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Intervención del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguey V. Lavrov, en la rueda de prensa sobre la actividad de la diplomacia rusa en el año 2012, Moscú, 23 de enero de 2013

111-23-01-2013

Buenos días, señoras y señores:

Me alegra darles la bienvenida a esta tradicional cita en la que se va a hacer un balance de las actividades en materia de política exterior del año 2012.

El año pasado no ha sido un año sencillo: han aumentado las desigualdades en el desarrollo mundial, ha incrementado la inestabilidad y se ha registrado cierta agitación en Oriente Medio. Pero lo más preocupante de todo son los acontecimientos que están teniendo lugar en Siria y en los países vecinos. En esta región se suceden casi a diario los atentados terroristas, se está traficando con armas sin ningún tipo de control y hay guerrilleros que se están infiltrando en zonas como la del Sahara-Sahel. Mali está sufriendo las consecuencias de los acontecimientos acaecidos en Libia. Asimismo resulta muy alarmante la toma de rehenes en Argelia. En el periodo transcurrido no hemos conseguido avanzar seriamente en la solución real de los problemas relativos a la no proliferación de armas de destrucción masiva; con ello me refiero a la situación en torno al programa nuclear iraní, a la cuestión nuclear de la península coreana y a la situación relacionada con la convocatoria de la Conferencia sobre la Instauración de una Zona sin Armas de Destrucción Masiva en Oriente Medio.

Se ha registrado una tendencia a querer volver a utilizar el factor de la fuerza, a solucionar los propios problemas a expensas de otros. Por otro lado, la economía mundial se encuentra en una situación complicada, sobre todo en la zona euro. Prosigue la búsqueda de opciones para superar las consecuencias de la crisis económica mundial.

En general resulta evidente que el mundo está atravesando un periodo de transición sin precedentes en la historia que viene acompañado de un giro de 180º en el paisaje geopolítico y de una nueva distribución de fuerzas. En estas condiciones, Rusia ha tratado de llevar a cabo una política exterior responsable y de emprender acciones colectivas a nivel internacional en aras de reforzar la seguridad y la estabilidad, de regular los conflictos por medio de la búsqueda de compromisos razonables, así como a través del desarrollo de una colaboración y un diálogo plenos con todos los Estados. Las prioridades de Rusia han quedado expuestas en reiteradas ocasiones en las intervenciones del Presidente de la Federación Rusa, en su artículo «Rusia y el mundo cambiante», en el Decreto Presidencial de Vladímir Putin del 7 de mayo de 2012 y en el Mensaje del Presidente ante la Asamblea Federal del 12 de diciembre de 2012. Nuestras acciones se han basado, como siempre, en principios que han pasado la prueba del tiempo: el pragmatismo, la apertura, la multidireccionalidad, la predictibilidad y el fomento tenaz de los intereses nacionales sin que ello desemboque en enfrentamientos.

Como elemento clave consideramos la tarea impuesta por el presidente Vladímir Putin de contribuir a la creación de una Rusia rica y próspera y garantizar condiciones externas favorables al desarrollo continuo del país a largo plazo fundamentado en un extraordinario conjunto de recursos y en el enorme potencial humano, así como al refuerzo de su posición como socio igualitario en los mercados internacionales y, en general, en los asuntos de carácter internacional. Paso a paso se han ido logrando crear las condiciones necesarias para aprovechar con la máxima eficacia posible las oportunidades que brinda la colaboración económica y científico-técnica con nuestros socios extranjeros a la hora de solucionar problemas nacionales.

Seguimos reforzando la posición de nuestro país como uno de los principales centros de fuerza e influencia en el nuevo sistema multipolar que se está generando en respuesta a las realidades y a los problemas del siglo XXI. En 2012 centramos nuestros esfuerzos en el fomento activo de los procesos de integración dentro del espacio de la Comunidad de Estados Independientes (CEI). Esta es una prioridad natural para nosotros. Se ha logrado asegurar un puesto digno para los miembros de la CEI en este mundo cada vez más complejo y extremadamente competitivo.

Esta orientación se materializó en la Declaración sobre el Desarrollo Futuro de la Colaboración Multilateral aprobada en la sesión del Consejo de los jefes de Estado de los países miembros de la CEI celebrada el 5 de diciembre (del año pasado) en Asjabad y en la firma del Acuerdo sobre la Organización del Mercado Monetario de Integración. No hay necesidad de recalcar una vez más la importancia del Tratado de Libre Comercio dentro del marco de la CEI, que supone un paso muy importante. Se ha seguido profundizando en la integración en distintos formatos como la Unión Aduanera, el Espacio Económico Único o la Comunidad Económica Euroasiática (EurAsEc). Como bien es sabido, se tomó la decisión de que a partir de febrero de 2012 entraría en funcionamiento la Comisión Económica Euroasiática (actualmente este mecanismo ya está en marcha) y a partir del 1 de enero de 2015, la Unión Económica Euroasiática.

Estos procesos no se están desarrollando en un espacio cerrado. Partimos de la base de que la troika de integración (Rusia, Bielorrusia y Kazajistán) ha confirmado la apertura de su alianza a otros países miembros de la CEI, sobre todo a los miembros de la EurAsEc. En general, dicha integración se basa en los principios que han cimentado procesos similares en la Unión Europea y en los principios de la Organización Mundial de Comercio. Esto nos da pie a suponer que el objetivo planteado por el presidente Vladímir Putin (consistente en la creación futura de un espacio económico y humano único desde el océano Atlántico hasta el Pacífico) es completamente factible. Y, ya que hablamos de procesos de integración, quiero recalcar que en el año 2012 se ha afianzado la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) como estructura multifuncional de reacción ante retos y amenazas.

Hemos seguido desarrollando la colaboración bilateral con los países de la CEI, incluidos, claro está, nuestros socios de la Unión Aduanera (Kazajistán y Bielorrusia), Ucrania y países de Asia Central y Transcaucasia.

En general, todas nuestras iniciativas han estado orientadas a fomentar una agenda positiva y sustanciosa con el objetivo de aunar los esfuerzos de todas las partes implicadas en las relaciones internacionales. Así es como hemos actuado dentro del marco de la ONU, el G-20, el G-8, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y los BRICS. En el transcurso de nuestras próximas presidencias del G-20, el G-8, la OCS y los BRICS entre 2013 y 2015 tenemos pensado aprovechar nuestras funciones para seguir fomentando enfoques unificadores y constructivos ante los distintos problemas.

Los resultados de la cumbre entre Rusia y la Unión Europea celebrada en diciembre en Bruselas confirmaron el considerable potencial de esta alianza estratégica ya existente. Hemos seguido trabajando en el ámbito energético. Como bien es sabido, el segundo ramal del gasoducto Nord Stream está funcionando en su totalidad, y se ha iniciado la materialización del South Stream. Uno de los puntos clave en nuestras relaciones con la UE sigue siendo la pronta transición hacia un régimen sin visados para los ciudadanos que deseen realizar viajes de corta duración. Todas las cuestiones técnicas y legales correspondientes están resueltas: lo que falta es la voluntad política. Estamos firmemente convencidos de ello, y así se lo hemos comunicado a nuestros socios.

Las relaciones entre Rusia y Estados Unidos tienen, como de costumbre, una importancia primordial para resolver cuestiones relacionadas con la seguridad euroatlántica y, en general, para preservar la estabilidad mundial. Es nuestro interés mantener un diálogo constructivo y desarrollar una colaboración estable y beneficiosa para ambas partes, sobre todo en el ámbito de las inversiones, los lazos económicos y comerciales y los contactos humanos. En el año 2012 entró en vigor el Acuerdo sobre la Simplificación de los Trámites de Visado para Turistas y Empresarios. Ahora nos hemos fijado un objetivo (y espero que nuestros colegas estadounidenses lo consideren con una actitud constructiva): avanzar hacia un régimen sin visados.

En nuestras relaciones hay también algunas cuestiones peliagudas; no voy a entrar en detalles en lo que al problema del sistema de defensa antimisiles se refiere, ya que para ustedes es más que consabido. Asimismo estarán al corriente de las consecuencias negativas que ha traído consigo la adopción de la odiosa y sancionada Ley Magnitski, que, básicamente, ha sustituido la antisoviética Ley Jackson-Vanik con una antirrusa. Independientemente de lo que suceda, en el futuro seguiremos respondiendo a acciones inamistosas. No obstante, en el núcleo de nuestra posición se encuentra la predisposición a desarrollar los lazos ruso-estadounidenses en todos los sentidos, así como el interés por coordinar nuestras acciones a nivel internacional partiendo de los principios fundamentales de la igualdad de derechos, el respeto mutuo de los intereses y la no injerencia en los asuntos internos del otro.

Precisamente en base a lo anterior ha sido como han avanzado nuestras relaciones con la Alianza Atlántica. En la reunión ministerial del Consejo de Rusia y la OTAN celebrada en diciembre (de 2012) vimos que, en general, la colaboración se está desarrollando con éxito en toda una serie de ámbitos. Pero la clave para que esta colaboración alcance un nivel cualitativamente superior sería la solución del problema relacionado con la creación de una arquitectura de seguridad igualitaria e indivisible en el espacio euroatlántico basada en acuerdos firmes y legalmente vinculantes. Nuestras propuestas a este respecto ya son conocidas y las mantenemos en la mesa de negociaciones.

En general, el año pasado todas nuestras acciones se basaron en los principios del respeto al Estado de derecho, las reglas de la democracia y los fundamentos colectivos de las relaciones internacionales, el indiscutible papel central de la ONU y de su Consejo de Seguridad, así como la inadmisibilidad de la utilización del Consejo de Seguridad de la ONU para legitimar la injerencia externa en conflictos internos. Ese es también nuestro modus operandi con respecto a la situación en Oriente Medio y en el Norte de África, incluida la crisis de Siria.

Vamos a contribuir con los esfuerzos internacionales para garantizar la resolución pacífica del conflicto sirio en virtud de los Acuerdos de Ginebra sin tratar de reescribirlos ni reinterpretarlos. Este documento no precisa de interpretaciones, puesto que en él todo está escrito de forma sencilla y comprensible: todas las partes deben cesar en el uso de la violencia y nombrar a negociadores para acordar la estructura y los objetivos de un órgano administrativo de transición.

También se ha conseguido que no cayera en el olvido el problema del conflicto en Oriente Medio. En este sentido, nuestros esfuerzos se han centrado en la reanudación de las negociaciones palestino-israelíes. Hasta el momento no se han observado progresos a este respecto. Pero estamos convencidos de que los esfuerzos para contribuir a que ambas partes vuelvan a la mesa de negociaciones deben no solo continuar, sino también intensificarse considerablemente.

El acrecentamiento de nuestra presencia en la región de Asia-Pacífico constituye un elemento importante en la consolidación de la posición internacional de Rusia. En la cumbre del APEC celebrada en Vladivostok en septiembre (de 2012) quedó clara la seriedad de los planes y las intenciones de Rusia. Les estamos agradecidos a nuestros socios por su apoyo a la agenda que hemos presentado. Trabajando dentro del marco del APEC, distintos grupos divididos por perfiles han elegido ya un conjunto de 60 iniciativas concretas para su estudio.

Le hemos otorgado especial importancia a la consolidación de nuestra alianza estratégica con China, India y Vietnam. Hemos desarrollado nuestros lazos en distintos ámbitos con Japón, la República de Corea, los países de la ANSA y otros Estados de la región de Asia-Pacífico. Asimismo hemos participado activamente en la actividad de los mecanismos multilaterales de la región de Asia-Pacífico, incluidas las cumbres de Asia Oriental. Consideramos que dicho foro desempeñará un papel aún más importante a la hora de garantizar unos enfoques únicos y comunes con respecto a la seguridad y a la colaboración en la región.

Estamos satisfechos con la cooperación con nuestros socios de Latinoamérica y África. Hemos fomentado proyectos concretos en las relaciones con los países de dichas regiones y hemos colaborado con organizaciones multilaterales que están activas allí, sobre todo con la Unión Africana y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Hacer un uso más extendido de las posibilidades del «poder blando» debería permitirnos incrementar de forma considerable la eficacia de nuestros esfuerzos en materia de política exterior. Rossotrudnichestvo [la agencia federal rusa para la CEI, los compatriotas que residen en el extranjero y la colaboración humanitaria internacional] ha empezado a desempeñar un papel más enérgico y emprendedor en este sentido. A lo largo del año 2012 hemos colaborado activamente con estructuras de la sociedad civil y nos hemos reunido periódicamente con organizaciones no gubernamentales y grupos de expertos dentro del marco del Consejo Empresarial y del Consejo Científico anejos al Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia. Hemos colaborado con el Consejo Ruso de Asuntos Internacionales, con el Fondo de Apoyo a la Diplomacia Pública «Alejandro Gorchakov» y con el Fondo de Apoyo y Defensa de los Derechos de los Compatriotas en el Extranjero. Seguimos trabajando en todos estos y en otros ámbitos.

Dentro del marco de esta breve intervención está claro que no he podido hablar de todos los temas. Vamos a llevar a cabo una política exterior consecuente y estaremos abiertos a intensificar nuestra colaboración con todos aquellos que así lo deseen sobre la base de la igualdad de derechos y el beneficio mutuo.

Gracias.

Pregunta: Serguey Víktorovich, en marzo se cumplirán dos años desde el comienzo del conflicto sirio. Los múltiples intentos de acercar a ambas partes al diálogo han fracasado. En su opinión, ¿cree que aún es posible resolver el conflicto de Siria por la vía pacífica?

¿Las maniobras navales anunciadas por Rusia en el Mediterráneo oriental suponen una preparación por si los acontecimientos se desarrollan de forma distinta en la región?

S. V. Lavrov: Las maniobras se realizan con periodicidad. Hasta hace poco nuestra flota no podía realizar expediciones de largo recorrido, pero ahora la situación ha cambiado. Para que el ejército y la flota rusos estén en buena forma deben entrenarse. Por ello, los ejercicios de nuestras fuerzas terrestres, aéreas y navales han adquirido un carácter periódico. Eso no tiene nada de especial, puesto que nuestras tropas navales participan activamente en la lucha contra la piratería. Está claro que no queremos que la cuenca del Mediterráneo se desestabilice aún más. La presencia de la flota rusa en dicha región constituye, sin duda alguna, un factor de estabilización de la situación.

En lo referente a la tesis sobre el fracaso de los intentos de sentar a las partes en conflicto en Siria a la mesa de negociaciones, muy a mi pesar no se han observado dichos intentos por parte de todos los actores externos. Nosotros lo hemos intentado, nos hemos reunido y seguimos reuniéndonos con todas las partes del conflicto sirio y seguimos la misma línea en nuestros contactos tanto con el Gobierno como con todos los miembros de la oposición, tratando de convencerles de la necesidad de que cumplan el Comunicado de Ginebra, que lleva la firma de todos los actores externos clave: los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, la Liga Árabe, Turquía, la Unión Europea y la ONU. Pero, por desgracia, otros miembros del Grupo de Acción formado en Ginebra dejan traslucir mensajes erróneos en sus contactos con la oposición y prácticamente no entran en contacto con el Gobierno sirio. La oposición se aprovecha de dicho apoyo para respaldar su irreconciliable posición, que consiste en su rechazo a entrar en negociaciones con el régimen. La Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria formada en noviembre de 2012 en Doha anunció en su documento programático que su objetivo consiste en derrocar al actual régimen y desmantelar sus instituciones, algo que está en clara contradicción con los acuerdos de Ginebra, en los que se hace especial hincapié en la necesidad de salvaguardar las instituciones gubernamentales y de no repetir los errores cometidos en otros países de la región.

En su documento programático, la oposición representada por la coalición anteriormente mencionada rechaza de plano negociar con Bashar al Assad. Nuestros socios occidentales y algunos países de la región de Oriente Medio acogieron favorablemente su creación. A nuestra pregunta de por qué aprobaban un enfoque que consistía en el rechazo del diálogo nos respondieron que lo más importante era aunar a la oposición y que, posteriormente, los países occidentales y otras partes implicadas en el proceso de resolución del conflicto sirio tratarían de convencerles de adoptar una posición más constructiva. Pero nada de eso está sucediendo. Por desgracia, los miembros de la oposición siguen rechazando de plano el diálogo con las autoridades y han optado por la vía de la lucha armada. Nuestros socios del Grupo de Acción, lamentablemente, les empujan en esa dirección y les proveen de todo lo necesario para la lucha.

Así pues, no ha habido ningún intento de sentar a las partes a la mesa de negociaciones. Los esfuerzos han venido de la mano de Rusia; China; el enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe, Kofi Annan; y su sustituto en el cargo, Lakhdar Brahimi.

Insisto en que todo se topa contra la obsesión de la oposición de derrocar a Bashar al Assad. Hasta que esa irreconciliable posición no cese, no sucederá nada positivo, proseguirá la lucha armada y seguirá muriendo gente. Para nosotros la prioridad no consiste en alcanzar un objetivo geopolítico concreto, que es lo que para muchos constituye claramente la idea de derrocar a Bashar al Assad, sino en estabilizar la situación y poner fin lo antes posible al derramamiento de sangre para salvar las vidas de los sirios. Pero, al parecer, otros socios tienen prioridades distintas. Nosotros hablamos abiertamente con ellos de esto. En nuestras conversaciones parece que comprenden la amenaza que entraña la perspectiva del derrumbamiento del Estado sirio, pero públicamente exponen enfoques un tanto distintos que no coinciden con lo que nos dicen en privado.

Pregunta: ¿Sería tan amable de confirmar o desmentir la información de que Rusia ha ofrecido su ayuda para transportar tropas francesas a Mali? ¿Cuál es la posición actual de Rusia con respecto al conflicto que está viviendo dicho país?

S. V. Lavrov: Ayer tratamos de aclarar este malentendido. El pasado 18 de enero mantuve una conversación telefónica con mi homólogo francés, Laurent Fabius, y me comentó lo que piensan en París de la situación en Mali. Asimismo expresó su reconocimiento por el hecho de que el Consejo de Seguridad de la ONU apoyara por unanimidad y a nivel operativo la respuesta francesa a la petición por parte del Gobierno de Mali de enviar allí un contingente francés para estabilizar la situación e impedir que los separatistas se hicieran con el control del Estado. Laurent Fabius quiso también saber si Rusia podía prestar servicios logísticos, a lo que le respondí que tenía constancia de la existencia de contratos entre empresas rusas privadas como Volga-Dnepr, Air Bridge Cargo o SKOL y distintos organismos, incluidos el Ministerio de Defensa francés, los Ministerios del Interior de toda una serie de países africanos y la División de Adquisiciones de la ONU. Y la decisión es suya, puesto que se trata de proyectos comerciales. No hemos comentado nada más con respecto a la prestación de servicios logísticos. Cuando se divulgó la información que usted menciona, nuestros colegas franceses presentaron sus disculpas y dijeron que se había tergiversado lo que habíamos hablado entre nosotros.

En cuanto a la postura de Rusia con respecto al conflicto de Mali, la manifestamos a menudo. En mi intervención he mencionado que nos preocupan las perspectivas de desestabilización de la región del Sahara-Sahel, hacia donde se está «extendiendo» la inestabilidad del Norte de África. Las personas contra las que están luchando actualmente en Mali tanto franceses como africanos derrocaron a Muamar el Gadafi. Nuestros socios occidentales les proporcionaron armamento para, entre otras cosas, derrocar el anterior régimen libio.

Para nosotros es importante no fijarnos en lo que estamos observando como un caso aislado. Hasta la fecha, la comunidad internacional ha ido actuando caso por caso. Si ocurría algo en Yemen, nos centrábamos en dicho país; y luego, en Libia, Túnez y Egipto. Ahora es el turno de Mali y Siria. Lo importante es erguir la cabeza y ver desde una perspectiva más amplia «más allá del horizonte» de todos estos procesos, que están relacionados entre sí y que implican un gran número de amenazas, entre ellas la del terrorismo. Al-Qaeda y sus «socios» en este negocio miserable han tratado seriamente de hacerse con el poder en distintos Estados.

Asimismo nos preocupa enormemente la situación que se está registrando entre las distintas corrientes del islam, que está adquiriendo visos cada vez más serios de estallar. Hay que hacer algo con este proceso, principalmente a través de la Liga Árabe y la Organización para la Cooperación Islámica. Instamos a que todos los países islámicos expresen su solidaridad unos con otros y no permitan que tenga lugar un cisma en una de las religiones más importantes del mundo. Albergamos la esperanza de que se estabilice la situación en Mali y de que los países africanos desplieguen allí su operación lo antes posible, tal y como lo ha autorizado el Consejo de Seguridad de la ONU.

Insisto en que es preciso tratar de analizar de forma compleja la situación en esta enorme región tan importante y concordar todas las acciones que se lleven a cabo en cada ámbito concreto con la tarea común de no permitir el derrumbamiento de los Estados, la desaparición de los Estados laicos o la llegada al poder de radicales y extremistas. Esto va a ser una «mina de acción retardada» en las próximas décadas.

Pregunta: En su opinión, ¿hasta qué punto está justificada la tesis de que el famoso «reinicio» ha llegado a su fin? ¿Cómo podría definir las relaciones entre Rusia y Estados Unidos?

S. V. Lavrov: Ya hemos hablado en varias ocasiones del «reinicio», que es algo que no puede prolongarse eternamente. Si nos referimos al término informático, todo el mundo debería comprender que un reinicio constante constituye un fallo del sistema que indica que este se ha bloqueado.

Cuando la Administración de Obama anunció su deseo de «reiniciar» las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, consideramos unívocamente que Estados Unidos había comprendido lo contraproducente que había sido la política que había llevado a cabo la Administración de Bush en su relación con Rusia, es decir, cuando «al más alto nivel» las relaciones entre los líderes eran cordiales pero la amistad personal no se extendía a los demás «niveles», que es donde se acuerdan las acciones concretas. Ahí reinaba una incomprensión total. Pero no era culpa nuestra: nosotros siempre hemos tratado de llevar las relaciones prácticas por el cauce de la atmósfera imperante entre ambos presidentes.

Cuando la nueva Administración estadounidense anunció que quería «reiniciarse», se refería en primer lugar a sí misma. Y, de forma bastante activa y no sin éxito, estuvo tratando de fomentar nuevos enfoques. La atmósfera de la cooperación entre Rusia y Estados Unidos cambió a todos los niveles: se creó la Comisión Presidencial Ruso-Estadounidense, se firmó el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, se ratificó el denominado Acuerdo «1-2-3» —que tanto tiempo llevaba parado en el Senado y que resultaba beneficioso para las empresas tanto estadounidenses como rusas— de colaboración en materia del uso pacífico de la energía atómica, se cerró el Acuerdo sobre la Liberalización del Régimen de Visados, etc.

Hemos desarrollado activamente nuestros lazos culturales; el año pasado celebramos el bicentenario de la colonia rusa de Fort Ross, California. La vida cultural, en general, ha estado muy cargada.

No obstante, en nuestras relaciones ha habido y sigue habiendo algunos roces. El sistema de defensa antimisiles es el más importante de todos ellos. Pero, como siempre, estamos dispuestos a proseguir con el diálogo. Aunque defienden el diálogo, nuestros socios estadounidenses están planificando y llevando a cabo la construcción y la creación de bases de su sistema de defensa antimisiles —que posee dimensiones mundiales— sin tener en cuenta nuestra opinión. Es decir, que están de acuerdo en proseguir con el diálogo pero están haciendo lo que ya han decidido unilateralmente y han ejecutado por decisión de la OTAN.

Al roce provocado por el sistema de defensa antimisiles se han sumado otros nuevos, como la Ley Magnitski que he mencionado hoy, en la que la tragedia de un hombre se ha aprovechado cínicamente para «castigar» a Rusia e inmiscuirse en un proceso del que se está ocupando nuestro sistema judicial y que todavía no ha concluido. Los legisladores estadounidenses se erigieron en jueces en asuntos que tienen que ver con nuestra vida interna y que tenemos que dilucidar en primer lugar nosotros mismos. Tuvimos que reaccionar. No fue decisión nuestra. Nos vimos obligados a obrar de este modo, puesto que en las relaciones entre Estados hay unas leyes determinadas y una acción así no puede quedar sin respuesta.

Actualmente se está produciendo otro agravamiento más en relación con una decisión ilegal de un tribunal estadounidense sobre la «colección de Yosef Schneerson». Es una sentencia indignante que nada tiene que ver con el concepto de justicia. La colección, que es patrimonio del pueblo ruso, se considera propiedad de la comunidad estadounidense de judíos jasídicos, que, por cierto, hace más de 10 años recibieron por parte de Rusia algunos libros de dicha biblioteca como muestra de buena voluntad y para su disfrute temporal durante unos cuantos meses y todavía no los han devuelto. En mi opinión, este asunto también debe ser objeto de una causa judicial.

Comprendemos que en Estados Unidos el sistema judicial es independiente; lo es en todas partes. La Administración estadounidense nos ha comunicado que está completamente de acuerdo con nuestros argumentos en relación con la «colección de Yosef Schneerson», pero prácticamente no ha hecho nada para explicarle al tribunal el estado real de las cosas. El tribunal dictó la sentencia bajo la postura indolente de la Administración estadounidense. Nosotros responderemos con las medidas correspondientes. Esto tampoco puede quedar sin réplica.

Pero todo esto no arroja un saldo positivo sobre nuestras relaciones, que actualmente no están en la mejor de las formas. No obstante, instamos consecuentemente a que, a pesar de los problemas y las dificultades que surjan, sigamos avanzando en aquellos ámbitos en los que nuestros intereses coinciden. Y en aquellos aspectos en los que no estamos de acuerdo, incluidos los casos que he mencionado, es preciso buscar la manera de impedir que los problemas envenenen toda la atmósfera y no permitan que nuestros países colaboren.

Rechazaremos de forma firme y consecuente cualquier intento de inmiscuirse en nuestros asuntos internos y de darnos lecciones, máxime cuando los propios «profesores» no son irreprochables en muchos aspectos. Pero no vamos a adoptar la actitud del ofendido ni a rechazar cualquier otra vía de colaboración. El 18 de junio de 2012, en Los Cabos, los presidentes Vladímir Putin y Barack Obama acordaron que era hora de darle prioridad a la intensificación del comercio bilateral, a los lazos económicos y a los proyectos de inversión. Nuestros volúmenes en este ámbito son sustancialmente inferiores a las relaciones entre Rusia y los principales países europeos o China, así como a los volúmenes comerciales y económicos de los lazos existentes entre Estados Unidos y Europa o China. Esto supondrá un baremo importante para medir hasta qué punto podemos intensificar nuestros lazos comerciales. Los empresarios rusos quieren estar presentes en Estados Unidos, pero en ocasiones sufren allí un trato discriminatorio, como sucedió el año pasado con la empresa Severstal, que decidió abrir un centro de producción de alta tecnología en Detroit y el Ministerio de Energía de Estados Unidos le prometió garantías de crédito. Pero, por culpa de la presión política ejercida por unos cuantos legisladores estadounidenses, esas garantías quedaron revocadas, a pesar de que la empresa rusa pretendía y pretende normalizar una línea de alta tecnología y, de esta forma, crear puestos de trabajo en Estados Unidos.

Es preciso ir más allá de los enfoques politizados. Suponemos que la nueva Administración formada por el presidente Obama sacará conclusiones de esta lamentable experiencia y se comportará tal y como hemos acordado: sobre la base del respeto mutuo, la igualdad de derechos y el beneficio mutuo, y sin intentos de inmiscuirse en los asuntos internos del otro.

Se han planificado contactos bilaterales. Supongo que durante el transcurso de la Conferencia de Seguridad de Múnich que tendrá lugar a principios de febrero de este año tendremos la oportunidad de reunirnos con los líderes de la delegación estadounidense. En un principio asistirá el vicepresidente Joe Biden. Si nos encontramos allí, hablaremos sin duda de todas estas cuestiones y veremos cómo pueden seguir desarrollándose nuestras relaciones.

Insisto en que esto no es una nueva concepción, sino una nueva redacción de dicha concepción, ya que los principios clave en los que se basa la política exterior rusa permanecen inmutables. Dichos principios se fijaron en la Concepción de la Política Exterior, aprobada en el año 2000, y consisten en la necesidad de seguir una línea de política exterior de forma pragmática, abierta y predecible; colaborar con todos los Estados que así lo deseen sobre la base de la igualdad de derechos y el beneficio mutuo; y defender los intereses nacionales con firmeza pero sin que ello desemboque en enfrentamientos. Estos principios conservan su importancia en toda su extensión y seguirán aplicándose en otras condiciones a las distintas situaciones que han surgido últimamente en las relaciones internacionales.

Una vez más repito que se ha comunicado dicha concepción, que está siendo estudiada por la Administración del presidente y que se publicará una vez la haya ratificado el jefe del Estado.

Pregunta: Según los datos del Ministerio de Exteriores ruso, hay decenas de miles de ciudadanos rusos en Siria. Ayer casi 100 de ellos regresaron a su patria, y la situación en el país continúa agravándose. En este sentido, ¿no tiene Rusia ningún plan para iniciar una evacuación de sus ciudadanos a mayor escala y reducir el personal de la embajada?

S. V. Lavrov: No se ha iniciado ninguna evacuación, por lo que nos resulta complicado iniciar una a mayor escala.

Lo que importa es que es verdad que en Siria se encuentran varias decenas de miles de ciudadanos rusos. Principalmente se trata de mujeres que han contraído matrimonio con ciudadanos sirios. No todas esas personas figuran en el registro del consulado, pero aquellas que figuran han ido siendo informadas después del reparto de la ayuda humanitaria en Siria (y esto es algo que se realiza de forma periódica) de que tienen la posibilidad de regresar a su patria si así lo desean. Cuando se estaba realizando el sondeo, cerca de mil mujeres indicaron que estarían interesadas. Pero cuando se presentó la ocasión inminente con los aviones del Ministerio de Situaciones Extraordinarias que aparecieron recientemente, fueron menos de cien personas las que manifestaron su voluntad de acogerse a dicha posibilidad.

En lo referente a la Embajada de Rusia en Damasco, partimos de la base de que actualmente no debería haber allí personal secundario cuya presencia no sea imprescindible para la actividad diaria; de hecho, no lo hay. Las familias de los funcionarios se marcharon hace mucho y probablemente sea lo mejor, ya que la situación para trabajar en Siria no es muy sosegada. La embajada está funcionando a pleno rendimiento, solucionando los problemas que se le han presentado, y mantiene contactos con los dirigentes sirios y con las fuerzas de la oposición. Hasta el momento no tenemos ninguna otra intención, a excepción de los planes en caso de agravamiento de la situación que existen para cualquier país de esta y de otras regiones problemáticas. Pero de momento no se ha hablado de poner en marcha ninguno de ellos. Actualmente, la valoración de nuestra embajada y de los departamentos correspondientes aquí, en el centro administrativo, no exige la puesta en marcha de los planes existentes.

Pregunta: Se supone que en 2014 se iniciará la retirada de Afganistán del contingente militar internacional. En este sentido, en Tayikistán, que tiene frontera con dicho país, temen que se pueda producir una propagación del terrorismo y del extremismo en la región. ¿Está dispuesta Rusia a ayudar a reforzar la frontera afgana con sus tropas o con tropas de la OTSC? ¿Cabe la posibilidad de que se active la base militar rusa en Tayikistán cuya presencia se prorrogó el año pasado?

S. V. Lavrov: La perspectiva de que se agraven las amenazas provenientes del territorio de Afganistán después de 2014 es motivo de preocupación no solo para Tayikistán, sino también para otros países de Asia Central y Rusia. Las amenazas del terrorismo y del narcotráfico provenientes de Afganistán afectan a nuestros vecinos de Asia Central y, a través de ellos, a la Federación Rusa. Esta cuestión es objeto de debate dentro del marco de la OTSC con asiduidad. En la última cumbre de la organización celebrada en diciembre de 2012 en Moscú se tomaron decisiones específicas en este sentido que, entre otras cosas, proponen que se preste ayuda a Tayikistán para reforzar la frontera tayiko-afgana y proveerla de tecnología moderna, así como apoyo en otros ámbitos, incluida la cooperación entre las distintas fuerzas del orden y los servicios fronterizos y aduaneros siguiendo la línea de la OTSC. Son decisiones bastante exhaustivas que, en mi opinión, permitirán contener el «transvase» de las amenazas afganas hacia Asia Central y, a través de ella, hacia la Federación Rusa.

En estos momentos no está entre nuestros planes desplegar ningún tipo de fuerzas o medios adicionales. Todas las medidas previstas se llevarán a efecto gracias al apoyo de nuestros amigos tayikos. Allí se encuentran asesores rusos del Servicio Fronterizo del FSB de la Federación Rusa y está en funcionamiento una base militar rusa que constituye un elemento de estabilidad, así como una parte del potencial bélico de la OTSC. Hasta la fecha no hay planes de activar la base, pero está en todo momento preparada para ello.

Pregunta: Ucrania ha exigido el pago de aranceles aduaneros por los cargamentos que se suministran a la flota rusa del mar Negro. ¿Moscú se ha negado a pagar o va a abonar dicha suma?

En su opinión, ¿qué les va a deparar este año a Rusia y a Ucrania: unas negociaciones interminables e infructuosas en torno al precio del gas o algo un poco más constructivo?

S. V. Lavrov: En lo referente a la imposición de impuestos y a la recaudación de otros aranceles de mercancías que entran en territorio ucraniano por necesidad de la flota del mar Negro de la Federación Rusa, el problema está en que nuestros amigos ucranianos establecen el recargo de dichos pagos de forma unilateral y en vulneración de los acuerdos base sobre la flota del mar Negro. El problema no ha desaparecido, y estamos tratando de solucionarlo. Las negociaciones están teniendo lugar dentro del marco de la Subcomisión de la Flota del Mar Negro, que está trabajando a un ritmo considerablemente ágil y que ya ha conseguido solucionar algunas cuestiones pendientes. El aspecto por el que ha preguntado usted todavía no se ha solucionado, pero no dudo en que se resolverá. Hemos propuesto invertir en infraestructura social para Sebastopol todo el dinero que se ahorre a cuenta de la retirada de la demanda unilateral de efectuar dichos pagos.

En lo que respecta a lo que les espera a las relaciones entre Rusia y Ucrania, por supuesto que se puede caracterizar su contenido principal, según sus propias palabras, como «negociaciones infructuosas en torno al precio del gas», pero eso es algo que forma parte de nuestros acuerdos y hay que cumplirlos. Las empresas, los Ministerios de Energía, los jefes de Gobierno y los presidentes de ambos países se ocupan de estas cuestiones no desde una perspectiva utilitaria como «el precio va a ser este o este otro», sino en un contexto mucho más amplio, comprendiendo cómo debemos profundizar en nuestra alianza estratégica con Ucrania. El año pasado, en la sesión ordinaria de la Comisión Interestatal celebrada en Yalta, firmamos la Declaración sobre el Contenido de la Asociación Estratégica, y es precisamente en el contexto de este amplio horizonte en el que se consideran asimismo las cuestiones prácticas relativas a nuestra colaboración en el ámbito energético, no solo el precio del gas, sino también la colaboración en el ámbito de la cooperación industrial y en otros muchos campos.

Creo que la carga de nuestras relaciones no va sino a acrecentarse, y cuanto más constructivas sean, más cuestiones prácticas surgirán, cuestiones que habrá que solucionar. El precio del gas es una de ellas, pero insisto en que no es la más importante. Lo principal es comprender las enormes ventajas que supone la colaboración entre nuestros países en un mundo tan competitivo, y estoy convencido de que dicha comprensión existe. La competitividad de las industrias de Rusia y Ucrania se incrementará sustancialmente si avanzamos por la vía de una cooperación más estrecha. Por supuesto, tenemos la intención de acoger favorablemente la participación de Ucrania en procesos de integración que vayan encaminados hacia el espacio de la CEI. Resulta completamente natural aprovechar las ventajas comparativas de los complejos administrativos, logísticos, de infraestructuras y de transporte que se crearon en la época en la que ambos países formaban parte de un único Estado.

Pregunta: ¿Han tenido más noticias sobre la muerte de Aleksándr Dolmátov en los Países Bajos? ¿Podría disipar los rumores de que existe una carta —de su madre— que supuestamente se encuentra en posesión del Ministerio de Exteriores de Rusia? Y si la carta existe, ¿pudo la carta en cierto modo influir en su suicidio? ¿Cómo se está desarrollando el asunto en general? ¿Está tomando medidas el Ministerio de Exteriores de Rusia para esclarecer las causas de la muerte de Dolmátov?

S. V. Lavrov: Desconozco la existencia de una carta de la madre de Aleksándr Dolmátov. Al igual que todos ustedes, yo leí la nota que escribió antes de su muerte. No he visto ni he tenido noticias de ninguna otra carta. En cuanto nos enteramos de este funesto suceso, nos pusimos en contacto con las autoridades holandesas. Exigimos que se investigaran de forma exhaustiva y desde todos los puntos de vista las circunstancias de la tragedia acaecida en el centro de detención de Rotterdam. Asimismo se remitió una petición similar a la Embajada de los Países Bajos en Moscú.

Nuestros diplomáticos están en permanente contacto con las autoridades holandesas. Nos han asegurado que los organismos y servicios competentes de dicho país están haciendo todo lo posible para comprender las causas de la tragedia. Ayer hablé con el embajador de los Países Bajos en Rusia, Ron Keller, quien me aseguró que el asunto de la muerte de Dolmátov tiene un carácter prioritario y que se le está prestando suma atención. Nosotros nos estamos ocupando de formalizar los documentos necesarios para repatriar su cuerpo. Según lo que nos han asegurado desde los Países Bajos, de conformidad con su normativa vigente, el procedimiento tardará aproximadamente una semana y media. Vamos a insistir en que se descubra la verdad. Eso es todo lo que puedo decir.

Pregunta: El año pasado, en esta misma rueda de prensa, usted dijo que Rusia iba a conseguir con total seguridad que se llevara hasta el final el asunto sobre la posible participación de las autoridades kosovares en transplantes ilegales. No obstante, desde entonces no se ha oído nada sobre el «caso Medicus». ¿Ha conseguido Rusia avanzar en el objetivo que se propuso?

S. V. Lavrov: Por desgracia, nos estamos topando con la posición poco constructiva de la Unión Europea, que ha «usurpado» la investigación, y ahora está parada. Incluso parece que paulatinamente la están dejando de lado. Partíamos y partimos de la base de que apoyamos las justificadas pretensiones de Serbia. Esto es, por encima de todo, un problema serbio. Belgrado tiene intención de plantear dicha cuestión en el Consejo de Seguridad de la ONU para incluir a esta organización en la investigación, y nosotros apoyamos esas intenciones.

Pregunta: El año pasado, Armenia, Azerbaiyán y otros países copresidentes celebraron el vigésimo aniversario del grupo de Minsk de la OSCE. Ese año ha supuesto otro periodo infructuoso en la resolución del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán. Todo el mundo habla de la voluntad de ambas partes, pero la voluntad de los mediadores también es un factor bastante importante. ¿Por qué no oímos ninguna declaración firme por parte de Rusia condenando la agresión de Armenia en relación con Azerbaiyán? Hasta la fecha no se ha cedido ni un solo metro del territorio azerí ocupado por Armenia. ¿Por qué no oímos ningún llamamiento a que se cumpla la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU relativa a las formaciones armadas armenias? ¿No considera usted que la voluntad de los mediadores también importa, teniendo en cuenta que Rusia tiene la capacidad de influir en el avance de dicho proceso? ¿Cabe esperar esto para 2013 tomando en consideración que este año se celebran elecciones?

S. V. Lavrov: Como miembro de la troika que copreside el grupo de Minsk de la OSCE junto con Estados Unidos y Francia, Rusia está haciendo todo lo posible por encontrar una solución que contribuya a resolver el conflicto de Nagorno Karabaj. Si lo que uno quiere es acaparar la atención del público en general, probablemente habrá que pronunciar un discurso sobre juicios de valor, exigencias y censura pública. Pero si lo que queremos es solucionar esta cuestión en la práctica, es preciso utilizar otros métodos. Esa es la forma de actuar de Estados Unidos, Francia y Rusia en calidad de copresidentes del grupo de Minsk.

Permítame recordar brevemente la historia de esta cuestión. En el año 2007, los copresidentes del grupo de Minsk de la OSCE preparamos el proyecto de los principios fundamentales para la resolución del conflicto. A partir de esos principios se pudo elaborar un acuerdo de paz. En 2007, Armenia manifestó su voluntad de adoptar dicho proyecto como base, pero a Azerbaiyán el documento no le parecía bien. Movidos por la necesidad de encontrar una base común, los copresidentes prosiguieron su labor en 2009, actualizaron el proyecto de los principios fundamentales y se lo presentaron a ambas partes. Bakú se mostró dispuesta a adoptarlo como base, pero la parte armenia manifestó que sería mejor trabajar sobre la base de la propuesta de 2007.

Ante esta situación, Rusia, representada por el entonces jefe del Estado Dmitri Medvédev, convocó un encuentro entre los presidentes de Armenia y Azerbaiyán. Medvédev les preguntó a los líderes de ambos países si creían conveniente que Rusia tratara de encontrar un punto medio entre la propuesta de 2007 y la de 2009 dentro del marco de los enfoques comunes de los copresidentes (del grupo de Minsk). Los presidentes de Armenia y Azerbaiyán manifestaron su conformidad.

A este asunto se le consagró una serie de 10 encuentros entre los líderes de Rusia, Armenia y Azerbaiyán, en cuyos «márgenes» siempre había presencia estadounidense y francesa como copresidentes del grupo de Minsk de la OSCE. En verano de 2010, en la cumbre del G-8, los presidentes de Rusia, Estados Unidos y Francia adoptaron una declaración en la que instaban a Armenia y a Azerbaiyán a que aprobaran la última versión del documento conciliatorio elaborado por la parte rusa como resultado de los contactos mantenidos con los líderes de ambos Estados. Por aquel entonces se planificó un encuentro entre los líderes de Rusia, Azerbaiyán y Armenia en Kazán. Y, en dicho encuentro en Kazán, los presidentes de los tres países copresidentes del grupo de Minsk de la OSCE instaron a las partes armenia y azerí a que aprobaran la última versión del documento. A mí me pareció que los acontecimientos se estaban desarrollando de forma positiva, pero, por desgracia, el documento no se llegó a aprobar. Creo que usted conoce los motivos, ya que ambas partes realizaron las correspondientes declaraciones públicas.

Los copresidentes todavía no nos hemos dado por vencidos, pero de momento no hay previsto ningún contacto de alto nivel. Los ministros de Armenia y Azerbaiyán están celebrando encuentros, y los copresidentes les hemos propuesto versiones reducidas del documento para retirar las disposiciones conflictivas. Seguimos trabajando en ello.

Pregunta: ¿Por qué dos socios estratégicos como Rusia y Azerbaiyán no han conseguido llegar a un acuerdo en torno a la cuestión de la prolongación del alquiler de la estación de radares de Gabala? ¿Hay alguna perspectiva para este proyecto? ¿Puede que cambie algo o la cuestión está zanjada definitivamente?

S. V. Lavrov: Esa cuestión está zanjada definitivamente. Nosotros estábamos dispuestos a llegar a un acuerdo, pero nuestros amigos azeríes se negaron a ceder en el precio. Consideramos que el precio en el que insistían nuestros colegas azeríes era exorbitado. Ahora están teniendo lugar los actos con motivo del cierre de la estación, que hay que organizar en el transcurso de unos cuantos meses. Azerbaiyán está al corriente de ello.

Pregunta: El Ministerio de Exteriores de Rusia estuvo durante mucho tiempo trabajando con ahínco en el acuerdo bilateral con Estados Unidos relativo a la adopción de niños. ¿Pensaba usted que cabía la posibilidad de introducir una prohibición total de adoptar niños rusos por parte de ciudadanos estadounidenses? ¿Qué opina de que todo ese laborioso trabajo se haya quedado en nada? ¿Trató usted de convencer a los líderes del país de que no tomaran la decisión (de la denuncia)?

S. V. Lavrov: La verdad es que estuvimos bastante tiempo —casi dos años— trabajando en el acuerdo de adopción con Estados Unidos. Los estadounidenses intentaron explicarnos que en su país hay una particularidad: las cuestiones relativas a la adopción son competencia de los estados, por lo que la influencia que pueden ejercer las autoridades federales es extremadamente limitada. Nosotros dejamos claro que necesitábamos un instrumento que se acordara a nivel de los Gobiernos federales, así como encontrar mecanismos que le concedieran a la Administración estadounidense el derecho a dirimir ciertas cuestiones con las autoridades estatales. Al final, el acuerdo que entró en vigor en otoño de 2012 incluye dichos compromisos por parte de la Administración estadounidense.

Pocos días después, nos pusimos en contacto con los responsables estadounidenses para pedirles que nos concedieran acceso hasta un niño ruso llamado Maxim Babaev, que había sido adoptado por una pareja estadounidense. Un tribunal del estado de Florida les había quitado la custodia a los padres adoptivos por maltrato. El niño pasó a manos de un tutor temporal a la espera de otros padres adoptivos. Volvimos a solicitar la posibilidad de acceder hasta Babaev. El tribunal del estado de Florida rechazó varias veces dicha solicitud, y la Administración estadounidense se quedó impasible. Esto es significativo ya que, al igual que en el caso de la «colección de Schneerson», no vimos un deseo sincero de actuar por parte de la Administración estadounidense. Cuando es necesario, la Administración encuentra la forma de hacer llegar seriamente su punto de vista hasta los tribunales, a pesar de su carácter independiente, y trabaja con el Congreso de tal forma que al final se tome en consideración. Todos sabemos que es así.

En el caso de Babaev no percibimos dicho deseo en absoluto, al igual que tampoco observamos una predisposición por su parte de ayudarnos a visitar el «rancho para niños» («Ranch for Kids») del estado de Montana, de cuya existencia nos enteramos por casualidad a través de los medios de comunicación estadounidenses. Resulta que allí «transportaron» a varias decenas de niños rusos que habían sido abandonados por sus padres adoptivos. Y a nosotros nadie nos comunicó nada. El comisionado del presidente de Rusia para los derechos del niño, Pável Astájov, y el comisionado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia para cuestiones relativas a los derechos del hombre, la democracia y el Estado de derecho, Konstantín Dolgov, interpelaron a la Administración estadounidense para que se les permitiera visitar el rancho. La Administración volvió a permanecer impasible. Entonces, los señores Astájov y Dolgov decidieron ir de todas formas. Pero cuando llegaron a las puertas del rancho, los echaron. Aún hoy seguimos sin tener acceso a estos niños.

Los casos que han salido a la luz son únicamente la punta del «iceberg». Hemos empezado a estudiar con especial atención el sistema de adopción de Estados Unidos. A pesar del elevado número de padres adoptivos que, de buena fe, les han dado realmente una familia a los niños rusos, también hay numerosos casos que se desconocen y que suscitan la mayor de las preocupaciones. Quiero señalar que, no hace mucho tiempo, Vietnam rescindió su acuerdo de colaboración con Estados Unidos en el ámbito de la adopción por la falta de «palancas» jurídicas o la falta de voluntad por parte de la Administración estadounidense de hacer uso de ellas, entre otros motivos.

Me atrevo a asegurarle que la Ley Dima Yákovlev —que fue una medida necesaria— refleja nuestra valoración del estado general de las cosas en el sistema de adopción de Estados Unidos. Sabemos que los estadounidenses que adoptan a niños estadounidenses tampoco se comportan siempre de una manera ejemplar ni mucho menos: en muchos casos se renuncia a la adopción.

Nuestro deseo es que nuestros niños sean acogidos principalmente por familias rusas, de acuerdo con las recomendaciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. En ella, la adopción internacional está considerada como una práctica excepcional que puede aplicarse únicamente cuando no es posible encontrarle una nueva familia al niño en el país en el que ha nacido. Asimismo, en dicha convención, la ONU recomienda a cada Estado que una de las tareas de la política familiar nacional sea la creación de condiciones prioritarias para la adopción de huérfanos por parte de los propios ciudadanos del país. Estoy convencido de que la prohibición de adopción por parte de ciudadanos estadounidenses no afectará al cumplimiento por parte de Rusia de los compromisos adquiridos en virtud de la Convención de las Naciones Unidos sobre los Derechos del Niño, en uno de cuyos artículos se recalca que la convención no impone a los Estados firmantes la obligación de dar a sus niños en adopción internacional. La convención únicamente establece los principios fundamentales que se deben respetar en caso de que se realice una adopción internacional.

Seguimos teniendo la posibilidad de dar a niños en adopción a otros países que cumplan de buena fe la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. Estados Unidos, todo sea dicho, no ha ratificado este documento y no tiene intención de adherirse a él. La razón principal —según lo que nos dicen franca y llanamente los estadounidenses— es que no quieren rendir cuentas del cumplimiento de las obligaciones que se desprenden de la convención ante los firmantes. Y este no es el único documento relativo a los derechos del hombre que Estados Unidos se niega a refrendar. Entre ellos se encuentran toda una serie de convenciones de la Organización Internacional del Trabajo, el Pacto Internacional de Derechos Sociales y Económicos del Hombre, etc.

Hemos tenido buenas experiencias en nuestra colaboración con otros países en el ámbito de la adopción. Por ejemplo, Italia es el segundo país que más niños rusos adopta después de Estados Unidos. En 2011, los estadounidenses adoptaron 960 niños rusos y los italianos, 800. Son cifras parecidas, y en las familias italianas no se ha dado ni un solo caso en el que se haya tratado de forma inadecuada a los niños rusos. Estamos preparando un acuerdo similar con Francia. Estoy de acuerdo con que, desde un punto de vista meramente aritmético, la inmensa mayoría de los niños adoptados en Estados Unidos se encuentran bien. Pero hay decenas de casos que están saliendo a la luz (y muchos que no) en los que los niños son sometidos a abusos y violencia y mueren en manos de familias estadounidenses. Eso no pasa con los niños adoptados por padres de países europeos. No se ha dado ni un solo caso. Ha habido problemas debidos a matrimonios mixtos en Finlandia (el caso de Rimma Salonen), pero esa es una disputa sobre con quién debe estar el niño. No hubo ningún tipo de maltrato.

Pregunta: Serguey Víktorovich, ¿cabe la posibilidad de que en un futuro próximo se celebren negociaciones de pleno formato entre el Grupo 5+1 e Irán? ¿Qué le parece que Irán no permita la entrada de los inspectores del OIEA a la base militar de Parchin?

S. V. Lavrov: Estoy convencido de que dichas negociaciones se van a celebrar. Ahora se están concordando las cuestiones técnicas, incluido el lugar del encuentro. No entendemos muy bien por qué se está discutiendo tan acaloradamente sobre dónde se va a celebrar; eso es algo secundario. Al parecer, algunos miembros del Grupo 5+1 e Irán tienen sus propios motivos. Es una pena si eso retarda el proceso. Lo que sí se sabe con certeza es que los directores políticos del Grupo 5+1, encabezados por la Alta Representante de la UE, Catherine Ashton, se reunirán con los representantes iraníes.

Recientemente tuvo lugar la visita habitual de los inspectores del OIEA a Irán para acordar las modalidades de trabajo con relación a las cuestiones recopiladas por este organismo que suscitan sospechas en torno al hecho de si en el programa nuclear iraní ha habido o hay algún componente militar. Los iraníes han asegurado que quieren refrendar íntegramente ese documento. Pensamos que los colegas iraníes podrían hacerlo un poco más deprisa y responder a la propuesta del OEIA —que también está haciendo todo lo posible para llegar a un compromiso con ellos— de elaborar modalidades favorables. Según tengo entendido, la visita de las distintas bases, incluida la de Parchin, se evalúa dentro del contexto del estudio pormenorizado de dichas modalidades. En su momento ya fueron inspectores del OEIA a Parchin; aquí no se debe dar cabida a ningún tipo de sensacionalismo.

Pregunta: En septiembre de 2012, usted dijo que Rusia estaba dispuesta a firmar un nuevo tratado fronterizo con Estonia si Tallin se abstenía de dar sorpresas. ¿A qué se debe esa manifestación de buena voluntad por parte de Rusia, teniendo en cuenta que la posición del Gobierno de Estonia no ha cambiado? ¿Cuáles son las principales exigencias de Moscú para la firma de este tratado? ¿Qué perspectivas puede abrir un documento así para los dos países?

S. V. Lavrov: Esa es una larga y conocida historia. En el transcurso de las intensas negociaciones con Estonia y Letonia sobre la preparación de los tratados fronterizos, tanto Riga y Tallin como nosotros teníamos muy claro que estos documentos no iban a incluir ningún tipo de alusiones históricas, y que los procedimientos de ratificación se iban a llevar a cabo sin sorpresas en forma de referencias a unos u otros tratados de una época pasada. Letonia cumplió íntegramente dicho acuerdo.

Pero cuando el Parlamento estonio fue a ratificar los acuerdos concertados y firmados, en la resolución de ratificación se incluyó una referencia al Tratado de Paz de Tartu, lo que entraba en contradicción con los acuerdos alcanzados con el Ministerio de Asuntos Exteriores de Estonia. Acto seguido nos vimos obligados a revocar el acuerdo y a comunicar que, para zanjar definitivamente la cuestión fronteriza, iba a ser necesario entablar nuevas negociaciones y preparar un documento nuevo. Al final, los socios estonios se mostraron comprensivos a este respecto tras oír nuestras explicaciones sobre la situación y anunciaron que aguardarían un tiempo y, cuando llegara el momento oportuno habida cuenta de distintos factores, estarían dispuestos a retomar las negociaciones. Nosotros hemos estado esperando y se lo hemos ido recordando periódicamente.

En otoño del año pasado se promulgó una iniciativa del Comité de Asuntos Internacionales del Parlamento de Estonia, según tengo entendido. Nuestra buena voluntad no desapareció en ningún momento. Y, con la decisión que se tomó por iniciativa del comité, surgió también la buena voluntad por parte de Estonia. Ahora hemos retomado los contactos, y siguen en marcha.

Pregunta: El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha anunciado que analizará con los investigadores del caso la posibilidad de devolver a Polonia los restos del avión presidencial polaco que se estrelló a las afueras de Smolensk. Se ha divulgado la noticia de que Varsovia todavía no ha agotado la vía jurídica para conseguir dicha restitución. Ayer, en Bruselas, se emitió un comunicado conjunto de parlamentarios polacos y rusos en el que afirmaban esperar la conclusión urgente de la investigación y la devolución de los restos del avión. ¿Puede influir esto para que se acelere el proceso o cabe la posibilidad de devolver a Polonia los fragmentos del avión antes de que concluya la investigación?

Presentamos nuestras disculpas por volver a plantear las mismas preguntas. El Comité de Investigación de Rusia se niega a hablar con nosotros.

S. V. Lavrov: No estoy al corriente de sus relaciones con el Comité de Investigación. En Rusia esta tragedia se vivió muy de cerca. Ya saben cómo reaccionaron el por aquel entonces presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, y el presidente del Gobierno, Vladímir Putin. No deseamos crear problemas ni para los dirigentes polacos, ni para las familias de los fallecidos ni para las relaciones entre Rusia y Polonia. Pero esta es una causa judicial grave que está abierta tanto en Rusia como en Polonia. Según nuestras normas, hasta que la investigación no haya concluido definitivamente y el caso no haya llegado a los tribunales, las pruebas materiales deben permanecer a disposición de los investigadores. La investigación está llegando a su fin, pero todavía no ha concluido. Según tengo entendido, esto no es nada raro, ya que la investigación polaca tampoco ha concluido.

Como comprendemos lo sensible que es este tema en Polonia, ya por el verano de 2012 les propusimos a nuestros colegas polacos que empezáramos a debatir los aspectos técnicos y logísticos del inminente envío de los restos del avión a su país. Dichos encuentros ya se han celebrado entre profesionales. Supongo que dentro de poco tendremos alguna noticia. No puedo hacer comentarios ni pronósticos sobre cuándo se va a concluir la investigación. Pero esta cuestión la tenemos bajo control.

Si el comunicado de Bruselas es un intento de ejercer presión, puede resultar comprensible, pero eso no va a acelerar el ritmo de la investigación que —vuelvo a recalcar— se está llevando a cabo bajo el control directo del presidente de Rusia, Vladímir Putin. Los investigadores están dándose toda la prisa que pueden. Asimismo, de conformidad con todos los acuerdos existentes, estamos dispuestos a resolver las cuestiones relativas a la construcción de un monumento en el lugar de la tragedia, que es un tema del que también se está hablando.

Pregunta: En estos últimos años, Rusia ha experimentado ciertos avances en el desarrollo de las relaciones y de la cooperación con Indonesia y otros países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ANSA) en distintos ámbitos —en mayor medida políticos que económicos— en comparación con otros actores de la región. El volumen comercial de Rusia con los países de la ANSA asciende a algo más de 20 000 millones de dólares; el de Estados Unidos, a 176 000 millones; el de Australia, a 47 000 millones; y el de China, a cerca de 400 000 millones. Para el año 2015, China tiene pensado alcanzar un volumen comercial de 500 000 millones de dólares. En su opinión, ¿qué cree que es necesario hacer para acabar con este desequilibrio? ¿Debe Rusia, al igual que China, establecer una zona de libre comercio con la ANSA, por ejemplo?

¿Qué espera Rusia de la cumbre del APEC que se va a celebrar este año en Indonesia?

S. V. Lavrov: Con la ANSA estamos desarrollando una alianza basada en el diálogo. Hemos firmado el Acuerdo de Colaboración Comercial y Económica y el Acuerdo de Colaboración Cultural. El intercambio comercial va en aumento. Estamos al corriente de las cifras que usted ha mencionado y que reflejan el curso histórico de los lazos entre los países en cuestión. Estoy convencido de que nuestro volumen comercial, de inversiones y de proyectos económicos comunes con los países de la ANSA va a aumentar en consecuencia. Si su pregunta es si vamos a alcanzar a China, no creo que lo hagamos en un futuro próximo. Nosotros tenemos nuestros propios planes que han sido aprobados por los países de la ANSA.

Para nosotros, la zona de libre comercio es una forma de trabajar relativamente nueva. En estos momentos nos encontramos en la fase piloto del estudio de las perspectivas que ofrece la creación de una zona de este tipo con algunos países y estructuras como la Asociación Europea de Libre Comercio, Nueva Zelanda y Vietnam. Si nos sale bien con Vietnam, ya veremos cómo se puede extrapolar dicha experiencia a otros miembros de la asociación.

De la cumbre del APEC en Indonesia esperamos seguir trabajando por las líneas que se marcaron y se mantuvieron en el transcurso de la presidencia rusa. Espero que haya una continuidad. Tenemos un acuerdo con nuestros colegas indonesios para trabajar conjuntamente con la anterior, la actual y la futura presidencia en forma de una troika que se creó en el APEC.

Pregunta: Yoshiro Mori tiene pensado reunirse con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, con ocasión de su visita a Moscú en febrero de este año. ¿Se abordará la cuestión de la firma del tratado de paz con Rusia? Recientemente se ha divulgado la noticia de que en 1992 Rusia se ofreció a entregarle a Japón dos islas: Jabomai y Shikotan. ¿Puede confirmar esta información?

S. V. Lavrov: Estamos a favor de desarrollar activamente las relaciones con nuestros vecinos japoneses. Entre Rusia y Japón hay proyectos de calado iniciados en ámbitos como el comercio, la economía, las inversiones y la energía. Hay planes nuevos en estos aspectos, y se están poniendo en marcha. Lo importante es que los empresarios muestran por ambas partes un interés por la cooperación, y los Gobiernos de Rusia y Japón están alentándolo activamente.

Estamos dispuestos a seguir debatiendo y a buscar las formas de resolver cualquier cuestión que esté en nuestra agenda. Eso incluye también la cuestión de la firma del tratado de paz. Sabemos que el ex primer ministro de Japón, Yoshiro Mori, que ha sido invitado por el presidente de Rusia, Vladímir Putin —son viejos amigos—, se interesará por la cuestión de la firma del tratado de paz. Como sabrá, el primer ministro de Japón está invitado a realizar una visita a la Federación Rusia. Nos alegrará ver a Shinzo Abe en Moscú.

La cuestión del tratado de paz es relativamente reciente. Los líderes de ambos países han convenido en repetidas ocasiones en resolver esta cuestión sin sentimentalismos y sin exacerbar las pasiones de la conciencia colectiva, así como en preparar el terreno para la elaboración de propuestas que sean aceptadas por el pueblo japonés y el ruso. Y eso no es fácil. Estamos hablando de una situación que surgió como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y que quedó reflejada en la Carta de las Naciones Unidas. Para avanzar en este sentido hemos de reconocer esta realidad jurídica y, lo que es más importante, crear unas condiciones favorables para la resolución de cualquier tipo de cuestión peliaguda que haya entre nuestros países. Para ello es preciso intensificar la colaboración económica y comercial y la cooperación cultural y humanitaria, que goza de popularidad entre los ciudadanos rusos y japoneses. Para ello es preciso elaborar enfoques revestidos de confianza a la hora de coordinar las acciones relativas a asuntos internacionales y a cuestiones de seguridad en la región de Asia-Pacífico. Queremos que la seguridad en esta región se base no en bloques cerrados y aislados, sino en una arquitectura inclusiva que aúne a todos los Estados sobre la base del principio de seguridad igualitaria e indivisible. Cuanto más ricas y estrechas sean las relaciones entre nuestros países y nuestros pueblos, más fácil resultará abordar cualquier cuestión peliaguda. Este asunto no se ve favorecido por las declaraciones de algunos políticos japoneses que formulan de una forma bastante sensacionalista exigencias unilaterales a Rusia. No le vemos mucha utilidad a ese tipo de declaraciones desde el punto de vista de la creación de la atmósfera necesaria para desarrollar de forma multilateral las relaciones entre Rusia y Japón.

Pregunta: Entre Rusia y Letonia se están desarrollando activamente las relaciones económicas. No obstante, por desgracia, el diálogo político se ha enfriado. ¿Qué acciones podrían emprender ambas partes para activar este proceso?

S. V. Lavrov: En las relaciones entre dos países cualesquiera, los acuerdos sobre el diálogo político a un nivel u otro se alcanzan cuando se presenta el ofrecimiento correspondiente. Yo mantengo conversaciones con mi homónimo letón «en los márgenes» de distintos actos como el encuentro entre Rusia y la UE o el Consejo de Rusia y la OTAN. No veo ninguna razón para generar un sensacionalismo artificial en torno a nuestras relaciones. Entre nosotros hay un proceso normal de cooperación económica y comercial.

Seguimos estando convencidos de que Letonia debe poner más de su parte para solucionar el problema de los «no ciudadanos». Ese problema es tanto de Letonia como de la UE. A los líderes de la UE les debería dar vergüenza responder a nuestros llamamientos de que insten a Riga a cumplir las recomendaciones del Consejo de Europa, la OSCE y la ONU diciendo que la idea dentro de la UE es que en Letonia y en Estonia todo está en orden. No puede ser justo que carezcan de nacionalidad cientos de miles de personas que han nacido en estos países, que en el referéndum sobre su independencia votaron a favor y que quieren ser leales ciudadanos de Letonia y Estonia. La cantidad de «no ciudadanos» se calcula determinando las cuotas de Letonia y Estonia en el Parlamento Europeo, y no pueden votar, no pueden ni siquiera elegir a las autoridades municipales.

Realicé una visita a Riga hace unos años, cuando Valdis Zatlers era presidente. Les instamos a cumplir al menos las recomendaciones de los organismos internacionales relativas a la concesión automática de la nacionalidad a los recién nacidos y a las personas de la tercera edad. Parece que logramos un cierto entendimiento. Sé que, posteriormente, los líderes letones estuvieron tratando de formalizar esas ideas, pero hasta el momento no ha pasado nada; ahí se quedó la cosa. Este problema supone una auténtica carga para nuestras relaciones y no honra ni a Letonia como miembro de la UE ni a la propia Unión Europea.

Pregunta: El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado hoy una resolución relativa al lanzamiento de un misil por parte de Corea del Norte en diciembre de 2012. ¿Qué puede usted decirnos al respecto?

Y una cosa más: Corea del Sur ha elegido recientemente a Park Chung-hee como presidenta, y ella tiene intención de ampliar sus relaciones con los países vecinos, entre los que se encuentra Rusia. Corea del Norte lleva más de un año en manos de un nuevo líder: Kim Jong-un. ¿Tienen los líderes rusos deseos o planes de reunirse con los jefes de los dos Estados coreanos?

S. V. Lavrov: Todo dependerá principalmente del interés que expresen al respecto los propios líderes de las dos Coreas. Nosotros estamos dispuestos a colaborar en la realización de proyectos trilaterales y en los ámbitos de la tecnología energética, el suministro de gas, la construcción del gasoducto transcoreano y la conexión de la red ferroviaria transcoreana con el ferrocarril Transiberiano. En algunas de estas cuestiones ya se están manteniendo negociaciones de fondo. Todo depende no tanto de la Federación Rusa, sino más bien del deseo y de la predisposición a este respecto de la República de Corea y de la República Popular Democrática de Corea.

Con respecto al lanzamiento del misil balístico por parte de Corea del Norte que ha sido objeto de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, nuestra valoración coincide con la opinión del resto de los miembros del Consejo de Seguridad. La resolución se adoptó por unanimidad, y eso lo dice todo. Dichos lanzamientos —al igual que las pruebas nucleares— están prohibidos por decisiones anteriores del Consejo de Seguridad de la ONU. Esperamos que nuestros vecinos norcoreanos hagan caso a la opinión de la comunidad internacional y retomen la vía de la colaboración dentro del marco de las negociaciones «a seis». Para ello es preciso mantenerse dentro del marco de las exigencias incluidas en las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Nosotros, al menos, haremos todo lo posible para crear las condiciones necesarias para que se reanuden las negociaciones «a seis». Dentro del marco de este mecanismo, Rusia dirige el Grupo de Trabajo para la Paz y la Seguridad en el Nordeste de Asia, que abarca muchas más cosas aparte del problema de la desnuclearización de la península coreana. Nosotros tenemos propuestas concretas que divulgamos como presidentes del Grupo de Trabajo para la Paz y la Seguridad en el Nordeste de Asia. Esperamos que se empiecen a debatir y que generen la masa crítica de confianza mutua necesaria para resolver inmediatamente el problema de las armas nucleares.

Pregunta: Me gustaría hacerle una pregunta sobre las relaciones entre Rusia y Estados Unidos. Por un lado, ambos países tienen a dos presidentes reelectos, Vladímir Putin y Barack Obama; por otro, sus relaciones han empeorado en relación con la Ley Magnitski y la Ley Dima Yákovlev. ¿Qué importancia tiene la celebración de una cumbre bilateral de alto nivel entre Rusia y Estados Unidos?

S. V. Lavrov: Ya he hablado con detalle de las relaciones entre Rusia y Esatdos Unidos, y no me voy a repetir. En lo referente a las reuniones «al más alto nivel», el presidente estadounidense, Barack Obama, tiene una invitación de parte del presidente ruso, Vladímir Putin. Estamos esperando las reacciones a dicho ofrecimiento.

Pregunta: Últimamente en Rusia están teniendo lugar una serie de disturbios que dividen a la población, desde las plazas hasta los ministros, y que vienen provocados por motivos relacionados con la información, como, por ejemplo, la Ley Magnitski. Según datos de la ONU, en la última década se está reduciendo el número de conflictos armados, pero está aumentando la cifra de conflictos relacionados con la información. Hasta el momento, Rusia está ganando las guerras de la información. ¿Tienen pensado tratar de disipar esa «nube» informativa negativa que está intentando provocar la inundación y la agitación de la tripulación de ese barco a la deriva llamado «Rusia»?

S. V: Lavrov: Ya veo que es usted un romántico. Todo el mundo sabe cómo se han ido generando en el mundo actual los recursos informativos en los distintos países, incluidos los recursos informativos destinados al público externo.

Estimamos la importancia de dicha labor. El Estado apoya activamente la multiplicación de nuestras posibilidades informativas, entre las que se incluyen cadenas como Rossiya 24, Russia Today, Rusiya Al-Yaum y la radiodifusión en español de ese mismo canal. No cabe duda de que está entre nuestros planes hacer más cosas en este sentido. A pesar de que sus recursos financieros son considerablemente más modestos, las cadenas Russia Today y Rusiya Al-Yaum están compitiendo seriamente y con éxito con recursos anglófonos como CNN, BBC o Al-Jazeera (si hablamos del mundo árabe). Las estadísticas lo demuestran: no se trata de una diferencia de algunas unidades o de decenas, sino que el porcentaje de público es bastante equiparable. Espero que el resto de los medios de comunicación no contribuyan a que algún «barco» se hunda en algún mar, sino a que las actividades de Rusia, al igual que de cualquier otro Estado, se interpreten de forma objetiva a nivel internacional. Es por eso por lo que nos reunimos con ustedes. Espero que sea útil para ambas partes.

Muchas gracias. ¡Hasta nuestro próximo encuentro!


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