Declaración del MAE de Rusia en relación con el verdugo de la División SS Galizische glorificado en el Parlamento de Canadá
Durante la visita de Vladímir Zelenski, en el Parlamento de Canadá se homenajeó públicamente el seguidor de Bandera (98 años) que había servido en la 14ª División de Granaderos SS Galizische, Yaroslav Hunka, lo que caracteriza perfectamente el régimen en poder encabezado por el Primer Ministro, Justin Trudeau, que ha adoptado la flagrante rusofobia como herramienta. Dicho acto profana cínicamente la memoria de las víctimas del nazismo a que sirvieron los colaboracionistas ucranianos. Posteriormente, al ser albergados en Canadá tras la Gran Guerra Patria, ellos lograron evitar la responsabilidad por haber participado en el genocidio en los territorios ocupados de la Unión Soviética y Europa.
Por mucho que se justifiquen de manera retroactiva varios parlamentarios canadienses inundados por la indignación de la comunidad judía incluso en la aliada de Ottawa, Polonia, se trata de que la ideología ultraliberal impuesta en Canadá e impregnada por el odio hacia Rusia, su cultura, valores religiosos y tradicionales, comparte raíces con el nazismo. No es por casualidad que en este país estén instalados monumentos a los líderes del nacionalismo ucraniano, y la mayoría aplastante de los nazis asilados, tales como Yaroslav Hunka, viven tranquilamente el resto de sus vidas siendo apreciados y tutelados (en particular, por la Viceprimera Ministra Chrystia Freeland) como “luchadores contra el comunismo ruso”.
Obviamente, se dará respuesta a las acciones hostiles del Gobierno canadiense que trata de superar a EEUU en el frenesí sancionador antirruso, ampliando todo el tiempo la lista de exclusión nacional, inscribiendo allí a políticos, activistas de cultura, familiares de las personas sancionadas y hasta entidades educativas enteras. No queremos tolerar cómo los liberales canadienses coquetean con el nazismo y tomaremos las medidas necesarias en el marco de las relaciones ruso-canadienses que están en una crisis gravísima por culpa de Ottawa.
Confiamos en que las fuerzas sanas en la sociedad canadiense se opongan a la nazificación de la historia y la vida cotidiana que se ve estimulada por los dirigentes y raya en la rusofobia beligerante.