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Discurso y respuestas a preguntas ofrecidas por el ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, en el marco del Foro educativo juvenil ruso Terra Scientia en el río Kliazma, provincia de Vladímir, 11 de agosto de 2017

1508-11-08-2017

Buenos días,

Gracias por una acogida tan cálida.

Me invitan por tercera vez consecutiva. Recibo con mucho placer estas invitaciones, porque para los profesionales de las relaciones internacionales reviste suma importancia tratar con personas jóvenes que se interesan por los problemas más diversos. Máxime que, según tengo entendido, aquí se han reunido sociólogos y politólogos, o sea, profesiones muy entrelazadas que, a mi modo de ver, son indispensables para orientarse con acierto en la vida en general, incluyendo en la vida internacional.

Voy a compartir algunas apreciaciones nuestras. No ocuparé mucho tiempo con la palabra introductoria, porque el Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, en reiteradas ocasiones se pronunció sobre estos temas, y nuestra postura es harto conocida.

Ahora estamos atravesando una etapa crucial en las relaciones internacionales. Pasa al pasado una época caracterizada por el predominio occidental en los asuntos internacionales que duró varios siglos, se está objetivamente formando lo que nosotros llamamos orden internacional policéntrico. Es un proceso natural, porque la vida avanza. A la par con aquellos que fueron pioneros en la evolución del mundo, a la par con los países occidentales van emergiendo nuevos centros de crecimiento económico y poder financiero, lo cual, desde luego, supone influencia política. Estos nuevos países desean defender sus intereses también participando en la elaboración de la agenda internacional, marcando su tonalidad, sobre todo en lo que respecta a las regiones donde se están formando los correspondientes centros de fuerza: China, India, Brasil, en cierto sentido, la República Surafricana. Aunque en el continente africano hay países más grandes, un desarrollo sostenido de momento es propio sólo de la República Surafricana.

Repito una vez más que es una tendencia, en la que los nuevos emergentes centros de fuerza asumen la responsabilidad por garantizar la seguridad y estabilidad en sus respectivas regiones y en toda la palestra internacional. Este proceso es imposible parar, porque, en el fondo, la multipolaridad refleja una diversidad cultural-civilizatoria del mundo contemporáneo que realmente existe y, claro está, los deseos de los pueblos de determinar por cuenta propia su destino y aspirar a establecer la justicia aproximadamente de tal modo como lo habían concebido los autores de la Carta de la ONU, en la que están refrendados todos los principios fundamentales que mantienen su actualidad también hoy y son universales para todos los Estados. Vuelvo a decir que es un proceso objetivo que avanza con dificultades. Primero, el cambio de épocas siempre supone un proceso prolongado (la multipolaridad no viene de la noche a la mañana) que todavía durará mucho tiempo. Segundo, aparte de las causas objetivas, voy a destacar que se empeñan en impedir este proceso aquellos que antes predominaban en el mundo y pretenden preservar este predominio en las nuevas condiciones y, llamando las cosas por su nombre, para la eternidad. Esto tiene manifestaciones más diversas. De ello ya hablaremos, desde luego.

Hace 25 años, cuando desapareció la Unión Soviética y fue disuelto el Tratado de Varsovia, había una opción que serios políticos occidentales discutían en serio. Esta opción suponía disolver la OTAN, centrar todos sus esfuerzos en el marco de la OSCE y, ya dentro de estos universales marcos euroatlánticos, estructurar, en pie de igualdad en derechos de cada participante, nuevas actitudes hacia el mantenimiento de la seguridad de manera que nadie resulte menoscabado. En aquellos años surgió el término “una seguridad igual e indivisible”. Aunque la OSCE emitió las correspondientes declaraciones, nadie disolvió la OTAN. Los miembros occidentales de la Alianza desarrollaban un trabajo real para garantizar sus intereses militares y políticos precisamente dentro de la Alianza noratlántica. Dentro de la OSCE no se han ocupado ni se ocupan de cuestiones que tengan alguna importancia práctica. De lo que se ocupan es sostener discusiones ideologizadas, de los intentos de promover sus valores seudoliberales que hacen pasar por universales. Los valores universales están refrendados en la Carta de la ONU, en la Declaración universal de los derechos del hombre aprobada después de la institución de la ONU. Cualesquiera visiones adicionales que se pretenda imponer de uno u otro fenómeno de la vida contemporánea, así como cualesquiera enfoques que se pretenda imponer en materia de derechos humanos en otros países, no responde, por supuesto, a los principios sobre los cuales está estructurada la ONU. Voy a repetir una vez más que en aquel entonces, no se optó por disolver las alianzas militares, no disolvieron la OTAN, dejándose llevar por la ilusión denominada “el fin de la historia”, porque en el mundo, supuestamente, no había otras perspectivas salvo el capitalismo. La ilusión resultó ser ilusoria. Un solo club de los elegidos no puede siempre “encargar la música” para todo el globo terráqueo. Esto no pudo haber cuajado y no cuajó. Con tanta más razón que el mismo modelo de la globalización, incluyendo sus aspectos económicos y financieros, que estructuró a su medida el club de la llamada globalización liberal, a mi modo de ver, ahora está sufriendo un fiasco. Esto ya es evidente también para muchos hombres pensantes en Occidente.

Hace 25 años, cuando ocurrían todos estos sucesos, nosotros, por nuestra parte, partíamos de que, sea como fuere, en la guerra fría habíamos triunfado todos nosotros, y la victoria era común. Queríamos creer que la idea de una seguridad paneuropea, universal e igual, tal como estaba refrendada en la Carta de la ONU, iría plasmándose en hechos concretos. Voy a recordar que en aquellos lejanos años 90, cuando nuestro país todavía no pudo recobrarse de las consecuencias de la desintegración de la Unión Soviética, cuando arrostramos una enorme cantidad de problemas, la deuda, la demarcación de las fronteras que de repente surgieron con las ex repúblicas soviéticas, los problemas sociales y muchas otras cosas, los líderes de los países occidentales creyeron que Rusia era débil y seguiría siéndola, que la integrarían en su orden mundial, que ella pasaría a ser su socio, y ellos podrían encargar la música y el tono. En aquellos años uno debía poseer una gran clarividencia para reflexionar sobre formas distintas de organizar la vida internacional. En aquel entonces, el difunto Yevgueni Primakov logró mirar más allá del horizonte y formular su concepción de la multipolaridad. Eran pocos quienes creían que ello cristalizaría en la realidad. Primakov fundamentó este modelo en sus obras y demostró lo nefastos que eran el enfoque y las acciones unilaterales vinculados con la organización de la vida internacional. Como recordáis, poco después, en febrero de 2007, el Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, al intervenir en la Conferencia de seguridad internacional en Múnich, ya basándose en la experiencia del periodo postsoviético, desarrolló estas ideas y mostró con ejemplos concretos que era imposible seguir manteniendo las relaciones según el esquema “guía – guiado”. Por lo menos, no permitiremos a nadie hablar con Rusia en este lenguaje.

Está claro que es imposible imponer a todos un modelo de globalización. Los pueblos quieren defender su identidad nacional, garantizar su independencia y no quieren que les dicten las órdenes ni arreen. Naturalmente, los que apuestan por el mundo unipolar no quieren rendirse, aunque ya es imposible imaginarlo de modo objetivo. Esta época llega a su fin. Mientras, los intentos de frenar estos procesos continúan emprendiéndose. Esto explica las medidas de presión unilaterales, las sanciones unilaterales que se imponen sin recibir el visto bueno del Consejo de Seguridad de la ONU y que son absolutamente ilegítimas; los casos repetidos de la injerencia en los asuntos internos de otros Estados con el fin de cambiar los regímenes que no les gustan a varios nuestros colegas occidentales; así como la aplicación extraterritorial de la legislación nacional a lo que recurre EEUU. Parece que la Unión Europea empezó a manifestar interés hacia esta experiencia. Todos pueden observar los resultados: las crisis, los conflictos, la destrucción de los Estados. Irak y Libia como Estados están bajo amenaza. Se sembró el caos simultáneamente en otros países de Oriente Próximo y el norte de África. Las intervenciones en Irak y Libia abrieron a los terroristas el camino a otra parte de África, incluida toda la África Central, Asia Central y el Sudeste Asiático. El Estado Islámico ya está allí y la gente está muy preocupada de esto. Se abrió el camino a los extremistas y terroristas a Europa, entre otras cosas. Europa experimenta hoy muchas dificultades y. naturalmente, debería sacar algunas conclusiones. Les deseamos éxito. Muchos países europeos dejaron de aplicar esta política que conllevó estas brutales acciones arbitrarias con el uso de la fuerza y, al final, lo que observamos hoy. En los países europeos esto coincidió con los problemas internos vinculados con el Brexit y el crecimiento del descontento con la burocracia de Bruselas que empezó a asumir demasiada responsabilidad haciendo la vista gorda ante la opinión de los países miembros de la Unión Europea. En general, me parece que siempre destacamos que quisiéramos que la UE fuese fuerte y unida. Es posible que hayamos menospreciado el nivel de su independencia y su capacidad de reaccionar a los desafíos actuales de modo constructivo, su capacidad de mantener un diálogo equitativo y mutuamente ventajoso y la cooperación con Rusia pasando por alto la opinión de la agresiva menoría rusófoba que intenta abusar de los principios del consenso y solidaridad fijados en la Unión Europea y exige que la postura de todos los demás miembros se base en el mínimo denominador común. Este denominador mínimo está dirigido contra Rusia sin duda alguna. Espero que serios países de la UE que entienden perfectamente que es inadmisible seguir actuando de ese modo intenten conseguir lo que es lógico, creo yo: si se trata de un consenso, el respectivo acuerdo no debe basarse en los deseos de los que decidieron encapricharse e imponen a todos los enfoques agresivos y de confrontación sino tomar en consideración todos los puntos de vista. Es evidente que en la coyuntura cuando se libró la lucha por la conservación y el dominio de Occidente, nuestros colegas estadounidenses aprovechan esta situación, incluidos los ánimos antirrusos de sus aliados europeos para mantener a Europa en el marco de la llamada solidaridad atlántica: mantener la importancia de la OTAN que no puede funcionar sin EEUU y pensar simultáneamente sobre sus intereses económicos. Como se sabe, el último paquete de sanciones contra Rusia provocó rechazo en Europa, porque la obligan a comprar gas a EEUU a pesar de que es más caro. Es decir, manteniendo de la rienda atlántica a Europa y pensando en los intereses de sus compañías energéticas, EEUU actúa descaradamente al recurrir a métodos de competencia desleal.

Tales teorías se promueven para justificar el deseo de mantener el orden mundial orientado hacia Occidente. En realidad, es un camino hacia el caos, porque muchos actores nunca podrán llegar a un acuerdo. Mientras, sería mejor empezar con analizar nuestra propia conducta para entender lo que pasa en el mundo y conlleva el caos. Si analizamos los hechos, el caos sembrado en Irak, Libia y en toda la región de Oriente Próximo y el norte de África, veremos que el impulso dado a los procesos negativos por la injerencia externa con el uso de la fuerza es resultado del orden unipolar que intentan mantener nuestros colegas occidentales. Hablando del caos, creo que sería más oportuno llevar a cabo otro análisis. Hay muchos hechos que ponen de relieve que los que promovieron la teoría del caos controlado tienen muchos partidarios entre los políticos actuales. Al menos, esta conclusión sacada por muchos politólogos occidentales es justificada. Cuando algunas regiones ubicadas lejos de EEUU se azotan por una turbulencia permanente, los países vecinos de estas zonas de crisis están más interesados en el arreglo de esta situación que en el fortalecimiento de su propia economía y su peso en la arena internacional. Proponemos volver a los orígenes, como ya he dicho al inicio de mi discurso, a la Carta de la ONU, garantizar el respeto de los principios estipulados de la igualdad soberana de los Estados, de la no injerencia en los asuntos internos de otros países, del arreglo de cualesquiera conflictos por vía exclusivamente pacífica.

Nuestros colegas occidentales exigen con frecuencia que Rusia y otros países que intentan actuar de modo independiente garanticen la supremacía del Derecho a nivel nacional. Cuando les proponemos aplicar esta tesis a las relaciones internacionales se esconden. Muestran el doble rasero interpretando la supremacía del Derecho como el principio que debe ser universal. Es aplicable para imponer algunos principios en casas ajenas y no es aplicable para garantizar los enfoques equitativos y honestos hacia los asuntos internacionales. Es poco probable que lo que pasa hoy con el trato con el Derecho Internacional pueda parecer conveniente a alguien.

Rusia emprenderá esfuerzos para fortalecer las tendencias y procesos de la multipolaridad. Este proceso objetivo debe desarrollarse sin que se emprendan intentos de frenarlo. Estos intentos antihistóricos los emprenden los que están del lado “injusto” de la historia. Rusia es uno de los centros de la civilización mundial. Sé que nuestros analíticos y comentaristas de corte liberal dicen que no se debe hacer hincapié en que somos “especiales”, porque esto conllevará nada bueno, y exhortan a unirse con Occidente. Otros analíticos que son liberales también formularon una tesis muy interesante que Rusia es el país más oriental de los occidentales y el más occidental de los orientales. Es así desde el punto de vista geográfico y geopolítico. Sólo esto pone de relieve que es necesario respetar nuestra cultura y nuestra historia, llevar a cabo la modernización respetando nuestros orígenes en vez de renunciar a estos.

El enfoque que intentamos aplicar en los asuntos internacionales siempre es creativo y constructivo. Siempre queremos lograr algo. Posiblemente por esto suscitamos un disgusto de los que propugnan y quieren aprovechar en sus intereses la teoría del “caos controlado” esperando que cuanto más revuelto sea el río tanto más fácil sería pescar. No cabe duda que continuaremos el rumbo independiente en el ámbito de política exterior, como ha dicho el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y vamos a conseguir los enfoques hacia los asuntos internacionales que no estén basados en la imposición de las ideas y los modos de actuar ajenos sino en la búsqueda de fórmulas de compromisos y los acuerdos honestos tomando en consideración los intereses, el equilibrio de intereses de todos los países involucrados en uno u otro proceso.

Sabemos que una parte de la élite occidental quisiera ver a Rusia débil (la guerra de sanciones está dirigida, en particular, a conseguir este objetivo), dispuesta a hacer concesiones en perjuicio de sus intereses. No vamos a hacer algo en perjuicio de nuestros intereses y todos lo saben perfectamente. Mientras, estamos dispuestos a buscar fórmulas de compromiso. En nuestro país, a partir de la época cuando comenzó a desarrollarse el comercio, un apretón de manos fue suficiente para cerrar un trato sin la necesidad de firmarlo. Una de las características de nuestro pueblo es cumplir lo que hemos prometido. Y si no prometemos algo, entonces no lo podemos hacer por una u otra razón y lo decimos abiertamente. Estamos abiertos a las negociaciones y al diálogo con todos sin exclusión, incluida la UE y EEUU. Como se sabe, este diálogo continúa, a pesar de ralentizarse y dejar de ser regular. En realidad, nunca se ha suspendido. Lo más importante es que todos nos consideren como socio equitativo. Estoy convencido de que en este caso todo estará bien y podremos encontrar el equilibrio de intereses que sería posible calificar como justicia.

He planeado pronunciar un discurso introductorio más corto, pero ha resultado largo. Estoy dispuesto a hablar con ustedes.

Pregunta: ¿En qué consiste la idea de la nación rusa y en qué podría basarse?

Respuesta: La ley sobre la nación rusa es la iniciativa que se estudia en la Asamblea Federal de Rusia, como entiendo. Mientras, independientemente si esta ley existe o no, lo más importante es que exista la nación. Es, ante todo, la historia, la sensación de su identidad. No es el vocablo ruso, pero ya entró en nuestro idioma y otras lenguas y significa el estado cuando uno se identifica con el país donde vive, una ciudad o un poblado concreto o donde nacieron sus antecesores, cuando uno se asocia con una cultura que se enriquece constantemente y se completa con las obras contemporáneas de música, teatro, cine; cuando uno se asocia con lo que él, sus niños, sus padres, abuelos y bisabuelos vivían, viven y vivirán en este país. En este caso, parece que uno debe estar interesado en que este país sea más fuerte. Si es así (espero que este interés lo comparten todos), nos será más fácil promover las tareas en el ámbito de política exterior. Cuanto más fuertes seamos tanto más fácil sería hacerlo, tanto más fácil sería resolver problemas que permitirán fortalecer aún más nuestra economía, el sector social y la capacidad de defensa.

Pregunta: Me gustaría agradecerle que nunca se haya quedado mal o en ridículo ante la millonaria audiencia.

Respuesta: ¿Lo jura por su madre?

Pregunta: Es gracias a Usted y al presidente Vladimir Putin que Rusia sigue siendo el país más poderoso en todos los sentidos. ¿A quién considera digno de sustituirle en el cargo de Canciller?

Respuesta: Como Usted sabe, en Rusia es el presidente quien nombra el Ejecutivo, así que lo decidirá el pueblo ruso.

Pregunta: Lleva más de 13 años desempeñándose en el cargo del ministro de Asuntos Exteriores. ¿Qué negociaciones fueron las más emocionantes y memorables de todas?

Respuesta: Tal vez las que tengan efecto. No me parece oportuno el adjetivo “emocionante” en este contexto. Las negociaciones pueden ser apasionadas, cuando ves que queda muy poco, solo encontrar una frase para que el socio o el oponente en las negociaciones acepte el resto, beneficioso para ti.

Un ejemplo de las negociaciones eficaces son las realizadas en torno al Programa Nuclear Iraní, algo que ahora, por desgracia, nuestros socios estadounidenses ponen en entredicho. Aunque la Administración del presidente de EEUU Donald Trump confirmó que en la parte de los acuerdos firmados Irán está cumpliendo con todos los compromisos asumidos, algunos de los representantes de la Administración de Trump persisten en calificar esas negociaciones de equivocadas. Es una pena que un acuerdo tan exitoso se ponga en tela de juicio.

Otro ejemplo de los últimos años son las negociaciones de hace casi un años con John Kerry cuando conseguimos acordar una postura común sobre el arreglo en Siria. Creo que fue un auténtico avance que permitió garantizar la coordinación completa de las acciones de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia y la coalición liderada por EEUU. La única condición que contemplaba el acuerdo en cuestión era que EEUU se comprometía a separar la oposición que apoyaban de los terroristas, en particular, de Jabhat al-Nusra. A pesar de concluir con nosotros dicho acuerdo no fueron capaces de cumplir con esta condición. Si hubieran cumplido con su compromiso creo que el proceso político del arreglo sirio ya habría avanzado de forma considerable, se estarían preparando las elecciones. Pero EEUU no fue capaz de hacerlo. Sospecho que había personas que, a diferencia de John Kerry, simplemente no querían separar a los terroristas de la oposición.

Puedo destacar también toda una serie de las negociaciones para delimitar las fronteras con China y Kazajstán. Las negociaciones con China duraron varios decenios. Gracias al acuerdo firmado finalmente hace diez años ahora hemos creado la alianza ruso-china más sólida que nunca, también en el escenario internacional.

Estos son algunos ejemplos que me han venido a la mente.

Pregunta: El nombre del gran diplomático ruso Yevgueni Primakov despierta en todos nosotros un sentido especial de patriotismo y de orgullo por la persona que hizo tanto para la política rusa. ¿Cómo fueron sus relaciones con él? ¿Qué palabras suyas le resultaron más memorables y útiles para la vida y la profesión?

Respuesta: Nos estrechamos con Yevgueni Primakov cuando se hizo ministro de Asuntos Exteriores. Aunque anteriormente, cuando dirigía el Servicio de Inteligencia Exterior, trabajaba en el Sóviet Supremo de la URSS, en el Instituto de Política Mundial y Relaciones Internacionales, también nos habíamos relacionado. Pero fue cuando le nombraron jefe de la diplomacia que nuestra relación se hizo más íntima, más de amigos. En aquel entonces yo ya estaba trabajando en Nueva York. Yevgueni Primakov fue allí en varias ocasiones, también para asistir a las sesiones de la Asamblea General de la ONU. Era una persona de cualidades asombrosas, que no dejaba de pensar en los amigos, que respetaba por encima de todo la amistad, la familia, a las personas que había conocido en la infancia, en el trabajo, en algún proyecto.

Ya he dicho en el discurso introductorio que Yevgueni Primakov es autor de la teoría de multipolaridad. Recuerdo una visita suya a Nueva York en septiembre de 1996. Fuimos a la sauna rusa, nos dimos el baño y envueltos con las sábanas nos sentamos a la mesa en la antesala para tomar una cerveza. Fue cuando me dijo que había tomado la decisión de enviarme a Washington. Me quedé boquiabierto y le pregunté por qué. Me dijo que yo carecía de madurez política y recordó que Washington era el punto más importante en el exterior. Osé replicarle diciendo que consideraba que Nueva York era ese punto y le recordé su propia teoría de multipolaridad. ¿Dónde se hacía multipolaridad? ¿En Washington, donde tienes que pedir y esperar que te reciban, o en Nueva York, donde nada más entrar en la sede de la Asamblea General o el Consejo de Seguridad de la ONU te ves en medio de una vida efervescente, te rodean los representantes de todos los países, los embajadores, la información llega sola a tus manos, puedes trabajar en numerosos foros. Primakov repitió que yo era un analfabeto político y que tomaría la decisión definitiva para nuestro próximo encuentro. Fue un congreso al que acudí pero, naturalmente, no le pregunté nada. Al final me confesó que lo había pensado mejor y había decidido dejarme trabajando en Nueva York. Yevgueni Primakov no se empecinaba en sus decisiones, nunca fue “unipolar”. Siendo ministro nunca estaba convencido a pie juntillas de que solo él tenía razón si le presentabas argumentos.

Pregunta: Mi pregunta es sobre Siria. Todos vemos la televisión y nos asaltan ciertas dudas. ¿Realmente nuestros compañeros estadounidenses y la coalición por ellos liderada luchan contra el terrorismo o sólo están guardando las formas?

Respuesta: Ya he tocado en parte esta cuestión hablando de documento que habíamos acordado con el ex secretario de Estado de EEUU, John Kerry, pero los estadounidenses no pudieron cumplir con la condición clave para que ese acuerdo se implementara de forma completa. No pudieron separar las unidades de la oposición con las que colaboran de los terroristas. No pudieron conseguir que los opositores emplazados en el terreno cerca de las unidades de Jabhat al-Nusra abandonaran sus posiciones para permitir terminar con la agrupación terrorista. No fueron capaces de hacerlo.

Tengo una sensación ambivalente ante la actitud de la coalición. Ya hemos hablado de ello. No tenemos dudas de que la coalición tiene una firme intención de erradicar el llamado Estado Islámico. Todas las acciones de la coalición tienen por objetivo debilitar esta organización, privarla de apoyo, fragmentar y eliminar. Aquí nuestros objetivos coinciden plenamente. Por cierto, de ello estuvieron hablando recientemente los presidentes de Rusia y EEUU, Vladimir Putin y Donald Trump, durante la reunión en Hamburgo. Nuestras Cancillerías y nuestros militares están en un contacto permanente, que ambas partes consideran muy útil.  

En cuanto a Jabhat al-Nusra, es una cosa aparte. Esta organización se opone al Estado Islámico pero, como éste, figura en la lista de las organizaciones terroristas aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Como tal no es simplemente ilegal sino es un blanco obligatorio para los que están luchando en Siria contra la amenaza terrorista.

Hay muchos testimonios de que algunos actores externos tal vez tácitamente acepten e incluso aplauden la actitud de EEUU que protegen a Jabhat al-Nusra. Al menos la coalición estadounidense, que ataca enérgicamente al Estado Islámico (EI), no hace lo mismo contra Jabhat al-Nusra, si es que lleva a libra operaciones serias contra este grupo terrorista. No recuerdo nada semejante. Se sospecha que la protegen para luego usar como una organización bastante fuerte en contra del gobierno sirio con el objetivo de cambiar el régimen, una vez destruido el EI (no cabe duda de que esto suceda aunque es difícil predecir cuándo, estamos haciendo todo lo posible para conseguirlo). No lo puedo postular con una certeza absoluta pero, repito, hay numerosas pruebas de que algunos intentan “jugar esta carta”.

Pregunta: Desde 2013 me intereso por la política y la economía y hace poco me di cuenta de algo curioso. Creo que en los tres años de crisis la estructura de la economía cambió más que en los 13 años de desarrollo estable. ¿Es cuestión de las avanzadas tecnologías de Kremlin o la miope irresponsabilidad de la Casa Blanca?

Respuesta: No soy responsable de la economía. Nuestra misión es conseguir que las condiciones externas para el desarrollo del país sean las más favorables posible, que nadie ofenda ni discrimine a nuestros ciudadanos y compatriotas, que se respeten la cultura y la lengua rusas, que nuestras empresas no sean sometidas a las restricciones discriminatorias y unilaterales. Ya lo he dicho pero reitero que algunos dicen que había que pensar mejor antes de reunificar Crimea con Rusia, de apoyar a los militantes de Donbás, de meternos en Siria. Algunos lo piensan. En cuanto a lo que esperaba a los rusoparlantes en Crimea y en el este de Ucrania, el líder de Pravy Sektor, Dmitri Yárosh, justo después del golpe de Estado en Ucrania y mucho antes del plebiscito de Crimea declaró que un ruso nunca comprendería a un ucraniano ni hablaría la lengua ucraniana, por lo cual en Crimea no debería haber ningún ruso. Si los que critican nuestra política exterior considera que era algo que se podía permitir (a pesar de que esas palabras fueron seguidas por el intento de un asalto armado contra la sede del Consejo Supremo de Crimea), yo no puedo aceptar tal postura.

¿Recuerdan la reciente discusión sobre la postura pragmática? En uno de los canales liberales de nuestra televisión alguien planteó que no hacía falta defender Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial, que habría sido más fácil entregarlo para evitar tantas víctimas. Creo que este planteamiento es de la misma índole que abandonar a los rusos de Crimea y los rusos de Donbás. Todo esto tiene que ver con la idea de la identidad nacional de los rusos: preocuparse por tu gente y luchar por conservar tu código genético. Sin este código genético no habríamos podido defender Leningrado ni ganar la guerra. No estoy llamando a las acciones militares, sólo quiero decir que hay cosas que no podemos dejar correr si somos una nación. Entregar Crimea a las manos de los nazis que llevaron a cabo un golpe de Estado en Kíev, que puso al poder el actual gobierno ucraniano, habría sido un crimen, creo.

Pregunta: Mi pregunta es sobre la central hidroeléctrica de Shuren que está construyendo Mongolia. ¿En qué etapa está este proceso? En enero de este año Usted prometió proteger el lago Baikal que está amenazado con el descenso del río Sélengá. ¿Cuál es ahora la postura de la Cancillería rusa? ¿Defenderá Baikal?

 Respuesta: Nuestra postura permanece invariable. Estamos convencidos de que el problema de suministro de energía en Mongolia puede ser resuelto sin construir la central en el río Sélenga. En varias ocasiones lo dije mi homólogo mongol. Los líderes de nuestros países también discutieron el tema más de una vez.

Hace unos días, el ministro de Energía de Rusia, Alexander Nóvak, planteó una solución presentando el plan concreto de cubrir la crecida demanda de energía en Mongolia. Lo más importante ahora es presentar a la parte mongola estas posibilidades en plan práctico. Naturalmente, defenderemos Baikal.

Pregunta: Existe el punto de vista de que los países que no tienen armas nucleares no pueden realizar una política independiente. ¿Se observa este principio, o punto de vista, en las relaciones internacionales modernas?

Respuesta: Usted ha hecho bien al distinguir entre el principio y el punto de vista. Aquí hay varios momentos que se deben analizar. Los países que poseen armas nucleares de dividen en dos grupos. Uno está integrado por los países reconocidos oficialmente como potencias nucleares (el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNPT) menciona a cinco países como poseedores legítimos de armas nucleares, que son a la vez cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU) que, no obstante, se comprometen a luchar por no proliferación de las tecnologías nucleares y a reducir el peso de las armas nucleares en el contexto de los esfuerzos colectivos de garantizar la seguridad en el mundo y de usar el potencial nuclear para fines pacíficos (centrales nucleares, medicina nuclear, etc.) Como Ustedes sabrán, más tarde surgieron nuevas potencias nucleares, entre ellas la India y Pakistán que no habían firmado el TNPT. Corea del Norte sí lo había hecho pero luego salió de él. Ahora Pyongyang declara que tiene todos los derechos legales a desarrollar armas nucleares y lo está haciendo. Ustedes conocen nuestra postura: no admitimos que Corea del Norte posea armas nucleares. Preparamos conjuntamente con China toda una serie de propuestas para evitar el grave conflicto, la crisis que amenaza con una enorme cantidad de víctimas humanas. Lamentablemente, la retórica de Washington y Pyongyang empieza a rebasar los límites del diálogo. Confiamos con que se imponga el sentido común.

Muchos tienen presente el ejemplo de Sadam Husein en Irak, quien firmó el acuerdo con la ONU. A base del mismo los expertos internacionales registraron todo el país poniéndolo todo patas arriba. Se liquidaron todos los rastros del programa nuclear pero igualmente derribaron a Husein por “dictador” (así lo llamaban) que resultaba antipático a nuestros colegas estadounidenses y británicos. Por satisfacer su odio destruyeron el país.

Libia también poseía un programa nuclear. Los propios libios lo rechazaron. Sin embargo, todos sabemos lo que le ocurrió a Muamar Gadafi.

Cuando hablamos con algunos Estados, también de la región en cuestión, no dejan de volver cara atrás recordando la surte de los iraquíes y libios que habían renunciado a las armas nucleares. Así que su pregunta tiene derecho a existir pero trabajaremos, desde luego, para que la posesión de armas nucleares no sea un criterio de respeto en el mundo moderno. Es incorrecto.

Pregunta: ¿Le costó llevar a cabo las negociaciones con el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson? ¿Es deferente de su predecesor, John Kerry?

Respuesta: Claro está, cada persona es diferente. La diferencia se hace notar tanto en las conversaciones de temas cotidianas como en las profesionales. Son diferentes. Los dos, según creo, promueven los intereses estadounidenses de una forma que a cada uno de ellos le parece la óptima. Yo estoy abierto a trabajar con cualquier socio. Lo importante es que en lugar de seguir hablando empecemos a ponernos de acuerdo, como ocurrió con respecto a la creación de la zona de distensión en el sudoeste de Siria. Como ya he dicho, los diplomáticos y los militares están promoviendo un proceso similar. Mantenemos contactos pragmáticos de trabajo y profesionales. Son de interés mutuo porque en Siria están emplazadas las agrupaciones tanto de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia como de la coalición de EEUU. Solo que a nosotros nos invitó el gobierno legítimo de Siria mientras a ellos no, pero es un hecho de la realidad. Necesitamos estos contactos en aras de luchar contra el terrorismo y contribuir al proceso político creando condiciones para que el gobierno de Siria y la oposición se siente a la mesa de las negociaciones y empiecen a decidir el futuro de su país sin injerencias desde fuera.

Pregunta: Se celebrará en próximo octubre el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. ¿Cree que podría propiciar la formación de unas nuevas relaciones internacionales? ¿En qué esferas se podría contar hoy con los jóvenes?

 Respuesta: Por supuesto que podemos contar con ustedes, dado que en breve dirigirán el país. La política juvenil es un aspecto muy importante y apreciamos mucho nuestras relaciones con la Agencia Federal para los Asuntos de la Juventud, así como los programas llevados a cabo por la mencionada entidad, por la Agencia Federal para los Asuntos de la CEI, por compatriotas residentes en el extranjero y por organismos que operan en la esfera de la cooperación humanitaria internacional.

Estoy completamente a favor de un mayor número de este tipo de eventos. Espero poder aceptar la invitación que se me ha formulado y acudir al Festival, dada su alta importancia para nuestro país y el movimiento juvenil y no sólo juvenil. Cuento con que los jóvenes de diferentes países mantengan los vínculos de amistad, porque es la única opción: compartimos el mismo mundo que se nos hace cada vez más reducido a causa de tendencias, riesgos y amenazas globales.

Pregunta: El presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, no deja de subrayar que somos rusos y no abandonamos a los nuestros, independientemente de dónde se encuentren. ¿Cómo podría explicarse entonces la falta de reacción por parte de Moscú a los ataques diarios al territorio de Donbás? Asignamos grandes cantidades provenientes de los fondos públicos a la operación militar en Siria. ¿Acaso los alauitas nos importan más que los rusos en Donbás? ¿Por qué hemos reconocido las elecciones presidenciales en Ucrania y el referéndum celebrado en Crimea, y no reconocimos el referéndum sobre la independencia de las provincias de Donetsk y Lugansk celebrado el 11 de mayo de 2014? Estuve en Donbás y lo que se suele oír por todas partes es “Rusia nos ha traicionado, como hizo en su momento con Yugoslavia”.

Y el servicio migratorio ruso tiene extendida la práctica de no prorrogar en muchos casos el permiso de residencia a las personas que abandonaron los puntos candentes y cuyas casas fueron destruidas, porque oficialmente en el territorio de Donbás ahora no hay acciones bélicas, se supone que están en armisticio.

¿Por qué los milicianos y los activistas de Donetsk son arrestados y entregados a Kiev? ¿Por qué Rusia extradita a los milicianos y deporta a los refugiados, enviándolos a sus casas destruidas? ¿Por qué Rusia no les concede la nacionalidad, como se ha hecho con Steven Seagal y Roy Jones que no siquiera hablan ruso? Si reciben esta posibilidad, deberían asumir las responsabilidades. No debe haber cabida a las ambiciones políticas.

Respuesta: No puedo hablar por el servicio migratorio. Sé que recientemente se han tomado decisiones que ya han entrado en vigor y simplifican considerablemente la concesión de la nacionalidad rusa, en primer lugar, para los ucranianos. Se han introducido enmiendas a la Ley “De nacionalidad de la Federación de Rusia” que permiten recibir la nacionalidad rusa, sin que sean necesarios para ello ningunos certificados expedidos por las autoridades ucranianas. Esa medida permite solucionar un gran número de problemas.

En cuanto a la deportación y las extradiciones, no recuerdo ningún caso. Si me cita un apellido concreto, le podré facilitar algunos datos.

Y hablando del tema de Siria. Al conseguirse la desintegración de Iraq, o, mejor dicho, tras apoyar EEUU en la época soviética a los muyahidines, surgió Al Qaeda que causó daño en primer lugar al propio Washington. Ha dicho en numerosas ocasiones el presidente de Rusia, Vladimir Putin,             que no se puede “domesticar” a los terroristas. Por desgracia, se sigue intentando, volviendo a cometer nuestros interlocutores el mismo error. Después del derrocamiento del régimen de Saddam Hussein surgió el Estado Islámico. Los emisarios de Al Qaeda y del Estado Islámico operaban en nuestro territorio y en el territorio de nuestros aliados, en primer lugar, en el Cáucaso y en Asia Central. Después de que ocuparan Siria y, de hecho, desataran una guerra contra Bashar al-Assad, recurriendo a grupos terroristas y extremistas y ayudándoles con armamentos, consejeros y más tarde con unidades de misiones especiales, surgió el Frente Al-Nusra. ¿Y usted cree que esta gente se quedará en el territorio ocupado? Nada por el estilo, sus agentes están en torno a nosotros, dentro de Rusia. Quienes cometen atentados se identifican con el Estado Islámico. No podemos permitir que esta plaga se expanda. De modo que no diría que en Siria hayamos dejado de lado nuestros intereses, velando por los intereses de alguien más. Se ha intentado varias veces dar solución a los problemas de la región, les he citado el ejemplo de Iraq y Libia. No nos hacen falta más ejemplos. Queremos que en la solución de conflictos se tengan en cuenta los intereses de los pertinentes Estados y no los moldes hechos fuera de la región.

Y hablando de Donbás, no diría que esté en guerra esta zona. Sí que hay casos, cuando no se observa el armisticio, principalmente por las autoridades ucranianas. Si queremos que haya paz en Donbás y que sus habitantes rusos y quienes se asocien a la cultura y lengua rusas estén a salvo, sería necesario obligar a las autoridades del país a cumplir los Acuerdos de Minsk. Pero no quieren hacerlo. Francia y Alemania que estamparon su firma al pie de aquel documento entienden que Kiev no quiere hacerlo por miedo a que las fuerzas radicales perpetren un golpe de Estado y derroquen al presidente Poroshenko. Berlín y París se ven de momento incapaces de cambiar la situación. Van a unirse al proceso los estadounidenses que, en mi opinión, se dan perfecta cuenta de cuanto ocurre en Kiev. Nos interesa preservar los Acuerdos de Minsk, un documento único que ofrece garantías reales de los derechos de los habitantes de Donbás. Creo que nadie de los aquí presentes desea entrar en guerra con Ucrania. ¿Alguna alternativa? Obligar a los radicales y los neonazis que mandan ahora en Ucrania a conocer su sitio y a someterse a la voluntad de la comunidad internacional. Conseguirlo supone un esfuerzo mucho mayor al de arrebatar cierto territorio a bombardeos. Nuevos ataques no solucionarán el problema, sino que lo volverán irremediablemente latente. Nos interesa que los rusos no abandonen sus lugares de residencia, sino que vivan allí con dignidad, sintiendo respeto por su cultura, su lengua, sus tradiciones, fiestas e Historia, vivan donde vivan. No veo otra opción. En este sentido, por desgracia, nuestras opiniones defieren.

Pregunta: Ya ha mencionado el tema de Corea del Norte y EEUU que se están enfrentando en un conflicto cada vez más grave. ¿Cree que realmente podría convertirse en un conflicto armado serio? ¿De ser así, de lado de quién se pondrá Rusia?

Respuesta: Sí que he mencionado hoy este tema, contestando a otra pregunta. Considero que los riesgos son muy altos, sobre toda dada la retórica del momento. Se hacen las amenazas directas de usar la fuerza, mientras que el Secretario de Defensa de EEUU, James Mattis, señaló una vez más desde que por primera vez lo hiciera hace un par de semanas que causaría un número enorme de víctimas. Sin embargo, no se deja de comentar que es necesario asestar un golpe preventivo contra Corea del Norte o contra la base militar estadounidense situada en la isla de Guam. Por supuesto, estamos muy preocupados por ello. No me gustaría ahora dedicarme a pensar en qué podría pasar, si se da el caso. Haremos cuanto está a nuestro alcance para que no ocurra. Ya he dicho que junto con China hemos formulado un plan muy sensato que supone una doble congelación: el líder norcoreano Kim Jong-un congela todas las pruebas nucleares y lanzamientos de misiles balísticos, mientras que EEUU y Corea del Sur congelan las maniobras militares a gran escala que no dejan de ser aprovechadas por Pyongyang a modo de argumentación de las pruebas y de las declaraciones sobre la necesidad de valerse de su potencial nuclear para preservar su soberanía. Si esta doble congelación llega a aceptarse, se podrá sentar a la mesa y empezar por lo más básico, firmando un documento que subraya el respeto de la soberanía de todos los presentes, incluida Corea del Norte. Y más tarde se podría empezar a crear condiciones para alcanzar nuestro objetivo común aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU, desnuclearizar la península Coreana, lo que significaría la renuncia por Pyongyang a su programa nuclear, así como conseguir el no despliegue en Corea del Sur de armas nucleares estadounidenses, algo que también se ha insinuado. Lo he comentado con el actual Secretario de Estado, Rex Tillerson, y con el anterior, John Kerry. Me han dado respuestas completamente idénticas. Mi pregunta era: ¿Por qué no se podía acordar una congelación doble? Y la respuesta era: porque las pruebas nucleares y los lanzamientos de misiles en Corea del Norte están prohibidos por el Consejo de Seguridad de la ONU, cuyas decisiones son de obligatorio cumplimiento, mientras que las maniobras militares nadie y nunca ha prohibido a nadie. Es decir, EEUU hace algo legal y Corea del Norte, algo ilegal. En este sentido también tengo mi opinión. Creo que, si se ha llegado casi a las manos, el primero en alejarse de la zona peligrosa ha de ser el más fuerte e inteligente. Ojalá así sea.

Pregunta: Es un honor que, tras volver del viaje al sudeste asiático, nos visitara a nosotros. Es realmente muy importante para nosotros.

En la historia de la diplomacia el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andréi Gromiko, fue bautizado como el “Señor No”, mientras que el ministro Andréi Kózirev, el “Señor Sí”. Y usted, ¿cómo podría describir a sí mismo?

Respuesta: Que me den apodos quienes me ven e trabajar, no pienso hacerlo.

Pregunta: Se conoce su amor por la poesía. ¿Y no suele acordarse de algunos versos durante las negociaciones?

Respuesta: Normalmente son fábulas de lo que me acuerdo.

Pregunta: Seguramente sabrá, que la segunda mitad de julio en Palestina tuvo lugar el llamado “Día de la Ira” a causa de la introducción por Israel de medidas adicionales de seguridad en el Monte del Templo. Durante este “Día de la Ira” uno de los palestinos cometió un cruel crimen en el pueblo de Halamish, a lo cual el líder del Hamás, Khaled Mashaall, reaccionó de manera inadecuada, llamándolo héroe en vez de criminal. ¿Qué más debería decir el señor Mashaal y hacer Hamás para que Rusia reconociera terrorista este movimiento?

Respuesta: Khaled Marshaall ya no es líder del Hamás, Ismail Haniya fue elegido nuevo presidente del Politburó, órgano principal del poder del Hamás. Reside en Gaza. La pregunta que acaba de hacer es medio filosófica y medio práctica. Existen algunos países, occidentales principalmente, Israel, en primer lugar, que consideran Hamás una organización terrorista. Creo que en 2007 estaban por celebrarse unas elecciones en Gaza y en Cisjordania. Era evidente que el Hamás gozaba de un gran apoyo. Enseguida se hizo patente que los resultados de las elecciones podrían distar de propiciar las negociaciones de paz. Espero no estar revelando en estos momentos un gran secreto. En aquel momento el puesto del Secretario de Estado de EEUU lo ocupaba Condoleezza Rice y pedimos a EEUU que reflexionaran sobre la posibilidad de posponer las elecciones por un tiempo indefinido, permitiendo de esta forma ejercer mayor influencia durante las negociaciones. Washington nos dijo que nunca lo harían y que por razones de la democracia las elecciones habían de celebrarse. Se celebraron y en Gaza ganó Hamás, a lo cual Washington dijo que no reconocería los resultados. Y eso que les habíamos avisado. Manifestaron que Hamás era una organización terrorista, de modo que había que aislar a Gaza. A Israel también le pedimos que convenciera a Washington para que pospusiera las elecciones. No nos hicieron caso.

Le he explicado en breve lo que es Hamás, se podría seguir hablando largo y tendido. Pero es verdad que goza de mucha popularidad entre la población palestina. Recientemente nos hemos puesto en contacto con nuestros interlocutores israelíes. A la Conferencia Internacional de Seguridad celebrada por el Ministerio de Defensa de Rusia, acudió el ex-ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Avigdor Lieberman, a quien le conozco muy bien. Junto con otros representantes de Israel abordamos este tema. Seguramente muchos de mis interlocutores europeos y en la región compartirán este criterio: consideramos que el hecho de que el problema palestino no esté arreglado y no sea posible crear el Estado Palestino al lado del Estado de Israel, tal como se prometió en la ONU en 1947, es uno de los factores que propicia el reclutamiento por los terroristas de cada vez mayor número de miembros.

No me identifico con quienes recurren a este argumento, pero no por ello sigue habiendo en Palestina y en Gaza jóvenes que en condiciones casi de bloqueo son educados en ambiente de odio y este odio es sustentado por el argumento de que a Palestina se le prometió un Estado y se la engañó. De modo que habría que hacer un análisis más integral de la situación. Ahora gracias a Dios, se está empezando a mover hacia la solución de la situación de Gaza y la unificación de los palestinos miembros de Hamás y Fatah dirigido por Mahmud Abbas en base a los principios contenidos en la Iniciativa de Paz Árabe y en la plataforma de la Organización para la Liberación de Palestina. Dichos documentos reconocen la existencia de Israel. Es una gran pena que no podamos avanzar en la solución de este problema durante tanto tiempo.

Ahora ya se cuestiona que se pueda arreglar el problema palestino mediante la creación de un Estado independiente, la denominada solución de dos Estados formulada por la ONU. Podría haber algún otro guión aceptable tanto para los israelíes como para los palestinos. Si llegan a algún tipo de acuerdo, nadie les dirá nada. Habría que sentarles a las mesa de las negociaciones. En agosto el presidente de Rusia, Vladimir Putin, invitó al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y al presidente del Estado de Palestina, Mahmud Abbas, a unas negociaciones directas, previo acuerdo de que se sentarían a negociar sin condiciones de ningún tipo. Seguimos esperando que ocurra.

Sin embargo, si habría que buscar una solución que no sea la creación de un Estado palestino, ¿qué opciones podría haber? Que los palestinos árabes sigan formando parte de Israel que les devuelva el control bajo Cisjordania y Gaza. En este caso habría dos variantes: que Israel conceda a los árabes, musulmanes residentes en su territorio derechos electorales y a ver qué resultados tendrán las elecciones dentro de 5, 10 ó 30 años. La otra opción sería no concederles este derecho. Entonces sería casi apartheid, como en Sudáfrica.

Le hablo con mucha sinceridad, porque considero incorrecto comentar qué habría que hacer para que una estructura sea reconocida terrorista o dar algunos pasos, para condenar a alguien o tomar contra él ciertas medidas.

Considero que los diplomáticos no han de disfrutar por haber castigado a alguien, sino por unas negociaciones emocionantes, su compañera me preguntó sobre eso. En este caso concreto, habríamos de preocuparnos en serio por el futuro de la región. Podemos garantizar con total seguridad que bajo cualquier circunstancia, sea cual sea el método del arreglo, tendremos en cuenta los intereses legales de Israel en la esfera de la seguridad. Porque el tema de Jerusalén también será abordado. Nuestros amigos israelíes lo conocen de sobra, porque comprenden bien nuestra línea política. Ni falta que hace mencionar que en Israel residen más de un millón de nuestros compatriotas que gozan de la totalidad de derechos civiles, ocupando incluso puestos importantes. Cuidando de la seguridad en la región, la de Israel incluida, no podemos pasar por alto el hecho de verse minada esta seguridad por el problema palestino que no ha encontrado solución. Quienes se aprovechan de la situación y quieren seguir con sus actividades sucias reciben una motivación excelente, para seguir atontando a los jóvenes y atraerlos al lado de los terroristas.

Pregunta: ¿Qué competencias tendrán los jóvenes dentro de 50 años? Y otra pregunta: viaja mucho por el mundo, participa en diferentes foros. ¿Cómo saca tiempo para todo, algún secreto especial?

Respuesta: Todo es muy simple, me lo enseñaron mis padres.

Y en cuanto a los jóvenes dentro de unos 50 años, hágase esta pregunta cuando tenga mi edad. No es fácil hacer pronósticos y no por desconocerse las naciones básicas. Todos entendemos que las furas generaciones han de ser más eruditas y lanzadas que nosotros, espero que más capaces de llegar a fórmulas de acuerdo que se suele ser actualmente, menos egoístas que algunos de nuestros interlocutores de hoy. Pero alguna competencia concreta… Las tecnologías se desarrollan a un ritmo vertiginoso: un mes a veces cambia el rumbo de las cosas y quien sabe, qué ocurrirá dentro de 50 años. A lo mejor algunos podrán vivir en Marte, si les da la gana.

¿Está presente aquí alguien de la Universidad Estatal de las Relaciones Internacionales?

Pregunta: Sí.

Respuesta: Menos mal.

Pregunta: Soy periodista de Sterlitamak (República de Baskortostán). Tengo una pregunta palpitante: ¿es posible que veamos una intervención extranjera en las elecciones presidenciales de 2018? ¿Cómo, de haberla, reaccionará Rusia, va a tomar medidas de respuesta?

Respuesta: Saludo la ciudad de Sterlitamak, de joven descansé allí varias veces cerca del río Bélaya. Vladímir Putin comentó en muchas ocasiones, en el curso de sus entrevistas, de la línea directa, y más tarde, en sus intervenciones, discursos con colegas extranjeros, que vemos cómo trabaja la embajada estadounidense, los consulados generales de EEUU en Rusia. Participan directamente en las manifestaciones de la oposición, asisten a éstas, invitan allá, hacen ciertos discursos. Nuestros diplomáticos en EEUU ni en otros países no se permiten nada parecido.

Veamos el ejemplo de la llamada revolución de la dignidad en Ucrania. Todo el mundo sabe que en el curso de esta revolución y hasta desde hace un año antes de aquélla en la sede del Servicio de la seguridad de Ucrania estuvieron trabajando los representantes de la CIA. No es una información secreta. El embajador de EEUU en Ucrania invitó a la embajada a los líderes de la oposición para una consulta.

Cuando el 20 de febrero de 2014, al fin y al cabo, fue firmado un convenio con Víctor Yanukóvich, Arseni Yatseniuk, Vitali Klichkó y Oleg Tiagnibok, es decir con los principales líderes de la oposición, y a la siguiente mañana el convenio fue infringido, nos dirigimos a los alemanes y franceses (que habían atestado este documento, lo firmaron), diciendo que ellos eran responsables por restablecer el acuerdo, puesto que lo habían fijado hace 24 horas y luego una de las partes lo violó.  Pero aquéllos se negaron argumentando que Víctor Yanukóvich no estaba en Kiev ya. Menudo argumento, tomando en cuenta que se encontraba en Járkov en el congreso de su partido. Si el presidente no puede hacerlo (independientemente de la actitud a éste) esto no quiere decir que se pueda proclamarle derrocado. El primer punto del convenio estipulaba la creación del gobierno de la unidad nacional, pero, realizado el golpe de estado, Arseni Yatseniuk intervino en la plaza de la Independencia felicitando a los del maidán con la creación del gobierno de los ganadores. No es lo mismo hablar de una unidad nacional y de ganadores. Lo segundo quiere decir que hay perdedores.

He aquí un caso curioso más (los colegas occidentales siempre se sienten perplejos cuando lo mencionamos). Los acontecimientos en Ucrania coincidieron en el tiempo con el golpe de Estado en Yemen. El presidente de Yemen, Abdrabbuh Mansour Hadi, sí que huyó y no a otra ciudad, como en el caso de  Járkov, sino que a Arabia Saudí, donde sigue viviendo. Toda la comunidad mundial le considera presidente de Yemen y reivindica que regrese para arreglar todos los problemas que surgieron a raíz del golpe de Estado. Así es la postura de nuestros socios occidentales. No es más que política de doble rasero: Víctor Yanukóvich estuvo en Járkov y con esto bastó para proclamar que no es presidente, y el presidente Hadi se había ido a Arabia Saudí hace tres años, pero hay que hacerle regresar para que vuelva a encabezar el gobierno del país. Estamos también buscando las maneras para coadyuvar al arreglo de la crisis yemení, pero lo del doble rasero y las constantes intenciones de engañarle a alguien en algo no hacen más que complicar el asunto.

Hablando de la intervención en los comicios, no conozco los planes de la embajada estadounidense, pero ya sabemos sobre muchos episodios cuando los diplomáticos estadounidenses han cometido actos contrarios a sus incumbencias. Desde luego, nuestros servicios correspondientes deben tomar medidas correspondientes. Por ejemplo, muchos ciudadanos rusos trabajan en la embajada de EEUU como contratados aquí. Según el Convenio de Viena, en el país donde se encuentre la embajada solo se puede emplear al personal técnico, como chóferes, mecanógrafas, taquígrafas, que no tiene derecho a realizar actividad diplomática, incluidos, por supuesto, los aspectos políticos. Pero hemos detectado muchos casos cuando los empleados de la embajada de EEUU, contratados en Rusia, viajan por varias regiones, realizan las encuestas, preguntando sobre la actitud hacia el gobernador, hacia el centro federal.  En estos casos les pedimos a nuestros colegas estadounidenses que cesen los contratos con estas personas.

Esto encajará en la tradición estadounidense, es posible que ni lo consideren como intervención, porque, ante todo, todo les está permitido, y, además, porque lo llevan en la sangre. En cada parte, en cada país, sea en Europa Oriental, en Europa Central, son registrados casos numerosos cuando la embajada de EEUU maneje los procesos, incluido el comportamiento de la oposición.

Espero que ahora, pasados los 9 o hasta 10 meses de acusaciones infundadas que emite Washington contra nosotros (y es que aún no han presentado ni una prueba de nuestra intervención en sus elecciones), la llamada élite estadounidense pensará dos veces cuando se trate de este tema tan palpitante para ellos mismos. De seguir así, contamos con nuestra legislación, con el Convenio de Viena sobre relaciones diplomáticas que describe de manera bien concreta qué pueden y qué no pueden hacer los diplomáticos. Vamos a guiarnos por ella y por nuestras leyes.

Pregunta: ¿Cuánto durará la guerra de sanciones con EEUU? ¿Tiene la Federación de Rusia en la etapa actual salidas para resolver la situación existente?

Respuesta: Me es difícil adivinar cuánto durará la presente situación. No parece terminar mañana ni pasado mañana. Estará usted siguiendo los ánimos del Congreso en Washington, tienen intenciones serias y duraderas. Cada año el Departamento del Tesoro de EEUU debe presentar al Congreso de su país algunos informes sobre Rusia y los comportamientos dentro de nuestro país. Claro que es una ley escandalosa. De ello sacamos conclusiones muy simples. Teniendo presente que los colegas estadounidenses y los europeos que siguen la estela de su política aplican la política punitiva contra nosotros porque nos preocupamos por Ucrania, por el destino de los rusos, debemos llegar a una conclusión correspondiente. Vemos un pensamiento irracional que está detrás de la decisión de aplicar las sanciones punitivas y demostrativas. Y debemos concluir que podemos fiarnos solo de nosotros mismos, sin esperar la buena disposición de los que no dan muestras de ésta ahora.

A propósito, hablando de la política punitiva, se ve que lo persiguen hasta a través de los títulos como “Contrapeso a las acciones enemigas de Rusia, Irán, Corea del Norte”. Lo metieron todo en el mismo saco para garantizar el compromiso dentro de la administración, incluido el presidente, quien había declarado que habría que tomar algunas medidas más severas contra Irán. A diferencia de ellos, nunca ideamos ningunos actos de política exterior con el propósito de hacer daño a alguno de los socios. No somos iguales que los que difaman a Rusia. Y en ello radica la diferencia.

Creo que están siguiendo ustedes las noticias. Se hace mucho. Por ejemplo, la sustitución de importaciones: por más que la intenten criticar, a pesar de todas las dificultades, es un trabajo bastante grande que brinda sus efectos. Hemos dado un salto en la esfera de construcción de propulsores. Ya no dependemos de Ucrania, porque este país ha cesado la cooperación con nosotros en su propio detrimento. Este año seremos el líder mundial en la exportación de los cereales: 25.000.000 de toneladas, dejando detrás a EEUU, Canadá y Australia.

Pregunta: ¿Qué siente usted entendiendo que del encuentro de tal o cual político depende no solo el destino de nuestro país sino que de otros Estados también? ¿Por qué principios se guía en estos encuentros?

Respuesta: El destino de nuestro Estado depende de nuestro pueblo y Estado. Nunca hablando con algún político extranjero tengo la sensación de que de esta cita dependa el destino del país. Jamás he pensado así. De un encuentro concreto depende la solución de un problema discutido en este encuentro: algún acuerdo, coordinación de convenio intergubernamental.

Por supuesto, algunos encuentros son decisivos. Se realizan al nivel más alto, ya que las decisiones sobre las acciones concretas en el escenario mundial las toma el jefe de Estado, quien determina la política exterior. Hubo muchas decisiones de esta índole, ante todo las relacionadas con el afianzamiento de las estructuras como la OCS, la creación de la Comunidad Económica Euroasiática, la formación del BRICS. Estas decisiones influyen de verdad en las capacidades de nuestro país, las amplían considerablemente. Por algo las cumbres de la CEEA, OSC y BRICS atraen la atención elevada. Reflejan la tendencia de la cual hablé al principio, de la formación de un orden mundial policéntrico.

Pregunta: ¿Cómo es su propia actitud hacia la situación con Alexéi Navalni?

Respuesta: ¿Y en qué consiste la situación?

Pregunta: Todas estas manifestaciones…

Respuesta: Pero es que esto no tiene que ver con la política exterior. Yo parto del que todos somos ciudadanos de la Federación de Rusia, tenemos nuestras leyes que debemos respetar.

Pregunta: ¿Qué consejo daría usted a los funcionarios públicos que empiezan su carrera profesional para que se desarrollen y trabajen para el bien de la Patria de la que somos tan orgullosos y que amamos tanto?

Respuesta: Depende de la entidad pública en la que quiera trabajar.

Hay que recibir más conocimientos, desarrollar el pensamiento analítico, el don de comunicación, porque cualquier trabajo, y sobre todo en los órganos estatales, requiere saber comunicar y, más que en cualquier otro lugar, respeto al interlocutor. Estas cualidades tienen mucho en común con lo que necesitan los diplomáticos, por eso si uno que las tenga quiere trabajar en el Ministerio de Asuntos Exteriores o una estructura afín, ¿por qué no intentarlo?

Pregunta: ¿Es probable que en un futuro próximo veamos una nueva revolución de colores? ¿Qué medidas preventivas toma la Federación de Rusia, de tomar algunas?

Respuesta: ¿Dónde?

Pregunta: En los países de la antigua URSS.

 Respuesta: Espero que no. Porque aún no ha habido ningún ejemplo de la así llamada revolución de colores que haya hecho la vida mejor. Y no solo en los países de la ex Unión Soviética, sino que en otras partes del mundo donde intenten desde fuera cambiar los gobiernos y prestar apoyo a la oposición. Creo que la experiencia de los últimos quince años muestra que los propios pueblos que se han convertido, discúlpenme, en conejos de Indias de estos planes, pero no renuncian a éstos, empiezan a entenderlo ya. Ya he comentado como las embajadas de EEUU intentan en cada país influir de manera más activa, ante todo, sobre la oposición. Los estadounidenses tienen una filosofía según la cual, aunque consideren cierto gobierno como legítimo y no tengan reclamaciones contra éste, lo mantienen siempre estresado mostrando que trabajan también con la oposición.  Es, a propósito, la teoría del Caos Administrado en miniatura. Cuanto más bulla, más fácil les será aderezarlo a su gusto.

Pregunta: Según los datos del Centro ruso de estudios de la opinión pública, los rusos creen que los países como Bielorrusia, China, Kazajistán y Japón son sus socios. Sin embargo, existen conflictos con Japón acerca de las islas Kuriles, con China que coloca sus misiles en la frontera con Rusia, y Bielorrusia no reconoce Crimea rusa. En este caso, ¿tiene Rusia en realidad algunos socios económicos y políticos fuertes de momento?

Respuesta: Sabe usted, cada país tiene pleno derecho de colocar en su propio territorio los armamentos. China no despliega sus armamentos contra la Federación de Rusia, no tenemos datos sobre ello. Tenemos lazos muy estrechos con la República Popular China, incluidos los militares, realizamos muchos entrenamientos y maniobras conjuntas, por eso no aceptaría su argumento como muestra de lo contrario.

En cuanto a las acciones de nuestros socios, ya lo he comentado. Es que no tenemos en nuestra cultura nacional la disciplina del palo ni las intenciones de establecerla. Hemos superado en nuestra historia esta etapa, lo recordamos. Si comparamos cómo nuestros socios toman algunos pasos de Rusia con la actitud que tienen los socios de EEUU hacia las acciones de Washington, se suele decir que la OTAN contrasta con nosotros, que la Alianza es solidaria, monolítica. Pero yo sé cómo lo logran. Ya he comentado cómo la Unión Europea elabora su actitud hacia nosotros basándose en los enfoques de la agresiva minoría rusófoba. Lo mismo vemos allí, es una solidaridad falsa y mal entendida, de la que muchos se cansan también. Nosotros no nos disponemos a hacerles a nuestros vecinos y socios consentir con nosotros en todo. Pero, por supuesto, los pasos que, en nuestra opinión, no respeten en la medida debida nuestros intereses los vemos y los vamos a tomar en consideración en nuestro futuro trabajo.  

En general, me gustaría resaltar que en todas nuestras acciones intentamos encontrar un punto común con nuestros socios. En la CEI, en Oriente, Sur, en Europa, EEUU, América Latina, África, en cualquier parte siempre intentamos encontrar enfoques comunes, ponernos en el lugar del socio. Procuramos entender las causas que les hacen emprender tal o cual cosa que pueda no encajar con las acciones de la Federación de Rusia. Nunca hacemos nada para intencionadamente hacer daño o perjudicar de alguna manera a alguno de nuestros socios, a diferencia de lo que observamos en las acciones de algunos Estados occidentales contra la Federación de Rusia.

Mientras tanto, oímos más voces razonables que entienden lo anormal que es la situación actual, cuando los socios totalmente naturales, como Rusia y la Unión Europea, atraviesan tiempos duros tan solo porque a alguien se le antojó proclamar que en esta situación (a raíz de la crisis ucraniana) la política debe prevalecer sobre la economía. Es lo que fue proclamado en respuesta a los temores del negocio europeo, reacio a destruir el fundamento de la cooperación estratégica. Ahora muchos entienden que ha sido un error, no lo dudamos. Es poco probable que alguien se atreva a reconocerlo, pero en la práctica se nota que hay gran deseo de normalizar la situación, aun entendiendo que esto llevará mucho tiempo, esto es cierto.

Espero que ustedes piensen en cómo acercar a los pueblos y los países, cómo contribuir al trabajo conjunto, porque existen demasiadas amenazas que afrontan todos los países sin excepción.

Les agradezco mucho y deseo muchos éxitos.


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