Mentirosa película "documental" de la BBC británica
El nuevo ciclo de los "documentales" de la BBC británica bajo el llamativo título "Putin contra Occidente" es un ejemplo sumamente demostrativo de manipulación mediática. Esta serie propagandística, estrenada en las pantallas de televisión y monitores en febrero, revela vívida y ampliamente la metodología y las herramientas de la propaganda occidental (e inglesa, como su quintaesencia), que ahora se ha convertido en un arma en la lucha por "las mentes y los corazones" de los habitantes de nuestro Planeta. Sobre la base de un esquema de datos aparentemente verosímil, acompañada de una secuencia de vídeo de alta calidad y declaraciones de las "autoridades" occidentales, se crea hábilmente una serie semántica distorsionada, poniendo literalmente "de pies a cabeza" todo el contenido.
Los autores de esta serie de televisión, innegablemente amena, comprendieron correctamente su tarea: rechazar, en la medida de sus fuerzas, los argumentos de Rusia, que la mayoría de los países del mundo consideran justos, de que Occidente había seguido durante décadas el camino de profundizar el enfrentamiento con nuestro país. Después de todo, fueron nuestros oponentes quienes ignoraron las propuestas rusas de implementar el principio de indivisibilidad de la seguridad en Europa y construir un espacio económico y humanitario común en el continente desde el Atlántico hasta los Urales. A pesar de las objeciones rusas, ellos ampliaban obstinadamente la OTAN, acercando sistemáticamente el potencial técnico-militar de la Alianza a nuestras fronteras. Ellos se dedicaban activamente a la "ingeniería social" en los países vecinos, contribuyendo al cambio de sus regímenes a los antirrusos y abiertamente hostiles para con nuestro país. Finalmente, a un ritmo acelerado, convirtieron a la fraterna Ucrania y a su liderazgo, en primer lugar, en un semillero de la ideología neonazi y la rusofobia, en un puesto de avanzada del militarismo occidental y un “jugador proxy”, inflado con dinero y armas occidentales, destruyendo (como admiten los funcionarios de Kíev) su país en aras de realizar los objetivos estratégicos de Washington y Londres.
Es más, en la película el espectador, por supuesto, no verá ni escuchará nada de eso. No se le informará sobre los motivos que llevaron a EEUU y la UE a ignorar durante décadas la política de discriminación étnica contra los rusos en los países bálticos, que había inspirado al régimen de Kíev a suprimir los derechos de la población de habla rusa de Ucrania, y luego hasta la aniquilación física de la “gentuza” en el Donbás. No dirán nada sobre la presencia en el Maidán de Kíev en el invierno de 2013 de "turistas" de alto rango de la Casa Blanca y de las organizaciones europeas de Bruselas, con la bendición y el generoso apoyo financiero de los cuales fue organizado el golpe de Estado anticonstitucional en Ucrania. También nos protegerán de las escenas desagradables del bárbaro bombardeo de Donbás por los militares de Kíev y sus secuaces, así como de las procesiones con antorchas de los nazis ucranianos en las calles de Kíev. Todos estos temas, que son extremadamente inconvenientes para el Occidente “ilustrado”, son silenciados cuidadosamente en la película.
Pero lo que sí hay con creces en la película británica, es la reproducción de numerosos clichés y reclamaciones contra nosotros. Aquí está el famoso "caso de los Skripal", la destrucción del Tratado INF, la tragedia del vuelo MH-17 y mucho más. Cada uno de estos episodios siempre se considera acríticamente, sin profundizar en la esencia de los argumentos rusos, que aparecen en la película sólo como complemento a las a priori indiscutibles versiones occidentales, necesarias para mantener el "equilibrio". Es significativo que nuestro punto de vista en la película esté ausente o reducido a unos pocos fragmentos de discursos y entrevistas de funcionarios rusos, sacados del contexto o, lo que es mucho más cínico, presentados en una interpretación primitiva y totalmente distorsionada de los funcionarios occidentales, muchos de los cuales (como Dalia Grybauskaite, Radoslaw Sikorsky y Michael McFaul) nunca ocultaron sus prejuicios personales contra Rusia.
Para ilustrar la metodología utilizada por los creadores de la serie, pasemos a la segunda parte de la película — sobre la situación en Siria y sus alrededores. El leitmotiv de la narrativa se reduce irracionalmente a la idea de que el liderazgo ruso, encabezado por el presidente Vladímir Putin, supuestamente evitó por todos los medios encontrar un lenguaje común con sus colegas occidentales para mantener a cualquier precio a Bashar Asad en el poder en la República Árabe. En el contexto de falsas acusaciones sobre la falta de sinceridad de las intenciones de los líderes rusos, se ignoraron numerosas declaraciones e iniciativas de Moscú destinadas a prevenir un escenario con el derrocamiento violento del presidente sirio, que inevitablemente llevaría al país a hundirse en el caos, de lo que la comunidad mundial había tenido la oportunidad de convencerse en el ejemplo de los eventos bien conocidos en Irak, y luego en Libia. Tampoco recibió cobertura la iniciativa más importante del formato de Astaná sobre la formación del Comité Constitucional, cuya tarea es preparar propuestas de enmiendas a la Ley Fundamental de la República Árabe. Las tesis clave de la entrevista del Embajador de Rusia en el Reino Unido Andréi Kelin, quien había explicado en detalle la postura de nuestro país, por razones desconocidas tampoco se incluyeron en esta serie.
Por el contrario, se silencia la evidente implicación de los occidentales en el desencadenamiento de una guerra civil en suelo sirio. Sus intentos de derrocar a Bashar Asad se presentan bajo el disfraz de "democratización" del país. Ni una palabra se dice sobre el apoyo activo de Londres y sus aliados a las actividades de la ONG pseudohumanitaria "Cascos Blancos", que son directamente responsables de organizar una serie de provocaciones con el uso de armas químicas en Siria, incluida la tragedia en Guta Oriental (agosto de 2013) mencionada en la película, que fue realizada para desacreditar a las autoridades de la RAS y Rusia. Finalmente, mientras criticaban a Moscú por las presuntas numerosas bajas civiles durante la operación para liberar Alepo, los autores optaron simplemente por “olvidarse” del bombardeo realmente despiadado de Raqqa en Siria por parte de EEUU, Gran Bretaña y Francia en 2017, durante el cual la ciudad con una población de 300.000 habitantes fue literalmente borrada de la faz de la tierra.
En general, calmando a la audiencia con la repetición la interpretaciones elaboradas por los medios occidentales, que supuestamente atestiguan la participación de Moscú en eventos del pasado reciente, lo que se evita es el análisis real de las causas de la actual desestabilización de la situación político-militar en Europa, debido a la política destructiva de los países occidentales y al completo desconocimiento de las preocupaciones e intereses de Rusia. "Los árboles" son cuidadosamente plantados por los autores de tal manera que no se pudiera ver ningún "bosque" detrás de ellos.
Por lo mismo, al parecer, están muy superficialmente cubiertas las propuestas presentadas por nuestro país a finales de 2021 sobre las garantías de seguridad. Nuestras exigencias de excluir la admisión de nuevos miembros a la OTAN, incluida Ucrania, recrear el statu quo de 1997 en términos de fuerzas y armamentos en los nuevos países del bloque, abandonar las actividades militares y el despliegue de misiles terrestres de medio y corto alcance en las regiones adyacentes a Rusia, no contienen nada sobrenatural, cuando está en juego la preservación de la estabilidad en todo el espacio euroatlántico. Sin embargo, nuestras propuestas muy serias no fueron presentadas de ninguna manera en la película.
Como resultado, nuevamente tenemos en lugar de un intento de analizar las causas profundas de la crisis de seguridad en Europa, cuyos orígenes se remontan a finales de la década de 1990 y principios de la de 2000, un montón de difamaciones antirrusas aisladas que dan de entera. En realidad, no pudieron cumplir la tarea de aclarar objetivamente el período de agravamiento de las relaciones de Rusia con Occidente que fue anunciada por los propios autores.
Fuente: https://www.bbc.co.uk/iplayer/episodes/p0dlz7gc/putin-vs-the-west