18:14

Discurso pronunciado por el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en el Foro educativo juvenil Terra Scientia, Solnechnogorsk, 15 de agosto de 2019

1658-15-08-2019

Buenos días,

Gracias por la cálida bienvenida. No es la primera ocasión en que nos reunimos con los participantes del foro Terra Scientia, pero sí es la primera vez que lo hacemos en este hermoso lugar. A los que vienen de Moscú, les conviene más, ya que queda más cerca. En cualquier caso, todos los encuentros que se han celebrado hasta la fecha han sido muy útiles.

Nos nutrimos del interés que existe en nuestra sociedad hacia la política exterior, las relaciones internacionales, y siempre estamos encantados de aprovechar nuestros conocimientos, experiencia y las actividades prácticas para satisfacer ese interés por parte de nuestros ciudadanos. Es especialmente valioso que los jóvenes se interesen por los problemas de la política exterior.  Al fin y al cabo, son ustedes los que van a determinar el futuro de Rusia y el lugar que ocupará Rusia en las relaciones internacionales del mundo actual.

Siempre se producen reacciones e interacciones. Para mis colegas (he hablado con los viceministros y directores de departamentos que también se comunican con representantes de la sociedad civil) y para mí, estos encuentros son una forma muy importante de conocer opiniones. Si no sabemos qué problemas en concreto de las relaciones internacionales les preocupan a nuestros ciudadanos, tal vez avancemos a ciegas en la política exterior. Para nosotros es muy importante hacer lo que responda a los intereses de nuestro país, al que, por supuesto, encarna y representa nuestra gente.

No voy a detenerme en las tendencias que ahora están en desarrollo en el mundo. El Presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha hablado en numerosas ocasiones de ello, en particular se celebró no hace mucho un amplio debate durante el Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF). Solo me limitaré a decir que la tendencia principal es el antagonismo entre el nuevo orden mundial policéntrico, más justo y democrático, que se está formando objetivamente, por una parte, y, por otra, la aspiración de un grupo de países bastante reducido con Estados Unidos al frente a no dejar que ese orden mundial justo tenga lugar, y a tratar de asegurarse por todos los medios el dominio en todos los ámbitos de las relaciones internacionales: el militar y político y el económico, en materia de interpretación de las normas del respeto de los derechos humanos y la historia, que hoy también es un tema muy importante. Incluso en el área de los deportes, como saben ustedes, se libran duras batallas que por lo general buscan que el grupo de los Estados anglosajones determine las reglas, en particular en lo que se refiere al castigo por la utilización del dopaje y la depuración de responsabilidades.

Otra tendencia importante que se ha puesto de manifiesto en la política de nuestros colegas occidentales es su aspiración a sustituir el derecho internacional, que por definición constituye un conjunto de normas y principios universalmente consensuados y reconocidos, por unas reglas que nuestros colegas occidentales elaboran dentro de su reducido círculo para presentarlas después como una verdad absoluta por la que ha de guiarse el resto de los miembros de la comunidad internacional. Si les interesa, durante el debate citaré ejemplos concretos, que son una multitud.

Están apareciendo nuevos centros de poder en Eurasia, la región de Asia-Pacífico, América Latina y África. Pero en contra de consolidar un orden mundial equilibrado y sustentado en el respeto de los intereses de todos los actores, Occidente trata de retener su superioridad y asegurarse el dominio pese al avance objetivo de la historia. Hay que hacer justicia a la verdad histórica: durante casi cinco siglos Occidente ha estado dictando las reglas en el mundo contemporáneo. Sin embargo, la vida cambia y la época colonial ya es un pasado. Los centros del crecimiento de la economía mundial y las finanzas globales se están desplazando de Occidente a otras regiones del mundo. Para contrarrestar esta tendencia, nuestros colegas occidentales, sobre todo los estadounidenses, recurren a métodos de lo más deshonestos y la competencia desleal, buscando asegurarse ventajas unilaterales. Para ello, echan mano de sanciones económicas, chantaje, amenazas, ultimátums, presiones directas, incluido el uso de la fuerza militar, tal como ocurrió en el caso de las intervenciones  en Yugoslavia en 1999, Irak en 2003, Libia en 2011. En ninguno de estos casos la gente sometida a la agresión ha visto mejorar su vida. En Libia en estos momentos está en entredicho el propio Estado, que todos estamos intentando activamente ayudar a restaurar.

Como contrapeso a esta política injusta e ilegítima de nuestros colegas occidentales, nosotros promovemos una posición que se basa en el Concepto de la Política Exterior de la Federación de Rusia ratificado por el Presidente de Rusia. Una nueva versión de esta estrategia diplomática fue aprobada en 2016. En primer lugar, parte de la necesidad de garantizar condiciones externas lo más favorables posible para el desarrollo de nuestro país, en particular, para su desarrollo económico y la solución de los problemas sociales. Para ello se nos requiere procurar un entorno seguro, unas condiciones lo más favorables posible para nuestros ciudadanos y para la actividad de nuestros operadores económicos en todo el mundo. Estos objetivos, tal como recoge el Concepto de la Política Exterior, se deben alcanzar únicamente desde el respeto del derecho internacional y en primer término de tales de sus elementos como el principio de la igualdad soberana de los Estados, la no intervención en los asuntos internos, el resto del derecho de los pueblos a decidir ellos mismos su destino sin injerencias externas, la resolución pacífica de las disputas, la prohibición de la amenaza o el uso de la fuerza. Son principios de la Carta de la ONU.

Al analizar la actividad de la Asamblea General de la ONU al término de cada una de sus sesiones anuales, podemos comprobar con facilidad que una aplastante mayoría de los Estados miembros de la ONU mantienen posiciones idénticas a la de Rusia. Me parece poco serio afirmar en la situación actual que la política de Washington o Bruselas para conseguir el llamado "aislamiento" de Rusia da resultado alguno. Al mismo tiempo, jamás adoptamos una actitud de resentimiento y siempre estamos abiertos a un diálogo franco y honesto con nuestros socios de Oriente, del Sur y de Occidente. Siempre desde la comprensión que el diálogo ha de basarse en la igualdad y el respeto de los intereses de cada uno, y también debe tener por objetivo la búsqueda de soluciones a las controversias que se sustenten en el equilibrio de los intereses.

Pregunta: Ayer durante una reunión con la vicerrectora de la Escuela Superior de Economía se debatió la política de "poder blando". ¿Qué opinión le merece dicho concepto? ¿Qué vectores principales cree usted que existen en el desarrollo del "poder blando" en Rusia en la etapa actual?

Respuesta: El "poder blando" es, en términos generales, una manifestación natural de los cambios tecnológicos que están ocurriendo en el mundo. Antes la política exterior se limitaba a resolver los problemas de guerra y paz: uno invadía al otro y después comenzaban a negociar, o bien intentaban negociar antes de declarar la guerra. Eso es todo en lo que se apoyaba la política exterior cuando no había tecnologías como las que tenemos hoy. Ahora un país puede garantizar sus intereses en una u otra región del mundo, en uno u otro Estado con unos métodos mucho menos destructivos, sin uso la fuerza militar, influyendo en la opinión pública, aprovechando toda la gama de oportunidades que existen para ello, como los recursos de internet, las redes sociales. No hay que darles detalles a ustedes de cómo se puede hoy en día hacer llegar sus ideas, sus valoraciones o simplemente sus opiniones prácticamente a todos los que quieran conocerlas.

Otro punto que también es fundamental en lo que se refiere al "poder blando" es la actividad de las organizaciones no gubernamentales (ONG). En Rusia fomentamos activamente el desarrollo de las ONG en el ámbito de la actividad internacional. Tenemos establecidas y promovemos desde hace años relaciones de asociación con aquellas de nuestras organizaciones sin ánimo de lucro que se interesan por la política exterior. Lamentablemente, no son muchas. Por ejemplo, poco más de sesenta organizaciones nuestras tienen el estatus consultivo ante el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas (ECOSOC). No es porque no les ayudemos, nosotros ayudamos a todos los que quieren obtener ese estatus. No está mal ya que sean sesenta. Antes eran casos puntuales. Pero son miles las organizaciones no gubernamentales de los países occidentales que tienen estatus ante las estructuras de la ONU. Nuestra sociedad civil tiene horizontes que alcanzar. Fomentamos activamente el interés de la comunidad no gubernamental hacia la problemática internacional. A nivel de departamentos del MAE de Rusia se celebran reuniones mensuales con las respectivas ONG del ramo. Aproximadamente una vez cada trimestre mis viceministros se reúnen con representantes de estas organizaciones. Cada año se realiza una reunión general en la que participo yo, para conocer qué más necesidades tienen las ONG en las que les pueda ayudar el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Entre las herramientas que son propias del "poder blando" se deben mencionar los medios de comunicación. Aquí hay muchísimas preguntas. Si hablamos de una competencia leal, al perder en número nuestras ONG podrían y pueden ser competencia importante en la defensa de las ideas de la justicia, la verdad, el derecho internacional. Desafortunadamente, muchas ONG occidentales persiguen y practican otros principios y no hacen ascos a ningún tipo de métodos deshonestos para promover la política que les interesa a sus patrocinadores. En una multitud de casos esas ONG son creadas y financiadas por el Estado. Una abrumadora mayoría de las principales ONG estadounidenses reciben dinero de la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional que obtiene fondos de las arcas del Estado norteamericano. El Instituto Internacional Republicano, el instituto del Partido Demócrata son entidades que, de una u otra manera, cuentan con el apoyo del Estado. A su vez, prevén financiar y financian numerosas organizaciones que se dedican a ciertos aspectos de las relaciones internacionales.

Me parece que la justicia está de nuestro lado. Tenemos que seguir defendiéndola enérgicamente y ampliar la presencia cuantitativa de Rusia en los foros internacionales. De momento, estamos perdiendo en lo que se refiere a la presencia en los espacios mediáticos, pero repito, si hablamos de los medios de comunicación masiva, tan solo Russia Today y Sputnik han conseguido que en Occidente se las perciba como la amenaza principal a la opinión pública. Por cierto, recientemente se celebró la Conferencia Global para la Libertad de los Medios de Comunicación en Londres. Simplemente, no han invitado a Russia Today y Sputnik explicando que no son los medios de comunicación sino los «instrumentos de propaganda». ¿Qué les parece? Por eso cuando tales principios y criterios se aplican al ámbito de empleo de la fuerza blanda, parece ser un nuevo intento a asegurar sus ventajas unilaterales mediante competencia deshonesta.

Continuaremos apoyando a todos en la sociedad civil de Rusia quienes están interesados en la proyección de nuestra fuerza blanda para defender los derechos humanos, luchar contra la pobreza y por un medio ambiente limpio y para solucionar cualquier otro problema que de alguna manera está discutido a nivel internacional. Les vamos a ayudar de manera activa. Si alguna organización interesada todavía no está colaborando con el Ministerio de Asuntos Exteriores, por favor, acudan a nosotros y les apoyaremos.

Pregunta: Las islas Kuriles son parte de Rusia, pero Japón todavía tiene reclamaciones territoriales sobre ellas. ¿Cuál es la estrategia de resolver ese problema con la parte japonesa?

Respuesta: La estrategia es simple. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha señalado en reiteradas ocasiones nuestra actitud ante ese problema. Es perfectamente transparente y clara. Rusia es la sucesora en derechos de la Unión Soviética. Las demás repúblicas son derechohabientes de la URSS, pero Rusia además de ser el derechohabiente es la sucesora en derechos. Así nos reconocieron en diciembre de 1991 y, por lo tanto, automáticamente conservamos el puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Por eso hemos vuelto a confirmar los compromisos internacionales que asumió la Unión Soviética y estamos dispuestos a cumplirlos. Incluso la Declaración conjunta soviético-japonesa de 1956 donde se indica claramente que Rusia y Japón no están combatiendo, no se consideran enemigos y van a construir relaciones basándose en el espíritu pacífico y en el principio de buena vecindad. En el artículo 9 de la Declaración se precisa que en vista de la actitud benevolente ante Japón y teniendo en cuenta los intereses del pueblo japonés, después de concertar un tratado de paz la Unión Soviética está dispuesta, como gesto de buena voluntad, a entregar a Japón las islas Jabomai y Shikotan. Precisamente después de firmar un tratado de paz. Tras la disolución de la Unión Soviética Rusia reafirmó ese compromiso entre otros. Cuando aparecieron los nuevos contactos entre Moscú y Tokio, claro que debatimos esa cuestión con los primeros ministros japoneses que han sucedido uno a otro. La última vez hace unos años el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, acordaron intensificar las negociaciones sobre el tratado de paz a base de la Declaración de 1956 que, como ya he dicho, indica: primero firmamos el tratado y después consideramos la cuestión no de devolución, sino de la entrega de esas dos islas en un espíritu de buena voluntad. Nosotros suponemos que la firma del tratado de paz debe constatar las realidades que aparecieron después de la Segunda Guerra Mundial y reconocer los resultados de la Segunda Guerra Mundial conforme con cuales las cuatro islas Kuriles del Sur es el territorio de la Federación de Rusia como la sucesora en derechos de la Unión Soviética.

Nuestros interlocutores japoneses no acaban de cambiar de opinión. Dicen que no están de acuerdo con los resultados de la Segunda Guerra Mundial que están relacionados con nosotros y ellos, aunque es imposible aceptar tal posición porque contraviene la Carta de la ONU. La Carta de la ONU reza que los resultados obtenidos por las potencias triunfantes en la Segunda Guerra Mundial no serán susceptibles de revisión. De momento, nuestros colegas japoneses no quieren reconocer los resultados de la Segunda Guerra Mundial, lo cual impide la firma del tratado de paz.

No creo que la situación esté atollada. Nos guiamos por las encomiendas que nos da el presidente de Rusia, Vladímir Putin, después de las negociaciones con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe. El objetivo de esas encomiendas es seguir desarrollando las relaciones con Japón en todos los ámbitos: económico y comercial, de la política exterior, en las Humanidades. Tal vez eso sea el sentido de todas las acciones que hay que emprender para encontrar soluciones a los problemas más graves.

Por ejemplo, llamamos la atención de nuestros colegas japoneses sobre el hecho de que la actividad económica conjunta que les invitamos a poner en marcha en estas cuatro islas, se deba llevar a cabo conforme a los actos legislativos que rigen en la Federación de Rusia. Tenemos una multitud de estímulos complementarios para los inversores en esos territorios, como el régimen de Territorio de Desarrollo Socioeconómico Avanzado, el puerto franco de Vladivostok. Los colegas japoneses pueden beneficiarse de todas estas ventajas. Si necesitan algún otro tipo de beneficio, estamos dispuestos a negociarlo, a cerrar acuerdos intergubernamentales. Pero no podemos aceptar la idea de implantar en nuestro territorio una jurisdicción que no esté basada en la legislación rusa.

El segundo ejemplo son los problemas de seguridad. Como saben ustedes, en territorio japonés hay bases militares estadounidenses, con un gran número de efectivos norteamericanos. Según el Tratado de Cooperación y Seguridad Mutua firmado entre Estados Unidos y Japón en 1960, los estadounidenses tienen derecho a desplegar sus fuerzas armadas prácticamente en cualquier parte de Japón. Por cierto, que este Tratado de 1960 se suscribió después de que se firmada la Declaración de 1956. De este modo, el tratado creó unas condiciones que no existían en el momento de la firma de la Declaración. Observaré que esa Declaración se pudo haber llevado a la práctica en los tiempos soviéticos, pero fue precisamente EEUU que impidió que Japón diera ese paso, al no querer que Japón normalizara las relaciones con nuestro país y buscando continuamente aprovechar el tema de las islas para introducir tintes de confrontación en los contactos entre Moscú y Tokio. Subrayaré que nos damos cuenta perfectamente de ello.

Queremos unas buenas relaciones con nuestro vecino japonés. Para ello tenemos que comprender si, en primer lugar, Japón está dispuesto a reconocer los resultados de la Segunda Guerra Mundial, puesto que es miembro de la ONU y la Carta de las Naciones Unidas dice claramente que estos resultados son inquebrantables. En segundo lugar, tenemos que ver en qué medida Japón tendrá autonomía en asuntos de la política exterior y en la resolución de problemas de seguridad, dada la fuerte dependencia que tiene Tokio de Washington a raíz de ese Tratado de 1960 sobre alianza político-militar que ya está plasmado en una presencia material y muy profunda de EEUU en las islas de Japón. 

En general, cuando hablamos de la necesidad de solucionar los problemas a través del desarrollo pleno y extenso de la cooperación, no podemos cerrar los ojos al hecho de que en todas las cuestiones que son de carácter fundamental y causan controversias en la ONU, Japón vota junto a EEUU en contra de Rusia.

Tampoco podemos cerrar los ojos al hecho de que Japón se ha sumado, aunque sea de una forma reducida, a las sanciones unilaterales injustas e ilegítimas que Occidente impuso contra Rusia, en primer término, porque defendimos a nuestros compatriotas de Crimea que se negaron a aceptar el golpe de Estado inconstitucional ocurrido en febrero de 2014 en Kiev. Es un tema del que se puede hablar mucho, yo he intentado explicar lo más importante.

Pregunta: ¿En qué se basa usted al exponer la posición de Rusia en la política exterior? ¿Qué política considera usted que Rusia está realizando con más éxito, la interna o la exterior?

Respuesta: He intentado resumir brevemente en mi discurso introductorio aquello en lo que se basa Rusia al realizar su política exterior. Tenemos nuestro Concepto de la Política Exterior, la cual, como ya he dicho pero volveré a subrayar, fija el objetivo primordial de garantizar unas condiciones externas lo más favorables posible para nuestro desarrollo. Como condiciones me refiero a la seguridad del país a lo largo de las fronteras nacionales, la posibilidad de que nuestros ciudadanos estén protegidos y a salvo de la discriminación en todo el mundo, el apoyo a las empresas rusas para que puedan hacer frente a la competencia en igualdad de condiciones. Todo eso se hace sobre la base del derecho internacional.

En cuanto a comparar la política interna y exterior, no soy responsable de la política interna, pero todo lo que he dicho y todo lo que viene recogido en el Concepto de la Política Exterior, indica claramente lo principal, que nuestra eficiencia en el escenario internacional depende en una medida decisiva de lo exitosamente que desarrollemos a nuestro país, la economía, la esfera social, de lo exitosamente que garanticemos nuestra seguridad. La relación es directa. Estoy seguro de que los resultados que ya hemos cosechado en el frente de la política exterior, son reconocidos por todo el mundo, incluidos nuestros detractores, y reflejan aquellos cambios que se han producido en nuestra economía y asuntos internos en las últimas dos décadas.

Pregunta: ¿Qué instituciones en concreto se deben crear para que los ciudadanos rusos respeten a Rusia tanto que los ciudadanos extranjeros?

Respuesta: ¿Que los ciudadanos rusos respeten a Rusia tanto que respetan a Rusia los ciudadanos extranjeros? No lo entiendo muy bien. Aclárelo, por favor.

Pregunta: Existe la institución de la familia que me parece que hoy en día está menos solicitada en Rusia. No la hay. Los padres no se ocupan de sus hijos. Es ahí donde radica el problema.

Respuesta: ¿De Rusia, quiere decir? Yo me ocupo de los míos. Me parece que no falta la atención que se presta a nuestros valores tradicionales, incluida la institución de la familia, la protección de la infancia y la maternidad. En los últimos años este tema se aborda una y otra vez, año tras año en las intervenciones del Presidente, en sus contactos con el Gobierno, con las relativas entidades sociales. Esta es una de nuestras prioridades, también en las organizaciones internacionales. Defendemos los valores tradicionales, los valores de la familia en el Consejo de Europa, en la OSCE, especialmente ante los intentos de socavar el concepto tradicional y dado por Dios de la familia e imponer los enfoques neoliberales que destruyen los pilares morales de cualquier civilización, incluida la europea.

Creo que nuestra posición debe ir dirigida a defender de la forma más firme posible estos valores e impedir que en los documentos del derecho internacional se introduzcan conceptos ambiguos en esta materia.

Pregunta: Nuestro país por la gestión inadecuada de los residuos impone sanciones administrativas de entre 1.000 y 2.000 rublos. Si echamos un vistazo a las prácticas internacionales, los castigos allí son muchos más duros. Por ejemplo, en Singapur infracciones similares acarrean responsabilidad penal, con hasta 12 años de cárcel. Allí está prohibido masticar chicles en la calle, comer y dar de comer a las palomas. Una situación por el estilo existe en Japón. ¿Cómo ve usted estas prácticas de otros países? ¿Se puede y se debe endurecer la responsabilidad en Rusia?

Respuesta: Tenemos todo un sistema de órganos competentes en esta materia. No como ministro, sino como ciudadano estoy siguiendo los debates sobre la creación de capacidades de tratamiento de residuos y el cierre de vertederos a cielo abierto. Estoy a favor de hacer el medio ambiente lo más limpio posible. No creo que se arraiguen aquí las prácticas de Singapur, país donde, efectivamente, uno puede ir a la cárcel si enciende un cigarro en la calle, tira una colilla o ensucia la vía pública de alguna otra forma. Singapur es un país pequeño donde es fácil llevar a cabo reformas y asegurar su cumplimiento. Nosotros tenemos un enorme territorio. Es una ventaja, pero también un inconveniente en el sentido de que hay que cuidar este territorio. A este respecto mencionaré la importancia del problema demográfico, especialmente en términos de una distribución más homogénea de la población en el territorio de la Federación de Rusia. Hay que conseguir que Moscú, la provincia de Moscú, San Petersburgo dejen de atraer como un imán a todo el mundo, que se creen condiciones competitivas para que la gente se quede o se traslade a Siberia y Lejano Oriente. Es un problema muy importante, en particular para nuestra política exterior, dado que Rusia es una potencia euroasiática. Para nosotros es fundamental el desarrollo de Lejano Oriente, de Siberia Oriental. Es muy importante que ahora el Gobierno tenga un vice primer ministro específico, que también es representante especial del Presidente para estos asuntos, que haya un Ministerio específico.

En lo que respecta al Ministerio de Asuntos Exteriores y el tema mencionado por usted, existen documentos internacionales a los que nos adherimos. No hay ni una sola convención internacional relacionada de una u otra forma con la protección del medio ambiente de la que no seamos parte. Estamos concluyendo el proceso de ratificación del Acuerdo de París sobre el clima que obtuvo un refuerzo muy importante en diciembre del año pasado en la ciudad polaca de Katowice cuando se consensuó el mecanismo de su implementación. Eso fue fundamental para nosotros, para comprender cómo el Acuerdo de París que es un convenio marco, se va a implementar en la práctica.

En lo que se refiere al cumplimiento de las metas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, no las violamos. Estamos entre los líderes en el cumplimiento  de estas metas. Las razones son varias, pero por ahora es así. Creo que nos mantendremos dentro de la meta durante muchos años más. Mientras, iremos implantando tecnologías avanzadas, en particular en el tratamiento de los residuos.

Aparte de lo que son las tecnologías, es necesario controlar más estrictamente cómo se comporta la gente en lugares públicos. Francamente, Moscú y San Petersburgo son más limpios ahora. Pero tal vez estas no sean todavía las soluciones ideales.

Pregunta: En la provincia de Vorónezh y en el resto de Rusia hay muchas reservas naturales que tienen una infraestructura bien desarrollada y accesibilidad por transporte. ¿Con qué se podría atraer a Rusia a extranjeros, desarrollar el ecoturismo, elevarlo a un nuevo nivel? ¿Tal vez usted conozca proyectos de otros países que hayan podido atraer a extranjeros y desarrollar el ecoturismo?

Respuesta: No podemos desde Moscú dar consejos a todo el mundo de cómo deben en sus regiones desarrollar el turismo ecológico y otras muchas cosas. La gente que vive allí sabe mejor que nadie qué es lo que tienen de único, qué historia tiene su tierra, de qué están orgullosos. Hacer que eso sea atractivo para los extranjeros puede que no sea tan difícil. Se necesita un poco de habilidad, atraer a operadores turísticos y especialistas en historia, acondicionar las infraestructuras. Pero no puedo dar consejos. Digamos que en Finlandia hay un lugar donde vive Papá Noel y todo el mundo va allí. Pero también Veliki Ústiug tiene su Papá Noel al que visita todo el mundo. Debe haber necesariamente alguna particularidad local.

El MAE de Rusia ayuda a avanzar hacia ese objetivo al ampliar sucesivamente el espacio para los viajes sin visado de nuestros ciudadanos. Un total de 95 países ya tienen con nosotros acuerdos de exención de visados. Ya no se necesitan visados para casi toda América Latina. Ya sé que queda un poco lejos pero tenemos exención de visados con la mayoría de nuestros vecinos. Ahora estamos avanzando hacia la implantación de visados electrónicos en todo el territorio de Rusia. Ya se aplican en Lejano Oriente en el puerto franco de Vladivostok, en Kaliningrado y a partir del próximo otoño borreal se aplicarán en San Petersburgo y la provincia. La meta es que dentro de un año y medio aproximadamente todos nuestros socios puedan utilizar visado electrónico para entrar en la Federación en Rusia, lo cual, por supuesto, fomentará el turismo, incluyendo el ecológico.

Pregunta: Últimamente en las ciudades rusas se han extendido la publicidad ilegal de drogas y otra propaganda de fenómenos antisociales. Creo que es un problema muy importante y hay que solucionarlo rápido. La solución que sugiero es detectar y eliminar esos anuncios con nuevos métodos, no cubriéndolos con pintura, sino precisamente eliminándolos con dispositivos de chorro de arena. ¿Cree usted que es necesario eliminar rápidamente esas inscripciones y dibujos? ¿Se discute el problema de la narcoamenaza a nivel internacional?

Respuesta: Rusia mantiene al respecto una postura de principio. A nivel internacional dicho problema lleva tiempo discutiéndose. Existe la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes que se reúne varias veces al año en Viena. En la oficina de la ONU en Viena existe la Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito que es presidida en la actualidad por un ciudadano de Rusia que ocupa el puesto de Vicesecretario General de la ONU.

En pasada primavera tomé parte en la reunión a nivel ministerial de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, confirmando allí nuestra postura. Consiste en lo siguiente: existen tres convenios universales que regulan la lucha contra el narcotráfico en todas sus manifestaciones. Fueron aprobados hace tiempo, prohíben tajantemente cualquier uso de la droga y estamos convencidos de que deberían seguir inalterables, porque en la actualidad se hacen numerosos intentos de aplicarlos de una manera más libre. Se hacen numerosos intentos de legalizar el uso médico y recreativo de las llamadas drogas blandas. Todos entendemos de qué estaríamos hablando. Consideramos que sería el principio de la caída a un precipicio. Condenamos a los países que legalizan las drogas blandas, cannabis, etc. Lo hizo Canadá y lo están haciendo algunos países europeos. Nos opondremos a que dichas normas que todo país es libre de introducir, aunque ello represente una violación de las convenciones internacionales, adquieran carácter universal. Y tales intentos están teniendo lugar.

En Rusia existen algunas estructuras que enfocan el problema a través del prisma liberal y proponen no preocuparse demasiado por la propagación de las drogas blandas, porque ayudan a quitarse el estrés y a calmar el dolor, cuando otros remedios resultan ineficaces. Es una tendencia muy peligrosa y nos pronunciamos en contra de ella.

Me gustaría señalar que en la sociedad civil una labor muy importante la hace la Unión nacional antidroga. Es una ONG creada y dirigida por antiguos drogadictos. Participé en algunos eventos que organizaron para los miembros de las familias y niños. Juegan al vóleibol, fútbol, invitan a artistas. Yo participé en una de estas reuniones en Crimea, junto con el cantante Nikolái Rastorgúev. Es un movimiento por la vida sana, un esfuerzo de verdad. Fue reconocido por la ONU, se les invitó a hablar en Nueva York. Se los reconoció también en la Oficina de la ONU en Viena, son socios de la Oficina de las Naciones Unida contra la Droga y Delito. El tipo de vida que promueven es “drug free”, es decir, nada de drogas, ni duras ni blandas ni semiblandas. Creo que el movimiento en cuestión devuelve a la gente a la vida normal, usando unos métodos muy sanos. Partiremos de este principio, promoviendo las experiencias de esta ONG también en espacios intergubernamentales.

Pregunta: Los países de la ONU, entre ellos, Rusia firmaron Objetivos de desarrollo sostenible. ¿Qué metas del total de 17 son prioritarias para Rusia y llevarán a una rápida transición a la economía circular? ¿Se crearán Comités internacionales para los problemas de la ecología?

Respuesta: Para Rusia gozan de prioridad los 17 objetivos y es muy importante que este conjunto de metas, fruto de una fórmula de compromiso, sea puesto en práctica en su totalidad únicamente, para que se avance en las 17 esferas. Nuestros interlocutores occidentales sienten la tentación de priorizar algún objetivo que les venga bien en un momento dado. Por ejemplo, están entre las 17 metas el tema de los derechos humanos. Por razones que todos entendemos, los países occidentales le prestan atención especial. Con regularidad proponen en diferentes foros decisiones que ponen los derechos humanos por encima de otras metas de desarrollo sostenible y no es correcto. Además, enfocan los derechos humanos exclusivamente a través del prisma de los derechos civiles y políticos, aunque los derechos sociales y económicos no son menos relevantes para el derecho internacional.

Existen dos pactos internacionales fundamentales, el Pacto internacional de Derechos Políticos y Civiles y el Pacto internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Merece la pena señalar que EEUU no participa en el segundo documento. En el marco de la ONU nuestros interlocutores occidentales se empeñan en quitarles importancia a los derechos económicos y sociales, aunque sería de su interés prestarle más atención a este tema, sobre todo ahora, cuando se está acercando la crisis migratoria y en Europa crece el número de personas descontentas con diferentes reformas económicas y sociales. Si hablamos de los documentos aprobados por las Naciones Unidas, habría que mencionar los derechos económicos y sociales de los países en vías de desarrollo. El modelo ultraliberal liderado por los países occidentales probó su escasa eficiencia en la solución de los problemas económicos de la humanidad, su incapacidad de conseguir que el nivel de vida suba por todas partes, que se dé solución a los problemas sociales y que se acelere el crecimiento económico. Dicho modelo permite a algunos vivir a costa de otros. Las acciones que estamos presenciando ahora, los intentos de conservar su dominio, de asegurarse ventajas económicas con medidas deshonestas representan el egoísmo y el deseo de vivir a costa de otros. Nos pronunciamos a favor de que la actitud hacia la puesta en práctica de los Objetivos de desarrollo sostenible sea equitativa y que se haga hincapié en la creación de los fundamentos que permitan solucionar los problemas materiales y hagan que se desarrolle toda la humanidad.

Es necesario ayudar a los países “del tercer mundo”, aunque sea por puro pragmatismo. Europa empezó a padecer las secuelas de la afluencia de migrantes después de que la OTAN, a la ligera, de manera ilegal y en contra de las Resoluciones del Consejo de Seguridad de la OTAN, bombardeara Libia.

Es un detalle interesante, si hablamos de la economía y el comercio. Cuando los países occidentales empezaron a plantearse, qué hacer con los migrantes, se dieron cuenta de que, además de buscarles alojamiento y ayudarles a establecerse, existía también el problema de los países de origen, de la causa de la migración. Se empezó a hablar de la necesidad de ayudar a los países africanos a crear puestos de trabajo. ¿Y cómo acabó todo? Por desgracia, no acabó en nada. En los países africanos de donde parten estos flujos migratorios la población está principalmente ocupada en la agricultura. Para que se generen allí los puestos de trabajo, habría que garantizar las ventajas competitivas de los productos agrícolas de los países africanos. Los europeos no lo pueden hacer, porque uno de los fundamentos de la Unión Europea son unas subvenciones enormes destinadas a la agricultura europea. Es subvencionada para crear ventajas unilaterales en los mercados alimenticios. Si quitaran estas subvenciones, los productos agrícolas procedentes de los países africanos gozarían de mayores ventajas competitivas. Europa no puede hacer eso, de modo que parece un círculo vicioso. Mientras tanto, la seguridad alimentaria es uno de los objetivos de desarrollo sostenible.

Estamos a favor de que los problemas sean abordados de manera integral y no se priorice de manera artificial algún aspecto de un conjunto de propuestas que tardaron tiempo en ser acordadas.

En cuanto a las estructuras, existe el Fondo verde del clima, dependiente del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Rusia es país miembro del Convenio y abona, junto con todos los países miembros, las pertinentes cuotas. La última vez se abonó cerca de 3 millones de dólares. No es una suma muy grande, pero ello subraya nuestra adhesión a la idea del trabajo conjunto para la solución del problema del cambio climático y en general de los problemas del medio ambiente.

Pregunta: ¿Cuándo, a su modo de ver, se producirá algún salto cuantitativo de la situación en las Repúblicas populares de Donetsk y Lugansk? ¿Qué medida adicional podría tomar Rusia para los compatriotas residentes en estos territorios que están sufriendo de manos de la gente que llegó al poder en el país?

Respuesta: Haremos cuanto está a nuestro alcance en el marco de los Acuerdos de Minsk firmados en febrero de 2015 y aprobados con unanimidad por el Consejo de Seguridad de la ONU. Cuando se dice que cualquier paso que dé Rusia representa una violación de los Acuerdos de Minsk, no es sino mentira. Los Acuerdos no prohíben prestar asistencia social ni económica a dichos territorios. Todo lo contrario, el documento le exige a Kiev, cuyos representantes estamparon su firma al pie del documento en cuestión, que garantice la interacción económica, así como el pago ininterrumpido de las prestaciones sociales y las pagas de jubilación. En vez de ello, durante el mandato del Presidente Piotr Poroshenko se introdujo un bloqueo económico y de transporte total de las Repúblicas. Se crearon unas condiciones que vuelven casi imposible el cobro de las pagas de jubilación y de las prestaciones sociales, porque para ello habría que cruzar la línea de la separación. Se forman unas colas enormes y las personas de edad avanzada apenas pueden soportarlo. Existen muchos otros obstáculos que todos conocemos. Al anunciar Rusia que, para garantizar a esta gente la protección social, se les concederán a través de procedimiento simplificado los pasaportes rusos, se alzaron voces de protesta, por minar supuestamente Moscú el cumplimiento de los Acuerdos de Minsk. Nadie se acordó de que Hungría, Rumanía y Polonia llevan largos años expidiendo pasaportes a sus compatriotas residentes en Ucrania. A nadie este hecho le hace plantearse ningún tipo de preguntas.

Otro detalle: Kiev se empeña en no observar la secuencia de los pasos recogida en los Acuerdos de Minsk. El documento indica que la separación de los bandos enfrentados en el conflicto debe efectuarse a la vez con la aprobación de la Ley de amnistía de todos los participantes en el conflicto interno en Ucrania y a la vez con el inicio de unas negociaciones directas entre Kiev, Donetsk y Lugansk sobre la preparación de las elecciones y la aprobación de la Ley sobre el estatus especial de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. A la vez debería fijarse dicho estatus en la Constitución del país. Acto seguido deberían celebrarse las elecciones y formarse los organismos del poder en los mencionados territorios y tras ello Kiev debería recuperar el control total de la frontera con la Federación de Rusia. Ésta es la secuencia de pasos.

Ahora fuentes en el equipo del actual Presidente ucraniano, Vladimir Zelénski, nos indican que no habrá diálogo directo y proponen convocar una reunión del Cuarteto de Normandía, invitando además a los representantes de EEUU, el Reino Unido y también a los polacos que se muestran muy interesados en el tema.

La amnistía es un asunto que puede abordarse. Las elecciones sólo habría que celebrarlas, tras ocupar esta parte de Donbás el numeroso contingente de la ONU que dispondrá de armamentos pesados, etc. Otra vez se están trastocando las matizaciones.

Existen los Acuerdos de Minsk y sólo hace falta leerlos, para ver qué es lo que debe hacerse. En vez de ello se nos dice que Rusia debe cumplir los Acuerdos de Minsk, garantizando, el primer lugar, que las Repúblicas populares de Donetsk y Lugansk permitan el acceso a la frontera a los militares ucranianos, que permitan el acceso a su territorio a las fuerzas de ocupación bajo la bandera de la ONU, para que reemplacen todos los organismos en las Repúblicas y se encarguen de celebrar unas elecciones a su medida. No estoy exagerando ahora. Es precisamente eso lo que nos proponen nuestros interlocutores estadounidenses, es su visión del cumplimiento de los Acuerdos de Minsk.

Seguiremos prestando a los habitantes de las Repúblicas ayuda humanitaria y asistencia en la solución de los problemas sociales, expidiendo pasaportes rusos a quienes no pueden garantizar sus derechos civiles de otras formas, pero además defenderemos de manera implacable en la arena internacional la necesidad de un concienzudo cumplimiento de los Acuerdos de Minsk. Estaremos dispuestos a reunirnos junto con otros participantes del Cuarteto de Normandía, pero para ello habría que cumplir primero todo lo acordado en octubre de 2016 por los líderes de los países miembros. En la última reunión del Cuarteto los Presidentes de Rusia, Ucrania y Francia y la Canciller de Alemania en persona tomaron dos decisiones clave sobre las garantías de la separación de las fuerzas y los medios en tres segmentos de la línea de separación, medida que se saboteó por Ucrania hasta hace poco. Hace poco el proceso arrancó pero no finalizó, dependiendo todo de la parte ucraniana. La segunda decisión consistía en que la Ley sobre el estatus especial de dicho territorio había de entrar en vigor de manera preliminar el día de las elecciones y de manera definitiva, es decir, se fijaría en la Constitución, el día de la publicación por los observadores de la OSCE del informe definitivo que confirme que las elecciones fueron libres y justas. Lo acordaron cuatro líderes, incluido el Presidente de Ucrania. Desde entonces tanto en Grupo de contacto, como en el Cuarteto de Normandía Ucrania se niega a plasmar sobre papel esta fórmula, elaborada por el entonces Ministro de Asuntos Exteriores y en la actualidad Presidente de Alemania, Frank Walter Steinmeier, concediendo de esta manera carácter jurídico al acuerdo alcanzado. Tiene importancia clave establecer diálogo directo con Donetsk y Lugansk y Kiev lo evita por todos medios. Es una violación directa de los compromisos aprobados por el Consejo de Seguridad de la ONU. Nuestros interlocutores occidentales, en vez de formular acusaciones rayanas en demagogia y completamente infundadas contra Rusia, deberían meter en vereda a sus protegidos en Kiev y obligarlos a cumplir todo lo aprobado por el órgano supremo de la ONU.

Pregunta: Dados el pujante crecimiento demográfico y la escasez de recursos naturales en muchos países, por ejemplo, en África, ¿existe el peligro de que en el siglo XXI estallen conflictos militares como consecuencia de la lucha por los recursos naturales?

Respuesta: En el fondo, el empleo de la fuerza en la lucha por los recursos naturales jamás había cesado. Si echamos una mirada retrospectiva a la historia del siglo XXI, veremos que en 2003 y en 2011, bajo pretextos absolutamente inventados y pisoteando burdamente la Carta de la ONU, se empleó la fuerza armada, correspondientemente, contra Iraq y Libia. Todo analista serio dirá que en buena medida esto ocurrió debido a que ambos países son ricos en hidrocarburos. Este riesgo siempre existe. Como entenderán, el que el Derecho Internacional exija arreglar los litigios por vía negociada, no disuade, ante todo, a nuestros colegas estadounidenses. Los apoyan los británicos, los franceses, en una ocasión lo hizo Alemania (cuando comenzó la operación en Libia). No nos proponemos iniciar un conflicto militar con ellos. Sería una demencia y no haría sino caldear la situación. No lo necesitamos. Estamos interesados en la estabilidad. Pero hemos exhortado y seguiremos exhortando a la comunidad internacional a contrarrestar estas acciones ilícitas, exigiendo en la ONU a dichos países la responsabilidad por su proceder. La movilización de los votos censurando tales prácticas podría desempeñar determinado papel. Difícilmente enfríe las cabezas calenturientas en la actual Administración de EEUU que no dejan de hacer declaraciones beligerantes (ya abrigan los planes de militarizar el espacio, lo cual sería absolutamente insostenible para la mayoría de los países, contradiciendo la idea de prevenir la carrera armamentista en el espacio que promueve la abrumadora mayoría de los miembros de la ONU).

Ello no obstante, tales planes ya han sido anunciados. También se ha anunciado el despliegue de misiles de alcance medio y más corto en la región Asia-Pacífico (después de que EEYY destruyera el Tratado sobre la eliminación de tales misiles con base en tierra). Al anunciarlo, los estadounidenses no solicitaron autorización a los países donde planean emplazar sus nuevos misiles de alcance medio y más corto.

En relación con América Latina, Washington afirma que la doctrina Monroe no ha perdido su vigencia, que “es necesario cambiar el régimen en Venezuela” y que “después les tocaría el turno a Cuba y Nicaragua”. Al resumirlo, da la impresión de que los autores de tamañas declaraciones y se proponen llevarlas a vías de hecho, viven en una época distinta – colonial o postcolonial-, sin percibir las realidades del mundo actual. En esta misma relación voy a mencionar los recientes documentos doctrinales de EEUU que al desarrollar municiones nucleares de baja potencia rebajan sustancialmente el umbral de empleo del arma nuclear.

Con toda responsabilidad podemos afirmar que EEUU ha optado por destruir todo el sistema de control de armamentos y el mecanismo que garantiza la estabilidad estratégica internacional. Después de haberse retirado, a comienzos del siglo, del Tratado sobre la Defensa Antibalística, ahora EEUU ha destruido el Tratado sobre la Eliminación de Misiles de Alcance Medio y Más Corto (Tratado INF). Ya se oyen voces afirmando que el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas Ofensivas (START) con plazo de vigencia hasta febrero de 2021, también ha quedado “obsoleto” y “no responde a los intereses de EEUU”, que “no tiene sentido mantener con la Federación de Rusia los canales bilaterales de control de armamentos, sino que preciso involucrar a China”, dándose perfecta cuenta de que China no lo va a consentir. A juzgar por algunas declaraciones provenientes desde Washington, ya se está abonando el terreno por hacer cruz y raya en la participación de EEUU en el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares que en su tiempo había constituido el mayúsculo logro de la diplomacia mundial.

Tales pasos negativos y destructivos pueden perseguir una sola finalidad: facilitarle a EEUU una plena libertad de actuación en su política militar, exencionando a este país de cualesquiera compromisos internacionales. Es de lamentar. Es un fuerte paso atrás respecto a los adelantos alcanzados en materia de control de armamentos en la segunda mitad del siglo pasado y a comienzos del presente.

Pregunta: Soy representante de la autoproclamada y no reconocida República Moldava de Transnistria. Quisiera hacer una pregunta relativa al estatus de nuestra República. El único país que ha reconocido nuestra independencia de Moldavia, ha sido la Federación de Rusia. Rusia nos presta toda clase de apoyo. Según los resultados del referéndum, la población de nuestra República desea unirse a Rusia. ¿Tiene el Gobierno de la Federación de Rusia algunos planes al respecto?

Respuesta: Debo precisar lo dicho por Usted. La Federación de Rusia no ha reconocido a la República Moldava de Transnistria (RMT). Rusia es parte del proceso llamado a arreglar este conflicto de conformidad con los correspondientes principios.

Primero, me refiero al estatus especial de la RMT como parte de la República de Moldavia, siempre y cuando Moldavia mantenga su soberanía, es decir, no sea absorbida por otro Estado y mantenga su neutralidad, es decir, no integre bloques político-militares.

Estos principios consensuados hace muchos años, todavía a comienzos de los años 2000. Estos principios fueron recogidos en el Plan de Kozak, alumbrado por el actual vicepresidente del Gobierno ruso, Dmitri Kozak, y rubricado en Tirspol y Chisinau. Pero en el último instante, literalmente varias horas antes de que todos los participantes debieran acudir a la ceremonia de la firma, nuestros colegas de la Unión Europea prohibieron al entonces presidente de Moldavia, Vladímir Voronin, estampar su firma al pie de este documento por la sencilla razón de que ello significaría un éxito diplomático de la Federación de Rusia. Estos son los criterios por los que a menudo se rigen nuestros socios occidentales al enfrentar muchas crisis del mundo contemporáneo. Por esta razón, el principio que he mencionado – el estatus especial dentro de una Moldavia soberana y neutral – es óptimo. A tenor del mismo funciona el denominado mecanismo 5+2. Dos en este caso son Tiraspol y Chisinau, mientras cinco son Rusia y Ucrania como mediadores que contribuyen al arreglo y actúan como sus garantes; la OSCE como mediador; EEUU y la Unión Europea como observadores. Este mecanismo se activa de vez en cuando, luego sigue una pausa, se inician las controversias sobre la conveniencia de pasar de entrada a las discusiones sobre la solución política en el marco de dicho mecanismo o empezar por pasos pequeños: restablecer las comunicaciones, matrículas de autos, reparación del puente, etc.

Creemos es se debe avanzar por vías paralelas. Desde luego, los pasos pequeños robustecen la confianza entre ambas orillas del Dniéster. Pero el objetivo debe ser invariable. Por lo menos, en ello radica la postura de la Federación de Rusia, por la que nos guiamos en nuestros contactos tanto con los amigos de Tiraspol como con los dirigentes de Moldavia.

Pregunta: Cada vez aparecen más artículos sobre la llamada predestinada soledad geopolítica de Rusia. Dicen que debido a su grandeza, nuestro país no puede tener amigos, sino solo competidores. ¿Este punto de vista se parece a la verdad y es posible la amistad en la política mundial?

Aprovechado la oportunidad, quiero decir que estudio las relaciones internacionales y me gustaría hacer prácticas en el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Respuesta: No creo que tenga que contestar a la primera pregunta.

Pero en serio, ¿de qué aislamiento estamos hablando? Mire cuántos invitados visitan nuestro país. En el caso del Ministerio de Asuntos Exteriores, tan sólo durante este año han llegado casi 50 ministros, sin mencionar viceministros y directores de departamento. Regularmente voy al extranjero por invitación y no me impongo. ¿De qué soledad política podemos hablar?

Este año he viajado a 8 países de África, 9 países de América Latina, muchos países europeos, sus representantes han visitado a nosotros y yo he visitado a ellos. Dentro de unos días llegarán a Rusia el ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania, Heiko Maas, y el ministro de Asuntos Exteriores de Malta, Carmelo Abela. Es un flujo constante.

Por lo que se refiere al nivel cumbre, se puede analizar cuántos líderes mundiales están interesados en mantener contactos con el presidente de la Federación de Rusia y solicitan recibirlos en Rusia o invitan a Vladímir Putin a sus países. El próximo lunes, se reunirá en la residencia veraniega del presidente de Francia, Emmanuel Macron, dedicada a los fundamentales problemas mundiales y paneuropeos, incluso los relacionados con la estabilidad estratégica.

Según los resultados de la votación en la ONU, como ya he dicho, la abrumadora mayoría de los Estados miembros de la ONU nos apoyan y están de acuerdo con nuestras visiones.

Quiero destacar que, sin embargo, no renunciamos a nuestra independencia. Rusia es uno de los pocos países que, según los criterios actuales, puede permitirse el lujo de ser independiente y autosuficiente. No son muchos los países que pueden permitírselo.

Siempre defenderemos nuestro derecho de tener una voz que refleje nuestra actitud e intereses en asuntos internacionales. Haremos valer nuestros intereses en todas las negociaciones, pero estaremos dispuestos a llegar a fórmulas de compromiso basadas en el equilibrio de intereses. Si el balance de intereses de las partes en las negociaciones es justo y está consagrado en el Derecho Internacional, significa un avance, una mayor estabilidad en los asuntos internacionales, consistencia y previsibilidad del ámbito cuyos problemas se discutían. Voy a resaltar otra vez que no podemos renunciar a nuestra independencia. No la hemos inventado, ella se apoya en el respeto del Derecho Internacional que establece el principio de igualdad soberana de los Estados y no injerencia en sus asuntos internos.

Es una pregunta seria. A principios de la época de la Rusia postsoviética, después de la desintegración de la Unión Soviética y hasta la segunda mitad de los años 90, tuvimos ilusiones de que nos esperaban en la Unión Europea, en la OTAN. Muchos representantes de nuestra élite, como actualmente suele decirse, tenían la tentación de integrarse en el mundo occidental, hallar allí su hueco y pasar a ser parte de la civilización occidental. Pero nadie nos esperaba. Y una vez que a principios de los años 2000 en Occidente entendieran que Rusia, no obstante, deseaba guardar las apariencias, no quería disolverse en el mundo occidental (el mundo que obedece a la norma rígida de soledad del mando, y ustedes se dan cuenta de quién es el que “manda”) e incorporarse al sistema liberal, los países occidentales empezaron a presentar reclamaciones a Rusia. Comenzaron a mirarnos de cerca e imponer varias condiciones. Como  resultado, en 2007, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, el presidente Vladímir Putin llamó las cosas por su nombre demostrando que no podíamos trabajar en las condiciones que nos imponía Occidente y que suponían un papel secundario para nuestro país.

El presidente de Rusia invitó a todos a mantener una cooperación honesta, democrática y justa sobre los principios de igualdad. La indisposición de Occidente a responder a este llamamiento es la principal causa de los problemas surgidos en nuestras relaciones con EEUU, la Unión Europea y otros países occidentales.

A veces dicen que Rusia, al desengañarse por Occidente, se ha vuelto hacia Oriente. Es una simplificación. Nunca hemos dado las espaldas a Oriente. No podemos hacerlo porque estamos ubicados allí. Rusia ocupa una parte grande del continente eurasiático. Ya he dicho que tenemos que potenciar ese territorio de manera más activa. Las medidas que estamos tomando ahora, deben dar sus resultados. Cuando la locomotora del desarrollo mundial se trasladó desde Europa hacia la región Asia-Pacífico, claro que empezamos a prestar más atención a Oriente.

Cuando aparecieron muchos proyectos mutuamente provechosos con la República Popular China en el ámbito de energía nuclear e hidrocarburos, en el espacio, en muchas áreas de alta tecnología; cuando aparecieron unas perspectivas en las relaciones con los países de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN); cuando empezaron a invitarnos a las estructuras existentes en la región Asia-Pacífico — las Cumbres de Asia Oriental, Foro Regional de la ASEAN sobre la seguridad, la Conferencia de los Ministros de Defensa de ASEAN con sus socios de diálogo (ADMM-Plus), por supuesto, no pudimos negarnos. Estábamos interesados en que la parte de nuestro país situada en la región Asia-Pacífico participara plenamente en todos los procesos integracionistas y así asegurara ventajas para toda Rusia.

Teniendo en cuenta nuestro destino, geografía, historia, hazañas de nuestros antepasados, no podemos volvernos ora a Occidente ora a Oriente. No en vano desde los tiempos del Imperio ruso está en nuestro escudo el águila bicéfala. No estamos condenados a la soledad. Siempre tendremos aliados, partidarios y amigos dado que nuestros intereses siempre serán garantizados.


Дополнительные материалы

  • Фото

Фотоальбом

1 из 1 фотографий в альбоме

Общие сведения

  • Адрес: Площадь Объединённых Наций (Площадь ООН), 760, Нью-Йорк, NY 10017, США
  • Web: http://www.un.org/ru/
  • Руководитель организации:
    Антониу Гутерреш (Antonio Guterres) — Генеральный секретарь Организации Объединенных Наций