Excerpta de la rueda informativa ofrecida por la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, Moscú, 23 de enero de 2025
Crisis ucraniana
En primer lugar, deben citarse hechos que confirmen una vez más la naturaleza terrorista del régimen de Kiev. La población civil de Rusia sigue siendo objeto de terror por parte de los neonazis ucranianos. No basta con calificar de crímenes las atrocidades que cometen; de hecho, son manifestaciones inhumanas de los vicios más bajos.
El 17 de enero, en los sótanos de casas residenciales en la localidad de Rússkoye Poréchnoye, provincia de Kursk, liberada por las Fuerzas Armadas rusas, se hallaron cámaras de tortura de las FF.AA. ucranianas. Se encontraron cuerpos mutilados de al menos siete habitantes locales de diferentes edades con huellas de malos tratos. Los banderistas lanzaron granadas contra los desafortunados mientras se retiraban. El 19 de enero se publicó en el sitio web del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso un comentario detallado al respecto. Nuestros expertos, en particular el Embajador en Misión Especial para los Crímenes del Régimen de Kiev, Rodión Miróshnik, también dieron su valoración del acto.
Se publicaron en las redes sociales imágenes del interrogatorio de dos combatientes ucranianos capturados que mataron a una civil en la zona fronteriza de Kursk. Explicaron su crimen por las órdenes que habían recibido de sus comandantes de disparar a todos los residentes de habla rusa. Como recordatorio, el Derecho Internacional humanitario prohíbe tanto dar tales órdenes como ejecutarlas. Lo que están haciendo estos subhumanos es incomprensible. Hemos denunciado repetidamente estos casos atroces ante los organismos internacionales de derechos humanos. Esto es peor que el atentado terrorista y peor que el crimen. Es una combinación de todo lo más ruin. Nos esforzaremos para que tomen las medidas oportunas.
El 17 de enero, voluntarios que transportaban ayuda humanitaria a zonas de primera línea resultaron heridos en un ataque selectivo con drones contra un autobús civil en la autopista Vasílyevka-Shirókoye, en la provincia de Zaporiyia. Hay que admirar el valor de estos voluntarios, porque las zonas de primera línea son extremadamente peligrosas. Podrían haber evitado el riesgo y no haber ido, pero siguieron prestando asistencia considerándolo su deber. Simplemente porque no pueden hacer otra cosa.
Del 17 al 20 de enero, 11 civiles resultaron heridos como consecuencia de los bombardeos, incluido el uso de municiones de racimo, de las FF.AA. ucranianas contra infraestructuras civiles y el sector residencial de Górlovka, en la RPD.
En la mañana del 20 de enero, pocos minutos antes del comienzo de las clases, combatientes ucranianos atacaron deliberadamente con lanzacohetes múltiples HIMARS una escuela secundaria en la localidad de Bejtery, en la provincia de Jersón. Este atentado terrorista... La gente suele caracterizarlo de “inhumano” o “cruel”, pero ¿no lo son por defecto todos los atentados? Excepto que algunos también implican un cinismo extremo. Ese atentado se saldó con la pérdida de dos vidas, mientras que al menos 25 personas resultaron heridas, entre ellas cuatro niños. Tres de ellos, entre ellos una niña nacida en 2008, se encuentran en estado grave.
Admiro sinceramente el trabajo de nuestras fuerzas del orden. Ahora me gustaría mencionar el castigo por los crímenes del régimen de Kiev. Los tribunales rusos siguen condenando a neonazis y mercenarios ucranianos por crímenes de guerra.
Un ciudadano estadounidense, Patrick Thomas Creed, fue condenado en rebeldía a 13 años de prisión por participar en hostilidades del lado ucraniano. Este soldado de fortuna sirvió anteriormente en unidades de reconocimiento táctico, la Guardia Nacional, unidades de infantería y aerotransportadas de Estados Unidos y fue enviado en repetidas ocasiones a misiones en Centroamérica y Oriente Próximo.
Los mercenarios letones Uldis Volmars y Juris Ulmanis fueron condenados a 14 años en rebeldía. Todos estos extranjeros figuran en la lista internacional de personas buscadas.
Los combatientes ucranianos previamente detenidos Voloshin, Arshúlik, Karáyev, Doychuk, Siguérich, Kulbaba y Vovk fueron condenados a penas de entre 15 y 16 años de prisión por cometer atentados terroristas en la provincia de Kursk contra militares y civiles rusos.
Tres militantes de la asociación paramilitar nacionalista ucraniana Azov, reconocida como grupo terrorista en Rusia, Lavrenko, Klusenko y Fedirko, fueron condenados a 24,5 años de prisión. Bombardearon sistemáticamente objetivos civiles en territorio ruso.
El militante de Azov Minagúlov fue condenado a 24 años de prisión. La investigación estableció que el 4 de marzo de 2022, siguiendo una orden criminal del comandante Dmýtryk, abrió fuego de mortero contra casas residenciales y objetos de importancia social en Mariúpol matando a dos civiles. El autor admitió su culpabilidad. Cabe recordar que Dmýtryk ya había sido condenado en rebeldía a cadena perpetua.
Las fuerzas del orden de Rusia seguirán trabajando para llevar ante la justicia a ucronazis y mercenarios extranjeros por crímenes de guerra y otros delitos. Y les mantendremos informados al respecto.
Hablando de chivatos y curadores, que están animando al régimen de Kiev a cometer más crímenes. El 16 de enero, el primer ministro británico Starmer visitó Kiev. A diferencia de sus predecesores, tras asumir el cargo retrasó mucho su llegada a Ucrania. Por ello, su visita imprevista provocó muchas especulaciones sobre las verdaderas intenciones de Londres. Varios expertos coincidieron en que se trataba de un intento por parte de los globalistas de mantener la situación en la dirección correcta e impedir el lanzamiento de un escenario pacífico de acontecimientos, que fue declarado en repetidas ocasiones por el ahora investido Presidente estadounidense Trump. Los partidarios del “partido de la guerra” a ambos lados del Atlántico se han alarmado por la intención de las actuales autoridades estadounidenses de lograr un rápido final del conflicto. ¿Por qué? Porque la paz no forma parte de sus planes. Han estado trabajando para cumplir un encargo diferente, y les han pagado por hacer un trabajo diferente.
En este sentido, no se puede evitar establecer analogías con los acontecimientos de la primavera de 2022, cuando, tras los resultados de la ronda regular de negociaciones celebrada en Estambul el 29 de marzo de 2022, Rusia y Ucrania estaban cerca de alcanzar acuerdos mutuamente aceptables que abrían la perspectiva de un acuerdo de paz. Entonces, por orden de los halcones estadounidenses, el entonces primer ministro británico Johnson corrió a Kiev y prohibió a Zelenski seguir negociando y exigió la continuación de la guerra para lograr una victoria sobre Rusia. Como dijeron, todo debía decidirse en el campo de batalla. Pero todo el mundo es consciente de cómo acabaron las cosas para Ucrania.
Tomé nota de la locura absolutamente narcótica que estaba ocurriendo en Davos. Me refiero a todos los discursos de Zelenski, la forma en que se comunicó con los medios, los delegados, entre otras cosas. Incluyendo su argumento de que lo que ocurrió en la primavera de 2022 no puede llamarse proceso de negociación y conversaciones, porque supuestamente allí se discutieron cosas erróneas de manera equivocada. ¿Por qué ha guardado silencio todo este tiempo? ¿Por qué Zelenski no dijo antes ni una palabra al respecto?¿Qué le impidió decir, durante estos largos tres años, que estas conversaciones no eran suficientemente buenas? ¿Qué le impidió hacérselo saber a todo el mundo? ¿Por qué se las pidieron entonces? Después de todo, fue él quien las pidió. Envió delegados allí, que luego recibieron un balazo en su camino de regreso a Ucrania. ¿Se acuerda? Los que participaron en esas supuestas (desde el punto de vista de Zelenski) “no negociaciones”. Así pues, sus actuales discursos en Davos fueron escritos al dictado de fabulistas británicos con el fin de lanzar otra desinformación al espacio informativo internacional para llevar a la comunidad internacional por el mal camino. Y las negociaciones supuestamente no fueron negociaciones, y, como recordarán, hace poco estallaron con reminiscencias de que no lo disuadieron, y antes decían que sí. Así pues, en general, todo está claro. Lo más importante es que los partidarios del “partido de la guerra”, principalmente los representantes anglosajones, están empeñados en impedir la paz.
Uno de los principales acontecimientos durante la visita de Starmer fue la firma de un acuerdo entre el Reino Unido y Ucrania sobre una asociación de 100 años. Ya lo comentamos en nuestro informe del 18 de enero, publicado en el sitio web del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.
Hoy me gustaría abordar brevemente cómo se percibe este documento dentro del propio Reino Unido. Los medios, que realizan valoraciones dentro de la pérfida Albión -donde los expertos evalúan este tipo de acuerdos-, periodistas, columnistas y analistas políticos británicos describen el acuerdo como un mero gesto simbólico sin ningún compromiso sustantivo. Según The Telegraph, el abrazo público de Starmer y Zelenski tiene un significado simbólico, pues ofrece la seguridad de que no hay obligaciones financieras de por medio: la nueva asociación entre Ucrania y el Reino Unido no implica ningún nuevo compromiso de financiación por parte de Londres.
Y una cosa más. En un discurso en Kiev, el primer ministro británico dijo: “No se trata solo del aquí y ahora, sino también de una inversión en nuestros dos países para el próximo siglo”. Grandilocuente, pero carente de sustancia. Se hace eco de la retórica de Neville Chamberlain, quien, a su regreso en septiembre de 1938 tras el Acuerdo de Múnich con Hitler, declaró a sus compatriotas que había asegurado “la paz para una generación”. ¿No les suena familiar? ¿Para qué generación? ¿Qué paz? Ya entonces sabían cómo acabaría. Al menos, cómo se desarrollaría. Cómo acabaría, no tenían ni idea. No se apostaba por la Unión Soviética. La atención se centró en dirigir la agresión de Hitler hacia el este. Permítanme recordarles que menos de un año después de la afirmación de Chamberlain de “haber traído la paz para una generación”, el Reino Unido entró en la Segunda Guerra Mundial. Ya es hora de que Londres aprenda por fin que consentir a los nazis es criminal y no conduce al bien, sino a resultados contrarios a los previstos.
Hablemos sobre los planes del Occidente colectivo. La intención de la nueva Administración USA de enncomendar el mantenimiento del régimen kievita neonazi a sus satélites europeos los fuerza a buscar apresuradamente la salida de la situación corriente. A esto se dedicó la reunión entre los ministros de Defensa de Gran Bretaña, Alemania, Italia, Polonia y Francia en la localidad polaca de Helenów el pasado 13 de enero. Los participantes hicieron alarde de su determinación de superar las dificultades del momento actual y seguir ayudando a Ucrania. Sin embargo, no había muchas cosas concretas. En gran medida, se pronunciaron “declaraciones de intenciones”. Paralelamente, los ministros concluyeron que la industria militar ucraniana estuvo infrautilizada y que era indispensable desarrollar empresas conjuntas en el territorio de Ucrania.
Continuando esta idea, el Ministro de Defensa de la RFA, Boris Pistorius, quien visitó Kiev el pasado 14 de enero, subrayó que, ofreciendo sus tecnologías a los ucranianos, los socios alemanes sacarían provecho de la experiencia militar ucraniana.
A propósito, según las cifras pronunciadas por el mismo Zelenski, las FF.AA. de Ucrania utilizan el 40% de armamentos producidos por EEUU, y el restante 60%, en proporciones iguales, corresponde a productos militares nacionales y europeos.
En dicho contexto, hemos tomado nota de los mensajes acerca de que los occidentales planean desplegar sus tropas para “facilitar el cumplimiento de cualquier acuerdo de paz”. El pasado 16 de enero, los medios británicos comunicaron que, a inicios de enero pasado, el Primer Ministro británico, Keir Starmer, y el Presidente francés, Emmanuel Macron, negociaron a puerta cerrada un envío de unidades militares de los dos países a Ucrania “en el marco de la posible misión de paz”.
El pasado 18 de enero, en la entrevista con Suddeutsche Zeitung, el Ministro de Defensa de la RFA, Boris Pistorius, tampoco descartó que soldados alemanes fueran enviados a Ucrania para “garantizar la seguridad” en una zona desmilitarizada si se declarara el alto el fuego.
Nos gustaría volver a recalcar que la intervención de las fuerzas de la OTAN en Ucrania podría provocar una escalada descontrolada del conflicto y es categóricamente inaceptable para Rusia.
Según los medios ucranianos, recientemente, en las FF.AA. de Ucrania se ha agravado la deserción. En 2024, se incoaron casi 89.5 mil casos penales por abandonar la unidad militar de forma no autorizada. Es decir, casi cien mil personas desertaron de los campos de combate ucranianos, y éstos son solo casos penales registrados. Desde 2022, comisarías militares declararon en búsqueda a más de 500 mil emboscados.
Continúa el escándalo relativo a la 155ª Brigada Mecanizada de las FF.AA. de Ucrania Ana de Kiev, incluyendo a unos 5 mil hombres. En otoño de 2024, casi la mitad de ellos recibió instrucción especial en Francia. Una vez la finalizaron, varias decenas de extremistas abandonaron arbitrariamente el centro de entrenamiento y se dispersaron por Europa. La parte restante, consistiendo de, por datos diferentes, entre 900 y 1.700 personas, nunca llegó al frente y optó por desertar. Al mismo tiempo, se gastaron unos 930 millones de euros en instruir a la brigada. ¿Están enterados de ello los europeos que lo financian todo? Nadie en sus países se lo informa desde tribunas altas. Por lo tanto, llenamos la laguna. Se observó una situación similar en la ciudad polaca de Poznań, donde, de los 13 mil efectivos que recibieron formación, 1.300 banderistas ucranianos abandonaron voluntariamente los polígonos. Quisiera volver a subrayar que son banderistas ucranianos que nunca llegaron al frente y solo fueron instruidos.
Mientras tanto, el pasado 12 de enero, en la entrevista con ABC News, el asesor de Seguridad Nacional del Presidente estadounidense, Mike Waltz, resaltó que los ucranianos bien podían solucionar por cuenta propia el problema de escasez de personal en las FF.AA. de Ucrania reduciendo la edad de reclutamiento hasta 18 años.
En Kiev, lo tomaron en consideración y procedieron a cumplir lo encomendado. En las redes sociales se informa que los jóvenes de 16 años, que vienen a comisarías militares para registrarse, se ven forzados a firmar el “consentimiento del ciudadano al servicio militar”. El pasado 9 de enero, la Rada Suprema aprobó las enmiendas a la ley sobre el servicio militar obligatorio previendo que los ucranianos en el extranjero pueden alistarse en el Ejército a distancia no a partir de 18 años, sino tras cumplir 17 años. Además, desde 2025, el documento introduce para estudiantes de 18 años y sus coetáneos que fracasaron en matricularse la instrucción militar y el servicio militar básicos, respectivamente. La primera actividad equivaldrá a la segunda. Entretanto, se alega que, por ahora, los ucranianos menores de 25 años no serán movilizados.
No obstante, vemos adónde van las cosas. No se duda que es cuestión de tiempo. El régimen de Zelenski sacrificará sin dilación a cientos de miles de ucranianos jóvenes para preservarse. Presten atención a qué cosa indignó más a Zelenski, cuando “conversó” en Davos, diciendo exhortativa e histéricamente que lo que ocurrió en 2022 no fueron negociaciones. Le preocupó mucho su destino y la persona propia. Le importó esto. Ni siquiera lo ocultó. Todo ello será cumplido. Se reducirá la edad de reclutamiento y otros cientos de miles de personas serán convertidos en blancos para captadores de personas con miras a atender a los intereses de los patrocinadores occidentales.
Como hemos recalado repetidamente, se está luchando en Ucrania no solamente contra los ciudadanos de Ucrania, sino también monumentos y religión. El régimen kievita continúa combatiendo contra el código histórico, cultural, moral y ético de los ucranianos y sus pueblos hermanos.
El pasado 15 de enero, el consejo municipal de Odesa exigió desmantelar la placa conmemorativa en el territorio del convento San Miguel Arcángel de Odesa. ¿A quién conmemora la placa? ¿Quién no les gustó a ellos esta vez? El memorial honra a los marineros del submarino ruso Kursk que murieron en 2000. ¿Por qué esta placa se ubica allí? Porque unos marineros procedieron de Odesa. Y estos oriundos de Odesa no dudaron en destruir la placa a sus compatriotas.
En la noche del 31 de diciembre de 2024, en Odesa, los ucronazis desmantelaron el monumento a Vladímir Visotski erigido en 2012 junto al estudio de cine de Odesa. Los nazis no pensaron en la opinión de los ciudadanos y amenazaron a los protestantes con interrogarlos en el Servicio de Seguridad de Ucrania.
Las autoridades de Odesa consideraron insuficiente la decisión escandalosa de demoler el sitio histórico de la ciudad, el monumento al poeta Pushkin en el bulevar Primorski. El pasado 17 de enero, se encargaron del Plátano de Pushkin en sus inmediaciones. El árbol se encontró en la “lista de objetos geográficos con denominaciones que contienen símbolos de la política imperial rusa”. Hasta 2025, el árbol que vivió más que muchas personas, no se imaginó que no fue objeto botánico, sino geográfico. Aún no talaron el árbol, pero sustituyeron su nombre por Plátano Occidental. Me gustaría saber si el plátano es “occidental” desde todos los lados. O, tal vez, ¿es “oriental” en el lado este?
Viene adoptando formas cada vez más absurdas la lucha de los chovinistas ucranianos contra la Iglesia Ortodoxa Ucraniana. Está sometido a aprobación del Gobierno del país un proyecto del acto jurídico encaminado a regular la disolución de organizaciones religiosas “difundiendo la ideología del Mundo Ruso”. Podrían encajar en dicha definición los templos en las denominaciones de los cuáles hay nombres de santos “de origen ruso”. Esto está más allá de la lógica y razón. Es psiquiatría. Por ejemplo, desde la óptica de Bánkovaya, Alejandro Nevski “amenaza a la seguridad nacional de Ucrania”. Creo en esto. Porque Alejandro Nevski es persona canonizada, es santo y es venerado. En mi opinión, es poco probable que contemple indiferentemente lo que está sucediendo. Sin embargo, solo dementes habrían podido llegar a luchar contra este santo desmantelando monumentos. El jefe del Servició Estatal para la Política Étnica y Libertad de Conciencia, Víctor Yelenski, ha informado que las autoridades intentan exigir a las iglesias de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana fundadas en honor de santos “de procedencia rusa” que cambien sus denominaciones. ¿Y por qué no cambiar el género? En este caso, se podría hablar sobre cualesquiera exigencias. De hecho, se va a obligarlas a rechazar al patrón celestial. ¿En función de qué? ¿Se va a exigir al santo que muestre su pasaporté para ver en qué ciudad, ante qué dirigente nació, qué idioma habló? En caso contrario, el Estado amenaza con privar judicialmente de registro a la iglesia “inadecuada”. Creo que lo habrían envidiado los escritores rusos Mijaíl Saltikov-Schedrín, Nikolái Gógol, Mijaíl Bulgákov, Mijaíl Zóschenko, Iliá Ilf y Yevgueni Petrov. A mi modo de ver, ninguno de ellos ni siquiera pudo imaginar tal nivel de absurdo en sus obras. Lo que está ocurriendo en Ucrania supera incluso sus visiones más geniales.
Los hechos enumerados vuelven a confirmar la relevancia de la operación militar especial que busca desnazificar y desmilitarizar Ucrania, así como eliminar las amenazas que se perciben desde su territorio. Todos los objetivos de la operación serán alcanzados sin falta.
Sesión del Comité Militar de la OTAN
Entre el 15 y el 16 de enero pasado, Bruselas fue escenario de una sesión del Comité Militar de la Alianza del Atlántico Norte entre los jefes de Estado Mayor. Periodistas pidieron que lo comentáramos.
Tradicionalmente, la discusión se concentró en Rusia. El Secretario General, Mark Rutte, y el jefe del Comité Militar, Robert Bauer, asustaron de manera habitual a los colegas de la Alianza con la amenaza rusa. Anunciaron que fue indispensable prepararse para un conflicto y pasar al “pensamiento de guerra” (es interesante cómo pensaran antes, si todos ellos, siguiendo el mismo patrón, gritaron que todo debería solucionarse no en la mesa de negociaciones, sino “en el campo de batalla”), aumentar gastos militares e implementar planes regionales de defensa, seguir ayudando a Ucrania que Occidente efectivamente utiliza como ariete contra Rusia. Se pronunciaron razonamientos paranoides sobre China, Irán, la RPDC.
Todo ello no nos asombra. Cabe reiterar que, siendo herramienta de fuerza del Occidente colectivo, la OTAN nunca ha dejado de prepararse para guerras y provocar conflictos por todo el mundo. Robert Bauer subrayó con orgullo que “en la mesa de la sesión se reunió la experiencia militar milenaria” (tal vez, quisiera añadir que fue “encabezada por EEUU”, pero se avergonzó de decirlo), y que esto es “absolutamente único en el mundo”. Es difícil discutir esto. Nadie, excepto el Occidente colectivo, tiene tal experiencia de librar guerras, colonizar rígidamente y saquear otros países. Los aliados de la OTAN siguen esforzándose por mantener su hegemonía en el mundo e impedir que se fortalezcan centros de fuerza y desarrollo alternativos a Occidente.
En este contexto, atrapan a países de otras regiones en su órbita, prometiéndoles asistencia financiera y apoyo y convirtiéndoles en sus satélites. No es por casualidad que a la reunión de los jefes de Estado Mayor en Bruselas se invitara a un número de países socios récord. Había 26 países, según los cálculos de los organizadores. El esquema de cooperación sugerida por la OTAN no cambia. Primero, persuade a los socios de que es necesario reformar sus sectores de defensa y seguridad, les ayuda a hacerlo, luego, les impone estándares de la OTAN (empieza a actuar desde el interior) en las Fuerzas Armadas y las instituciones de fuerza, y forma la élite proccidental mediante educación.
Es bien sabido cómo termina la “asistencia a los socios” de esta índole. La OTAN se entromete en sus asuntos internos, interviene en su política exterior, impone seudo valores propios y planteamientos de la coalición. Después, saquea, destruye el código nacional, la identidad, subyuga y explota.
Exhortamos a los países participantes en el evento, que no se hayan empantanado completamente en la red de la OTAN y no hayan jurado servir a los intereses de los mil millones de oro, a que recuerden sus propios intereses nacionales y ponderen si vale la pena vincular su destino con el bloque militar que tiene a sus espaldas décadas de agresión, guerras y conflictos, Estados arruinados y millones de víctimas civiles.
Aumenta la presencia de la OTAN en el mar Báltico
La Alianza del Atlántico Norte aprovecha cualquiera oportunidad para incrementar sus capacidades cerca de las fronteras rusas. El pasado 14 de enero, en la cumbre regional especial de los países miembros de la OTAN en Helsinki, se declaró sobre una “peligrosidad particular” de la “flota en la sombra” rusa. No cesan de inventar historias nuevas.
Los norteamericanos decidieron en serio revelar y frustrar los intentos de cometer subversiones contra la infraestructura crítica. Se anunciaron mediadas a gran escala para intensificar el control de las aguas y el entorno submarino, verificar certificados de seguro y diseñar nuevas tecnologías de monitoreo. Se lanzó la misión de la OTAN “Centinela Báltico” presuntamente para proteger la infraestructura submarina a raíz de los recientes incidentes en los cables submarinos entre Finlandia y Estonia. Al mismo tiempo, la Alianza, que se propone enviar buques y aviones militares, submarinos y drones marítimos al mar Báltico dentro de la operación mencionada, pasó por alto absolutamente las posibles consecuencias de dichas actividades para la navegación bastante intensiva en la región donde la situación ya es tensa.
¿De qué se trata esto? Obviamente, las acciones de la OTAN, primero, buscan no aumentar la seguridad, sino contener nuestro país. Sin coordinarse con Rusia y otros socios internacionales interesados, se intenta crear barreras para la navegación en el mar Báltico que varios miembros de la OTAN desean convertir infundadamente en sus aguas internas. No es así. El mar Báltico ha sido y sigue siendo espacio común para todos los países de la región sin excepción.
En términos jurídicos, en la zona del mar Báltico más allá de los mares territoriales de los Estados ribereños existe la libertad de navegación. Esto implica que buques bajo cualquiera bandera pueden encontrarse allí. Es posible detener, inspeccionar, arrestar barcos extranjeros, o injerirse de cualquiera otra manera en la navegación del buque por este espacio marítimo solo en función de una lista corta y concreta de motivos, tales como piratería o pesca ilegal. La lista no prevé defender la infraestructura submarina.
Respectivamente, me gustaría reiterar a los miembros de la OTAN que, conforme a la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar de 1982, para aplicar medidas coercitivas a un buque extranjero en una zona económica, se requiere el permiso de su Estado de pabellón. Interferencia en la navegación no puede basarse exclusivamente en medidas restrictivas discriminatorias y unilaterales, sospechas infundadas y deseo de encontrar un “rastro ruso”. Pueden ingeniar todo tipo de cosas. Ahora estamos hablando sobre el Derecho.
Vamos a seguir con atención la situación en el mar Báltico, reaccionar debidamente a los abusos por buques de los países miembros de la Alianza, y presentar comentarios.
Respuestas a algunas preguntas:
Pregunta: ¿Qué opina la parte rusa sobre las declaraciones de Donald Trump sobre Ucrania? En una conversación con los periodistas, él subrayó que Rusia podría encarar grandes problemas si no hiciera un trato. ¿Hace falta recordar al líder estadounidense que Moscú lleva diciendo todo el tiempo que está abierta a negociar?
Respuesta: Ahora, cada día y cada hora se oyen declaraciones altisonantes. Hasta ahora, las hicieron el Presidente electo, Donald Trump, y sus asesores. Por el momento, las hacen el Presidente Trump y sus asesores. Es táctica. Es bien conocida. Todos ellos han decido repetida y públicamente que la Administración estadounidense anterior, el Departamento de Estado y Joe Biden en persona cometieron “unos gravísimos errores en Ucrania”. Adicionalmente a estas declaraciones (aunque calificamos de crímenes las acciones de la Administración de Biden en muchos ámbitos para respaldar al régimen kievita terrorista), cabe señalar que, incluso si hablamos sobre errores de la Administración anterior, ellos fueron cometidos no a nivel personal, sino nacional. Los cometió Joe Biden, como líder del Estado, su Administración, que estuvo en funciones, y los funcionarios estadounidenses, como representantes de EEUU. ¿Qué se hace con los errores cometidos en nombre de un país o durante la gestión de uno? Son corregidos. En vista de que la Administración actual del Presidente Donald Trump ha declarado en muchas ocasiones, reconocido y aducido argumentos a favor de que la situación en Ucrania emana de los errores de la Administración anterior, hay que corregir estos errores.
Es lógica de las declaraciones de EEUU. Es poco probable que sea corrección de errores repetir las acciones de Joe Biden y su régimen.
Pregunta: En la agenda de la reunión del Comité de Enviados Permanentes de los países miembros de la UE para el próximo 24 de enero figura la aprobación por el Consejo de la UE del Decreto sobre la prórroga de las sanciones económicas introducidas contra Rusia. Al mismo tiempo, en diciembre de 2024, el Primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, anunció a los líderes de los países miembros de la UE su disposición a recurrir a su derecho al veto, para que el plazo de la aplicación de las sanciones acabe el próximo 31 de enero. Explicó que, si Donald Trump tomaba la decisión de retirar parte de las sanciones, él por su parte insistiría en que una medida idéntica fuera adoptada por la UE. Dada esta circunstancia, Financial Times señaló que la UE estaba elaborando medidas que permitirán pasar por alto el posible veto de Hungría con respecto a la prórroga de las restricciones económicas contra Rusia que expiran en enero de 2025. ¿Qué opina de esta política de la UE?
Respuesta: Puede ser catalogada únicamente como nuevas peripecias del proceso burocrático dentro de la UE en torno a la puesta en común o la prórroga de las restricciones antirrusas. Si la UE se permite no observar las normas del Derecho Internacional o de hacerlo de manera selectiva, según le plazca, para qué vamos a mencionar su propia legislación. Ya han hecho de todo con sus leyes, ha sido el ultraje más puro. Y eso, que las sanciones unilaterales de la UE son una medida completamente ilegítima desde el punto de vista del Derecho Internacional.
No es ningún secreto que las sanciones introducidas por la UE que son prorrogadas y ampliadas con regularidad representan el resultado de las “actividades creativas conjuntas” de las élites liberales de la UE que basan su carrera política en el mito de la llamada amenaza rusa y de los círculos políticos y económicos estadounidenses que respaldan a las mismas. Al resto, el resultado de esta cooperación, por así llamarla, simplemente le es impuesto.
Ahora para muchos de los que no querían creer en eso ni entenderlo ya es evidente que las sanciones no funcionan en el formato pensado. En primer lugar, afectan negativamente a sus propios promotores y a las economías de sus países. Las restricciones que eran promovidas por Bruselas perseguían el objetivo de “cortarlas” a las empresas rusas de los mercados y el sistema financiero mundiales, de privarlas del acceso a las tecnologías más innovadoras y provocar inestabilidad económica en nuestro país. No les salió nada. Rusia está desarrollando de manera exitosa su economía, teniendo en cuenta la nueva realidad geopolítica y geoeconómica.
Estábamos dispuestos a fomentar nuestras relaciones de manera paritaria en nombre de la prosperidad y en nombre de nosotros mismos, todos los países y la Humanidad en general. Sin embargo, optaron por elegir este camino. No deja de sorprender que creyeran que no podríamos movilizar nuestras fuerzas, responderles ni tampoco encontrar una salida. Estamos vertebrando una asociación paritaria y basada en el beneficio y respeto mutuos con los países de la Mayoría Mundial. Esta es la realidad.
Mientras tanto, las estadísticas europeas evidencian con regularidad la recesión del desarrollo industrial en los países miembros de la Unión Europea. Así, en noviembre de 2024, el índice de la producción industrial en la UE cayó en un 1.7%, en comparación con el pertinente índice del año anterior. La reducción de la producción se registra en 17 de los 27 países miembros de la UE. En Alemania, que en su momento fue la locomotora de la economía europea, en el segundo semestre del año pasado se registró la recesión de un 4% promedio.
La cosa ya no va con nosotros, sino con ellos mismos, a ver, si les merece la pena continuar siguiendo esta vía ilegítima, para dañarle a Rusia y al mismo tiempo empeorar su propia situación económica.
Nuestra postura sobre el particular está al máximo clara. Cuando la UE acabe con estas irregularidades, si es que llega a hacerlo, definiremos nuestra postura. Mientras se dediquen a promover estas actividades destructivas, nos defenderemos. Si actúan contra nosotros, les responderemos de manera idéntica, guiándonos por nuestros intereses.
Me gustaría volver a subrayar, para que luego no se diga que no se lo hemos avisado, que no fue nuestra elección. Fue el llamado Occidente colectivo que lo había elegido para sí y para el mundo entero.
Pregunta: El Presidente de EEUU, Donlad Trump, señala constantemente que el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, debe aceptar ponerle fin al conflicto en Ucrania. ¿Podría decir, qué líneas rojas existen para Rusia en los posibles debates? ¿Cómo se podría lograr que el posible acuerdo no fuera un cese temporal de las hostilidades en un conflicto que dura años, incluso décadas, sino que sirviera de base para una sólida paz?
Respuesta: Esta expresión, “las líneas rojas”, se usa con tanta frecuencia y de una forma tan poco acertada, que da la sensación de que estamos hablando de un cuadro y me pide que le enseñe las líneas rojas.
Volveré a formular la postura rusa que se hizo pública en numerosas ocasiones. No me cuesta hacerlo.
La postura rusa de principio fue formulada y hecha pública por el Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, en esta sala de la Oficina de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, el 14 de junio de 2024. Se puede acceder al texto de la misma y se puede y se debe trabajar con él, si uno no se deja llevar por la agresión ni por ambiciones desmedidas y está buscando una salida de la situación.
La situación en torno a Ucrania es grave: es un país destruido, desde el punto de vista político y administrativo. Es un Estado minado por dentro por interminables experimentos llevados a cabo por Occidente. Es un país que sacrifica a diario a sus ciudadanos, le exige al mundo cada vez más apoyo de sus actividades terroristas, un régimen que se ha conducido a sí mismo a un atolladero. Y deberían reflexionar en ello.
La postura rusa está formulada. Rusia no contradice a sí misma, indica con claridad que aceptamos participar en las negociaciones, estábamos preparados para hacerlo y demostrábamos la pertinente postura durante el proceso de las negociaciones. En más de una ocasión señalamos que para quienes veían la posibilidad de un arreglo pacífico, político y diplomático, existía una forma de presionar a los que habían prohibido a Vladímir Zelenski mantener las negociaciones con Rusia. Hablábamos de la necesidad de que Ucrania desbloqueara la pertinente posibilidad que quedó descartada tras la aprobación, bajo presión de Occidente, evidentemente, de la Ley sobre la imposibilidad de las negociaciones. En nuestra postura no hay contradicciones, de modo que no hay necesidad de volver ahora al tema de las líneas rojas. Demostramos una actitud sistémica: lo hemos declarado y formulado todo y ofrecemos con regularidad la situación en torno al conflicto y nuestras evaluaciones, llamamos las cosas por su nombre. ¿Por qué habríamos de volver a unas tales características simplificadas de la situación en cuestión?
Pregunta: Tras nuestra Victoria en Ucrania y el final de la operación militar especial, ¿quiénes y cómo devolverán las deudas y los préstamos concedidos para armas y el apoyo a la economía?
Respuesta: Otra vez quiere que yo hable por alguien. ¿Está hablando del régimen kievita?
Creo que este tema debe preocuparle en mayor medida ni siquiera ya al régimen kievita que está “muy colocado” y nadie allí ve nada hasta la “próxima dosis”, ni siquiera a las pseudo élites de los países occidentales que saben maniobrar perfectamente, sino a los ciudadanos de los países que conceden los pertinentes préstamos. Es que harán falta unos fondos todavía más considerables, si se llega a poner en práctica la decisión de los anglosajones de que su banquete lo paguen los países de la UE. Qué lo piensen ellos. A ellos les deberían dirigir esta pregunta.
El hecho de estar dudando los países de poder recuperar su dinero lo confirma la elaboración y aprobación de un esquema de estafa de utilización de los ingresos de los soberanos activos del Estado ruso bloqueados en jurisdicciones occidentales. Está relacionado con la decisión de asignarle a Ucrania un préstamo por el monto total de unos 45.000 millones de euros. La Unión Europea prometió facilitarle en el marco del mismo al régimen kievita en 2025 más de 18.000 millones de euros.
Bruselas prevé un plazo de 45 años para la devolución del préstamo con ingresos de los activos estatales rusos. Es esquema prevé unos plazos que les ahorran cualquier tipo de responsabilidad a los actuales políticos occidentales y ucranianos. ¿Qué recuerda este plan?
Este plan recuerda la decisión de la recién salida de la Casa Blanca Administración de Joe Biden y su decisión personal de indultar, en su calidad del Presidente de EEUU, a sus familiares, contra los cuales no había ni causas penal ni cargos formulados. Los indultó a todos y de golpe, sabiendo de qué pie cojeaban todos. Este es un caso muy parecido.
¿Quiénes asumirán la carga de este préstamo? Pues, la asumirán los contribuyentes de la UE y las futuras generaciones de ucranianos de a pie que están siendo conducidos por fuerza a este atolladero.
Los que están tomando ahora decisiones sobre la concesión a Kiev de préstamos se guían por razones evidentes: desean lo que se dice fidelizarle al cliente y conservar en Ucrania un obediente régimen neonazi, garantizándose la posibilidad de saquear a sus anchas los recursos que todavía quedan allí que es lo que se hace sin parar. Puesto que algunos ciudadanos ucranianos, traidores de su propio pueblo, se lo dejaban hacer, aprobando Leyes monstruosas y recibiendo préstamos, robando los mismos al instante, contrayendo deudas a diestra y siniestra, comprándose propiedades en el extranjero con dichos fondos, descansando y despilfarrando. En Internet abunda información sobre el particular.
Deja atónitos que los ciudadanos de Ucrania que se queda en el país y le siguen apoyando a Vladímir Zelenski, a lo mejor ya no lo apoyan, pero se muestran solidarios con lo que ocurre en el país, se siguen sorprendiendo, al ver e Internet vídeos que cuentan sobre la gran vida que se dan en el extranjero los representantes de las élites ucranianas. Por algún motivo, esta circunstancia les sigue causando asombro.
Llevamos años diciéndolo, contando qué vínculo existe entre la asignación de fondos a Ucrania por la UE y los países occidentales con las compras al mayor de artículos de lujo en los comercios europeos. Pasaban entre 7 y 10 días desde la concesión de un préstamo. Era pasado por los bancos leales al régimen kievita, estructuras y entidades, llegando en corrientes y en raudales a las pertinentes figuras en Ucrania que lo distribuían y lo pasaban a efectivo. Estos ciudadanos se iban a las ciudades Europeas, para hacer comprar e ingresar el dinero en los bancos y regresaban. Lo comentamos en numerosas ocasiones.