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Discurso pronunciado por el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en la reunión con miembros de la Asociación Empresarial Europea en la Federación de Rusia, Moscú, 31 de octubre de 2017

2085-31-10-2017

Señor Staertzel,

Señor Schauff,

Señoras y señores,

Estoy encantado con esta nueva oportunidad de intervenir ante los miembros de la Asociación Empresarial Europea. Nuestro moderador ya ha dicho que es mi octava intervención ante ustedes. Si estos encuentros les siguen interesando, será un placer para mí aceptar sus invitaciones. Me parece un diálogo muy útil, una conversación sincera y despolitizada que nos ayuda a buscar nuevos puntos e intereses en común y aumenta la comprensión mutua.

Apreciamos mucho el compromiso de todos los aquí presentes con la ampliación de la cooperación con Rusia y su disposición a llevar a cabo proyectos conjuntos en diversos ámbitos, desde la energía hasta las altas tecnologías. Siempre tendrán en nosotros a unos colaboradores y buenos amigos deseosos de ayudar a que les resulte cómodo hacer negocios en Rusia. El Presidente de Rusia, Vladímir Putin, habló de ello en detalle en su reciente reunión en Sochi con líderes del empresariado alemán a la que también asistió el Presidente de Kazajstán, Nulsultán Nazarbáev.

Pasando a la situación en el mundo, últimamente parece una banalidad constatar que ésta no mejora. Siguen sin resolverse las viejas crisis y conflictos, y surgen nuevos desafíos a la seguridad. Una amenaza especial para todos es el auge sin precedentes del terrorismo internacional. La comunidad internacional no ha logrado por ahora formar una coalición antiterrorista amplia y verdaderamente global bajo los auspicios de la ONU, a lo Rusia está dispuesta y ha llamado repetidamente. Causan una seria preocupación algunas acciones imprevisibles de la Administración de Estados Unidos, como la retirada de facto del Plan de Acción Integral Conjunta sobre el programa nuclear iraní o las amenazas cada vez más frecuentes de optar por la vía militar para resolver el problema nuclear de la península de Corea.

A nuestro juicio, una de las principales causas del aumento de la inestabilidad en el mundo es la falta de voluntad de un reducido grupo de países con EEUU al frente para comenzar un trabajo verdaderamente colectivo y basado en la igualdad, el respeto mutuo y la consideración de los intereses del otro. Vemos un desprecio sistemático hacia los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas, incluyendo el uso de la fuerza al margen de su Consejo de Seguridad, que ha causado un grave perjuicio a la estabilidad global y regional y favorecido la propagación de la ideología extremista y terrorista. Lo que presenciamos ahora –el debilitamiento del Estado y el caos reinante en muchos países de Oriente Próximo y el Norte de África– es consecuencia directa de las aventuras militares en Irak, Libia y ahora en Siria.

El comercio global sufre el impacto negativo de los intentos descarados de utilizar las sanciones unilaterales como una herramienta de competencia desleal en violación de las normas de la OMC y las numerosas resoluciones de la Asamblea General de la ONU que condenan los métodos coercitivos unilaterales e ilegítimos.

En este contexto, las relaciones entre Rusia y la Unión Europea se desarrollan de manera desigual. Por un lado, se vislumbran avances positivos en algunos ámbitos. Tras desplomarse más del 50% en los últimos tres años, el comercio bilateral registra este año un crecimiento que ha alcanzado el 25% en ocho meses. Se trata de un resultado nada despreciable, pese a que se da sobre una base baja. Se ha intensificado el diálogo político. En julio, en los márgenes de la cumbre del Grupo de los Veinte en Hamburgo, tuvo lugar un nuevo encuentro entre el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Se mantienen contactos regulares con la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini. Se celebran consultas de expertos sobre asuntos de interés mutuo, en particular, Bruselas muestra su intención, por razones evidentes, de hablar con nosotros sobre el problema de la inmigración y la readmisión. Estamos dispuestos a ello, pero consideramos más correcto restablecer el conjunto de nuestros diálogos sectoriales que los colegas comunitarios suspendieron de forma unilateral.

Al mismo tiempo tenemos que constatar, desde luego, los intentos de impedir que los vínculos entre Rusia y la UE recuperen la trayectoria de desarrollo progresivo. Vemos quién los hace. Observamos una línea destructiva de un grupo de países europeos bastante escaso pero muy agresivo y con sentimientos rusófobos. Tratan de jugar la carta antirrusa dentro de la Unión para conseguir sus interesados fines geopolíticos. Sin presentar una sola prueba, como ustedes saben, nos acusan de interferir no sólo en las elecciones de EEUU, sino de países europeos. Hace poco se acusó a Moscú de tomar decisiones sobre el nombramiento de ministros en Sudáfrica. En resumen, la imaginación no tiene límites.

Para contrarrestar el falso peligro por parte de Moscú se crean diversas entidades de naturaleza antirrusa, como el Grupo de Comunicación Estratégica – Este que funcionará como parte del  Servicio Europeo de Acción Exterior o el multinacional "centro de experiencia avanzada" en materia de lucha contra amenazas "híbridas" en Helsinki. Me entrevisté recientemente con el Ministro de Asuntos Exteriores de Finlandia, Timo Soini, y le pregunté de qué se ocuparía ese centro. Me dijo que, probablemente, de todas las amenazas híbridas y que estarían encantados si Rusia colaborase. Fue una conversación, a nosotros no nos ha invitado nadie a ese centro. Si invitan, puede que sea interesante. Al menos por ahora no hemos recibido tal invitación. Estos pasos para crear distintas entidades y luchar contra amenazas híbridas y medios de comunicación parecen una caza de disidentes, y es poco probable que faciliten la recuperación de la confianza.

Nos preocupan los intentos interesados de esas fuerzas en la UE de politizar y socavar el diálogo energético entre la Unión y la Federación de Rusia. Hay voces que acusan a la UE de caer en una dependencia excesiva de las fuentes de energía rusas, y es a pesar de que la presencia del gas ruso en el mercado europeo es muy similar a la del gas noruego –aproximadamente un tercio del total–. Se hacen intentos de desprestigiar proyectos conjuntos como el Nord Stream 2, aunque su implementación tiene como objetivo disminuir los riesgos del tránsito, reforzar la seguridad energética de la Unión Europea y contribuir al desarrollo de las economías comunitarias. Y es que sólo la fase de la construcción del Nord Stream 2 contará con la participación de unas 200 empresas de 17 países miembros.

Provoca extrañeza el empeño de algunos miembros de la Comisión Europea en imponerle la decisión sobre la necesidad de obtener mandato negociador para firmar con Rusia un acuerdo especial sobre el Nord Stream 2. Esto es absolutamente arbitrario. El servicio jurídico de la Comisión Europea ha manifestado explícitamente que no existen razones algunas para la aplicación extraterritorial de las normas legales de la Unión Europea en el espacio acuático del Mar Báltico. Hace poco, el servicio jurídico del Consejo de la Unión Europea también llegó a esta misma conclusión. Consideramos que la introducción de nuevas normas legales exclusivamente para el Nord Stream 2 discrimina a los inversores de este proyecto por razones políticas. En Dinamarca, según tengo entendido, ni siquiera pretenden disimularlo y han aprobado la correspondiente ley. Creo que se trata de un documento único en su género en lo que se refiere a la elaboración de normas legales para proyectos económicos y energéticos.

La creciente demanda que de hidrocarburos tienen los Estados de la Europa del Sur y del Sudeste, podría satisfacerla la extensión del segundo tramo del Turkish Stream al territorio de la Unión Europea. Percibimos un notable interés hacia este proyecto por parte de varios Gobiernos de los países comunitarios. Estamos dispuestos a ponerlo en práctica, pero, tomando en consideración la triste experiencia con el South Stream, procederemos a extender el Turkish Stream al territorio de la UE sólo después de haber recibido sólidas garantías jurídicas por parte de Bruselas.

De todas formas, confío en que el sentido común se imponga, pues en el sector energético somos socios naturales, interdependientes. Los duraderos e ininterrumpidos suministros de hidrocarburos rusos a Europa garantizan a las economías de los países comunitarios considerables ventajas competitivas, sin hablar ya de que este año último, las exportaciones de hidrocarburos rusos a Europa han alcanzado niveles récord.

Estimadas damas y caballeros:

En un auditorio tan ilustre difícilmente tiene sentido hablar en detalle de que los intentos por aislar a Rusia, castigarla por su política exterior independiente, forzarla a cambiarla, siempre fracasaban y nunca podían coronarse de éxito. En la economía se van afianzando tendencias positivas, de lo que dan fe los recientes análisis hechos por el Banco Mundial y el FMI.

Sobre el telón de fondo de la reanimación del crecimiento económico se abren nuevas posibilidades para los negocios extranjeros en Rusia, incluidas las entidades que representan ustedes. El principal escollo en este camino siguen siendo las medidas sancionadoras impuestas por EEUU. Hemos prestado atención a que Frank Schauff, al usar de la palabra en el Comité del Parlamento europeo para el comercio internacional, se refirió al daño que las sanciones ocasionaron a la industria comunitaria, porque productores de otras regiones del mundo reemplazan en el mercado ruso a los europeos. Son hechos objetivos que nadie podrá objetar.

So pretexto de luchar contra la amenaza rusa, Washington no sólo pretende remendar la denominada solidaridad transatlántica, obligar a los europeos a aumentar los gastos en la defensa, sino también reforzar sus posiciones económicas y energéticas en Europa, poner trabas a los proyectos conjuntos que nosotros y ustedes desarrollamos en el sector de energía, socavar las posiciones de Rusia en el mercado de los armamentos, a lo que apunta el paquete de sanciones recién anunciado. Según destacó el Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, al intervenir en el Club de Debates Internacionales Valdái, algunos “ni siquiera disimulan que se valen de los pretextos y motivos políticos para promover sus propios intereses meramente comerciales”.

Serán los propios europeos quienes decidirán si les conviene agravar las relaciones con Rusia. Sabemos que los políticos y, sobre todo, capitanes de los negocios de la UE con cada vez mayor frecuencia se muestran descontentos con esta situación. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en reiteradas ocasiones planteó la necesidad de reanudar el diálogo con Rusia, también en la conferencia celebrada a comienzos de octubre en Luxemburgo. Creo que tarde o temprano, estas palabras se plasmarán en hechos concretos.

En esta tesitura se oyen especulaciones en el sentido de que Rusia está interesada en debilitar y escindir la Unión Europea. Esto no corresponde a la realidad. Queremos (y siempre lo hemos anunciado) que la UE, nuestro vecino, socio económico y comercial clave, sea un actor fuerte, unido e independiente, capaz de determinar sus prioridades a partir de un estable equilibrio de los intereses nacionales de todos sus miembros, y no sólo tomando por norte la postura de una minoría agresiva, en lo que se refiere a la política hacia Rusia.

Nosotros, por nuestra parte, estaremos dispuestos a promover la interacción a un ritmo y a una profundidad que acepten los colegas de la UE. Paralelamente, desde luego, seguiremos aplicando nuestra política exterior multivectorial encaminada a impulsar una cooperación multifacética con los Estados que hayan renunciado a los anquilosados dogmas ideológicos en sus relaciones económicas con los socios extranjeros. Tales Estados constituyen la abrumadora mayoría en el mundo. Iremos profundizando la integración eurasiática, incrementando la labora práctica en el marco de la Organización de Cooperación de Shanghái, BRICS y otras asociaciones que buscan acuerdos aceptables para todos y no aceptan el dictado. A propósito, catalogo entre tales asociaciones el G 20.

¿Cómo vemos el futuro de las relaciones entre Rusia y la UE? Las potencialidades creadoras que encierra la cooperación – desde el comercio hasta la lucha contra los nuevos desafíos y amenazas – son realmente enormes. Lo importante es aprovecharlas correctamente. Rusia aboga consecuentemente por estructurar un espacio común de la paz, la seguridad y la asociación. Muchos grandes europeos, entre ellos Charles de Gaulle y Helmut Kohl, planteaban la necesidad de construir una Europa unida, sin líneas divisorias.

Estoy seguro de que hoy es preciso hablar de la indivisibilidad no sólo en relación con la seguridad, sino también con el fomento económico.

Pregunta (traducción del inglés): Tres planteamientos cortos. Primero, creo que es irrealista afirmar que los negocios son negocios y la política es política. Segundo, es menester dejar de hablar mal los unos de los otros, se queremos mejorar las relaciones. Tercero, la UE también desea que Rusia sea fuerte y defienda sus intereses a tenor con el Derecho Internacional.

Por último, Ud. dice que Rusia no pretende escindir la UE, pero en la frase siguiente afirma que varios países comunitarios son malos. La política de la UE es consensuada por los 28 países. Por lo que se refiere al cumplimiento de los Acuerdos de Minsk, sé que Alemania, lo mismo que Francia, así como EEUU, interactúan con la parte rusa con vistas a concordar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el contingente de paz en Donbás. Hemos de apoyarnos en los islotes de la cooperación como los negocios, la educación, la ciencia. Debemos hablar más sobre los aspectos positivos de las relaciones que nos unen.

Respuesta: Voy a empezar por ahí donde has puesto el punto final, por lo que nos une y no por lo que desune. Es por eso que tratamos de hablar sobre la energía. ¿Al parecer, nos une? Pero en realidad resulta que desune. Y no por culpa nuestra o por la de Alemania de la abrumadora mayoría de los países comunitarios, sino por culpa de varios países que se pueden contar con los dedos de una mano. Dichos países están convencidos de que es mejor que ellos y la UE paguen 50% más caro por el gas natural licuado estadounidense que comprarlo a buen precio a Rusia. Sin más.

A propósito, respecto a la tesis de que los negocios son negocios y la política es política. En este caso concreto, para dichos países la política es economía y la economía, política.

Ya he comentado la toma de decisiones en la UE partiendo de la postura de los 28 países. Cuando los 28 países sostienen que deben resolver cualquier problema en pie del principio de consenso, de solidaridad, entiendo que, en caso de haber actitudes contradictorias entre los 28 miembros, en calidad de postura común se elige algo intermedio entre las posiciones extremas. Con todo mi respeto debo hacer constar que en la política hacia Rusia, la solidaridad de la UE se ve determinada no a partir de posiciones intermedias, sino a base de un indicador mínimo que determina esa misma minoría agresiva que se puede contar con los dedos de una mano.

Markus, veo que no estás conforme. Yo no adopto decisiones dentro de la UE, yo hablo de cómo lo percibimos desde fuera no a partir de algunas sensaciones contemplativas, sino, lo diré francamente (espero no hacerle una mala jugada a nadie) a base de unas negociaciones bilaterales sinceras con muchos países comunitarios.

En cuanto a la iniciativa de ir renunciando a hablar mal los unos de los otros, la apoyo con ambas manos.

En igual medida que nosotros queremos una UE fuerte, la UE necesita una Rusia fuerte.

Apoyo plenamente el planteamiento de que esto debe hacerse de conformidad con el Derecho Internacional que no admite métodos anticonstitucionales, antidemocráticos de cambio del poder.

En el curso de nuestros recientes contactos (entiendo que de todas formas a título de colofón debo abordar el tema de Ucrania) hemos dicho sin tapujos a nuestros colegas alemanes y franceses (también lo habríamos dicho a los polacos, pero ahora no tenemos contacto con ellos) que cuando los tres países en personas de sus ministros de Asuntos Exteriores estamparon sus firmas al pie del acuerdo entre Víctor Yanukóvich y la oposición el 20 de febrero de 2014, asumieron la responsabilidad por su cumplimiento. Cuando al día siguiente la oposición pisoteó sus compromisos, manifestó de este modo una plena falta de respeto hacia Alemania, Francia y Polonia. Es un hecho. Ni Alemania, ni Francia, ni Polonia no pudieron responder nada a nuestros interrogantes de por qué no llaman a la oposición a la orden. Lo único que supieron responder fue que el presidente Yanukóvich se fugó de Kiev.

Primero, el presidente Yanukóvich se encontraba en Ucrania. Segundo, por aquellas mismas fechas, aproximadamente, el presidente Abd al-Hadi se fugó de Yemen, y durante los tres años transcurridos desde el momento de su huida a Arabia Saudí donde reside en estos momentos, toda la opinión pública occidental progresista viene exigiendo su retorno a Yemen. ¿Por qué las actitudes hacia Yemen y hacia Ucrania son distintas? En ambos países los presidentes fueron legítimamente elegidos, por todos reconocidos, encabezaban países miembros de la ONU.

Pero en Ucrania Yanukóvich se marchó de Kiev a Járkov, lo que, según la lógica de nuestros colegas europeos, significaba que se podía inmediatamente dar un golpe de Estado. En Yemen, en cambio, transcurrieron tres años, pero la opinión pública exige restablecer las competencias del presidente legítimo. Se lo digo en relación a que abogamos por tratar a otros países respetando el Derecho Internacional, sin recurrir al doble rasero.

De paso sea dicho, el mencionado acuerdo del 20 de febrero de 2014, no se refería a Yanukóvich. El primer acápite de este documento rezaba que las partes se comprometían a formar un gobierno de unidad nacional que redactaría nueva Constitución, prepararía las elecciones, etc. Mientras tanto, el señor Arseni Yatseniuk a quien ustedes cuando se ponía de acuerdo con Yanukóvich, tan pronto se produjo el golpe de Estado, se dirigió al Maidán y felicitó los manifestantes, proponiendo al mismo que ellos lo felicitaran también con motivo de haber formado un gobierno de vencedores. A mi modo de ver, la diferencia es de fondo: gobierno de unidad nacional y gobierno de vencedores. Ustedes – Alemania, Francia y Polonia – estamparon sus firmas al pie de los acuerdos sobre un gobierno de unidad nacional, a ustedes les menospreciaron. Y lo hicieron aquellos quienes junto con ustedes negociaban estos acuerdos. Pero esto ya pasó a la historia, como quien dice. Y es peligroso olvidarla, porque ni Crimea, ni Donbás agredieron al resto de Ucrania cuando en Kiev se produjo el golpe de Estado. Estas provincias simplemente dijeron que se había perpetrado un acto anticonstitucional con el que no querían nada que ver, pidiendo dejarles en paz para comprender lo que pasaba. En cambio, el principal inspirador de las revueltas en Maidán, el ultranacionalista Dmitri Yárosh, demandó limpiar Crimea de los rusos. Todo ello está reflejado en los correspondientes documentos. Donbás fue proclamado territorio terrorista, iniciándose contra él una operación antiterrorista. No fue Donbás el agredió a Ucrania, sino Ucrania atacó a Donbás al afirmar que fue ocupado por terroristas. Son cosas muy importantes que se echan al olvido. Dimos una muestra de buena voluntad al reconocer – como volvió a confirmar recientemente el Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin -, los resultados de las elecciones del Presidente de Ucrania, aunque comprendíamos que este poder pregonaba las ideas del nacionalismo radical. Las evidencias sobran y cada semana aparecen nuevas.

En lo que se refiere al avance hacia el cumplimiento de los Acuerdos de Minsk, hemos respondido a las preocupaciones que han expresado, en particular, los colegas alemanes y franceses, otros europeos y los propios ucranianos, respecto a que la Misión Especial de Observación de la OSCE en Ucrania se enfrenta con frecuencia a riesgos y amenazas para su seguridad, la cual hay que reforzar de alguna forma. Hace poco más de un año estuvimos a punto de aprobar que esta misión tuviera armas para la defensa propia. En aquel momento Alemania, Francia y la UE renunciaron a esta opción, al igual que la OSCE, porque no tenían experiencia de realizar operaciones que impliquen a observadores armados. Finalmente, atendiendo a los nuevos llamamientos a reforzar la seguridad de la misión de la OSCE, el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, hizo la propuesta que hizo. Uno de los motivos para recuperar el debate sobre la seguridad de la misión de la OSCE fue la explosión de una mina al paso de un vehículo de patrulla de la Organización en la provincia de Lugansk, en una zona cercana a la línea de separación. Se hizo un informe especial, se llevó a cabo una investigación de la que se desprende inequívocamente que la mina no fue colocada por las milicias de Lugansk. Del mismo informe se desprende también que el Gobierno ucraniano se negó a proporcionar el vídeo del incidente que obra en su poder. Nadie reflexionó sobre el tema. Tampoco nosotros queremos buscar a los culpables, aunque en este caso, a mi juicio, todo está claro. Nos interesa que se cumplan los Acuerdos de Minsk. Para ello el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, sugirió enviar una misión armada de la ONU para dar protección a los observadores de la OSCE. Francia y Alemania mostraron interés por el tema. La canciller de Alemania, Ángela Merkel, en una conversación telefónica con el Presidente Vladímir Putin le preguntó por qué, si proponemos dar protección al personal de la OSCE, planteamos que sólo se haga respecto a los observadores que se encuentren en la línea de contacto tras la separación de las fuerzas. La Sra. Merkel señaló que los observadores de la OSCE trabajan a ambos lados de la línea de separación, patrullando, desplazándose en automóviles, vigilando, hablando con la gente. El Presidente de Rusia, Vladímir Putin, reconoció enseguida que es una observación absolutamente lógica, y ahora nuestra propuesta presentada ante el Consejo de Seguridad de la ONU prevé que los observadores de la OSCE, a la hora de cumplir sus funciones, deban estar custodiados en todo momento por pacificadores armados de la ONU.

Reitero que Alemania y Francia ven en ello una posibilidad de alcanzar acuerdo. El proyecto de resolución está sobre la mesa del Consejo de Seguridad de la ONU pero las negociaciones no acaban de arrancar porque Ucrania dijo que eso no servía, y lo que sí servía prometió enseñarlo pero todavía no lo ha hecho (y ya ha pasado más de un mes). Nos damos cuenta de lo que ahora se pretende hacer. Kurt Volker nombrado enviado de EEUU para Ucrania ya ha viajado a Berlín, París y, por alguna razón, a Londres, y ha ido varias veces a Kiev donde recientemente hizo una serie de declaraciones emblemáticas que dejaron claro qué alternativa preparan a nuestro proyecto los tutores estadounidenses del régimen ucraniano (Estados Unidos es el único país capaz de influir en el Gobierno, la oposición y los radicales ucranianos). El Sr. Volker dijo que, en primer lugar, es necesario que los cascos azules (empleó otra palabra con el mismo sentido) ocupen todo Donbás y lo cerquen, y sólo después EEUU apoyará las acciones del Presidente de Ucrania, Piotr Poroshenko, para cumplir la totalidad de sus obligaciones, incluyendo la declaración de una amnistía, la concesión del estatus especial a Donbás según la fórmula de Frank-Walter Steinmeier (la cual, por cierto, es saboteada desde hace dos años por Piotr Poroshenko y su Gobierno) y la celebración de elecciones. Para nosotros es absolutamente evidente que en cuanto las fuerzas de ocupación se desplieguen en todo el territorio de Donbás, Piotr Poroshenko no moverá un dedo para cumplir lo prometido. Me parece que lo comprenden ya también en todas las capitales europeas.

Kurt Volker hizo otra declaración curiosa al afirmar que se trata de un asunto de Europa, Ucrania y Rusia y que Donbás no tiene nada que ver en absoluto con las negociaciones y hay que mantenerlo alejado. Si en Berlín lo consideran una imagen adecuada de lo que debe ocurrir, lo lamento. Sin embargo, estoy absolutamente de acuerdo en que existe un camino hacia delante, que es el cumplimiento fiel y riguroso de los Acuerdos de Minsk. Los asesores de los líderes del "formato de Normandía" llevan tiempo ocupándose de ello a fondo y consensuando una hoja de ruta que sincronice los pasos para aumentar la seguridad con aquellos encaminados a lograr una solución política. Este trabajo se está realizando, y espero de todo corazón que las declaraciones del Sr. Volker, que contradicen directamente aquello que hacen Alemania, Francia, Rusia y Ucrania en el marco del "formato de Normandía", no impidan la elaboración de esa hoja de ruta.

Pregunta: El Presidente de Rusia, Vladímir Putin, nombró recientemente a nuestro amigo Alexéi Meshkov Embajador en París. Puesto que se encuentra aquí, quisiera felicitarle por este nombramiento importante. ¿Cuál es la hoja de ruta de Alexéi Meshkov para la misión que tiene por delante? ¿Qué consejos le ha dado usted? ¿Cómo ve el desarrollo de las relaciones franco-rusas?

Respuesta: Su hoja de ruta es información reservada.

Supongo que todos los ministros les dan a sus empleados nombrados embajadores ciertas directrices e indicaciones de carácter general estratégico que son documentos confidenciales. Pero no es ningún secreto la dirección en la que trabajará Alexéi Meshkov, que es la de fortalecer nuestra asociación estratégica privilegiada (tal como la definieron nuestros predecesores). Trabajará para que la coyuntura del momento no interfiera en los procesos de asegurar los intereses nacionales a largo plazo de los pueblos ruso y francés. Vemos que hay intentos de mezclar esa coyuntura en el día a día. Esperamos que nuestra historia común impida a los oportunistas del momento deteriorar las relaciones entre Rusia y Francia.

Tenemos unos planes muy buenos, nuestros presidentes ya se han entrevistado dos veces, el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, visitó Francia, y el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, aceptó la invitación de viajar a Rusia, en particular en el contexto de la participación en el Foro Económico de San Petersburgo en mayo de 2018. Hay acuerdo para crear una gran plataforma de diálogo social –el llamado Diálogo de Trianon–. Me parece muy importante que los dos presidentes prestaran atención a esta iniciativa ya en su primera reunión, porque una amplia interacción entre distintos representantes de la sociedad civil es probablemente la mejor forma de reforzar el fundamento de nuestras relaciones e ir sugiriendo a nuestros Gobiernos e instituciones la dirección en la que quieren avanzar los ciudadanos de ambos países.

Pregunta: Este viernes empezará la visita más larga del presidente  estadounidense a países de Oriente Lejano: Japón, China, Vietnam y otros. En general, servirá para tranquilizar estos países en cuanto al problema nuclear norcoreano. Al mismo tiempo, el papa Francisco reúne a 11 premios Nobel para buscar vías de mantener el diálogo con fines de solucionar pacíficamente de los problemas surgidos. ¿Qué opina?

Respuesta: Se ha dicho ya mucho de la situación en la Península de Corea y en torno a Corea del Norte. En particular, habló de ello con detalles el presidente ruso, Vladimir Putin. Desde luego, abogamos, de forma inequívoca y definitiva, por el arreglo pacífico. Para ello hace falta dar pasos hacia el compromiso, renunciar a la retórica relativa a las relaciones entre Rusia y la UE. En cualquier conflicto o crisis (no estoy hablando de nuestras relaciones en estos términos), a falta del consenso, hay que rebajar la retórica, o mejor renunciar a ella y buscar las posibilidades políticas para el arreglo. De momento, no vemos que EEUU está dispuesto a hacer, tampoco Corea del Norte, aunque, como ya he dicho, quién es más inteligente y fuerte, deberá dar el primer paso.

A falta de las perspectivas políticas y el progreso en este camino y de la reacción ante la iniciativa ruso-china sobre el «doble congelamiento», al menos por cierto tiempo, tanto de las acciones aventureras de Corea del Norte como las maniobras militares de EEUU con la República de Corea, la retórica sigue intensificándose (pasando a veces a insultos y alusiones personales), lo cual, naturalmente, no ayuda a desescalar la situación.

Desde Washington se oyen cada vez más insinuaciones de que el problema tiene una solución militar. Ayer y hoy el Presidente del Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos, general Dunford, dijo que si recibe la orden de usar fuerza en la península de Corea, no descarta que se haga sin consultarlo con el Congreso. Es una declaración bastante alarmante. Nos pusimos en contacto con nuestros vecinos surcoreanos, japoneses y están realmente preocupados. Están conscientes de que si se aplica un guión militar serán los primeros afectados. El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, nos decía que EEUU no podrían usar fuerza sin consultarlo con Corea del Sur. Pero yo oigo desde Washington las declaraciones que hacen dudar de que haya consultas, consenso ni, mucho menos, se pida una autorización previa. Hace justo un par de días, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, dijo que estaba de acuerdo con el presidente de EEUU, Donald Trump, de que no se podía descartar la solución militar del problema. Recuerdo que hace tan sólo un mes, cuando la situación ya era bastante crítica pero no hasta el punto de ebullición, el secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, comentando la posibilidad de un guión militar en la península de Corea dijo que conduciría a un número colosal de víctimas. No tenemos muy claro cómo se elabora la política allí y cómo se coordina, no sólo respecto a esta cuestión sino a todas. Lucharemos por que la iniciativa pacífica ruso-china, o cualquier otra que tenga más posibilidades de implementarse, se estudien con más atención. De momento no lo hemos conseguido.

Pregunta: ¿Cómo hemos llegado a la situación cuando la UE y Rusia no tienen más confianza mutua? ¿Qué sucedió entre 2003, cuando se acordó una zona económica común entre la Unión Europea y Rusia, muestra de un alto nivel de confianza, y 2014? ¿Qué se puede emprender para evitar semejantes errores en el futuro?

Respuesta: Es una observación muy acertada y estoy completamente de acuerdo con Usted de que los problemas en nuestras relaciones empezaron mucho antes de que sucediera el golpe de Estado en Ucrania. Hay numerosas pruebas de ello. Realmente, en 2003 había muchas expectativas, no sólo en cuanto a la zona común económica, sino también un espacio sin fronteras.

Romano Prodi, el entonces presidente de la Comisión Europea, en 2003, dijo en la rueda de prensa al término de la cumbre Rusia-UE que no tenía ninguna duda de que en cinco años Rusia y la UE suspenderán los visados para sus ciudadanos. Llegó 2008, parecía que no había ni por asomo problemas tan globales como, por ejemplo, el de Ucrania, pero el trabajo en el convenio sobre la supresión de visados se dilataba. Cuando llegó a una fase más o menos práctica y estaba, en general, acordado, nos dijeron que había que crear grupos de trabajo para garantizar la seguridad en los puntos rusos de control fronterizo, que se necesitaban pasaportes biométricos y compromisos de readmisión. Creamos los grupos en cuestión, nos visitaron los inspectores de la UE para controlar el proceso, fuimos a la Unión Europea para conocer cómo funciona allí. Para los años 2001-2012 ya no había más pretextos para aplazar la firma del acuerdo pero resultó que no era suficiente, porque la minoría, de la que he hablado y que existía ya entonces, usaba el principio de solidaridad en la UE para que la Unión Europea tomara la siguiente posición: Rusia cumplió con todos los requisitos técnicos y jurídicos, la UE y Rusia estaban completamente preparadas para suprimir los visados pero políticamente sería incorrecto hacerlo para Rusia antes de que se hiciera para Ucrania, Georgia, Moldavia. Era 2012. Y es sólo un ejemplo de otros tantos.

Entonces, mi homóloga Catherine Ashton y yo no conseguíamos organizar el trabajo normal e ininterrumpido del Consejo de Asociación que tenía que reunirse cada seis meses a nivel de cancilleres para hacer revista de todas las líneas de cooperación sectorial Rusia-UE. Mucho antes de la crisis ucraniana la agenda de estos encuentros se redujo a la discusión de la situación en Siria, antes de Siria, en Irán, el arreglo en Oriente Próximo, otras cosas, pero en cuanto a la coordinación de trabajo en todos los ámbitos de asociación, que era el encargo directo de nuestros líderes, hasta allí no se llegaba.

Me veo obligado a volver al problema de la formación de la postura de la UE: si se mantiene la práctica actual, cuando cualquier miembro tiene derecho a bloquear una decisión constructiva que está en interés de todos, seguiremos desaprovechando el potencial realmente colosal de nuestra asociación. Ne me cabe la menor duda de que el espacio económico común, la construcción de puentes entre la integración euroasiática y la UE, el avance por el camino del Gran Proyecto Euroasiático y la participación en él no sólo de la OCS, de los miembros  del proyecto 'Un cinturón, una ruta', de los Estados ASEAN, sino también de la UE – este es el mejor camino, tanto para Ustedes como para nosotros, para garantizar las posiciones en el mundo que cada día vuelve más competitivo y donde emergen nuevos centros de crecimiento e influencia. Desaprovechar las ventajas de compartir un mismo continente significa contradecir a nuestros propios intereses nacionales. La única esperanza es que lleguen líderes sensatos y perspicaces. Confío en que Europa siga teniéndolos.

Pregunta: Es injusto decir que Estonia, que ostenta la presidencia del Consejo de Europa ahora, no esté interesada en promover los mecanismos de diálogo entre la Unión Europea y Rusia. Permanecemos totalmente comprometidos con los cinco principios fundamentales de las relaciones entre Rusia y la Unión Europea definidos el año pasado, incluido el principio de asociación selectiva en los ámbitos, donde resulte útil para ambas partes.

Usted ha mencionado también la agenda de la Asociación Oriental. Sólo le puedo asegurar que las discusiones sobre el tema continúan en Bruselas. Estonia, como presidente de turno en la UE, desempeña un papel importante en definir la agenda y laborar la declaración de la Cumbre de la Asociación Oriental previsto para noviembre del corriente. Confío en que transmita un mensaje claro a nuestros socios de que esta política continuará y traerá los dividendos prácticos a nuestros socios. Lo más importante a día de hoy es que podemos desarrollar la Asociación Oriental de manera que ninguno de sus participantes afronte la complicada elección entre la EU y Rusia.

Respuesta: Simplemente he constatado el hecho de que bajo la presidencia estonia no se reunieron los mecanismos que, según creo, necesitan ser activados con regularidad. Por favor, no lo tome a mal.

En cuanto a los cinco principios que, como Usted ha dicho, representan la base de las relaciones entre Rusia y la Unión Europea, todos sabemos que Rusia no había participado en su elaboración. No me extenderé sobre la marcha de mis contactos con Federica Mogherini, la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores.  Sé a ciencia cierta que durante mucho tiempo no le dejaban, literalmente, ir a Rusia a pesar de los acuerdos conseguidos previamente. El diálogo se veía afectado por ello. En caso de haber preguntas y dudas siempre es mejor encontrarse, plantearlas y recibir respuestas cara a cara. La señora Mogherini pudo viajar a Rusia solo cuando, como ha mencionado Usted, la UE hubiera definido sus cinco principios unilaterales. Y ya armada de este documento que la puso en un marco muy restringido cuando consiguió visitarnos.

Yo creía que nuestras relaciones vienen determinadas, en lugar de por los cinco principios mencionados ahora y elaborados de forma unilateral, por los principios establecidos en el Acuerdo de Asociación y Cooperación entre la Federación de Rusia y la Unión Europea. Expiró en 2010 pero continúa vigente porque el nuevo acuerdo, en el que hemos empezado a trabajar, aún no está listo. Este trabajo se atascó mucho antes de que sucediera el golpe de Estado anticonstitucional en Ucrania.

Usted ha mencionado la Asociación Oriental y ha expresado su satisfacción porque lo haya mencionado yo. Pero yo no he hablado de la misma aunque me consta que están preparando la cumbre con la participación esta vez de los líderes de todos los seis Estados miembros. Es también un paso adelante.  Hablamos con nuestros colegas antes, cuando la Asociación Oriental se estaba creando. Nos invitaron primero en calidad de observadores, luego invitaron a participar en proyectos sin, finalmente, proponer ninguno. Espero que las declaraciones que sonaron en el proceso de la consolidación de la Asociación Oriental no reflejen la postura de la UE. Siguen la lógica que exige a los países miembros elegir si estás con Europa o con Rusia. Esta lógica que confirmó en su reciente discurso en Serbia el secretario de Estado adjunto de EEUU para Asuntos Europeos, Hoyt Brian Yee, quien dijo que Serbia tenía que elegir entre Rusia y la Unión Europea porque tener amistad con las dos es imposible, mientras EEUU apoyan firmemente la elección de Serbia a favor de Europa, ¿Acaso no es una injerencia en los asuntos internos?

Semejantes palabras oímos también de boca de los miembros de la UE. Aún durante el primer Maidán ucraniano en 2004 el entonces ministro de Exteriores de Bélgica y luego comisario europeo, Karel De Gucht, declaró públicamente que el pueblo craniano debía elegir si estaba con Rusia o con Europa. Me viene a la mente una de las obras del politólogo estadounidense, Zbigniew Brzezinski​, «El gran tablero de ajedrez», donde hablando del futuro de Eurasia y los intereses de Occidente, planteó, sin rodeos, la tarea de que los más importante es no dejar unirse a los «bárbaros» de Eurasia. Estoy citando. En general, contiene unas curiosas reflexiones filosóficas que entonces se percibían como pura fantasía. Es una persona inteligente y culta. Mucho de los que recomendaba en este libro, hoy en día, lamentablemente, está haciéndose cada vez más real.

Pregunta: Cuando nosotros, los empresarios, intentamos conseguir progresos en el negocio intentamos guiarnos por ciertos principios. Pero cuando nada avanza, la renuncia a buscar una fórmula de compromiso, resulta incorrecta. Al contactar con los socios rusos da la sensación que es hora de buscar compromisos en lugar de aplicar los principios monolíticos. Todos estamos preparados para ello. ¿Qué pasos sabios Rusia podría dar en esta dirección? ¿Hay avances en la implementación de los Acuerdos de Minsk?

La Asociación de Empresas Europeas aboga por una mayor cooperación con la UEEA. Nuestra visita a Bruselas, en gran medida, tenía este objetivo. ¿Cómo ve Usted el futuro de esta unión? ¿Es posible entablar la asociación entre la UE y la UEEA? 

Respuesta: Comprendo su descontento, e incluso desencanto, por qué nuestras relaciones no estén a la altura del potencial de Rusia y la Unión Europea, más el de la UEEA.

En cualquier caso Usted, en la pregunta, ya ha dado la respuesta de que los cambios sólo son posibles a condición de la implementación de los Acuerdos de Minsk.

Un breve recordatorio. La aprobación de los Acuerdos de Minsk duró 17 horas. Conseguimos elaborar un paquete de documentos que fue aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU unánimemente, sin ninguna enmienda, con las firmas puestas debajo del Complejo de Medidas de Minsk por los líderes de dos repúblicas no reconocidas, la de Donetsk y la de Lugansk, Zajárchenko y Plotnitski. Entonces el presidente de Ucrania, Piotr Poroshenko, insistió en que estas dos personas fueran en persona a Minsk para poner sus firmas a pie de este documento. Ahora, en cambio, dice que de ninguna manera se les puede dejar participar en la implementación de los mismos. El representante especial de EEUU para Ucrania, Kurt Volker, dijo que no tenía nada que hacer allí. Queremos tratar con unos socios capaces de llegar a un acuerdo. Mientras tanto es obvio que el presidente Poroshenko saboteará por todos los medios la implementación de los Acuerdos de Minsk porque tiene miedo a los radicales que le acusaron de traición. No fue capaz de usar su autoridad para, junto con la UE, EEUU y el Consejo de Seguridad de la ONU, que le apoyan, poner a los radicales en su sitio e insistir en que es necesario cumplir con los Acuerdos de Minsk. Si se quiere, le falló el carisma.

Todas las reuniones y cumbres posteriores del Cuarteto de Normandía giraron en torno a la manera de implementar los Acuerdos de Minsk. El presidente ruso, Vladimir Putin, decía que su contenido era más que claro, que en un mes había que hacer esto, preparar y aprobar las leyes sobre elecciones y el estatus especial de Donbás. Pero nada funcionaba. Porque el presidente Poroshenko empezó a decir que no se podía aprobar la ley sobre el estatus especial antes de realizar elecciones porque antes de hacerlo pretendía saber quiénes serían los dirigentes de Donbás. Es decir, si las elecciones las ganan los que le caen en gracia, concederá el estatus especial, si no, se olvidará del mismo. Esta discusión absolutamente futurista continuó hasta que entonces vicecanciller y ministro de Exteriores de Alemania y su actual presidente, Frank-Walter Steinmeier, propuso una fórmula, ahora denominada la «fórmula de Steinmeier», de que la ley sobre el estatus especial entra en vigor de modo previo el primer día de las elecciones y de forma definitiva después de la publicación del informe de la OSCE sobre las elecciones.

Pasó un año, no se hizo nada. La fórmula ni siquiera adquirió carácter legal, ni siquiera fue documentada. Cuando nos interesamos cual era el problema el presidente Poroshenko alegó que el informe definitivo de la OSCE podría dictaminar que las elecciones habían sido injustas y antidemocráticas. Paso un año para darse cuenta de ello. Entonces el presidente Putin dijo que se inscribiera que la ley entraría en vigor de modo previo el día de la votación y de forma definitivo una vez publicado el informe de la OSCE que confirmara que las elecciones habían sido libres y justas, conforme los requisitos de la OSCE. Todos estuvieron de acuerdo. Fue la segunda concesión aunque nada de ello figuraba en los Acuerdos de Minsk, que, en cambio, establecen que la ley deberá ser aprobada antes de las elecciones para que los votantes supieran qué competencias tendrían los candidatos. La tercera concesión que excedía los Acuerdos de Minsk fue la propuesta de armas a los observadores de la OSCE. Resultó inadmisible ya para los propios europeos. Ahora estamos atascados en el Consejo de Seguridad de la ONU donde nuestro proyecto de resolución está por ser estudiado pero no llega a estudiarse. Los ucranianos y los estadounidenses dicen que necesitan otra resolución pero no proponen nada. Si hicieran falta los motivos para abandonar la política rusófoba en la Unión Europea, eran abundantes.

No quiero que sea interpretado como antiamericanismo, simplemente estoy constatando los hechos. Los estadounidenses quieren conservar su dominio en la economía y política mundiales, en asuntos militares internacionales. Quizás sea un deseo lógico en caso de una gran potencia. Pero en sus acciones hacia la meta recurren a los trucos de una competencia desleal y sucia. Ya hemos alegado numerosos ejemplos hoy. Pero, al fin y al cabo, observando la vida interna europea, lo que se suele denominar la «corriente principal» en los últimos años da la sensación de que los estadounidenses consiguieron que casi cualesquiera acontecimientos negativos en la Unión Europea – desde las protestas contra la política de los gobiernos hasta las quiebras de empresas o incluso desastres provocados por el hombre -  pudieran ser imputados a Rusia, a su «mala voluntad» y el abuso del espacio cibernético. Algún que otro medio ya fantaseó que nosotros no sólo intervendríamos en todas las elecciones del mundo sino que también somos capaces de manipular el medio ambiente para provocar, por ejemplo, terribles inundaciones similares a las que ayer observamos en Europa.

En cuanto a las elecciones me gustaría decir que no hicimos nada con relación a EEUU, Alemania, Gran Bretaña (contestando a las acusación de haber impulsado el Brexit), Francia (allí también nos acusaron y el presidente incluso expulsó de la campaña a dos medios rusos – Russia Today y Sputnik, a los que ahora intentan convertir en los agentes extranjeros en EEUU).

Volviendo al tema de Europa, los suecos dijeron que estaban prácticamente convencidos de que intervendríamos en sus elecciones. Ya he mencionado antes a Sudáfrica. Pero nadie ha presentado ni una sola prueba.

Si hablamos de Alemania, se registró y se hizo público el hecho de espionaje del teléfono personal de la Canciller Federal, Ángela Merkel. Pero ni el Servicio Federal de Inteligencia de Alemania, ni otros organismos están investigando lo ocurrido. Todos prefieren «trabajar con la lengua» anunciando que saben lo que hacen los rusos pero no pueden presentar pruebas porque son secretas.

Los secretos es algo muy interesante. Alexander Litvinenko falleció trágicamente en Londres, se abrió la investigación de su muerte. Nosotros insistíamos en que la investigación fuera abierta pero la realizaron en secreto y con la participación de los servicios secretos. La investigación se llama pública pero en realidad es secreta y hasta ahora nadie sabe qué acusaciones se presentaron y qué pruebas se manejaron.

La catástrofe del Boeing malasio en 2014 en el cielo de Ucrania también se investiga a la chita callando. Los materiales que proporcionamos no se estudian o, al menos, no se mencionan. Hace dos años Tenían ya mucha prisa por formar el tribunal. Nosotros propusimos primero concluir la investigación. La investigación sique sin concluir, la prorrogan un año más. No hay ninguna prueba pero continúan las acusaciones. A la pregunta por qué no se manejan las pruebas contestan que es secreto, igual que nuestros colegas estadounidenses me contestan cuando les pido pruebas de nuestra injerencia en sus elecciones. Aseveran que existen unas pruebas irrefutables pero secretas. Nueve meses ya dura esta investigación en el Senado, está involucrado el fiscal especial, pero sigue sin haber ninguna prueba. Y eso que en la cultura política estadounidense las filtraciones es algo absolutamente normal. Si hubiera alguna prueba mínimamente seria, se habría filtrado puesto que son tantas las personas involucradas en las audiencias del Congreso. Así que las excusas de secreto, francamente hablando, resultan ridículas por parte de los que hacen acusaciones tan graves contra nosotros.

Me gustaría reiterar quede nosotros se espera un pretexto para decir que los rusos han sentado la cabeza  y proponernos cooperar de forma normal, suprimir las sanciones. Nosotros hacemos lo que hacemos. He aducido ejemplos de los enfoques constructivos en cuanto a la implementación de los Acuerdos de Minsk. Si alguien necesita los pretextos, aquí están. Estos pretextos no los creamos para pedir a su gobierno los favores o levantamiento de sanciones, sino porque queremos implementar los Acuerdos de Minsk. No tengo la menor duda de que nuestros socios del Cuarteto de Normandía (los alemanes y los franceses), que están trabajando en ello de forma permanente, se dan cuenta perfectamente de quién bloquea la implementación de los Acuerdos de Minsk.

Les daré un ejemplo. Hace un año, en Berlín, los líderes acordaron estimular la creación de las zonas de seguridad en la línea divisoria. Se eligieron como la zona piloto unos puntos, en dos de ellos se retiraron las armas pesadas. En el tercero, la población de Lugánskaya, no podían empezar la retirada porque los ucranianos alegaban su incapacidad de hacerlo a raíz del constante tiroteo. Entonces pusieron una condición de que procederían a retirar las armas pesadas si se cumple una semana del silencio completo. Desde entonces – puede consultarlo con el representante de la OSCE, la Misión Especial de Monitoreo de la Organización registró en ocho ocasiones una semana completa de silencia. Cada vez que la OSCE lo reportaba y proponía proceder a retirar las armas pesadas los ucranianos decían que esas eran nuestras estadísticas mientras ellos habían registrado cien disparos. Y nada.

Ahora estamos intentando empezar la retirada el próximo 4 de noviembre. Será la novena semana del silencio completo que, casi seguro, aunque me gustaría equivocarme, los ucranianos impugnarán presentando sus propias estadísticas. Es también en pretexto. Sólo que de nosotros Ustedes esperan los pretextos positivos y lo acabo de aducir, mientras éste último es negativo que serviría para exigir ya de quiénes abusan de la simpatía de Berlín, Parías, Washington y otras capitales occidentales dejar de jugar a estos juegos y cumplir sus compromisos porque, como Ustedes sabrán, el tango es un baile de pareja.

Pregunta: ¿Qué podría hacer la comunidad empresarial para contribuir a su lucha contra esta histeria antirrusa que, como sabemos, no se confirma con pruebas?

Respuesta: Las empresas saben perfectamente lo que está en su interés. Lo más correcto, tal vez, es hacer saber a los dirigentes, los suyos y los nuestros, su postura que consiste en que necesita otro ambiente. Les confesaré que no soy gran optimista en cuanto a las posibilidades de los empresarios en este sentido. Sé, y lo vi en particular en la última reunión conjunta de los presidentes ruso, Vladimir Putin, y kazajo, Narsultán Nazarbáev, con los empresarios alemanes en Sochi, que al igual que en caso de empresas francesas, italianas, ninguna empresa abandonó el mercado ruso. Vimos cómo los empresarios alemanes, al igual que los franceses, italianos, austríacos y otros, están interesados en no mezclar la política con la economía. Pero recuerdo también otro momento, cuando la UE por primera vez impuso, siguiendo el ejemplo de EEUU, las sanciones a causa de Crimea y luego de Donbás, leí una polémica en la que los empresarios exhortaban al gobierno a no confundir la economía y la política. Ya hemos hablado hoy de ello. Pero en aquella ocasión la Canciller de Alemania, Ángela Merkel declaró (al menos, así lo citaron los medios) que en ese caso concreta la política debería prevalecer sobre la economía. Es decir, es un sacrificio consciente de los intereses económicos. Es difícil decir algo aquí.

En cuanto a la histeria, el fiscal Robert Mueller en Washington ya presentó los primeros resultados de su trabajo de varios meses acusando a dos estrechos colaboradores del presidente Trump de ocultar que habían trabajado para el Gobierno del presidente de Ucrania, Víctor Yanukóvich. Y eso que buscaban la pista rusa. No quiero entrometerme pero todo el mundo sabe que los actuales dirigentes ucranianos financiaron la campaña electoral de Hillary Clinton. Así que basta con la intención de fastidiar, porque el pretexto para hacerlo es fácil de encontrar.

Pregunta: Estamos ayudando a encontrar empleo a 700 rusos despedidos de las representaciones diplomáticas de EEUU en Rusia. Les dicen que hay una «lista negra» extraoficial y por mucho que nos esforzamos, no conseguimos emplearles en las organizaciones con participación estatal. ¿Qué se podría hacer para ayudar a estas personas?

Respuesta: No soy un gran especialista en el derecho interno de EEUU y los países europeos pero puedo imaginar la situación cuando, digamos, en la Embajada rusa en Washington los ciudadanos estadounidenses ocupan cargos que no son técnicos, porque en caso de la Embajada de EEUU en Rusia, las personas que formalmente ocupaban cargos técnicos desempeñaban funciones propias, según las convenciones de Viena, exclusivamente de los diplomáticos. Viajaban por el país, organizaban los encuentros, sondeaban la opinión pública – todo esto es el trabajo de los diplomáticos. Nosotros, con alguna excepción rara, no sacábamos conclusiones negativas de ello. Imagínense que varios centenares de ciudadanos de EEUU trabajaran en el Consulado General de Rusia en San Francisco, cerrado de forma insolente y descarada por los representantes de la FBI, que revolvieron los archivos diplomáticos. Imagínense que estos empleados, los ciudadanos estadounidenses, se vieran despedidos e intentaran obtener empleo en los organismos públicos de EEUU. ¿Creen que les admitirían en seguida? Yo creo que no. La burocracia de cada país deberá actuar conforme sus propias reglas. En Europa también hay reglas correspondientes a las personas que tienen familiares extranjeros. Estoy convencido de que si las personas despedidas son profesionales con talento, que seguramente es así porque los estadounidenses no contratan a cualquiera, encontrarán el empleo. ¿Por qué obligatoriamente quieren trabajar en los organismos públicos? El sector privado necesita a los profesionales con diferentes especialidades.

En cuanto a esta situación en general, no nos agrada en absoluto. Nos vimos obligados a dar este paso, llevar a la estricta paridad el número de los diplomáticos y los empleados en las entidades diplomáticas de Rusia en EEUU y de EEUU en Rusia. Al mismo tiempo hicimos una importante concesión a los estadounidenses porque en este número total de los empleados en las entidades rusas en EEUU incluye a 170 empleados de nuestra Representación Permanente ante la ONU. No tienen relación alguna a la paridad bilateral, están protegidos por el Convenio entre EEUU y la ONU (sobre las obligaciones del país anfitrión) y si hablamos de una paridad completa deberían incluirse en este número. Pero lo hicimos confiando en que esto ayude a detener esta espiral desenfrenada y provocado por un premio Nobel de la Paz en diciembre de 2016. Es triste que el anhelo de Obama de enterrar las relaciones ruso-estadounidenses haya contagiado a numerosos demócratas y algunos republicanos. Y eso que ambos partidos lo usan para conseguir sus objetivos en la lucha interna en EEUU. Lamentablemente, la Administración de Donald Tremp no consigue, de momento, ponerle fin aunque reitera de forma regular su deseo de normalizar las relaciones con Rusia para que sean beneficiosas mutuamente y para el resto del mundo. Espero que los observadores serios comprendan cómo empezó todo y que las leyes diplomáticas prescriban reciprocidad obligatoria. Si contrastan las acciones de Barack Obama primero y luego de Donald Tremp, que fue constreñido a seguir esta corriente de agua no muy limpia, y nuestras acciones de respuesta se darán cuenta, o eso espero, de que intentamos contenernos al máximo para cumplir con las reglas básicas de la diplomacia.


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