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Respuestas del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, a las preguntas de la agencia de noticias “ITAR-TASS”, Moscú, 4 de agosto de 2014

1850-04-08-2014

Pregunta: ¿Cuál es su valoración de los resultados del encuentro del Grupo de Contacto sobre Ucrania en Minsk, y qué perspectivas hay de que se repita en el futuro un encuentro así en éste o en otro formato? Coméntenos por favor la noticia sobre el traslado masivo de soldados ucranianos a la parte rusa. Y en general, ¿qué nos puede decir del tema de Ucrania?

Serguéi Lavrov: El Presidente de Rusia, Vladímir Putin, ya ha dado su valoración sobre el encuentro de Minsk, en particular, en sus contactos con los líderes extranjeros. Nosotros damos la bienvenida a cualquier paso encaminado hacia el diálogo y que vaya en contra de que continúen los enfrentamientos. Por decirlo de otra forma, los representantes del sureste de Ucrania deben considerarse como socios en una situación que hay que resolver, para que todos los que viven en Ucrania se sientan ucranianos y parte de un Estado y participen directamente en la celebración de las reformas del país, que llevan ya bastante tiempo gestándose e incluso ya han madurado. Precisamente, ya las anunciaron los representantes ucranianos cuando todavía eran oposición. Ahora, encabezan un Estado y sería deseable que no se olvidaran de su obligación de crear una estructura que permita fortalecer la unidad nacional que promovieron encontrándose en la oposición. No siendo así, serán coyunturales y de paso.

Asimismo es crucial atenerse a otros acuerdos que se han alcanzado internacionalmente. En particular, los ministros de asuntos exteriores de Rusia y Ucrania, con la participación del Secretario de Estado de EE.UU. y la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, firmaron el 17 de abril en Ginebra una declaración que enfocaba la tarea hacia tres objetivos bastante urgentes.

La primera ,el cese inmediato del uso de la fuerza; la segunda ,la solución del problema humanitario sin ningún tipo de demoras y la tercera ,el inicio inmediato de las reformas constitucionales en un formato que dé cabida a la participación de todas las regiones de Ucrania y que sea transparente y abierto a la opinión pública.

No se ha cumplido ninguno de estos tres requerimientos bajo los que estampó su firma el Ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, ante todo porque Kiev ha emprendido otro camino y trata de sustituir los compromisos acordados internacionalmente por el llamado "plan de paz de Petro Poroshenko", que iba muy bien encaminado al proponer la tregua, pero que en los últimos puntos exigía valerse de este alto el fuego para que los milicianos entregaran las armas y se rindieran a la "misericordia de los vencedores". Esto contradice directamente los compromisos que adoptó Ucrania acerca de un diálogo igualitario y respetuoso con todas las regiones para tratar cómo construir el Estado, de manera que todos se encuentren a gusto en él, que las regiones se sientan como parte de un país al que respetan, que elige independientemente a sus gobernantes, que garantiza unos derechos definidos en el ámbito de la economía, el sistema financiero y el sistema fiscal y que defiende las tradiciones culturales y humanitarias de su población, incluyendo la utilización de la lengua madre. Insisto, es algo que no se ha hecho. Llamamos la atención de los socios del encuentro de Minsk hacia el hecho de que estos criterios no los ha cambiado nadie. Están consensuados y aprobados también por los ucranianos con la participación de EE.UU. y la UE. Tratar de "barrer debajo de la alfombra" no es honesto y tampoco lo vamos a permitir.

En lo que concierne a los militares ucranianos. Según las noticias, 438 militares solicitaron protección en el territorio ruso ante los combates. Entre ellos, 164 son guardias fronterizos. Ya hemos ayudado en repetidas ocasiones a los soldados ucranianos que nos han pedido socorro para que acogiéramos a los compañeros heridos y les prestáramos asistencia médica. A todo aquel que quiso volver, se le ofreció esa posibilidad sin ninguna traba y no se retuvo a nadie a la fuerza. Sí que es cierto que los que decidieron regresar a Ucrania, fueron acusados después de deserción y sometidos a los tribunales. Cuento con que las autoridades ucranianas sean sensibles y entiendan la absoluta inadmisibilidad de la situación, según la cual los ucranianos luchan entre sí y se les obliga a atacar a su propio pueblo; quien no lo haga así se convierte en desertor y traidor a la patria.

No estoy diciendo que haya que desobedecer órdenes, sino que hay que cumplir los compromisos que asumieron los que ostentan el poder en este momento. Ya he hablado de ello anteriormente. Se comprometieron en escenario internacional, tanto siendo presidente Víktor Yanukóvich, como después, cuando le derrocaron con un golpe de Estado armado, a comenzar un diálogo de pleno derecho con todas las regiones y todas las fuerzas políticas del país. Esta era la principal tarea. Si ahora se pusieran a ello, se podrían resolver bastantes problemas. Los milicianos podrían tranquilizar a sus familias y a quienes confían en ellos, ya que están protegiendo a estas localidades. Quizá esto permita detener esta locura en la que de día en día llegan cada vez más noticias sobre los ataques a los puntos de la población con armas pesadas, sistemas de misiles, incluyendo sistemas "grad". Están sufriendo los orfanatos, los hospitales, las escuelas y las guarderías. Lanzamos nuestro llamamiento (no es la primera semana que lo dirigimos a las organizaciones internacionales, incluyendo la ONU, la OSCE, el CICR y el Consejo de Europa) para que se involucren y, si bien es posible que ahora no se pueda conseguir que las autoridades ucranianas se pongan de acuerdo sobre una tregua, por lo menos se emprenda algún tipo de acción y se organice una misión humanitaria internacional. En varias ocasiones hemos tratado de enviar un convoy de ayuda humanitaria a través del Ministerio de Emergencias de Rusia: alimentos, equipos médicos y artículos de primera necesidad. Oficialmente, como corresponde, hemos solicitado a las autoridades ucranianas mediante una nota dar el visto bueno al suministro de dicha ayuda. Su contestación ha sido ofensiva, e incluso yo diría que con un estilo maleducado: "No necesitamos ninguna ayuda, resuelvan ustedes el problema de la catástrofe humanitaria en Crimea." Así era la nota oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania. Es simplemente indignante, se mire por donde se mire, es inhumano.

Hoy he vuelto a enviar una nota oficial a la OSCE, al Consejo de Europa, al CICR y a la ONU instándoles a organizar algo así como una misión humanitaria internacional y enviar ayuda internacional a Lugansk y Donetsk bajo la égida del CICR, así como a los puntos de la población alrededor de estas importantes ciudades. En Lugansk no hay agua, ni electricidad y se necesita con urgencia arreglar las infraestructuras.

Confío en que la comunidad internacional, que suele reaccionar apasionadamente y con consternación ante cualquier caso de crisis así, por ejemplo, en la Franja de Gaza, dirija su mirada de todas formas al sureste de ucrania, donde la población no sufre menos que la población civil en Gaza. Hay una única diferencia: Israel se ha visto atacada con cohetes desde la Franja de Gaza a los que se ha sentido obligado a contestar, aunque sea de una manera totalmente desproporcionada. Dicho sea de paso, la parte rusa se ha pronunciado en favor de que todo el mundo aplique y demuestre la máxima moderación.

En el sureste de Ucrania, se trata de algo totalmente diferente ya que la gente ha tomado las armas para protegerse del ejército ucraniano, la "Guardia Nacional" y los batallones creados por Dios sabe quién y financiados de forma privada que están resueltos a aplastar por la fuerza las manifestaciones legales y legítimas contra las medidas promovidas por las nuevas autoridades, arrinconando la lengua rusa, los derechos de las regiones, etc. No se trata aquí de contestar a la fuerza con la fuerza, sino del empleo de la fuerza contra quienes se expresan para proteger sus legítimos derechos: lingüísticos, culturales e históricos.

Confío en que las organizaciones internacionales reaccionen ante la crisis en Gaza, siendo como es absolutamente necesario acabar con los incidentes que están llevando al sufrimiento de ciudadanos palestinos inocentes, pero espero también que no se olviden tampoco de las agresiones que existen en el sureste de Ucrania, que todavía se intentan mantener al margen de la opinión pública.

Pregunta: Las crisis en Ucrania y en Gaza han hecho desaparecer de los titulares de los periódicos la situación en Siria. En su momento, la iniciativa de Rusia evitó de hecho que se atacara Siria en relación con la destrucción de las armas químicas. Desde entonces han tenido lugar allí unas elecciones. ¿Cómo valoraría usted ahora la situación en este país? ¿En qué medida se acercan las perspectivas de la regularización siria?

Serguéi Lavrov: Hay mayores perspectivas, aunque lamentablemente sólo porque cada vez son más las vidas que se pierden en este horrible conflicto, que está adquiriendo abiertamente un carácter transfronterizo. El anterior grupo "Estado Islámico de Irak y Levante" que ha pasado a llamarse ahora "Califato Islámico" no solamente abarca unas cuantas regiones de Siria sino que se ha extendido también por un gran territorio de Irak. Según las noticias de los medios de comunicación, este grupo terrorista ha tomado bajo su control la presa de la ciudad de Mosul. Estos mismos terroristas, cuando actuaban en el territorio sirio eran contemplados por nuestros socios occidentales (sobre todo Washington) como una fuerza que, si bien no encajaba con los "altos valores occidentales", sí que, al menos, luchaba contra el "sangriento régimen". Cuando quisimos advertir sobre el peligro que suponía el flujo de semejante tipo de agrupaciones, se podía deducir de las declaraciones de nuestros socios estadounidenses y socios cercanos básicamente que, primero, los terroristas debían derrocar al Presidente Bashar al-Asad con la ayuda del resto de las fuerzas, y después ya se los dispersaría.

De momento, tristemente, lo que ha hecho este grupo es "dispersarse" hacia Irak. Estados Unidos se lleva las manos a la cabeza. No es la primera vez que vemos que los Estados Unidos de América no tienen ningún tipo de estrategia meditada en esta región, y que nuestras tentativas para entablar unas negociaciones incluso en las primeras fases de la crisis siria, lamentablemente, no han conducido a nada. Nuestras propuestas eran muy simples: no hay que ajustar siempre a la propia coyuntura interna las acciones en el escenario internacional ni tampoco adaptar la política exterior a las simpatías y antipatías personales. Fue así en Libia, cuando, como usted recordará, todo el mundo estaba "preocupado" con Muamar el Gadafi, al que consideraban culpable de todos los males de la región. Muamar el Gadafi fue derrocado con la ayuda de los grupos radicales que recibieron armas de Francia y una serie de países del Golfo Pérsico sobre todo, a pesar de la presencia en ese momento de un embargo en el suministro de armas, viniera de donde viniera, a Libia. De todas formas, se suministraron, y desde París y ciertos países del Golfo Pérsico resonaron abiertamente estas declaraciones :"Sí, lo hacemos porque Muamar el Gadafi ha de ser derrocado." Después, esos mismos franceses lucharon en Mali contra aquellos "muchachos" a los que armaron para acabar con Muamar el Gadafi. Esa es la realidad. Por ahora, estos grupos no están "rematados", suponen un gran problema y urden su plan. En Malí, aparentemente, la situación se ha calmado, pero el problema no se ha terminado de resolver, como tampoco en la República Centroafricana, en Chad y en muchos otros países de la región africana.

Ahora se repite el mismo error en Irak, donde tras el derrocamiento de Sadam Husein, el general-gobernador norteamericano básicamente expulsó a todas las estructuras en las que estaban representados los sunitas (el ejército, los cuerpos de seguridad y la policía). Ahora, los sunitas tratan de tomarse la revancha, cuando desde el principio estaba muy claro que el problema de un país tan complejo como Irak tan sólo se podía solucionar a través del consenso nacional.

Rusia propuso que en lugar de llevar a cabo estas acciones que están dictadas exclusivamente por unas relaciones personales con éste o con aquel gobierno de un país, escoger los criterios básicos que nos unen, en concreto la lucha contra el terrorismo. Si se adoptara este criterio como denominador común de las acciones de Rusia, EE.UU., Europa, los países del Golfo Pérsico y de Oriente Próximo, y otros países, se aclararían muchas cosas. Pero para ello hace falta posicionarse honestamente y renunciar a colaborar con quienes hoy pueden ser tus aliados de circunstancias para derrocar a un personaje que no te gusta personalmente y tener que pensar luego qué hacer con ellos cuando se convierten en una carga. Si no elegimos un enfoque claro y honesto y, sobre todo, no nos consolidamos en torno a una plataforma antiterrorista, nos tropezaremos una y otra vez con el mismo problema. El precio de estas idas y venidas será la vida de cientos y miles de personas, tal como seguimos viendo en Libia, donde se ha destruido el Estado.

Es lo mismo que ocurre en Irak, que también "se está desmoronando". Estamos tratando de prevenir este escenario, ya que cuando estalle el problema kurdo será terrible. Es también lo que estamos viendo en Siria, donde se trata de hacer exactamente lo mismo en aras de expulsar a una única persona. En nuestros contactos con los socios occidentales, llevan ya dos años y medio diciéndonos lo mismo: "Todos nosotros entendemos que la amenaza del terrorismo, que está ganando en Siria, es infinitamente peor que mantener al Presidente Bashar al-Asad en el poder." Lo declaran así abiertamente. Proponemos entonces partir de este punto y luchar contra el terrorismo. Como respuesta, nos dicen en voz baja que así es, pero que el Presidente de EE.UU. y una serie de mandatarios de varios de los principales países europeos han dicho que Bashar al-Asad no es un dirigente al que se le pueda dar la mano. Se acabó. Como se suele decir, "la palabra dicha no tiene vuelta", aunque en este caso, si nos guiáramos por el refrán no llegaríamos a buen puerto seguro.

Pregunta: Estamos muy cerca de que se cumplan 20 años desde que se retiraran las últimas tropas de Europa. Tal vez no haya sido tan sonada, pero sí que es importante para el rincón ruso-europeo. ¿Qué opina de esta fecha y cómo ve la situación transcurridos 20 años?

Serguéi Lavrov: Es una cuestión complicada. No voy a adentrarme en la historia. Simplemente le diré que fue muy criticado el apresuramiento con que se hizo. Se criticó una situación en la que Rusia prácticamente no recibió nada a cambio limitándose simplemente a proporcionar alojamiento dignamente a los oficiales y soldados que salían de Europa. Estaban tirados en el campo en tiendas de campaña con sus familias. Para mí es evidente que el apresuramiento no fue producto de la necesidad. Es más, cuando los dirigentes soviéticos acordaron los plazos y los fijaron incluso, los socios occidentales se quedaron seria y gratamente sorprendidos. Esperaban unos plazos y unas condiciones financieras totalmente distintos.

No obstante, hay que tener en cuenta lo siguiente. No ya que reinara la euforia en aquel momento, sino que aparte del interés coyuntural de pasar a la historia que tenían los líderes en aquel entonces, es muy posible que hubiera también un sincero deseo de comenzar una nueva etapa y ver en Europa un socio al tiempo que Europa y Occidente en general vieran en nosotros también a un socio. Esperábamos igualdad, cordialidad y honestidad. Si desaparecía el Pacto de Varsovia, la Unión Soviética y las tropas se marchaban, entonces para qué iba a servir ya la OTAN y en general todos sus atributos asociados a la época de la "Guerra Fría". En vano fueron nuestras esperanzas. La OTAN, como usted sabe, no ha dejado de ampliarse y continúa haciéndolo. La Alianza busca nuevas razones para existir. En un momento dado ayudó a Afganistán. Ahora está claro que Afganistán es algo que se ha caído al "fondo" de la solidaridad de la OTAN. No hay perspectivas de que se haga nada de lo que da sentido a la Alianza Atlántico Norte: la situación relativa al narcotráfico y la industria de narcóticos se ha redoblado, cuando no multiplicado.

Rusia ha vuelto a dar sentido a la razón de existir que buscaba la OTAN. Yo les aseguro que si no existiera Ucrania, se habría recurrido para especular a cualquier otro aspecto de la política nacional o exterior rusa. Lo hemos venido observando. En primer lugar, las discrepancias con Occidente sobre Siria, tal como he apuntado hace un momento. Cuando Occidente anunció que el Presidente de Siria, Bashar al Asad no podía seguir siendo un socio, Rusia dio por sentado que no se puede derrocar un régimen, sino que hay que negociar. Se culpó a Rusia de todo lo que ocurría allí. Más adelante, apareció el antiguo colaborador de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU., Edward Snowden. Entonces también resultó que se sintieron muy ofendidos y "atropellados" por la política rusa. A continuación, fueron las Olimpiadas –vaya usted a saber por qué. Que si se celebraban, que si a Occidente le parecía que eran excesivamente caras. Hubo a quienes les molestó que hubieran tenido demasiado éxito y que Rusia ganara. No lo sé. Hace mucho tiempo ya que percibimos esta actitud prejuiciosa contra nosotros.

Lamentablemente, aparte de todas las buenas intenciones que han dicho tener los socios occidentales tanto en Europa como en Norteamérica, existe no obstante una especie de inercia de la "Guerra Fría" y aún es imposible combatir los continuos intentos de arrimar a todos los europeos bajo el "paraguas" de la OTAN y dirigirse a nosotros con "voz autoritaria" desde su cobijo. Todo esto nos parece tremendamente lamentable ya que se trata de una política muy corta de miras. Se basa en el deseo de afianzar su sistema a cualquier precio y a quien no lo consienta, imponerle sanciones y vengarse como sea (no puedo utilizar otro vocablo) de su independencia y su reticencia a ir tras la estela de un orden mundial unipolar.

Pregunta: Me gustaría preguntarle sobre la próxima visita a Moscú del nuevo Embajador de EE.UU., John Tefft. Yo y mis colegas le vemos como una mezcla del "Conde Cagliostro" y el "inspector" de Gogol. Se han dicho muchas cosas en torno a su persona, aunque lo cierto es que va a venir un reputado diplomático, sin más. ¿Ha hablado usted con John Tefft? ¿Qué es lo que espera? ¿Hay luz al final del túnel del desarrollo de las relaciones ruso-estadounidenses?

Serguéi Lavrov: No conozco a John Tefft, aunque mis colegas, algunos viceministros, sí que le conocen. Es efectivamente un profesional, diplomático de carrera. En este sentido estoy absolutamente de acuerdo con usted en cuanto a que no hay por qué hacer tantas especulaciones sobre la llegada del nuevo jefe de la misión diplomática en Moscú. Es un diplomático de carrera y, en este sentido, es probable que sea más sencillo, en tanto en cuanto un diplomático así cumple con lo que se le ordena. Las decisiones se toman en Washington. Cuando trabajó en la Embajada de Georgia y en Ucrania, no jugaba "su propio juego". John Tefft es un hombre disciplinado que ha trabajado toda su vida en el Departamento de Estado de EE.UU., y por tanto ha hecho lo que le han mandado, a diferencia de su predecesor que, por lo que se sabe, es un "artista libre", designado políticamente, que se podía permitir libertades, y así lo hacía. Al principio nos costaba entenderlo: ¿era independencia o la línea de actuación indicada por Washington? En el caso de John Tefft, no va a haber esta clase de dudas. Todas sus acciones seguirán la línea trazada por Washington, de manera que nos será más fácil entender qué quiere EE.UU.

En lo que se refiere a "la luz al final del túnel", por nuestra parte, nunca se han construido túneles, ni hemos puesto ladrillos con cemento, nuestra parte está abierta. Lo que esté haciendo en el lado estadounidense el tren blindado –si está aparcado o si simboliza a la gente pacífica –eso no lo sé. Es difícil entender los planteamientos reales de Washington hacia nosotros. Los presidentes de Rusia y de EE.UU. están en contacto y hablan regularmente. Hace muy poco tuvieron una conversación telefónica. Su relación personal es normal. Puedo decir lo mismo en lo que se refiere a mis relaciones con el Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, con el que me comuniqué exactamente hace unos días. Convinimos en pensar si podemos reunirnos en alguna parte en fecha próxima. Las señales que transcurren en ese tipo de contactos son bastante positivas. Nuestros socios, naturalmente, discrepan con nosotros sobre Ucrania, dicen que no pueden compartir nuestro enfoque, pero ellos mismos están interesados exclusivamente en que se firme la paz cuanto antes, no tienen ninguna agenda oculta para Ucrania, y no la pueden tener. Han propuesto de forma insistente entablar algún tipo de contacto, seguir debatiendo con nosotros, con los europeos y con los ucranianos. Estamos dispuestos.

Ya he hecho referencia a la Declaración de Ginebra, adoptada el 17 de abril por Rusia, EE.UU., la UE y Ucrania. También se celebró un acto en Berlín, en el que Rusia, Francia, Alemania y Ucrania, adoptaron el 2 de julio la Declaración de Berlín. Estamos dispuestos a trabajar en diferentes formatos (con la participación de la OSCE, como la pasada reunión de Minsk), que contribuyan a promover el diálogo entre las autoridades de Kiev y las regiones, sobre todo el sureste. Nos han propuesto llevar a cabo consultas entre Rusia y Estados Unidos y entre Rusia y Europa, invitando a las autoridades de Kiev para estudiar qué se puede hacer. He de señalar una vez más que estamos de acuerdo con el formato que sea, pero difícilmente se podrá llegar a nada mientras no sienten en la mesa de negociaciones a alguien que represente los intereses de los óblast de Donetsk y Lugansk, en el sureste, y no se los considere como a una gente que representan a un amplio territorio de Ucrania y las personas que viven en él, mientas no cambie la actitud hacia ellos llamándoles siempre que conviene terroristas y separatistas, sin entender en absoluto que esto distorsiona la situación, y mientras no se deje de tratar de inculcar al resto de la población del país que son realmente separatistas y cismáticos.

Pregunta: Hace poco se ha anunciado un próximo encuentro en Sochi de los presidentes de Armenia y Azerbaiyán. Con ello se ha recrudecido la situación en Alto Karabaj, en la línea de contacto de las unidades de las partes azerí y armenia. ¿Qué espera de este encuentro? ¿Cabe esperar una ruptura o es simplemente un paso hacia la regularización del Alto Karabaj?

Serguéi Lavrov: A finales de la semana se han fijado en Sochi encuentros por separado del Presidente de Rusia, Vladímir Putin y el Presidente de Armenia Serzh Sargsián, y después con el Presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev. Dado que coincidirán en el mismo lugar al mismo tiempo, será imposible pasar por alto una conversación sobre Alto Karabaj. Cómo se organice, dependerá de los propios líderes.

No cabe duda que lo sucedido en la llamada "línea de contacto" nos inquieta. Las partes se lanzan mutuas acusaciones de acciones provocadoras. Lamentablemente, es algo que ha sucedido anteriormente y llevamos ya muchos años observando llamaradas periódicas del estilo. No obstante, esta vez se presenta y tiene un cariz especialmente tenso. Ha muerto mucha gente. Nosotros, junto con otros países, entre los que se incluyen los copresidentes del Grupo de Minsk de la OSCE para el arreglo del conflicto de Alto Karabaj (compuesto por Rusia, EE.UU. y Francia), hemos hecho un insistente llamamiento a las partes para que muestren la máxima moderación y no permitan tales acciones, que pueden llevar a un nuevo brote de violencia. Hablaremos con nuestros socios de Azerbaiyán y Armenia sobre cómo podemos, por nuestra parte, y por parte del Grupo de Minsk de la OSCE, ayudar a reforzar la confianza y eliminar los riesgos de confrontación.

En un momento dado, en una de las reuniones que mantuvieron los presidentes de Rusia, Azerbaiyán y Armenia, se acordó una declaración bastante discreta de consenso sobre la necesidad de desarrollar medidas de confianza en el caso de que se produzcan tiroteos. En este momento, ha sido necesario canjear los cuerpos de los fallecidos por prisioneros y acordar otras medidas que calmen la situación en la "línea de contacto".

El conflicto se siente en ambas partes con mucha vehemencia. Nosotros, como país que comparte la presidencia estamos dedicando un gran esfuerzo junto con los socios estadounidenses y los franceses para favorecer que se limen ciertas cuestiones que impiden la firma de documentos en los que se exponen los principios políticos de la regularización, para que las partes desarrollen un paquete aceptable para ellos. La adopción de este tipo de declaración política pormenorizada, con la exposición de los principios que van a regir el arreglo del conflicto, indudablemente, contribuiría a apaciguar el ambiente. No es fácil hacerlo. Se han emprendido multitud de tentativas para ello, y siempre ha sucedido que, cuando se estaba a punto de alcanzar un acuerdo, algo lo ha estropeado. De manera que no voy a hacer pronósticos. Creo que hay que seguir insistiendo en ayudar a los armenios y azerís a buscar alguna fórmula que sea cómoda para ambas partes.


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