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Entrevista concedida por el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, al periodista Kirill Pozdniakov, autor del programa en la cadena NTV Moscú, 13 de octubre de 2015

1948-13-10-2015

Pregunta: Señor ministro, ¿qué es lo que les impide a nuestros interlocutores occidentales aceptar la propuesta formulada por Rusia de crear una amplia coalición antiterrorista parecida a la de los países aliados que combatieron contra la Alemania nazi? ¿Habrá alguna razón? Quizás, la ira, la confusión ante el surgimiento de un nuevo centro de fuerza o la incomodidad por tambalearse su exclusividad?

Respuesta: Le diría que se trata de un conjunto de factores y razones. Seguramente, no es nada agradable ver lo eficientes que son nuestros militares, mientras que durante más de un año de existencia de la coalición creada por EEUU se efectuaron más de 60.000 vuelos. De éstos más de la mitad habrán sido de combate y no se percibía ningún resultado concreto de la operación. Todo lo contrario, el Estado Islámico y otros grupos terroristas del tipo Frente al-Nusra, que no es sino una filial de Al Qaeda, no hicieron sino ampliar su influencia y los territorios ocupados, donde realmente están creando un califato, organizando la vida de la gente a su manera. Es un tipo completamente nuevo del terrorismo. Nuestros interlocutores querían dejarnos entender que el Estado Islámico pudo surgir por la única razón de que la crisis en Siria se había prolongado demasiado. De modo que ahora el país árabe atrae de forma poderosa a todos los sunitas, supuestamente porque los alauitas usan fuerza contra los ellos y no les quieren ceder el poder. He comentado a John Kerry y a  nuestros interlocutores europeos que sería inadminisible intentar presentar este conflicto como fruto de confrontación dentro del Islám. Todos estamos luchando contra el terrorismo, y lo subrayó el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Me gustaría volver a repetir que, si nuestros interlocutores no se sienten muy cómodos por no haber alcanzado resultados significativos, que superen esta sensación de incomodidad y decidan sobre qué es más importante, dejarse llevar por una dignidad incorrectamente interpretada o por la salvación del mundo de la amenaza más terrible de las últimas décadas.

Existe otra razón y en este sentido habría que aclarar la situación. Hago con regularidad esta pregunta a mis compañeros de ofiio, ministros de Asuntos Exteriores. ¿Y, si el objetivo no fuera anunciado con total sinceridad? ¿Y, si fuera el cambio del régimen? Porque no renuncian a su postura, manteniendo que el arreglo definitivo en Siria sólo sería posible después de que Bashar al-Assad abandone su puesto.

Pregunta: ¿Insisten en ello?

Respuesta: Sí. Siguen asegurando que la coalición lleva más de un año actuando en Siria únicamente contra los terroristas, en primer lugar, el Estado Islámico, y no lanza bombas contra las posiciones de las fuerzas gubernamentales. Seguramente, habrá formas objetivas de comprobar, si es verdad o no. Estamos estudiando el asunto. Sin embargo, si alguien lucha contra el terrorismo con tan poco convencimiento, a lo mejor sigue deseando usar a los extremistas para ver afectado al Gobierno del país. No tenemos respuesta a esta pregunta.

Recordamos la forma en la que se derrocó a Sadam Husein, el país no tardó en sumirse en caos. Hasta el día de hoy es muy complicada la situación allí. Recordamos, cómo, para derrocar a Muammar Gaddafi, nuestros interlocutores occidentales y los países de la zona cooperaban con los extremistas más fervientes que enseguida, como el genio liberado de su lámpara, se propagaron por el el norte de África y el incluso por el África subsahariana.

Pregunta: Si no me equivoco, los expertos también vaticinan un gran  caos en Oriente Próximo, en caso de caer el régimen de Bashar al-Assad.

Respuesta: Los expertos lo pronostican y nosotros lo pronosticamos. No queremos que se repita la situación de cuando no sólo se cooperaba con gusto con los ­terroristas, sino que directamente se apostaba por ellos, se les armaba. Nuestros interlocutores franceses que ahora hablan tanto y tan alto del respeto al derecho internacional, en caso de Libia, a pesar de la Resolución que se había aprobado por consenso y prohibía suministrar armas a cualquier bando participante en el conflicto, los suministraban a los adversarios de Muammar Gaddafi. Más aún, lo anunciaban en público, subrayando que actuaban en contra de la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Y más tarde aquellos terroristas disparaban con las mismas armas contra los contingentes franceses en África, en concreto en Malí. Y tuvieron que luchar en Malí contra la obra de sus propias manos.

La existencia de doble estándar es completamente evidente, de modo que tenemos que decidir, si se opta por destruir un régimen más y provocar la desintegración de un Estado más, tal como considera un grupo de países. A fin de cuentas, la propagación del terrorismo por Oriente Próximo se debe a la destrucción de los institutos estatales en Iraq, Libia y ahora en Siria. No sé, luego podrían perfectamente empezar con El Líbano. Se dice a veces que lo único que nos ha enseñado la Historia es que ella no nos ha enseñado nada. Antes se podría aplicar, si se trataba de acontecimientos de hacía un siglo. Sin embargo, en los últimos 10 ó 15 años hemos visto lo que ocurrió en Iraq y Libia, ahora lo que ocurre de Siria, es siempre lo mismo. De modo que es necesario decidir, y es precisamente a lo que nos insta nuestro presidente.

Hemos propuesto a nuestros interlocutores estadouidenses que el Pentágono y el Ministerio de Defensa de Rusia no sólo cooperen para evitar incidentes aéreos, sino para coordinar también nuestras acciones. De momento lo evitan. Dado que critican nuestra operación militar, manifestando que el objetivo de nuestros ataques no es debilitar a los terroristas, sino debilitar a la oposición moderada siria, les solicitamos que nos expusieran su criterio sobre los objetivos cuya destrucción afectaría sobremanera a los terroristas. Evitaron la respuesta. Entonces dijimos “Muy bien, si consideran que debilitamos a aquellas fuerzas, por las que apuestan, para reforzar la oposición, también para la lucha contra el terrorismo, indíquennos dónde no tenemos que atacar, para no causar daños a determinadas fuerzas”. Tampoco hubo respuesta.

Recientemente el presidente de EEUU, Barack Obama, hizo algunas declaraciones curiosas en su entrevista a la cadena CBS, sobre la necesidad de coordinar los esfuerzos en la lucha contra el terrorismo. Mencionó también el Ejército Libre Sirio. Llamamos exactamente a lo mismo, durante muchos días y muchas semanas. El presidente de Rusia apoyó la idea de coordinar nuestras acciones con la coalición encabezada por EEUU, a pesar de su condición ilegítima en Siria: nadie la ha invitado a este país árabe, tampoco ha tomado ninguna decisión sobre el particular el Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, si el presidente Obama llama a coordinar las acciones con el Ejército Libre Sirio, también estamos dispuestos a hacerlo. Hace tiempo ya que nos dirigimos a la parte estadounidense y a los países de la región, en concreto, Arabia Saudí, Qatar, Turquía, para que nos faciliten los nombres de quiénes presentan y dirigen realmente el Ejército Libre Sirio. Nos prometieron facilitarlos y estamos a la espera de momento.

Si habláramos de coordinar las acciones, a lo que nos invita el presidente de EEUU, sería algo más amplio que el Ejército Libre Sirio, porque los datos que se tienen de esta organización son bastante contradictorios: se desplaza con periodicidad, se desintegra en grupos pequeños que se unen bien al Frente al-Nusra, bien al Estado Islámico, bien a otros grupos extremistas. Todos reconocen que en un principio esta agrupación carece de un mando militar único.

Pregunta: Ayer comunicaron que acaba de aparecer una nueva coalición, llamada la Fuerza Siria Democrática.

Serguéi Lavrov: Sí, la Fuerza Siria Democrática. Esta estructura pretende tomar la alternativa del Ejército Sirio Libre. Saben, hay que sentarse a la mesa y hablar honestamente. Porque ahora, llega mucha información contradictoria y poco precisa sobre los diferentes actores en el escenario sirio, sus acciones y objetivos. Y los que se aprovechan de esta situación son los terroristas, porque suelen pescar en río revuelto. Los que declaren la lucha contra el terrorismo como su objetivo principal, si son sinceros en sus declaraciones, deben reunirse para resolver tareas prácticas. Nosotros, al crear un centro informativo en Bagdad, con la participación de Iraq, Irán, Siria y de nuestros militares, invitamos a unirse a su actividad a los estadounidenses, turcos y cualquier otro país que quiera y pueda aportar a esta lucha. En el caso de que Bagdad parezca un lugar inoportuno para este tipo de trabajo conjunto, estamos dispuestos a trabajar en cualquier otro país, capital de la región, con todos los participantes de la coalición creada por EEUU, y coordinar nuestros esfuerzos. Nuestros militares se lo han explicado a los representantes del Pentágono en muchas ocasiones, incluida la videoconferencia de anteayer. 

Pregunta: A mi modo de ver, hay varios detalles importantes. Una de las respetadas agencias occidentales, citando unas fuentes desconocidas, publicó recientemente la información de que un representante de Arabia Saudí, estando de visita en Rusia,  le propuso a Moscú que se uniera a la coalición encabezada por EEUU. ¿Es verdad?

Serguéi Lavrov: No, no es verdad. Igualmente he oído a Reuters citar unas fuentes desconocidas que afirman que nos hayan advertido de unas consecuencias fatales.  Pero no es verdad. Se trataba de las mismas cosas de las que estamos hablando ahora: de la necesidad de coordinar los esfuerzos. Mostramos de manera bien clara que estamos luchando contra el terrorismo y no contra la oposición patriótica siria. Queremos coordinar nuestras acciones con esta oposición patriótica siria y ayudarle a liberar los territorios ocupados por los terroristas, como le ayudamos al Ejército del gobierno sirio liberar las poblaciones después de nuestros golpes contra las posiciones del EI, Jabhad Al  Nusra y otros grupos terroristas.  Asimismo estamos dispuestos a ayudar a la oposición patriótica, la que nos deben presentar a nosotros. Estamos totalmente preparados para ello. Me parece importante comentar que hemos tenido un diálogo sincero con el sucesor del príncipe heredero de Arabia Saudí. Hemos disipado todas las preocupaciones de los colegas saudíes de que tuviéramos algunos objetivos diferentes de la lucha contra el terrorismo y de que ayudando al Ejército sirio intentáramos salvar el régimen.   Aclaramos cuáles son nuestros objetivos en realidad, no los ocultamos, y me parece que llegaron a entender mucho mejor nuestra posición.

Pregunta: Hace unas horas apareció la información de que el Pentágono suministró a la oposición siria 50 toneladas de municiones. Según se comunica, EEUU se había convencido primero de que esta oposición no tiene que ver con el EI y lucha contra los terroristas.  ¿No le preocupa la posibilidad de que estas armas y municiones puedan caer en las manos de los terroristas?

Serguéi Lavrov: Le diré sinceramente que ni siquiera dudamos que una parte considerable (como mínimo) de estas armas caerá en las manos de los terroristas. Esto despierta preocupaciones en EEUU también: la sociedad, el Congreso ya hacen preguntas sobre previas intenciones de prestar apoyo a la oposición moderada. En particular, hace poco en EEUU estalló un escándalo a raíz de los suministros estadounidenses de varios centenares de todoterrenos  de marca Toyota al Ejército Libre Sirio: ahora todos los extremistas del EI manejan estos vehículos, equipados con ametralladoras pesadas, los usan para realizar sus ideas destructivas.  Es una lástima. Hoy he visto unas noticias, parece que en Euronews, donde han dicho que tras el inicio de la operación aérea rusa en Siria los estadounidenses han cambiado de táctica, renunciando  al programa de preparación y entrenamiento de la oposición para la lucha contra los terroristas y optando por suministrarles a los oposicionistas no preparados, no entrenados, armas, echándolas desde el aire. Es extraño. No puedo llegar a entender qué relación tiene esto con el inicio de nuestra operación. Y, por supuesto, creo que sería mejor suministrar armas a la gente entrenada y, lo que es muy importante, que haya sido chequeada.

Ha dicho usted que afirman haber realizado el chequeo necesario. Esperamos que nos respondan con quiénes de la oposición patriótica se puede cooperar. Recientemente hubo una información de que habían renunciado a los programas de entrenamientos porque no es rentable y no siempre logran preparar a sus cuadros correctamente. Por eso decidieron preparar solo a los superiores: jefes de compañía y de sección. En todo caso, nos presentan muy pocos datos concretos de lo que hacen los estadounidenses en Siria y por qué son tan insignificantes los resultados de sus vuelos de combate tan numerosos. Con los 25 mil vuelos de combate que, por lo visto,  han efectuado en Siria, se puede convertir en fosfatina todo un país.

Pregunta: Algunos expertos opinan que la tarea de hacer frente al Estado Islámico representa una oportunidad para que mejoren las relaciones entre Moscú y Washington, y hasta, en un plano más amplio, entre Rusia y Occidente. ¿En qué medida es posible?

Serguéi Lavrov: Lo comentó el presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, interviniendo en la Asamblea General de la ONU. En esencia, lo comparó con el periodo de la creación de la coalición de los países aliados para hacer frente a Hitler. Desde el punto de vista de Occidente, la URSS representaba un mal, pero con la aparición del fascismo e Hitler, con su nuevo orden, todas las discrepancias ideológicas entre el comunismo y el capitalismo, entre la administración socialista y la economía de mercado quedaron relegadas a un segundo plano.

Pregunta: Ahora parece que no hemos tenido discrepancias ideológicas.

Serguéi Lavrov: Es más, ahora no existen tales discrepancias. Si en aquel entonces dos sistemas enfrentados fueron capaces de darse cuenta del extremo peligro que les amenazaba y se unieron en contra del enemigo común, muy fuerte e implacable, ahora, contando con la experiencia de la interacción conjunta en numerosos ámbitos, la experiencia de la Guerra Fría, podríamos, tal vez, sacar las conclusiones adecuadas y crear esta coalición a pesar de las discrepancias en algunos puntos, porque son secundarias.

Pregunta: ¿Podría crearse una amplia coalición antiterrorista bajo la égida de la ONU, por ejemplo?

Serguéi Lavrov: Claro que sí. Es más, es justo lo que estamos proponiendo. Al intervenir en la Asamblea General de la ONU, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció que convocábamos una reunión especial del Consejo de Seguridad de la ONU, a nivel de los cancilleres, abierta no sólo a los 15 miembros del Consejo, sino a todos los miembros de la ONU que desearan participar, dedicada al análisis de las causas de los que está sucediendo en Oriente Próximo y el Norte de África y a la elaboración de los enfoques comunes de la lucha antiterrorista y el arreglo de los conflictos. Todo esto está entrelazado estrechamente. Los conflictos no arreglados, en particular, el palestino-israelí, representan un caldo de cultivo por excelencia para la propagación del extremismo.

Dicha reunión tuvo lugar el pasado 30 de septiembre, bajo la presidencia rusa en el Consejo de Seguridad de la ONU. Participaron en el encuentro más de 80 delegaciones, representadas en la mayoría de los casos por los titulares de Exteriores. Al término de la reunión presentamos el proyecto de la resolución que tiene por objetivo justo de lo que estamos hablando: la creación bajo la égida del Consejo de Seguridad de la ONU de la coalición cuya actividad se rija por la Carta de la ONU y las decisiones de su Consejo de Seguridad con la autorización de los países, en el territorio de los cuales se llevan a cabo las medidas de carácter militar, y que rinda cuentas regularmente sobre el trabajo coordinado ante el Consejo.

Parece que no hay nada que discutir, pero nuestros socios occidentales evaden, de momento, la discusión seria, dándonos a entender en los pasillos que la resolución está muy bien pensada pero, por motivos políticos, no pueden colaborar en esta cuestión. ¿Cuáles son los motivos políticos? Ya está creada la coalición antiterrorista, legítima en el territorio de Iraq, ya que fue el gobierno iraquí que solicitó su creación, pero no lo es en el territorio de Siria. Esto es todo. Los participantes de la coalición existente creen que pueden prescindir del Consejo de Seguridad y actuar de forma independiente para no tener que discutir con Rusia, China, Venezuela y otros miembros del Consejo que pueden “desobedecer”. Es una tendencia muy peligrosa y acabará mal.

Hace poco se celebró un período de sesiones de la Asamblea General (AG) de la ONU. Rusia convocó y llevó a cabo la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la lucha antiterrorista, en plena concordancia con la Carta, respetando las prerrogativas de la ONU y las competencias de su Consejo de Seguridad como el principal organismo responsable por la paz y la seguridad internacionales. Nuestros colegas estadounidenses también organizaron un encuentro en la sede de la ONU, pero sin que tuviera nada que ver con su Carta o sus procedimientos habituales, simplemente invitando a los que querían ver. Estuvimos entre los invitados, por cierto. Pero surgen muchas preguntas. En primer lugar, ¿por qué hubo que organizar ese encuentro saltándose las reglas y los procedimientos de la AG de la ONU, fuera del marco de la ONU aunque en su sede? No comprendo por qué motivos los organizadores habían dejado al margen a muchos países, mientras los representantes de Kosovo fueron invitados y tratados igual que los Estados miembros de la ONU, lo cual representó un serio golpe para el secretario general, invitado a la inauguración del foro, y para toda la Organización De Naciones Unidas.

Me gustaría recordar una situación semejante. Cuando en 2008 trabajamos para superar las consecuencias de la agresión georgiana contra Osetia del Sur, creamos en Ginebra unos mecanismos de diálogo con la participación de Abjasia, Osetia del Sur, Georgia y el apoyo de Rusia, EEUU, la UE, la ONU, la OSCE para discutir cuestiones de seguridad y problemas humanitarios, incluido el de los refugiados. Naturalmente, la discusión no fue fácil, el sangriento  conflicto era muy reciente. De repente, los georgianos presentaron a la AG de la ONU un proyecto de la resolución exigiendo enviar a todos los refugiados de vuelta de Georgia a sus hogares en Osetia del Sur y Abjasia, que acababan de abandonar huyendo de la guerra. Los representantes de Abjasia y Osetia del Sur respondieron a eso: “Si no quieren discutirlo donde habíamos convenido, dennos la posibilidad de viajar a viajar a Nueva York para exponer nuestro punto de vista a la hora de discusión de la resolución presentada por ustedes”. Todo dependía de la parte estadounidense que tenía que facilitar los visados a los representantes de abjasios y surosetas, pero se negó a hacerlo. En cambio, ahora, cuando necesitan traer a la ONU a una entidad política no reconocida, simplemente abusaron de su condición del país sede de la ONU, concedieron los visados a sus representantes y les abrieron la puerta de la sede de la Organización sin solicitar ningún permiso a la secretaría de la ONU. Eso dice mucho del respeto que tiene EEUU a las Naciones Unidas.

Comprendo que debe de ser mucho más fácil reunir a los que te obedecen en todo y solucionar con ellos los problemas presentando luego estas soluciones como la voluntad de la comunidad internacional. Está claro que es mucho más complicado llegar a la ONU y ponerte de acuerdo con Rusia, China, los países emergentes que tienen su propia opinión sobre los asuntos internacionales. Claro que es más difícil y lleva más tiempo. Pero los compromisos y los acuerdos conseguidos con los que no piensan igual, resultan mucho más duraderos y eficaces.

Pregunta: ¿Está usted seguro de que calculamos bien todos los riesgos de la política exterior y de que en esta nueva realidad geopolítica, nacida el pasado 30 de septiembre, podemos contar con unos aliados de confianza, por ejemplo en el espacio post-soviético?

Serguéi Lavrov: Tenemos aliados en el espacio post-soviético, en la OTSC. Son actores independientes de la política internacional fuera de la OTSC. Aplican, al igual que nosotros, una política diversificada. Nosotros, por nuestra parte, estamos abiertos a todas las propuestas de cooperación. Ahora nuestros socios están dándose cuenta de la inviabilidad de su política de sanciones e intentos de aislar a Rusia. ¿De qué aislamiento se puede tratar? El presidente ruso, Vladimir Putin, acaba de regresar de Nueva York, donde no se sintió para nada aislado, todo lo contrario, todo el mundo buscó la posibilidad de hablar con él, en unas horas se celebraron más de diez encuentros. Incluso ahora, cuando nuestros socios se están convenciendo de la esterilidad de su política actual, no les damos la espalda. Si no están dispuestos a discutir las cuestiones concretas relativas a la interacción interdepartamental entre nuestros países (congelaron todos los contactos entre los organismos militares y de orden público; por ejemplo, la UE suspendió casi todos los diálogos entre Moscú y Bruselas), hablemos de lo que ustedes pueden hablar. Por ejemplo,  la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidenta de la Comisión Europea, Federica Mogherini, con la que nos vemos con regularidad en los márgenes de muchos eventos internacionales, no consigue concretar una visita a Moscú porque alguien no le deja. La mayoría de los países ve con buenos ojos que viaje a Moscú pero hay otros que alegan el principio de consenso y la presunta “solidaridad”...

Pregunta: Se habla incluso del dictado de Washington, a juzgar por las palabras del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quien dijo recientemente que tocaba mejorar las relaciones con Rusia. Dijo en concreto que  no es que le emocionara esta perspectiva pero tampoco era cosa de establecerse el dictado de Washington.

Serguéi Lavrov: Justo esta mañana me ha dejado estupefacto la declaración del Primer Ministro de Bulgaria, Boiko Borísov, de que su país se niega, en interés de EEUU, a realizar los proyectos energéticos con Rusia, incluidos el South Stream, la Central Nuclear, el oleoducto Burgas-Alexandroupolis, y que ahora EEUU ayudará a Bulgaria a conseguir la suspensión del régimen de visados, etc. Es increíble.

Pregunta: Y la OTAN ayudará a Kíev a controlar el espacio aéreo de Bulgaria.

Serguéi Lavrov: Posiblemente. Es increíble cómo algunos no se avergüenzan de hacer semejantes declaraciones. Se me caería la cara de vergüenza por decir esto ante los electores, ante la nación.

Sea como fuere, es imposible calcular todos los riesgos. La política exterior, desde luego, debe ser pragmática y perseguir los objetivos creativos, no destructivos. Esto es así para cualquier país. Pero para un país como Rusia, para un país grande y con el sentimiento de la dignidad propia, la política exterior debe sustentarse al máximo por el respeto hacia su pueblo, su historia, su cultura y sus convicciones. Intentamos compaginar el pragmatismo con esta consciencia de ser una potencia, un país que siempre ha defendido la justicia. El sentimiento de la justicia es muy importante en los asuntos internacionales, al igual que en la vida en general. Y yo diría que no impide conseguir los resultados pragmáticos. Todo lo contrario, cuando las personas ven que además de buscar las ventajas objetivas para tu país pero lo haces defendiendo los principios de la igualdad y la justicia en el escenario internacional, crece el respeto y el respaldo de tu postura en el mundo.

Pregunta: ¿Cree que se cura la rusofobia que padecen nuestros socios europeos y de los países bálticos?

Serguéi Lavrov: Claro que sí. Creo que tenemos que comunicarnos más, no eludir los temas más complicados. Cuando hablas con alguien directamente, le dejas soltar todas las críticas hacia tí y luego reaccionas. Creo que es mejor que escuchar las declaraciones rusófobas desde una tribuna y contestar a ellas por megafonía desde otra tribuna. Esto no está bien.

Pregunta: Resulta que contra Rusia están abiertos dos frentes mediáticos: el “sirio” y el “ucraniano”, que de vez en cuando se activa. En cuanto al primero, se compara, de forma poco ingeniosa, la participación rusa en Siria con la de la URSS en Afganistán vaticinando un conflicto duradero que desembocará en el aislamiento de Rusia. Asimismo, hace poco un diplomático ucraniano, quien se apellida Melnik, si no me equivoco, últimamente insinuó en reiteradas ocasiones que “Donbás está al borde de una nueva guerra”.

Serguéi Lavrov: Claro que hay muchos políticos a los que les vendría bien una nueva guerra, porque así se podría desviar la atención de los ciudadanos de los que sucede en la economía, en el ámbito social, de la incapacidad de combatir la corrupción, se podría evitar contestar las preguntas como ¿dónde están los miles de millones recibidos del FMI? ¿A través de qué bancos pasaron? ¿En los bolsillos de qué oligarcas y en qué islas se han asentado? Hay muchos personajes que preferirían una nueva guerra. Entretanto nosotros queremos que Kíev cumpla sus compromisos y lleve a cabo, mediante un diálogo directo con Donbás, todo lo que firmó en Minsk. Se trata de la reforma constitucional, del estatus especial permanente de Donbás, de la amnistía. Se trata de la celebración de las elecciones municipales en el territorio de las repúblicas proclamadas. Hay que establecer un diálogo directo, es la clave para el arreglo de la crisis ucraniana. Por cierto, la clave para el arreglo de la crisis siria es la misma. Dos frentes mediáticos con una misma llave: hace falta que el gobierno y la oposición empiecen a hablar. Sólo que en el caso de Ucrania las autoridades intentan evadir el diálogo directo e imponer sus decisiones unilaterales aprovechando el respaldo por parte de algunos países occidentales. Mientras en el caso de Siria Occidente hace juego a la oposición que no desea hablar con Bashar Asad. Aunque cualquier conflicto se arregla sólo a través del diálogo directo.

Si los opositores sirios creen que Bashar Asad es un tirano con las manos manchadas de sangre, y es impensable sentarse con él a la mesa de negociaciones, me gustaría recordarles que los estadounidenses continúan trabajando con los talibanes. Cuando su organización y los líderes talibanes fueron incluidos en la lista de grupos terroristas del Consejo de Seguridad de la ONU, los estadounidenses, sin pensárselo dos veces, abrieron un canal de diálogo con ellos en Doha, si no me equivoco. Cuando se oyeron las críticas contra el presidente de EEUU, Barack Obama, por negociar con los terroristas, dijo que no se negocia con los amigos, se negocia con los enemigos. Pero ahora resulta que este principio no es aplicable en otras situaciones, cuando los estadounidenses tienen otros objetivos. Esto se llama doble rasero.


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