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Entrevista sobre temas de actualidad de la agenda internacional ofrecida por el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, a los medios de información rusos y extranjeros, Moscú, 12 de noviembre de 2020

1951-12-11-2020

 

Serguéi Lavrov: ¡Buenos días, estimados colegas!

No nos hemos comunicado desde hace mucho por causas conocidas, pero en el mundo hay más cosas que la pandemia. Muchos acontecimientos se desarrollan en varias regiones, inclusive cerca de las fronteras de Rusia y otras partes del planeta donde tenemos los intereses legítimos. Por eso acepté con mucho gusto la propuesta de comunicarnos hoy en este formato. Estoy a sus servicios. María Zajárova gestionará el proceso.

Pregunta: Respecto al arreglo en Alto Karabaj y el papel que desempeña Turquía en la región, ¿qué harán los observadores turcos en el Centro de monitoreo en el territorio de Azerbaiyán? ¿Están definidos ya los límites de su movilidad? Además, los titulares de los Ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa de Turquía han declarado esta mañana que los turcos desempeñarán el mismo papel en el monitoreo que los representantes de la parte rusa. El Ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, ya declara que quiere plantear ante el Parlamento la cuestión sobre el envío de los militares turcos. ¿Tiene Ankara derecho a realizarlo y cómo se puede calificar tales acciones de Turquía, en vista de que Turquía no se menciona en la declaración conjunta de los líderes de Armenia, Azerbaiyán y Rusia sobre Alto Karabaj?

Respuesta: La movilidad de los observadores se limitará a las coordenadas geográficas que se definirán para ubicar el Centro de monitoreo ruso-turco en el territorio de Azerbaiyán que no estará adyacente a Alto Karabaj y se acordará adicionalmente para construir el Centro de monitoreo conjunto. Ayer se firmó el respectivo memorándum a nivel de Ministros de Defensa de Rusia y Turquía. El Centro operará exclusivamente de modo remoto con el uso de medios técnicos de control objetivo, incluidos los aparatos no tripulados y otras tecnologías que permiten monitorear la situación en Alto Karabaj, ante todo, en la línea divisoria y definir qué parte está observando y qué podría estar violando las condiciones de alto el fuego y cese de combates. Así las cosas, la movilidad de los observadores turcos estará limitada a estos locales que no estarán ubicados en el territorio del conflicto anterior sino en el territorio de Azerbaiyán.

He leído las declaraciones del Ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, del Ministro de Defensa de Turquía, Hulusi Akar, de que actuarán sobre los mismos principios que los rusos. Se trata exclusivamente del Centro que se ubicará permanentemente en el territorio de Azerbaiyán sin algunas misiones de salida. En este Centro los expertos rusos y turcos trabajarán sobre los mismos principios. No se enviará a algunas tropas de paz de Turquía a Alto Karabaj. Esto está claramente estipulado en la declaración de los líderes que ha mencionado usted.

Ahora hay muchas personas que desean presentar de forma tergiversada los acuerdos conseguidos (en nuestro país también). Leo con sorpresa tales valoraciones de concepto vulgar. En otros países hay muchas especulaciones también, pero es necesario guiarse por lo que está escrito en el papel y es resultado de las negociaciones tensas que se sostuvieron durante la última semana hasta la declaración de alto el fuego.

Pregunta: A partir de ayer, en Armenia se exhorta a denunciar el acuerdo conseguido entre Azerbaiyán y Armenia con mediación del Presidente de Rusia, Vladímir Putin, lo que se puede evaluar como provocación que amenaza con la reanudación de combates. Varios portavoces intentan presentar la presencia de las tropas de paz rusas como una especie de escudo. Comente tales declaraciones. ¿En qué medida son peligrosas, según usted, y qué consecuencias pueden tener?

Respuesta: La fase actual del conflicto se inició después de que, durante mucho tiempo, se acumularan unas declaraciones muy emocionales, agresivas, confrontacionistas. Preferiríamos que el conflicto se hubiese arreglado hace mucho, de conformidad con los principios definidos por los copresidentes del Grupo de Minsk de la OSCE. El Presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíev, habló en reiteradas ocasiones sobre estos principios últimamente subrayando su disponibilidad de cumplir a tenor de estos principios lo propuesto por los copresidentes. Si hubiésemos seguido este camino, el resultado habría sido casi el mismo, en lo que se refiere a la liberación de cinco distritos, ante todo, y luego de dos más. Mientras, esto se haría, primero, sin derramamiento de sangre y, segundo, de conformidad con el arreglo político definitivo.

Estas iniciativas pacíficas y los esfuerzos políticos y diplomáticos que se proponían y en una etapa se compartían por todos se pusieron en duda hace poco. Se dijo que la devolución de cinco y dos distritos no garantizará la seguridad. Ambas partes empezaron a hacer declaraciones emocionales, duras, agresivas. Las tensiones crecieron. Hubo incidentes en la frontera de Armenia con Azerbaiyán. Se logró calmar la situación, pero el deseo de resolver la situación lo más pronto posible estuvo en el aire.

Los copresidentes del Grupo de Minsk de la OSCE que hicieron los respectivos llamamientos aplicaron esfuerzos, luego se aprobaron las declaraciones a nivel de Ministros de Asuntos Exteriores de Rusia, Azerbaiyán y Armenia que posteriormente se confirmaron en nuevos documentos incentivados ya por los franceses y los estadounidenses que son nuestros colegas copresidentes. Esto no ayudó a poner fin al derramamiento de sangre porque en todos los casos no se creó el mecanismo de control sobre el alto el fuego a qué llamaron los copresidentes.

Estos acuerdos adquirieron una nueva calidad después de que los Presidentes de Rusia y Azerbaiyán y el Primer Ministro de Armenia habían sostenido unas negociaciones intensas durante la última semana. El Presidente Vladímir Putin habló con cada uno de sus colegas varias veces al día. La atención principal se centró en acordar la operación de paz. Al final, esta operación estuvo acordada. Su esencia está definida por la Federación de Rusia por solicitud de las partes: Bakú y Ereván. La misión ya está desplegándose en Alto Karabaj en la línea divisoria y se establece al mismo tiempo el corredor de Lachín para la comunicación entre Alto Karabaj y la República de Armenia.

En Ereván se han estallado protestas. La oposición trata de aprovechar esta situación. Naturalmente, allí hay personas sincerar que, probablemente, se sienten ofendidas de que todo termine así en esta etapa. Mientras, no deberían hacerse ilusiones de que las siete regiones alrededor de Alto Karabaj permanecerían siempre en la situación en que estuvieron hace un mes y medio o dos meses.

Creo que las autoridades responsables deberían haber explicado a la población que en una etapa habría que efectuar este arreglo de conformidad con los principios propuestos por los copresidentes del Grupo de Minsk de la OSCE. Estos principios estuvieron sobre la mesa durante muchos años. Abrieron un camino ideal hacia el arreglo del conflicto sin derramamiento de sangre y amenazas a la seguridad de alguien en esta región, ante todo, los armenios y otros grupos étnicos que viven en Alto Karabaj y los países de la región: Armenia y Azerbaiyán.

El desbloqueo de todas las comunicaciones –de transporte, económicas– debería desempeñar   un papel muy positivo en la reactivación de esta región, incluida la recuperación de la economía de Armenia, que sufrió más que otras debido al bloqueo del comercio y enlaces de transporte con Azerbaiyán y Turquía. Ahora, a tenor del acuerdo que entró en vigor, estos vínculos se restablecen. La economía debe suspirar libremente, debe restablecerse la comunicación de transporte con los socios de Armenia. Estoy seguro de que si cumplimos todo lo acordado todos se beneficiarán. Todavía no veo ninguna señal de que alguien esté intentando quebrar esos acuerdos.

Estamos en contacto con nuestros colegas armenios. El Presidente ruso, Vladímir Putin, habló ayer con el Primer Ministro armenio, Nikol Pashinián. Esta mañana, he hablado con el Ministro de Asuntos Exteriores de Armenia, Zograb Mnatsakanián. Estoy convencido de que el Gobierno armenio comprende todo el alcance de su responsabilidad, entiende que firmó estos acuerdos partiendo de los supremos intereses de su pueblo. Estoy convencido de que se preservará la integridad del acuerdo, se cumplirá. Al menos, veo muchas fuerzas políticas en Armenia que entienden lo que pasa y sacan las conclusiones correctas.

Pregunta: Mi pregunta va sobre los puntos cuarto y noveno de la declaración de alto el fuego. Según el punto cuarto, la estancia del contingente de paz de la Federación de Rusia es de cinco años con prórroga automática para el próximo quinquenio.

¿Es la presencia de fuerzas de paz rusas una garantía temporal o permanente de la seguridad del pueblo de Alto Karabaj?

Respuesta: Ha citado los puntos que responden a su pregunta. El plazo se fija en cinco años. Puede renovarse por otros cinco años, si seis meses antes de su vencimiento ninguna de las partes no propone dar por terminada la aplicación de esta disposición. Esto es lo que está escrito allí.

Considero que esta es una redacción perfectamente razonable. Crea un horizonte suficiente para que la situación no solo se calme, sino que también se mueva hacia una solución constructiva; y en Alto Karabaj habrá que construir mucho. Solo señalaré la necesidad de examinar todas las cuestiones del "estatus", principalmente desde el punto de vista de garantizar los derechos de los grupos etno-confesionales que han vivido y siguen viviendo allí ahora. Todos los refugiados y personas desplazadas tienen derecho a regresar a Alto Karabaj para recuperar sus raíces culturales, étnicas y religiosas.

Será necesario estudiar la situación de numerosos edificios religiosos: templos, mezquitas, muchos de los cuales se encuentran ahora en un estado deplorable. En condiciones parecidas se encuentran los lugares de culto en otras zonas de la región. La parte armenia ha planteado repetidamente la cuestión relativa al futuro de las iglesias cristianas en Najicheván. Estoy seguro de que ahora, cuando estamos llegando a un arreglo pacífico tras el cese de hostilidades, se debería prestar especial atención a estas cuestiones del patrimonio cultural de los armenios, azerbaiyanos y otros grupos que viven en estos territorios. Este será uno de los pasos más importantes que permitirá restaurar la paz y la armonía interétnicas. En general, queda mucho por hacer para garantizar que el patrimonio cultural de los armenios y azerbaiyanos, que están muy estrecha- y profundamente vinculados históricamente a Alto Karabaj, también se convierta en un momento unificador para los pasos que deberían darse.

Espero que estos cinco años de permanencia del contingente ruso de paz sirvan para establecer al menos una base bien sólida y seguir avanzando en esta dirección. No voy a adelantarme diciendo qué pasará después de cinco años. Estamos plenamente convencidos de que las partes están interesadas en la presencia del  personal de paz ruso. Hemos previsto una reserva sobre la posibilidad de terminar su mandato, pero no vamos a construir ningún "proyecto" ahora, ni hacer predicciones. Apoyemos al personal de paz ruso en el cumplimiento de su muy complejo e importante mandato para que la en Alto Karabaj y en todo el territorio de esta región reine la paz.

Pregunta: ¿Qué sentido tiene ahora negociar la extensión del Tratado START con la Administración de Donald Trump, aparentemente saliente (que nos proponía un máximo de un año, y además con condiciones previas), si el futuro presidente Joe Biden promete cinco años sin condiciones previas?

Respuesta: La pregunta "cuál es el sentido para que hagamos algo ahora" sugiere que estamos interesados ​​en esto. Hemos demostrado nuestro interés declarando que sobre la mesa hay propuestas que no necesitamos más que los estadounidenses.

Ahora leo comentarios bastante ajetreados de Washington y, en primer lugar, de la administración saliente o, digamos, de la administración de Trump. En ella todavía no han decidido finalmente que se marchan. Sin embargo, se irá de todos modos, incluso si los republicanos obtienen la Casa Blanca, será una nueva administración. Desde lo más profundo de la administración de Trump escuchamos comentarios bastante bulliciosos: dicen que a Rusia le queda poco tiempo para decidir con quién quiere firmar un acuerdo, con Donald Trump, o quiere regalarlo a Joe Biden, o todavía quiere hacerle un regalo a Trump para que le robe el triunfo de la política exterior de Biden.

Todas estas conversaciones otra vez son una palabrería de profanos que se mantienen desde el punto de vista de la mentalidad "quién ganará, quién perderá". No estamos interesados ​​en esto, sino ​​en que todos ganen. En la situación actual, si hablamos del Tratado START, todo el mundo puede ganar sólo si se prorroga sin condiciones previas. Lo propusimos hace más de un año, y a partir de allí los estadounidenses comenzaron a buscar signos de nuestra "debilidad" y nuestro interés especial en la extensión obligatoria de este Tratado a cualquier costo, comenzando a plantear demandas inaceptables. Recientemente, empezaron a hablar de su disposición a extender el Tratado, pero con la condición de no solo congelar todas las cargas nucleares a través de compromisos políticos, sino recontarlas y verificar de qué categoría son estas cargas, y disponer de inmediato del control de las instalaciones donde se producen.

Recordamos semejante situación cuando los inspectores estadounidenses estaban sentados a las puertas de nuestras fábricas del complejo militar-industrial. Fue en los años 90 del siglo XX. Esto no volverá a ocurrir. Luego empezaron a decirnos: "Estamos listos para extender, pero, además de que nos muestren todos sus proyectiles y pongan a nuestros inspectores en los puestos de control en las fábricas donde se producen, también deben destruir un par de sus nuevas armas, como Poseidon, Petrel. De otras armas podemos hablar, pero éstas deben destruirse simplemente". No sé qué hay más aquí, interés en un diálogo real sobre estabilidad estratégica para garantizar la seguridad de su país, sus aliados y la Humanidad en su conjunto, o intento de ganar valor y mostrar "brutalidad", como se suele decir ahora.

En el contexto de agitación que se ha desarrollado ahora en Estados Unidos a raíz del escrutinio continuo de votos, juicios y otras perturbaciones, ni de la gente de Donald Trump ni del equipo de Joe Biden podemos esperar propuestas inteligibles que sean realistas y no estén permeadas por coyunturas momentáneas internas. Por lo tanto, esperemos a que todo se calme.

El presidente Vladímir Putin ya ha dicho que no necesitamos este tratado más que los estadounidenses. Nos gustaría prorrogarlo. Ponemos sobre la mesa todo lo que se puede hacer al respecto. Ahora deben responder los americanos. Si la respuesta es negativa, viviremos sin este acuerdo. Tenemos todo para garantizar nuestra seguridad. Esto se reafirmó de manera aún más convincente durante la reciente serie de reuniones mantenidas por el presidente ruso en Sochi con los militares y representantes del complejo militar-industrial.

Pregunta: El Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, también sostuvo reuniones en relación con Alto Karabaj. No tuvo resultado. ¿Podrá Washington desempeñar un papel constructivo en este proceso de arreglo del conflicto y espera usted algunos cambios en la política exterior de la administración de Joe Biden en relación con este asunto?

Respuesta: Usted ha dicho que el Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, celebró una reunión sin resultado. No lo diría. A partir del inicio de combates, los copresidentes aplicaron esfuerzos, en particular, al nivel más alto. Los Presidentes de Rusia, EEUU y Francia publicaron la declaración llamando a los bandos de conflicto a cesar combates y pasar al arreglo pacífico de conformidad con los principios promovidos por los copresidentes en los últimos años. Esta declaración no tuvo resultado, no la oyeron. Posteriormente se emitió la declaración de los Ministros de Asuntos Exteriores de Rusia, Azerbaiyán y Armenia que redactamos en Moscú y que también llamaba a cesar combates, hasta obligaba a Ereván y Bakú cesar combates y crear un mecanismo de control. No tuvo resultado tampoco. Posteriormente apareció la iniciativa del Presidente de Francia. Se acordó a distancia una nueva declaración en apoyo de lo que se había hecho anteriormente. Posteriormente apareció la iniciativa de Washington a que se invitaron a los Ministros de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán y Armenia.

Esto permitió en los últimos días, antes del pasado 10 de noviembre, a nivel de los Presidentes de Rusia y Azerbaiyán y el Primer Ministro de Armenia, plasmar en acciones concretas esta voluntad de la comunidad internacional refrendada en las numerosas declaraciones de los copresidentes.

Ayer, hablé por teléfono con mi homólogo francés. Mis empleados hablaron con los socios estadounidenses. Parece que se ofendieron: ¿Por qué no nos pusieron al tanto? Primero, siempre subrayamos expresamente (el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, lo dijo) que estamos aplicando los esfuerzos para poner fin al fuego, de conformidad con las propuestas presentadas por los copresidentes. Segundo, en cuanto a la información más concreta y detallada, las negociaciones sobre la preparación de la declaración de Moscú del pasado 9 de noviembre continuaron durante varios días. Por eso si el deseo de estar al tanto de todos los detalles prevé la invitación de informar a nuestros socios estadounidenses y franceses después de cada conversación, fue físicamente imposible. Estoy convencido de que percibieron correctamente nuestras explicaciones. Sentí ayer al término de la conversación con el Ministro de Asuntos Exteriores de Francia que existe tal entendimiento.

Propusimos en el Consejo de Seguridad de la ONU aplaudir los acuerdos conseguidos sobre el alto el fuego subrayando que corresponden a las iniciativas promovidas por los copresidentes. No queremos distanciarnos de nuestros colegas estadounidenses y franceses. Les invitamos a Moscú y en los próximos días llegarán aquí para abordar el cumplimiento de los acuerdos conseguidos, ante todo, en lo que se refiere al restablecimiento de la vida normal en Alto Karabaj: la coexistencia de los grupos étnicos y confesionales, la restauración de los objetos culturales y del culto, garantizando su funcionamiento seguro y un trato respetuoso. En este ámbito los copresidentes junto con las organizaciones de la ONU, ante todo, la UNESCO pueden desempeñar un papel muy importante.

Hemos iniciado ya las conversaciones preliminares con nuestros colegas de otras instituciones especiales de la ONU, en particular, la Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados y el Comité Internacional de la Cruz Roja (no es una organización de la ONU, pero mantienen una cooperación estrecha con todos los países en la solución de los problemas humanitarios internacionales). El CICR tiene desde hace mucho el permiso para actuar en Armenia y Azerbaiyán, inclusive en Alto Karabaj. Este mandato existe desde hace mucho. Nos hemos comunicado con los representantes de la cúpula directiva de esta organización en Ginebra. La próxima semana, esperamos al Presidente de la CICR, Peter Mauer, en Moscú. Discutiremos cómo podría el CICR reanudar su actividad en las nuevas condiciones para contribuir al canje de cuerpos, al retorno de prisioneros, rehenes y otras personas detenidas. Así las cosas, el papel de los copresidentes se mantiene, lo ha confirmado hoy el Ministro de Asuntos Exteriores de Armenia con quien he hablado por teléfono. Ayer sostuve una conversación telefónica con el Ministro de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán quien asimismo confirmó el interés en que la cooperación entre los copresidentes continuase.

Pregunta: ¿Espera Usted cambios en la política exterior de la Administración de Joe Biden no sólo en relación con el problema de Alto Karabaj sino en general?

Respuesta: Naturalmente, los diplomáticos deben pronosticar unos u otros acontecimientos, cambios en las posturas de sus socios hacia varios problemas en la arena internacional. Mientras, me parece que hacer pronósticos en la etapa actual no es una buena idea. Seguimos lo que pasa en EEUU. Es la mayor potencia de que mucho depende en la arena internacional, aunque no todo. Sólo podemos seguir las declaraciones que se hacen, los nombres que se mencionan como participantes hipotéticos de los procesos en EEUU vinculados con la política exterior. Tales nombres se mencionan por la administración del Presidente Donald Trump. Joe Biden menciona también nombres de las personas a quienes quisiera ver en su equipo.

A juzgar por los primeros anuncios sobre la posible política exterior después de que Joe Biden tome posición del cargo, parece que corresponde en mayor medida a las iniciativas promovidas por Barack Obama, lo que es entendible, en vista de que Joe Biden era su adjunto. Ante todo, se trata del clima, el retorno al Acuerdo de París, el programa nuclear iraní. Aunque en este ámbito surgen muchas preguntas. Hasta si los demócratas deciden regresar al PAIC tras formar la administración, según muchas declaraciones, no lo harán simplemente sino tratarán de modificar el acuerdo para beneficiarse de éste y hacerlo beneficioso e intrusivo en relación con Irán. No sé en qué medida esto sea prometedor, no voy a hacer conjeturas. Sólo menciono las cosas de que tendremos que ocuparnos cuando en EEUU finalice esta campaña de conteo de votos.

Espero que, independientemente de los resultados de elecciones, la actitud de EEUU hacia la OMC sea más constructiva, que Washington no bloquee la actividad de la OMC ni trate de desnaturalizar esta organización, sustituirla por acuerdos bilaterales firmados en varias partes del mundo con sus socios que no estarán vinculados con lógica alguna, aparte del deseo de conseguir los máximos beneficios para EEUU. En general, los europeos esperan que las posturas de Washington sean multilaterales en mayor medida después de que las pasiones se calmen. Vamos a ver.

Nuestros politólogos no esperan cambios drásticos en la dirección de Rusia y estoy de acuerdo con ellos. EEUU está profundamente escindido, lo vemos por los resultados de la votación en las elecciones presidenciales. Está claro que los políticos responsables deben buscar algunas soluciones para superar esta escisión y promover las ideas unificadoras que unirán al pueblo estadounidense. En este ámbito muchos observadores, analizando lo que puede ser en común entre dos fuerzas políticas – los republicanos y los demócratas – para que puedan unirse en menor o mayor medida y resolver las tareas comunes ponen en el primer plazo el trato con Rusia. En los últimos cuatro años, a partir de los últimos meses de la presidencia de Barack Obama, en la sociedad estadounidense se sembró una rusofobia tan fuerte que ahora empezó a formar parte de la cultura política. Será de lastimar si se intenta unir a EEUU como una nación partiendo de estas ideas rusófobas. Veremos.

Pregunta: En Bielorrusia continúan las protestas desde hace ya varios meses. No se oye nada de la reforma constitucional y es difícil valorar la situación objetivamente, en vista de que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Bielorrusia no ha entregado la acreditación de nuevo formato a los que la solicitaron. ¿Prestará apoyo el MAE de Rusia a los periodistas rusos en este ámbito?

Respuesta: Naturalmente, prestaremos apoyo a nuestros periodistas. Se planea celebrar este mes una reunión de la comisión conjunta de las cúpulas directivas de los Ministerios de Asuntos Exteriores de Rusia y Bielorrusia. Abordaremos este tema seguramente. Planteamos asimismo estas cuestiones ante nuestros socios sin esperar la reunión. Francamente dicho, no he oído que alguno de los periodistas rusos experimente dificultades con esto. La jefa del Departamento de Información y Prensa del MAE de Rusia, María Zajárova, lo sabe seguramente y me dirá. Si es necesario, me adheriré a estos esfuerzos. No veo algunos motivos porque los periodistas rusos no puedan obtener la acreditación a tiempo, igual que la mayoría de otros periodistas que quieren trabajar en Bielorrusia, a excepción de los que cumplen directamente las tareas de desestabilizar la situación política en la capital y otras ciudades de Bielorrusia. Existen tales ejemplos y las autoridades de Bielorrusia los mencionan.

En cuanto a la situación, en general, naturalmente, estamos preocupados por la continuación de disturbios, aunque estamos satisfechos con que las manifestaciones de protesta se disminuyan. El número de los participantes en las manifestaciones no autorizadas se reduce. En el último domingo hubo varios miles de personas: de tres a cinco mil. Son otras cifras en comparación con las que se registraron al inicio, cuando más de cien mil personas salían a la calle. Esta reducción de la actividad de las masas pone en evidencia que las personas que salieron sinceramente a las calles ardiendo en deseos que les oyesen comprenden que es necesario tranquilizar la situación, pasar a un diálogo constructivo, además que las autoridades anunciaron unas iniciativas concretas. Estas iniciativas quedan en la mesa de las negociaciones. Me refiero a la reforma constitucional.

Mientras que se reduce el número de los participantes en estas manifestaciones de protesta a cuenta de las personas sinceras que querían mejorar la vida y sostener diálogo con las autoridades, quisieran que les oyesen, manifiestan la agresión los que salen a las calles hoy en día. Se trata de otras personas que quieren provocar a las fuerzas del orden para que usen la fuerza. Salen los jóvenes entre los que hay muchos criminales armados con piedras, el armazón y, como se dice, con cócteles Mólotov. Están dispuestos evidentemente a actuar agresivamente.

Es una provocación, un intento de no dejar que la situación pase en el marco del diálogo político, a lo que exhorta el Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, promoviendo la iniciativa de reforma constitucional. Como entiendo, está discutiéndose hoy intensamente. No puedo decir que hay una pausa. Existe una agenda clara, existe el contenido que se explica a la población: la restricción de poderes del Presidente de Bielorrusia, la redistribución de una parte de las obligaciones del jefe de Estado entre las autoridades legislativas, el Gobierno y los órganos regionales. Se aborda la posibilidad de reformar al Parlamento para hacerlo unicameral y se elige de conformidad con el sistema mixto o proporcional. Se propone entregarlo todo a consideración de la Asamblea Nacional de Bielorrusia. Los plazos ya están estipulados: el mes siguiente o enero como entiendo, después de que el borrador de una nueva Constitución se someterá a votación en el referéndum nacional.

Respaldamos de todas las formas este proceso partiendo de que es necesario involucrar en el proceso de elaboración de la nueva Constitución a los grupos más amplios de la población, sindicados, empleados, estudiantes, organizaciones juveniles, organizaciones no gubernamentales, partidos políticos. Esto debe estar abierto para las fuerzas de oposición normales también.

Lamentablemente, la oposición que actúa hoy desde el exterior, desde Vilna y Varsovia, mantiene otra postura. No quiere entablar un diálogo, no tiene un programa constructivo, además de la destitución del Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, las exigencias de su dimisión y la celebración de nuevas elecciones presidenciales. Es difícil juzgar con qué programa quieren participar los opositores en estas elecciones hipotéticas cuya celebración exigen. A juzgar por sus lemas, parece que quieren regresar al período histórico cuando Bielorrusia no era un país independiente, una República independiente, sino formaba parte de otros Estados. El pueblo bielorruso debería determinar su postura en relación con los deseos de decidir su destino.

Como se sabe, en Vilna se instituyó un Consejo Coordinador, en Varsovia - una Dirección Anticrisis. Les reciben en las capitales europeas, en los parlamentos europeos. No creo que nuestros colegas occidentales no entiendan qué hacen, aunque declaran en todas partes que no es un intento de cambiar el poder en Minsk, no es un intento de clavar una cuña en las relaciones de Rusia y Bielorrusia. Mientras, todas estas "buenas intenciones" no se confirman por acciones reales. La oposición bielorrusa se financia y se la incita a mantener la postura sin concesiones de que es necesario cambiar el régimen, declarar huelgas infinitas que fracasaron y emprender muchas otras acciones de lo que se hace desde el exterior para mantener este ambiente de confrontación.

EEUU, Canadá y la Unión Europea introdujeron sanciones personales contra el Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, y los empleados más próximos de su administración. Sabemos que no se gasta en vano el dinero destinado a financiar estas manifestaciones de protesta, incluidas las que se organizan con la participación de los criminales jóvenes con los intentos de provocaciones con el uso de la fuerza. De Varsovia y Vilna se propagan manualmente a través de las redes sociales las instrucciones que hemos visto. Estas instrucciones explican cómo se puede fabricar cócteles Mólotov, etc. Por eso nuestra postura es simple: es necesario dejar de injerirse en los asuntos internos de Bielorrusia, es necesario incentivar a todos los bielorrusos, incluida la oposición a participar en el arreglo político a través de la reforma constitucional. Las ideas de jugar en foros internacionales la carta bielorrusa de confrontación son dañosas y perjudiciales.

Como se sabe, la OSCE recurrió al Mecanismo de Moscú diseñado ya en los años 1990, en el período de euforia entre los que deseaban desmoronar la URSS. Este Mecanismo de Moscú se usó actualmente para preparar un informe a distancia (lo estudió el Parlamento Europeo), en base a que se aprobó la resolución que llamó a prestar todo el apoyo necesario a la oposición bielorrusa y formar un fondo de ayuda para entregarle al pueblo de Bielorrusia una vez derrocado el régimen actual. Esta iniciativa hace lamentar.

En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CDH) existe tal procedimiento como examen periódico universal de la situación en cada país que forma parte del CDH para ver qué pasa en los respectivos países con los derechos humanos. Hace una semana llegó el turno de Bielorrusia para someterse a este examen periódico universal que se preparó durante un año y medio. Los resultados del examen de los esfuerzos de Bielorrusia en el ámbito de fortalecimiento de los derechos humanos recibieron valoración positiva en el Consejo en estos últimos 1,5 ó 2 años. No digo que todo esté bien. En ningún país todo está bien con los derechos humanos. Mientras, no es una imagen en blanco y negro, es mucho más complicada. Un político sensato que quiere que todos los pueblos vivan de conformidad con sus deseos, que determinan independientemente sus destinos, debe aplicar esfuerzos para crear las respectivas condiciones. Y los que quieren jugar en juegos geopolíticos, cuidarán y criarán a los opositores invitándoles a las bases en el exterior de donde intentarán controlar los procesos en sus países. La experiencia de Bielorrusia es triste. Creo que hasta los que intenta patrocinar las manifestaciones de protesta en Bielorrusia entienden lo inútil de esta idea, pero no pueden pararse.

Pregunta: En 2016, Barack Obama, antes de abandonar el puesto de Presidente de EEUU, introdujo nueva tanda de sanciones contra Rusia y expulsó a los diplomáticos rusos. ¿Está esperando Moscú que Donald Trump haga lo mismo, echando de esta manera por tierra toda posibilidad del restablecimiento de las relaciones entre los dos países? ¿De qué sanciones podría tratarse, contra Rusia como país o contra el Nord Stream 2? ¿Quizás algunos pasos encaminados a minar los futuros acuerdos sobre estabilidad estratégica o algo más?

Respuesta: En caso de la Administración de Donald Trump ni hace falta esperar que agote su mandato para introducir sanciones contra Rusia. Hemos citado las recientes estadísticas relativas a la permanencia de Trump en la Casa Blanca. Las sanciones contra Rusia fueron introducidas en 46 ocasiones, siendo su objetivo determinados sectores de la economía, así como personas jurídicas y ciudadanos rusos. Es con toda seguridad un récord en la intensidad de sanciones antirrusas. No sé para qué habríamos de esperar el final de su mandato. La Administración de Trump no tuvo problemas de introducir las sanciones sin ningún motivo. No es asunto nuestro, puesto que ya estamos acostumbrados a fiarnos exclusivamente de nuestras fuerzas.

Está el principio de la sustitución de las importaciones. A veces es interpretado de una manera muy limitada y criticado por no lograrse en todas las ocasiones resultado positivo con respecto a algún producto importado. A veces se tarda mucho, a veces es más cómodo fiarse de este producto importado, por ser mejor posiblemente. A veces no apetece dedicarse al desarrollo de algo propio. Sin embargo, este proceso es necesario también en un sentido más amplio, más geopolítico.

No podemos continuar vertebrando nuestra política ni tampoco nuestros planes en las esferas del comercio, de la energía, ni los principios de contacto con el mundo exterior, en primer lugar, los países occidentales, esperando que todo lo acordado con nuestros interlocutores sea respetado y cumplido por ellos. Los países occidentales han demostrado una absoluta incapacidad de cumplir con los compromisos asumidos. Han demostrado que no debemos fiarnos de ellos, puesto que sucumben a la tentación de jugar a sus juegos geopolíticos y priorizar la política antes que la economía. Son proclives a pasar por alto el desarrollo justo de los acontecimientos que tuvo lugar en Crimea después del golpe de Estado, al negarse los habitantes rusos y rusoparlantes de la región a aceptar los resultados del mismo. Ya lo he mencionado. Fue ésta la razón de la introducción de sanciones por parte de los países occidentales que demostraron su impotencia, al no poder prevenir el mencionado golpe de Estado y echar por tierra el acuerdo elaborado con la participación de la propia UE. Existen numerosos ejemplos de cuando los países occidentales se desquitaron de nosotros por sus gravísimos fallos y fracasos políticos. Sin embargo, hemos de acostumbrarnos a esta actitud.

Estamos viendo los casos de los Skripal y de Navalny, son completamente indignantes. Considero que nuestros interlocutores alemanes y demás se están comportando de una manera inadmisible. Bueno, es un caso aparte. Vemos como recurren bajo cualquier pretexto a las sanciones, a pesar de radicar nuestro “desamor” en la falta de ganas de nuestros interlocutores occidentales de cumplir con los compromisos asumidos. Me estoy refiriendo a Ucrania donde fracasaron en 2014 por completo en su misión. Me estoy refiriendo a las explicaciones que les estamos exigiendo con respecto al caso de los Skripal y Navalny y a muchas otras acusaciones que son formuladas contra nosotros. Hemos de acostumbrarnos a la necesidad de sustituir no sólo quesos, trufas y productos agropecuarios importados, sino todo aquello que necesitamos para un desarrollo sostenible, seguro y avanzado de todos los campos, sin excepción alguna.

Pregunta: Desde el inicio de las hostilidades en Alto Karabaj, Turquía participó activamente en las iniciativas diplomáticas encaminadas a ofrecer una solución para el conflicto. ¿Cuál es, a su parecer, la aportación de Turquía en la puesta en práctica del Acuerdo entre Azerbaiyán y Armenia que puso fin a las hostilidades en Alto Karabaj?

Respuesta: Se han ofrecido ya evaluaciones sobre el particular: el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, en más de una ocasión conversó con el Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, mientras ambos países estaban trabajando en el cese de las hostilidades y el despliegue del contingente de la paz y también al ser alcanzado el pertinente acuerdo. El Presidente turco brindó su apoyo a los pasos dados por Rusia.

Hemos acordado con la parte turca la creación de un centro de control situado en el territorio de Azerbaiyán en un territorio no limítrofe con la zona del conflicto. Dicha medida permitirá el control remoto vía medios técnicos de cuanto ocurra antes que nada en el aire y en tierra en Alto Karabaj. En caso de necesidad se recurrirá a la autoridad de la Federación de Rusia y de Turquía para influir en las partes enfrentadas en el conflicto y erradicar las posibles infracciones que espero que no llegue a ocurrir.

Me gustaría volver a subrayar que las labores en cuestión serán efectuadas en el territorio destinado para el centro. No están relacionadas con ninguna actividad de paz en la zona del conflicto, es un detalle que debe tenerse en cuenta. Los deseos al respecto son diferentes, pero creo que deberíamos dejarlos al margen del proceso y concentrarnos en la solución de problemas concretos en base al acuerdo firmado ayer por los Ministros de Defensa de Rusia y de Turquía y relativo a las labores que serán desplegadas por el Centro.

Ahora se hacen numerosas evaluaciones: algunos rayan en euforia, otros se mantienen al borde del histerismo. Se hacen comentarios del tipo “Rusia perdió la zona del Cáucaso, y Crimea no tardará en seguirle”. Hay muchísimos comentaristas de toda calaña, tanto en Rusia, como en Turquía y en otros países. Los periódicos turcos rebosan acusaciones contra Ankara de haber permitido que la dejaran atrás y aseveraciones de que la parte rusa había ganado a todos. Se alega que Turquía esperaba capitalizar de una manera más eficaz la ayuda prestada a Azerbaiyán y que los turcos ganan en el campo de batalla y los rusos, en la mesa de las negociaciones. He leído extractos de la prensa turca. Seguramente, ustedes también conocen estas noticias.

Me gustaría volver a repetir que esta avalancha de críticas, solo que esta vez, por la supuesta traición por parte de Rusia la vemos también en nuestra prensa liberal y en las redes sociales. Diría que son “analistas acomodados en el sofá” que no merecen la más mínima atención.

En Rusia están de moda ahora las comparaciones anatómicas aplicadas a la política. En su momento en la URSS existieron numerosos chistes sobre la radio armenia, como por ejemplo “En qué existe la diferencia entre ciertas partes blandas del cuerpo humano y la vida”. La respuesta era “La vida es más dura”. Es decir, todas estas reflexiones sobre quién salió ganado y pudo haber salido ganando son iguales a la filosofía del juego con suma cero que percibe la política y todo cuanto ocurre en el mundo desde la siguiente perspectiva: “te he superado, es que soy guay, te he humillado, me has humillado, no lo volveré a consentir”. No es ésta nuestra política.

Estamos interesados en que por todas partes en el mundo, sobre todo, a lo largo de nuestras fronteras, no haya conflictos latentes. Se ha llegado a aseverar que “Rusia es el país más interesado en que el conflicto en Alto Karabaj no tenga solución y que todos estos años Moscú le estuvo dando largas”. Evidentemente, es una mentira. Rusia ha liderado el arreglo en Alto Karabaj y prueba de ello es el famoso Documento de Kazán. Pudo haber logrado los mismos resultados que se han logrado ahora, pero sin derramamiento de sangre. Por desgracia, en aquellos momentos fue imposible y no por culpa nuestra. Tras ello empezamos a promover una actitud que consistía en dos etapas y en un principio fue recibida por las partes con entusiasmo. Más tarde, como ya he dicho, surgieron las dudas: “¿Cómo puede ser, cinco regiones, dos regiones? ¿Cómo se garantizará la seguridad?” A ello le siguió otro fracaso y todo se pospuso por un tiempo indefinido. Tampoco fue por nuestra culpa.

No nos faltaron buenas intenciones ni tampoco propuestas concretas. Ahora se ha alcanzado el arreglo, por desgracia, tras usarse la fuerza y haber víctimas en ambos bandos. El mismo fue promovido por Rusia. Parece que tienen razón quienes aseguran que la gente no aprende de la Historia. Sin embargo, duele que el resultado alcanzado con la sangre haya podido alcanzarse de forma pacífica.

La Federación de Rusia no está interesada en conflictos latentes ni en Alto Karabaj ni en Transnistria ni en ningún sitio del espacio postsoviético. Las personas que lanzan este tipo de juicios no juegan limpio, creo. Ocurre también porque no tienen ganas de entender en qué concretamente consiste la postura de la Federación de Rusia ni de qué iniciativas promueve.

Compartimos con Turquía ciertas tareas. Consiste, como ya he dicho, en controlar de manera objetiva desde el territorio azerbaiyano con medios técnicos la situación en la zona de la operación de paz llevada a cabo exclusivamente por el contingente de paz de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia. Aquí no puede haber ambigüedad y nuestros interlocutores turcos lo entienden de sobra. Seguiremos cooperando con ellos, también en otras esferas de la política internacional, sobre todo, en Siria.

Pregunta: Me gustaría volver al tema de EEUU y a la campaña de “escrutinio” en la que está inmerso el país en estos momentos. Muchos líderes ya han felicitado a Joe Biden por su triunfo en las elecciones presidenciales. Que yo sepa, el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, no ha llamado todavía a EEUU para hacerlo. ¿No está preocupada Rusia por las noticias de haberse celebrado las elecciones estadounidenses con infracciones y en ausencia de observadores internacionales? No es difícil imaginar que, de haberse producido una situación parecida en cualquier otro país del mundo, el Departamento de Estado ya habría podido reconocer ilegítimas las elecciones celebradas. ¿Tiene Rusia la intención de hacer eso y exigir un nuevo escrutinio?

Respuesta: Si ha oído la declaración del Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, el Departamento de Estado todavía no ha reconocido legítimas las elecciones celebradas en el país. Pompeo ha exhortado a esperar a que acabe el escrutinio.

En cuanto a nuestra actitud, hemos dicho en más de una ocasión que respetamos el derecho del pueblo estadounidense a decidir sobre su futuro. Tienen otro sistema electoral, diría que el más arcaico del mundo, de entre los países más o menos importantes. En más de una ocasión llamé la atención a ello, al charlar con mis homólogos, predecesores y predecesoras del señor Pompeo. Recuerdo como abordamos con Condoleezza Rice los resultados de las elecciones. Empezó a criticar las elecciones rusas y el sistema electoral ruso. Le cité el ejemplo de cómo había llegado al poder en EEUU un Presidente que había reunido menos votos, pero a través del sistema de electores y una lógica extraña había acabado en la Casa Blanca. Me indicó que conocían este defecto del sistema, pero que era problema suyo y que no me tenía que preocupar en absoluto por ello. Me gustaría que los estadounidenses tampoco se preocuparan de los problemas que perciben en nuestro caso. Me gustaría también que se preocuparan menos de otros países en caso de surgir allí este tipo de problemas.

Todo país tiene sus tradiciones. Si los estadounidenses están dispuestos a conservar esta tradición que tergiversa, y bastante, la voluntad del pueblo, están en su derecho. Si están contentos con todo, si todo está bien, aunque resulta que no, ¿cómo podríamos darles consejos? Que lo solucionen ellos mismos.

En cuanto a las felicitaciones, me sorprende que se preste tanta atención a este tema. Suelen enviarse después de ser anunciados de manera oficial los resultados de las elecciones, cosa que no ha ocurrido todavía en EEUU. Tienen la Administración General de Servicios encargada de hacer este tipo de anuncios. Dicho organismo todavía se niega a anunciar los resultados de los comicios. Las felicitaciones que se enviaron fueron fruto del conteo llevado a cabo por la CNN, la NBC, las redes sociales y, en primer lugar, de los principales medios del país. Si algún país tiene la tradición de enviar felicitaciones en tales casos, no podemos hacer nada. Tenemos una postura algo distinta: las felicitaciones pueden enviarse antes de que sean anunciados de manera oficial los resultados, en caso de no haber disputas entre los candidatos, al ser reconocida la victoria de uno de ellos. Fue en 2016 cuando Hillary Clinton reconoció la victoria de Donald Trump, nadie tuvo preguntas en aquel momento. Hoy sí que las hay y es necesario esperar el anuncio oficial de los resultados. Si no me equivoco, EEUU cuenta con un procedimiento muy concreto de cómo todo tiene que ocurrir. El próximo 14 de diciembre debe reunirse el Colegio Electoral, será por separado en la capital de cada Estado. En algunos Estados los electores deben votar al candidato apoyado por la mayoría de los votantes del distrito. En otros Estados los electores pueden indicar en el boletín cualquier apellido, no obligatoriamente del candidato por su zona concreta. El 6 de enero de 2021 se reunirá el Congreso de EEUU que será informado por los electores de su elección. Si hay alguna duda, las elecciones del Presidente y Vicepresidente son llevadas a cabo por el Congreso. No será por voto individual de los miembros de la Cámara de Representantes. Cada Estado tiene para ello un voto en el Congreso, 50 en total. Su distribución es una gran incógnita, puesto que la distribución de demócratas y republicanos en función de Estado no es muy proporcional a la mayoría de la que los demócratas gozan en la Cámara de los Representantes. El Presidente será elegido allí, mientras que el Vicepresidente, en el Senado.

Estoy exponiendo todos los pasos que será necesario dar, si no hay claridad en la etapa del Colegio Electoral ni tampoco en el Congreso. En cualquier caso la ceremonia de la inauguración debe celebrarse el 20 de enero de 2021. Para entonces ya sabremos algo.

Dado que nos hemos puesto a hablar de felicitaciones, me gustaría mencionar que no solo Rusia y China no lo han hecho, tampoco lo ha hecho México. El Presidente  de México dijo inequívocamente que se orientaría al anuncio oficial de los resultados.

No me dedicaría a analizar las teorías de la conspiración, a decir verdad. A mi modo de ver, es una práctica normal, una actitud cortés. Quienes consideran posible enviar felicitaciones antes de que sean anunciados los resultados oficiales están en su derecho. Recordamos cómo en 2016 los líderes de los países europeos enviaron felicitaciones a un candidato que acabó perdiendo y tuvieron que revocar sus felicitaciones con urgencia más tarde. No veo en ello ningún motivo de especulaciones.

Pregunta: ¿Estaría dispuesta Rusia a esforzarse junto con Turquía para una implementación más eficaz del acuerdo de alto el fuego en Libia, en particular en el tema de la retirada de los combatientes y mercenarios extranjeros de Sirte y Al Jufra? ¿Y cómo, en su opinión, la situación sobre el terreno en Libia se ajusta a la celebración de elecciones allí? ¿Serían posibles en un futuro previsible?

En la actualidad los libios están incrementando notablemente los volúmenes de la producción de petróleo. Ha trascendido que ayudamos a desbloquear el sector petrolero libio. ¿Hay preocupación en Rusia por el aumento incontrolado de la producción de petróleo en Libia?

Respuesta: No debemos olvidar la gnoseología de la crisis libia, que fue una gravísima agresión de la OTAN que con sus bombardeos redujo a escombros a Libia y destruyó el Estado libio. Todo eso ha generado avalanchas de terroristas, de tráfico de armas y drogas hacia África, hacia el Sur y el Norte, avalanchas de inmigrantes ilegales que han desbordado a Europa. Y a pesar de que este problema no fue obra nuestra, nosotros por supuesto que estamos interesados en impedir que se perpetúe, que se convierta en un 'absceso' permanente. Es por ello que desde los primeros momentos tras el fin de la agresión de la OTAN, cuando Libia se partió en varios pedazos y ya había dudas de si sería posible reunificar a esa nación otrora próspera y acomodada, nos pusimos a trabajar en crear condiciones para la reanudación de un diálogo libio. Y estábamos trabajando con todas las fuerzas políticas de Libia sin excepción alguna. En aquel momento éramos prácticamente los únicos en hacerlo porque el resto de los actores externos escogieron un 'protegido', por así decirlo, a quien auspiciar. Unos auspiciaban al Gobierno creado en Trípoli, otros trabajaban solo con Tobruk y Bengasi, sedes del Ejército Nacional Libio, otros mantenían contactos con grupos armados menos importantes, pero bastante agresivos que controlaban algún territorio pequeño y  campaban allí a sus anchas.

Libia se encontraba en un estado deplorable. En 2015 se alcanzó el llamado Acuerdo de Sjirat por el que se lograba el equilibrio por primera vez tras la agresión de la OTAN reconociendo al Gobierno con sede en Trípoli y al Parlamento, a la Cámara de Representantes, con sede en Tobruk. Se creó un esquema armonioso en el que el Gobierno actuaba con el apoyo del Parlamento. Desafortunadamente, no duró mucho a causa de las divergencias entre estos dos bandos. Después se reanudaron las acciones de guerra, hubo numerosos intentos de realizar diferentes reuniones, los franceses llevaron a cabo una conferencia hace algunos años en la que incluso se llegó a concretar la fecha de las elecciones nacionales libios. Un evento similar fue organizado por los italianos en Palermo; Emiratos Árabes Unidos acogió reuniones correspondientes. Todo eso parecía un  intento de poner buena cara al mal tiempo, ya que los llamamientos a poner fecha a las elecciones no tenían ningún sustento. Últimamente, en particular gracias a una implicación más activa de Rusia y Turquía, dado que nuestros países tenían respectivos vínculos especiales –Ankara con el Gobierno de Acuerdo Nacional en Trípoli y nosotros teníamos relaciones estrechas tanto con Trípoli como con Tobruk y otros actores del escenario libio–, intentábamos aprovechar nuestra influencia para alentar a las partes en conflicto a buscar consenso. Una etapa importante fue la conferencia de Berlín celebrada en enero pasado que sirvió para la aprobación de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.

Hicimos una contribución decisiva en la decisión de invitar a la conferencia de Berlín a las propias partes libias. Inicialmente los alemanes no lo tenían previsto, sino que pretendían volver a reunir al grupito de actores externos, debatir entre ellos algunos criterios y luego poner ante los hechos a los libios. Es más, ni siquiera querían invitar a los vecinos de Libia. Durante los preparativos nosotros insistimos en que también fueran invitadas a Berlín las partes libias (Fayez al Sarraj y Jalifa Haftar) y que fueran invitados obligatoriamente los vecinos de Libia, algo que los alemanes no querían hacer en un principio. Aun con la participación de los libios y sus vecinos, la conferencia, aunque culminó con la aprobación de un documento, dejó dudas de cómo se tomarían sobre el terreno esos documentos. No es casualidad que inmediatamente después de la conferencia de Berlín, dimitiera el Enviado Especial del Secretario General de la ONU para Libia, Ghasán Salamé. Tal vez se diese cuenta de que no es correcto intentar así imponer desde el exterior ciertas decisiones sin escuchar a las propias partes libias. Como resultado, tenemos un enfoque que Rusia ha promovido desde siempre: en Túnez, con el apoyo de la ONU, se han reunido setenta y cinco personas que son delegados de tres regiones históricas de Libia –Tripolitania, Cirenaica y Fezán–, a razón de veinticinco personas de cada una. Deben elaborar una hoja de ruta de la solución política definitiva y del establecimiento de un sistema político estable: la preparación de la Constitución, la creación de un consejo presidencial con una representación equitativa de las tres regiones, la formación del Gobierno, las elecciones al Parlamento. En resumen, todo el proceso político que están discutiendo en estos momentos, está programado para un año y medio o dos años. Esperamos de todo corazón que esta labor tenga éxito y que, lo cual es más importante, los resultados de la misma se materialicen y no solo se queden en el papel de una nueva conferencia.

En lo que respecta al petróleo, efectivamente, en septiembre invitamos a Moscú a las partes libias a fin de ayudarles a llegar a un acuerdo para reanudar las ventas de petróleo. Este acuerdo se alcanzó. También es necesario, a medida de que estas exportaciones se vayan restableciendo, regular ciertos detalles legales y patrimoniales. Es lo que también están haciendo ahora tanto la Corporación Nacional de Petróleo como el Gobierno de Libia y el Parlamento. En cuanto a la influencia de este proceso en el mercado internacional de petróleo, en el precio de las fuentes de energía, seguramente tiene alguna influencia. Ahora hay tendencia al alza en el mercado petrolero. En todo caso, cuando hablamos de la necesidad de regular el mercado de petróleo, no nos referimos en absoluto a hacerlo discriminando a uno y otro productor de hidrocarburos.

Pregunta: Señor Lavrov, le pido que vuelva una vez más al tema de Alto Karabaj y aclare el estatus de Stepanakert y otros territorios que siguen bajo el control de la parte armenia. ¿Cuándo y en qué formato se debatirá el estatus de esos territorios, y habrá realmente ese debate teniendo en cuenta que Azerbaiyán dice que la cuestión de Karabaj está “solucionada”?

Respuesta: Ya he hablado del tema. En estos momentos las cuestiones del estatus de Alto Karabaj son probablemente el tema principal del proceso político, porque la recuperación del control por parte de Azerbaiyán de cinco distritos y luego de dos más ya está en marcha. Bakú está creando allí administraciones provisionales y va a restablecer la vida pacífica. No olvidemos que aún habrá que resolver la cuestión del regreso de los refugiados y desplazados internos tanto a Alto Karabaj como a todos los distritos adyacentes de donde hubo desplazamiento de personas durante y después de la guerra.

El estatus de Alto Karabaj no está definido. El presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíyev, lo ha mencionado. Partimos de que este estatus se irá definiendo ahora en función de las acciones que debamos emprender todos para ayudar a restablecer la concordia étnica y confesional que hubo durante muchos años antes de que, con la desintegración de la Unión Soviética, estallara allí una guerra que culminó con consecuencias deplorables que estamos desenmarañando ahora. El estatus se podrá definir únicamente después de que se tenga claro qué derechos serán concedidos a todos aquellos que habían residido en Alto Karabaj y tienen derecho a regresar allí y, por supuesto, a todos aquellos que han permanecido durante todo esto tiempo en ese territorio. Esto se refiere tanto a los azerbaiyanos como a los armenios.

Ya me he referido al patrimonio cultural, a los objetos de culto, a que es necesario recuperar la confianza, la paz interétnica e interconfesional. Para ello hay que reconstruir los templos y las mezquitas, y hacer que la vida cotidiana sea la misma que era cuando allí convivían hombro a hombro representantes de todas las etnias y religiones. No es nada fácil conseguirlo. Es por eso que no ponemos aquí ningún plazo artificial. Vemos que los refugiados azerbaiyanos tendrán la posibilidad de regresar al sur de Alto Karabaj, incluyendo en la zona de Shusha. Junto con nuestros pacificadores, aseguraremos la paz también en esa zona. Tanto nuestros colegas azerbaiyanos como los armenios están interesados en ello. Por supuesto que vamos a implicar a la Unesco en las labores para restaurar esos símbolos del patrimonio cultural y garantizar una actitud de respeto hacia ellos. Vamos a implicar al Comité Internacional de la Cruz Roja, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, para ayudar a la gente a regresar a sus hogares, acondicionarlos y lograr una vida normal. Cuando todo eso ocurra, no tengo ninguna duda de que el problema del estatus perderá su intensidad y podrá resolverse muy rápido y sin contratiempos.

Pregunta: Mis colegas ya han planteado esa cuestión sobre el papel del Grupo y, además, sobre el papel de Turquía. Usted ha explicado por qué el Grupo de Minsk todavía tiene su papel en la futura solución del conflicto, pero ¿cree usted que Ankara, por así decirlo, se añade como copresidente del Grupo?

Respuesta: No, no se añade en calidad de copresidente del Grupo. Usted ha dicho con razón que el Grupo de Minsk de la OSCE sigue presente. El Grupo de Minsk son una decena de países (Turquía incluida). Se dedica a Alto Karabaj, escucha periódicamente informes de los copresidentes, y cada uno de sus miembros tiene todo el derecho de expresar su visión, hacer propuestas. Los copresidentes, tal como les corresponde dentro de cualquier estructura, deben tomar en consideración la postura de los miembros de ese Grupo que les confirió competencias correspondientes. No hay ningún plan de ampliar la troika de copresidentes (Rusia, Estados Unidos y Francia). Como ya he dicho, estamos en contacto permanente. Ayer hablé con el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, mi personal mantiene contactos con los representantes estadounidenses responsables de la labor de copresidencia sobre Alto Karabaj. La próxima semana esperamos a los copresidentes francés y estadounidense en Moscú, les informaremos en detalle de cómo vamos desplegando las fuerzas de paz y, seguramente, consultaremos sobre lo que acabo de decir, sobre cómo contribuir a la recuperación de la normalidad respetando los derechos de todas las comunidades étnicas y confesionales en Alto Karabaj y sus alrededores.

Pregunta: Berlín está descontento con la interacción sobre el caso del asesinato en Tiergarten, Moscú está descontenta con la cooperación sobre el llamado 'caso Navalny'. ¿En qué medida la confrontación entre Rusia y Alemania afecta los procesos políticos, la situación en Ucrania (la celebración de la cumbre del 'formato de Normandía') y otros asuntos, incluida la apertura de las fronteras entre Rusia y la Unión Europea?

Respuesta: Respecto al Tiergarten, no sé por qué estarán descontentos los alemanes. El juicio está en marcha. Que yo sepa, los abogados están trabajando, procediendo a tomar declaración a los testigos. Queremos ver si los hay realmente, si lo vieron con sus propios ojos. No tenemos tales evidencias por el momento. De ahí que tal vez haya más preguntas para la investigación alemana. No veo motivo para que se quejen los alemanes, puesto que hacemos todo lo que está a nuestro alcance. Hay una persona acusada a título individual, no existe prueba alguna de sus vínculos con el Estado ruso. Ha habido un par de acusaciones gratuitas, pero les toca más bien argumentarlas a los que las vierten y no a nosotros. Esa persona física tiene abogados que ya han hecho preguntas (en particular, qué es lo que en concreto vieron los testigos y lo que no vieron), pero todavía no han obtenido respuesta.

En cuanto a Navalny, aquí sí que existen realmente motivos para una incomprensión muy grave. Motivos para catalogar las actuaciones de nuestros colegas alemanes como absolutamente inaceptables e inadecuadas a sus compromisos internacionales. No voy a entrar en los detalles de esta historia que ha sido bien explicada en las ruedas informativas del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia y en los medios de comunicación, se conoce todo. Los hechos más contundentes ante los que deberían reaccionar nuestros colegas alemanes consisten en que, pese a todos los gritos y sollozos, el paciente Navalny fue entregado a los alemanes en menos de 48 horas, en cuanto nuestros médicos le procuraron un estado que les permitió firmar el documento de que podía ser transportado a Alemania. Un avión alemán recibió de inmediato la luz verde para realizar la evacuación médica. Surgen preguntas de quién estaba a bordo aparte de los médicos. Sería interesante hablar también de ello, pero no se trataría ya tanto de cuestiones médicas, sino de quién podría tener relación con este asunto al margen de los círculos estrictamente sanitarios. Navalny fue entregado de inmediato al hospital Charité. Allí, al igual que en Omsk, no encontraron agentes de guerra química en su cuerpo, sino que los encontraron ya en una clínica de la Bundeswehr.

Cuando pedimos que nos mostraran los resultados de los análisis, nos dijeron que no compartirían nada, porque conoceríamos los 'secretos' que permiten a los alemanes detectar la presencia de agentes de guerra química en uno u otro material. ¿Es esta una conversación seria? No quisiera llamarlo una 'chiquillada', los alemanes son gente mucho más avanzada. Por tanto, es una postura deliberada, una provocación, lo de no querer compartir nada con nosotros. En respuesta a cinco solicitudes de la Fiscalía General de Rusia basadas en el Convenio Europeo de Asistencia Judicial en Materia Penal, en virtud del cual los alemanes están obligados a respondernos qué fue detectado en los materiales de Navalny, nos dicen que 'podrían pensarse' si nos entregan esos materiales, a condición de que se abra una causa penal. No entregarán sino que simplemente 'se lo pensarán'. En Rusia se puede abrir una causa penal solo si vemos en esos materiales lo que se encontró en Omsk. Creo que faltar el respeto a las leyes rusas y exigir que las cumplamos violándolas, no es apropiado ni ético ni para los alemanes, ni para cualquier otro país, sea cual sea la opinión o la imagen que tenga de sí mismo.

Nuestros colegas alemanes se piensan que son absolutamente impecables y hay que creerles de palabra, sin que ofrezcan ningún hecho. Dijeron que el 'caso Navalny' ya no era un asunto bilateral de las relaciones ruso-germanas, sino un asunto de la seguridad internacional. Por eso Alemania recurrió a la OPAQ.  Desde esta organización tardaron mucho en decirnos la verdad. Al principio lo negaron, pero después reconocieron que efectivamente los alemanes habían recurrido a ellos. Como resultado se reveló que al parecer fueron representantes de la OPAQ lo que viajaron a Berlín, recogieron pruebas, llevaron a cabo su trabajo e hicieron un informe. Ante nuestra petición de compartir ese informe, nos dijeron que, ya que lo encargaron los alemanes, fuéramos a Berlín. Berlín nos dice 'vayan a La Haya', y La Haya nos remite a Berlín. Pero ¿esto qué es? ¿Honradez diplomática o humana? En mi opinión, todo lo contrario. Como resultado el informe preparado por la OPAQ fue divulgado, pero todas las fórmulas químicas, en las que precisamente 'está el diablo', fueron tachadas con un rotulador negro, sin posibilidad de leerlas.

El pasado 5 de noviembre, recibí una llamada telefónica del ministro alemán de Asuntos Exteriores, Heiko Maas. Le expliqué lo inaceptable del comportamiento de Berlín, que se niega a compartir con nosotros sus hallazgos, al tiempo que nos culpa de todos los pecados capitales. Alemania junto con Francia han sido los promotores principales del debate en la UE y la OTAN sobre la imposición de sanciones contra Rusia por un caso que no sido probado por nada ni por nadie, por “algo cometido en el territorio de la Federación de Rusia”. Tenemos motivos para suponer que todo lo ocurrido con Navalny en lo relativo a la penetración de agentes de guerra química en su cuerpo, pudo tener lugar en Alemania o a bordo del avión en el que fue embarcado y trasladado al hospital Charité. Un agente de guerra química es letal. Al igual que los Skripal, ese hombre, según todo parece indicar, se encuentra muy bien, aunque nadie le ha visto, los alemanes no nos ofrecen acceso consular a él.

Si ustedes se acuerdan de las hipótesis barajadas en los primeros momentos, cuando Navalny aún estaba siendo trasladado a Omsk, el mundo entero puso el grito en el cielo de que había tomado té envenenado en el aeropuerto de Tomsk. Se investigó de inmediato a todos los que estuvieron a su lado en el bar, los que prepararon y sirvieron el té, y no se descubrió nada. Acto seguido surgió la hipótesis de la botella que sus colaboradores (los cuales, a propósito, están aludiendo ahora todo tipo de contacto con la investigación) sustrajeron de la habitación de hotel en la que habían entrado ilegalmente, en contra de toda norma de estancia en los hoteles. Esta botella fue trasladada a Alemania, nadie nos la ha enseñado a nosotros. Al mismo tiempo, dicen que en ella se descubrió una “evidencia absolutamente convincente” y que nosotros “vamos a responder por ello”. De repente, el otro día el propio Navalny dijo que no se trata del té ni de la botella sino de la ropa a través de la cual lo envenenaron. Si bien estuvo ingresado en el hospital Charité, ahora ya me parece que estamos ante un paripé. Me cuesta entender los verdaderos motivos de nuestros socios alemanes.

Puedo reiterar lo que le dije al Sr. Maas, creo que no es secreto ya para nadie. Estamos viendo que Alemania ha asumido el papel de líder de un nuevo agravamiento de las relaciones con Rusia. Esto nos alarma, en particular dado el papel global que Alemania ha desempeñado, desempeña y, según todo parece indicar, aspira a desempeñar de nuevo en Europa.

En lo referente a Ucrania, tenemos un malestar colosal con nuestros colegas germanos y franceses. Cobijarse en los cinco principios de la UE que rezan que “todo irá bien con Rusia una vez que acate los Acuerdos de Minsk”, roza la deshonestidad diplomática y política. Las declaraciones de las autoridades ucranianas deben tener una respuesta al menos por parte de París y Berlín –coautores de los Acuerdos de Minsk en el marco del 'formato de Normandía'–. El presidente de Ucrania, Vladímir Zelenski, dice que primero hay que tomar bajo control la frontera y luego “se las arreglarán ellos mismos”, sin “esos” Acuerdos de Minsk. Él y el vice primer ministro Alexéi Réznikov dicen que los Acuerdos de Minsk han quedado obsoletos, que expiraron hace tiempo y que las cosas se deben hacer de una manera distinta.

Leonid Kravchuk nombrado negociador jefe de Ucrania en el Grupo de Contacto (que es ahí donde se tiene que decir todo), presentó recientemente una nueva iniciativa. Ya ha sido caracterizado por nuestros negociadores como algo que socava por completo los Acuerdos de Minsk y persigue un único objetivo: no hacer nada a cualquier precio, pero reunirse para una nueva cumbre del 'formato de Normandía. Por lo visto, a Zelenski le hace ilusión relacionarse con líderes internacionales, hacer creer a su electorado y tal vez a sus admiradores en Occidente que hay cosas que sabe y puede hacer. Pero eso es sustituir la esencia por efectos externos. Ya lo habíamos pasado, así ocurrió bajo Piotr Poroshenko, y está ocurriendo ahora bajo Vladímir Zelenski. Desafortunadamente, no vemos ningún cambio. Antes de dar soga a tal apuesta por socavar los Acuerdos de Minsk, es necesario que Berlín y París levanten la voz y emplacen al presidente de Ucrania y su equipo a respetar aquello que se dijo en la cumbre del 'formato de Normandía' en París en diciembre de 2019: los Acuerdos de Minsk no tienen alternativa. Mientras esto no se haga, asumiremos que Alemania y Francia consienten la destrucción de lo que crearon con sus propias manos.

Será la segunda vez de que traicionen sus propios acuerdos. La primera fue en febrero de 2014, cuando Berlín, París y Varsovia fueron testigos y firmaron el protocolo de normalización entre Víctor Yanukóvich y la oposición. A la mañana siguiente la oposición les escupió en la cara, rompió el acuerdo, y los representantes de la UE lo tragaron y reconocieron la toma ilegal del poder a través de un golpe de Estado armado e inconstitucional. Y después 'castigaron' a Rusia por apoyar a los que se negaron a reconocer ese golpe de Estado inconstitucional. No fue siquiera un error, fue justamente un crimen contra la justicia, el derecho internacional, cometido por nuestros socios alemanes y franceses. Ahora estamos viendo por segunda vez la misma traición a sus propios acuerdos en lo que respecta a la destrucción de los Acuerdos de Minsk. Primero el acuerdo de febrero de 2014, luego el de febrero de 2015. Una vez al año nuestros colegas de Berlín y París hacían cosas que después intentaban enterrar ellos mismos.

Ha preguntado acerca de la frontera de Rusia y la UE. No sé de qué se trata. Tuvimos negociaciones  para proceder a la supresión de visados. Se desarrollaron durante mucho tiempo, con varias etapas. La última etapa, a la que pasamos aproximadamente en 2012 o 2013, se refería a una facilitación significativa de viajes mutuos, incluyendo la exención de la obligación de visado para numerosas categorías de ciudadanos participantes de intercambios juveniles, culturales, deportivos y educativos. Lamentablemente, ese documento no llegó a entrar en vigor, puesto que en aquel momento la Comisión Europea y José Manuel Barroso tenían sus propias ideas. Se planteó la condición de hacer extensivos los efectos de ese acuerdo solo a titulares de pasaportes biométricos. Lo aceptamos. Después se habló de que, antes de que el acuerdo entrara en vigor, era necesario firmar un protocolo de readmisión, para deportar instantáneamente y con base legal a los infractores. Eso también lo aceptamos, pero no ayudó. He aquí una renuencia a firmar con nosotros cualquier acuerdo nuevo para hacer más transparentes y más penetrables las fronteras.

A fin de cuentas descubrimos que no se trataba de la preocupación de la Unión Europea por cómo funcionarían la readmisión y los pasaportes biométricos. En algún momento, nos confesaron francamente (fue mucho antes de la crisis ucraniana) que en la UE había una decisión política sobre la inconveniencia de la supresión de visados con Rusia antes de que se concediera a Ucrania, Georgia y Moldavia. Nos lo dijeron de manera franca y honesta, aunque en aquel momento Ucrania, Georgia y Moldavia ni de lejos se acercaban a los acuerdos alcanzados entre Rusia y la Comisión Europea en materia de supresión de visados. Esto es lo que valen las promesas que se hacían aún en aquellos años, sobre la asociación estratégica y de que el programa Asociación Oriental de la Unión Europea, al que pertenecen en particular Ucrania, Georgia y Moldavia, no tiene ningún trasfondo antirruso. Resultó ser que sí lo tiene: todo lo que se puede hacer para desarrollar relaciones en interés de la comunicación entre las sociedades civiles, de otros contactos, la UE lo hará primero con esos países, y Rusia que se espere, aunque esté mucho más preparada para ellos que dichos 'clientes'.

Pregunta: ¿Habrá respuestas a las sanciones de la Unión Europea y Alemania?

Respuesta: Por supuesto que habrá respuestas. La locomotora de las sanciones de la UE en relación con el 'caso Navalny' fue Alemania. Puesto que afectan directamente a altos cargos de la Administración de la Presidencia de Rusia, nuestras sanciones de respuesta serán simétricas. Ya están aprobadas, en breve las notificaremos a los colegas germanos y franceses. Las sanciones se aplicarán a altos cargos de las oficinas de los mandatarios de Alemania y Francia.

Pregunta: Usted ya ha respondido a preguntas relacionadas con las elecciones de Estados Unidos. Gracias por ser sincero. Quisiera pasar al tema de las relaciones estratégicas. ¿Qué problemas se puede debatir y solucionar con la actual Administración de EEUU?

Respuesta: Hemos tenido muchas propuestas. Y es que cuando el presidente Donald Trump llegó a la Casa Blanca, respondimos con sinceridad a las declaraciones que había hecho públicamente en numerosas ocasiones sobre su deseo de impulsar buenas relaciones con la Federación de Rusia.

He viajado dos veces a la Casa Blanca. Fue recibido por el presidente Donald Trump en 2016 y hace poco, a finales de 2019. En ambas ocasiones percibí su sincero deseo de trabajar con Rusia en condiciones de beneficio mutuo y defensa de los intereses nacionales de EEUU junto con la defensa de los intereses rusos. Nosotros saludamos tal predisposición, pero en realidad esta no ha determinado la labor práctica de la Administración de EEUU. Como ya he dicho, casi en 50 ocasiones se han aplicado sanciones, lo que no había ocurrido bajo ninguna otra Administración cuyos responsables se mostraban mucho menos positivos en sus declaraciones públicas respecto a la Federación de Rusia.

Sin embargo, ya sabemos que 'quien se pica, ajos come'.  No nos picamos. Enfocamos este tipo de situaciones, las relaciones con una de las mayores potencias del mundo desde una óptica del pragmatismo y la política realista. Y el pragmatismo y la política realista exigen que a pesar de todo intentemos preservar el diálogo con los estadounidenses sobre los problemas de la estabilidad estratégica, en primer lugar. Es lo más importante. Y preservar ese diálogo de una forma que no se destruyan todos los mecanismos que, mejor o peor, han garantizado esta estabilidad estratégica durante décadas por el bien de los pueblos de la Federación de Rusia y Estados Unidos y para el alivio del resto de los pueblos del mundo. Podemos decirlo sin exagerar.

Nosotros últimamente hemos procurado dar una respuesta constructiva a cada posible factor irritante que casi siempre solía ser obra de Washington.

Cuando el presidente Barack Obama se inventó el tema de la interferencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016, nosotros de inmediato propusimos activar el canal especial de comunicación secreta que teníamos establecido a través de los centros para la reducción de la amenaza nuclear para casos de incidentes nucleares y sospechas de intenciones mutuas. Allí existe una muy buena línea de comunicación secreta. Cuando nos acusaron de intervenir, a través de 'nuestros hackers', en el ciberespacio de EEUU a fin de “manipular la votación”, “amañar los resultados de las elecciones”, “hackear el servidor del Partido Demócrata”, propusimos inmediatamente activar ese canal de comunicación restringido para que los estadounidenses nos hicieran llegar a través de él todas sus quejas sin el temor a que se hicieran de dominio público, y para responder nosotros a todas sus instancias y preocupaciones.

Remitimos tales propuestas varias veces, y siempre fueron rechazadas. Cuando ya bajo la presidencia de Donald Trump volvió a surgir el tema de que Rusia “interfirió en las elecciones”, “hizo caso omiso de las preocupaciones estadounidenses”, les sugerimos publicar sin tapujos toda aquella correspondencia que habíamos mantenido a través de ese canal de comunicación restringido entre octubre de 2016 y enero de 2017 y en el marco de la cual habíamos sugerido a los estadounidenses empezar un diálogo honesto para que nos trasladaran sus preocupaciones específicas y para responderlas nosotros. Se negaron en rotundo, no quisieron publicarla. Pero dimos a conocer el hecho de haber presentado tales propuestas.

A continuación empezaron a surgir problemas ya con los acuerdos de desarme –por ejemplo, con el Tratado sobre la Eliminación de Misiles de Alcance Medio y Más Corto (INF, por sus siglas en inglés)–. Bajo un pretexto totalmente inventado, EEUU nos acusó de crear un misil que supuestamente fue ensayado para un alcance prohibido y anunció que se retiraba del Tratado. Nuestra invitación a inspeccionar ese misil fue rechazada con arrogancia. No solo fue que los propios estadounidenses no enviaron sus especialistas, sino que prohibieron a todos los países de la OTAN aceptar nuestra invitación, porque también los habíamos invitado a esa inspección. Los único en 'desoír' a EEUU fueron los griegos, los turcos y los búlgaros. Enviaron a sus agregados militares que durante varias horas examinaron el misil, hicieron preguntas a nuestros especialistas y obtuvieron respuestas. Turquía, Grecia y Bulgaria son países que probablemente no tienen especialistas como los que hay en EEUU, que habrían podido hacer preguntas más técnicas sobre lo referente a las características de misiles de alcance medio y más corto. Pero el propio Washington se negó a hacer esa visita y anunció la retirada del Tratado. Y muy pronto se supo por qué lo hicieron. Porque ya tenían intención de desplegar misiles prohibidos por el Tratado mucho antes de anunciar la extinción del mismo. Y ahora ustedes ven que esos misiles comienzan a trasladarse a Japón, Corea del Sur.  Simultáneamente, los lanzadores del escudo antimisiles que se encuentran en particular en Rumanía y se instalarán en Polonia (los llamados MK-41), tal como sospechábamos, empezaron a utilizarse rápidamente para el lanzamiento de misiles de crucero.

Cuando durante muchos años decíamos que esto nos preocupaba, los estadounidenses afirmaban que el MK-41 era meramente defensa antimisiles, que lanzaría misiles antibalísticos. Pero son fabricados por la corporación Lockheed Martin. En su sitio web hay un anuncio publicitario que dice que el lanzador MK-41 es un producto de doble uso, al ser capaz de lanzar con el mismo éxito tanto misiles antibalísticos como misiles de crucero de ataque. Esto ya constituye el despliegue terrestre de misiles de alcance medio y más corto, lo que estaba prohibido por el Tratado.

A los dos meses de la extinción del Tratado INF por iniciativa de EEUU, el país norteamericano ensayó ese lanzador con un misil de crucero de ataque. Las acusaciones de que violábamos el Tratado, y precisamente por eso los estadounidenses tenían que abandonarlo, eran 'artimañas del diablo'. Querían retirarse, necesitaban esas armas en Europa y, sobre todo, en Asia.

En cuanto a la situación actual de estos misiles, de esta clase de armas, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, aún hace un año envió a sus socios, incluidos todos los países de la OTAN, propuestas de cómo no obstante superar la crisis relacionada con la ruptura del Tratado INF. Reafirmó que declaramos una moratoria al despliegue de misiles terrestres de alcance medio y más corto mientras en alguna región del mundo no aparezcan armas correspondientes de fabricación estadounidense. Propuso que esta moratoria sea mutua, al subrayar que siempre estaremos dispuestos a debatir medidas de verificación correspondientes. La propuesta fue ignorada por todos los países excepto Francia. Los franceses se mostraron interesados en cómo esta moratoria podría verificarse. Esta es la clave para que haya confianza mutua. Los demás dijeron 'no'. Porque supuestamente Rusia ya tiene ese misil, que lo “infringe todo”, y Rusia “no quiere” que ellos tengan lo mismo y por eso propone la llamada moratoria.

No tiramos la toalla y seguimos pensando que un nuevo despliegue de misiles de alcance medio y más corto en Europa y Asia (pero sobre todo en Europa) sería colosal una amenaza. Aunque desde Asia también podrían alcanzar gran parte de nuestro territorio, incluso si son desplegados, tal como se afirma, para disuadir a China. Sin embargo, nosotros presentamos una nueva iniciativa impulsada por el presidente de Rusia. Propuso volver a una moratoria mutua conjunta en materia de misiles de alcance medio y más corto, con una solución concreta del problema de la confianza a través de la verificación. Dado que la OTAN y los estadounidenses tienen lanzadores MK-41 en Rumanía y Polonia que son capaces de lanzar misiles de crucero de ataque con emplazamiento terrestre, y nosotros tenemos el misil 9M729 que ellos sospechan que supera el alcance permitido por el Tratado INF, hagamos inspecciones mutuas. Ellos nos enseñarían sus lanzadores y nosotros a ellos nuestro misil. Es más, estaríamos dispuestos (incluso si no llegamos a convencerles de que el misil 9M729 no tiene un alcance superior a los 500 km) a retirarlo no solo de la provincia de Kaliningrado, sino que en general de la parte europea de la Federación de Rusia. ¿No es acaso un ofrecimiento honesto? Por ahora no hay ninguna respuesta inteligible. Eso nos convence una vez más de que los estadounidenses no necesitan en absoluto control de armas. Lo que necesitan es un despliegue sin control de las armas que quieran y consideren necesarias para disuadir a China, o a Rusia, o a alguien más.

Una propuesta más. He mencionado ya los cibercasos. Hace muy poco en EEUU ha vuelto a desatarse la histeria respecto a la injerencia a diestro y siniestro a través del ciberespacio. Hace mucho que promovemos en la ONU iniciativas acerca de la necesidad de garantizar la seguridad informática internacional, haciéndolo de tal manera que el ciberespacio, y en particular internet, no esté controlado solo por uno, sino que este control sea colectivo y todos los países comprendan cómo funciona internet, que este funciona de tal manera que no se vulnere la seguridad nacional de nadie. Seguimos adelante con este trabajo en la ONU. No es del gusto de todos: los estadounidenses intentan frenarlo. Pero las decisiones aprobadas estos últimos días por la Asamblea General de la ONU prevén la continuación de esta labor para consensuar las normas de un comportamiento responsable de los Estados en el ciberespacio.

Paralelamente, propusimos también a los estadounidenses (como saben ustedes, en septiembre pasado fue presentada esta iniciativa del presidente de Rusia, Vladímir Putin) intensificar significativamente la labor bilateral en materia de ciberseguridad; reanudar las actividades, que ellos suspendieron, del grupo de trabajo que teníamos y que funcionaba con bastante éxito; tomar una serie de otras medidas que permitan lograr una distensión drástica en el ciberámbito a través de garantizar la transparencia del diálogo y la renuncia a las acusaciones infundadas seguidas de la evasión de toda conversación.

Tenemos bastantes iniciativas dirigidas a resolver con Estados Unidos problemas de la seguridad global que se enfrenta cada vez a mayores desafíos.

Ahora EEUU se está retirando del Tratado de Cielos Abiertos (TCA). El Tratado dice que los datos que se recopilan como resultado de las misiones de Cielos Abiertos, deben ser proporcionados a todas las demás partes de este Tratado, es decir que no se deben proporcionar a los no partes. Nos consta que los estadounidenses les están 'comiendo el cerebro' a los aliados de la OTAN, a todos sus socios que permanecen en el TCA. Washington les exige que firmen papeles para que, cuando sigan ya sin EEUU en el Tratado, le transfieran datos recopilados por los occidentales durante los vuelos sobre la Federación de Rusia. ¿Eso está bien? No está nada bien. EEUU, que no quiere compartir nada con nadie, pretende sacar de forma ilegal a sus aliados información que estos en virtud del Tratado no tienen derecho a pasar a los estadounidenses. Al mismo tiempo, obligan a sus aliados a que, cuando Rusia (en caso de que el Tratado se mantenga vigente) solicite vuelos sobre Europa y otros países occidentales, le prohíban sobrevolar instalaciones militares de EEUU en esos países. Esto también es una gravísima violación del Tratado. Pero los estadounidenses –y nosotros lo sabemos– obligan a sus socios a ponernos esas exigencias.

Naturalmente que no podemos tolerarlo. Si se quiere mantener en vigor el Tratado, y si nosotros queremos permanecer en él, exigiremos a nuestros socios que nos certifiquen por escrito y de forma legal que, en primer lugar,  no prohibirán sobrevolar ninguna zona de su territorio, indistintamente de si hay o no bases estadounidenses allí. Es su territorio, el de los países occidentales que permanecen en el Tratado. En segundo lugar, que se comprometen expresamente a no transferir datos de los vuelos sobre la Federación de Rusia.

Volviendo al Tratado START. Si expira, no tendremos ni un solo tratado que al menos controle las armas y garantice condiciones de transparencia para mantener la estabilidad estratégica. Estamos dispuestos a entablar un diálogo sobre todos los nuevos tipos de armas, incluyendo los que fueron anunciados por el presidente Vladímir Putin y que ahora se están desarrollando activamente y ya entrando en servicio. Dijimos abiertamente que los sistemas Sarmat y Avangard están sujetos al Tratado de Reducción de Armas Estratégicas. Estamos dispuestos a incluir estas armas en el Tratado. Las demás –Poseidon, Burevestnik y algunas otras– no están sujetas a este Tratado. De ahí que, para discutir sobre esas armas, se necesiten nuevas conversaciones, nuevos marcos. Proponemos iniciar esta conversación, pero no solo para debatir, tal como sugieren los estadounidenses, el número de ojivas para que conozcan por fin la realidad de nuestras armas nucleares tácticas (eso les interesa). Las ojivas son lo segundo. Lo primero son los medios capaces de llevar esas ojivas.

Proponemos a los estadounidenses que nos sentemos y estudiemos la nueva situación, hagamos un inventario de nuestras nuevas armas, de las nuevas armas estadounidenses que se planean y, lo más importante, analicemos las doctrinas que han sido elaboradas en nuestros países y estipulan el uso de armas nucleares determinando las condiciones para ello.

EEUU en sus directrices doctrinales ha reducido drásticamente el umbral para el uso de armas nucleares. Se están creando ojivas de baja potencia con la esperanza de utilizarlas de forma preventiva como arma de campo de batalla. Es un desarrollo extremadamente peligroso que está tomando la situación. EEUU define doctrinalmente el espacio exterior y el ciberespacio como un escenario bélico. Todo eso también se debe debatir. Es mucho más importante que el número de ojivas nucleares tácticas. La ojiva en sí misma no tiene ninguna importancia. La tiene cuando hay un portador y una doctrina que pone en acción ese portador. Esto es de lo que queremos hablar.

Si EEUU enfoca estas conversaciones como un juego limpio y no busca de nuevo un juego unilateral, debería aceptarlo. Esperamos de verdad que, sea cual sea la Administración que se forme en la Casa Blanca, será consciente de la responsabilidad que tiene en materia de estabilidad estratégica, habida cuenta, en particular, de esas pésimas tendencias: la destrucción de todo lo existente, y la incapacidad de crear algo nuevo que sea igual de universal.

Por último, acerca de los participantes de tales conversaciones. Todos conocemos la obsesión de EEUU por involucrar a China en las conversaciones. No estamos en contra de ampliar las conversaciones de un formato bilateral a uno multilateral. Pero tenemos respeto pleno a la postura de China que ha dicho que su potencial no es equiparable a los de Rusia y EEUU, por lo que ahora no puede ni va a participar en ningún tipo de conversaciones. Aunque creo entender que celebra algunas consultas con los estadounidenses. Pero nosotros también celebramos consultas con todo el mundo sobre diversos asuntos. Llegado el caso de las conversaciones, y si Washington está tan convencido de que es imposible crear nada nuevo sin Pekín, que sea EEUU quien convenza de ello a China. No tendremos nada en contra. Pero tampoco tenemos intención de persuadir a China, al comprender perfectamente y respetar su postura. Pero si las conversaciones toman una forma multilateral, entonces esa configuración debería incluir al Reino Unido y Francia. Cuando se lo dijimos a los estadounidenses, nos contestaron que eso es “otra historia”, que son sus aliados, mientras que China es una amenaza común para todos nosotros. ¿Qué lógica es esta? Sí que son aliados de EEUU, pero es razón de más para tomar en consideración su potencial nuclear. Los franceses están ensayando ahora un nuevo submarino, nuevos misiles. Son aliados de EEUU, están comprometidos en virtud del artículo 5 del Tratado de Washington. ¿Cómo pueden decir que “como son nuestros amigos, lo dejamos al margen”? Es cuando menos de mala educación. Por supuesto que tal actitud no vale.

Me he extendido tanto porque, como ven, tenemos bastantes propuestas concretas y constructivas a las que seguimos esperando respuesta por parte de cualquier administración que se instaure en la Casa Blanca el 20 de enero de 2021.