibido dinero y han perdido interés en ellos, también tienen que esperar la inspección. Esta situación se debe a que, de conformidad con las prácticas existentes (enfatizamos que no se trata de las reglas de procedimiento), el proceso de recepción de solicitudes de registro en el marco de la Iniciativa del mar Negro está en manos de los ucranianos, y la formación de los planes de inspección (para la entrada y salida de los barcos) está a cargo de los representantes de la ONU.

En esta coyuntura, la única posibilidad de restablecer de alguna manera el orden, un fundamento justo y transparente para participar en la Iniciativa fue el registro de los barcos que los expertos rusos realizan estrictamente en el marco de las reglas de procedimiento aprobadas y sus respectivas facultades.

Sin embargo, nuestra propuesta de incluir en las listas de registro los barcos que se dirigirán a los países necesitados, en particular a África, así como a los que están esperando durante más de un mes, fue recibida con hostilidad por los representantes ucranianos. En Kiev no están dispuestos a poner en peligro sus esquemas de corrupción. Como resultado, los ucranianos primero bloquearon el proceso de registro, rechazando nuestras propuestas, y posteriormente detuvieron todas las inspecciones, inclusive en relación con los barcos salientes (27 barcos con 1,2 millones de toneladas de carga a bordo). El cálculo es simple: lanzar la maquinaria propagandística con la ayuda de los representantes de Occidente y de la ONU y "jugar la baza [de la crisis] alimentaria" de nuevo.

En Bruselas y Washington no se hicieron esperar: el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell y luego el Secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken declararon que Rusia supuestamente "viola sus compromisos ante los países que necesitan cereales y bloquea 50 barcos en el mar Negro". La UE no se detuvo en esto y expresó una convicción absurda e incompetente: las sanciones impuestas contra Rusia "están tan equilibradas que no obstaculizan las exportaciones de productos agrícolas rusos, como ponen de relieve los suministros de cereales rusos en el marco de la Iniciativa del mar Negro".

Es una lástima que en Bruselas todavía no se hayan dado cuenta de que, en el marco del Acuerdo de exportación de cereales, por el mar Negro se exportan exclusivamente alimentos ucranianos. Washington está familiarizado con dar "valiosas instrucciones" a otros países para que cumplan sus obligaciones, olvidando por completo de las suyas.

Es obvio que los ucranianos y los representantes de Occidente no se molestan en analizar cómo se cumple la Iniciativa del mar Negro (por no mencionar el incumplimiento del Memorando Rusia-ONU) ni tratan de cumplir con sus propias declaraciones altisonantes sobre la garantía de la seguridad alimentaria global. De hecho, desestimando los objetivos humanitarios originales de los Acuerdos de Estambul, mostrando un pleno desprecio por las necesidades de cereales y fertilizantes que experimentan los países, los europeos lanzaron todas sus fuerzas para satisfacer el creciente apetito comercial de Kiev y resolver sus tareas para llenar los almacenes con baratos granos ucranianos.


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