Rueda de prensa ofrecida por el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, sobre la seguridad europea, Moscú, 1 de diciembre de 2022
Estimados representantes de los medios de comunicación, buenos días.
¡Gracias por aceptar nuestra invitación! Consideramos importante hablar precisamente hoy sobre los problemas de la seguridad europea y, por lo tanto, global. Las aspiraciones de la OTAN a dominar a escala planetaria se observan con cada vez más frecuencia en Europa. La región del Indo-Pacífico ya fue declarada como zona de responsabilidad de la Alianza. Lo que está sucediendo en nuestro continente interesa no solo a los europeos, a los habitantes de América del Norte, sino también a los representantes de todos los demás países del mundo, ante todo los países en vías de desarrollo, que quieren entender qué iniciativas en relación con sus regiones pueden elaborar los Estados miembros de la OTAN que declararon sus ambiciones globales.
En 1990, se celebró una cumbre de la llamada Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (CSCE). Durante el evento a nivel cumbre, todos los países participantes, incluidos los países de la OTAN y los Estados del Pacto de Varsovia, aprobaron en París la Carta para Una nueva Europa que marcó el fin de la "era de la confrontación y división del continente", proclamó la eliminación de las barreras para construir una casa realmente paneuropea sin líneas divisorias.
Fue un hecho interesante de aquel período. En la etapa final de la cumbre de la CSCE en París de 1990, el Secretario de Estado de EEUU, James Baker, advirtió al Presidente estadounidense que "la Conferencia sobre la seguridad y la cooperación en Europa puede representar la amenaza real para la OTAN". Le entiendo, es así en la realidad. Es que, cuando terminó la Guerra Fría, muchos políticos y expertos en política sagaces y sensatos decían que sería mejor renunciar no solo al Pacto de Varsovia, que ya había desaparecido, sino también a la Alianza Atlántica, y aplicar todos los esfuerzos para que la OSCE se convirtiera en un puente real entre Oriente y Occidente, en una plataforma única para realizar objetivos conjuntos partiendo del equilibrio de intereses de cada uno de los Estados partes.
Eso no sucedió. En la realidad, Occidente intentó preservar su dominio. En la implementación de las consignas sobre la igualdad de derechos y la ausencia de líneas divisorias y barreras, sobre una casa paneuropea, los representantes de Occidente vieron una amenaza a sus objetivos dirigidos al dominio de Washington, Bruselas en todos los asuntos globales y, sobre todo, en Europa.
De hecho, esto dio origen al concepto de "orden mundial basado en reglas". Occidente ya en aquel momento consideraba estas "reglas" como parte integral de su posición en la arena internacional. Esta sensación de que las "reglas" occidentales podían resolver cualquier problema sin consultar a nadie fue la causa de que Occidente consideró posible bombardear bárbaramente a Yugoslavia durante casi 80 días, destruyendo toda su infraestructura civil. Posteriormente, los representantes de Occidente invadieron Irak bajo un pretexto inventado y bombardearon todo lo necesario para la vida de la población civil y la subsistencia del país. Luego fue destruido el Estado libio. Hubo otras campañas bien conocidas.
Rusia no perdió la esperanza de que pudiéramos volver a los principios de los Acuerdos de Helsinki. Seguimos luchando por la OSCE. Propusimos elaborar un documento jurídicamente vinculante sobre la base del Acta Final de Helsinki, es decir, la Carta de la OSCE. Occidente no lo aceptó.
Recordemos cómo se creó la OTAN. El primer Secretario General de la Alianza, Hastings Ismay, consolidó una fórmula en su tiempo: "mantener a los rusos fuera de Europa, a los estadounidenses en de Europa y a los alemanes bajo el control de Europa". Lo que está sucediendo ahora no significa más que el retorno de la Alianza a las prioridades conceptuales elaboradas hace 73 años. Nada ha cambiado: quieren mantener a los"rusos" fuera de Europa, los estadounidenses quieren, y ya han esclavizado a toda Europa y mantienen bajo control no solo a los alemanes, sino a toda la Unión Europea. La filosofía del dominio y las ventajas unilaterales no desapareció después del fin de la Guerra Fría.
La OTAN apenas ha logrado atribuirse cualquier éxito real desde que se creó. Lleva al exterior la destrucción y sufrimiento.
Recordemos el último ejemplo: Afganistán a que, durante 20 años, la OTAN intentó "inculcar" la democracia en su entendimiento, pero no logró éxito. También es curioso el hecho de que todavía no pueden resolverse los problemas de seguridad en la provincia serbia de Kosovo, donde los miembros de la OTAN también están desplegados durante más de dos décadas. Miren durante cuántas décadas están tratando los estadounidenses de restablecer orden en un país tan pequeño y controlado por ellos como Haití.
Si en 1991 la OTAN estaba formada por 16 países, ahora ya son 30, estando Suecia y Finlandia a un paso de integrarse en dicho organismo. La Alianza se acerca cada vez más a nuestras fronteras, desplegando allí sus tropas y desarrollando la infraestructura militar. No se dejan de incrementar los potenciales ni los medios, haciéndoles avanzar más y más hacia el territorio ruso. Son celebradas maniobras en las que nuestro país de hecho es declarado enemigo. La OTAN además está ampliando sus actividades en el espacio postsoviético. Anteriormente ha hecho públicas sus pretensiones en la región Asia-Pacífico y ahora ha pasado a Asia Central.
Mientras nos fue posible hacerlo, intentamos prevenir la situación en la región euroatlántica de una mayor degradación. En diciembre de 2021, el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, formuló nuevas propuestas sobre las garantías de seguridad, el borrador de un Tratado entre Rusia y EEUU y el borrador de un Acuerdo entre Rusia y la OTAN. En dichas circunstancias, percatándonos perfectamente de la insistencia, con la cual los países occidentales animaban a Ucrania a integrarse en la OTAN, era un factor que evidentemente representaba para Rusia una “línea roja”. Occidente llevaba largos años al tanto de esta actitud de Moscú y propusimos acordar unas garantías de seguridad jurídicamente vinculantes para Ucrania, la Federación de Rusia, todos los Estados europeos y todos los países miembros de la OSCE. Sin embargo, no tuvo lugar ninguna puesta en común.
En diciembre de 2021 Washington optó por no recurrir a una oportunidad real de lograr la distensión. Esta oportunidad no solo la tuvo EEUU, sino también la OSCE que habría podido perfectamente propiciar la distensión, si hubiera logrado arreglar la crisis en Ucrania en base al Conjunto de medidas elaborado para el cumplimiento de los Acuerdos de Minsk, acordado en febrero de 2015 y aprobado el mismo mes de febrero por unanimidad vía Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Las estructuras ejecutivas de la ONU acabaron subyugadas por completo por Washington y Bruselas que estaban aplicando la línea hacia la erradicación de todo lo ruso, es decir, la educación, los medios, el uso de la lengua rusa en la cultura, el arte y la vida cotidiana. Las capitales occidentales estaban apoyando al régimen kievita en su política de la implantación legislativa de la teoría y la práctica del nazismo. Las pertinentes leyes eran aprobadas, sin percibirse ninguna reacción por parte de las “ilustradas” capitales de las democracias occidentales. Kiev además gozaba de su apoyo en el esfuerzo de convertir a Ucrania en un campo de operaciones para contener a Rusia, territorio desde el cual se presentaran amenazas directas para nuestro país.
He de señalar que su aportación a la desacreditación de la OSCE la hizo también la Misión Especial de vigilancia en Ucrania que, infringiendo burdamente su mandato, fue pasando por alto a diario las infracciones del cumplimiento de los Acuerdos de Minsk por parte de las FF. AA. ucranianas y los batallones nacionalistas. De hecho la Organización se puso de lado del régimen kievita. Acabadas sus actividades, se supieron algunos hechos desagradables: interacción del personal de la Misión con los servicios secretos occidentales, el papel de los supuestamente imparciales observadores de la OSCE en la corrección del fuego abierto contra las posiciones de las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk, recolección de datos en intereses de las Fuerzas Armadas de Ucrania y los batallones nacionalistas a los que se les hacían llegar las imágenes captadas por las cámaras de vigilancia de la Misión instaladas a lo largo de la línea de separación.
A mediados de febrero de 2022 el número de ataques lanzados contra el territorio de las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk que no habían cesado en todos estos años incrementó alrededor de 10 veces. Prueba de ello son los datos estadísticos. Rusia empezó a recibir a numerosos refugiados. Para salvar a los habitantes de Donbás y erradicar las amenazas a la seguridad de la Federación de Rusia que provenían del territorio ucraniano, no nos quedó otra opción que reconocer a las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk, en función del Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, y empezar, a petición de las mismas, una operación militar especial, para defender a su población de los nazis.
Los países occidentales llevan años intentando hacerse con el poder en el marco de la OSCE, someter a su control este espacio de diálogo interregional.
La Unión Europea se dedica a crear estructuras paralelas, espacios de debate, como, por ejemplo, la Comunidad política europea. El pasado 6 de octubre en Praga fue inaugurado dicho formato. Al ser preparado el evento en cuestión y anunciada la iniciativa de la creación de la Comunidad política europea, el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo con orgullo que estaban bienvenidos todos los países, a excepción de Rusia y Bielorrusia. Le siguieron la corriente tales destacadas figuras de la diplomacia europea, como Josep Borrell y Annalena Baerbock, quienes dijeron que no había que construir el sistema de seguridad junto con la Federación de Rusia, tal y como había propuesto hacerlo Angela Merkel y otros líderes europeos, sino contra la Federación de Rusia.
Hace algunos años, Alemania y Francia, al proclamar la iniciativa de la creación de la Alianza de multilateralistas, a la cual tenían la intención de invitar a quien mejor les pareciera, asestaron un golpe por la espalda a la OSCE. Lo mismo hace Washington, al invitar a “los suyos” al evento denominado Cumbre por la Democracia. Al preguntar nosotros a los alemanes y los franceses, ¿para qué creaban la Alianza, si ya existía en Europa una estructura de carácter inclusivo, la OSCE, y en formato global existía la ONU, formatos de sobra multilaterales? Se nos respondió que en dichos organismos realmente estaban representados rodos los países, pero para ejercer un multilateralismo eficaz no hacía falta trabajar en el marco de la OSCE y la ONU, sino crear un grupo de líderes, por estar presentes en la OSCE y la ONU algunos “retrógradas” que no dejarían que avanzara con éxito el multilateralismo. Y serían ellos, los progresistas, quienes se dedicarían a alcanzar dicho objetivo, mientras que el resto tendría que adaptarse. Esta filosofía también mina los altos ideales en los que se basó en el momento de su creación la OSCE.
Suecia asumió la presidencia del organismo en 2021 y empezó a actuar no como “actor honesto”, sino como participante activo de la política occidental dirigida a subyugar a la OSCE a los intereses de EEUU y Bruselas. De hecho fueron los suecos, quienes iniciaron los preparativos para “el funeral” del organismo.
Nuestros vecinos polacos llevan todo este año cavando “una tumba” para la OSCE y echando por tierra los restos del consenso. La actuación de Varsovia representa una burda violación de las Normas de procedimientos y toma de decisiones de los órganos directivos de la Organización. En el marco de la OTSC, a nivel de ministros de Asuntos Exteriores de 6 países, aprobamos el pasado 23 de noviembre una declaración especial, en la que ofrecimos evaluaciones de principio de este impresentable comportamiento por parte de la presidencia polaca. Sabemos que una serie de países miembros de la OSCE comparte nuestra postura. Puedo decir con toda seguridad que esta “antipresidencia” de Polonia pasará a formar parte de la Historia del organismo como la etapa más indecente. Nunca nadie durante su presidencia le causó a la OSCE tanto daño.
Lo único que queda claro es que, si en un momento dado nuestros vecinos occidentales que siempre seguirán siendo nuestros vecinos, que nuestros antiguos socios se llegan a interesar por la posibilidad de volver a la labor conjunta con respecto a la seguridad europea, no les saldrá nada. No se podrá recuperar las relaciones que existieron antes.
Cuando el Occidente se dé cuenta, si es que lo hace, de que ser vecinos es mejor, si se basa en algunos principios acordados, escucharemos sus propuestas. Habrán de ser unas bases de interacción completamente nuevas. ¿Aparecerá en una perspectiva no muy lejana alguna posibilidad de tal interacción? No le sabría decirlo. La decisión será de los países occidentales que durante todas estas décadas se dedicaron a destruir de manera sistemática todos los principios del funcionamiento de un organismo de seguridad europea único que es la OSCE.
Pregunta: Rusia acaba cortada de la diplomacia europea, desde que a los diplomáticos rusos se les prohíbe acudir a las reuniones de la OSCE y de la Conferencia de Seguridad de Múnich. ¿Qué hará Moscú en este caso? ¿Cómo se adaptará a la nueva realidad? ¿Sigue siendo actual para Rusia el Pacto del trigo, dadas estas circunstancias?
Respuesta: A los ejemplos que aduce se podría añadir también el hecho de que durante este año a los parlamentarios rusos en dos ocasiones se les impidió el acceso a las reuniones de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE vía no expedición de visados. El primer caso tuvo en el Reino Unido y el segundo es más reciente, ocurrió en Polonia. Es una muestra de como los “actores honestos” dirigen un organismo de nivel europeo.
Volviendo a su pregunta sobre si nos cortan de la seguridad europea, haría falta hacerse una idea sobre si queda algo de la diplomacia europea. De ser positiva la respuesta, deberíamos hacernos la pregunta de ¿qué es eso, la diplomacia europea? De momento, de parte de los diplomáticos europeos lo que escuchamos son las declaraciones propias de Josep Borrell, quien repite, desde el inicio de la operación militar especial, como si de un mantra se tratara, la frase de “este conflicto debe acabar con la victoria de Ucrania en el campo de batalla”. Es un diplomático europeo hablando.
Al anunciar el Presidente de Francia Macron una reunión en el marco de la Comunidad política europea que está promoviendo, dijo que ni Rusia ni Bielorrusia estarían invitadas. El Alto Representante de la UE para Asuntos Extranjeros y Política de Seguridad y, tras él, la Ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, anunciaron otro objetivo: “construir la seguridad europea no junto con Rusia, sino contra Rusia”. Si entendemos bajo la diplomacia europea este tipo de declaraciones, no creo que la necesitemos. Hace falta estar pendientes de si aparece por allí alguien medianamente sensato.
El Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, exigiendo garantizar la victoria de Ucrania, indica que ello ha de hacerse, porque “Ucrania aspira a los valores europeos”, mientras que el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg señala que “ya está defendiendo y promoviendo los valores de Europa, los valores de la libertad y la democracia”. Declaraciones muy parecidas las hizo también la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La “quintaesencia de la diplomacia europea” asegura que ahora hace falta ayudar a Ucrania que está defendiendo “los valores europeos”. Eso solo significa una cosa: a estos diplomáticos europeos no se les informa de los numerosos datos relativos a lo que realmente está ocurriendo en Ucrania. A como, mucho tiempo antes del inicio de la operación militar especial, se fue destruyendo en el país la Iglesia Ortodoxa Rusa, en contra de las normas de una coexistencia civilizada. A como a las minorías nacionales se les privó de la posibilidad de usar la lengua materna en todas las esferas, sin excepción alguna. Verdad es que a las minorías nacionales europeas más tarde les fue retirada esta prohibición, quedando bajo la misma solo los rusos. A como fueron perseguidos los medios que pertenecían a personas físicas y organizaciones rusas y también los que pertenecían a ucranianos, pero emitían en ruso. A como era tratada la oposición política, prohibidos los partidos políticos, eran detenidos líderes de diferentes estructuras políticas, se implantaban abiertamente las prácticas nazis que además estaban recogidas en la legislación ucraniana.
Numerosas entrevistas de Vladímir Zelenski evidencian cuáles son los valores que defiende el actual régimen kievita. O deja de manifestar que “no se puede permitir que Rusia gane”. Y todo el mundo le aplaude hechizado. En una de las entrevistas ha dicho que, si se permite que Rusia gane, otros grandes países serán libres de atacar a pequeños países. Es una idea que adoptó también el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg. Varios países grandes de esta manera reharán los términos geográficos en diferentes continentes. El propio Vladímir Zelenski manifiesta que él se pronuncia a favor de otro guion: “cada persona en la Tierra va a saber que, independientemente del país en el que viva y las armas de las que disponga su país, tiene derechos iguales y está protegido en la misma medida que lo está cualquier otra persona en el mundo”.
A ninguno de los entrevistadores de este hombre se le ocurrió preguntarle, si no se le habrá olvidado el consejo que les había dado a los rusos que se sentían parte de la cultura rusa? Hace un año, en agosto de 2021, les aconsejó “largarse a Rusia”. Una persona que desea defender a cualquier ciudadano del mundo les quería propinar un “puntapié” a los rusos, por el único motivo de querer ellos mantener su lengua materna y su cultura.
Hemos redactado no pocas notas de prensa sobre el Pacto del trigo. Desde marzo de 2022 los militares rusos declaraban a diario períodos de 12 horas, para que pudieran funcionar libremente los corredores humanitarios y el trigo pudiera ser sacado de los puertos ucranianos. El único obstáculo consistía en que los puertos estaban minados. A nuestros interlocutores ucranianos se les proponía hacer pasar los barcos por los campos de minas, mientras que los militares rusos se encargarían de la llegada segura de los mismos a los estrechos. Vladímir Zelenski manifestaba que era “una trampa” y que “no se podía fiar de los rusos”. Entonces propusimos que la libertad del paso por las aguas neutras fuera garantizada en cooperación con la parte turca. Kiev aceptó, pero Zelenski volvió a “mostrarse caprichoso”. La intervención del Secretario General de la ONU permitió firmar el pasado 22 de julio en Estambul dos documentos. El primero explica en detalle qué pasos se darán y qué garantías estarán en vigor durante la exportación desde 3 puertos de Ucrania de productos alimenticios ucranianos. En el segundo se indicaba que el Secretario General de la ONU intentaría levantar los obstáculos artificiales que existían para las exportaciones de los abonos y los cereales rusos. Hace una semana escuché la declaración hecha por uno de los organismos europeos. Se aseguraba en la misma que las sanciones no preveían ningunas limitaciones para las exportaciones de abonos y cereales rusos. Es, sin embargo, una evidente mentira: aunque no existe la cláusula “abonos y alimentos procedentes de Rusia”, pero está prohibido realizar transacciones, sobre todo, al banco Rosseljozbank cortado del sistema SWIFT. Es precisamente esta entidad bancaria la que trabaja con el 90% de todos los suministros de productos alimenticios rusos. Está prohibido para los barcos rusos el acceso a los puertos europeos y de barcos extranjeros a los puertos rusos, está prohibido el flete y el seguro de los mismos. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, lo subrayó abiertamente durante la Cumbre del G-20 celebrada en Indonesia. Se está dedicando al levantamiento de estas barreras. Sin embargo, 5 meses después de que se firmara el Pacto, la reacción de EEUU y de la UE es extremadamente lenta. Toca, pues, aplicar un cierto esfuerzo, para que se hagan determinadas excepciones. Apoyamos lo que está haciendo el Secretario General. Sin embargo, por parte de los países occidentales no se nota un gran respeto por el esfuerzo aplicado por el señor Guterres, se sigue apostando por el estilo de “soy quien manda aquí”.
Pregunta: ¿Qué aspecto tendrá la seguridad europea, si no participa en la misma el Estado de la Unión formado por Rusia y Bielorrusia? ¿Cuáles son sus previsiones?
Respuesta: Cuesta hacer previsiones. Les puedo decir con total seguridad qué aspecto tendrá la seguridad del Estado de la Unión formado por Rusia y Bielorrusia, independientemente de los ultrajes que se cometan contra los principios básicos, en los que se apoya la OSCE.
Hemos aprendido lo que valen los países que asumen la presidencia en el marco de la OSCE y prometen actuar como “actor honesto”, los políticos que están ahora a cargo de la Secretaría de la OSCE, cuyo mandato les impide hacer nada fuera de sus potestades. El objetivo de la creación en 1975 de la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa no fue poner a todos a seguirle la corriente a alguien, obedecer a la mundividencia y los objetivos de garantizar la seguridad y la cooperación que quisieran imponerles nuestros interlocutores occidentales. La OSCE fue creada, para que la voz de cada país pudiera ser escuchada, para que ninguno se viera excluido del proceso común. Ahora, sin embargo, todo está “patas arriba”. Los países occidentales están haciendo precisamente aquello, contra lo cual fue creada la OSCE, están “cavando” las líneas divisorias. Y allí, donde alguien está “cavando”, algunos podrían acabar “enterrados”. Me temo que se hace a propósito para acabar de echar por tierra a la OSCE. Son estas las iniciativas: la Comunidad política europea que incluye a todos, menos a Rusia y Bielorrusia, una invitación abierta a quebrantar la OSCE, la creación de un “grupillo de selectos occidentales”, desde donde serán promovidos sus proyectos, incluidas las sanciones ilegales unilaterales, junto con la creación de tribunales que autoricen las confiscaciones, son vestigios de un modo de pesar colonialista que en absoluto ha desaparecido. Son ganas de vivir a costa de otros.
EEUU ahora está viviendo a costa de Europa. Seguirán amasando fortunas, aprovechando la crisis económica y energética que vive Europa y vendiéndole gas a un precio 4 veces superior al precio que Europa pagaba a Rusia. Seguirán promoviendo sus Leyes de lucha contra la inflación, asignar cientos de miles de millones de dólares de subvenciones para la industria nacional, lo que le permitirá atraer inversores, haciéndoles abandonar Europa. Como resultado, los países europeos acabarán perdiendo su industria.
Los países occidentales están intentando vertebrar la seguridad sin Rusia ni Bielorrusia. Sin embargo, primero deben llegar antes a una fórmula de compromiso entre ellos. El Presidente de Francia, Emmanuel Macron viajó con urgencia a Washington para demandar y exigir. No sé, cómo acabará la cosa, pero nosotros no necesitamos este tipo de seguridad. Toda la seguridad europea se reduce en estos momentos a la obediencia a EEUU. Hace algunos años hubo discrepancias entre Alemania y Francia, pronunciándose París por la autonomía estratégica de la Unión Europea y por la creación de las Fuerzas Armadas de la UE. Recientemente uno de los funcionarios del Consejo de seguridad nacional de EEUU dijo que Europa había que olvidarse de todo “sueño” suyo de crear un Ejército. Hace algunos años, tras debates de esta tonalidad, Alemania llegó a la conclusión de que en lo tocante a la seguridad del país había que confiar en la OTAN. Polonia, los países del Báltico y una serie de Estados de Europa central que antes habían demostrado posturas razonables, ahora tienen Gobiernos ultrarradicales antirrusos y antijudiós.
En cuanto a la independencia de Europa: se celebraron debates sobre el aumento del número de las tropas rusas que habían de participar en maniobras en el continente europeo cerca del territorio ruso y bielorruso. Al ser preguntado el Jefe del Pentágono, Lloyd Austin, con qué carácter serían enviadas las tropas a la zona, de manera temporal o “algo más”, dijo, sin pensar que Washington no había tomado todavía la decisión sobre cuál sería la presencia estadounidense en Europa. Ni siquiera se le ocurrió decir que necesitaba consultarlo con sus aliados europeos. “No lo hemos decidido todavía”, dijo. Es una respuesta a su pregunta sobre qué tipo de seguridad habrá en Europa.
El Estado de la Unión tiene planes de desarrollo militar. Existen tropas conjuntas formadas por unidades de tierra y aire. Los Presidentes de Rusia y Bielorrusia prestan una mayor atención a dicho asunto, dadas las continuadas provocaciones por parte de Ucrania. Fueron tomadas todas las medidas necesarias para mantener la disponibilidad operativa en cualquier circunstancia. Confiemos en las altas potencialidades del Estado de la Unión.
Cuando Europa Occidental, la OTAN y la UE entiendan que la línea política que están aplicando los está conduciendo a un atolladero, cuando perciban los enormes riesgos que conlleva, ya veremos, cuáles serán sus propuestas al principio.
Pregunta: Este mes se han celebrado maniobras conjuntas de la OTAN en el Atlántico y en el Mediterráneo. Participaron en las mismas portaaviones procedentes de diversos países, incluido un buque estadounidense, Gerald R. Ford que participó por primera vez en tal evento. ¿Qué papel desempeña EEUU en las maniobras de la OTAN? ¿Qué intenciones tiene Washington, reforzando su integración militar con los países europeos? ¿De qué manera influyen las maniobras conjuntas de la OTAN en la seguridad regional en Europa?
Respuesta: En los últimos 10 años las maniobras de la OTAN se empezaron a celebrar con una mayor intensidad y frecuencia, volviéndose abiertamente orientadas a disuadir a Rusia. Se inventan historias y nombres nuevos, se busca camuflar el carácter antirrusa de estas actividades. Se celebran cada vez más cerca de las fronteras de Rusia, en el Báltico, en el mar Negro, maniobras terrestres en Polonia. Se lleva a cabo una serie de otras medidas que entran en contradicción con el Acta Fundacional sobre las relaciones mutuas, cooperación y seguridad entre la Federación de Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico del Norte de 1997. En aquel momento se logró acordar los “principios de la asociación” y están recogidos en el Acta. Elemento clave de este documento fue el compromiso de la OTAN de renunciar al despliegue permanente de “considerables fuerzas armadas” en el territorio de los nuevos miembros de la Alianza. Es un compromiso positivo, pero de carácter político, al igual que las Declaraciones de la OSCE de 1999 y 2010 de no reforzar su seguridad a costa de la seguridad de los países vecinos. En el Acta Rusia – OTAN está recogido el no despliegue de “considerables fuerzas armadas” en el territorio de los nuevos miembros de la Alianza. Era una especie de “fórmula de compromiso”, dado que la Organización se estaba ampliando en contra de la promesa de no hacerlo, dada a las autoridades soviéticas y luego rusas. Se nos mintió. En nuestro sincero intento de conservar la cooperación con el bloque militar, aceptamos firmar el Acta Fundacional. Significaba que Rusia admitía la ampliación de la OTAN como un hecho. Para “compensarlo” la OTAN dio la solemne promesa de no desplegar en el territorio de los nuevos miembros “considerables fuerzas armadas” de manera permanente. Algún tiempo más tarde propusimos reforzar la confianza mutua aún más, descifrando la expresión de “considerables fuerzas armadas” y elaboramos un documento jurídico concreto. La OTAN se negó en rotundo a firmarlo. Se manifestó que ellos mismos definirían esta expresión, “considerables fuerzas armas” que “se comprometían” a no desplegar de manera permanente. Precisaron que había posibilidad de rotación. Ahora, en contra del compromiso asumido, están desplegando considerables fuerzas armas de manera casi ininterrumpida. Formalmente es rotación. Hasta hace poco la OTAN aseguró con vehemencia que no podía presentar ningún peligro a la seguridad de Rusia ni tampoco de quien sea, puesto que era una “alianza defensiva” que defendía el territorio de sus miembros. Sin embargo, mientras existía la URSS y el Pacto de Varsovia, quedaba claro, de quiénes se estaban defendiendo. Tanto la URSS como el Pacto de Varsovia dejaron de existir y, sin embargo, desde entonces la OTAN en 5 ocasiones movió la línea de defensa. Si es una “alianza defensiva” y sigue expandiendo su zona de responsabilidad, es que se sigue defendiendo. Lo único, no quedaba muy claro, de quién.
En pasado junio en Madrid, durante la Cumbre de la OTAN representantes de los países occidentales dejaron de aparentar y de decir que la OTAN “era una alianza defensiva” y que “solo estaban defendiendo el territorio de sus miembros”. Manifestaron que tenían que asumir la responsabilidad por la seguridad global, sobre todo, en el espacio Indo-Pacífico. Surgió incluso la idea sobre la “indivisibilidad de la región euroatlántica e indo-pacífica”. De esta manera la OTAN sigue moviendo su línea de defensa más al Este. Pasará, con toda seguridad por la zona del mar de China Meridional. Dada la retórica de la UE, EEUU, Australia, Canadá y el Reino Unido, el mar de China Meridional se está convirtiendo en una de las zonas, donde la OTAN no descarta avivar las tensiones, tal y como se hizo en sus momentos en Ucrania.
Sabemos lo en serio que se toma China este tipo de provocaciones, ni falta que hace mencionar Taiwán y el estrecho de Taiwán. Entendemos que estos “juegos con el fuego” por parte de la OTAN entrañan también riesgos para la Federación de Rusia. Está tan cerca de nuestros mares y costas, como del territorio chino.
Estamos desarrollando con Pekín la cooperación militar, celebramos maniobras conjuntas, también en la esfera de la lucha contra el terrorismo. Hace poco fue organizado un evento conjunto dedicado al patrullaje del espacio aéreo. Por primera vez los bombarderos rusos aterrizaron en los aeródromos de la RPC, mientras que los aviones chinos los hicieron en los aeródromos rusos. Son medidas preventivas que demuestran nuestra preparación para cualquier desarrollo de los acontecimientos.
Todo el mundo entiende de sobra que tras Europa, la OTAN capitaneada por EEUU, buscarán provocar situaciones explosivas en la zona Indo-Pacífico. Se quiso lograr que la India se integrara en alianzas antichinas y anirrusas, pero Nueva Delhi se negó a unirse a estructuras que tendrán perfil de un bloque político-militar, participando únicamente en proyectos económicos promovidos en contexto de las estrategias Indo-Pacíficas. Entonces Washington decidió ir formando bloques político-militares, siguiendo otra línea, la anglosajona. EEUU, el Reino Unido y Australia constituyeron la alianza AUKUS, a la cual invitan de manera activa a Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur.
En Ucrania, EEUU y la UE destruyen todos los principios de la cooperación de la OSCE, promoviendo sus enfoques unilaterales. En un sentido más amplio, están destruyendo la propia Organización, llenando sus países miembros con plataformas estrechas y no inclusivas, a manera de la Comunidad Política Europea.
De la misma manera, los occidentales están erosionando la plataforma universal para la cooperación en la región de Asia-Pacífico (ASEAN), en torno a la cual aparecieron los formatos del Foro Asiático de Seguridad Regional, las cumbres de Asia Oriental, los encuentros de ministros de Defensa de la Asociación con sus colegas, es decir, los reconocidos por todos mecanismos formadores de sistemas de cooperación en el campo de la seguridad, la economía y otras áreas. Ahora todo esto se socava activamente. Los temas de seguridad han sido "arrancados" de la agenda de la ASEAN. EEUU trata de hacer a involucrar en sus planes a la mitad de los miembros de la Asociación. La segunda parte de los países de la ASEAN ve los riesgos y no quiere dedicarse a la resolución de estos problemas.
Es evidente el carácter destructivo de las acciones de Washington contra los organismos universales, creados en Europa y Asia-Pacífico y organizados para resolver cuestiones de seguridad sobre la base de la igualdad y el equilibrio de intereses. Se toma un rumbo hacia la creación constante de focos irritantes, "puntos calientes", al mismo tiempo que los propios Estados Unidos se encuentran lejos. Mientras más crisis provoquen los estadounidenses, más se debilitarán sus competidores.
Ahora Europa se está debilitando ella misma, "corriendo" imprudentemente detrás de EEUU, al apoyar su política rusófoba en todo y utilizar a Ucrania como un medio para llevar la guerra contra Rusia.
Pregunta: En su opinión, ¿es todavía posible en un futuro previsible acordar las garantías de seguridad, que Rusia ofreció a EEUU y la OTAN?
Respuesta: Si nuestros interlocutores occidentales se dan cuenta de sus errores y expresan su disposición a volver a discutir los documentos que nosotros propusimos en diciembre de 2021, será un factor positivo. Dudo que encuentren la fuerza y la razón para hacerlo, pero si de repente esto sucede, estaremos listos de volver a la conversación.
Después de rechazar nuestras propuestas, Occidente tuvo tiempo para dar una serie de pasos, que están en completa contradicción con las perspectivas de reanudar el diálogo. Por ejemplo, en una reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN en Rumanía, ellos juraron que Ucrania estaría en la alianza y que no hay cambios en cuanto a esto. Al mismo tiempo, como dijo el secretario general Jens Stoltenberg, primero Ucrania debe ganar la guerra y luego será aceptada en la alianza. La irresponsabilidad de tales declaraciones es evidente para cualquier persona más o menos versada en política.
Estábamos listos para discutir temas de seguridad en el contexto de Ucrania y más ampliamente. Los occidentales rechazaron nuestras propuestas de diciembre de 2021, pero las reuniones, que tuvieron lugar por línea militar, y mis propias conversaciones con el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, en enero de este año en Ginebra terminaron en nada. Después del inicio de la operación militar especial, nosotros advertimos que la afirmación de que nadie, excepto la propia Ucrania, podría decidir sobre la cuestión de su membresía en la OTAN, conduce a un escenario peligroso.
En marzo de este año los ucranianos pidieron negociaciones. Después de varias rondas, el 29 de marzo, en Estambul, por primera vez nos entregaron algo "en papel". Apoyamos los principios del arreglo, contenidos en ese documento. Entre ellos estaba la garantía de la seguridad de Ucrania a través del respeto de su estatus desnuclearizado - y que Vladímir Zelenski ya no diga que la renuncia a las armas nucleares en 1994 fue un error -, fuera de bloque, y negativa de ser miembro de la OTAN, igual que el otorgamiento de garantías colectivas, pero no de la OTAN, sino de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, Alemania y Turquía. Estuvimos de acuerdo con esto. Uno o dos días después, los "dueños" estadounidenses les dijeron a los ucranianos: "¿Por qué están haciendo esto?" Está claro que EEUU quieren agotar el ejército ruso con ayuda de Ucrania, así como gastar la cantidad máxima de armas de los países europeos, para que luego Europa, comprando nuevas armas de Washington, asegure los ingresos de la industria militar estadounidense y sus corporaciones. Insinuaron que los ucranianos se habían apresurado a expresar su disposición a recibir garantías de seguridad de los rusos y asegurar un acuerdo de arreglo.
Se nos acusa de pedir constantemente unas negociaciones con el fin de "ganar tiempo y reunir fuerzas adicionales para la operación militar especial". Es ridículo y desagradable. Están mintiendo descaradamente. Nunca pedimos negociaciones, pero siempre dijimos que, si alguien tiene interés en una solución negociada, estamos listos para escucharlo. Esto se confirma por el siguiente hecho: cuando en marzo de este año los ucranianos hicieron tal solicitud, no solo los escuchamos atentamente, sino que en realidad estábamos listos para acordar los principios que ellos mismos habían propuesto. Pero entonces a ellos no se le permitió hacer esto, porque la guerra aún no ha enriquecido lo suficiente a quienes supervisan y dirigen a Ucrania, como lo hacen, en primer lugar, EEUU y los británicos.
Pregunta: El Papa Francisco propuso repetidamente la mediación expresando su disposición a organizar conversaciones de paz entre Moscú y Kíev. Al mismo tiempo, la Santa Sede enfatiza la necesidad de soluciones a largo plazo y concesiones responsables de ambas partes. Cuando se trata de concesiones, ¿qué significa para usted? ¿Qué papel podrían jugar Italia, Francia, Alemania? ¿O ya nada depende de estos países europeos?
Respuesta: El Papa Francisco durante mucho tiempo expresa en declaraciones públicas su disposición a prestar sus servicios. Desde la misma posición interviene periódicamente el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Incluso el canciller alemán, Olaf Scholz, decía, que continuaría hablando con el presidente ruso Vladímir Putin. Durante las últimas dos semanas Emmanuel Macron también ha declarado que está planeando una conversación con Vladímir Putin. Es muy peculiar, porque cuando empezaba a anunciarlo, no habíamos recibido ninguna señal por vía diplomática. Los franceses tienen una forma de hacer su diplomacia extremadamente pública. Esperábamos a que llamara, si realmente tenía la intención de hacerlo. Pero cuando hace poco los periodistas una vez más le preguntaron sobre esto Emmanuel Macron respondió que no intentaría contactar con Vladímir Putin hasta que no viajara a Washington. De esto concluimos, que en la capital de EEUU el presidente de Francia discutirá no solo el debilitamiento de las ventajas competitivas de Europa, sino que también se aconsejará de los asuntos de Ucrania.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, decía repetidamente que se comunicaba tanto con Vladímir Putin, como con Vladímir Zelenski. Aparte de la Santa Sede, de Italia, como país, no he oído ninguna iniciativa. Mi colega Antonio Tajani, que actualmente es ministro de Asuntos Exteriores, pero aún no nos hemos reunido, expresa algunas ideas, encaminadas a encontrar soluciones. Sin embargo, nadie está sugiriendo nada concreto.
El pasado 29 de marzo nosotros discutíamos a fondo las propuestas de Ucrania. Las aceptamos, pero a Kíev se le prohibió realizarlas. Es necesario, decían, extenuar a Rusia y vender todavía más armas estadounidenses a Europa, para que todo lo suyo se lo suministre a Ucrania.
El Papa Francisco está llamando a negociar, pero recientemente hizo una declaración incomprensible, que no es para nada cristiana. El jefe del Vaticano mencionó dos nacionalidades de la Federación de Rusia como una "categoría" de la que se pueden esperar atrocidades durante las acciones militares. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, la República de Buriatia y la República de Chechenia reaccionaron a esto. El Vaticano señaló que esto no volvería a suceder, que se trataba de un malentendido. Este caso tampoco ayuda a reforzar la autoridad de la Santa Sede.
En cuanto a la cuestión de las posibles concesiones. Cuando formulábamos nuestras propuestas en diciembre de 2021 (el borrador del tratado con EEUU y del acuerdo con la OTAN), redactábamos estos documentos honestamente, sin exigir nada. De lo contrario, el primer párrafo requeriría que la OTAN se disolviera y que EEUU retirara sus tropas de Europa, comenzando por las armas nucleares tácticas en Italia, Alemania, Bélgica, los Países Bajos y Turquía. Entonces sí, sería exigir.
Nos portamos honestamente. Intentamos encontrar una solución que convendría tanto a los estadounidenses como a la OTAN. Tratábamos de mirar la situación actual a través de los ojos de nuestros colegas occidentales. Así es como surgieron estos documentos. Parecían contener propuestas justas y se basaban en reiteradas garantías. En particular, en virtud del Acta Fundacional Rusia-OTAN, propusimos volver a la configuración militar de 1997, cuando la OTAN asumió obligaciones de no desplegar fuerzas de combate significativas en el territorio de los nuevos Estados miembros.