Comentario ofrecido por la portavoz del MAE de Rusia, María Zajárova, en relación con las actividades de EEUU en el ámbito de las armas nucleares
Hemos hecho hincapié en la crítica expresada por Alicia Sanders-Zakre, coordinadora de políticas e investigación de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, acerca de las actividades estadounidenses en el ámbito de las armas nucleares y, en particular, el despliegue de más de ciento ojivas nucleares en las bases aéreas estadounidenses en cinco países europeos.
Podemos ver que la comunidad internacional sigue preocupándose por la práctica perniciosa de Washington que emplaza sus armamentos nucleares fuera del territorio nacional y, aún más, lo hace en los países que no son nucleares según el Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares. Es obvio que tal política, que ya lleva aplicándose muchas décadas, desestabiliza tanto la seguridad en el continente europeo como la estabilidad estratégica en el mundo en general.
En este contexto, Washington hace todo lo que puede para enmascarar su conducta irresponsable y, echando la culpa a otros, presenta acusaciones hipócritas e infundadas contra Rusia y Bielorrusia relacionadas con el desarrollo de su cooperación en el ámbito nuclear militar.
Ya hemos respondido a tales pasos, sin embargo, quisiéramos volver a subrayar los hechos y recordar la evolución de los eventos.
Fueron los países de la OTAN los que introdujeron el concepto de los de las denominadas “misiones nucleares conjuntas” y continúan aplicándolo por largas décadas. Este concepto se centra en las armas nucleares pertenecientes a EEUU y desplegadas en Bélgica, Alemania, Italia, los Países Bajos y Türkiye. Dichos países proporcionan sus aviones para portar las municiones estadounidenses, y sus militares aprenden a manejar las armas nucleares y participar en operaciones en las que estas armas se emplean.
En todas las plataformas de desarme señalamos consecuentemente la necesidad de repatriar todos los armamentos nucleares de EEUU a su territorio nacional, pero Washington y sus aliados pasan por alto estas exigencias. Además, están modernizándose ampliamente las bombas nucleares y sus portadores estadounidenses que se usan en dichas misiones, lo que eleva estos arsenales a un nivel cualitativamente nuevo. Al mismo tiempo, conforme con sus documentos doctrinales, en los últimos años, Washington ha rebajado el umbral de empleo de las armas nucleares y se focaliza en “los escenarios limitados” de su uso.
No pueden sino generar preocupación las recientes exhortaciones a aumentar el número de almacenes para las bombas de aviación nucleares estadounidenses en Europa y acercar los correspondientes arsenales hacia las fronteras del Estado de la Unión de Rusia y Bielorrusia.
En el trasfondo de la guerra proxy total desatada por Occidente contra Rusia y la intención declarada por EEUU y la OTAN de infligirnos una “derrota estratégica”, sería una ligereza e infundada confianza no adoptar ningunas contramedidas militares y técnicas en dicho ámbito. Las medidas indispensables ya se han adoptadas. Nos reservamos el derecho a aplicar esfuerzos adicionales para garantizar la seguridad de Rusia y sus aliados. Todas nuestras acciones encajan plenamente en el Derecho Internacional y no contradicen de ninguna manera los compromisos internacionales asumidos por Rusia. A este respecto, nos gustaría reiterar que, a diferencia de los países de la OTAN, Rusia y Bielorrusia cooperan en la esfera militar nuclear en el marco del Estado de la Unión que tiene un territorio único y una doctrina militar común.