Discurso y respuestas a las preguntas del ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, durante el encuentro con los estudiantes y el colectivo docente del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, Moscú, 1º de septiembre de 2016-09-02
Estimado Sr. Torkunov,
Estimado Sr. Bazhánov,
Queridos amigos, colegas,
No les ocultaré que estoy muy contento de asistir a este tradicional evento dedicado al inicio de otro año académico. Me gustaría felicitar a todos los aquí presentes, especialmente a los alumnos del primer año. Están empezando una vida independiente. Ante ustedes se abrirán todos los caminos si siguen fieles a lo que tienen en sus cabezas y sus corazones, si aspiran a ser unos auténticos profesionales y ciudadanos dignos de Rusia y otros países de los que provienen.
De entrada, me gustaría decirles que, según mi profunda convicción, ustedes son muy afortunados porque es difícil de sobrevalorar el papel que desempeña el centro de educación elegido por ustedes. El título del Instituto de Relaciones Internacionales ((MGIMO, por sus siglas en ruso)) siempre ha sido una seña de calidad, una garantía de conocimientos fundamentales y habilidades prácticas. El MGIMO es un centro docente, científico y analítico singular que imparte enseñanzas integradas en el área de las relaciones internacionales, la economía mundial, el derecho internacional, politología. Los resultados del trabajo investigador del centro realmente representan un aporte en las actividades del Ministerio de Asuntos Exteriores y son aprovechados a la hora de elaborar decisiones de política exterior. Me alegra especialmente que nuestra Alma Mater no duerma en los laureles continuando su dinámico avance. Recientemente, junto al Sr. Torkunov y el Sr. Bazhánov, inauguramos la filial del MGIMO en la ciudad de Odintsovo (Moscú) que se especializará en la formación de los profesionaes de gestión pública y economía. El abanico de enseñanzas ofrecido por el MGIMO sigue ampliándose. El centro suele ocupar las posiciones muy altas en los rankings internacionales siendo esto un motivo de nuestro orgullo justificado.
Hoy en día, el MAE de Rusia necesita los recursos humanos preparados por el Instituto, a los altamente cualificados especialistas en Relaciones Internacionales. Como señaló recientemente el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, en la Reunión de Embajadores y Representantes Permanentes de Rusia en el Extranjero, la diversidad y complicidad de los problemas internacionales, los retos y las amenazas que tiene que afrontar Rusia exigen una permanente perfección de nuestras herramientas diplomáticas en el ámbito político, económico, humanitario y de información.
Las altas exigencias vienen determinadas por la difícil y muy duradera (nos tenemos que acostumbrar a ello) etapa que está atravesando el mundo y que se define por la transformación deun sistema de relaciones internacionales unipolar y bipolar en multipolar, destinado a reflejar la diversidad cultural del mundo actual, respetar el derecho de los pueblos a decidir sobre su futuro y, finalmente, contribuir a fomentar la seguridad global y regional sobre los inamovibles cimientos del derecho internacional. Es evidente que las respuestas a los múltiples problemas de la actualidad, que han adquirido un carácter realmente global, pueden buscarse y elaborarse sólo de forma conjunta, mediante las actuaciones colectivas. Y es por eso que el papel de la diplomacia crece. En los últimos años, en el período de un pujante avance de la revolución tecnológica, pudimos comprobar todos que ninguna tecnología de comunicación o información, aún las más avanzadas y modernas, es capaz de sustituir la conversación cara a cara. Ustedes lo sentirán. Confío en que la generación tan aficionada a los videojuegos y redes sociales no termine perdiendo la capacicidad de comunicarse con las personas de forma directa.
Lamentablementa, el proceso natural de consolidación del sistema internacional multipolar y policéntrico, un proceso que supone la búsqueda de compromisos, concesiones recíbrocas y respeto de intereses mutuos, se choca contra numerosos y serios obstáculos generados, en primer lugar, por el deseo de nuestros socios occidentales (uso el término Occidente en un amplio sentido histórico) de conservar su dominio global. Parten de que habían llevado la batuta en este mundo durante siglos, y así fue, y quieren seguir dictando la solución de cualquier problema, según su propia visión de la situación correspondiente. De hecho pretenden ostentar el monopolio de la verdad y para ello usan un amplio abanico de los métodos, generalmente ilegales, de presión y las formas antiéticas de influencia en los socios: desde la revisión de la Historia, organización de unas amplias y bastante agresivas campañas propagandísticas hasta la imposición de las sanciones unilaterales, desde el financiamiento de los golpes de Estado e instigación de los conflictos regionales hasta directas intervenciones militares. Las consecuencias de tales acciones destructivas se están viendo ya en varias regiones del mundo, especialmente en Oriente Próximo y Africa del Norte, pero también mucho más cerca de nuestras fronteras.
No somos los únicos quienes estamos en desacuerdo con esta postura egoísta. Cada vez son más los países (aunque, tal vez, no todos ellos pueden hablar de ello abiertamente) que expresan su insatisfacción por semejante política y acciones poco delicadas destinadas a obligar a tomar una determinada decisión. La tendencia hacia el rechazo a la estrategia de fuerza unilateral en los asuntos internacionales se basa en unos procesos objetivos, en promer lugar, como ya he dicho, en el proceso de formación del sistema policéntrico de las relaciones internacionales. No es una teoría que no se sustente en la práctica. Es realmente un proceso objetivo. En el mundo emergen nuevos centros del crecimiento económico y del poder financiero, y una economía fuerte y las finanzas garantizan, desde luego, una influencia política más seria. De esta forma, se realiza un reajuste de las fuerzas y la influencia en el mundo. Estos procesos se observan, en primer lugar, en la región Asia-Pacífico que se convirtió en el locomotor del desarrollo económico mundial y lo seguirá siendo. Esto sucede al mismo tiempo que nuestro mayor socio comercial, la Unión Europea, que no pierde esta condición a pesar de la crisis y las sanciones, en el cuadro global está cediendo posiciones en los asuntos económicos y políticos mundiales.
No vamos a lanzarnos hacia ninguno de los lados. Somos una potencia euroasiática, así lo quisieron la historia, la naturaliza y, en primer lugar, nuestros grandes antepasados. Por eso tenemos que trabajar en todos los frentes creando las condiciones exteriores óptimas para el desarrollo del país y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Esto supone garantizar la seguridad de nuestras fronteras, crear las condiciones óptimas para nuestros ciudadanos que salen al extranjero para que se sientan libres y protegidos, y para nuestros actores económicos que hacen negocios con los socios extranjeros en el Este, el Sur y el Occidente. Hacemos todo para que estas condiciones sean confortables, para impedir cualquier gesto de discriminación hacia nuestras empresas y empresarios.
Definimos nuestra política exterior como "multivectorial" por las múltiples líneas de desarrollo e "independiente" porque nuestro Estado no tiene ni ha tenido nunca otro camino más que el suyo propio. Promovemos una política que no divida la comuidad internacional sino que la una, una política pacífica que supone la solución de problemas con los métodos políticos y diplomáticos y a base del derecho internacional. Estamos abiertos a cooperación con todos, sin excepción alguna, quien esté dispuesto a interaccionar con nosotros desde el principio de igualdad, respeto de intereses mutuos y beneficio recíproco. Les puedo asegurar que actualmente los planteamientos que profesamos y que se diferencian de los impuestos de forma unilateral son compartidos por la mayoría de los Etados del planeta que representan al menos 80% de su población. Todos ellos desean construir las relaciones interestatales desde el respeto recíproco. De ahí que somos socios naturales con la mayoría de los Estados de la comunidad internacional.
Repito que la UE sigue siendo uno de nuestros mayores socios. Pero sería imperdonable desaprovechar las enormes oportunidades que se nos brindan a causa de un pujante crecimineto económico, los procesos logísticos e infraestructurales en la región Asia-Pacífico, tanto más que una de nuestras prioridades es la promoción de la integración económica euroasiática. Es un proyecto que rebasa los objetivos planteados por los líderes de la Comunidad Económica Euroasiática (CEEA) porque representa, además, una continuación de los procesos integracionistas en un modo abierto.
Ustedes sabrán que el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, presentó la iniciativa de promocionar el proyecto denominado "Gran Asociación Euroasiática". Dicho proyecto supone, además de ampliar el número de miemros de la Comunidad Económica Euroasiática interesados en crear zonas de libre comercio, establecer vínculos estables con la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). El interés hacia una asociación abierta con la participación de las organizaciones arriba mencionadas se hizo patente durante la última cumbre de la OCS (Ufá, julio de 2015) y en el encuentro del alto nivel Rusia-ASEAN celebrado en Sochi el pasado mayo.
Desde luego, la asociación estratégica ruso-china desempeña un papel muy importante en medio de estos procesos. Trabajamos mucha dedicación para implementar los acuerdos de nuestros presidentes destinados a formentar las relaciones estratégicas ruso-chinas. En mayo pasado el presidente ruso, Vladimir Putin, estuvo con una visita en China. Durante la Cumbre del G-20 de Hangzhou se celebrará, según lo previsto, una ronda de negociaciones entre nuestro mandatario y su homólogo chino, Xi Jingping.
Mañana inauguramos el segundo Foro Económico Oriental en Vladivostok. Este evento será muy importante para la promoción de las tareas que tenemos que solucionar en la región Asia-Pacífico y que tienen que ver la integración de nuestro país en los procesos integracionistas en esa parte del mundo con la finalidad de aprovechar al máximo estas oportunidades para impulsar el desarrollo de Lejano Oriente y Siberia del Este. Por supuesto recurriremos a otros formatos para llegar a construir nuevas justas relaciones en la economía y la política mundiales como el Crupo de los Veinte (que inaugura su cumbre el próximo 3 de septiembre en Hangzhou) y el grupo BRICS (que celebrará este año dos cumbres: la informal en los márgenes del G-20 y la oficial en la India, mes y medio más tarde).
Todo que hacemos está subordinado a la tarea de crear las condiciones máximamente seguras para el desarrollo de nuestro país, de los proyectos internaionales, los contactos entre personas. Y nuestro enemigo común en este ámbito es el terrorismo internacional. Estamos convencidos de que sólo es posible luchar contra él a base del derecho internacional, sin doble rasero y respetando el papel central de la ONU. Nos guiamos por estos principios cuando, en respuesta a la petición del gobierno sirio, enviamos a este país árabe un contingente de las Fuerzas Aeroespaciales para luchar con el Estado Islámico (Daesh, en árabe, proscrito en Rusia), Jabhat al-Nusra y otras agrupaciones extremistas. Al mismo tiempo, estamos resolviendo tareas muy importantes para mejorar la situación humanitaria de la población siria, sobre todo en las zonas bloqueadas por los terroristas, e intentando conseguir que el diálogo político arranque cuanto antes.
Estas tareas fueron delegadas a la ONU que por ahora no está concentrándose en cumplirlas. Una de ellas, la planteada ante el Consejo de Seguridad de la ONU y relativa al incio de las negociaciones entre las partes enfrentadas en Siria con la participación de todos los grupos políticos, étnicos y confesionales, sin excepción alguna. De ello hablamos hace unos días en Ginebra con el secretario de Estado de EEUU, John Kerry. Ya he dicho que no estamos interesados en dar la espalda a nadie, estamos dispuestos a reanudar las relaciones normales con la UE y EEUU, pero siempre a base de igualdad de derechos, sin intentos de convertir estas relaciones en un juego con trampas.
La situación en Ucrania sigue siendo muy grave. La crisis en este país sirvió de catalizador para los procesos que dejaron al descubierto la imperfección de la arquitectura de seguridad en Europa y en el espacio euro-atlántico en general, al igual que sus defectos sistémicos de un sistema imposible de reformar durante muchos años. Las propuestas que presentábamos se chocában contra el egoismo de las élites políticas de varios Estados que, obviamente, intentaban obtener las ventajas geoestratégicas a costa de otros países, infringiendo de forma escandalosa las solemnes declaraciones aprobadas en los años 1990 en el más alto nivel de la OSCE y en el marco de las relaciones Rusia-OTAN, de que la seguridad es indivisible y nadie fortalecerá la suya menoscabando la de otros. Estos compromisos políticos se violaron insolentemente y siguen violándose. Nuestras propuestas de dotar estas declaraciones políticas de la condición de vinculantes fueron rechazadas sin más. Espero que nuestros socios lo recuerden. Si lo han olvidado se lo recordaremos, claro está. Ya nos resulta imposible continuar cooperando como antes con EEUU, la UE o, especialmente, la OTAN.
Hasta hace poco nos intenaban presentar como a unos discípulos que tienen dificultades para aprender. Pero EEUU, la UE y, menos aún, la OTAN no son lo que es el Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú. Todos nosotros estudiamos aquí, estudiaremos aquí y seguiremos siendo fieles a los conocimientos y los principios para tratar los factores y a las personas que se inculcan en este gran establecimiento.
Independientemente de los procesos que se está desarrollando en Ucrania y en torno a ella, nuestros socios occidentales tendrán que hacer mucho para recuperar la confianza de la Federación de Rusia y la transparencia de los asuntos europeos. Desde luego, estamos viendo que en Occidente empiezan a darse cuenta de la necesidad de normalizar la situación. Está bien que nos una la decisión de luchar contra el terrorismo internacional representado por el EI, Jabhat al-Nusra, la decisión, al menos declarada, de conseguir la implementación de los Acuerdos de Minsk sobre la crisis ucraniana. Por nuestra parte, apoyamos incondicionalmente estas posturas de nuestros socios occidentales, pero siempre decimos que es necesario cumplir los Acuerdos de Minsk de la manera acordada, es decir, mediante el diálogo directo entre Kíev y Donetsk y Lugansk. Se trata, en primer lugar, de legalizar la condición específica de Donbás, llevar a cabo la reforma constitucional, la amnistía, organizar las elecciones locales. Todos estos pasos figuran en los Acuerdos de Minsk y deben ser dados.
Nuestra diplomacia seguirá protegiendo los intereses de Rusia y los ciudadanos rusos de la misma manera enérgica y eficaz. En la actual situación intranquila es difícil sobrevalorar el papel que juegan los contactos humanos y los intercambios humanitarios para el fomento de la confianza y comprensión mutua entre los pueblos. En este aspecto el IERIM también intenta estar entre los primeros. Apreciamos altamente los esfuerzos del centro en este ámbito. En Vladivostok, a donde vajaremos junto con el rector del IERIM, Anatoli Torkunov, en los márgenes del Foro Económico Oriental asistiremos a la inauguración del foro universitario Rusia-ASEAN, en la organización del cual el centro desempeó el papel crucial.
Aquí me voy a detener pero antes de que les invita a hacer preguntas, me gustaría una vez más desear a la administración, el colectivo docente, los estudiantes mucha salud, nuevos logros en el trabajo y lo mejor en la vida. Dirijo mis saludos más sicneros a los alumnos del primer año. El futuro de nuestro país estpa entre las manos de los jóvenes que hoy entra en el ancho camino de la vida. De su competencia y profesionalismo, de las habilidades y los conocimientos que obtendrán aquí, en el IERIM, muy pronto dependerá mucho en la vida de nuestro país y toda la comunidad internacional.
Gracias.
Pregunta: Estados Unidos se enfrentará en un futuro no muy lejano a las elecciones presidenciales. ¿De qué forma podrían influir en las relaciones entre Moscú y Washington?
Respuesta: Ya he señalado que nos pronunciamos por el desarrollo de unas relaciones normales con todos los Estados, sea EEUU o algún país de un territorio más reducido. Siempre partimos de que el futuro de todo país ha de ser decidido por el pueblo del mismo. Estamos dispuestos a trabajar en cooperación con cualquier líder de EEUU y de cualquier otro Estado, siempre que goce del apoyo popular y haya llegado al poder vía elecciones libres y democráticas. Ésta sería una respuesta breve a su pregunta. Sin embargo, ha abordado el tema de la campaña electoral en EEUU. Por supuesto, nos da incluso algo de vergüenza por nuestros interlocutores estadounidenses. Es al fin y al cabo una potencia de gran poderío que tradicionalmente ha concedido importante papel a los principios de la democracia y de la promoción de conceptos políticos.
En el ardor de la lucha política, sobre todo, con vistas a las elecciones los adversarios recurren a veces a métodos e imágenes bastante fuera de lo común. Pero parece exagerado lo que estamos presenciando hoy: que Rusia, calificada hace un par de años por el actual presidente estadounidense como una potencia regional, se haya convertido a lo largo de esta campaña electoral en el principal factor a nivel mundial, en el país que ejerce influencia decisiva en los procesos que están teniendo lugar en Estados Unidos. Todo el mundo tiene claro que es una evidente exageración pensada para aturdir al elector y aprovechar esta manera tan basta y antirrusa únicamente para asegurar que el otro es un espía ruso e intentar atraer a sus electores. Nos hace pasar vergüenza ajena, por el país, por el pueblo estadounidense y por sus políticos. Muy poco decente se ha vuelto todo.
Estamos siguiendo el desarrollo de los acontecimientos de manera contemplativa, pero sin dejar de sacar las pertinentes conclusiones. Gane quien gane, será nombrado presidente de Estados Unidos. Estaremos dispuestos a cooperar con esta persona, siempre que el nuevo presidente esté dipsuesto a cooperar con la Fedración de Rusia. Cooperar en base a los principios elaborados de mutuo acuerdo, es decir, la paridad, el respeto de los intereses de la otra parte y el respeto mutuo. Estoy seguro de que en estas condiciones podremos conseguir muchas cosas, a pesar de todos los altercados de los años pasados, a pesar de la campaña antirrusa desplegada en la esfera de los medios, la economía y las finanzas. Allí donde hemos compartido los intereses, hemos sido capaces de ayudar a encontrar de forma paritaria la solución a los problemas más globales.
Me estoy refiriendo al Acuerdo sobre el problmea nuclear iraní, la desmilitarización química y toda una serie de factores adicionales, entre los cuales se encuentra la creación de un mecanismo multilateral que permita dar solución a la crisis siria y esté encabezado por Rusia y EEUU en calidad de copresidentes. Es decir, si dejamos al lado los problemas creados de forma artificial y nos concentramos en las amenazas reales y comunes para todos, como, por ejemplo, la proliferación de las armas de destrucción masiva, el terrorismo internacional, el tráfico de drogas y el crimen organizado, podemos alcanzar unos resultados factibles. Es un hecho corroborado por las experiencias a lo largo de los últimos 2 ó 3 años. Espero que el pragmatismo que le es tan propio a la clase gobernante estadounidense se imponga a la propaganda y la ideología.
Pregunta: En la actualidad se está discutiendo de forma activa la construcción por Mongolia de una central hidroeléctrica en el río Selengá que podría causar la degradación del lago Baikal, dado que es su principal afluyente. ¿Qué medidas podría tomar Rusia para minimizar los posibles daños para la ecología de este proyecto?
Respuesta: Es un asunto muy importante y le prestamos atención desde los primeros días. Hemos planteado el problema a nivel de los presidentes de Rusia y Mongolia. En primavera pasada, durante mi visita a Mongolia abordé este tema en las reuniones con el presidente y el presidente de Gobierno del país y con mi homólogo mongol.
Hemos alcanzado un acuerdo que espero que se ponga en práctica próximamente. Consiste en formar un grupo de trabajo integrado por representantes de las regiones limítrofes, incluida la provincia de Irkutsk y Buriatia. Se encargará de desarrollar propuestas muy concretas que se someterán a la consideración de los líderes de Rusia y Mongolia. Priorizaremos la necesidad de proteger el sistema ecológico único de Baikal y la región.
Pregunta: Se le lleva preguntando varios años sobre si ha vuelto a empezar la Guerra Fría y siempre ha contestado que Rusia no estaba al borde de tal enfrentamiento. ¿No ha cambiado su opinión sobre el particular?
Respuesta: Sabrá que es muy difícil comparar estas dos situaciones, porque ofrecen una diferencia dramática. No veo premisas para que la “segunda edición de la Guerra Fría” llegue a cobrar vida. A diferencia de aquella época, no tenemos discrepancias ideológicas, mientras que contamos con los principios comunes que compartimos en el marco de la OSCE y la ONU. Estos principios presuponen el desarrollo democrático de las sociedades, aunque la democracia tiene gran número de formas y manifestaciones concretas que tienen en cuenta las tradiciones históricas de la sociedad, las etapas de su evolución, la cultura y muchos otros factores. De modo que de entrada no puede existir un modelo único de la democracia, porque ya no sería democracia, sino un régimen autoritario o más bien unitario.
Compartimos los principios democráticos, el principal de los cuales consiste en la necesidad de celebrar unas elecciones libres y justas. Hacemos cuanto está a nuestro alcance, para que las preguntas que tenemos que formular ante nuestro sistema electoral encuentren una respuesta que sea de agrado de todas las fuerzas sociales. Por supuesto, estamos unidos por la economía de mercado que tampoco puede contar con un modelo único de puesta en práctica en cada Estado concreto. De modo que tenemos mucho en común. Lo importante es que no tengamos discrepancias ideológicas.
Durante la Guerra Fría cualquier conflicto era considerado a través del prisma “nosotros o ellos”, es decir, estaban los sistemas bipolares EEUU contra la URSS o la OTAN contra el Pacto de Varsovia. Todo estaba sometido a la necesidad de contenerse mutuamente, para que nadie pudiera hacerse con más de lo permitido. Al surgir conflictos en África, por ejemplo, y empezar los revolucionarios y los combatientes contra el sistema colonial a presionar a los regímenes dictatoriales, se intentaba evitar la intervención de dos grandes potencias y de los pertinentes bloques militares. Sin embargo, toda situación era percibida a través del prisma de “amigo o enemigo”, es decir, como “juego con resultado nulo”. En caso de ganar un bando, el otro perdía y viceversa.
Hoy la vida misma ha hecho incluir en la agenda unas amenazas que tienen carácter verdaderamente global y son imposibles de convertir en un juego donde sólo se gana o se pierde. Únicamente en cooperación se puede ganar. Ya he mencionado el terrorismo, la difusión de armas en la época de la destrucción de armas nucleares, el tráfico de drogas y el crimen organizado en todas sus manifestaciones, también en la esfera de tecnologías de la información.
Dicho sea de paso, entre muchas otras acusaciones que se formulan contra Rusia durante la campaña electoral, también se encuentra la de delitos cibernéticos. Los piratas informáticos rusos supuestamente fuerzan las páginas web del Partido Demócrata de EEUU, de la CIA, de la Agencia de Seguridad Nacional. Los expertos que entienden del tema explican que es una tontería. Sin embargo, las acusaciones no dejan de formularse. A los largo de muchos años un par de decenas de ciudadanos rusos fueron arrestados en terceros países por solicitud de Washington y en la mitad de los casos trasladados de forma ilegal a Estados Unidos, para ser procesados. Casi todos están acusados de delitos cibernéticos. Hace un año a través de la Fiscalía General propusimos a EEUU de forma oficial celebrar consultas sobre cooperación en la esfera de la seguridad informática, porque también estamos preocupados. No queremos que nuestros ciudadanos, en caso de confirmarse su culpa, participen en estas acciones delictivas. En pasado noviembre formulamos la iniciativa y no obtuvimos respuesta alguna. En enero pasado, le recordé al Secretario de Estado Kerry que nos gustaría recibir algún tipo de respuesta. Me dijo que era buena idea y me promerió que se ocuparía del problema en cuestión. Se lo volví a recordar en pasado mayo y hace una semana, durante nuestra reunión celebrada en Ginebra y dedicada a Siria. Le sorprendió mucho la falta de respuesta por parte de su país. El Departamento de Justicia de EEUU, adonde fue remitida nuestra solicitud, se negó a enviarnos una respuesta escrita. En una conversación se nos explicó que el organismo no veía la necesidad de cooperar en la mencionada esfera. El Secretario de Estado Kerry señaló que no le parecía la postura correcta y nos prometió que intentaría cambiar esta forma de pensar bastante arrogante y además completamente inexplicable. No es normal esta situación y demuestra que toda regla tiene sus excepciones.
A rasgos generales, en Occidente y en EEUU en concreto es cada vez mayor el entendimiento de que sin Rusia será muy difícil dar solución a determinados problemas, sea la crisis en Siria, Iraq, Libia o en demás partes del mundo. Además de asuntos de carácter geográfico, es decir, la no proliferación de las armas nucleares, la prevención de riesgos en la esfera de las armas químicas y biológicas, estamos centrándonos en estos momentos en crear en la esfera del cumplimiento de la Convención para la prohibición de las armas biológicas un mecanismo que permita verificar el grado en el que se cumple. Todos parecen estar dispuestos, menos EEUU que no deja de bloquear la iniciativa. Sabemos que el país tiene una serie de programas de investigación en biología, en algunos de los cuales participan nuestros vecinos. La renuncia a crear un mecanismo de control por parte de Washington hace pensar que los estudios que lleva a cabo tienen unos objetivos no demasiado pacíficos. Estamos manteniendo las negociaciones, pero de momento evitan hablar con franqueza. Con apoyo de la RPCh propusimos elaborar una convención para la lucha con actos de terrorismo con armas químicas y biológicas.
Me gustaría volver a subrayar que estas iniciativas gozan de un apoyo muy amplio, cosa completamente impensable en la época de la Guerra Fría. El hecho de resistirse todavía EEUU a iniciar labores prácticas en estas dos esferas únicamente es muestra de que les cuesta más que a otros renunciar a sus malas costumbres, una de los cuales es su sentimiento de exclusividad. Pero todo vendrá, aunque no muy pronto. Nuestros interlocutores estadounidenses tienen metido en los genes el convencimiento de que tienen que tomar las decisiones por su cuenta, pase lo que pase. Sin embargo, la vida es más implacable que la genética. Espero, por lo tanto, que en un futuro no demasiado lejano lleguen a sumarse a las tendencias objetivas del desarrollo universal.
Pregunta: Señor ministro, ¿qué requisitos tiene que reunir un futuro diplomático, además de un dominio perfecto de las lenguas extranjeras?
Respuesta: La lista es interminable. La diplomacia hace tiempo ya que ha superado la fase medieval, cuando se dedicaba básicamente a solucionar problemas de la guerra y la paz. Ahora nos referimos a este campo como problemas de la seguridad internacional, pero no por ello dejan de ser problemas de la guerra y la paz. Tienen mucha importancia para diplomacia que se centra y se seguirá centrando en ellos, mientras siga habiendo intentos de recurrir a la fuerza en la solución de problemas internacionales. Por desgracia, los seguirá habiendo. Vemos que las esperanzas de hace 15 ó 20 años de que el factor de la fuerza fuera perdiendo su valor de forma dramática no llegaron a cobrar vida. Es de lamentar, pero no fue así. Estamos convencidos de que esta forma de solucionar los problemas internacionales ha de ir perdiendo el valor, pero no todo depende de nosotros. Por esta razón es necesario unir nuestros esfuerzos, tal como lo hacemos en Siria, para erradicar la amenaza que presenta para la humanidad el terrorismo internacional. Se ha de orientar, por supuesto, hacia la solución política y diplomática de distintos problemas.
Sin embargo, además de los problemas de la guerra y la paz, la diplomacia de hoy ha de dedicarse a la solución de casi todos los problemas, el clima y la energía incluídos, temas que siguen provocando encarnizadas batallas verbales. En la Conferencia de París sobre Cambio Climático hemos logrado elaborar un documento, fruto de largos años de negociaciones entre expertos, ministros y altos mandatarios. Por supuesto, fue una fórmula de compromiso. Ha sido muy difícil llegar a una fórmula de compromiso, dado que los países no se quieren limitar en el desarrollo industrial. Hay quienes se han adelantado a otros y han pasado a la fase postindustrial del desarrollo económico. Y además, de acuerdo con las leyes de la época industrial, tienen que invertir en una economía que contamina el medio ambiente. Es un proceso muy complicado, de modo que, tras haber acordado el pertinente documento sobre el clima, fallamos en acordar la manera de controlar su cumplimiento. Es algo que nos queda por hacer. Antes de proceder a ratificar el acuerdo en cuestión, nos gustaría tener claro, cómo va a funcionar.
Otro ejemplo que ya he mencionado es la esfera de la energía. En Europa hay unas maniobras políticos muy serias en torno a él. Está relacionado con el tránsito de gas a través del territorio ucraniano que en más de una ocasión ha demostrado un nivel de seguridad más que escaso. Tienen que ver además con el asunto nuestros planes de diversificar las rutas de suministro del gas a Europa para los países comunitarios, así como las rutas propias y la intención de completar los gasoductos de occidente con los de oriente y los de sur. Tiene que ver con el asunto el deseo de la Unión Europea de pasar por alto la realidad y sus intereses económicos y politizar los problemas relacionados con el suministro del gas ruso a Europa, lo cual provoca el deseo de buscar otros suministradores, aunque sea en detrimento propio. Al mismo tiempo, EEUU busca aprovechar este distanciamiento entre Rusia y la UE, para imponer a los europeos su gas natural licuado. Lo que ocurre es que esta tecnología precisa de infraestructuras muy costosas. Costruidas éstas, a uno le va a resultar demasiado complicado pasar a otra tecnología.
Le podría poner un sinnúmero de ejemplos. El diplomático ha de tener conocimientos, aunque sean muy generales, en casi todas las esferas de la actividad humana. Incluso la medicina y la farmacéutica. El tema puede ser sacado en las negociaciones y uno ha de enterarse, de qué se está hablando y de dónde ha de buscar los argumentos. El dominio de los idiomas que ha mencionado es imprescindible. La tradición del Ministerio son dos lenguas extranjeras, como mínimo, que se les exigen a quien desee incorporarse a la plantila.
Y está, por supuesto, en nivel del desarrollo cultural. La diplomacia en la esfera de la cultura desempeña un papel colosal, cuando no dominante en las relaciones interestatales, incluso si otros aspectos se ven debilitados. No estamos atravesando el ejor período en nuestros contactos con Europa Occidental y con el Reino Unido que ha suspendido todos los mecanismos de interacción en la esfera de la lucha contra el terrorismo, además de otros programas. Sin embargo, los vínculos humanitarios y culturales continúan desarrollándose. Todos los años se celebra en Londres una serie de eventos culturales y conciertos, celebración de fiestas nacionales y una semana de arte ruso.
En estos momentos en la ciudad de Arjánguelsk la princesa Ana de Inglaterra está acudiendo a eventos consagrados al 75 aniversario del primer convoy Dervish enviado a la URSS por los aliados. Por lo tanto, un diplomático ha de conocer la historia muy bien. En tiempos difíciles acontecimientos que ocurieron hace mucho ayudan a mantener el diálogo y a despertar la memoria histórica. Estoy convencido de que muchos interlocutores occidentales de Rusia guardan los recuerdos de aquellos años, cuando ganamos juntos a un enemigo potentísimo. Estos sentimientos han de ser cultivados sin falta, para que no se acose a aquellos de los líderes actuales que dicen recordar y honrar la hazaña del pueblo de su país y el pueblo soviético. No voy a mencionar los nombres, pero sobre estos políticos honestos se lanzan quienes desearían reescribir la Historia y cubrir de color las páginas que contienen la descripción de la victoria de la URRS en aquella terrible guerra. Este mecanismo se está convirtiendo en una herramienta real de la política moderna. De modo que la Historia es un campo especial en los conocimientos de un diplomático. En general, ha de tener idea, cuando no conocimientos enciclopédicos sobre todos los campos de las actividades humanas, sobre las tendencias del desarrollo económico, tecnológico, artístico y cultural. Y nunca se ha de permitir que la Historia caiga en el olvido. Traicionaríamos de esta forma a nuestros antepasados.
Pregunta: ¿Cómo estima usted el concepto “realpolitik” y su destino en las condiciones del orden multipolar, de la globalización, cuando sus problemas se han agudizado?
Respuesta: Es de lo que he hablado. En breve y en general, “realpolitik” no es nuestro vocablo que tiene hoy una connotación negativa. Ya he mencionado que el pragmatismo es una parte inalienable de la diplomacia y de la actividad de un Estado, en general, en el sentido que lo que se hace debe ser comprensible y útil para su pueblo en el sentido más amplio de la palabra. Cuando la palabra “realpolitik” se interpreta como una manifestación del cinismo y la capacidad de hacer la vista gorda ante varios malhechos para obtener lo deseado (eso ocurre y con frecuencia) es otro modo de conseguir los resultados que el que tratamos de aplicar nosotros. Siempre intentamos traducir el pragmatismo al idioma de compromisos con nuestros socios y hacerlo sin desistir de nuestros intereses clave, de nuestra independencia en el ámbito de política exterior, sin emprender intentos de satisfacer los deseos de los que no quieren hacer concesiones a nosotros. Es la igualdad en el ámbito de la toma en consideración de los intereses, el respeto mutuo. Ya he hablado de esto.
En varias circunstancias los diplomáticos, los políticos deben actuar al borde del cinismo. Tratamos de no pasarnos de este borde. Ya he dicho varias veces en mis discursos anteriores para qué es necesario aplicar tantos esfuerzos debido a lo que pasa en Siria, actuar de ese modo debido a los intentos de obligar a los habitantes de Crimea a vivir en el país donde el poder lo usurparon los organizadores de un golpe de Estado anticonstitucional y armado. Todos los que nos han criticado y nos critican por esto dicen que gastamos mucho dinero, que los miembros de la comunidad internacional volvieron las espaldas a nosotros. Primero, nadie nos dio la espalda, es incorrecto decir “todos los miembros de la comunidad internacional”. Ya he dicho que un 80% de la población vive en los países que comparten nuestras posturas y quieren la justicia en los asuntos globales. Por eso es ridículo hablar de un aislamiento. Segundo, los que impusieron las sanciones contra nosotros que nos hacen experimentar dificultades económicas y financieras, son los países occidentales y, ante todo, EEUU que a través de la minoría agresiva en la UE literalmente obligó a seguir este camino a Europa, así como a Australia, Japón y varios otros países.
Citaré un ejemplo mal, pero no tengo otro remedio. Cuando nos preguntan para qué hacemos todo esto en Siria, en Crimea donde se celebró un referéndum que congeló a largo plazo nuestra cooperación con Occidente recuerdo una conversación con los espectadores en una de nuestras cadenas de televisión independientes y democráticas. Allí surgió una pregunta, entre otras, si había que resistir tanto durante el sitio de Leningrado (actual San Petersburgo), ya que en caso contrario se habría podido salvar tantas vidas. ¿Son las manifestaciones del “realpolitik”, pragmatismo o cuidado por el propio pueblo? Me es difícil decirlo, considero que estas personas son santas, las consideran santas todos los psíquicamente sanos quienes saben algo sobre la Segunda Guerra Mundial, sobre la Gran Guerra Patria. Por eso, además del “realpolitik”, del pragmatismo, sea lo que sea, además de la obligación de ver claramente la ventaja para mi país no veo una política exterior de Rusia que sea amoral y no se apoye en los sentimientos y los méritos de la gran nación, del gran pueblo.
Pregunta: ¿Cuándo se puede esperar el reconocimiento internacional de la incorporación de Crimea a Rusia?
Respuesta: No recuerdo exactamente cuántos años la Unión Soviética esperó su reconocimiento como Estado, unos siete u ocho años, si no me equivoco. Al inicio, se reconoció a la URSS con el fin de desarrollar la cooperación comercial y se lo reconoció como Estado un poco más tarde.
La incorporación de Crimea a Rusia, la reunificación de Crimea con Rusia se realizó de conformidad con el derecho internacional. El Artículo 1 de la Carta de la ONU reza que el derecho de los pueblos a la autodeterminación es uno de los principios clave. Allí se menciona también la necesidad de respetar la integridad territorial de los Estados respetando asimismo su derecho a la libre determinación. Esto está estipulado a partir del inicio de la actividad de la ONU en el documento más importante en el ámbito del derecho internacional de la actualidad. El modo de la autodeterminación al que recurrieron los habitantes de Crimea fue específico, pero se realizó en respuesta al golpe de Estado y los postulados proclamados por las nuevas autoridades. En particular, como dijo Dmitri Yarosh quién fue uno de los ejecutores directos del golpe de Estado y todos los disturbios en Maidán, Crimea fue para los ucranianos, porque los rusos nunca hablarían el ucraniano, nunca pensarían como los ucranianos, nunca respetarían a Stepán Bandera y Román Shujévich, por eso había que expulsar a los rusos de Crimea y aniquilar a los que opusiesen resistencia. Esto fue dicho a finales de febrero de 2014, varios días antes del desencadenamiento de la ola de protestas en Crimea. Por eso, de cara a las amenazas brutales y los intentos de su realización, los habitantes de Crimea no tuvieron otro remedio, creo yo.
En cuanto a la observación del derecho, ya lo hemos abordado, abordamos y hemos difundido los respectivos documentos. Ya he mencionado el Artículo 1 de la Carta de la ONU, es decir, los Pactos de 1966 de derechos internacionales políticos y civiles y de derechos internacionales económicos, sociales y culturales donde está estipulado también el derecho a la autodeterminación. El documento más amplio es la Declaración de la Asamblea General de la ONU aprobada por consenso ya en 1970 sobre los principios del derecho internacional referentes a las relaciones de amistad entre los Estados. Allí se dice que la creación de un Estado soberano, independiente, la incorporación libre a un Estado independiente, la unificación con éste o el establecimiento de cualquier otro estatus político determinado libremente por el pueblo son formas de la realización por este pueblo de su derecho a la autodeterminación. Está claro que los autores de esta Declaración no olvidaron de que existía el principio de respeto de la integridad territorial. En la Declaración anunciada está estipulado que hay que respetar al mismo tiempo la integridad territorial del Estado del que se realiza la separación. Mientras, un Estado tiene derecho al pleno apoyo de su integridad territorial sólo en caso de que este Estado garantiza el derecho a la autodeterminación a todos los que viven en su territorio. El Estado ucraniano privó de este derecho a los habitantes de Crimea. Tras la desintegración de la URSS, se celebró un referéndum en Crimea que las autoridades de Kiev pasaron por alto, al inicio, y en 1996, sus resultados fueron invalidados. Es decir, desde hace mucho los habitantes de Crimea intentaron realizar su derecho a ser tratados, conforme a los principios establecidos por la Asamblea General de la ONU en la Declaración de 1970. El derecho a la autodeterminación se confirmó en reiteradas ocasiones en los veredictos del Tribunal Internacional y en los comentarios de los comités de derechos humanos que he citado.
En cuanto a las comparaciones, nuestros colegas occidentales huyen como del diablo de cualquier propuesta de analizar lo pasado en Crimea a través del prisma de lo que hicieron en Kosovo. Dicen que Kosovo es un caso especial que no se puede comparar con algo, aunque las comparaciones son muy apropiadas. No se celebraron referéndums en Kosovo, en el momento cuando se declaró unilateralmente su independencia no había alguna amenaza física a los albaneses de Kosovo, las acciones bélicas se cesaron hace mucho, la guerra terminó hace muchos años y nadie les oprimía. De hecho, vivían como una autonomía independiente. No se cumplían los requisitos básicos (el cese de las acciones bélicas) estipulados en la resolución de la Asamblea General de la ONU. Las exigencias indicadas en la resolución 1244 preveían que un contingente de aduaneros y guardias fronterizos de Serbia regresaría a Kosovo. Esto no se cumplió. Antes de la declaración de la independencia nadie oprimía a alguien ni hubo detenciones, vivían como querían. Continuó el diálogo bajo la égida de la ONU sobre las posibilidades de mejorar las relaciones entre Belgrado y Prístina en la nueva coyuntura. Y de repente los que organizaron este diálogo, ante todo, los europeos, dijeron que no había más tiempo, se agotó la paciencia. ¿Por qué se agotó? Repito que no había alguna amenaza. Al final, se declaró y se reconoció la independencia de Kosovo. Los mandatarios de Estados grandes y serios afirman que todo eso pasó en base al referéndum correctamente organizado a diferencia del referéndum organizado de modo incorrecto en Crimea. En Kosovo no había referéndums. Es un ejemplo.
Otro ejemplo consiste en que cuando se desarrolló el proceso de descolonización de África la Asamblea General de la ONU tomó la decisión de que la colonia francesa de las Islas Comoras tuviese que determinar su destino a través del referéndum. Se acordó que los resultados se calcularían tomando en consideración los votos de los habitantes de todas las islas del archipiélago de las Comoras. Votaron por su independencia, pero en una isla (Mayotte) la mayoría de los habitantes votó por mantener sus vínculos con Francia. Según la resolución de la Asamblea General de la ONU, se debía tomar la decisión tomando en consideración todos los votos del país, lo que hizo la Asamblea General de la ONU. Mientras, Francia, renunció a reconocer esta decisión y declaró que no le importaban criterios y normas y si Mayotte quería quedarse quedaría. Posteriormente había muchas resoluciones, protestas de la Unión Africana, de la Asamblea General de la ONU. Francia no hizo algunas concesiones. En 2011, Mayotte recibió el estatus del departamento de ultramar francés. Mientras, la Unión Europea no rompió los lazos económicos con su miembro.
En general, en lo que se refiere a la UE, ya en 1991, cuando se desintegró el Pacto de Varsovia, el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) y la URSS, se tomó la decisión denominada “Las Directrices del reconocimiento de nuevos Estados en Europa del Este y la Unión Soviética”. En estas directrices estuvo estipulado que el derecho de los pueblos a la autodeterminación puede realizarse en base al reconocimiento de estos Estados. Si aquí están juristas sutiles sentirán que se trata de la manipulación con vocablos. Es decir, el derecho a la libre determinación puede realizarse sin celebrar referéndums o algún procedimiento similar sino simplemente mediante la respectiva declaración y el reconocimiento. En aquella coyuntura así fue el enfoque de la UE hacia nuevos Estados aparecidos tras la desaparición del Pacto de Varsovia, del CAME y de la URSS. Posiblemente esto fue la manifestación del “realpolitik” de lo que hemos hablado. Posiblemente creían que en caso contrario habría que esperar demasiado mucho hasta el cumplimiento de todas las normas. Entre los criterios del reconocimiento de los Estados separados que se contienen en las Directrices de la UE no se mencionan cualesquiera condiciones de fuerza mayor que pueden hacer imposible la estancia de los respectivos pueblos dentro de uno u otro Estado. Un simple reconocimiento y ya está. Allí ni siquiera se dice sobre la necesidad de cumplir algunos trámites constitucionales para tomar la decisión sobre la secesión. En 1991, todas las antiguas repúblicas soviéticas, incluida Ucrania, fueron reconocidas a tenor con estos principios.
Por eso nuestros socios occidentales no tienen problemas jurídicos para reconocer la reunificación de Crimea con Rusia. No hay la voluntad política, sino es evidente un deseo político de aprovechar esta situación para seguir el rumbo hacia la disuasión de Rusia que aplicó Occidente bajo el mando de EEUU desde hace mucho, ya antes del inicio de la crisis en Ucrania, porque Rusia empezó a adquirir una excesiva independencia desde el punto de vista de nuestros colegas occidentales. No han entendido todavía que no es una coyuntura, sino la parte de nuestra existencia.
Pregunta: Este año, por primera vez se abre el Liceo Gorchakov en el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú. ¿Qué calidades deben tener los alumnos de este liceo para ser estudiantes dignos del MGIMO?
Respuesta: No quiero repetirme, pero hay que hacer todo lo posible para ser muy erudito, adquirir conocimientos en el mayor número de áreas posible. Lo más importante es querer. Teniendo en cuenta que el plan de estudios del liceo se aprueba por el MGIMO será bueno. Simplemente hay que cumplir todo lo que estará previsto. Y además, hay que aprender idiomas y la historia.
Pregunta: ¿Qué recuerda mejor de la vida estudiantil? ¿Fue entonces cuando empezó usted a escribir poemas?
Respuesta: No estaría correcto desde el punto de vista pedagógico contar lo qué recuerdo mejor de la vida estudiantil. No debemos olvidarnos de que la época universitaria le brinda al joven oportunidades fantásticas para que encuentre su propio lugar en la vida, adquiera amigos, se sienta libre e independiente, hasta cierto grado. Pero es imposible gozar de ello sin que estés bien preparado para las clases. Mi amigo, Anatoli Torkunov (el actual rector de la MGIMO), y yo estudiábamos bien y, por lo tanto, sabíamos descansar bien. Pasábamos vacaciones en las brigadas de construcción estudiantiles, donde el colectivo fue tan unido que nos costaba despedirnos de los camaradas. Allí ganábamos dinero y luego solíamos ir para unos días al sur, a Crimea, Sochi, para descansar unos 4 o 5 días antes del año docente, bañarnos en el mar.
Fuimos muy aficionados al arte, sobre todo nos entusiasmaban escenificaciones estudiantiles, redactábamos textos para ellas. Las intervenciones de nuestro curso gozaban de mayor popularidad. Distribuíamos (pero nunca vendíamos, por supuesto) entradas, que siempre faltaban. Este tipo de descanso fue muy popular entre nosotros los primeros cuatro años. A veces invitábamos a nuestros amigos de la Universidad Lingüística de Moscú (la actual MGLU). A propósito, entonces teníamos que concordar los guiones de nuestras escenificaciones con el comité del partido para que diera su visto bueno. Así fue la censura de entonces. Ahora no la hay.
Terminada la carrera universitaria, intentamos reunirnos, al menos en parte, cada año, y nos reunimos todos obligatoriamente cada cinco años. Es todo un evento cuando todos los antiguos estudiantes de una promoción sincronizan sus vacaciones desde el extranjero. Y entonces volvemos a hacer nuestras escenificaciones. La última la hicimos hace 5 o 6 años. Debemos recuperar esta tradición.
Además, tanto Torkunov como yo nos dedicábamos al arte serio. En el segundo año de la Universidad participamos junto con un amigo nuestro en el Concurso de recitadores de toda la URSS, recitamos en el estadio deportivo Luzhniki una parte del poema de Andréi Voznesenski “Antimundos”, y obtuvimos diploma del segundo grado. Por supuesto, cantábamos canciones. Mi primera experiencia la tuve cuando fui estudiante del primer año. Íbamos de acampadas, con guitarras, cantábamos sentados alrededor del fuego… Todo aquello llenaba nuestra vida con colores inolvidables. Pero, repito, es posible gozar de ello solo a condición de que todos los deberes estén hechos.
Pregunta: Hace poco la agencia de relaciones públicas británica Portland incluyó Rusia en el ranking de los 30 países que lideran en el uso de la política blanda. No está claro hasta qué grado esta información es veraz. ¿Qué medidas de poder blando toma y tiene previsto tomar el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, además de la brillante política en el campo de información, en redes sociales en particular?
Respuesta: Seguimos el ejemplo del presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, porque, aparte de las razones formales y de derecho, conforme a la Constitución de Rusia es el presidente quien determina las direcciones principales de la política externa. Por el encargo del presidente, estamos informando al público del nuevo Concepto de la política externa de la Federación de Rusia, revisado a la luz de los últimos eventos. Estoy convencido de que no debemos cambiar las direcciones principales, determinadas por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, aun en 2000, que suponen desarrollar varios vectores, estar abiertos para la cooperación con todos los que estén dispuestos a cooperar a base de derechos iguales y respetando los intereses de los socios. Ante todo, se trata de defender los intereses propios de manera firme, pero evitando confrontación alguna. Sin embargo, habrá ciertos detalles nuevos en la redacción revisada del Concepto.
Creo que no es correcto del todo codificar el concepto del poder blando. ¿Qué métodos deben formar parte de este concepto? Algunos mencionan organizaciones no gubernamentales, la capacidad de influir en éstas a través del financiamiento, o algunos otros métodos, aprovecharlas en el movimiento de protesta y para organizar revoluciones amarillas o algo por el estilo. Mencionan también los medios de comunicación masiva: cómo cabe trabajar con ellos, qué subvenciones concederles, cómo invitarles para que conozcan a tal o cual parte que representa la comunidad civil, a periodistas, para crear cierto grupo de influencia en el Estado, cuyas políticas deben reflejar las intenciones del mismo. Mencionan también las reuniones de los politólogos, en el curso de las cuales se realice un trabajo correspondiente.
Si hablamos de los medios en el sentido contemporáneo, deben incluir, por supuesto, las redes sociales. El trabajo con las organizaciones no gubernamentales, con los periodistas, en las redes sociales, la promoción de contactos entre los jóvenes, diplomáticos y científicos de varios países, trabajamos en todas estas direcciones. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia fue uno de los primeros organismos públicos en aprovechar las redes sociales. Verifico de vez en cuando los datos de la actividad en el campo mediático: siempre estamos entre los tres líderes, a veces, los primeros en este campo. Creo que para tener una idea clara de lo que ocurre en esta dirección, hay que seguir estas estadísticas.
Tal vez, sea anticuado, pero creo que el concepto del poder blando no supone tecnologías. Aunque tengamos “calentadas” las redes sociales hasta temperaturas increíbles, nunca darán efecto tan fuerte como un contacto personal. Hablo de las situaciones cuando debes persuadirle a alguien, ponerle a tu lado o disuadirle de algún acto que consideras incorrecto, o cuando hace falta hacerle a tu contraparte simpatizar contigo, con tu país, convencer de seguir cooperando. No olvidemos que todo ello debe estribar en el desarrollo sostenible del propio Estado, de su esfera económica y social, en lo confortable que se sientan los ciudadanos en su propio país. En este periodo francamente complicado que se explica por esta reacción de Occidente a sus propios errores, a su incapacidad de garantizar la seguridad igual e indivisible en Europa y cooperación económica a base de derechos iguales, cuando Occidente intenta vengarse de nosotros por sus propios errores, todos ustedes pueden ver cómo el presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, y el gobierno se esfuerzan por mitigar las consecuencias negativas y aprovechar al máximo la situación corriente para salir adelante en varias direcciones. Ante todo, ya vemos los resultados en agricultura y varias direcciones de política industrial, donde las tecnologías innovadoras y la producción están en el auge.
El poder blando es un conjunto de oportunidades infinito. Pero, en general, todas ellas tienen que ver con los contactos directos vivos entre la gente.
Pregunta: ¿Ve alguna alternativa al formato de Minsk, a la luz de que la parte ucraniana aun no ha cumplido la mayor parte de los acuerdos?
Respuesta: Francamente dicho, no veo ninguna alternativa a los acuerdos de Minsk. Ahora nos intentan convencer de que el quien firmó estos acuerdos, quisiera cumplirlos, pero, por razones objetivos, no puede hacerlo. Son excusas que no honran ni a los propios dirigentes ucranianos, que habían concordado los acuerdos de Minsk, ni a los que rubricaron dichos acuerdos en Minsk, me refiero al presidente de Francia, François Hollande, y a la canciller de Alemania, Ángela Merkel. Lo hicieron tras un complicadísimo maratón de negociaciones que duró más de 17 horas, con la participación del presidente de Ucrania, Piotr Poroshenko, y presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin. Ninguno de los participantes tiene razones para decir que le habían engañado, ofreciendo una fórmula para aprobarla sin darse cuenta de las posibles consecuencias. Cada fórmula allí fue repasada detalladamente, precisada y cambiada unas 10 veces. Todo lo apuntado allí fue decidido con unas cabezas frías por cada uno de los participantes, lo vi con mis propios ojos.
Al volver de Minsk a Kiev, el presidente ucraniano debió presentar inmediatamente los acuerdos a la Rada Suprema, diciendo que era su decisión de mandatario y acuerdo justo, que le habían elegido como presidente de la paz y no de la guerra, y presentarles esta paz: a saber, proponer que la Rada Suprema aprobara todo lo necesario y estipulado por los acuerdos, y exigir que los socios influyeran en las regiones de Donetsk y Lugansk. Debían acordar con Kiev las elecciones anticipadas en estos territorios, la amnistía, la ley sobre el estatus especial y cómo incluir esta ley en el texto de la Constitución de Ucrania a base permanente. En vez de ello, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Pável Klimkin, cuando le empezaron a criticar y exigir explicaciones en la Rada Suprema, dijo que no habían asumido ningunas obligaciones: ni las de hablar directamente con Donetsk y Lugansk, ni las de amnistiar a todos los participantes de aquellos acontecimientos. ¡Qué alucinante! En vez de aprovechar esta posibilidad de sacar el país de la crisis y conseguir apoyo absoluto por parte de la Rada Suprema, los que habían participado por parte de las autoridades de Kiev en la elaboración de los acuerdos de Minsk, al enfrentarse a las críticas de los radicales, se pusieron a apaciguarles en su propio campo radical y se hicieron adversarios de los acuerdos de Minsk más fervorosos que los que no habían participado en su elaboración.
Sin embargo, el 2 de octubre de 2015 en Francia, en París, los presidentes de Rusia, Francia, Ucrania y canciller de Alemania, se reunieron para aprobar una vez más lo estipulado en los acuerdos de Minsk y confirmar que hace falta resolver todas las cuestiones abordadas allí con Donetsk y Lugansk directamente.
Además, existe el formado de Normandía, pactamos con él, viendo el deseo de Francia y Alemania de pasar estas soluciones por todas las instancias del Estado ucraniano, ante todo, por la Rada Suprema. Puedo decir que nuestros socios franceses y alemanes se dan cuenta ahora de que es imprescindible. Aunque sí que es raro oír a la canciller de Alemania y al presidente de Francia decir que el cumplimiento de los acuerdos de Minsk permitirá cancelar las sanciones introducidas contra la Federación de Rusia. Rusia no se menciona en estos acuerdos ni una vez, pero se menciona allí muchas veces el gobierno de Kiev que tuvo que en plazos bien concretos cumplir varias obligaciones que aun ni ha empezado a cumplir. Por ejemplo, allí está previsto el inicio de la discusión con Donbáss de la ley sobre las elecciones en abril del año pasado. Y aun no está hecho nada. Intentamos de aclarar cómo ve el gobierno ucraniano esta ley que hace falta pasar al Grupo de contacto, concordar con Donetsk y Lugansk. Lo mismo se puede decir sobre la ley de amnistía y muchos otros puntos.
Menos mal que nadie pone en tela de juicio los acuerdos de Minsk, lo que en todo caso sería difícil hacer, pues una vez firmados los acuerdos, conseguimos la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. Y es bueno que nadie intente reescribir los acuerdos. Hay ciertos puntos que cabe precisar desde el punto de vista de la táctica, pero hay que hacerlo directamente con las delegaciones de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Es importante que EEUU muestre ahora su interés por aportar al arreglo de esta crisis a base de los acuerdos de Minsk. Tampoco pone en duda el texto, solo quiere aprovechar su peso para su realización. EEUU tiene contacto con las autoridades de Kiev solo, por eso éstas han de percibir todo el peso de su influencia. Espero que este trabajo se lleve a cabo no solo de manera formal, sino que será orientado al cumplimiento real de lo acordado. Siempre lo hemos visto así: lo pactado es de ser realizado.
En cuanto a la capacidad de las autoridades de Kiev de llegar a los acuerdos y cumplirlos, a menudo oímos decirlas que quieren volver al formato de Ginebra, compuesto por Rusia, EEUU, la UE y Ucrania. Francia y Alemania participan allí dentro de la UE, representados por los burócratas de Bruselas, y se añade EEUU. Por primera vez la reunión en este formato se celebró el 17 de abril de 2014 en Ginebra, estuvieron presentes el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, la alta representante de la UE para Asuntos Extranjeros y Política de Seguridad, Catherine Ashton, su servidor y el ministro interino de Asuntos Exteriores del nuevo poder ucraniano, Andréi Deshitsa. En el curso de aquellas negociaciones acordamos un documento, no tan grande, detallado y amplio, como los acuerdos de Minsk, el documento estuvo expuesto en una página solo y fue aprobado. Contuvo una frase sobre la necesidad de empezar inmediatamente las consultas con todas las regiones de Ucrania sobre la reforma constitucional. Les recordaré, el documento fue aprobado el 17 de abril de 2014. Al cabo de un mes preguntamos a Washington y Bruselas qué habían emprendido para hacer las nuevas autoridades iniciar la reforma constitucional panucraniana con participación de todas las regiones. Avergonzados, bajaron la mirada. Y es solo uno de los ejemplos. Por eso si optamos por tomar en serio las intenciones de recuperar el formato de Ginebra, por supuesto, empezaremos por la implementación de aquel documento e insistiremos en la reforma constitucional panucraniana, porque las autoridades ucranianas lo habían firmado.
Pregunta: ¿Cuál fue el factor principal en su vida que influyó en su formación personal como del ministro de Asuntos Exteriores?
Respuesta: Jamás he pensado en ello. Como se dice en la canción de nuestro cantautor Vladímir Vysotsky: “¿No será mejor, mientras vives, / Ser una persona decente?”. No importa de qué profesión se trate, estas palabras serán ciertas en cada caso. Por supuesto, me influyeron mucho mi madre, mis amigos, la Universidad, no solo como instituto del sistema educativo, sino que como la escuela de la vida. No es correcto decir que para ser diplomático tengas que portarte de una manera especial, y para ser algo más, tengas que portarte de manera diferente.
Que tengan suerte todos, disfruten de esta época, estudien bien y descansen como lo habíamos hecho nosotros.