Comentario del Departamento de Información y Prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia sobre las acciones de la coalición internacional para la lucha con el Estado Islámico encabezada por EEUU
Pasó un año desde la creación por Estados Unidos, sin el consentimiento del CS de la ONU, de la llamada coalición para la lucha contra Estado Islámico. Los países de la coalición actúan en el territorio de Iraq, sin contar con la autorización por parte del Gobierno del país y en Siria, sin coordinar sus actividades de ninguna forma con el Gobierno legítimo. Al mismo tiempo, Washington anuncia una y otra vez su renuncia a cooperar con Damasco en la lucha contra el terrorismo. Más aún, una serie de países que forman parte de la coalición encabezada por EEUU, sigue prestando ayuda activa en forma de suministro de fondos económicos y armamentos a las fuerzas antigubernamentales que combaten contra el Ejército sirio, la principal fuerza que opone resistencia al Estado Islámico en el territorio de la República Árabe Siria.
A lo largo del año transcurrido se ha ido observando un considerable aumento de la presencia estadounidense y de sus aliados de más de 20 países que participan directamente en los bombardeos de las posiciones del Estado Islámico en Siria y en Iraq. Participa en las operaciones aéreas el grupo de aviación estadounidense emplazada en Oriente Próximo, la aviación embarcada de la Marina de EEUU y de la infantería de marina, así como más de 80 aviones de distinto tipo pertenecientes a las Fuerzas Armadas de los Estados aliados. De acuerdo con el Congreso de EEUU, se dedican a la formación de los efectivos iraquíes cerca de 6.000 instructores extranjeros, provenientes, sobre todo, de EEUU, el Reino Unido, Alemania, Italia, Canadá y otros países. De acuerdo con las noticias difundidas por los medios de comunicación, hasta 700 expertos militares estadounidenses participan en el entrenamiento ofrecido a las fuerzas de la oposición siria. Pretextando el derecho a la autodefensa, demostraron su intención de realizar y efectuar parcialmente en el territorio sirio operaciones militares, sin previo consentimiento del Gobierno sirio, tales países como el Reino Undio, Francia, Turquía e incluso Australia. Surge la lógica pregunta de ¿qué resultados ha tenido el envío a la región de las fuerzas de aquellos países que gustan enormemente de contar casos de sobrevuelo por aviones ajenos?
Por gesgracia, la coalición no puede ostentar muchos éxitos en su lucha contra el Estado Islámico. Los ataques aéreos que suman más 5.000 en total y han destruido, de acuerdo con los datos oficiales, unos 7.655 blancos, en combinación con las operaciones realizadas por las unidades de misiones especiales (el abatimiento, por ejemplo, en pasado mayo por los efectivos estadounidenses del responsable de finanzas de la organización terrorista, Abu Sayyaf), no lograron parar la expansión de los terroristas.
Sus militantes siguen ampliando el territorio del califato en Siria y en Iraq. Más aún, el descontento popular por los ataques aéreos por parte de la coalición que causan víctimas entre la población civil, no hace sino aumentar el número de los partidarios del grupo terrorista en cuestión.
Resumiendo los resultados de este esfuerzo de un año de duración por parte de la coalición encabezada por EEUU y las potencias con el mayor poderío militar del mundo es difícil evitar las comparaciones de cuanto está ocurriendo con la Guerra Extraña en la Línea Maginot en los años 1939-1940. En aquellos momentos, una actitud no suficientemente seria a la peligrosísima amenaza nazi, junto con los intentos de redirigirla hacia el este, causaron una catástrofe militar en el oeste.
Dada esta circunstancia, nos dirigimos a nuestros interlocutores regionales e internacionales con el llamamiento de consolidar realmente los esfuerzos en la lucha contra la amenaza terrorista global en base a la base jurídica internacional vigente y con el papel clave del Consejo de Seguridad de la ONU.
16 de septiembre de 2015