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Declaración del Ministerio de Asuntos   Exteriores de Rusia en relación con la retirada de la Federación de Rusia del Tratado de Cielos Abiertos

2636-18-12-2021

Desde el 18 de diciembre de 2021, la Federación de Rusia ya no forma parte del Tratado de Cielos Abiertos (TCA) y, en consecuencia, ya no es miembro del grupo de Estados miembros, previsto por sus disposiciones.

La decisión a favor de la participación en el TCA, como se sabe, en un momento fue tomada por nosotros no sin dificultad. No obstante, dimos este paso en aras de fortalecer la seguridad internacional. Uno de los argumentos de peso en aquel momento fue la participación en este Tratado de Estados Unidos, que abogaba por la transparencia en el ámbito militar, pero no tenía prisa en abrir su territorio para la aplicación de medidas de la confianza.

Las décadas de implementación fructífera del TCA han demostrado que ha cumplido su función como una herramienta para fortalecer la confianza y la seguridad, creando oportunidades adicionales para una evaluación objetiva e imparcial de potenciales y actividades militares de los Estados participantes.

Salimos del Tratado con la conciencia del gran trabajo realizado, dirigido a la preservación de su viabilidad. Durante dos décadas la Federación de Rusia realizó el mayor número de misiones de observación entre todos los Estados participantes (de los 1580 vuelos de observación realizamos 646, y admitimos 449 sobre nuestro territorio). En los marcos del TCA Rusia se convirtió en el primer Estado en usar equipos de vigilancia digital.

No con palabras, sino con acciones, hicimos todos los esfuerzos posibles para cumplimentar y preservar el Tratado, a veces dando pasos importantes para acceder a los deseos de otros participantes. Recordemos, al menos, que cuando en 2018, debido a la postura destructiva de Georgia, todos los Estados participantes se vieron privados de la posibilidad de realizar vuelos de observación, fue precisamente la buena voluntad de nuestro país, la que permitió desbloquear el estancamiento y reanudar la implementación del Tratado. Y reprocharnos por un enfoque no constructivo pueden solo aquellos, que son ajenos al sentido de la objetividad.

Lamentablemente, todos nuestros esfuerzos no han permitido preservar el Tratado en aquel mismo aspecto que proyectaban sus autores. Fue víctima de la lucha interna de varios grupos de influencia en Estados Unidos, en la que triunfaron los "halcones". Prevaleció el curso de Washington, apuntado a destruir los acuerdos previamente alcanzados en el campo del control de armamentos.

Incluso en esta situación, cuando el equilibrio de intereses, derechos y obligaciones de los Estados miembros ya había sido violado, como resultado de la retirada de Estados Unidos del Tratado, la parte rusa hizo todo lo posible para buscar soluciones admisibles de compromiso. Nosotros ofrecimos varias opciones para resolver dos problemas fundamentalmente importantes – la no transferencia de la información, recibida durante los vuelos de observación, a los Estados que no son miembros del TCA, y garantías para cumplir nuestro derecho a realizar dichos vuelos sobre instalaciones militares estadounidenses en Europa. Sin embargo, para varios Estados participantes, la disciplina de bloque resultó ser más importante que los intereses de la paz y la seguridad internacional. Su apoyo al TCA se limitó a declaraciones vacías e irrelevantes.

Todas estas circunstancias no nos dejaron otra opción. Y son precisamente las que predeterminaron la retirada de Rusia del Tratado. No podemos descuidarnos de los intereses de la seguridad nacional.

Respetamos la decisión de los Estados participantes que permanecen en el Tratado de continuar su aplicación. Les deseamos una colaboración constructiva y fructífera. No obstante, ya es obvio que, sin la participación de EEUU y nuestro país, la eficacia del TCA disminuirá drásticamente: el área de su aplicación disminuirá en aproximadamente un 80 por ciento y el número de vuelos a cielos abiertos, planeados para 2022, disminuirá drásticamente.

Toda la responsabilidad por la degradación del régimen del Tratado recae en el promotor del colapso del TCA, los Estados Unidos de América.


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