Discurso y respuestas a las preguntas de los medios ofrecidos por el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, durante la rueda de prensa conjunta con el Ministro de Asuntos Exteriores de la República Popular de Lugansk, Vladislav Deinego, y el Viceministro Primero de Asuntos Exteriores de la República Popular de Donetsk, Serguéi Peresada, celebrada al término de las negociaciones, Moscú, 25 de febrero de 2022
Buenas tardes,
Hemos celebrado negociaciones con los jefes de la diplomacia de las repúblicas populares de Donetsk y de Lugansk.
El pasado 21 de febrero, el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, tras estudiar las solicitudes de Donetsk y Lugansk, tomó de la decisión de reconocer estas dos repúblicas como Estados soberanos e independientes. Se promulgaron los decretos correspondientes. El 22 de febrero, en virtud de estos decretos se establecieron relaciones diplomáticas entre la Federación de Rusia y ambas repúblicas.
Durante las negociaciones de hoy, ya en esta nueva calidad, realizamos un intercambio de opiniones sobre asuntos específicos de nuestra interacción. Entre estos asuntos hay algunos bastantes urgentes, como organizar las gestiones para la apertura de las embajadas de la República Popular de Donetsk y de la República Popular de Lugansk en Moscú y, respectivamente, la apertura de las misiones diplomáticas rusas en Donetsk y Lugansk.
También abordamos la asistencia humanitaria de la Federación de Rusia a las personas forzadas a desplazarse temporalmente de la RPL y la RPD debido a los incesantes bombardeos por parte de las fuerzas armadas de Ucrania. Actualmente en Rusia se encuentran más de 110.000 refugiados de las dos repúblicas. Ya estábamos prestando mucha ayuda humanitaria a Donbás que se ha visto víctima de la agresión armada de los nacionalistas ucranianos que llegaron al poder como resultado de un golpe de Estado anticonstitucional bajo eslóganes claramente rusófobos que en aquel momento pasaron casi inadvertidos para muchos.
Como consecuencia, la rusofobia y el neonazismo se convirtieron en la base del régimen ucraniano sumiendo al país en una gran tragedia. Entre sus primeras medidas, los autores del genocidio en Ucrania impusieron un bloqueo comercial y económico total contra Donbás que se prolongó hasta hace muy poco con el consentimiento silencioso de los patrones occidentales de Ucrania.
Nos vimos obligados a asumir el grueso de los suministros humanitarios a Donbás. Se organizaron más de un centenar de convoyes humanitarios, se realizaron más de 100.000 entregas humanitarias para la población de esa región, con medicamentos, otros productos de uso sanitario, alimentos, artículos de primera necesidad, artículos para niños, entre otras muchas cosas. Posteriormente, ante este bloqueo inhumano que se mantuvo con la total connivencia de los países Occidentales, incluidos Berlín y París, coautores de los Acuerdos de Minsk, tomamos una batería de medidas que buscaban aliviar la suerte de la población de Donbás en esas condiciones y solucionar los problemas de acceso de las mercancías industriales de Donbás al mercado ruso. También se firmó un decreto que simplificó los requisitos para adquirir la nacionalidad rusa. Espero que ahora todas esas restricciones que estaban relacionadas con el bloqueo comercial impuesto por Kiev, hayan quedado atrás.
Hoy, hemos discutido tareas prácticas derivadas de los tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua, en primer término desde la óptica de la creación de un marco legal en todos los ámbitos de nuestra interacción. Según se desprende de la práctica, hemos de tener en todo caso varias decenas de tales acuerdos. Todos los ministerios y departamentos de la Federación de Rusia y sus socios en Donetsk y Lugansk establecerán contactos entre ellos y asegurarán la coordinación de normas y acuerdos intergubernamentales que sirvan de base para desarrollar la cooperación en materia económica, militar, técnico-militar y humanitaria, en todas las áreas en las que suelen actuar los Estados.
Hemos reafirmado nuestro constante apoyo a las repúblicas populares de Donetsk y de Lugansk en su aspiración a consolidar su autonomía y garantizar sus derechos. Ante todo, el derecho a vivir en esta tierra y mantener las tradiciones culturales, lingüísticas y de otra índole que la población de Donbás ha venido forjando a lo largo de los siglos y que el régimen ucraniano ha intentado socavar ahora.
Hemos acordado que realizaremos una serie de consultas entre nuestros departamentos y organizaremos prácticas para el personal de los ministerios de Asuntos Exteriores de las repúblicas populares de Donetsk y de Lugansk.
Creo que podemos constatar resultados útiles y prácticos de nuestra conversación de hoy.
Pregunta: El Presidente Vladímir Zelenski declaró que Kiev está dispuesto a negociar, pero que necesita garantías de seguridad que supuestamente nadie le ofrece. ¿Está Moscú listo para estas negociaciones? Si lo está, ¿en qué condiciones?
Respuesta: El Presidente Zelenski ha mentido y le ha engañado. Ha mencionado negociaciones al menos en dos dimensiones: al principio se negó en rotundo a cumplir los Acuerdos de Minsk, y pedía constantemente a sus patrones de Occidente, con y sin motivo, reunir al formato de Normandía, sin garantizar que esas reuniones culminaran con algún resultado real. Esos llamamientos los hacía (eso se hizo obvio para todos) en lugar de realizar el trabajo concreto que se le exigía para implementar los acuerdos alcanzados en las anteriores rondas de negociaciones.
El segundo tipo de negociaciones que pedía el Presidente Zelenski son las negociaciones sobre el ingreso en la OTAN y sobre garantías de seguridad por parte de la OTAN. Todo eso estaba bien claro y tuvo lugar recientemente, estuvo en boca de todos. En la misma línea se profirieron amenazas de que Ucrania, si no era defendida conforme al Memorándum de Budapest, se libraría del compromiso de no tener armas nucleares. Espero que todos hayan leído el Memorándum de Budapest, que no establece ninguna obligación de reconocer golpes de Estado anticonstitucionales, de tolerar un régimen que ha declarado genocidio contra una parte de su propio pueblo, al rechazar la lengua rusa, la educación en ruso, muchas cosas que están relacionadas directamente con la cultura rusa y forman parte inalienable de la sociedad ucraniana actual, incluida la iglesia ortodoxa a la que está destruyendo al igual que su predecesor, el Presidente Piotr Poroshenko. Es decir que eran numerosas las oportunidades que ha perdido el Presidente Zelenski.
En diciembre pasado, sugerimos un debate sobre garantías de seguridad, y él lo sabía perfectamente. La única condición era cumplir una cláusula de los acuerdos que se sellaron al más alto nivel en el marco de la OSCE, de que nadie intentara fortalecer su seguridad a expensas de la de otros. No quería cumplir con ese compromiso, al igual que sus patrones occidentales no querían cumplir con su compromiso resumido en esa frase, en esas palabras. Todos repetían una y otra vez que lo “sagrado” es la libertad de elegir alianzas como medio de garantizar la seguridad de Ucrania. Por eso, le miente ahora o, hablando de forma coloquial, le toma el pelo cuando dice que está dispuesto a negociar un estatus neutral. Habíamos propuesto buscar opciones de garantizar la seguridad. El Presidente Vladímir Putin lo explicó en la rueda de prensa al término las negociaciones con el Presidente Emmanuel Macron. Dijo explícitamente que la ampliación de la OTAN es inaceptable, pero que queremos buscar, mediante negociaciones y esfuerzos conjuntos, opciones de garantizar la seguridad que aseguren las condiciones, posibilidades y requisitos correspondientes para Ucrania, para los países europeos y, por supuesto, para la Federación de Rusia.
Nuestras iniciativas sobre seguridad presentadas en diciembre de 2021 están encaminadas precisamente a buscar garantías al margen de la ampliación de los bloques político-militares con la OTAN a la cabeza. Por tanto, las oportunidades perdidas por el Presidente Zelenski son bien conocidas y ahora no hay que hacer pagar justos por pecadores.
Pregunta (traducida del inglés): ¿Cuál es el objetivo de esta operación? ¿Derrocar al Presidente de Ucrania, Vladímir Zelenski, elegido democráticamente? ¿Cuál es el plan para salir de esta operación? Ustedes dicen que no quieren ocupar Ucrania, pero cuando Rusia instaure un gobierno prorruso, ¿cómo prevén retirar a los soldados rusos?
Respuesta: No se me ocurre pensar que un periodista de un medio de comunicación tan importante como el suyo no haya visto la declaración que el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, hizo ayer a primera hora de la mañana.
Las respuestas a todas las preguntas que usted acaba de hacer están en su mensaje. Una vez más, llamo su atención de que se dejó todo claro en el mismo. No vemos posibilidad de reconocer como democrático un gobierno que oprime y utiliza métodos de genocidio contra su propio pueblo.
Dígame para que nos entendamos, ¿desde qué óptica ustedes hacen la cobertura de lo que está ocurriendo? ¿Se aceptan en la sociedad democrática cuyos valores usted defiende tanto, medidas para prohibir el uso de la lengua en la que habla la mayoría de la población? ¿Aceptan las democracias que usted representa, la decisión de prohibir la educación en ruso o en cualquier lengua en la que se habla en la sociedad, a partir, por ejemplo, de quinto grado? ¿La prohibición de usar la lengua materna en la vida cotidiana, incluyendo en los comercios, en los hoteles o en otros lugares públicos? ¿Está bien visto en las sociedades democráticas que se diga que la gente de una parte del país, en este caso concreto de Ucrania, no es gente sino “gentuza” o “especímenes”, como los llamó el Presidente Zelenski? Hoy hemos recordado durante nuestras negociaciones cómo el Presidente Piotr Poroshenko, al asumir la jefatura de Estado, prometió tratar a su propio pueblo tras su elección democrática. Dijo que en la Ucrania que ellos controlaban, habría de todo: escuelas, guarderías infantiles, alimentos, diversiones, prosperidad, mientras que “esos” (señalando a Donbás) “permanecerían en los sótanos y se pudrirían en esos sótanos”. El Presidente Vladímir Zelenski dijo algo por el estilo cuando exigió que aquellos que se consideran parte de la cultura rusa, se larguen de Ucrania. Dígame, si Irlanda prohibiera de repente el inglés, ¿cómo lo vería el Reino Unido? ¿Y si en Bélgica prohibieran el francés? No puedo imaginarme que tal iniciativa legal durase más allá de varios días e incluso horas. Pero Occidente lo ve todo sólo desde la óptica de sus intereses egoístas. Es decir que cuando ustedes ven vulnerados de alguna forma sus derechos, enseguida ponen el grito en el cielo, pero cuando son vulnerados los derechos lingüísticos, culturales, religiosos de millones de personas en Ucrania, ustedes no se fijan en los derechos humanos, sino en el carácter “democrático” del régimen que allí existe. Lea por tanto la declaració del Presidente Vladímir Putin, lea su mensaje.
Nadie piensa ocupar Ucrania. El objetivo de la operación ha sido declarado abiertamente: la desmilitarización y la desnazificación. Porque las continuas marchas con antorchas, el cultivo de las costumbres nazis en el marco de los llamados batallones de voluntarios, todo eso tiene lugar con la total connivencia y ante el silencio de los medios de comunicación, en particular.
No puedo dejar de mencionar que un corresponsal de la CNN está haciendo no sé qué en la antigua línea de contacto y viajando por Ucrania. Pero si en todos estos ocho años ninguno de los medios occidentales, incluidas las reputadas casas aquí representadas, ha proporcionado una cobertura continua de los sucesos en la línea de contacto, mientras que nuestros periodistas han estado trabajando en la línea de contacto del lado de las milicias para mostrar la verdad: cómo se destruye el sector civil, cómo mueren mujeres y niños, cómo se abre fuego contra instalaciones que deben estar protegidas en cualquier situación, porque de lo contrario es un crimen de guerra. De una manera similar, la aviación de la OTAN bombardeó Belgrado apuntando deliberadamente contra trenes de pasajeros en los puentes, disparando adrede a la sede de la televisión. Así que el régimen ucraniano tiene a quien seguirle los pasos. Pero los resultados de toda esa labor, de todo lo que está pasando ahora, los consideraremos en función de las circunstancias, según dijo el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, quien reafirmó que nos interesa que el pueblo ucraniano sea independiente, que tenga un gobierno que lo represente en toda su diversidad, y que no se vea en una situación donde esté bajo un control externo completo ideado para fomentar el neonazismo y el genocidio de los rusos y para utilizar a Ucrania como una herramienta de contención de Rusia.
Pregunta (traducida del inglés): Dejemos de lado los eufemismos. No es una operación militar especial, ¿cierto? Es una invasión rusa a gran escala de Ucrania. ¿Cómo pueden justificar la conquista de una nación pacífica, de su vecino? ¿Creen que si la bombardean, Ucrania estará motivada para ir al este en lugar de al oeste?
Respuesta: No soy experto en eufemismos. En esta materia tenemos mucho que aprender de los anglosajones. Sólo hay que fijarse en la descripción de todas esas intervenciones que se llevaron a cabo contra Yugoslavia (fue una lucha por la democracia), la destrucción de Irak y Libia (también fue una lucha por promover la democracia), con cientos de miles de muertos, por eso no voy a competir con usted en eufemismos.
En cuanto a la respuesta a su pregunta sobre qué hacer con los deseos de los ucranianos que quieren estar “aquí o allí”. Se tenía que haber pensado en ello desde el principio. En 2008 el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, advirtió durante la cumbre Rusia-OTAN en Bucarest que los miembros de la Alianza Atlántica se lo pensaran dos veces antes de proclamar orgullos que Ucrania y Georgia “estarían en la OTAN”. Se lo presentaron como un gran consenso que habían logrado Alemania y Francia para sustituir la propuesta estadounidense de anunciar de inmediato una hoja de ruta para el ingreso de Ucrania y Georgia. Les instó entonces a que entraran en razón y dejaran de tratar así a un país independiente que sólo estaba en proceso de consolidación de su independencia. El Presidente de Rusia dijo entonces lo que plasmó en sus artículos: lo frágil que es el Estado ucraniano, lo cuidadosamente que debe ser tratado. Pero nuestros colegas de la OTAN, eufemismos aparte, “entraron a saco” persiguiendo un único objetivo (en relación con lo que dijo usted del este y oeste de Ucrania): someter el este de Ucrania, con su lengua y cultura rusas, a la mentalidad prooccidental y pro Bandera. Para mí es evidente que este objetivo ya se planteó en aquel momento. Para evitar todo eufemismo, queremos que el pueblo ucraniano o, como dijo el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, todos los pueblos que viven en la Ucrania de hoy, tengan la oportunidad de decidir su futuro libremente y sin que se intente empujarlos hacia el atolladero de la psicología pro Bandera.
Rusia procurará la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania. El pueblo ucraniano también ha sufrido por culpa del nazismo para que podamos hacer la vista gorda ante todo eso y tomarlo a la ligera.
En cuanto al por qué de la desmilitarización, está bastante claro para todos, nadie lo toleraría. Lean las memorias de generales y coroneles retirados estadounidenses que, por desgracia, empiezan a contar la verdad sólo después de retirarse. Prácticamente todos dicen al unísono que EEUU jamás toleraría el emplazamiento de armas que llevara a la militarización de sus vecinos más próximo.
Puestos a recordar el año 2008 y la cumbre de Bucarest, quisiera recordar que el entonces Representante de EEUU ante la OTAN, Ivo Daalder, calificó posteriormente esa decisión de Bucarest como el mayor error de la historia de la alianza, ya sin ningún tipo de eufemismos.
Pregunta: ¿Cree usted que las sanciones occidentales contra Rusia que se acaban de aprobar, tendrán algún efecto? ¿Cómo ve usted tales medidas en relación con el inicio de la operación especial? ¿Sería posible una solución diplomática?
Respuesta: Siempre hemos abogado por una solución diplomática. Fue precisamente Rusia la que tuvo un papel decisivo para sentar las bases de una solución diplomática, me refiero a los Acuerdos de Minsk. Antes de que se firmaran los Acuerdos de Minsk, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk que proclamaron su independencia, no querían revocar esta decisión aprobada por su población. Fue precisamente Rusia la que tuvo un papel decisivo para convencerles de firmar los Acuerdos de Minsk que garantizaban la integridad territorial y la soberanía de Ucrania con la condición de que se otorgara un estatus especial a Donbás, con el derecho a usar el ruso y a tener sus propias fuerzas del orden y vínculos económicos especiales con Rusia. Eso era lo principal. Ese estatus debía ser consagrado en la Constitución de Ucrania, había que declarar una amnistía, levantar el bloqueo económico que ya había impuesto para aquel momento Piotr Poroshenko, y se tenían que celebrar elecciones en coordinación con estas repúblicas. Todo este fundamento fue destruido. Durante los siete años tras la firma de los Acuerdos de Minsk, hemos intentado, con constancia y reiteración, convencer a Kiev y a sus patrones occidentales –Berlín, París, Washington–, para que obligaran al régimen de Kiev a cumplir con esas cláusulas claves de las que dependía la recuperación de la integridad territorial de Ucrania a condición de reconocer los derechos culturales y lingüísticos básicos de la población de Donbás. Nadie movió un dedo para poner fin al sabotaje abierto que hicieron tanto Piotr Poroshenko como después Vladímir Zelenski. Nuestros llamamientos reiterados (incluidos los públicos en los que apelábamos a la conciencia de nuestros socios occidentales), muy desafortunadamente, fueron como “la voz de uno que clama en el desierto”.
No me puedo creer que los políticos y diplomáticos occidentales, que siempre han rechazado de plano cualquier intento de obligarle a Kiev a cumplir los Acuerdos de Minsk, esperaran que esta situación durara eternamente. Que toleráramos eternamente la opresión contra los rusos y la prohibición de la lengua rusa. Me dirijo a nuestros interlocutores occidentales: díganme, si en Irlanda se prohibiera el inglés, ¿cuál sería su reacción? No hemos escatimado esfuerzos para resolver el conflicto por la vía diplomática, y las operaciones militares buscan entre otras cosas el restablecimiento de un orden democrático exento de elementos de genocidio, neonazismo y militarismo. Ya se retomarán las negociaciones. El Presidente de Rusia, Vladímir Putin, dijo que, una vez que se libere a Ucrania del militarismo y el neonazismo, estamos a favor de ofrecer a todos los pueblos que viven en ese país la oportunidad de que decidan ellos mismos su futuro sin presión alguna desde el exterior.
Pregunta (traducida del inglés): China considera que se deben realizar negociaciones. Si llegaran a tener lugar, ¿con quién serían: con EEUU, la OTAN o Ucrania?
Respuesta: Hubo oportunidad de celebrar negociaciones hasta el último momento. El 14 de febrero informé al Presidente de Rusia, Vladímir Putin, de la reacción de nuestros colegas de la Alianza Atlántica, en primer término de EEUU, a las propuestas rusas de acordar unas garantías de seguridad justas. Las mismas proporcionarían estas garantías de forma honesta, en virtud de las decisiones aprobadas al más alto nivel en la OSCE. De forma honesta y no tramposa, tal como el Occidente colectivo trató de interpretarlas diciendo que todo país tiene derecho a elegir alianzas. El que este derecho está limitado por el compromiso de no fortalecer su seguridad a expensas de la de otros, era simplemente omitido. Decían que era la “interpretación” rusa. Rechazamos este tipo de tácticas tramposas respecto a documentos aprobados al más alto nivel.
De la misma manera, Occidente pretendía extraer de los Acuerdos de Minsk sólo aquello que le convenía al régimen de Kiev, es decir la transferencia de la frontera bajo el control de las autoridades ucranianas. Entonces, decían, todo iría bien. “Olvídense del estatus especial, las elecciones, la amnistía, etc”. Las negociaciones no han faltado. Pero el diálogo se sustituía con un sabotaje abierto. En paralelo, se le acusaba a Rusia de no cumplir los Acuerdos de Minsk. La desvergüenza es un rasgo conocido de algunos de nuestros colegas occidentales. En este caso concreto fue más allá de lo tolerable, puesto que coincidió con el deterioro constante de la situación de la población rusohablante en Ucrania. Ya he citado ejemplos de lo que hicieron con el ruso, la educación, la iglesia ortodoxa. Si los socios occidentales lo hubieran aplicado a sus tradiciones, se habrían dado cuenta de que es imposible tolerarlo.
Estamos listos para negociar en cualquier momento una vez que las fuerzas armadas de Ucrania atiendan la alocucion del Presidente de Rusia, Vladímir Putin, dejen de oponer resistencia y depongan las armas. Nadie va a atacarles. Nadie piensa oprimirles. Que regresen con sus familias. Hay que darle al pueblo ucraniano la oportunidad de decidir su destino.
Pregunta (traducida del inglés): Ahora mismo estoy en la capital de Ucrania. Últimamente, hay bombardeos contra los suburbios de la ciudad. ¿Busca Rusia “decapitar” al liderazgo ucraniano y sustituirlo con un gobierno prorruso?
Respuesta: Lo explicaré una vez más. Usted no quiere escucharme. Al responder a las anteriores preguntas de representantes de los medios occidentales, llamé la atención sobre lo que dijo el Presidente de Rusia, Vladímir Putin. Entiendo que ahora usted no está en condiciones de leer la declaración, que explica en detalle la posición rusa. No obstante, le invito a hacerlo. Puesto que se encuentra en Ucrania, recomiende a sus colegas ucranianos, en primer lugar a los representantes de las Fuerzas Armadas de Ucrania, que la lean.
Nadie va a atacar al pueblo ucraniano o tratar de forma denigrante para la dignidad a los militares de las fuerzas armadas de Ucrania. Se trata de impedir que los neonazis y los que promueven los métodos del genocidio, gobiernen ese país. Ahora el régimen en Kiev está controlado por dos mecanismos externos: Occidente (con EEUU a la cabeza) y los neonazis que promueven su “cultura” que está en auge en la Ucrania de hoy.
En cuanto a lo que usted siente estando en Kiev en estos momentos. Subrayaré una vez más: lea la declaración del Presidente Vladímir Putin. No se lanza ningún ataque contra la infraestructura civil. No se lanza ningún ataque contra los cuarteles del ejército ucraniano y otros lugares que no tienen que ver con las instalaciones militares ofensivas. Las estadísticas disponibles lo corroboran.
Como usted representa un medio libre, le voy a hacer una pregunta: ¿por qué en estos ocho años ninguno de los periodistas occidentales ha dado una cobertura permanente de lo que está pasando en las zonas al oeste de la línea de contacto controladas por el Gobierno ucraniano? Máxime cuando ahora usted está horrorizado por lo que está sucediendo en Kiev. ¿Alguien de la CNN ha viajado a Donbás? ¿Ha visto cómo se destruyen escuelas, cómo matan a mujeres con bebés en brazos? ¿Cómo se lanzan bombardeos indiscriminados contra una playa con niños? ¿Acaso ha estado alguien allí?
Creo que debe hacer sus preguntas partiendo de los hechos. Y estos hechos los recoge el discurso del Presidente de Rusia, Vladímir Putin.