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ARTÍCULO DEL MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES DE RUSIA, SERGUÉI LAVROV, PUBLICADO EN LOS DIARIOS “KOMMERSANT” Y “WALL STREET JOURNAL” EL 1Є DE ABRIL DE 2004. “OTRA RUSIA: ЇDESAFÍO O NUEVAS POSIBILIDADES PARA LA COLABORACIÓN”

651-01-04-2004

Traducción no oficial del ruso

Artículo del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, publicado en los diarios "Kommersant" y "Wall Street Journal" el 1є de abril de 2004

"Otra Rusia: їDesafío o nuevas posibilidades para la colaboración"

Ya no es por primera vez durante los últimos quince años que la opinión pública mundial pregunta a dónde va Rusia. Sin embargo, el carácter de debates a este respecto ha cambiado bruscamente. Hasta hace poco concernían a un país debilitado por la crisis interna que espantaba con su impredecibilidad. Hoy en día otra Rusia, más fuerte y segura de sí misma, país que ha tomado pujanza durante varios años de estabilidad política y el crecimiento económico estable, espanta a algunos.

Al mismo tiempo es necesario contestar una pregunta bien lógica: їcómo dispondrá Rusia de sus nuevas posibilidades en la política exterior?

Para ello basta conocer por qué Rusia durante los últimos cuatro años ha afianzado notablemente su reputación de un jugador responsable en la palestra internacional.

No cabe dudas de que ello se ha alcanzado gracias a una política pragmática supeditada principalmente a los intereses del desarrollo interno y orientado al fomento del diálogo y la cooperación con el mundo externo. Justamente en el marco de esta política Rusia y EE.UU. se han hecho aliados más próximos en la lucha contra el terrorismo internacional, se han mejorado cualitativamente las relaciones entre Rusia y la OTAN y se esta fomentando nuestra colaboración estratégica con la Unión Europea.

Hoy día esta política no tiene alternativa razonable. El presidente Vladímir Putin, tras lograr su reelección, ha planteado varios objetivos nuevos de gran envergadura: duplicar el PIB durante los próximos diez años, crear una economía de mercado competitiva y, sobre esta base, garantizar condiciones dignas para el población del país. Declaró el "carácter irreversible de la opción de Rusia a favor de la libertad" y la intensión de reforzar las bases de la democracia y la sociedad cívica.

Es bien obvio que se puede alcanzar esos objetivos únicamente con la integración de Rusia en la economía mundial y continuando con la política multivectorial encaminada al fomento de vínculos mutuamente ventajosos con los vecinos de la CEI, la Unión Europea, EE.UU., China, India, Japón, los países de Asia, América Latina y otras regiones. En este sentido simplemente no hay lugar para "los modales imperialistas" que algunos intentan atribuir a Rusia. Poseemos experiencia real de la protección de los intereses internacionales de Rusia, sin deslizarnos a los métodos agresivos ni la confrontación.

Para un desarrollo estable del país necesitamos asimismo una seguridad sólida. En el mundo actual, teniendo en cuento el carácter de las amenazas existentes, se la puede garantizar únicamente aunando los esfuerzos de todos los países civilizados. Rusia, EE.UU. y los países de la Unión Europea tienen una agenda conjunta amplia en este sentido que se basa en la responsabilidad común de la seguridad y estabilidad en el mundo. La vida enseña que únicamente en común es posible realizar esta agenda, atrayendo a la colaboración otros países, incluidos los islámicos.

La necesidad de incrementar esta colaboración es sobre todo grande en la actualidad, cuando nos aliamos lamentablemente más bien en la defensiva que en la ofensiva solucionando dos problemas más graves de la época actual: la lucha contra el terrorismo y el arreglo de los conflictos locales.

Los recientes sucesos trágicos en Madrid volvieron a recordar que hoy en día cualquier país y, en rigor, cualquier persona en la Tierra pueden convertirse en víctimas de un ataque terrorista. No dejan ilusiones algunas en lo que se refiere a una fusión cada vez más completa de las redes terroristas internacionales y locales. Mientras que la atención y las fuerzas de la comunidad internacional estaban distraídas hacia la crisis iraquí, las estructuras terroristas obtuvieron una tregua y la posibilidad de reagrupar sus fuerzas y trazar blancos nuevos para sus ataques.

Otro ejemplo trágico es la situación en Kosovo. Las recientes limpiezas étnicas que pasaron a ser resultado de la connivencia a los extremistas albaneses amenazan con borrar los esfuerzos de muchos años de la comunidad mundial para afianzar la paz en los Balcanes. Existe un peligro real para que Kosovo se convierta en uno de los centros de la delincuencia organizada en Europa, lo cual se reflejará inminentemente en la seguridad del continente entero.

Los acontecimientos de los últimos tiempos demuestran el precio que la comunidad mundial tiene que pagar por las acciones unilaterales no respaldadas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Al mismo tiempo, las discrepancias tácticas a este respecto son mucho menos importantes para nosotros que los intereses estratégicos comunes de Rusia y EE.UU.

Rusia está dispuesta a cooperar con EE.UU., Europa y el mundo árabe con fines de arreglar la situación en Irak y restablecer cuanto antes la soberanía de aquel país con el papel central de la ONU. También estamos apuntados a continuar con los esfuerzos conjuntos en el marco del "cuarteto" de mediadores internacionales en lo que concierne al arreglo palestino-israelí sobre la base de la "carta de caminos". Unicamente la eliminación de esos focos de tensión peligrosos puede abrir la perspectiva de una modernización genuina de la región del Cercano Oriente.

La lucha conjunta contra las nuevas amenazas y desafías exige una cualidad y nivel nuevos de comprensión mutua y confianza, como también la consideración de los intereses legítimos de cada cual.

Puede servir de ejemplo la situación en el espacio de la antigua URSS. Para Rusia es ámbito de los intereses vitales dictados por la propia historia. Además, no consideramos "intereses vitales" como un derecho a presionar sobre nuestros vecinos. Se trata del respeto a las preocupaciones legítimas de cada cual en las cuestiones de la seguridad, el desarrollo económico, los derechos humanos y de la observancia de las normas y obligaciones internacionales correspondientes. Nuestro rumbo hacia el desarrollo de los procesos de integración y la cooperación diversificada en esa región contribuye al aumento del nivel de estabilidad allí, en lo cual está interesada objetivamente la comunidad mundial entera. Sería un anacronismo inexplicable si el espacio de la CEI se convirtiera en zona de la rivalidad y lucha por las esferas de influencia.

Otro ejemplo: la situación en materia de seguridad en el Continente europeo. Allí es preciso crear condiciones para superar definitivamente las estructuras de los tiempos de la "guerra fría". Una de ellas consiste en iniciar cuanto antes la ratificación y hacer entrar en vigor el Acuerdo Adaptado de las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (TFACE). No se puede admitir que surja un vacío legal en materia de seguridad europea: sería igual a la desestabilización en la "retaguardia" de nuestra lucha conjunta contra el terrorismo y otras amenazas globales.

Tenemos demasiados asuntos comunes para permitir que nos empantanemos en las disputas relativas a los problemas del pasado. Esos problemas no nos deben estorbar estructurar juntos un orden mundial más seguro y justo.


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