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Versión taquigráfica de la intervención del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en el Instituto Estatal de Relaciones internacionales de Moscú (Universidad) (MGIMO) del MAE de Rusia, dedicada al inicio de año académico nuevo, 1 de septiembre de 2008

1275-01-09-2008

Versión taquigráfica de la intervención del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en el Instituto Estatal de Relaciones internacionales de Moscú  (Universidad) (MGIMO) del MAE de Rusia, dedicada al inicio de año académico nuevo, 1 de septiembre de 2008

Estimado Don Anatolio,

Estimado Don Alejandro,

Estimados colegas, amigos,

Me da mucho gusto saludar a los representantes del MGIMO y la Academia Diplomática y a todos los invitados al acto dedicado al inicio del año académico nuevo, como también felicitar a todos los que están presentes con motivo del Día de los Conocimientos.

Por tradición, quisiera pronunciar unas cuantas palabras sobre loa asuntos corrientes de la diplomacia rusa.

Hemos acumulado un capital sustancial en la política exterior que contribuye al desarrollo del país y a la protección de los intereses de los ciudadanos y el negocio nacional. La diplomacia rusa ha hallado un fundamento sólido en los éxitos de nuestro desarrollo interno, en los intereses nacionales que provienen de la vida y son comprensibles para la gente.

Rusia ha vuelto a la palestra mundial como un Estado responsable que puede defender a sus ciudadanos. Si alguien estaba en un error a este respecto, nuestras acciones decididas para obligar a Georgia a la paz y el reconcomiendo, forzado por las circunstancias, de la independencia de Osetia del Sur y Abjasia debían disipar tales dudas.

Rusia, respondiendo a la agresión georgiana, estableció la norma de la redacción que corresponde plenamente al Derecho Internacional vigente, incluido el derecho a autodefensa conforme al Artículo 51 de la Carta de la ONU y nuestros compromisos concretos dimanantes del arreglo de dicho conflicto. Más aún, Rusia y sus pacificadores seguían nuestra tradición, profundamente cristiana por su espíritu, de "morir por sus amigos".

Las acciones de Rusia para obligar a Georgia a la paz se convirtieron en modelo de la moderación ya que no suponían otros fines salvo los que eran dictados por la necesidad de garantizar la no -reanudación real de la agresión georgiana contra Osetia del Sur y Abjasia.

Lamentablemente, no funcionó la diplomacia multilateral, al igual que la colaboración ruso-estadounidense encaminada a retener Tbilisi de la aventura perniciosa. La ayuda militar estadounidense no resultó ser una palanca suficiente para influir sobre el Gobierno de Mijaíl Saakashvili. Más bien estimulaba el régimen irresponsable e impredecible en su movimiento por el camino de aventuras.

El fantasma del "Gran juego"  vuelve a errar por el Cáucaso. Si EE.UU. y sus aliados en definitiva no optan por sus intereses nacionales ni por los del pueblo georgiano sino por el régimen de Mijaíl Saakashvili que "no ha aprendido nada", será un error de escala verdaderamente histórica.

En la situación causada por la tentativa de Tbilisi de solucionar el conflicto con bruta fuerza militar se reflejaron como en un espejo todos los aspectos negativos de la etapa actual de la evolución de las relaciones internacionales, y Rusia prevenía más de una vez del peligro de subestimarlos, incluso en el discurso de Vladímir Putin en Munich y en la intervención de Dmitri Medvédev en Berlín. Se trata de la reacción unilateral que se opone a la diplomacia multilateral, el apostar, los planes de hacer uso de la fuerza a diferencia del apego a solucionar los conflictos por vía pacífica y la dialéctica compleja de principios, tales como la integridad territorial y el derecho de las naciones a autodeterminación.

Los sucesos de las últimas semanas también proporcionan un material ilustrativo rico de si es posible ganar la guerra real, perdida en el campo de batalla, en la realidad virtual del espacio informativo. Ello se refiere asimismo a la base moral de las relaciones internacionales, a que las normas de la moral no son categorías absolutas en la política mundial. їQué es más importante: la verdad o la habilidad de mentir con elegancia desde las pantallas de televisores difundiendo constantemente el embuste para el mundo entero?

* * *

La evolución de los acontecimientos después del 8 de agosto confirma la justeza del análisis contenido en la intervención del Presidente Dmitri Medvédev en la reunión de los Embajadores y Representantes Permanentes el 15 de julio del año en curso. En particular, señaló que el mundo, habiéndose librado de la "guerra fría", no puede hallar un equilibrio nuevo. Que el potencial conflictivo, incluso en las regiones cercabas a las fronteras de Rusia, es bastante alto. Que aumenta la inclinación hacia el uso de los métodos de fuerza, si bien cada vez prueban su inconsistencia. Se vale de las provocaciones políticas, las diversas "revoluciones" y de la práctica cínica de dobles estándares. Y, por lo visto, no es casual que en los asuntos de otros Estados se inmiscuyen cada vez más los que  no pueden arreglar bien los asuntos en su casa.

Para nosotros el espacio de la CEI no es un "tablero de ajedrez" para jugar partidas geopolíticas. Es un área civilizacional común para todos los pueblos que habitan allí, área que conserva nuestro patrimonio histórico y cultural. Nuestra geografía y la interdependencia económica proporcionan a todos los países de la Comunidad ventajas competitivas palpables. Y los integracionistas de la globalización se dan a conocer con una fuerza no menor que en otras regiones del mundo. Lo principal es que nadie estorbe creando obstáculos artificiales en su interés egoísta.

Por más que nos provoquen, continuaremos manteniendo entereza y ponderación de las evaluaciones, continuaremos defendiendo firmemente pero sin confrontación nuestros intereses y principios. Hace exactamente un año aquí, en el MGIMO, hablé de nuestras "líneas rojas", las acciones que causan daño inaceptable a nuestros intereses nacionales y socavan la legalidad internacional.

Alguien quiso "descongelar"  los conflictos congelados. Ahora podemos juzgar los resultados. No hay mal que por bien no venga. La claridad actual es mejor que cualquier incertidumbre o ambigüedad. Debe estar claro que Osetia del Sur y Abjasia no procuraban una independencia en general sino una independencia de la Georgia en cuya dirigencia por alguna razón triunfaba la tendencia chovinista con respecto a las minorías étnicas.

No debemos olvidar que gracias a la pacificación rusa en Osetia del Sur y Abjasia Georgia durante 15 años gozaba de los frutos de la paz. Y el fracaso más grande de todos los Gobiernos georgianos es su incapacidad de  sacar ventaja de ello en beneficio del país y el pueblo. Los patrocinadores exteriores de Mijaíl Saakashvili deberían de preocuparse por los temas de los que habla la oposición dentro de Georgia.

Para nosotros el reconocimiento de la independencia de Osetia del Sur y Abjasia se debe en igual medida a las razones legales, morales y pragmáticas, sobre todo en el plano de garantizar la seguridad a sus pueblos. No nos podemos permitir esperar simplemente, tal como lo hacíamos los últimos años, cuando Tbilisi comience de nuevo una "guerra relámpago con Osetia del Sur o Abjasia. Por más rápido que reaccionen nuestros militares tras el ataque a Tsjinvali el 8 de agosto. De todos modos no se consiguió  prevenir centenas de víctimas entre la población civil y los pacificadores, sin hablar ya de nuestras pérdidas en el transcurso de los combates sangrientos para desplazar las tropas georgianas del territorio de Osetia del Sur. La evolución de los acontecimientos en Abjasia sólo confirma la justeza de esta conclusión. Por supuesto, si hacemos hincapié en la vida y los intereses de las personas.

Cuando nos hablan constantemente del "Gobierno democrático de Georgia", їsignifica esto que un Gobierno democrático se puede permitir actuar de este modo contra la población civil considerada suya? Nunca aceptaremos esta "licencia al asesinato" del modelo británico, que algunas capitales otorgan a los regímenes certificados o "amigos".

La gente que reside en las zonas conflictivas en el espacio postsoviético resultaron, no por culpa suya, en la "zona gris", sin haberse convertido con frecuencia en ciudadanos de los Estados surgidos tras la desintegración de l URSS. No está claro por qué los que hablan por doquier de la "responsabilidad por la protección" lo han olvidado cuando se trató de una parte del espacio de la antigua Unión Soviética en donde las autoridades comenzaron a matar a la gente inocente apelando ala soberanía y la integridad territorial en Osetia del Sur se trataba de parar la agresión y proteger a nuestros ciudadanos directamente en las fronteras de Rusia y no en las islas Malvinas.

Los dobles estándares son tanto más abominables cuando se trata de la vida de la gente: quién debe vivir y quién debe morir, qué niños tienen más derechos a vivir y qué niños son simplemente un valor desalmado de unos razonamientos geopolíticos. їQuién de los protectores de Georgia dijo una sola palabra sobre la muerte casi diaria de los civiles en Irak y Afganistán a raíz de las acciones de las fuerzas de la coalición encabezadas por la OTAN?

Creo que Europa debe volver a los valores no politizados ni geopolitizados.

En las acciones de Rusia encaminadas a proteger la población de Osetia del Sur y Abjasia cuya mayor parte se compone de los ciudadanos rusos, no sólo se realizan las exigencias fundamentales de nuestra Constitución sino también el creciente respaldo en la comunidad internacional a la idea de la seguridad del individuo que no se opone ni mucho menos al concepto tradicional de la seguridad del Estado. Matar a la gente considerada ciudadanos propios no es asunto interno. No podemos considerar a las personas cierta "pertenencia" a cualquier territorio que puede pasar arbitrariamente, sin el consentimiento de esas personas, bajo la soberanía de tal o cual Estado violando la Carta de la ONU o los principios del Acta Final de Helsinki. Tal enfoque nos haría regresar, en Europa actual, a los tiempos del régimen de servidumbre.

La soberanía cuya fuente única es el pueblo supone la responsabilidad. Ante todo, la responsabilidad ante los ciudadanos, incluso la garantía de sus derechos y libertades. En este está el sentido de la existencia del propio Estado: no es el hombre para el Estado sino el Estado para el hombre.

En las zonas de los conflictos georgiano-oseto y georgiano-abjasio Mijaíl Saakashvili y quienes están detrás de él (y sin el respaldo externo no podría existir ni un solo día) decidieron comprobar la resistencia de las autoridades rusas. Además, el actual régimen georgiano ocultó su esencia se propuso obligar con bombas a que la población de Osetia del Sur se sometiera a su dictado. Inmediatamente después la misma suerte le esperaba a Abjasia. No salió ni saldrá. Para garantizar que la violencia no se repita en la región Rusia tomará medidas para castigar a los culpables y para que este régimen ya no pueda hacer el mal nunca. Para comenzar es necesario imponer el embargo de los suministros de armas a este régimen hasta que otra autoridad no convierta Georgia en un Estado normal.

Estamos interesados en la cooperación más estrecha con la OSCE y la ONU para garantizar  sólidamente la seguridad de Osetia del Sur y Abjasia, tal y como está previsto en los seis principios promovidos por Dmitri Medvédev y Nicolás Szarkosy el 12 de agosto en Moscú.

* * *

La etapa crucial de la evolución mundial requiere un profundo enfoque filosófico. En este sentido es imposible prescindir dela historia, de lo contrario la repetiremos.

Es importante ya que en Europa, lamentablemente, hasta la fecha no se ha creado tal sistema de seguridad colectiva que esté abierto y garantice la igual seguridad para todos. Pero hay que hacer algo, de lo contrario todo en los asuntos euroatlánticos volverá a las andadas. Lo enseña la crisis actual. Europa necesita una agenda positiva y no negativa. Para empezar no sería mal mirar si son adecuadas hoy las estructuras y mecanismos creados otrora o hay que pensar en algo nuevo para estructurar la arquitectura europea nueva que garantice sólidamente la inviolabilidad de las fronteras posbélicas y, a la vez, considere las realidades del siglo XXI. Que se llame "auditoría".

El Presidente Dmitri Medvédev propuso concertar el Tratado de la Seguridad Europea iniciando este proceso en la Cumbre paneuropeo. Se trata de crear un sistema genuinamente universal de seguridad colectiva en la Región Euroatlántica con la plena integración de Rusia. En este contexto se tendrá que analizar asimismo los problemas surgidos debido a la crisis de TFACE y el emplazamiento de los elementos de la DAM global de EE.UU. en Europa Oriental. En ausencia del diálogo multilateral sensato reaccionaremos de acuerdo con el principio de suficiencia razonable. La seguridad nacional no puede basarse en la palabra de honor, lo dijo también el Presidente Dmitri Medvédev.

Pero, desde luego, preferiríamos un trabajo colectivo dedicado a los problemas de la seguridad europea, por supuesto, sobre una base equitativa y no de bloques. Nuestras iniciativas sobre el particular siguen siendo vigentes.

Las relaciones de Rusia con la OTAN viven el momento de la verdad deseado desde hace mucho.  La OTAN emprendió el camino del aumento de las puestas. Se da la impresión de que la Alianza volvió a necesitar de los "Estados del frente" para probar que es requerida en las nuevas circunstancias.

O somos nosotros quienes someten a prueba la arquitectura actual entera de la seguridad europea, Sus defectos sistémicos son evidentes: se trata, sobre todo, del centrismo de la OTAN que por definición niega la creación del mecanismo verdaderamente universal de la seguridad colectiva en la Región Euroatlántica.

Estoy seguro de que en Bruselas lo comprenden perfectamente. Justamente Europa que tiene experiencia histórica y vivió catástrofes nacionales está lista más que los otros para reformular el sentido de su existencia en el plano colectivista verdaderamente global, cuando todos los problemas mundiales son suyos. El egoísmo nacional ya no funciona. No se debemos admitir que se retroceda, sea en forma de populismo, intolerancia o islamofobia. Rusia está dispuesta a buscar independientemente las nuevas ideas fructíferas que aproximen nuestro futuro común. Actualmente ya es hora de seguir el consejo Paul Kennedy en su artículo en Foreign Affairs, mayo / junio de 2008 "corriendo el riesgo intelectual".

En lo que respecta a las relaciones ruso-estadounidenses, su programa positivo está expuesto en el Concepto de la Política Exterior de Rusia. Hemos notado que en el transcurso de la actual campaña presidencial en EE.UU. comienzan a oírse voces sensatas: en particular, de la necesidad de mantener el control real de los armamentos ofensivos estratégicos.. Estoy seguro de que sobre esta base pragmática que refleja el estado de cosas real y los intereses nacionales y no las fantasías ideológicas se puede estructurar una agenda positiva.

En su tiempo EE.UU. respondió con la presidencia de John Kennedy a los desafíos intelectuales, político-militares y tecnológicos de aquella época. La situación se repite. América debe reconocer la realidad del "mundo postamericano" (Farid Zakaria) comenzando a adaptarse a éste. Sólo puedo convenir con Fiódor Lukiánov quien dice en un artículo en el diario "Védomosti" que la "próxima presidencia es importante por principio: mostrará la profundidad de la crisis de la política estadounidense y el tiempo que se requerirá para superarla".

Trataremos con cualquier América, pero nuestros socios americanos deben entender que las relaciones positivas entre las potencias mundiales sólo  se pueden estructurarse basándose en la reciprocidad estricta y honestidad absoluta. Además, funciona el "paquete" entero y no sus elementos elegidos. Hablaremos con Washington hasta que queda la mínima esperanza de entenderse y ponerse de acuerdo. Y no ocultaremos: quisiéramos que en los asuntos internacionales América emprenda el camino de los cambios y no se ponga en el camino de éstos.

De no ser así EE.UU. y el mundo entero afrontarán tiempos difíciles. La tentativa de vivir en el propio "mundo unipolar" se demoró, y es un estado peligroso para todos. Vemos su manifestación en las provocaciones antirrusas, incluida la agresión de Tbilisi contra Osetia del Sur.

Estoy convencido de que la práctica que se ha desacreditado de sostener a los Estados clientes no se debe resucitar.

Se requiere tiempo para entender todo y decidir qué es lo más importante. La mitología de la seguridad separada, de bloques, en la época de la globalización o el éxito de la lucha antiterrorista y antidrogas en Afganistán y el análisis conjunto de los eventuales efectos globales de la evolución de la situación en Pakistán. La fragmentación sucesiva de los Estados balcánicos o los esfuerzos solidarios para estabilizar esa región explosiva.

Pienso que tarde o temprano reconoceremos la necesidad de revisar toda la agenda internacional  a fin de acordar su versión verdaderamente colectiva. No es obligatorio partir de cero. Pero no se podrá prescindir de una revisión cardinal puesto que justamente la imposición a todos, Rusia inclusive, del cuadro, pintado unilateralmente en Occidente, de la evolución del mundo desde 1992 forma la base de todas las disputas actuales.

El único camino razonable para avanzar consiste en una cooperación pragmática y sensata, sin autoengaño ni ilusiones de las que nos privaron definitivamente nuestros socios. Puede ser criterio de nuestras relaciones únicamente la reciprocidad total.

* * *

En las acciones de nuestros opositores se ve la aspiración –al nivel del subconsciente– a compensar con algo la falta de obediencia de parte de Rusia. La insatisfacción por ello arrastra inevitablemente a la vía de "disuasión". Y todo ello contrariamente al consejo sabio de Joseph Nai sobre la deficiencia de la política desde las posiciones de la fuerza militar en nuestros días. Y contrariamente a la tesis, formulada por el Canciller Alejandro Gorchakov en su famoso despacho circular del 21 de agosto de 1856, de que semejante política en definitiva "devuelve a Rusia la plena libertad de acciones", como también contrariamente a la opinión de Teodoro Tiútchev (en su tratado no terminado "Rusia y Occidente") de que "precisamente los "enemigos más jurados de Rusia contribuían con el mayor éxito al desarrollo de su grandeza". Es difícil discutir con esto último, si pensamos en quién ideó las guerras que terminaron con la entrada de las tropas rusas en París en 1814 y en Berlín en 1945.

Otra vez nos imponen la oposición prácticamente en la misma zona donde hace 150 años se detenían a Rusia bajo la consigna del Problema Oriental. Ahora las consignas son distintas. Sólo faltan las manifestaciones navales en el mar Báltico (en el mar Negro ya las observamos).  Pero ello no está lejos, si tomamos en consideración los planes de EE.UU. para emplazar sus antimisiles en la costa báltica de Polonia y, para defenderlos, de los sistemas correspondientes no sólo terrestres sino también navales. Recordaré que después de la Guerra de Crimea Europa Occidental no supo restablecer su equilibrio sin la participación de Rusia, incluso en los frentes de la Primera Guerra Mundial.

Por tanto no evitaremos el tema fundamental "Rusia y Occidente". Nosotros, en rigor, hemos compartido todas las tragedias de Europa en el siglo XX, cuando la parte occidental del Continente ostentaba el cetro en la civilización europea. Ahora, una vez terminada la "guerra fría", en la Región Euroatlántica se hicieron posibles las soluciones verdaderamente colectivas que son inconcebibles sin la participación equitativa de Rusia.

Cabe decir que hoy día hay quienes nos intentan  espantar con Alemania la cual presuntamente, si la dejan salir de la "jaula" de la OTAN volverá a amenazar a toda Europa. Pienso que quienes quisieran socavar la confianza en los resultados del desarrollo postbélico de la RFA persiguen sus intereses egoístas. Para nosotros el problema alemán está resuelto definitivamente. La reconciliación ruso-alemana es uno de los factores más importantes de la edificación de la Europa nueva. Nunca permitiremos a nadie meter cizaña entre nuestros pueblos,

Los problemas del Occidente histórico se manifiestan con la mayor agudeza allende del Atlántico, sobre todo  porque justamente allí la carga de la política basada en los instintos y los prejuicios del pasado resultó ser la más pesada. Pero en el mundo que cambia cardinalmente y se globaliza todos tendrán que reformular su misión. De hecho lo hizo Europa Occidental que en su mayoría renuncia a compartir las miras de los estadounidenses en la fuerza militar. La nueva Rusia también hizo su opción habiéndola confirmado en el Concepto de la Política Exterior de la Federación de Rusia firmado por el Presidente Dmitri Medvédev. Ahora les toca a los demás miembros de la familia europea y euroatlántica.

La reacción de algunos países de Occidente a la suroseta –al bordo de autodesenmascaramiento– en los planos geopolítico e ideológico, es decir sin relación con los factores reales ilustra patentemente la escasez de la moral. Quienes no son capaces de ponerse del lado de la verdad y justicia no pueden, por más que se esfuercen, representar toda la civilización europea, sin hablar ya de la incompatibilidad de tal enfoque con otras civilizaciones y tradiciones culturales.

Hoy en día, para pretender la situación privilegiada en el sistema internacional hay que demostrar la capacidad de ser un líder verdadero en la solución de los problemas globales, sea la pobreza global, la seguridad energética o alimentaria o el cambio del clima. Tomemos, por ejemplo, la falta del arreglo del conflicto árabe-israelí. Presentando otra civilización el profesor titular de la Universidad Estatal de Singapur, Kishor Mahbubani, escribe (en Foreign Affairs, mayo / junio de 2008) que "Occidente se convirtió para el mundo entero de la instancia principal para resolver los problemas globales en el obstáculo más grande". Precisamente así tendrán que responder ante el resto del mundo los que pretenden formular la postura "de todo Occidente".

Hay que centrarse en las cosas positivas, incluso sacando las lecciones de la historia. En el siglo XX el modelo socialmente orientado del desarrollo de la economía pasó a ser   resultado de la evolución histórica de Europa, incluidas ambas Guerras Mundiales, la "guerra fría", la bipolaridad, etc. Las tentativas de destruirlo –como el modelo innecesario después del fin de la "guerra fría"– no dieron resultado. Con el telón de fondo de la actual crisis financiera, el diario británico Financial Times del 14 de julio señaló que  incluso a América le resultaron suyas "cositas" socialistas, tales como las asociaciones y corporaciones hipotecarias "patrocinados por el Gobierno". Londres también emprendió el camino de nacionalización del banco "Northern Rock", lo cual todavía hace poco hubiera sido un anatema desde el punto de vista de la economía política anglosajona.

Rusia optó voluntariamente por la economía socialmente orientada. La Región Euroatlántica precisamente debe presentar este producto civilizado al mercado global de ideas, valores y modelos de desarrollo.

Llegó la hora cuando la solución de los problemas globales debe convertirse en parte de las estrategias nacionales de desarrollo. Ello requerirá un nuevo enfoque de las cosas y la habilidad de considerar e integrar los intereses de todos los grupos de Estados. La importancia de ello es probada por el fracaso de la vuelta de Doha, el agravamiento de la crisis global de alimentos y los fallos serios en el sistema económico, comercial y financiero mundial. Testimonia el nivel de análisis político de nuestros opositores la circunstancia de que en las negociaciones sobre la adhesión de Rusia a la OMC que realizábamos honestamente, nuestros socios, en vez de "apoyar" con Rusia el sistema comercial multilateral que se derrumba, nos intentan imponer condiciones discriminatorias.

No cabe duda de que Rusia y el Occidente histórico pueden durante un tiempo, quizás bastante prolongado, vivir y actuar en dos planos que a veces se intersecan en diversos sistemas de coordenadas. Así fue más de una vez, además, no en virtud de una opción consciente de Rusia. Podemos decir que ya estamos acostumbrados a eso en el plano histórico.

No todos, ni mucho menos, en Occidente padecen de la incomprensión de lo que está pasando. La Cumbre de la Unión Europea que se celebra hoy debe aclarar muchas cosas. Confiamos en que se opte partiendo de los intereses cardinales de Europa.

* * *

Nuestra visión del mundo actual y los fines que persigue Rusia están formulados claramente en el Concepto de la Política Exterior aprobado por el Presidente Dmitri Medvédev. Su esencia en forma concentrada fue confirmada en cinco principios expuestos por Dmitri Medvédev en su entrevista concedida a los medios de comunicación rusos el 31 de agosto.

Nunca aceptaremos el nihilismo legal en los asuntos mundiales, la actitud hacia el Derecho Internacional como hacia una "trampa" y dl "destino de los débiles", cualquier tentativa de "ochavar" en detrimento de la legalidad internacional que es encarnación del principio moral en las relaciones entre los estados. En efecto, el Derecho Internacional es nuestra ideología en los asuntos internacionales. Hablando con palabras de Teodoro Tiútchev queremos "una vez para siempre afirmar el triunfo del Derecho y de la legalidad histórica sobre el modo revolucionario de actuar".

Con el fin de la "guerra fría" surgieron las premisas para afirmar los principios de la verdadera libertad en la comunidad internacional. Desaparecieron razones para la política de bloques. En la palestra internacional el comportamiento de los Estados se hizo más variado. Ya no funciona el tan mentado principio: o con nosotros o contra nosotros. Van creándose las condiciones para el mundo multipolar en que los Estados se accionan por sus intereses nacionales privados de la ideología y por el entendimiento común de los intereses colectivos. En ello radica la base del nuevo sistema internacional  autorregulador en formación.

Rusia ha sufrido una pérdida penosa: ha muerto Alejandro Solzhenitsin el cual con razón era considerado el disidente principal de la Unión Soviética. Por lo tanto ahora conviene decir que parte de la respuesta de la Rusia nueva al desafío de su patrimonio espiritual es que nosotros defendemos de hecho en las relaciones internacionales el  derecho a heterodoxia, es decir el derecho a libertad de expresión y de pensamiento para todo Estado independientemente de su tamaño y pertenencia civilizacional.

No permitiremos que nos incorporen en una confrontación. Los aficionados a las configuraciones de confrontación tendrán que actuar sin nosotros. En cambio, si los socios no están dispuestos a acciones conjuntas, Rusia, para defender sus intereses nacionales, tendrá que actuar independientemente pero siempre basándose en el Derecho Internacional.

Sobre la sólida base del Derecho Internacional, la Constitución y las leyes de Rusia d defenderemos la vida y  la dignidad de los ciudadanos rusos no importa dónde se encuentren, respaldaremos los intereses del negocio ruso y fomentaremos las relaciones privilegiadas con los amigos de Rusia en diversas regiones.

Rusia tiene una visión integral del mundo actual y de su papel en éste. No queda lugar para las ilusiones con respecto a la posibilidad de obligarnos "por magia" a que cambiemos el rumbo en la palestra internacional.

Alguien no quiere que nos concentremos en la creación, solucionemos con éxito los problemas importantes para nuestro pueblo y ocupemos nuestro lugar legítimo en el mundo. Pero nos bastará paciencia para no dejarnos provocar. En general, hemos pasado la fase de "concentración". Hoy en día se debe valerse del potencial acumulado en beneficio de Rusia y su calidad nueva en el desarrollo interno, nuestra aportación activa en la formación y la realización de la agenda internacional.

El nuevo estado del país y del mundo ha condicionado asimismo los nuevos objetivos planteados por el Presidente Dmitri Medvédev ante el Servicio Diplomático ruso en la reunión de los Embajadores. La conversación concernía sobre todo a la coordinación de la política exterior y al trabajo de información. Con el refuerzo de Rusia aumentan nuestro papel y responsabilidad en los asuntos internacionales, pero la competencia también se hace más dura. Hay que luchar por el espacio informativo: sin ello será difícil garantizar la competitividad del país en las nuevas circunstancias. Tbilisi justamente confiaba con el control de sus patrocinadores del "campo" informativo internacional, cuando emprendió la agresión contra Osetia del Sur y preparaba la guerra relámpago en Abjasia. Es decir, confiaba en que lo negro sería presentado como lo blanco.

Todo ello nos requiere más iniciativa y más acciones anticipadas.

No se puede olvidar –y el Presidente habló de ello aparte, incluso en el encuentro con los jóvenes colaboradores del MAE– que de todos nosotros se requiere una posición cívica activa, el deseo y la habilidad de trabajar para el Estado, la aspiración a convertir la promoción de los intereses nacionales en lo principal en la realización de la personalidad y la afirmación de un ambiente verdaderamente creador en la colectividad del Ministerio. Hablando en general, se trata de la conversión de la preocupación de la dirigencia del país en la nueva calidad de nuestro trabajo. Las mismas exigencias altas se presentan a los que aspiran a trabajar en el MAE de Rusia.

El MGIMO dispone de las posibilidades perfectas y de un cuerpo de profesores exclusivamente competente para ofreceros la educación más moderna. Aquí enseñan pensar de la manera creativa y estructurar correctamente las relaciones en la colectividad. Los estudiantes del MGIMO reciben a su disposición un macizo enorme de conocimientos que forman el fundamento sólido de la futura carrera. Nuestra Academia Diplomática ayuda a desarrollarla; su proceso de reforma debe convertirla en competitiva según el rasero internacional más alto.

Permitidme desear a que los futuros egresados tengan estudios exitosos y productivos, sean persistentes en el dominio de las ciencias, aspiren a perfeccionarse continuamente.

Y a la Administración y los profesores les deseo que tengan buena salud, muchas fuerzas y paciencia para que vuestros tutelados actuales se conviertan en el futuro en especialistas de primera categoría, dispuestos a servir a su Patria en cualquier sector.

1 de septiembre de 2008