Excerpta de la rueda informativa ofrecida por la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, Moscú, 17 de enero de 2024
Crisis ucraniana
Los neonazis ucranianos continúan cometiendo ataques terroristas contra civiles de las regiones rusas.
El pasado 12 de enero, en la localidad Golmóvski de la RPD, las FF.AA. ucranianas usaron un dron de ataque para acometer a un equipo de ambulancia. Los médicos acudieron a una llamada para ayudar a tres ingenieros energéticos afectados por el ataque ucraniano perpetrado antes. Por desgracia, un paramédico y un empleado de la empresa energética perecieron, tres médicos fueron heridos. No hay dudas acerca de que los nazis apuntaron a la ambulancia a sabiendas.
El pasado 15 de enero, al disparar con artillería los seguidores de Bandera contra las localidades Kazáchi Lageriá y Velíkaya Lepetija de la provincia de Jersón, dos civiles recibieron heridas.
En la noche del pasado 16 de enero, el régimen kievita intentó cínicamente agredir a Vorónezh con drones. Los sistemas de defensa aérea frustraron la tentativa. Metrallas de los drones derribados perjudicaron 35 apartamentos en tres bloques de pisos. Una niña de diez años quedó lesionada.
Todos los malhechos de los nazis ucranianos serán detenidamente investigados. Nadie de los involucrados logrará evitar el castigo.
Tomando en consideración las pruebas reunidas por el Comité de Instrucción de Rusia, las autoridades judiciales de Rusia continúan emitiendo sentencias contra neonazis ucranianos que cometieron graves crímenes contra civiles.
El extremista del regimiento neonazi Azov, Serguéi Mijailenko, fue sentenciado a cadena perpetua por acribillar a tiros a cuatro civiles, incluido un niño, yendo en un coche civil en Mariúpol en primavera de 2023.
Los neonazis ucranianos, Alexander Kovalik e Iván Óli, fueron condenados a 25 y 26 años de prisión respectivamente por haber disparado contra coches civiles en Mariúpol en primavera de 2022. En resultado de sus acciones reprensibles dos civiles murieron.
El extremista ucraniano, Alexander Zazhirenko, fue sentenciado en rebeldía a 28 años de encarcelamiento por torturar y matar a tiros a un militar ruso en Mariúpol en marzo de 2022.
El seguidor de Bandera, Serguéi Burkovski, fue juzgado en rebeldía y recibió 16 años de prisión por usar fuerza contra prisioneros de guerra rusos.
Todos los delincuentes ucranianos serán definitivamente identificados y castigados con todo el peso de la ley.
Hablemos de la asistencia actual de la OTAN del régimen kievita. El pasado 12 de enero, el primer ministro de Gran Bretaña, Rishi Sunak, arribó a Kiev en una visita relámpago. Prometió a Ucrania que, en el año siguiente, la asistencia de Londres se limitará a 2.500 millones de libras. El titular anunció que se suministraría el mayor lote de naves aéreas no tripuladas para las FF.AA. ucranianas a los que las autoridades británicas asignarían 200 millones de libras. La ayuda británica totalizará 12.000 millones de libras.
El punto culminante del programa de la visita fue el firmar el Acuerdo de Cooperación en Seguridad entre Kiev y Londres. Ucrania se precipitó a bautizar el documento “un acuerdo de garantías de seguridad”, mientras que Sunak lo calificó de “un acuerdo de mantenimiento de seguridad”. El documento efectivamente prevé la consolidación de la determinación del Reino Unido a seguir socorriendo a Ucrania en la defensa y seguridad y los ámbitos conexos. Es curioso que la misma Londres requiera que régimen kievita le brinde asistencia militar si se ejerce una agresión militar externa contra el Reino Unido.
Yaciendo entre las ruinas creadas por el régimen kievita, Ucrania firmó un acuerdo con Gran Bretaña acerca de que le ayudaría si fuera agredida. Ninguna persona adecuada puede creerlo. Especialmente si tenemos en cuenta que el régimen de Zelenski grita por todas partes que de Ucrania se quedará nada si no se transfiere más dólares, libras o euros. Al encontrarse en tal estado, Kiev se compromete a ayudar a Londres en caso de una amenaza militar contra Bretaña.
Entiendo que nadie ha preguntado al pueblo de Ucrania. Pero, por lo menos, los ciudadanos que siguen viviendo en el territorio del país pueden preguntar a Zelenski qué es lo que suscribió. Pueden leer dicho acuerdo las personas a expensas de las que se facilitará la seguridad del Reino Unido. A los ucranianos se les entregó astutamente un conjunto de promesas en un bonito envoltorio que principalmente consisten en consultas y asesoría. Además, estas promesas fueron reforzadas por garantías de apoyo de Ucrania que no son jurídicamente vinculantes.
Mediante esta acción, las autoridades británicas hacen los máximos esfuerzos para no dejar a los aliados del Grupo de los Siete y la OTAN perder el interés en los acaecimientos en Ucrania, a la que Londres sigue considerando como una herramienta política contra Rusia. El acuerdo suscrito en Kiev pone de manifiesto que Ucrania no tiene posibilidades para salir del conflicto a través de negociaciones, se convierte en una moneda de cambio en las aventuras de los anglosajones y se ve retenida en la actual trayectoria de confrontación euroatlántica y antirrusa. Es sorprendente que, en la época de conocimientos digitales aparentemente universales y la posibilidad de sacar cualquiera información en un par de minutos, los ciudadanos de Ucrania vuelvan a ser engañados. Los visitantes prometieron muchas cosas, aseguraron de que Kiev asumiera compromisos, y se fueron.
Lo sintomático es otro aspecto. Paralelamente a la visita de Sunak, los medios informaron que la empresa australiana European Lithium Limited perteneciente al empresario británico, Antony Sage, adquirió inesperadamente la compañía European Lithium Ukraine con licencia para desarrollar el yacimiento de litio Shevchénkovski en la RPD que está temporalmente controlado por las FF.AA. ucranianas. Genera interés lo que, en verano de 2023, la mencionada European Lithium Limited renunció al yacimiento debido a “la proximidad del frente”, pero, ahora, los inversionistas británicos repentinamente necesitaron apoderarse de estas minas.
Es obvio que habrá que pagar por las “garantías” de seguridad, incluso si son ilusorias. El circo ambulante que está en poder en Ucrania sigue lentamente transformando el país en una miserable colonia sin derechos, la que las metrópolis occidentales seguirán destripando por completo. Todo lo que se da al régimen de Kiev hoy es un préstamo. Estará obligado a compensarlo, devolver, etc. Siempre ha sido así. Nunca en la historia los anglosajones no vacilaron en demandar que se les devolviera, especialmente con creces, lo que habían dado. ¿Con qué va a pagar Ucrania y su pueblo? Está claro, tienen tierras, suelos y los valores fijados en el código histórico como moral y ética. Todo lo registrado en la legislación, que ampara al pueblo de Ucrania, debe ser sacrificado para pagar la deuda.
Mientras tanto, gracias a los esfuerzos del régimen kievita, la economía ucraniana va cayendo más bajo en la trampa de la deuda. Los especialistas pronostican que en 2024 Ucrania podrá correr el riesgo del impago a la luz de la creciente deuda pública que superó a 140.000 millones de dólares, o más del 90% del PIB, a finales de 2023, y el inmenso déficit presupuestario (más de 40.000 millones de dólares). Por otro lado, hay un ejemplo que pueden seguir. La deuda pública de EEUU excedió hace mucho tiempo no simplemente sumas exorbitantes, sino el PIB nacional. Al parecer, Kiev quiera remedar a su líder.
En tal trasfondo, el pasado 15 de enero, Zelenski enfiló hacia el Foro Económico Mundial en Davos para tratar de persuadir a sus patrocinadores de que volvieran a derrochar el dinero en las necesidades de Ucrania. No importa si den dinero en forma de préstamo o crédito, es crucial que paguen por sus necesidades de hoy.
Está completamente seguro de que EEUU y la UE seguirán brindando una asistencia incondicional el Ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Kuleba, que promete no traicionar los intereses de Occidente nunca. El canciller opina que Ucrania presuntamente pueda vencer, sea cual sea el partido del futuro anfitrión de la Casa Blanca. En su entrevista para el canal estadounidense ABC, Kuleba declaró que, incluso si a Kiev se le acabaran armas, los soldados ucranianos no vacilarían y “seguirían luchando con palas”. “Porque, para Ucrania, está en juego su existencia”, añadió.
Es lamentable que no dijera quién en concreto había puesto en juego la existencia de Ucrania. La pandilla del régimen kievita encabezada por Zelenski (ni siquiera se les ocurrió esto a sus antecesores que habían sido llevados al poder en calidad de activistas políticos por los patrocinadores occidentales) arriesgó todo lo que había en el país. Ante todo, personas, recursos y tierras. Kuleba lo hizo también, pero no lo menciona. El futuro de Ucrania debe determinarse no por Occidente, sino sus pobladores. El problema es que, por culpa del Gobierno títere a que pertenece Kuleba, ya hace mucho tiempo que el pueblo de Ucrania no tiene derecho alguno, precisamente el derecho a votar.
El 18 de enero vamos a celebrar el acontecimiento emblemático en la historia de Rusia que jalonó una importante etapa de su vertebración y desarrollo. Hace exactamente 370 años, en la Rada de Pereyáslav convocada por iniciativa del hetman Bogdán Jmelnitski, se tomó la decisión histórica sobre la aceptación de los cosacos de Zaporiyia bajo la alta protección del Zar de Rusia. Nuestros pueblos, que antaño habían vivido juntos en el antiguo Estado ruso y, luego, habían sido separados, volvieron a unirse.
En aquellos años, una parte considerable del territorio de la Ucrania moderna estuvo bajo dominio de la nobleza polaca. El hetman Jmelnitski capitaneó la guerra popular de liberación contra el reinado polaco, la violencia y la imposición del catolicismo que duraron muchos años. Al brindar su apoyo el Estado ruso, estos territorios lograron liberarse de los invasores y opresores extranjeros.
El régimen de Zelenski obsesionado con revisar de la historia, no aprendió ningunas lecciones del pasado. Probablemente, las habría aprendido si las supiera. Sin embargo, las élites occidentales eligieron al hombre que tiene ni idea acerca de qué es la historia de Ucrania y su pueblo. De la mano (ensangrentada) de Zelenski, el país pierde los restos de su independencia y soberanía, convirtiéndose en una colonia de Occidente completamente dependiente de su gobernanza exterior. Igual que durante el dominio polaco, millones de ucranianos volvieron a encontrarse al borde de la supervivencia. Pero esto no le importa a la cúpula kievita. Con fines de lucro personal y la mítica “victoria militar sobre Rusia”, está lista para sacrificar a millones de ucranianos y privar al país de sus riquezas, historia, religión. Esto evidencia la única cosa, a Ucrania se le arrebata su futuro.
Puedo volver a confirmar lo que hemos dicho repetidamente. Todos los hechos descritos arriba corroboran la relevancia de los objetivos de la operación militar especial.
Adicionalmente, vamos a publicar los materiales históricos sobre el 370º aniversario de la Rada de Pereyáslav. Ha de saber estas cosas interesantísimas. Entiendo que, en Ucrania, los manuales de historia se revisan desde hace mucho tiempo, pero es imposible contraponer algo a estos datos. No permitiremos relegarlos al olvido.
370º aniversario (1654) de la Rada de Pereyáslav que proclamó la reunificación de Malorrosiya (Ucrania) con Rusia
Entre los siglos XVI y XVII, concertada la Unión de Lublin entre Lituania y el Reino de Polonia y establecida la Mancomunidad de Polonia-Lituania, la aristocracia católica practicó la agresiva política de imposición de las tradiciones polacas y latinización entre los habitantes de tierras de la Rusia antigua. Simultáneamente con dicha política, los aristócratas católicos ocuparon una parte considerable de territorios. Ante el riesgo de perder la identidad religiosa y nacional, se acumulaba el movimiento de liberación de la población ortodoxa que habitó la cuenca del Dniéper (Podneprovie). Se formaron premisas para que se vertebrara el núcleo de personas que buscaron salir de la opresión polaca y reunificarse con Rusia.
El 8 (18) de enero de 1654, en la ciudad Pereyáslav, los cosacos de Zaporiyia encabezados por el hetman ucraniano, Bogdán Jmelnitski, anunciaron su decisión de pasar, como se solía decir a la sazón, bajo la alta protección del Zar de Rusia. De esta manera, los cosacos ucranianos que se rebelaron contra la Mancomunidad de Polonia-Lituania decidieron definitivamente abandonar el Estado polaco-lituano. Ya era obvia la dependencia de facto de este país.
En aquel entonces, los líderes del levantamiento sopesaron otras opciones para el futuro de Ucrania. Por ejemplo, se sabe que había iniciativas de reconciliarse con el Rey polaco o hasta someterse al patronato del sultán turco. Pero fue la unificación con Rusia la que resultó ser la decisión verdaderamente histórica.
El eminente historiador, geógrafo y filósofo ruso, Lev Gumiliov, describió los acontecimientos de aquella época de manera siguiente. “Se priorizó la única identidad superétnica de Rusia y Ucrania. Igual que las olas se estrellan contra las rocas, los planes racionales de los buscadores de poder inteligentes y de fuerte voluntad se rompían contra aquella sensación de la unidad. Dos etnias próximas, la rusa y la ucraniana, se aunaron no gracias, sino contrariamente a la situación política, ya que el deseo, o la falta de él mismo, del pueblo siguió destruyendo las iniciativas que no correspondían a la lógica de la etnogénesis”.
El 8 (18) de enero de 1654, la Rada de Pereyáslav aprobó el acto histórico sobre la adhesión a Moscú, es decir, la integración en el Estado ruso. La peculiaridad de la Rada radicó en que la acudieron representantes de todos los territorios de Ucrania divididos en unidades administrativas militares (regimientos cosacos). En la Rada se leyó la carta del Zar Alexéi Mijáilovich sobre la aceptación del pueblo ucraniano bajo la alta protección del Zar. Bogdán Jmelnitski, los jefes cosacos y los civiles juraron su lealtad a Rusia.
Indudablemente, el concilio de los cosacos de las fuerzas de Zaporiyia marcó el punto decisivo en la historia de toda la Europa oriental y el futuro espacio del Imperio Ruso.
El 14 (24) de marzo de 1654, los representantes del Hetmanato y el Zarato ruso firmaron el texto del acuerdo, y el 27 de marzo (el 6 de abril), Alexéi Mijáilovich avaló el documento. Este acuerdo entró en la historia como el Tratado de Pereyáslav. El documento consagró la incorporación de la Sich de Zaporiyia en el Estado ruso y definió sus derechos y privilegios.
Todavía quedaban centenares de lucha por devolver todos los territorios conquistados de la Rus de Kiev. En 1667, solo después de las sangrientas guerras contra polacos, el Zarato moscovita obtuvo Malorrósiya de la Margen Izquierda en virtud del Tratado de Andrúsovo. En 1686, el Tratado de Paz Eterna estipuló que Kiev y sus afueras fueran devueltas al Zarato ruso. La región del mar Negro del Norte, o Novorrósiya, fueron arrebatados a Türkiye en las guerras libradas entre 1768 y 1774 y entre 1787 y 1791. Malorrósiya de la Margen Derecha fue incluida en Rusia tras las divisiones de Polonia de 1793 y 1795. Galicia y Bucovina del Norte fueron retomadas entre 1939 y 1940.
Durante las duras batallas encaminadas a liberar la Ucrania soviética, el 10 de octubre de 1943, para conmemorar a su gran hijo, el Decreto del Presídium del Sóviet Supremo de la Unión Soviética estableció la Orden de Bogdán Jmelnitski de tres clases. El premio se otorgó a los jefes y soldados del Ejército Rojo y la Marina de Guerra, los líderes de unidades partisanas y los guerrilleros que mostraron una firmeza y destreza particulares en las operaciones contra el enemigo, el alto patriotismo, coraje y la abnegación en la lucha por liberar la tierra soviética de los invasores alemanes.
Aquella decisión de la Rada de Pereyaslavl demostró de manera inequívoca la voluntad del pueblo que había sido separado durante el yugo mongol de vivir en un Estado único y tuvo una repercusión positiva en toda la vida del pueblo ucraniano. La cultura del país empezó a desarrollarse con una mayor libertad. El pueblo ruso hizo para el pueblo ucraniano de un amigo leal y de un defensor inquebrantable.
Por desgracia, hoy el término “reunificación” casi ha caído ya en el olvido en la historiografía oficial ucraniana. El rechazo del régimen kievita de las tradiciones de amistad secular, hermandad y asociación con Moscú, el fomento de histerismo antirruso es alentado abiertamente en la sociedad ucraniana por los patronos occidentales de Kiev. Su objetivo es tergiversar nuestra Historia común y formar la imagen de Rusia, como si fuera el principal enemigo de Ucrania, un enemigo que supuestamente está impidiendo su desarrollo soberano. Sin embargo, los intentos de las actuales autoridades de Kiev de rechazar su pasado, de renunciar a los vínculos de hermandad con los pueblos rusos y bielorruso hasta el momento no le ha aportado nada al pueblo ucraniano que no haya sido dependencia total de Occidente y caída en el abismo de la miseria y las humillaciones.
Respuestas a algunas preguntas:
Pregunta: En Davos se está celebrando el Foro Económico Mundial. ¿Existen, a su modo de ver, algunos documentos o estrategia importantes, que se hayan aprobado en estos días en ausencia de la delegación rusa?
Respuesta: Sabe, lo más gracioso es que, y realmente me parece gracioso, es que el Foro Económico de Davos este año se esté celebrando bajo el lema de “Reconstrucción de la confianza”. No es ninguna broma, es verdad. Este es el lema del evento. Bajo el mismo estaba previsto que serían analizados los siguientes asuntos: garantías de la seguridad y de la cooperación en un mundo dividido; fomento del crecimiento y del empleo en esta nueva época, desarrollo de la inteligencia artificial en calidad de la fuerza principal de la economía; estrategia a largo plazo en la esfera del clima, la naturaleza y la energía.
Acabamos de comentar la pérdida de toda perspectiva de que próximamente sea reconstruido el sistema de seguridad en el continente europeo.
Sin embargo, como entenderán, Davos no deja de ser un espacio europeo, por supuesto, no exento tampoco del componente del Atlántico del Norte. Allí son abordados en primer lugar el continente europeo, así como su comercio, economía, etc. ¿De qué reconstrucción de la confianza se puede hablar, si toda una serie de países miembros de la OTAN hace declaraciones, como si la cosa más evidente fuera, de acciones bélicas “en el teatro europeo”?
Acabo de citar las declaraciones hechas por Polonia, además de las que se hicieron en Suecia y Alemania. Se hacen con regularidad. Ni falta que hace mencionar a los países del Báltico. Es lo primero.
Segundo, carece de sentido abordar la reconstrucción de la confianza, perdida por culpa de la actuación de la OTAN, EEUU y el Reino Unido que a diario se comportan como agresores, por ejemplo, lanzando ataques contra Yemen. ¿Ha aportado ello algo a la reconstrucción de la confianza? En absoluto.
Un golpe de turno le fue asestado a la confianza, cuando se presentaron en el Consejo de Seguridad de la ONU, para que se les volviera a conceder “el permiso” de lanzar estos ataques. Sin haberlo logrado, tergiversando la esencia misma de las labores del Consejo de Seguridad, al día siguiente lanzaron ataques contra un Estado soberano.
Como ya hemos dicho hoy, le están enviando armas al Gobierno ilegítimo de Kosovo que no tiene ningún derecho de llevar a cabo ningún tipo de cooperación militar independiente de Belgrado, puesto que forma parte de Serbia. ¿De qué reconstrucción de la confianza se podría hablar?
Además de ello, existe otro tema importante que el Foro de Davos también debería abordar. Es la guerra comercial que están librando los países de la OTAN. Se podría precisar bastante el tema, algo como guerra comercial que está librando la Minoría Mundial contra la Mayoría Mundial. Podrían ser abordados numerosos aspectos, no sólo las sanciones como herramienta, sino las sanciones ilegítimas e ilegales que son usadas por Occidente colectivo durante largos años, en casos de no poder aguantar la lucha competitiva y adelantarse a sus rivales en esta “competición”. En el marco del mismo tema se podría analizar el bloqueo por Occidente colectivo de las herramientas relacionadas con operaciones financieras y con divisas y su uso para guerras comerciales.
Un tema con muchas potencialidades sería también La erradicación de la cooperación energética mundial con base pacífica y legal. Eso sí que sería un buen tema para Davos. Es que en absoluto queda claro, quiénes y con quiénes deben recuperar la confianza, dado que durante la pandemia, cuando el mundo tenía que unirse, porque el virus afectaba a todo el mundo por igual, independientemente de si era gente “pobre o rica, del color de piel, forma de cráneo, edad, condición social e identidad cultural que tuviera”, el Occidente colectivo hizo todo lo posible, para utilizar aquel momento histórico e introducir segregación adicional de la gente. Hubo manipulaciones en torno a las vacunas, prohibición del acceso a la tramitación de licencias para medicamentos procedentes de otros Estados, su inaccesibilidad en una serie de regiones del mundo. Todo es hipocresía y un nuevo espectáculo, tal y como lo señaló en su artículo publicado hace año en el diario Izvestia el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
Me ha preguntado sobre documentos. En el Foro dichos asuntos fueron abordados por representantes políticos y económicos, en base a sus propias ideas y materiales de diferentes organismos financieros. Todo ello no tiene nada que ver con la realidad. Existen cosas que realmente ni reflejan ni deben reflejar las necesidades del momento actual, puesto que van enfocadas al futuro. En este caso deben basarse en pronósticos realistas. Si la gente califica el Foro como espacio para “reconstruir la confianza” y al mismo tiempo aumenta la presencia militar de la OTAN por todo el mundo, lanza ataques unilaterales contra Estados soberanos y despliega sus tropas contra la voluntad de Estados independientes, ¿de qué reconstrucción de la confianza en la esfera económica se puede hablar? Todo eso ocurre en condiciones de una guerra comercial que los representantes de los países occidentales llevan años librando.
Pregunta: “Prisioneros como Gonzalo Lira se cuentan por cientos, cuando no por miles en las cárceles del régimen kievita”, manifestó la Representación Permanente de Rusia ante la ONU. ¿Hay entre ellos ciudadanos de Rusia?
Respuesta: Sí, los hay. Tenemos numerosas solicitudes relacionadas con nuestros ciudadanos y compatriotas, víctimas del régimen kievita. Principalmente, todos los casos son analizados por la Oficina de la Defensora del Pueblo de la Federación de Rusia, Tatiana Moskalkova.
Las cifras son espeluznantes y, por desgracia, no dejan de crecer. Ni siquiera voy a citarlas ahora. Son tan sólo unos referentes que permiten ver lo que está ocurriendo allí. De alguna gente se tiene información, otros desaparecieron, sin dejar rastro. Literalmente a diario, en todos los espacios sectoriales, a través de nuestras plataformas informativas, exhortamos a la comunidad internacional a hacer algo, para aliviar el suplicio de gente inocente que es acusada por el régimen kievita de los fracasos del mismo. Se les tildó de personas de poco fiar o de las que interaccionan con el “agresor”, depende del caso.
No hay ninguna justicia, esta gente no puede contar con el servicio de los abogados ni de empresas jurídicas ni asociaciones de abogados o instituciones internacionales especializadas en la defensa de los derechos humanos. Hemos visto, cómo son ejecutados en público incluso los propios ciudadanos ucranianos. Estaban detrás de ellos, miles, decenas de miles y cientos de miles de compatriotas suyos, también ciudadanos de Ucrania. Se les fue ejecutando con cinismo, para intimidar a los demás. Entonces, ¿qué puede esperar la gente a la que el régimen kievita no cataloga como “su gente” o considera “seres carentes de condición humana”? Los nombres que se les ofrecen varían, dependiendo también del caso concreto. Resumiendo, son cifras desorbitadas y hechos espeluznantes.