Discurso del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en la XXVI Asamblea del Consejo de Política Exterior y Defensa, Moscú, 14 de abril de 2018
Distinguido Sr. Lukiánov,
Distinguido Sr. Karagánov,
Amigos, colegas,
Gracias por invitarme una vez más a la tradicional Asamblea anual del Consejo de Política Exterior y Defensa (CPED). Es un foro para las discusiones libres de prejuicios, donde cada uno representa a sí mismo y se discuten problemas actuales de la política exterior y la seguridad de nuestro país. Que aquí se reúnan los correligionarios, que muchos sean amigos entre sí no descarta sino condiciona un diálogo sincero y muchas veces acalorado. Preparé mi discurso antes de los acontecimientos que acaba de mencionar el señor Lukiánov. Por eso me gustaría decir unas palabras como representante oficial sobre el tema candente.
Se trata de cómo nuestros socios occidentales explican sus acciones absolutamente ilegítimas e inadmisibles. Como ustedes habrán oído seguramente el Presidente de EEUU, Donald Trump, la Primera Ministra de Gran Bretaña. Theresa May, el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, en los últimos días aseguraban de tener pruebas irrefutables de que, primero, en la ciudad de Duma (Guta Oriental) se habían empleado las armas químicas y que, segundo, las había empleado Bashar Asad dando la orden correspondiente. Cabe recordar que hace un año, o un poco más, oímos las mismas explicaciones cuando los mismos Cascos Blancos comunicaron de que en Jan Sheijun de la provincia de Idlib se había usado el gas sarín sin asomo de duda. Los socios occidentales se agarraron a esta información haciendo pasar los vídeos muy dudosos, al igual que en Duma, por pruebas irrefutables. Estuvimos insistiendo en que los inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) visitaran el lugar del incidente. Nos replicaban que era imposible por motivos de seguridad. Luego, de repente, se dio a conocer que la OPAQ disponía, milagrosamente, de los datos entregados por los franceses y británicos que, de algún modo, habían obtenido las pruebas de Jan Sheijun y las habían analizado en sus laboratorios constatando la presencia indudable de sarín. Nosotros, como persona serias, nos dirigimos, como es lógico, a los franceses y británicos con la pregunta de como habían obtenido dichas muestras. Si las mismas llegaron hasta Londres y París quería decir que las habían llevado personas capaces de sobrevivir en las condiciones de seguridad dadas en aquel momento en Jan Sheijun. Propusimos entonces recurrir a estas personas para que garantizaran la seguridad de los inspectores de la OPAQ durante su viaje al lugar con el objetivo de recoger muestras en conformidad a los procedimientos previstos por la Convención para la Prohibición de las Armas Químicas para su ulterior análisis. Nuestros socios declinaron la propuesta alegando que las pruebas obtenidas eran más que suficientes. Entonces les pedimos que compartieran estas pruebas para que pudiéramos, al menos, comprobar que estaba todo limpio. Nos dijeron que era un secreto. El resto lo saben.
Con respecto a la ciudad de Duma está ocurriendo lo mismo. Existen unas pruebas irrefutables de las que nos hablan justificando los ataques perpetrados. Además de algunas menciones en los medios y redes sociales y este vídeo que provoca risa a los especialistas, no se facilita ninguna información. Anteayer el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien había confirmado púbicamente la existencia de pruebas irrefutables del empleo en Duma de las armas tóxicas por el «régimen» de Bashar Asad, mantuvo una conversación telefónica con el Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, en la cual éste pidió al líder galo que compartiera esta información. Porque de ser así, somos los primeros en estar interesados en poner fin a semejante actividad ilegítima que representa el empleo de las armas químicas. La respuesta de Macron fue la misma: es un secreto. Que no pueden compartir la información porque es secreto ajeno. Sin embargo, las personas que no quieren compartir la fuente del secreto sí lo usaron para asestar los golpes. Y todos tenemos muy claro que sucedió justo un día antes de que los inspectores de la OPAQ, que estaban ya en Beirut, tenían que salir hacia el lugar del incidente para constatar el uso de las armas químicas o descartarlo. Por cierto, siguen confirmando su disposición de visitar la zona de Duma para cumplir su misión. Más adelante volveremos al tema. Espero que se lo permitan hacer esta vez.
Los episodios del año pasado tienen un rasgo más en común: cuando el 4 de abril del año pasado los Cascos Blancos divulgaron su comunicado me llamó Rex Tillerson y dijo que ellos sabían que las armas químicas se habían transportado en un avión desde la base aérea de Shairat y pidió que convenciéramos al gobierno sirio de permitir a los inspectores, incluidos los estadounidenses, visitar el aeródromo para comprobarlo. Lo hicimos pero mientras íbamos a notificar a Washington ya realizó los ataques. En este caso, hace tres días un representante de la Embajada de EEUU en Moscú visitó el MAE y confirmó que la postura oficial estadounidense consistía en reconocer la veracidad del ataque químico. Le respondimos que nuestros especialistas militares en el ámbito de protección radiológica y química examinaron minuciosamente el lugar que aparece en el vídeo, el hospital y las zonas adyacentes y no encontraron nada. Preguntó entonces si podían visitar el lugar los especialistas estadounidenses. Le dijimos que nos parecía una buena idea y que lo acordaríamos con Damasco. Un día después, en la ya mencionada conversación telefónica entre el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, el líder ruso, respondiendo a la afirmación de su homólogo galo de que no había dudas de que lo había hecho el gobierno sirio, le propuso enviar a los expertos franceses para que estudiaran la situación en el lugar junto a los expertos rusos y estadounidenses. Acordaron que los Ministerios de Defensa se pondrían en contacto para realizar la idea. Los colegas franceses, sin embargo, no intentó ponerse en contacto con el Ministerio de Defensa ni con el nuestro. Un tiempo después se realizaron los ataques, como es sabido.
Es por eso que tomamos muy en serio lo de constatar los hechos y presentar las pruebas. Nos dicen demasiado a menudo que hay pruebas irrefutables, por ejemplo, a propósito de la injerencia en las elecciones de EEUU el ex secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, declaró públicamente que disponía de ella. Cuando le pedí presentarlas me contestó que nuestros servicios secretos sabían de sobra cómo nos interveníamos en sus elecciones. Pero queremos concentrarnos en las pruebas no sólo en este caso sino en muchos otros, como el de los Skripal, en particular.
Como ustedes saben, con respecto a este último caso, los colegas británicos se niegan a responder a decenas de preguntas que les hemos hecho en diferentes momentos alegando que nosotros no hemos dado respuesta a las preguntas formuladas por los británicos. Cabe recordar que ellos nos plantearon una única pregunta: ¿cómo Novichok llegó a Londres – por la orden personal de Vladimir Putin o porque Rusia perdió el control sobre sus arsenales químicos? Mientras nuestras preguntas eran muy concretas y basadas en las disposiciones de la Convención sobre las Armas Químicas.
Me acaban de pasar una nota de que el Pentágono justificó los ataques de EEUU contra Siria antes de recibir el informe de la OPAQ con que Damasco había bloqueado el acceso de los expertos a Guta Oriental. No es verdad. Hemos estado siguiendo la situación minuto por minuto. El gobierno sirio estaba dispuesto a expedir visados sin demora y sin trámites complementarios en la frontera. Los expertos irían desde Beirut y en la frontera con Siria recibirían los visados. Estaba oficialmente confirmado. La OPAQ lo sabe, y si lo sabe la OPAQ los estadounidenses no pueden ignorarlo.
Volviendo al caso de los Skripal. Como ustedes saben, los británicos invitaron un grupo de expertos de la OPAQ expresamente para investigar las circunstancias del caso de los Skripal pero de forma bilateral. Al resto se les dijo que luego ya les informarían de las conclusiones hechas por el grupo. El informe del mismo se divulgó en forme resumida para el público general y luego se difundió su versión detallada, bastante voluminosa y confidencial sólo para los Estados miembros de la OPAQ. Los expertos de la OPAQ, según les corresponde, confirman en el informe la composición química del agente presentado por los británicos y cuyas muestras, como indica el documento, recogieron también por su cuenta. No contiene ningún nombre tipo Novichok ni ningún otro. Contiene una larga fórmula química que nuestros especialistas no consideran específica y creen que puede indicar a un agente desarrollado en muchos países que no representa ningún secreto.
Los colegas nos dicen que disponen de los datos secretos que no pueden compartir. Como entenderán, nosotros también tenemos las posibilidades de recibir información confidencial. Y como se refiere a cuestiones de vida y muerte no la mantendremos en secreto. Hemos sabido, a través de un informe confidencial, que los expertos del centro suizo para protección nuclear, biológica y química de la ciudad de Spiez concluyeron el pasado 27 de marzo el análisis de muestras recogidas en el lugar del incidente en Salisbury que habrían sido enviadas al laboratorio por la OPAQ.
El laboratorio de Spiez, en el que - estoy convencido de ello - trabajan los científicos profesionales y que cuidan de su reputación, llegó a los siguientes resultados. Voy a citar literalmente la conclusión que enviaron a la OPAQ. Está, como entenderán, en una lengua extranjera pero lo voy a leer en ruso. « En el curso de la investigación en las muestras se habían encontrado rastros de la toxina BZ y sus precursores, pertenecientes a la categoría 2 de armas químicas de la Convención de Prohibición de Armas Químicas».
El BZ es un agente neurotóxico que deja inconsciente temporalmente a la persona afectada, haciendo efecto durante hasta cuatro días, a partir de una hora o media hora después del contacto. La sustancia, ha sido usada por Estados Unidos, el Reino Unido y otros miembros de la OTAN, pero no ha sido objeto de estudio ni por la extinta URSS ni por Rusia.
Además, en las muestras se detectó alta concentración del tóxico A234 en su estado inicial y los productos de su desintegración. Según los expertos, la concentración detectada de A-234 inevitablemente provocaría un desenlace letal, pero el hecho de la detección de la misma resulta sospechoso, dada la gran volatilidad de esta sustancia y el período de tiempo relativamente largo transcurrido entre el envenenamiento y la recogida de las pruebas: creo que fueron más de dos semanas.
Tomando en consideración que los afectados Yulia Skripal y el policía fueron dados de alta, y que Serguéi Skripal está convaleciente, según informan los británicos sin permitir el acceso a ninguno de ellos, el cuadro clínico se corresponde más al efecto del agente BZ. Sin embargo, el informe final que los expertos de la OPAQ presentaron a su Consejo Ejecutivo no mencionan BZ. En este sentido vamos a reclamar explicaciones a la OPAQ sobre la omisión de los resultados del laboratorio suizo que acabo de aducir. Si la OPAQ niega el mismo hecho de recurrir al laboratorio de Spiez sería interesante oír sus explicaciones también.
Termino aquí mi intervención sobre este tema. Reitero que he preparado un discurso totalmente distinto. Confío en que podamos discutir en algún momento cuestiones más «eternas» que estos tristes episodios, como el de hoy o el de hace un año. Agradezco a nuestros colegas periodistas que transmitan al espacio mediático los hechos constatados.